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La juventud desplazada por la violencia en Colombia (página 2)



Partes: 1, 2

  1. Redimensionar la
    economía campesina: Una alternativa
    para el retorno.

 Si en esos años cincuenta, el
desplazamiento produjo un redimensionamiento del tema urbano
en  Colombia, al
comenzar el siglo XXI el único camino para resolver los
desafíos del desplazamiento y el retorno es redimensionar
la economía campesina e imprimirle un nuevo significado a
la ecuación rural-urbano, urbano-rural, incorporando la
variable juventud 
en las acciones e
interpretaciones. 

Son muchas las razones para justificar esta estrategia

  1. Las ciudades están saturadas
    demográficamente y son incapaces de responder a los
    problemas de
    servicios,
    empleo,
    vivienda, saneamiento básico, espacio público,
    entre otros, si por causa de un desplazamiento masivo y forzado
    crece el número de sus habitantes hasta cifras
    incontrolables;
  2. El desarrollo
    de las comunicaciones y de la infraestructura vial
    está borrando las fronteras entre las aldeas y las
    ciudades y entre estas y las veredas. Es característico
    el fenómeno de la ocupación de los estratos 4, 5
    y 6, de espacios rurales y semirurales para proyectos de
    vivienda, muchos de estos masivos, en las principales ciudades
    del mundo;
  3. Los costos del
    habitar rural y semirural, son notablemente más bajos
    que esos mismos costos en los conglomerados urbanos;
    y
  4. Porque vivir en el campo o en la periferia aldeana
    favorece la vida sana, la ecología, el
    ambiente
    limpio y la reconciliación con la naturaleza.

 Además de los elementos mencionados,
replantearse prioridades para la economía y la vida
campesina es una condición para resolver las demandas de
seguridad
alimentaria generadas por la cadena de hambre, la
subalimentación y la desnutrición que está azotando
principalmente las grandes ciudades de la franja
tropical. 

La producción de alimentos, a
través de estrategias
masivas que incorporen componentes tecnológicos adecuados
es una necesidad urgente e inaplazable. Colombia tiene en las
experiencias del plan de alimentación nacional
(P.A.N) y del Programa de
Desarrollo Rural Integrado (DRI), un punto de partida altamente
calificado y de amplia cobertura. 

  1. Saltos
    cualitativos que producen saltos
    cuantitativos.

 Un ambicioso programa de producción
alimentaria referenciado en 3 millones de productores campesinos
para 11 millones de habitantes de estratos uno a tres que pueden
significar un mercado de 50
millones de dólares diarios, es una estrategia posible y
deseable.   En esa dirección se mueve el liderazgo de
la Red de Solidaridad
Social y seguramente el interés de
la comunidad
cooperante internacional.  Esta estrategia masiva de
producción de alimentos, constituye un gran nicho para
hacer sustentables las políticas
de retorno y atención a desplazados, especialmente de
familias jóvenes. 

Pero es fundamental asegurar el carácter masivo y de amplia cobertura de la
estrategia propuesta.  No sirven estrategias remediales o
proyectos minimalistas. Debe ser, tiene que ser un proyecto, que
incentive grandes saltos de cantidad para producir grandes saltos
de calidades en la comprensión y atención de
problemas masivos, como son  el desplazamiento, el retorno,
la calamidad alimentaria de más del 40% de la población urbana y 
¡quién lo creyera!…. para el fortalecimiento de
alternativas hacia salidas no exclusivamente militares al
conflicto
colombiano. 

La visión de amplia cobertura en la
producción de alimentos, puede conducir
además  al replanteamiento del manejo de los
instrumentos macroeconómicos y del comercio
exterior, para ubicar a Colombia en la ruta de las
prioridades de Brasil y
Argentina, cuyos gobiernos están señalando al
hambre como la primera calamidad de América
latina.  Esto es pensar en grande la solución del
problema del desplazamiento, superando el estereotipo que ha
llevado a los sociólogos y urbanistas a suponer que el
destino inexorable de los jóvenes campesinos es
convertirse en habitantes pobres y miserables de las periferias
de las grandes ciudades.

Esta afirmación revela una postura
esquemática e instrumental, sobre el desarrollo y la
modernización de los países.  Es una herencia del
totalitarismo estalinista, que produjo gigantescos
desplazamientos forzados del campo a la ciudad con el genocidio
de más de siete millones de campesinos rusos. Es una
herencia de la visión colonial que "inventó" el
tercer mundo, como dice en su notable libro: "La
invención del tercer mundo", el profesor
Arturo Escobar3, uno de los más incisivos críticos
de las estrategias de desarrollo, lideradas por las autoridades
monetarias internacionales. 

  1. La disyuntiva
    de la juventud desplazada no puede ser morir como un campesino
    o morir como un marginado: siempre excluido!

 Mirar de nuevo al campo para que los desplazados
retornen con garantías de seguridad, voluntariedad y
dignidad, a
través de apoyos sostenibles, es juntamente con la
solución política negociada al
viejo conflicto de violencia en
Colombia, el mejor camino, quizá el único para
empezar a resolver nuestro gran desastre
humanitario. 

Un dogma basado en la simple constatación
estadística, afirma que las ciudades son un
polo de atracción irresistible para los jóvenes
campesinos y que  las veredas son espacios terminales de
sobrevivencia de campesinos ancianos, enfermos, débiles y
no competitivos. 

Se considera que la oferta de
servicios de la ciudad, es suficiente para que los jóvenes
rurales acepten las vicisitudes del desplazamiento. Se considera
también que esa misma oferta por ser tan precaria en las
zonas rurales, además de caracterizar el atraso y la
postergación, genera penosas condiciones de vida
caracterizadas por el predominio de necesidades básicas
insatisfechas.  Quien conoce las durísimas
condiciones propias de las zonas marginales urbanas, no
suscribiría tajantemente la anterior
afirmación. 

Posiblemente si los jóvenes tuvieran más
oportunidades en el campo que en la ciudad no migrarían
permanentemente.  Pero es un error considerar esas
oportunidades como si no fueran las propias de los modelos de
modernización.

Seguramente un buen sistema de T.V.
cable, de cibernavegación, en general  de
tecnologías de punta de la
comunicación, así como otros servicios variados
de recreación, salud, transporte,
espacios para educación y deporte, centros de consulta,
hipermercados, etc., conviertan las comunidades rurales en aldeas
receptoras, especialmente de jóvenes.  Es lo que
está ocurriendo en muchos países de los llamados
primer y segundo mundo.  En los Estados Unidos,
por ejemplo, la actividad ecológica de centenares de miles
de jóvenes que están realizando un viaje a
pié de reconocimiento por la gran diversidad de ese
país, es un fenómeno de los últimos
años que servirá de ejemplo para el resto del
mundo.  

Lo importante es interesar a los jóvenes para que
participen de un nuevo mito, que
significa un nuevo pacto con la naturaleza, de protección,
respeto e
integración

El corrosivo nihilismo
contemporáneo afecta más profundamente a los
jóvenes campesinos, que ven avanzar el progreso mundial a
través del agujero de la comunicación planetaria desde una rutina
sin esperanza. Esa discolía entre la realidad y la
virtualidad convierte a muchos de esos jóvenes campesinos,
en oficiantes de la guerra y el
resentimiento. 

4.  La ideología del bien
perdido. 

La cooperación internacional frente al
desplazamiento y el retorno se caracteriza por un excesivo
enfoque  de derechos; por una
visión indemnizatoria y de reparación constante que
remedie, así sea parcialmente, los graves daños
producidos en familias, individuos, poblaciones por cuenta de los
actores del conflicto.  Se considera al desplazado, con
justa razón, víctima de una inaceptable
vulneración que además del desarraigo de la
expulsión, padece despojo y oprobio. 

Sin embargo, el excesivo predominio de esta metodología indemnizatoria, fundamentada en
la filosofía del bien perdido que tiene raíces
religiosas en el éxodo y la expulsión del
paraíso, puede conducir las políticas
públicas sobre desplazamiento y los apoyos humanitarios, a
un nudo gordiano que genera dependencia y pasividad, y a la
ineficiencia de la atención oportuna de los problemas, por
la imposibilidad de equilibrar las presiones indemnizatorias con
la masa de recursos
disponibles. Este desequilibrio afecta principalmente a los
jóvenes en la medida en que los éxodos y
desplazamientos les han correspondido de manera predominante, por
que como se sabe, las grandes marchas para huir o colonizar, las
han hecho las familias tempranas. 

Corresponde a los líderes nacionales, regionales
y locales conjuntamente con las organizaciones de
desplazados, sus voceros y sus líderes así como los
responsables de la cooperación internacional, realizar un
diálogo
signado por el principio de la solidaridad y del respeto, que
lleve a un escenario compartido donde sea posible equilibrar el
principio de realidad o realismo
pragmático, con la ideología del bien perdido. La
indemnización y la reparación debe hacerse con las
energías e iniciativas de todos y no solamente con las de
una institucionalidad desbordada por el tamaño del
problema. Esas energías e iniciativas  son las de la
sociedad
civil, las autoridades nacionales regionales y locales, la
academia, las iglesias, los grupos de
recreación, cultura,
deporte, defensa del patrimonio
histórico, empresarios y sindicatos,
medios de
comunicación, corporaciones, ongs, estructuras
solidarias; son también las energías del cuerpo
diplomático y comunidad cooperante, de los países y
organismos multinacionales con el elevado fin de participar
hombro a hombro con los desplazados en programas de
retorno que tengan garantizada la sostenibilidad y obedezcan a
políticas generales sobre el  país, antes que
a desarticulados esfuerzos sectoriales. Hablamos de 
proyectos con una participación prioritaria de
jóvenes, pero con una definida
integralidad. 

5.  El libro blanco del viaje a pie por el
retorno en Colombia. 

A través de la Red de Solidaridad, el PNUD
está apoyando un novedoso proyecto de retornos masivos
fundamentado en la filosofía de estímulo a la
creación y creatividad de
los campesinos desplazados mediante la solidaridad del resto de
la sociedad, que
respeta el enfoque de derechos e indemnizaciones, propios de la
ideología del bien perdido, pero que no se basa
exclusivamente en ellos, si no que aprovecha los oficios y los
territorios antes que la vulneración y la vulnerabilidad
de los desplazados. 

El proyecto considera el desplazamiento masivo como un
problema; pero lo considera también y fundamentalmente,
como parte de una solución, que como en el caso de la
producción masiva de alimentos redundará en
beneficio para la mayoría de los
colombianos. 

Mirar a los desplazados como parte de una
solución, exige ampliar los horizontes de la seguridad
democrática hacia las fronteras de la seguridad humana que
incluye no sólo aspectos de autoridad
frente a los temas de la inseguridad,
sino también aspectos de legitimidad que son resultado de
la gestión
democrática para resolver los problemas sociales y no
exclusivamente los problemas militares de una comunidad. 
Las soluciones
militares y militaristas, con su alto contenido de normas y
órdenes, atraen especialmente los segmentos juveniles de
una comunidad; los capacitan para ser victimarios; pero
también  automáticamente, para convertirse en
víctimas. 

Sembrar semillas de paz, tolerancia y
serenidad en la juventud desplazada parece un contrasentido,
frente a su profundo nivel de vulneración, que genera
rabia, grito y todo un abanico de sociopatias. Sin embargo la paz
es la luz al final del
túnel del desplazamiento. La tranquila fuerza serena
característica de los campesinos jóvenes es la
principal potencialidad y un inexplotado recurso para el gran
programa de producción masiva de alimentos contra el
hambre. 

Lo específicamente juvenil del desplazamiento
hacia las ciudades, se convierte paradójicamente en lo
específicamente juvenil del retorno al campo. Retornar
adquiere la dimensión de una gran reivindicación de
juventudes.   Refundar, que es una acción
por antonomasia de jóvenes, se convierte en una
aspiración que necesita de su liderazgo. Volver a la finca
con el apoyo de toda la sociedad, es una solución para el
núcleo de esas familias jóvenes desplazadas. Pero
es fundamental recuperar los hilos de la identidad, la
viabilidad y la sostenibilidad, para que no se repita el verso de
la hermosa canción sureña de los Chalchaleros,
llamada "A qué volver", cuando dice: "?Si me han borrado
hasta el recuerdo; entonces: ¿a qué
volver?…". 

Asumir a los desplazados como parte de una
solución significa también ampliar el horizonte de
las redes de
informantes, casi siempre limítrofes con la cultura de la
saperia, hacia el horizonte de las alertas tempranas
comunitarias, basadas en los principios de la
solidaridad, la protección y la
prevención. 

Este es el espíritu de partida del proyecto
llamado "El libro blanco del viaje a pié por el retorno en
Colombia". 

Se parte de que los retornos no serán realizados
exclusivamente por los desplazados y las autoridades
acompañantes de carácter nacional e internacional.
Serán retornos masivos con acompañamientos
simultáneos, permanentes y sucesivos de redes de fuerzas
vivas que hallan interactuado e interlocutado previamente con los
desplazados para convertir la estrategia de producción
masiva de alimentos, en un plan que involucre  no solamente
campesinos y autoridades veredales locales y de pequeños
municipios, sino también a redes humanas de las grandes
ciudades, procedentes de las comunas y los barrios; de los
circuitos
laborales , recreativos, académicos, deportivos, de
las  ONG?s  y
de los demás estamentos de la sociedad. 

Es decir, el retorno para ejecutar planes alimentarios
masivos no será solo una estrategia del campo a la cuidad,
sino también de la ciudad al campo, en una relación
de doble vía. Dicha relación impone la
incorporación de la hoja de ruta  física y temporal de
los territorios que existen entre la comuna o la localidad, el
centro de actividad de la gran ciudad y la vereda del retorno.
Impone incorporar al proyecto tanto la ruta de desplazamiento,
como la ruta del retorno produciendo gestión participativa
en las comunidades, escuelas, centros de acopio, tiendas, fondas,
paradores, viveros, fincas, oficinas públicas,
restaurantes, balnearios, sitios turísticos, lugares
ecológicos, y todos aquellos lugares y sitios de encuentro
que se hallan a orillas de autopistas, carreteras y
caminos. 

Esa incorporación participativa busca construir
enfoques territoriales, nuevas perspectivas de producción
y la comunicación, alertas tempranas y la viabilidad para
el transporte, almacenamiento,
empaque y
distribución de los productos del
retorno especialmente en el gran proyecto de seguridad
alimentaria. 

  1. ¿Hay alguien
    que nos escuche?

En este sentido es bueno recordar un reciente libro del
Banco Mundial
llamado: "Hay alguien que nos escuche", el cual recoge las
experiencias de lucha contra la pobreza
auspiciadas por el Banco en todo el mundo, destaca las abismales
diferencias que  muestra la
evaluación de un mismo proyecto, cuando la
hacen los técnicos y las autoridades,  y ésa
misma evaluación hecha por las comunidades 
aparentemente beneficiarias.

De la misma manera señala, como la hoja de ruta
para llegar al beneficiario de una sola actividad de un gran
proyecto, que para las burocracias nacional e internacional, son
un simple trámite, se convierte para los posibles
beneficiarios, en una carrera de obstáculos.
También señala cómo la llamada
focalización con discriminación positiva ha  perdido
significado y debilitado el acceso.  Esta incongruencia
entre la visión del  técnico y la
visión comunitaria, y entre los que deciden, y quienes son
decididos por ellos, se explica en buena medida por el predominio
de la  ideología instrumental o de gerencia. Por
la tendencia dominante de convertir los problemas de
política en simples problemas de administración

La obstinación en traducir los grandes temas del
desarrollo a un exclusivo lenguaje
instrumental, para posteriormente transferirlo a  las
comunidades mediante extenuantes jornadas de capacitación, no ha producido ningún
resultado. Frente a los jóvenes esa metodología
instrumentalista produce un gran escepticismo y una creciente
perdida de interés hacia los proyectos comunitarios,
aún de aquellos focalizados por edad. 

Para prevenir esta tendencia de la gestión de las
políticas sociales y conseguir resultados cualitativa y
cuantitativamente mas transformadores,
el proyecto llamado "Libro blanco del viaje a pié para el
retorno", convoca  y pondrá en práctica una
intensa diversificación de lenguajes que da lugar a una
estrategia comunicativa de carácter
polifónico. 

Se trata de abordar un mismo problema o un grupo de
problemas de los desplazados y del retorno, desde
múltiples lenguajes a través de múltiples
experiencias. Por ejemplo, la narración de rituales y
ceremonias de comunidades desplazadas, referidas a una misma
actividad a través de la danza, el
canto, la pintura, lo
gestual, el teatro, el
video, la
tecnomúsica, el cine, la
poesía,
la narración oral, el cuento,
la novela, la
noticia radial, televisiva o periodística, la biografía, la
página web, el
documental, la oración religiosa o el analizas
científico, político o jurídico;
también con los lenguajes de los discapacitados, de los
individuos y de las organizaciones colectivas. 

Esta estrategia comunicacional múltiple, asegura
la participación y previene el autoritarismo. Esto lo
podemos ver en una reciente película hindú llamada
Samsara, la cual recrea bellamente los aspectos religiosos, el
canto y las danzas y las relaciones de género, en
prácticas de cosechas de trigo por parte de una comunidad
arcaica y autarquica. 

El proyecto considera que hacer visibles las invisibles
cien voces y cien interpretaciones relacionadas con el
desplazamiento y el retorno, ayuda a la seguridad y es una forma
eficaz de disuadir el conflicto. Uno de los resultados  de
esa estrategia de comunicación para el retorno,
será abrirle camino a la transversalidad entre individuos
o grupos de estratos uno a seis, desde escenarios comunes y
compartidos de lúdica, cooperación, intercambio de
saberes, afectos, historias y experiencias y principalmente
creación de climas de confianza. Naturalmente la capacidad
de interacción propia de los jóvenes,
puede señalar la vía más apropiada y el
más eficiente empleo de los recursos
disponibles. 

El proyecto también convocará a la
juventud y a los líderes cívicos, políticos,
empresariales y sociales para reconocer a través de un
viaje, técnicamente organizado, las principales rutas del
desplazamiento y el retorno con la finalidad de reconocer
además, las mutaciones económicas, culturales, de
hábitos, de capacidad de crear, de vivir y ser solidario
que se producen en esas rutas. El maestro Gustavo Álvarez
Gardeazabal, en un notable relato llamado "Las mujeres de
la muerte"5,
narra estas experiencias alucinantes desde la mirada
femenina. 

En el proyecto intervienen también, además
del sistema de compensación familiar, una
corporación llamada Paralelo 4, que trabaja inicialmente
en el Valle del Cauca y cuyo propósito es analizar los
grandes temas de la sociedad colombiana, desde la perspectiva
científica y hacer propuestas sobre ellos, más
allá de la mirada de los políticos.  La
población por excelencia para paralelo 4 es la de
desplazados y retornantes.  Las etnias, los microclimas, los
sistemas y
subsistemas ecológicos, las alternativas productivas
limpias, el diseño
textil y artesanal en comunidades indígenas y
afrocolombianas, las medicinas alternativas y una lectura
independiente de los cultivos no legalizados, así como las
prácticas sociales universitarias de estudiantes y
profesores, constituyen el inventario de
paralelo 4 comprometido con una refundación de oficios y
territorios desde la ciencia y
la academia, que den lugar a la creación de teoría
científica, desde nuestra realidad y a la
evaluación de esa teoría desde los centros
más exigentes a nivel mundial. 

A través del "Libro blanco del viaje a pié
por el retorno", los importantes avances de paralelo 4
enriquecidos con los aportes del Centro Internacional de Agricultura
Tropical CIAT y otros instrumentos de cooperación
técnica internacional, contribuirá decididamente en
la estrategia de producción masiva de alimentos para la
seguridad alimentaria, que atenderá las orientaciones del
gobierno
nacional. 

Como se observa, el proyecto del "Libro blanco del viaje
a  pié para el retorno", auspiciado por el PNUD y
dirigido por la Red de Solidaridad Social, es sustancialmente una
gran estrategia de comunicación, cuyos lenguajes
predominantes son producidos por las comunidades desplazadas
actuando en red, con el conjunto de actores solidarios de la
sociedad urbana y rural. 

Al final del proyecto, se estructurarán
metodologías relacionadas con experiencias del retorno
experimentadas como laboratorio.  Considero innecesario resaltar
el papel de los medios de
comunicación en este ambicioso
proyecto. 

La capacidad de esos medios para hacer visible lo
invisible, se traduce en una suma de posibilidades que
tendrán las comunidades de hacer conocer y poner en
práctica, su capacidad de creación y creatividad,
para liderar ellos mismos la solución de sus grandes
problemas con un acompañamiento respetuoso y eficiente del
resto de la sociedad  a través de su recursos y de
las iniciativas de la cooperación internacional.  Esa
cooperación, lo estamos reconociendo con franqueza,
necesita oxigenarse y renovarse a través de la savia
comunitaria.  

Nos sentimos oxidados por la ideología
instrumental. 

Quisiéramos volver a las raíces de la
ideología participativa que, como lo enseña el
mencionado libro del Banco Mundial,
es primeramente un ejercicio de escucha, respetuoso y
permanente,  antes que un ejercicio de la palabra, que
resuena de arriba hacia abajo, acompañada a veces de un
impúdico autoritarismo. 

El desplazamiento forzado es una calamidad y una
vergüenza de la civilización.  Siempre hubo
desplazados, pero nunca como ahora esta enfermedad de la guerra,
había socavado el derecho de la juventud para ser feliz,
alcanzar el bienestar y compartir con el resto de la
sociedad.   La juventud desplazada tiene propuestas y
tiene decisión para experimentarlas. ¿No es hora de
alguien quiera
escucharlos?.      

Muchas gracias. 

Por:

Alfredo Manrique Reyes 

Bogotá, julio de 2003

Partes: 1, 2
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