Los trabajos sobre la radiación
de un cuerpo negro habían llegado a un punto muerto para
fines del siglo XIX.
Rayleigh, para las radiaciones de baja frecuencia y
Wien, para las del extremo opuesto, habían encontrado
soluciones
parciales, pero no se lograba resolver el problema en su
conjunto.
Planck , aprovechando la experiencia adquirida junto a
Kirchoff, se lanza a la búsqueda de una nueva interpretación y en 1900, presenta su
trabajo en la
Academia de Ciencias de
Berlín, y muestra que su
expresión matemática
permite interpolar las soluciones existentes, para encontrar
aplicación en todo el rango de frecuencias de la
radiación del cuerpo negro.
En realidad su desarrollo no
era más que un puente que reconciliaba los trabajos de
Rayleigh y Wein. Un recurso empírico, sin teoría
que lo sustentara.
Buscando darle a su solución un significado
físico real, supuso que la radiación de las paredes
del cuerpo negro estaba compuesta de minúsculos
osciladores armónicos, que abarcaban todas las frecuencias
presentes.
Su gran aporte fue imaginar que dichos osciladores
radiaban en porciones o "Cuantos", a diferencia de lo supuesto
hasta el momento, una radiación continua.
Según esta interpretación, lo continuo era
en realidad la sumatoria de las radiaciones
individuales.
Planck consideró a su trabajo solo un artificio
matemático, sin realidad física.
Esto explica que 5 años más tarde, al
presentar Einstein su trabajo sobre el Efecto
Fotoeléctrico, basado en la idea de la partición de
la radiación, que lo llevaba a teorizar el Fotón,
se opusiera a esta interpretación.
En 1910 escribió: "Si el concepto de
Fotón se aceptara, la teoría de la Luz
regresaría por siglos a la época donde los
seguidores de Newton y
Huygens disputaban entre partículas y ondas. Los
trabajos de Maxwell estarían amenazados."
Con Planck se repetiría el caso Copérnico.
Ambos solo intentaban encontrar soluciones prácticas,
dentro de las teorías
predominantes, sin ninguna intención de revolucionar la
astronomía o la física.
Independientemente de su voluntad, ambos cambiaron la
historia.
Planck era partidario de la interpretación
macrofísica y hostil al atomismo.
De ninguna manera, sobre todo en el momento que
había obtenido reconocimiento y prestigio
académico, arriesgaría su posición
aliándose con enfoques no ortodoxos, como los de
Einstein.
Sin embargo, su oposición a la
interpretación del Fenómeno Fotoeléctrico y
la teoría del Fotón, irónicamente puede
resultar válida, a la luz de los nuevos descubrimientos
acerca del Electrón, que ha dejado de ser interpretado
como una partícula adimensional para resultar un anillo de
diámetro 600 veces al del Protón, con una
relación R/r de 500, que gira a la velocidad de
la luz, generando su masa y su inercia, su Espín o centro
de giro; portador de Inductancia y Capacidad y por lo tanto
resonante.
En esta circunstancia, se cae la teorización de
Einstein acerca del Fotón, toda vez que es el
Electrón Anular el encargado de absorber la
radiación en forma cuántica, independientemente si
esta llega en forma continua o discreta. (ver bibliografía) y radiarla en
la misma forma discreta, pero que no permanece como tal, por su
tendencia básica a integrarse en ondas de energía
radiada , con frecuencias determinadas por la temperatura de
excitación.
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