Cuando en el año 1905, Einstein presenta su
trabajo
"Concerniente a un punto de vista heurístico acerca de la
Emisión y Transformación de la Luz", basado en
los experimentos de
Von Lenard, muy lejos estaba de suponer la influencia que el
mismo llegaría a tener sobre los desarrollos
físicos del Siglo XX.
Su teorización de la luz como partícula,
el Fotón, llegaría ser parte medular de la física
Cuántica, sin dejar de admitirse al mismo tiempo su
comportamiento
como onda.
En su trabajo, que hoy conocemos simplemente como
"Efecto Fotoeléctrico", Einstein no se proponía
estudiar las causas del fenómeno, por el cual, los
electrones de ciertos metales, ante la
incidencia de una radiación
luminosa, podían abandonar el metal, animados de
energía cinética.
Solamente intentaba justificar el comportamiento
electrónico, que obedecía a la intensidad de la
radiación incidente, al determinar la cantidad de
electrones que abandonaban el metal, y a la frecuencia de la
misma, en cuanto a la energía que animaba a dichas
partículas.
Era conocido, por los experimentos mencionados, que solo
se obtenía emisión a partir de cierta frecuencia de
la radiación incidente. Por debajo de ella, la
energía absorbida se disipaba como calor en el
metal.
Einstein determina la linealidad de la relación
Frecuencia/Energía y llega a la conclusión conocida
que, para obtener esos resultados, debía admitirse que la
radiación incidente se comportaba como paquete
energético, no como onda distribuida uniformemente en el
espacio y el tiempo.
Era una conclusión que se apoyaba en el reciente
(1900) trabajo de Planck, al que nadie, para esas épocas,
daba mucha importancia.
En cierta manera repite el enfoque del mismo ante el
problema de la radiación del cuerpo negro. Ambos buscaban
encontrar fórmulas que hicieran coincidir el experimento
con la teoría.
En estos casos, se dejaba la explicación de la raíz
física, tanto del Cuanto como del Fotón, para otra
oportunidad.
Irónicamente, pasado un siglo, ambas cuestiones
siguen sin esclarecimiento.
Einstein une ambas investigaciones,
las de Lenard y las de Planck y saca de la galera su famoso
Fotón.
Discutido en un principio, incluso por Planck mismo,
como toda teoría novedosa, pronto tomaría fuerza en el
medio científico y serviría como disculpa para
otorgarle el premio Nobel en 1921, postergado y negado por sus
otros trabajos, dado el alto nivel de rechazo a sus teorías
relativistas. Situación que empieza nuevamente a
reiterarse.
La formulación de "Cuanto" de luz obedecía
a la necesidad de explicar la reacción de los electrones
en los metales, ante la incidencia de una radiación
luminosa.
Recordemos que el electrón es considerado,
todavía hoy, una partícula esférica,
puntual, de masa y carga reconocida, entre otras
particularidades, llamadas "intrínsecas", eufemismo que
oculta que no pueden ser explicadas por las teorías
dominantes.
Dada su forma y sobre todo su tamaño, resultaba y
resulta, imposible explicar como una onda puede transferir su
energía a una partícula como la
mencionada.
Entre otras dificultades teóricas estaba la
relacionada con el tiempo de reacción estimado, muy largo,
que no se ajustaba a la realidad. Los electrones empiezan a
emitirse con una demora casi instantánea, del orden de
10-10 seg.
La única opción disponible consideraba que
el electrón era "golpeado" por la radiación en
forma de cuanto, un símil de partícula,
prescindiendo que la misma, anómalamente, no tenía
masa.
El Fotón, como luego se denominó a esta
rareza, se instaló definitivamente en nuestra
física, dejando de lado toda controversia motivada por su
teorización y adquiriendo posteriormente una ubicuidad
sorprendente, pues ha servido para acudir en auxilio de todas las
teorías necesitadas de un aporte
extraordinario.
De esta forma, el Efecto Fotoeléctrico ha
permanecido un siglo sin ser enfocado desde un nuevo
ángulo, ocultando por lo tanto sus debilidades
teóricas.
El conocimiento,
todavía no admitido oficialmente, del tamaño y
forma reales del electrón, obliga a retomar el trabajo de
Einstein e intentar su actualización.
Debemos empezar por definir la nueva teoría del
electrón, que lo muestra como un
anillo energético, dotado de giro con la velocidad de
la luz, y una relación de radios : R/r = 500,
aproximadamente.
Este anillo, al girar, estando dotado de carga, genera
el campo
eléctrico y magnético reconocidos al
electrón; su centro de giro: el Espín; su masa
inercial, etc.
A diferencia del electrón que se obtiene de las
fórmulas de Dirac, inmaterial y por lo tanto no
físico, el electrón anular puede explicar por
sí todas las características hasta hoy definidas
como "intrínsecas", inherentes, sin
explicación.
El cuadro a continuación nos resume sus
principales propiedades
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