Opinión, reacción y consecuencias sociales inmediatas de la abolición de la esclavitud en Chile (página 2)
Sobre el trabajo
y la abolición de la esclavitud:Carmen Bernand ("Amos y esclavos en la ciudad",
Negros esclavos y libres en las ciudades
hispanoamericanas, 2001) se refiere al sistema de
trabajo en
la capital
del nuevo Virreinato del Río de la Plata (instaurado
en 1778), donde el mayor problema era la mano de obra
campesina a fines del siglo XVIII, "no sólo porque no
había una población estable, pacificada y
numerosa de indios, sino porque el desarrollo
notable de la ganadería –a la cual se dedicaban
muchos esclavos negros y castas de color–
había ido en detrimento de las cosechas" (p.101). Por
esta razón se obligó en reiteradas ocasiones a
todos los negros, mulatos e indios libres que anduvieran
vagando en la ciudad a alquilarse para la siega de trigo.
Sabemos, por trabajos realizados para Chile, por ejemplo el
de Alejandra Araya (Ociosos, vagabundos y Malentretenidos
en Chile colonial, Dirección de Bibliotecas, Archivos y
Museos, Chile, 1999), que en nuestro país la
situación del vagabundaje era problema similar. De
esta situación se desprende que ya para fines del
siglo XVIII encontramos en los campos y ciudades americanas
una gran cantidad de gente, perteneciente a la plebe, que no
tiene situación estable. No pertenecen a ningún
grupo
étnico o económico definido, por lo que es
imperativo al gobierno
utilizarlos del modo más conveniente,
obligándolos a trabajar, casi como en una
situación cercana a la esclavitud. Por ejemplo
"Montevideo, de fundación reciente, se
benefició de esa mano de obra forzada. Desde 1745,
todos los ‘vagamundos y holgazanes’ que no
salieran de Buenos Aires
fueron desterrados al presidio y plaza de esa ciudad de la
otra banda del río a ‘ración y sin sueldo
por tiempo de
6 años’, así como los negros libres,
mulatos e indios que se negaran a conchabarse para las
cosechas" (p. 101).Bernand también nos habla del estatus que
significaba tener un esclavo. "Los esclavos fueron el lujo en
las ciudades hispanoamericanas, una ostentación de
prestigio y de riqueza para el amo. Para las capas medias
también fue una necesidad" (p. 107), puesto que para
estos últimos el esclavo significaba muchas veces el
sustento, pues era quien salía a ganarse el jornal. Si
embargo, estas pautas señoriales de poseer una gran
cantidad de esclavos domésticos para demostrar
riqueza, según Bernand, se mantienen hasta la independencia. ¿Qué sucede
entonces? La situación no era igual en toda América. La autora nos dice como
variaba la esclavitud de un lugar a otro. Por ejemplo, en
México, la esclavitud negra estaba casi
extinta, en Perú producto
de la tensión étnica con los indígenas y
la cercanía de plantaciones a Lima, hacía que
la esclavitud se mantuviera; en el Río de la Plata,
por otras razones, en especial por ser zona de frontera,
la situación del esclavo persistía. Sabemos que
en Chile, la esclavitud rural se vio disminuida luego de la
expulsión de los jesuitas,
sin embargo seguía existiendo una esclavitud urbana.
Como dice Bernand, es importante mostrar "cómo una
misma institución arraigada en Hispanoamérica
durante casi tres siglos evoluciona en función de los imperativos
económicos y de los acontecimientos políticos
excepcionales" (p. 110), y finalmente es abolida dentro del
marco de las independencias de las colonias, sin embargo en
momentos diferentes.Guillermo Feliú Cruz (La Abolición
de la Esclavitud en Chile, 1942) se refiere a las
iniciativas del partido Radical, en relación a la
esclavitud y su abolición, los cuales en el año
1811, en la sesión del Congreso del día 11 de
octubre, Manuel de Salas como secretario presenta el acuerdo
tomado en donde se prohíbe la introducción de nuevos esclavos al
país además de decretar que los hijos de
esclavos que nazcan desde ese día en adelante son
libres (p. 52). El autor hace notar que esta primera reforma
legal en relación a la esclavitud viene del partido
que en sus postulados de reformas no consideraba sólo
el aspecto económico de una emancipación de la
metrópoli, sino que también proponían
ideales revolucionarios y libertarios, y reformas legales
profundas en el país. Para 1823, el espíritu
reformista del partido radical subsistía en el Senado,
el cual se enfrentó en una dura contienda con el
poder
ejecutivo, liderado por Ramón Freire, con Mariano Egaña
como ministro de Gobierno, quienes eran más
partidarios de mantener los ideales coloniales y realizar
algunas reformas más moderadas. "Ya las dos
autoridades habíanse encontrado, como lo hemos
recordado. (…)Ahora, con el proyecto de
ley sobre
abolición absoluta de la esclavitud, iba a producirse
un conflicto
más serio" (p. 112-113). El Senado finalmente
envió su proyecto, redactado por José Miguel
Infante, aprobado por unanimidad, con fecha 25 de Junio de
1823, en donde se le otorga a la libertad a
todos los esclavos nacidos antes o después de 1811, y
también los que pisen suelo
chileno. A este decreto, se le sucede una disputa, que sin
embargo termina en la promulgación de la ley por parte
de Egaña, sin embargo, sufrirá algunas
modificaciones, en relación, por ejemplo, a los
esclavos extranjeros, que, o vengan con sus amos o bien se
hallan fugado, los cuales no obtendrán libertad. A
pesar de dar una detallada muestra de
las discusiones en el gobierno en torno a la
promulgación de la ley, Feliú Cruz no nos habla
sobre la real situación de los esclavos luego de la
promulgación de la ley de 1823, ni tampoco si los
dueños fueron de alguna manera indemnizados. Lo
más importante de recalcar, es que a partir de esta
ley, según dice el "Derecho
Público de Chile" (1828), artículo 12,
inciso 1º, todos los nacidos en Chile, son iguales ante
la ley, ya que en Chile no hay clase
privilegiada (p. 168).John Rodríguez Astí ("El discurso
abolicionista en la prensa
peruana, 1800-1850, 2003) nos expone que en el caso peruano,
"la abolición de la esclavitud fue un proceso
cuya aplicación halló mucha resistencia en un mundo colonial en el que la
mano de obra esclava era fundamental para la producción en las haciendas de la
costa, y debido a ello tardaría más de un siglo
en lograr su objetivo
final." (p. 147). Según el autor, las discusiones en
torno a la abolición y al otorgamiento de ciudadanía también a las castas,
se venía dando desde fines del siglo XVIII, sin
embargo era detenida por la mayoría moderada y
conservadora que gobernaba en esos tiempos, los cuales
mantenía un prejuicio
y temor a las castas. A pesar de que se declaró
libertad de los esclavos nacidos en la época de la
primera independencia, con San Martín, y además
a los que se enrolaran en el ejército, por causa de
los interese de los hacendados, difícilmente esto se
llevó a cabo. Rodríguez Astí nos dice
que "esto se debió principalmente a que no era
factible despojar a los hacendados, quienes habían
apoyado económicamente la causa libertaria, de su
fuerza
laboral, y si
se deseaba potenciar la agricultura costeña había que
preservar la mano de obra" (p. 153). Unido a esto,
existía en las clases altas un discurso racista, que
hacía que se mantuvieran los programas
conservadores.El autor, finalmente nos relata como se dio la
abolición de la esclavitud definitiva en Perú,
el año 1854. Nos dice que "más que por causas
ideológicas o humanitarias, la tan esperada
abolición se daría finalmente en una coyuntura
de guerra
civil que enfrentaba a dos bandos que se disputaban el
poder
político y que vieron en la manumisión y en la
libertad definitiva un recurso para sus objetivos
políticos" (p. 160). Luego de haber ganado los
liberales, se declara la abolición de la esclavitud.
Posterior a esta, se dio una encendida discusión entre
propietarios y el nuevo gobierno. "Ello se debió
principalmente al temor de los propietarios de perder la
inversión que había representado
cada uno de sus esclavos" (p. 162). Sin embargo, muchos de
los que participaban en las tropas liberales o el la
conformación del gobierno, eran propietarios de
esclavos, y debían cumplir con el decreto, lo que en
alguna medida facilitó e mantenimiento de la ley.Dolcey Romero Jaramillo ("Manumisión,
ritualidad y fiesta liberal en la provincia de Cartagena
durante el siglo XIX", 2005) nos plantea que una de las
características principales del esclavo es su muerte
social. El esclavo al estar atado como propiedad
de otro ser humano, pierde las facultades naturales de libre,
por lo que la manumisión significó un
nacimiento a la vida social, a la libertad, y por ende el
otorgamiento de esa libertad se vio reflejado en un acto
solemne o "ritual de iniciación" (p. 126). Pese a que
durante el período colonial existió la
manumisión notarial (por gracia o rescate), al liberto
en general se le negaban derechos,
"las oportunidades y las posibilidades de existencia material
de los cuales disfrutaban los hombres y mujeres libres de
nacimiento" (p. 126). Sin embargo, aunque a partir de la
república, se les da la libertad, parcial (libertad de
vientre, libertad republicana) o definitiva, con la
abolición de la esclavitud, eso no les
garantizó el ejercicio pleno de los derechos de un
ciudadano, como elegir y ser elegido. "En efecto, el
manumiso, el nuevo hombre que
nacía a la supuesta libertad, no era concebido como
libre sino como liberto. Ya no era un esclavo, pero tampoco
un hombre libre en toda su plenitud, condición que se
tradujo en tener que arrastrar de por vida con la mancha
indeleble o el costo
social que significó ser descendiente de personas
esclavizadas o él haberlo sido" (p. 126-127). El autor
nos relata como en Cartagena y otras ciudades de la Gran
Colombia,
después del congreso de Cúcuta (1821), donde se
declara la Ley de Vientres o Libertad de Partos, comienzan a
hacerse efectivas las manumisiones, sin embargo no en el
anonimato de las manumisiones notariales, sino en la
festividad de la República, al puro estilo
francés. Con desfiles y disfraces, se escogían
a unos cuantos esclavos para ser manumitidos cada año,
previo pago a los amos.Por la otra parte, según Romero Jaramillo,
"la persistencia de la esclavitud después de la
independencia puso en evidencia dos grandes contradicciones
que no se correspondían con el espíritu y el
ambiente
supuestamente liberal que se respiraba luego de haberse
destruido el Estado
Colonial. En primer lugar, era contradictorio que aquellos
que habían liderado la lucha para ponerle fin a la
opresión española y librarse de ella
continuaran propiciando el fenómeno de la
esclavización. Por otro lado, se mostraba que la
República no se había podido desprender y
seguía amamantando en su seno muchas de las taras
coloniales que, en su momento, fueron criticadas y combatidas
por los líderes de la independencia" (pp. 132-133).
Pese a esto, hay que decir que aunque la abolición no
se promulga en todos los países hispanoamericanos en
un mismo momento, como dice Bernand, tiene mucho que ver son
la situación política y económica de cada
región. Los países tropicales dependían
enormemente de la mano de obra esclava, aún a mediados
del siglo XIX, aunque cada vez menos, a diferencia de
países como México (abolición de
esclavitud 1829) o Chile, que su situación frente a
los esclavos podría ser comparable, e incluso
Argentina, pese a su condición de Puerto de entrada de
esclavos en Buenos Aires. Pues no es lo mismo hablar de
economías con esclavos que hablar de economías
esclavistas. En estas últimas, los partidos y
gobiernos liberales tuvieron que realizar luchas más
fuertes en contra de la trata y de la continuación de
la esclavitud misma, y realizar manifestaciones
públicas que apoyaran este fin. Sin embargo, no hay
que pensar que todas estas manifestaciones liberales eran
inocentes y puramente altruistas. Romero Jaramillo nos dice
que "en teoría, estos eventos
públicos representaban la expresión de una
sociedad
de libres, en donde la elite y los esclavistas republicanos
se mostraban poderosos y generosos ante el pueblo. Pero en
ellos subyacía también la intención de
enseñarle a los miles de esclavizados de la provincia
de Cartagena que si eran obedientes, leales y sumisos
podían recibir la libertad y que la protesta y
rebelión, como en el pasado, no cabían en una
sociedad republicana" (p. 134).Nelson Martínez Díaz ("La Resistencia
a la abolición en los países del Río de
la Plata", 1986) nos da cuenta de los mecanismos que se
utilizaron en Buenos Aires y Uruguay,
para evadir las leyes
aboliendo la trata y dando la libertad de vientre a los
esclavos negros nacidos después de 1813. Citando a
Gastón Gori, dice que en la región de Santa Fe
la agricultura en general la realizan esclavos, los cuales se
encontraban en situación casi feudal de
explotación, teniendo que entregarles todo lo
producido al amo, sin remuneración alguna. "Esta
situación se prolongó aún después
de la abolición de la esclavitud, regulaba su
práctica por disposiciones que escalonaban la
liberación, que en algunas provincias no se produjo
totalmente sino muchos años después de 1813"
(p. 625). Uno de los mecanismos para burlar la
prohibición de la trata era declarar que los negros
llegados a puerto eran "colonos africanos" los cuales
llegaban a formar parte de los negros en patronato,
situación que se prolongaba hasta más o menos
los 24 años. Se suponía que esta
situación era un estado
intermedio entre esclavos y libres, transformándolos
en libertos. Martínez Díaz nos da aquí
otra definición de liberto, distinta a la de Romero
Jaramillo, quien definía liberto como un esclavo ya
manumiso pero que no ostentaba todos los derechos de un
hombre libre desde el nacimiento. Bajo el sistema de
patronato, tenían que estar a cargo de un
patrón, quien se suponía que le
enseñaría algún oficio, y al cabo de un
tiempo podía obtener la libertad. Esta
situación que enmascaraba la esclavitud, aunque fuera
de tipo temporal, nos da cuenta de la situación de
transición en que se encontraban los esclavos desde la
época en que se declara la libertad de vientres y
abolición de la trata, situación extensiva a
Chile, e incluso la situación indefinida luego de la
abolición total de la esclavitud. Pues "en definitiva,
durante la primera etapa del período independiente el
negro esclavo seguía ocupando un lugar importante en
el sistema productivo del Río de la Plata. Aunque
muchos peones de las haciendas eran blancos, todavía
numerosos estancieros continuaban utilizando para las tareas
agrícolas y otros trabajos realizados en sus
establecimientos" (p. 629).Análisis del proceso de
emancipación en Chile:
- La Naturaleza
de la esclavitud y la manumisión. La esclavitud
desde la antigüedad se definía como la
pérdida de la libertad de una persona a causa
de su condición de deudor o de prisionero de guerra. En
algunos casos podía ser hereditaria. El esclavo pasaba a
pertenecer a su amo, quien disponía de él para su
propio beneficio. Para obligarlo a hacer su voluntad, como
trabajar muchas veces bajo condiciones infrahumanas, el amo
podía utilizar el castigo físico y la violencia.
La esclavitud tuvo relativa utilización durante la
Edad Media
europea, sin embargo en la época de los descubrimientos,
se comenzó a esclavizar a personas provenientes de
África, en especial cuando se hizo necesario obtener
mano de obra en los territorios americanos. La esclavitud se
tornó masiva, y gran cantidad de africanos llegaron a
América a lo largo de poco más de tres siglos. El
esclavo, según la noción clásica,
moría socialmente, siendo la manumisión la manera
de regresar a su natural estado de libertad. En América
la manumisión fue un fenómeno que se dio desde el
inicio de la Colonia, y obedecía, por una parte a la
generación de lazos afectivos entre un amo y su esclavo,
o a que existían leyes que protegían en ciertos
aspectos al esclavo, el cual podía obtener su libertad
por diferentes razones y medios. A
pesar de que la esclavitud es una práctica vejatoria,
reduce al mínimo la dignidad de
la persona que la sufre, los africanos y afrodescendientes
americanos lograron encontrar la manera de utilizar las pocas
libertades que la estructura
colonial les entregaba, como el uso de recursos
legales o la pertenencia a algún grupo dentro de la
Iglesia
Católica. En muchos países, los afrodescendientes
lograron una amplia manumisión, antes que se proclamara
la abolición, y llegaron a pertenecer como agentes
activos a la
sociedad en donde se integraban - Diferentes tipos de manumisión existentes
en Chile para 1823. En Chile existieron dos tipos de
manumisiones antes de la abolición: por rescate y por
gracia. La primera forma se producía cuando una persona
de la familia
del esclavo o él mismo lograba pagar su libertad. La
segunda, ocurría cuando el amo, por lazos que
había generado con un esclavo, le otorgaba la libertad
en vida, o dejaba estipulado en su testamento que su esclavo
quedaría libre después de su muerte. Otra manera
de acceder a la libertad, se dio durante la Independencia, no
sólo en Chile, sino también en las otras colonias
hispanoamericanas, cuando se instó a los esclavos a
pertenecer a los ejércitos libertadores a cambio de su
posterior manumisión. Sin embargo, siempre había
maneras de frenar estas posibilidades por parte de los amos.
Cuando un esclavo o un familiar quería comprar su
libertad, muchas veces se tasaban a un precio mayor
que el original, o en el caso de que un amo otorgara libertad a
su esclavo en su testamento, los familiares del amo no
hacían valer esa palabra, y para el caso del
ejército, muchos amos ocultaron la participación
de sus esclavos en la guerra, para no tener que liberarlos.
Pero, a pesar de impedimentos que se realizaron para hacer
valer las manumisiones correspondientes, en muchas ocasiones
los esclavos obtenían su libertad. Por último,
otro tipo de manumisión que surge luego de 1811, es la
que se declara por concepto de
libertad de vientres. Sin embargo, por la inestabilidad
política de esos años, la gran parte de los
nacidos luego de esa fecha, no se les reconoció su
libertad, o tuvieron que quedar bajo el patronato de los amos
de sus madres hasta edades indefinidas. - Opiniones en Chile sobre la abolición de la
esclavitud. Desde el comienzo del proceso de independencia,
se dieron paralelamente las primeras iniciativas para la
abolición de la esclavitud. Sin embargo, en un primer
momento, este proceso no fue posible, por diferentes razones,
ya sea de orden económico o social, o de orden
político. Dentro del primer aspecto, tenemos que hubo
quienes argumentaron que el liberar a los esclavos sería
un serio perjuicio para los dueños de esclavos, quienes
perderían un bien en el cual habían invertido, y
por lo tanto era imperativo una indemnización, cosa que
el gobierno incipiente no estaba dispuesto a sustentar, menos
en las circunstancias de lucha independentista en las que se
encontraba. Sin embargo, la idea estaba latente dentro de los
más radicales, a pesar que muchos de ellos, si es que no
todos, poseían a su vez esclavos, dado que eran gente de
la elite. Por otro lado, los propios esclavos, se decía,
vivían felices junto a sus amos, quienes les brindaban
techo y comida, y muchas veces gran preocupación.
Enajenarlos de sus amos para lanzarlos a una vida libre, era
enviarlos al mundo de los vagabundos, lo que ocasionaría
un grave problema social. Las razones políticas, iban de la mano con el apoyo
que el gobierno de turno buscaba obtener, para ir en la
búsqueda de sus objetivos. Si otorgar ciertas libertades
y beneficios a los esclavos estaba dentro del marco de las
ideas liberales que existían en ese entonces,
había que hacer algo al respecto. Si embargo, no se
puede pensar que todos los hombres ilustrados de la
época buscaron tan sólo un beneficio
político al momento de abogar por la libertad de los
esclavos. - Reacciones ante la abolición en Chile.
Según lo investigado en periódicos y
publicaciones del gobierno, la abolición de la
esclavitud en Chile no fue un acontecimiento demasiado
trascendente dentro de la opinión
pública de la época. Puedo conjeturar las
siguientes razones:
a. Para 1823, la cantidad de esclavos no era relevante
en términos de mano de obra en relación a la
población libre. Además que existían pocas
personas que poseían más de dos esclavos, dado que
en general eran demostración de riqueza y por lo mismo
eran caros de adquirir, y por otro lado existía la
posibilidad de acceder a mano de obra libre y temporal en los
trabajos que requerían más brazos, como el
agrícola.
b. En Chile la manumisión de esclavos se
había estado dando de diversas maneras: manumisión
notarial (gracia o rescate), manumisión a raíz de
la libertad de vientre de 1811, y manumisión a
razón de haber participado en el ejército
libertador.
c. Para los empresarios (artesanos, comerciantes) y
patrones de fundo les era más rentable mantener una
cantidad de asalariados o personas atados a su trabajo por otras
razones (deudas), los llamados peones, que cargar con la
manutención y la responsabilidad legal de un esclavo (es importante
hacer notar que en este caso la presión
para trabajar, no venía de la violencia ejercida a
través del castigo físico, sino del miedo del
asalariado de quedar sin su sustento: terreno cedido, jornal;
sumado a que existía la competencia con
otros peones dispuestos a trabajar, ideas que tenían que
ver con el capitalismo
incipiente).
d. Se idearon maneras para que los dueños de
esclavos pudieran seguir gozando de los beneficios del esclavo, y
que el esclavo pese a su variación legal, siguiese siendo
parte de la misma clase socioeconómica, como posiblemente
fue la asimilación del esclavo al artesanado, al peonaje,
o incluso a la masa vagabunda que se empleaba temporalmente, y
que sin duda era mucho más económica para el
empresario.
Durante el siglo XIX, se establecen ideas
revolucionarias ligadas al racionalismo
ilustrado de la Revolución
Francesa, que estimulan a la emancipación de los
esclavos, institución denigrante e insostenible para
muchos. Este discurso surge como una necesidad hacia la
incongruencia demostrada a partir de la independencia de las
colonias americanas en contraposición con el esclavismo, que
simboliza la pérdida de la independencia humana, ya que
presupone a la existencia de individuos sujetos a otros
individuos particulares, sin propio derecho ante la ley y el
Estado, siendo la igualdad ante
la ley uno de los requisitos básicos de las nuevas
Repúblicas emergentes.
Dentro de la sociedad chilena se dieron iniciativas en
este sentido, buscando la liberación de los esclavos desde
su situación de sujeción, de manera que se
establecieran como personas iguales ante el Estado. Las
iniciativas se manifestaron, en los primeros intentos, con la
declaración de libertad de vientres, para desembocar
finalmente en la abolición. Estos procesos
trajeron consigo disputas dentro del gobierno y la élite.
Sin embargo esta liberación legal, no parece haber
traído cambios sustanciales dentro de la sociedad chilena.
En una primera revisión, la abolición no tuvo
repercusión en la prensa de la época, y los
reclamos se pueden rastrear más que nada en reclamaciones
directas hacia el gobierno, o desacuerdos dentro de este
último. Sin embargo un estudio más acucioso de la
prensa, así como de los diarios oficiales del congreso y
el senado, e incluso de fuentes
literarias, podrían dar luz sobre asuntos
como: cuales fueron las reacciones de la élite que
poseía esclavos, y que tipo de indemnizaciones se les
otorgó a los amos; cual era la visión del
común de la gente frente a la supuesta igualdad de todos
los hombres como ciudadanos, y si las ideas ilustradas fueron
recogidas por otras personas que no fuesen de la élite,
como los mismos negros. Además sería interesante
investigar otro tipo de fuentes para verificar de qué modo
la fuerza de trabajo manumisa o liberta se diversificó y
de alguna manera desapareció durante el siglo XIX, y si en
verdad las condiciones de trabajo mejoraron en algún
sentido.
El Redactor del Senado, Santiago, 1 y 9 de
Julio 1823, Prensa, rollo P2, BNCH.La Aurora de Chile. Prospecto, Santiago, 13
febrero 1812, Prensa, BNCH.Otras fuentes (periódicos) de la época
de la abolición en Chile en BNCH: El Mercurio de
Chile, Santiago (1822-1823, P2); El Amigo de la
Verdad, Santiago (1823, P2); El Despertador,
Santiago (1823, P2); El Observador de Chile, Santiago
(1823, P2); Redactor de las sesiones del Soberano
Congreso, Santiago (1823, P2-P3); El Alcornoque,
Santiago (1824, P3); El Amigo de los militares,
Santiago (1823, P3); El Apagador, Santiago (1823, P3);
El Corresponsal Imparcial, Santiago (1823, P3);
Clamor de la Patria, Santiago (1823, P3-P17); Actas
del Senado Conservador, Santiago (1823, P3); El
Interrogante y respondiente, Santiago (1823, P3); El
Nuevo corresponsal, Santiago (1823, P3); El Observador
Eclesiástico, Santiago (1823, P3); El
Tizón Republicano, Santiago (1823, P3); El
Liberal, Santiago (1823-1824, P7).Fuentes:
Bibliografía:
Bernand, Carmen, Negros esclavos y libres en las
ciudades hispanoamericanas, Fundación Histórica
Tavera, Sevilla, 2001, pp. 97-127. [fotocopia
profesora]
Feliú Cruz, Guillermo, La Abolición de
la esclavitud en Chile, Ediciones de la Universidad de
Chile, Santiago, 1942. [B. Ciencias
Sociales, UCh]
Martínez Díaz, Nelson, "La Resistencia a
la abolición en los países del Río de la
Plata", en Esclavitud y Derechos Humanos.
La Lucha por la libertad del negro en el siglo XIX. Actas del
Coloquio Internacional sobre abolición de la
esclavitud, coordinado por Francisco de Solano, Consejo
Superior de Investigaciones
Científicas, Madrid, 1986.
[B. Fil.Hum., Uch.]
Rodríguez Astí, John, "El discurso
abolicionista en la prensa peruana, 1800-1850: Una
aproximación al tema", en Etnicidad y Discriminación Racial en la historia del Perú
Tomo II, Publicación Instituto Riva Agüero,
nº 204, Lima, Perú, 2003, pp. 111- 164. [libro
profesora]
Romero Jaramillo, Dolcey, "Manumision, ritualidad y
fiesta liberal en la provincia de Cartagena durante el siglo
XIX", en Historia Crítica
Nº 29, Colombia, 2005, pp. 125-147. [EBSCO: Fuente
Académica].
Montserrat Arre Marfull
Junio 2007 – Chile
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