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Opinión, reacción y consecuencias sociales inmediatas de la abolición de la esclavitud en Chile (página 2)




Enviado por skylan_mont



Partes: 1, 2

  1. Sobre el trabajo
    y la abolición de la esclavitud:

  2. Carmen Bernand ("Amos y esclavos en la ciudad",
    Negros esclavos y libres en las ciudades
    hispanoamericanas,
    2001) se refiere al sistema de
    trabajo en
    la capital
    del nuevo Virreinato del Río de la Plata (instaurado
    en 1778), donde el mayor problema era la mano de obra
    campesina a fines del siglo XVIII, "no sólo porque no
    había una población estable, pacificada y
    numerosa de indios, sino porque el desarrollo
    notable de la ganadería –a la cual se dedicaban
    muchos esclavos negros y castas de color
    había ido en detrimento de las cosechas" (p.101). Por
    esta razón se obligó en reiteradas ocasiones a
    todos los negros, mulatos e indios libres que anduvieran
    vagando en la ciudad a alquilarse para la siega de trigo.
    Sabemos, por trabajos realizados para Chile, por ejemplo el
    de Alejandra Araya (Ociosos, vagabundos y Malentretenidos
    en Chile colonial
    , Dirección de Bibliotecas, Archivos y
    Museos, Chile, 1999), que en nuestro país la
    situación del vagabundaje era problema similar. De
    esta situación se desprende que ya para fines del
    siglo XVIII encontramos en los campos y ciudades americanas
    una gran cantidad de gente, perteneciente a la plebe, que no
    tiene situación estable. No pertenecen a ningún
    grupo
    étnico o económico definido, por lo que es
    imperativo al gobierno
    utilizarlos del modo más conveniente,
    obligándolos a trabajar, casi como en una
    situación cercana a la esclavitud. Por ejemplo
    "Montevideo, de fundación reciente, se
    benefició de esa mano de obra forzada. Desde 1745,
    todos los ‘vagamundos y holgazanes’ que no
    salieran de Buenos Aires
    fueron desterrados al presidio y plaza de esa ciudad de la
    otra banda del río a ‘ración y sin sueldo
    por tiempo de
    6 años’, así como los negros libres,
    mulatos e indios que se negaran a conchabarse para las
    cosechas" (p. 101).

    Bernand también nos habla del estatus que
    significaba tener un esclavo. "Los esclavos fueron el lujo en
    las ciudades hispanoamericanas, una ostentación de
    prestigio y de riqueza para el amo. Para las capas medias
    también fue una necesidad" (p. 107), puesto que para
    estos últimos el esclavo significaba muchas veces el
    sustento, pues era quien salía a ganarse el jornal. Si
    embargo, estas pautas señoriales de poseer una gran
    cantidad de esclavos domésticos para demostrar
    riqueza, según Bernand, se mantienen hasta la independencia. ¿Qué sucede
    entonces? La situación no era igual en toda América. La autora nos dice como
    variaba la esclavitud de un lugar a otro. Por ejemplo, en
    México, la esclavitud negra estaba casi
    extinta, en Perú producto
    de la tensión étnica con los indígenas y
    la cercanía de plantaciones a Lima, hacía que
    la esclavitud se mantuviera; en el Río de la Plata,
    por otras razones, en especial por ser zona de frontera,
    la situación del esclavo persistía. Sabemos que
    en Chile, la esclavitud rural se vio disminuida luego de la
    expulsión de los jesuitas,
    sin embargo seguía existiendo una esclavitud urbana.
    Como dice Bernand, es importante mostrar "cómo una
    misma institución arraigada en Hispanoamérica
    durante casi tres siglos evoluciona en función de los imperativos
    económicos y de los acontecimientos políticos
    excepcionales" (p. 110), y finalmente es abolida dentro del
    marco de las independencias de las colonias, sin embargo en
    momentos diferentes.

    Guillermo Feliú Cruz (La Abolición
    de la Esclavitud en Chile,
    1942) se refiere a las
    iniciativas del partido Radical, en relación a la
    esclavitud y su abolición, los cuales en el año
    1811, en la sesión del Congreso del día 11 de
    octubre, Manuel de Salas como secretario presenta el acuerdo
    tomado en donde se prohíbe la introducción de nuevos esclavos al
    país además de decretar que los hijos de
    esclavos que nazcan desde ese día en adelante son
    libres (p. 52). El autor hace notar que esta primera reforma
    legal en relación a la esclavitud viene del partido
    que en sus postulados de reformas no consideraba sólo
    el aspecto económico de una emancipación de la
    metrópoli, sino que también proponían
    ideales revolucionarios y libertarios, y reformas legales
    profundas en el país. Para 1823, el espíritu
    reformista del partido radical subsistía en el Senado,
    el cual se enfrentó en una dura contienda con el
    poder
    ejecutivo, liderado por Ramón Freire, con Mariano Egaña
    como ministro de Gobierno, quienes eran más
    partidarios de mantener los ideales coloniales y realizar
    algunas reformas más moderadas. "Ya las dos
    autoridades habíanse encontrado, como lo hemos
    recordado. (…)

    Ahora, con el proyecto de
    ley sobre
    abolición absoluta de la esclavitud, iba a producirse
    un conflicto
    más serio" (p. 112-113). El Senado finalmente
    envió su proyecto, redactado por José Miguel
    Infante, aprobado por unanimidad, con fecha 25 de Junio de
    1823, en donde se le otorga a la libertad a
    todos los esclavos nacidos antes o después de 1811, y
    también los que pisen suelo
    chileno. A este decreto, se le sucede una disputa, que sin
    embargo termina en la promulgación de la ley por parte
    de Egaña, sin embargo, sufrirá algunas
    modificaciones, en relación, por ejemplo, a los
    esclavos extranjeros, que, o vengan con sus amos o bien se
    hallan fugado, los cuales no obtendrán libertad. A
    pesar de dar una detallada muestra de
    las discusiones en el gobierno en torno a la
    promulgación de la ley, Feliú Cruz no nos habla
    sobre la real situación de los esclavos luego de la
    promulgación de la ley de 1823, ni tampoco si los
    dueños fueron de alguna manera indemnizados. Lo
    más importante de recalcar, es que a partir de esta
    ley, según dice el "Derecho
    Público de Chile" (1828), artículo 12,
    inciso 1º, todos los nacidos en Chile, son iguales ante
    la ley, ya que en Chile no hay clase
    privilegiada (p. 168).

    John Rodríguez Astí ("El discurso
    abolicionista en la prensa
    peruana, 1800-1850, 2003) nos expone que en el caso peruano,
    "la abolición de la esclavitud fue un proceso
    cuya aplicación halló mucha resistencia en un mundo colonial en el que la
    mano de obra esclava era fundamental para la producción en las haciendas de la
    costa, y debido a ello tardaría más de un siglo
    en lograr su objetivo
    final." (p. 147). Según el autor, las discusiones en
    torno a la abolición y al otorgamiento de ciudadanía también a las castas,
    se venía dando desde fines del siglo XVIII, sin
    embargo era detenida por la mayoría moderada y
    conservadora que gobernaba en esos tiempos, los cuales
    mantenía un prejuicio
    y temor a las castas. A pesar de que se declaró
    libertad de los esclavos nacidos en la época de la
    primera independencia, con San Martín, y además
    a los que se enrolaran en el ejército, por causa de
    los interese de los hacendados, difícilmente esto se
    llevó a cabo. Rodríguez Astí nos dice
    que "esto se debió principalmente a que no era
    factible despojar a los hacendados, quienes habían
    apoyado económicamente la causa libertaria, de su
    fuerza
    laboral, y si
    se deseaba potenciar la agricultura costeña había que
    preservar la mano de obra" (p. 153). Unido a esto,
    existía en las clases altas un discurso racista, que
    hacía que se mantuvieran los programas
    conservadores.

    El autor, finalmente nos relata como se dio la
    abolición de la esclavitud definitiva en Perú,
    el año 1854. Nos dice que "más que por causas
    ideológicas o humanitarias, la tan esperada
    abolición se daría finalmente en una coyuntura
    de guerra
    civil que enfrentaba a dos bandos que se disputaban el
    poder
    político y que vieron en la manumisión y en la
    libertad definitiva un recurso para sus objetivos
    políticos" (p. 160). Luego de haber ganado los
    liberales, se declara la abolición de la esclavitud.
    Posterior a esta, se dio una encendida discusión entre
    propietarios y el nuevo gobierno. "Ello se debió
    principalmente al temor de los propietarios de perder la
    inversión que había representado
    cada uno de sus esclavos" (p. 162). Sin embargo, muchos de
    los que participaban en las tropas liberales o el la
    conformación del gobierno, eran propietarios de
    esclavos, y debían cumplir con el decreto, lo que en
    alguna medida facilitó e mantenimiento de la ley.

    Dolcey Romero Jaramillo ("Manumisión,
    ritualidad y fiesta liberal en la provincia de Cartagena
    durante el siglo XIX", 2005) nos plantea que una de las
    características principales del esclavo es su muerte
    social. El esclavo al estar atado como propiedad
    de otro ser humano, pierde las facultades naturales de libre,
    por lo que la manumisión significó un
    nacimiento a la vida social, a la libertad, y por ende el
    otorgamiento de esa libertad se vio reflejado en un acto
    solemne o "ritual de iniciación" (p. 126). Pese a que
    durante el período colonial existió la
    manumisión notarial (por gracia o rescate), al liberto
    en general se le negaban derechos,
    "las oportunidades y las posibilidades de existencia material
    de los cuales disfrutaban los hombres y mujeres libres de
    nacimiento" (p. 126). Sin embargo, aunque a partir de la
    república, se les da la libertad, parcial (libertad de
    vientre, libertad republicana) o definitiva, con la
    abolición de la esclavitud, eso no les
    garantizó el ejercicio pleno de los derechos de un
    ciudadano, como elegir y ser elegido. "En efecto, el
    manumiso, el nuevo hombre que
    nacía a la supuesta libertad, no era concebido como
    libre sino como liberto. Ya no era un esclavo, pero tampoco
    un hombre libre en toda su plenitud, condición que se
    tradujo en tener que arrastrar de por vida con la mancha
    indeleble o el costo
    social que significó ser descendiente de personas
    esclavizadas o él haberlo sido" (p. 126-127). El autor
    nos relata como en Cartagena y otras ciudades de la Gran
    Colombia,
    después del congreso de Cúcuta (1821), donde se
    declara la Ley de Vientres o Libertad de Partos, comienzan a
    hacerse efectivas las manumisiones, sin embargo no en el
    anonimato de las manumisiones notariales, sino en la
    festividad de la República, al puro estilo
    francés. Con desfiles y disfraces, se escogían
    a unos cuantos esclavos para ser manumitidos cada año,
    previo pago a los amos.

    Por la otra parte, según Romero Jaramillo,
    "la persistencia de la esclavitud después de la
    independencia puso en evidencia dos grandes contradicciones
    que no se correspondían con el espíritu y el
    ambiente
    supuestamente liberal que se respiraba luego de haberse
    destruido el Estado
    Colonial. En primer lugar, era contradictorio que aquellos
    que habían liderado la lucha para ponerle fin a la
    opresión española y librarse de ella
    continuaran propiciando el fenómeno de la
    esclavización. Por otro lado, se mostraba que la
    República no se había podido desprender y
    seguía amamantando en su seno muchas de las taras
    coloniales que, en su momento, fueron criticadas y combatidas
    por los líderes de la independencia" (pp. 132-133).
    Pese a esto, hay que decir que aunque la abolición no
    se promulga en todos los países hispanoamericanos en
    un mismo momento, como dice Bernand, tiene mucho que ver son
    la situación política y económica de cada
    región. Los países tropicales dependían
    enormemente de la mano de obra esclava, aún a mediados
    del siglo XIX, aunque cada vez menos, a diferencia de
    países como México (abolición de
    esclavitud 1829) o Chile, que su situación frente a
    los esclavos podría ser comparable, e incluso
    Argentina, pese a su condición de Puerto de entrada de
    esclavos en Buenos Aires. Pues no es lo mismo hablar de
    economías con esclavos que hablar de economías
    esclavistas. En estas últimas, los partidos y
    gobiernos liberales tuvieron que realizar luchas más
    fuertes en contra de la trata y de la continuación de
    la esclavitud misma, y realizar manifestaciones
    públicas que apoyaran este fin. Sin embargo, no hay
    que pensar que todas estas manifestaciones liberales eran
    inocentes y puramente altruistas. Romero Jaramillo nos dice
    que "en teoría, estos eventos
    públicos representaban la expresión de una
    sociedad
    de libres, en donde la elite y los esclavistas republicanos
    se mostraban poderosos y generosos ante el pueblo. Pero en
    ellos subyacía también la intención de
    enseñarle a los miles de esclavizados de la provincia
    de Cartagena que si eran obedientes, leales y sumisos
    podían recibir la libertad y que la protesta y
    rebelión, como en el pasado, no cabían en una
    sociedad republicana" (p. 134).

    Nelson Martínez Díaz ("La Resistencia
    a la abolición en los países del Río de
    la Plata", 1986) nos da cuenta de los mecanismos que se
    utilizaron en Buenos Aires y Uruguay,
    para evadir las leyes
    aboliendo la trata y dando la libertad de vientre a los
    esclavos negros nacidos después de 1813. Citando a
    Gastón Gori, dice que en la región de Santa Fe
    la agricultura en general la realizan esclavos, los cuales se
    encontraban en situación casi feudal de
    explotación, teniendo que entregarles todo lo
    producido al amo, sin remuneración alguna. "Esta
    situación se prolongó aún después
    de la abolición de la esclavitud, regulaba su
    práctica por disposiciones que escalonaban la
    liberación, que en algunas provincias no se produjo
    totalmente sino muchos años después de 1813"
    (p. 625). Uno de los mecanismos para burlar la
    prohibición de la trata era declarar que los negros
    llegados a puerto eran "colonos africanos" los cuales
    llegaban a formar parte de los negros en patronato,
    situación que se prolongaba hasta más o menos
    los 24 años. Se suponía que esta
    situación era un estado
    intermedio entre esclavos y libres, transformándolos
    en libertos. Martínez Díaz nos da aquí
    otra definición de liberto, distinta a la de Romero
    Jaramillo, quien definía liberto como un esclavo ya
    manumiso pero que no ostentaba todos los derechos de un
    hombre libre desde el nacimiento. Bajo el sistema de
    patronato, tenían que estar a cargo de un
    patrón, quien se suponía que le
    enseñaría algún oficio, y al cabo de un
    tiempo podía obtener la libertad. Esta
    situación que enmascaraba la esclavitud, aunque fuera
    de tipo temporal, nos da cuenta de la situación de
    transición en que se encontraban los esclavos desde la
    época en que se declara la libertad de vientres y
    abolición de la trata, situación extensiva a
    Chile, e incluso la situación indefinida luego de la
    abolición total de la esclavitud. Pues "en definitiva,
    durante la primera etapa del período independiente el
    negro esclavo seguía ocupando un lugar importante en
    el sistema productivo del Río de la Plata. Aunque
    muchos peones de las haciendas eran blancos, todavía
    numerosos estancieros continuaban utilizando para las tareas
    agrícolas y otros trabajos realizados en sus
    establecimientos" (p. 629).

  3. Análisis del proceso de
    emancipación en Chile:

  1. La Naturaleza
    de la esclavitud y la manumisión
    . La esclavitud
    desde la antigüedad se definía como la
    pérdida de la libertad de una persona a causa
    de su condición de deudor o de prisionero de guerra. En
    algunos casos podía ser hereditaria. El esclavo pasaba a
    pertenecer a su amo, quien disponía de él para su
    propio beneficio. Para obligarlo a hacer su voluntad, como
    trabajar muchas veces bajo condiciones infrahumanas, el amo
    podía utilizar el castigo físico y la violencia.
    La esclavitud tuvo relativa utilización durante la
    Edad Media
    europea, sin embargo en la época de los descubrimientos,
    se comenzó a esclavizar a personas provenientes de
    África, en especial cuando se hizo necesario obtener
    mano de obra en los territorios americanos. La esclavitud se
    tornó masiva, y gran cantidad de africanos llegaron a
    América a lo largo de poco más de tres siglos. El
    esclavo, según la noción clásica,
    moría socialmente, siendo la manumisión la manera
    de regresar a su natural estado de libertad. En América
    la manumisión fue un fenómeno que se dio desde el
    inicio de la Colonia, y obedecía, por una parte a la
    generación de lazos afectivos entre un amo y su esclavo,
    o a que existían leyes que protegían en ciertos
    aspectos al esclavo, el cual podía obtener su libertad
    por diferentes razones y medios. A
    pesar de que la esclavitud es una práctica vejatoria,
    reduce al mínimo la dignidad de
    la persona que la sufre, los africanos y afrodescendientes
    americanos lograron encontrar la manera de utilizar las pocas
    libertades que la estructura
    colonial les entregaba, como el uso de recursos
    legales o la pertenencia a algún grupo dentro de la
    Iglesia
    Católica. En muchos países, los afrodescendientes
    lograron una amplia manumisión, antes que se proclamara
    la abolición, y llegaron a pertenecer como agentes
    activos a la
    sociedad en donde se integraban
  2. Diferentes tipos de manumisión existentes
    en Chile para 1823
    . En Chile existieron dos tipos de
    manumisiones antes de la abolición: por rescate y por
    gracia. La primera forma se producía cuando una persona
    de la familia
    del esclavo o él mismo lograba pagar su libertad. La
    segunda, ocurría cuando el amo, por lazos que
    había generado con un esclavo, le otorgaba la libertad
    en vida, o dejaba estipulado en su testamento que su esclavo
    quedaría libre después de su muerte. Otra manera
    de acceder a la libertad, se dio durante la Independencia, no
    sólo en Chile, sino también en las otras colonias
    hispanoamericanas, cuando se instó a los esclavos a
    pertenecer a los ejércitos libertadores a cambio de su
    posterior manumisión. Sin embargo, siempre había
    maneras de frenar estas posibilidades por parte de los amos.
    Cuando un esclavo o un familiar quería comprar su
    libertad, muchas veces se tasaban a un precio mayor
    que el original, o en el caso de que un amo otorgara libertad a
    su esclavo en su testamento, los familiares del amo no
    hacían valer esa palabra, y para el caso del
    ejército, muchos amos ocultaron la participación
    de sus esclavos en la guerra, para no tener que liberarlos.
    Pero, a pesar de impedimentos que se realizaron para hacer
    valer las manumisiones correspondientes, en muchas ocasiones
    los esclavos obtenían su libertad. Por último,
    otro tipo de manumisión que surge luego de 1811, es la
    que se declara por concepto de
    libertad de vientres. Sin embargo, por la inestabilidad
    política de esos años, la gran parte de los
    nacidos luego de esa fecha, no se les reconoció su
    libertad, o tuvieron que quedar bajo el patronato de los amos
    de sus madres hasta edades indefinidas.
  3. Opiniones en Chile sobre la abolición de la
    esclavitud
    . Desde el comienzo del proceso de independencia,
    se dieron paralelamente las primeras iniciativas para la
    abolición de la esclavitud. Sin embargo, en un primer
    momento, este proceso no fue posible, por diferentes razones,
    ya sea de orden económico o social, o de orden
    político. Dentro del primer aspecto, tenemos que hubo
    quienes argumentaron que el liberar a los esclavos sería
    un serio perjuicio para los dueños de esclavos, quienes
    perderían un bien en el cual habían invertido, y
    por lo tanto era imperativo una indemnización, cosa que
    el gobierno incipiente no estaba dispuesto a sustentar, menos
    en las circunstancias de lucha independentista en las que se
    encontraba. Sin embargo, la idea estaba latente dentro de los
    más radicales, a pesar que muchos de ellos, si es que no
    todos, poseían a su vez esclavos, dado que eran gente de
    la elite. Por otro lado, los propios esclavos, se decía,
    vivían felices junto a sus amos, quienes les brindaban
    techo y comida, y muchas veces gran preocupación.
    Enajenarlos de sus amos para lanzarlos a una vida libre, era
    enviarlos al mundo de los vagabundos, lo que ocasionaría
    un grave problema social. Las razones políticas, iban de la mano con el apoyo
    que el gobierno de turno buscaba obtener, para ir en la
    búsqueda de sus objetivos. Si otorgar ciertas libertades
    y beneficios a los esclavos estaba dentro del marco de las
    ideas liberales que existían en ese entonces,
    había que hacer algo al respecto. Si embargo, no se
    puede pensar que todos los hombres ilustrados de la
    época buscaron tan sólo un beneficio
    político al momento de abogar por la libertad de los
    esclavos.
  4. Reacciones ante la abolición en Chile.
    Según lo investigado en periódicos y
    publicaciones del gobierno, la abolición de la
    esclavitud en Chile no fue un acontecimiento demasiado
    trascendente dentro de la opinión
    pública de la época. Puedo conjeturar las
    siguientes razones:

a. Para 1823, la cantidad de esclavos no era relevante
en términos de mano de obra en relación a la
población libre. Además que existían pocas
personas que poseían más de dos esclavos, dado que
en general eran demostración de riqueza y por lo mismo
eran caros de adquirir, y por otro lado existía la
posibilidad de acceder a mano de obra libre y temporal en los
trabajos que requerían más brazos, como el
agrícola.

b. En Chile la manumisión de esclavos se
había estado dando de diversas maneras: manumisión
notarial (gracia o rescate), manumisión a raíz de
la libertad de vientre de 1811, y manumisión a
razón de haber participado en el ejército
libertador.

c. Para los empresarios (artesanos, comerciantes) y
patrones de fundo les era más rentable mantener una
cantidad de asalariados o personas atados a su trabajo por otras
razones (deudas), los llamados peones, que cargar con la
manutención y la responsabilidad legal de un esclavo (es importante
hacer notar que en este caso la presión
para trabajar, no venía de la violencia ejercida a
través del castigo físico, sino del miedo del
asalariado de quedar sin su sustento: terreno cedido, jornal;
sumado a que existía la competencia con
otros peones dispuestos a trabajar, ideas que tenían que
ver con el capitalismo
incipiente).

d. Se idearon maneras para que los dueños de
esclavos pudieran seguir gozando de los beneficios del esclavo, y
que el esclavo pese a su variación legal, siguiese siendo
parte de la misma clase socioeconómica, como posiblemente
fue la asimilación del esclavo al artesanado, al peonaje,
o incluso a la masa vagabunda que se empleaba temporalmente, y
que sin duda era mucho más económica para el
empresario.

  1. Conclusión:

Durante el siglo XIX, se establecen ideas
revolucionarias ligadas al racionalismo
ilustrado de la Revolución
Francesa, que estimulan a la emancipación de los
esclavos, institución denigrante e insostenible para
muchos. Este discurso surge como una necesidad hacia la
incongruencia demostrada a partir de la independencia de las
colonias americanas en contraposición con el esclavismo, que
simboliza la pérdida de la independencia humana, ya que
presupone a la existencia de individuos sujetos a otros
individuos particulares, sin propio derecho ante la ley y el
Estado, siendo la igualdad ante
la ley uno de los requisitos básicos de las nuevas
Repúblicas emergentes.

Dentro de la sociedad chilena se dieron iniciativas en
este sentido, buscando la liberación de los esclavos desde
su situación de sujeción, de manera que se
establecieran como personas iguales ante el Estado. Las
iniciativas se manifestaron, en los primeros intentos, con la
declaración de libertad de vientres, para desembocar
finalmente en la abolición. Estos procesos
trajeron consigo disputas dentro del gobierno y la élite.
Sin embargo esta liberación legal, no parece haber
traído cambios sustanciales dentro de la sociedad chilena.
En una primera revisión, la abolición no tuvo
repercusión en la prensa de la época, y los
reclamos se pueden rastrear más que nada en reclamaciones
directas hacia el gobierno, o desacuerdos dentro de este
último. Sin embargo un estudio más acucioso de la
prensa, así como de los diarios oficiales del congreso y
el senado, e incluso de fuentes
literarias, podrían dar luz sobre asuntos
como: cuales fueron las reacciones de la élite que
poseía esclavos, y que tipo de indemnizaciones se les
otorgó a los amos; cual era la visión del
común de la gente frente a la supuesta igualdad de todos
los hombres como ciudadanos, y si las ideas ilustradas fueron
recogidas por otras personas que no fuesen de la élite,
como los mismos negros. Además sería interesante
investigar otro tipo de fuentes para verificar de qué modo
la fuerza de trabajo manumisa o liberta se diversificó y
de alguna manera desapareció durante el siglo XIX, y si en
verdad las condiciones de trabajo mejoraron en algún
sentido.

  1. El Redactor del Senado, Santiago, 1 y 9 de
    Julio 1823, Prensa, rollo P2, BNCH.

    La Aurora de Chile. Prospecto, Santiago, 13
    febrero 1812, Prensa, BNCH.

    Otras fuentes (periódicos) de la época
    de la abolición en Chile en BNCH: El Mercurio de
    Chile
    , Santiago (1822-1823, P2); El Amigo de la
    Verdad,
    Santiago (1823, P2); El Despertador,
    Santiago (1823, P2); El Observador de Chile, Santiago
    (1823, P2); Redactor de las sesiones del Soberano
    Congreso
    , Santiago (1823, P2-P3); El Alcornoque,
    Santiago (1824, P3); El Amigo de los militares,
    Santiago (1823, P3); El Apagador, Santiago (1823, P3);
    El Corresponsal Imparcial, Santiago (1823, P3);
    Clamor de la Patria, Santiago (1823, P3-P17); Actas
    del Senado Conservador
    , Santiago (1823, P3); El
    Interrogante y respondiente
    , Santiago (1823, P3); El
    Nuevo corresponsal
    , Santiago (1823, P3); El Observador
    Eclesiástico
    , Santiago (1823, P3); El
    Tizón Republicano
    , Santiago (1823, P3); El
    Liberal
    , Santiago (1823-1824, P7).

  2. Fuentes:

  3. Bibliografía:

Bernand, Carmen, Negros esclavos y libres en las
ciudades hispanoamericanas
, Fundación Histórica
Tavera, Sevilla, 2001, pp. 97-127. [fotocopia
profesora]

Feliú Cruz, Guillermo, La Abolición de
la esclavitud en Chile
, Ediciones de la Universidad de
Chile, Santiago, 1942. [B. Ciencias
Sociales, UCh]

Martínez Díaz, Nelson, "La Resistencia a
la abolición en los países del Río de la
Plata", en Esclavitud y Derechos Humanos.
La Lucha por la libertad del negro en el siglo XIX. Actas del
Coloquio Internacional sobre abolición de la
esclavitud
, coordinado por Francisco de Solano, Consejo
Superior de Investigaciones
Científicas, Madrid, 1986.
[B. Fil.Hum., Uch.]

Rodríguez Astí, John, "El discurso
abolicionista en la prensa peruana, 1800-1850: Una
aproximación al tema", en Etnicidad y Discriminación Racial en la historia del Perú
Tomo II
, Publicación Instituto Riva Agüero,
nº 204, Lima, Perú, 2003, pp. 111- 164. [libro
profesora]

Romero Jaramillo, Dolcey, "Manumision, ritualidad y
fiesta liberal en la provincia de Cartagena durante el siglo
XIX", en Historia Crítica
Nº 29
, Colombia, 2005, pp. 125-147. [EBSCO: Fuente
Académica].

 

Montserrat Arre Marfull

Junio 2007 – Chile

Partes: 1, 2
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