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Arte y diseño en discusión (página 2)




Enviado por Tulio Fornari



Partes: 1, 2, 3

Como vemos, diferentes personas, con variadas
formaciones culturales e intereses (jueces, aficionados al
fútbol, desnudistas, burócratas, comerciantes…)
discreparon tajantemente en cuanto a que determinados hechos
fueran o no de índole artística.

Pero resulta que también artistas, practicantes
de las "artes plásticas"pongamos por caso, y
también críticos de arte, igualmente
suelen disentir entre ellos de manera terminante acerca de la
artisticidad de ciertas obras. Un caso famoso, y muy
representativo acerca de lo dicho, es lo ocurrido en
relación a algunas obras de Marcel Duchamp (artista de
quien uno de sus muchos admiradores famosos, Octavio Paz,
dijera que él junto con Picasso fueron
los dos pintores que mayor influencia ejercieron en el siglo XX)
En 1912 Duchamp presentó su cuadro Desnudo bajando una
escalera
en el Salón de los Independientes de
París, al que retiró de la exposición
ante las manifestaciones de rechazo por parte de público y
críticos, pero en gran medida por la desaprobación
del pintor cubista Henri Le Fauconnier, y sin embargo la misma
obra fue aclamada al año siguiente en Nueva York.
Residiendo en Estados Unidos,
Duchamp fue socio fundador de la Sociedad de
Artistas Independientes de Nueva York y jurado de las
exposiciones organizadas por dicha institución; para la
muestra de
1917 presentó, incógnitamente, la "obra"
Fuente, firmada con el seudónimo R. Mutt,
consistente en un mingitorio de porcelana colocado boca abajo,
adquirido en un comercio de
artículos sanitarios, a la que el jurado, inmediata,
airada y unánimemente, inhabilitó para ser
exhibida.

De ahí que ha habido quienes plantearon la
indefinibilidad del arte -como ciertos discípulos de
Wittgenstein [5], y entre nosotros Manuel López Blanco,
por dar sólo dos ejemplos de entre los muchos posibles- lo
que llevaría a reformar el aforismo de Croce,
convirtiéndolo en una paradoja tal como "el arte es
aquello que nadie puede definir qué
es
", esto a pesar de que
innumerables entendidos (artistas, críticos de arte,
galeristas, filósofos, antropólogos, profesores
de arte y estética, inversores capaces de pagar sumas
millonarias de dinero en una
obra de arte, como lo fue quien en 2002 compró por algo
más de 104 millones de dólares el cuadro
Muchacho con pipa de Picasso, subastado en la
galería neoyorquina Sotheby´s, pero que ha
sido superado en 2006 por el comprador de la obra de Gustav Klimt
Retrato de Adela Bloch-Bauer,por la que pagó 135
millones de dólares) estén muy seguros de que
sus definiciones de arte son válidas.

Entonces, pareciera que sería más
práctico este otro aforismo:
"el arte es aquello que cada quien puede
opinar qué es"
, por lo que en esta
época, tan afecta a las encuestas,
sería posible trazar un mapa
semántico-estadístico de los distintos significados
que se le atribuyen al término arte y a las denominaciones
de sus diversas manifestaciones, registrándose en
qué proporciones varían las diferentes opiniones,
de lo cual el siguiente es un ejemplo aproximativo: en una
encuesta
realizada en Argentina en abril de 2005 [6] que abarcó a
10,821 consultados, pertenecientes mayoritariamente a clase media,
se formuló la pregunta: "¿Cree que hacer música electrónica es más fácil que
componer otros géneros?", pudiendo las respuestas haber
sido algunas de las siguientes: Sí, porque es sólo
máquinas y grabaciones / No, es igual de
creativa / No la considero música. Se obtuvieron en ese
orden estos resultados: 39,5%, 31,2% y 29,3%. A partir del hecho
de que la música es considerada en ese medio social
unánimemente como arte, se comprueba que casi un tercio de
los encuestados opinó que la música
electrónica no es música, por lo que para esa
minoría quedó tácitamente descalificada como
arte, aunque para la mayoría sí es música y
por lo tanto arte, lo cual no significa que la minoría
estuviera equivocada y la mayoría acertada, ya que este
resultado sólo sirve para informarnos cuál fue
el estado de
opinión del grupo
consultado acerca del tema en cuestión.

2- Análisis
terminológico

No dudamos que en este tiempo de
expansión mundial de la cultura
occidental, a gran parte de la humanidad ni remotamente se le
ocurriría negar la existencia de algo llamado arte,
pero sin embargo resulta llamativa la confusión reinante
acerca del tema, que lo ha convertido en un verdadero
galimatías, por lo cual, tratando de superar en algo esta
situación, es conveniente remitirse, aunque sea muy
brevemente, a los orígenes del término y de otros
relacionables con él, así como a sus evoluciones
semánticas en el marco de la cultura
occidental.

Como es bien sabido, muchas palabras de
varias lenguas modernas provienen de voces latinas y griegas, tal
como ocurre con algunos términos básicos del tema
que estamos tratando. Así, se suelen atribuir varias
etimologías al término español
arte (también arte en italiano y portugués,
art en inglés
y francés):

Uno de ellas, poco mencionada, se remontaría al
vocablo pre-helénico artao que en uno de sus
sentidos significaba "juntar partes" [7] esto es, lo que llamamos
componer (del latín componere) cuyo resultado es la
composición, lo que se manifiesta en expresiones actuales
como "composición musical (sonidos reunidos)" o
"composición arquitectónica (elementos edilicios
reunidos)" por lo cual, en ciertas escuelas y facultades
academicistas de arquitectura,
aún hace poco más de cincuenta años
continuaba impartiéndose un curso de Elementos
Arquitectónicos, en el que se enseñaba
cuáles eran las partes constitutivas de los edificios, y a
continuación otros, de Composición
Arquitectónica, en los que se enseñaba el "arte" de
reunir adecuadamente aquellos elementos. Aunque también se
opina que arte es la "traducción del término griego
poiesis ("acción,
fabricación, creación"), denominador de todo lo que
el hombre
hace, sea artesano o artista" [8], del cual se
derivaron poesía y poética (aclaramos que algunos
autores consideran que poiesis aludía a un accionar
fabricativo rutinario de base fundamentalmente empírica,
mientras otros opinan que remitía a un accionar creativo
mucho más intelectualizado e imaginativo, siendo este
enfoque el que parece concordar más con el sentido actual
de poesía
y poética)

Otro origen de arte, considerablemente más
difundido, se remontaría a la voz latina ars cuyo
significado era "habilidad (no innata, sino adquirida por
el
aprendizaje), destreza, oficio" [9], vocablo que para algunos
etimólogos era equivalente al término griego
tekné (a su vez, de tekné se
derivó también el término latino
technica, del que proviene nuestra palabra
técnica)

De arte también provinieron artefacto (del
latín arte factum), esto es, algo hecho con arte, y
artificial (del latín artificialis), lo que
significa algo no natural por ser de factura
humana, y diferente, por ello, de todo lo generado por la
naturaleza. En
consecuencia, ateniéndonos a lo anterior, la totalidad de
la producción antropogénica tanto de
índole material como mental estaría constituida por
artefactos; así, aunque de distinta naturaleza física, serían
igualmente artefactos tanto la concepción imaginativa de
un producto como
la obra tangible resultante del hacer fabricativo, siendo
entonces los primeros artefactos inconcretos y los segundos
artefactos concretos.

3- Evolución clasificatoria de las artes
occidentales hasta el Siglo XXI.

3-1 Edad Antigua

Según lo expuesto, pareciera que en la
antigüedad grecolatina arte, poética, técnica
(a lo que en cierto modo se agregaban filosofía y ciencia)
resultaban ser términos prácticamente
sinónimos, aunque ello no era totalmente así pues
arte (tekné o ars) era el nombre
genérico dado a una cantidad grande de diversos haceres
productivos físicos y psíquicos, por lo que al
hacerse referencia al arte de la poesía o de la geometría, pongamos por caso, el
término arte adquiría una connotación
diferente a cuando se hacía referencia al arte de la
alfarería o de la construcción edilicia, y así
siguiendo. Por ello, con el pasar del tiempo, se fueron
concibiendo varios agrupamientos taxonómicos de las artes
singulares en función de
las semejanzas y diferencias que se iban advirtiendo en ellas a
la luz de diversos
enfoques ideológicos. De esa manera, en el ámbito
cultural grecoromano, a lo largo de varios siglos se forjaron
diversas clasificaciones de las artes, de las que mencionaremos
unas pocas, basadas éstas en criterios tales como los
referidos a sus finalidades, a sus jerarquías y a los
tipos de actividad productiva que requerían.

Así, los sofistas griegos (S.V a.n.e)
distinguían las artes destinadas a satisfacer necesidades
consideradas de índole principalmente física, a las
que llamaron artes útiles (metalurgia,
carpintería, zapatería, arquitectura,
alfarería…), de las destinadas a satisfacer
necesidades entendidas como de índole predominantemente
psíquicas, a las que llamaron artes agradables (pintura,
escultura, música, oratoria,
geometría, lógica…)

Por su parte, el romano Cicerón (S.II a.n.e)
dividió a las artes, según su importancia
jerárquica, en tres categorías: artes superiores
(política y
milicia), artes medias (filosofía, poesía,
oratoria) y artes menores (escultura, pintura, música,
teatro, atletismo…)

En tanto el griego Galeno (S II ), tomando en cuenta la
índole productiva principalmente corporal o mental de las
prácticas artísticas, asociándolas
además a la condición social de sus ejecutantes,
las dividió en artes serviles o vulgares, llevadas a cabo
de modo fundamentalmente manual por
esclavos y ciudadanos de condición social baja, y artes
liberales, ejecutadas de manera eminentemente intelectual por
personas libres de condición social elevada,
clasificación que conllevaba indudablemente una clara
diferenciación clasista.

Es fácil advertir que esas clasificaciones no
eran en principio necesariamente antagónicas entre
sí, sino que frecuentemente podían resultar
complementarias. Para ejemplificar esto consideremos las artes de
la alfarería y de la geometría: la alfarería
sería un arte útil-menor-servil, porque sus
artefactos apuntaban prioritariamente a satisfacer necesidades
físicas de sus destinatarios (artisticidad útil),
siendo por ello escasa su jerarquía (artisticidad menor),
además de que su valor
sociocultural era ínfimo porque los agentes productores
eran en su mayoría esclavos y gente humilde (artisticidad
servil); la geometría, por su parte, sería un arte
agradable-medio-liberal, porque sus artefactos estaban destinados
básicamente a proporcionar disfrute intelectual
(artisticidad agradable), pero que, aunque siendo de mayor rango
que las artes bajas (artisticidad media) resultaba inferior al de
las artes superiores propias de políticos y guerreros
encumbrados, aunque sus practicantes pertenecían al
estamento de las personas libres y cultas (artisticidad liberal).
Pero también son advertibles contradicciones parciales
entre aquellas clasificaciones ya que, bastándonos un solo
ejemplo, en tanto los sofistas incluían en una misma
categoría a la oratoria y la pintura,
considerándolas artes agradables, Cicerón las
ubicaba en categorías diferentes, adscribiendo la oratoria
a las artes medias y la pintura a las artes menores.

Pero, cualesquiera fuesen sus léxicos y
clasificaciones, lo cierto es que numerosos filósofos
griegos y romanos despreciaban las artes "materiales"
(no siendo para ellos, en definitiva, más que artes
menores muy inferiores a las artes "espirituales") a la par que
desestimaban lo artificial (propio de la obra material humana)
por considerarlo algo de ínfimo valor respecto a lo
natural. Un término griego para designar las artes
fundamentalmente manuales era
mekanikos (mecánicas), originado en mekhane
(máquina, aparato, artefacto) y éste en mekhos
(medio, dispositivo) de ahí que artes mecánicas
eran las que se valían de instrumentos productivos
materiales que incluían las llamadas máquinas
simples tales como planos inclinados, tornos,
poleas,
palancas…; pero también se empleaba para estas artes la
voz banausía, que connotaba desprecio,
considerándoselas así como algo "grosero y vulgar",
deshonroso para quienes las practicaban, siendo la
expresión romana equivalente "moechor
aris"
, cuyo significado se refería a envilecer,
adulterar, despreciar" [10] (todo lo cual,
considerado desde nuestra época tan maquinista, resulta
poco menos que inverosímil) En cambio, lo
honorable para las personas libres era el cultivo de las siete
artes liberales reputadas más elevadas: gramática, retórica,
dialéctica, aritmética, geometría,
música y astronomía. Sin embargo, al margen de las
opiniones de aquellos filósofos, otros sectores
evidenciaban valoraciones antagónicas respecto a las de
ellos; tales son los casos, dando sólo dos ejemplos, uno
griego y el otro romano, de lo ocurrido en relación al
escultor Fidias, al arquitecto Marco Vitruvio y a sus obras:
Fidias considerado el artista más prestigioso en su propio
tiempo (fama que como sabemos aún perdura), protegido nada
menos que de Pericles, fue el autor de muchas realizaciones
escultóricas famosas, siendo una de las más
destacadas la estatua de Zeus erigida en el santuario de Olimpia,
obra considerada en la antigüedad una de las siete
maravillas del mundo; Vitruvio, conceptuado por el poeta
Sidonio Apolinar como "uno de los primeros artistas del mundo",
actuó profesionalmente en las áreas de la
arquitectura y la hidráulica en tiempos de César y
Augusto -habiendo obtenido de éste una pensión
vitalicia- aunque su obra más trascendente fue el tratado
De Architectura (más conocido como Los diez
libros de
arquitectura
) que aparte de ser muy apreciado en su
época ha venido concitando reconocimiento desde entonces
al punto de que todavía se lo sigue reeditando.

3.2- Edad
Media

En la Edad Media se difundió una
clasificación de las artes (atribuida por algunos autores
a Juan Scoto Erígena -S.IX- y por otros a Juan de
Dinamarca -S.XIII-) que las agrupaba en dos grandes sectores, el
de las Artes Liberales, que eran las siete ya enumeradas
(gramática, retórica, dialéctica,
aritmética, geometría, música y
astronomía), y el de las Artes Mecánicas, que eran
todas las restantes -esto es, aquellas de las que se consideraba
que para su ejercicio se requería mucho más de la
habilidad manual que de la intelectual- y que, consecuentemente
con los criterios antiguos, seguían siendo muy
desestimadas. Esto a pesar de que en la baja edad media las
artesanías urbanas iban ganado mucho en cuanto a su
apreciación social, porque al ir aumentando la cantidad de
ciudades, llamadas burgos, se fue ampliando la población plebeya de burgueses, compuesta
en su mayoría de comerciantes y artesanos libres
(éstos agrupados en diversos gremios de acuerdo a sus
oficios), ubicados por ello en una posición superior a la
de los siervos rurales. "El término artista
(presumiblemente acuñado entonces) podía servir
para designar tanto a cualquier vulgar artesano, como a un
letrado practicante de las artes liberales" [11]

3.3- Edad Moderna

El Renacimiento,
período de una notable renovación cultural,
incluyó, entre otros hechos destacables, una mayor
valoración social de las artes mecánicas y de entre
ellas especialmente las de la pintura, escultura y arquitectura,
por lo que pintores, escultores y arquitectos comenzaron a ser
diferenciados apreciativamente de los practicantes de otros
oficios y la denominación de artistas les fue siendo
más conferida a ellos que a los restantes artesanos, con
los que progresivamente comenzaron a ser situados al nivel de
quienes ejercitaban las artes liberales ("El arte es cosa mental"
decía Leonardo da
Vinci) en ciertas de las cuales también se destacaron
varios de ellos (caso paradigmático es el de Leonardo,
quizá el más prominente homo universalis
renacentista, que "fue pintor, escultor,
ingeniero, arquitecto, físico,
biólogo, filósofo, geómetra,
botánico, modisto, inventor de juegos de
salón, de máquinas
simples y complejas, cartógrafo, autor de tratados de
óptica,
de cocina, de pintura, diseñador de jardines, decorador de
interiores, urbanista, …"
[12]

En ese período los artistas llegaron a ser tan
exaltados que Giordano Bruno, opinando acerca de las condiciones
de algunos de esos hombres, los llamó artistas de ingenio
(ingenium), atribuyéndoles dotes que más
adelante serían las caracterizadoras del artista genio
(condición exaltada al máximo en tiempos del
romanticismo
decimonónico). Por esas razones numerosos artistas
lograron la protección de poderosos mecenas (reyes,
príncipes, papas, cardenales, banqueros, comerciantes
acaudalados…), llegándose al caso de que "en una
oportunidad, el Papa Paulo III defendió a Benvenuto
Cellini, acusado de asesinato, argumentando que hombres
únicos como él no deben someterse a las leyes" [13]
(¿anticipo del "star sistem?)

Consecuencia de todo ello fue el establecimiento de una
diferenciación jerarquizante entre Artes Mayores
-pintura, escultura, arquitectura, música,
literatura,
danza, teatro,
ópera (ésta creada precisamente en
el Renacimiento)-
y Artes Menores, englobadoras de las restantes producciones
artesanales. Distinción ésta que va anticipando la
que será luego una división muy marcada entre artes
y artesanías u oficios, productoras las primeras de "obras
únicas" y de "obras múltiples"las
segundas.

Durante el Bajo Renacimiento Italiano comenzaron a
fundarse academias (instituciones
pedagógicas herederas del nombre de la muy antigua
escuela de
Platón)
destinadas a la formación de artistas claramente
diferenciados ya de los artesanos, siendo la primera la Academia
de Dibujo de
Florencia creada por Giorgio Vasari, y la segunda la Academia de
San Luca de Roma. A fines de
este período, en 1582, el pintor Ludovico Carracci
fundó en Boloña la Academia de los
Encaminados, o Del dibujo y del Natural; en ella se
estudiaban temas como anatomía,
proporciones, perspectiva, arquitectura… aparte de ser un
ámbito de debates referidos a cuestiones literarias y
filosóficas. Se la considera la primera academia
clasicista moderna por estar basada en la recuperación,
después del período manierista, de los preceptos
canónicos de la Antigüedad Clásica y del Alto
Renacimiento (postura que ha llevado a que se llegue a opinar de
ella que "inauguró el espíritu dogmatizador que
originó la calificación peyorativa de academicismo
[14]" por lo que se constituyó en la simiente de las
innumerables escuelas y academias de arte que, con sucesivas
adaptaciones a los tiempos, la sucedieron aún hasta
nuestro días.

Posteriormente, ya en tiempos de la
Ilustración (S.XVIII), se produjeron ciertas novedades
taxonómicas importantes: Charles Batteaux, en su libro Les
Beaux Arts réduits à un même principe

(1746), introdujo una clasificación que comprendía
tres clases de artes: Artes Mecánicas ("artes de utilidad")
/Bellas Artes, precisando con esa nueva
denominación que se trataban de "artes relacionadas con la
belleza" ("artes de deleite": danza, escultura,
música, pintura, poesía,) / Artes Intermedias
("artes que combinan utilidad y deleite": arquitectura y
retórica). A su vez, en la famosa Enciclopedia Francesa
publicada entre 1751 y 1772, "Diderot separaba las artes
liberales de las mecánicas, mientras que D’Alembert
denominaba ya a las artes liberales Bellas Artes y
Bellas Letras, del mismo modo que las artes
mecánicas pasarán a llamarse
Técnicas"[15] De este
modo artes y técnicas
fueron separadas teóricamente, constituyéndoselas
en clases opuestas en función del valor diferenciador
belleza, supuestamente sólo poseída –fueses
como propiedad o
atributo- por los productos de
las primeras. Por su parte Kant, en
Crítica de la Facultad de Juzgar (1790) establece
el binomio Arte Mecánico / Arte Estético, diciendo
que "éste es: o arte agradable, por tener como
intención inmediata el placer, o bello, por bellas
artes".

Y también "a partir del siglo XVIII, cuando se
especifican las disciplinas filosóficas, arte y ciencia
son objetos de dos filosofías distintas: mientras la
epistemología se ocupa del saber
científico, la estética o ciencia del
conocimiento
sensible se ocupa del arte" [16]

De resultas de lo anterior, al influjo de una ideología analítica disociadora, el
antiguo campo cultural de las téknaiars
terminó siendo parcelado en cuatro áreas
principales: Bellas Artes (la expresión Bellas Artes
está referida comúnmente a las Artes
Plásticas, por eso suele utilizarse como complemento la
expresión Bellas Letras, atinente a las Artes Literarias,
a fin de que el término genérico Artes abarque
ambas modalidades artísticas) / Técnica (en vez de
Artes mecánicas) / Ciencia / Humanidades;
concepción que, aunque crecientemente debilitada, ha
sobrevivido hasta nuestros días, como lo demuestra
la
organización académica por áreas que
refleja tal clasificación, propia de muchas
universidades.

Hay que destacar que en este siglo se originó en
Alemania un
movimiento
literario de nombre Sturm und Drang ("tempestad y
pasión") que, reaccionando contra el racionalismo
iluminista, dejó de lado la preceptiva clasicista
exaltando la expresión emocional individual,
constituyéndose en el germen del romanticismo, tendencia
artística que en el siglo siguiente se expandió
rápidamente por Europa y América, sentando las bases de algunas
actitudes
cuyos ecos, como veremos más adelante, aún resuenan
en la actualidad.

También es señalable el aporte
teórico hecho en la misma época por el
filósofo y dramaturgo G.E.Lessing al enunciar que los
elementos constitutivos de las artes son signos, los
cuales varían según cada género
artístico, anticipando, de esta manera, el advenimiento de
la semiótica estética.

Igualmente debemos tomar en cuenta que en ese entonces
se consideraron categorías estéticas fundamentales
no sólo la belleza sino también la sublimidad.
Kant, por ejemplo, entre otros filósofos que reflexionaron
acerca de la cuestión de la oposición de dichas
categorías, en su obra de 1764 Observaciones sobre el
sentimiento de lo bello y lo sublime
, considera sublime "a lo
que produce algo terrorífico, infunde un suave terror, un
asombro inmóvil, un horror delicioso" [17]

Antes de continuar desarrollando la revisión de
clasificaciones artísticas nos parece oportuno indagar
algo más acerca de las nociones belleza, estética,
que a partir del S.XVIII pasará a estar estrechamente
relacionada con la primera y técnica, que en la misma
época pasará a considerarse en cierto sentido como
antítesis de
arte.

3.3.1- Belleza

Si como hemos indicado, la creación de la
categoría bellas artes es relativamente reciente, las
nociones de bello y belleza, en cambio, son de larga data; en
efecto, ya en la antigüedad griega existía el
término kalón ("bello") del que se
derivó to kalón ("belleza") en tanto
los antiguos romanos usaron pulchrum como equivalente de
kalón, hasta que en el Renacimiento comenzó
a emplearse en su reemplazo la voz bellus de la que
provienen nuestros bello y belleza.

Platón, en El Banquete, consideró
que "la belleza es el esplendor de la verdad", siendo lo
verdadero el ser de las cosas, su esencia, que a su vez remite al
Ser de la totalidad de los entes, esto es, al Ser del universo. De
ahí que la Belleza suprema sería en definitiva el
resplandor del Cosmos, según el término
pitagórico (entendido éste como un todo ordenado
dotado de belleza y no un caos), que fue reemplazado por Dios en
el medioevo y por Naturaleza en el Renacimiento. Por lo tanto,
para los pensadores de aquellos tiempos, la belleza de las cosas,
incluidas las obras humanas (artefactos) no serían bellas
por sí mismas sino, en caso de lograrlo, por ser meros
"espejos" reflectantes de algo del fulgor de la Belleza del Ser,
esto además de que ellos establecían lazos de
implicación entre belleza, bien y verdad (Sin embargo
Platón,
en una etapa de su vida filosófica, había sostenido
que las obras de arte miméticas, como pinturas y
esculturas, presentaban realidades aparentes, ilusorias,
inexistentes, falsificadoras de la verdad del Ser y por
consiguiente de su belleza, por lo que en La
República
llegó a proponer que por el bien del
estado los
artistas productores de tales obras no tuvieran cabida en ella,
para evitar así que dañaran a sus
ciudadanos).

En cuanto a cómo se podía acceder al
conocimiento de esas "verdades", para unos lo era por una suerte
de iluminación intuitiva ("Así, por
ejemplo, en uno de los fragmentos de Demócrito se dice que
el alma
poseída de entusiasmo recibe los efluvios divinos y da
nacimiento a una ‘visión poética’. De
este modo, el poeta inspirado por la divinidad alcanza una
visión de la totalidad del Cosmos, que luego se revela en
la obra de arte" [18]) mientras que para otros, como lo fueron
los pitagóricos, por ejemplo, aquella búsqueda de
conocimiento debía procurarse mediante la investigación de ciertas propiedades del
mundo y sus relaciones, de entre las que destacaban las de orden,
simetría, ritmo, armonía,
proporción…; cualidades que fueron siendo
establecidas como fundamento de la "belleza clásica" y de
las que se derivaron a lo largo del tiempo diversos
cánones o paradigmas de
belleza (en cierto modo coincidentes con algunos de los principios
establecidos en el siglo XX en la ley de la buena
forma, elaborada por psicólogos gestaltistas, según
la cual la calidad
perceptual depende de características aparenciales de los
objetos-estímulo tales como regularidad, simetría,
armonía de conjunto, homogeneidad, equilibrio,
sencillez, concisión, orden) que fueron siendo
complementados con diversos instrumentos de diseño
que van desde las muy antiguas "correcciones ópticas"
griegas hasta el "Modulor" de Le Corbusier.

En tiempos del Renacimiento, entre los tantos cambios
culturales que se fueron produciendo, se inició una
ruptura con la tradición artística medieval
(considerada bárbara o goda -de ahí el
término gótico-) debida a la recuperación
admirativa de la antigüedad greco-romana, aunque
simultáneamente ciertos teóricos, como Vasari
(considerado el primer historiador del arte en Italia) por
ejemplo, comenzaron a manifestar actitudes críticas ante
algunas concepciones heredadas de aquel pasado, como la
concerniente al mero papel especular que le venía siendo
atribuida a la obra de arte en relación a una belleza
exterior a ella, y a partir de entonces "se quiebra la
noción de belleza, que para los griegos y cristianos era
única (porque el Cosmos es uno y Dios creador es uno), en
tantas nociones de belleza como modelos
artísticos sirven para caracterizar un artista, una
escuela, una tendencia, etc."[19] Así fue quedando cada
vez más legitimada la pretensión de que las obras
de arte pudieran ser bellas en sí mismas y no por reflejo
de una belleza extra-artística (aunque creadores tan
prominentes como Leonardo continuaron creyendo que el arte no
produce belleza, ya que, en tanto hubiera belleza en las cosas
naturales, el artista sólo copiaría o
transfiguraría aquella cualidad [20]) concepción
que se fue consolidando durante los siglos XVII, XVIII y XIX al
punto que Cèzanne planteó que "el arte es una
armonía paralela a la naturaleza" y, yendo aún
más lejos, Oscar Wilde ideó el célebre
aforismo "la naturaleza imita al arte",contradictor de la durante
tantos siglos respetada sentencia aristotélica "el arte
imita la naturaleza", queriendo, tal vez, hacernos tomar conciencia de que
la apreciación estética de ella la hacemos a partir
de una visión que nos ha conferido el arte, de ahí
que haya quien ante un amanecer brumoso sobre un mar agitado
pueda decir "parece de Turner".

Desde muy antiguo, paralelamente a las elucubraciones
metafísicas acerca de la belleza que la relacionaban con
el Ser u entes relativamente equivalentes -además de
hacerlo con el bien y la verdad- se fueron planteando otras
concepciones, algunas claramente relacionadas con sentimientos y
sensaciones que los objetos perceptibles suscitarían en
los sujetos percipientes. Así, por ejemplo, los sofistas
griegos (siglo V a.n.e) entendían a la belleza como "lo
que resulta agradable a la vista o al oído",
mientras que Aristóteles (siglo IV a.n.e) la
definía como "aquello que, además de bueno, es
agradable", y el hedonista Epicuro (siglo III a.n.e) la
caracterizaba al igual que los primeros como "lo agradable para
los ojos y el oído". Durante el Renacimiento cada vez
más se fue llamando belleza al aspecto agradable de las
obras de arte, y a fines del siglo XVIII Kant, aunque siendo de
filiación filosófica idealista, afirmó en
La Crítica
del Juicio
(tratado acerca de la percepción
sensorial y la belleza artística) que "un objeto agradable
es bello", y en el umbral del siglo XX Santayana planteó
que la belleza es "placer objetivado"…En tanto otros,
desde una óptica practicista entendían la causa de
la belleza de otra manera, como Sócrates
(siglo V a.n.e), en este caso, al enunciar que "un cesto de
mimbre podía ser bello y un escudo de oro feo, si
uno estaba bien hecho para su finalidad especial y el otro no", o
Adam Smith
(siglo XVIII) dos mil años después, al
afirmar: "Que la
utilidad es una de las principales fuentes de la
belleza, es algo que ha sido observado por todo aquel que con
cierta atención haya considerado lo que constituye
la naturaleza de la belleza (…) Que la idoneidad de
cualquier sistema o
máquina para alcanzar el fin de su destino, le confiere
cierta propiedad y belleza al todo, y hace que su sola imagen y
contemplación sean agradables, es algo tan obvio que nadie
lo ha dejado de advertir"[21]

Y así podríamos continuar acumulando
más y más opiniones diferentes y divergentes de
prestigiosos pensadores y artistas acerca de la índole de
la belleza, pero lo ya expuesto es suficiente para evidenciar lo
lábil que resulta ser dicha noción, pues, como
queda claramente expuesto en una entrevista
reciente a Uumberto Eco, "la belleza no es un concepto absoluto
ni puede plantearse en términos atemporales:
‘varía extraordinariamente en función de los
tiempos, de las modas, de las épocas, de las culturas. A
Tiziano le resultaría terrible asomarse a un cuadro de
Picasso. Ni siquiera su ideal de mujer tiene que
ver, por ejemplo, con el culto a la imagen que la sociedad actual
puede concederle a Mónica Bellucci‘ "
[22]

Llegados a este punto cabe formular una pregunta
fundamental: ¿la belleza natural existe en los productos
de la naturaleza y la belleza artificial existe en las obras de
arte humanas, esto es, en las cosas consideradas bellas? o dicho
de otra manera: ¿la belleza puede ser una propiedad de
ciertas cosas o es sólo un atributo de ellas?
(frecuentemente se utilizan los términos propiedad y
atributo como sinónimos que significaran "cualidad de
algo", pero también suelen ser diferenciados,
considerándose la propiedad de algo como una cualidad
intrínseca de ello, en tanto que el atributo sería
una cualidad que le atribuiría o asignaría alguien,
fuese productor o simple perceptor del objeto)
distribuyéndose las respuestas a dichas preguntas en dos
clases: la de quienes consideran a la belleza propiedad de los
entes bellos, como los antiguos griegos, por ejemplo, para los
cuales (y aún para muchos actualmente) "las cosas bellas
son tales porque ellas en sí mismas tienen una naturaleza
peculiar (…) que suscita sensaciones placenteras, por lo
que las artes que producen esas cosas buscan, la más de
las veces, provocar el placer en el espectador" [23] , y la de
quienes sostienen (sobre todo a partir del siglo XVIII) que la
belleza es un atributo conferido a las cosas "pues ella depende
de nuestras sensaciones, ya que, según esa manera de
pensar, no tenemos sensaciones de admiración y placer al
contemplar una obra de arte porque ella sea bella en sí
misma, sino al revés, ella "es" bella porque nosotros, al
verla, tenemos tales sensaciones" [24] , de ahí que Hume,
en el siglo XVIII, haya dicho: "la belleza está en el ojo
del observador", y ya en el siglo XX Duchamp manifestó que
"lo bello está allí donde lo inventéis".
Todo lo cual es extensible, sin modificaciones, a la sublimidad,
categoría que mencionamos en la Sección
3.3.

3.3.2- Estética

Expusimos más arriba que a partir del siglo XVIII
arte y ciencia pasaron a ser objetos de dos filosofías
distintas ya que mientras la epistemología pasó a
ocuparse del saber científico, la estética, en una
de sus ramas, pasó a ocuparse del arte.

El término estética proviene de
aesthetica, traducción al latín de la voz
griega aisthetikos que originalmente significaba algo
así como "lo relativo a la percepción sensible",
pero que el filósofo alemán Alexander Baumgarten
actualizó a partir de 1735 en su obra Reflexiones
filosóficas en torno al
poema
y luego en su Aesthetica de 1750,
proponiéndose nominar con dicha palabra la que presentaba
como nueva ciencia del conocimiento sensible a la vez que
teoría
de las artes liberales (a las que contemporáneamente
D´Alembert ya llamaba bellas artes y bellas letras) y la
belleza.

El conocimiento sensible, diferenciado del conocimiento
intelectual, es considerado como la capacidad de un ser para
captar estímulos físicos mediante ciertos
órganos corporales -ojos, oídos, nariz, etc-. Se ha
dicho que "la originalidad de Baumgarten consistió en la
importancia que otorgó al conocimiento sensible, al cual
no sólo entendió como un grado preparatorio y
subordinado del conocimiento intelectual, sino también, y
sobre todo, como algo dotado de un valor intrínseco,
diverso e independiente del valor del conocimiento lógico"
[25] en conexión con ello se denomina sensibilidad a la
facultad de percibir sensaciones mediante los sentidos y de
reaccionar emotivamente ante ellas generando sentimientos (esto
es, experiencias o disposiciones afectivas positivas o negativas
respecto a cosas físicas y/o ideas y/o imágenes)
por lo cual la estética incluiría la
consideración de tales experiencias psíquicas,
llamándolas sentimientos estéticos, en tanto se
relacionen con objetos concretos o inconcretos, naturales o
artificiales, a los que puedan atribuírseles valores
estéticos (de los que trataremos más adelante). Por
su parte la facultad valorativa del ser percipiente, asociada a
sus sentimientos estéticos, es llamada gusto
estético desde el S. XVIII -época en la que se
desarrollaron las teorías
sobre las facultades humanas- y consiste, en cada persona, en su
capacidad de apreciar principalmente los aspectos aparenciales y
significativos de los objetos percibidos con relativa
prescindencia de consideraciones de índole
práctica, siendo esta una aptitud condicionada aunque no
determinada socialmente, y que coexiste en cada mente con otros
gustos de clases diversas que pueden interactuar variadamente
entre sí (Acerca de la sensibilidad estética dijo
Herbert Reed que "es la facultad de que está dotado el
hombre para
separar una forma del caótico torbellino de sus
sensaciones y contemplarla en su singularidad") Durante mucho
tiempo se pensó que las facultades estéticas e
intelectivas tienen "funcionamientos" del todo independientes,
pero actualmente se considera que ambas pueden asociarse,
generándose así experiencias psíquicas con
diversos grados de "esteticointelectividad".

También se ha visto como novedoso de esa nueva
ciencia estética el que conjugara en una misma disciplina un
enfoque psicológico con otro filosófico (sin
embargo, en un pasado lejano, como hemos dicho antes, los
pensadores sofistas y hedonistas, por ejemplo, situándose
en lo que llamaríamos una perspectiva
psico-filosófica consideraban bello a lo que resultaba
agradable a la vista o al oído)

Para Baumgarten la palabra estética denominaba
una ciencia con tres objetos de estudio principales: el
conocimiento sensible, el arte y la belleza, pero con el
correr del tiempo, como ocurre con muchos términos
denominadores de disciplinas, ese mismo nombre se fue utilizando
para designar igualmente a sus objetos de estudio. Hemos visto
que ya Kant, a fines del S.XVIII, oponiendo arte mecánico
a arte estético, utilizaba el término
estética-o como adjetivo, haciéndolo
sinónimo de "agradable" y "bello". El significado de
estética como "ciencia" aún perdura, y así
lo demuestra una de las acepciones que da de ella el
Diccionario de la Real Academia Española al
caracterizarla como "ciencia que trata de la belleza y de la
teoría fundamental y filosófica del arte", mientras
que el Diccionario Enciclopédico Larousse la define
como "ciencia que trata de la belleza en general y de los
sentimientos que suscita en el hombre". Pero esos mismos diccionarios,
entre sus definiciones de estética dan "bello y elegante"
el primero y "bello" y "bello en general" el segundo,
además de que ambos agregan "artístico". De
ahí que estética-o, en el uso común, se
emplee como sinónimo de bella-o y belleza y también
de arte y artística-o.

Continuando con las sinonimias de estética
consideremos una más. Hay quienes dicen que en la antigua
Grecia el
término poiesis (poética) significó
inicialmente "fabricación, creación", esto es, todo
lo hecho por el hombre, fuese artesano o artista, pero luego
habría pasado a significar "creación
artística", aunque más bien la de índole
verbal -de ahí poesía- debido a lo cual
después se ha llegado a establecer una similitud semántica entre poética y arte. Pero
si poética es en un sentido equivalente a arte y arte es
en cierto sentido equivalente a estética, por carácter transitivo poética
sería equivalente a estética, tal como muchos lo
entienden actualmente. Por ejemplo, dos famosos lingüistas,
Mukarovsky y Jakobson, participantes ambos del movimiento
estructuralista y formalista ruso de principios del siglo pasado
y siendo posteriormente miembros del Círculo de Praga,
refiriéndose a las funciones del
lenguaje
Mukarovsky designaba a una de ellas función poética
mientras que Jakobson llamaba a la misma función
estética; y tal empleo
indistinto de esas voces, estética y poética, se
difundió ampliamente entre autores de diversas
especialidades.

Sin embargo, en relación a mucho de lo anterior,
se han venido manifestando discrepancias, de las que a
título de ejemplo citaremos sólo dos, temporalmente
muy distantes entre sí : "Hegel consideraba
a la estética como filosofía del arte y no como
ciencia del sentir" [26], mientras que casi doscientos
años después Katya Mandoki, en 1994, retomando
estrictamente la etimología del término
escribió: "definiremos a la estética como la
facultad de sensibilidad del sujeto y no como el estudio del arte
y lo bello" [27] (Para evitar confusiones bien podría
denominarse artelogía al estudio del arte en vez de
estética)

También es posible considerar la estética
como un género ideológico, el de la
ideología estética. La palabra ideología
tiene varios significados que van desde "estudio de las ideas"
hasta "falsa conciencia de la realidad"; nosotros adoptamos
aquí el de "conjunto de ideas, creencias, valores,
conocimientos… personales, grupales, sociales,
institucionalizados o no, referidos a algo", "algo" que en el
caso de la ideología estética en la actualidad
está predominantemente constituido por el arte, pudiendo
abarcar de él desde su creación hasta su
apreciación.

3.3.3- Técnica

Recordemos que en sus orígenes los
términos tekné (del que proviene
técnica) y ars (del que proviene arte) eran
equivalentes en su significación y aún hoy
técnica y arte, entre los varios significados que se les
han ido atribuyendo, algunos conservan analogías entre
sí (por ejemplo, en el actual Diccionario de la Real
Academia Española
se lee: "ARTE: 1.Conjunto de
preceptos y reglas necesarios para hacer bien algo- 2.Virtud,
disposición y habilidad para hacer algo / TECNICA:
1.Conjunto de procedimientos y
recursos de que
se sirve una ciencia o arte – 2.Pericia o habilidad para usar
esos procedimientos o recursos para ejecutar cualquier cosa, o
para conseguir algo"). Sin embargo, a partir del S.XVIII se fue
perfilando una tendencia a oponer los significados de dichos
términos. Ya Platón y Aristóteles
habían establecido una diferenciación entre artes
materiales y artes espirituales, las que, con el transcurso del
tiempo, fueron recibiendo otras denominaciones, entre ellas las
de artes mecánicas o útiles o prácticas las
primeras y artes liberales o bellas artes algunas de las segundas
(quedando así adscriptas, respectivamente, a los dominios
de la cultura material y de la cultura espiritual) las cuales,
según una concepción exageradamente
esquemática, comprenderían la producción y
distribución de medios
destinados principalmente a la satisfacción de necesidades
materiales unas y de necesidades espirituales las otras
(entendiendo nosotros por espiritual a lo mental en su
acepción materialista) Así, durante el Iluminismo,
acentuándose esas diferencias se optó por separar
los términos de la antigua sinonimia técnica=arte,
otorgándoseles a cada uno de los términos
significados claramente distintos y aun antitéticos:
técnica -reemplazando la expresión artes
mecánicas- fue asignado a lo relacionado especialmente con
la producción de satisfactores de necesidades materiales,
mientras que arte -el término solo o asociado con bellas
en bellas artes- fue asignado a lo relacionado especialmente con
la creación de satisfactores de necesidades espirituales
de belleza.

Pero como tal antinomia no nos resulta convincente,
coincidimos con quienes opinan que por técnica, en un
sentido muy amplio, puede entenderse un conjunto de
conocimientos, procedimientos y recursos necesarios para llevar a
cabo una actividad intencional con el fin de lograr un resultado
prefijado de índole intangible o tangible,
elaborándose así artefactos inconcretos y
concretos, a los que ya mencionamos en la Sección 3,
habiendo dicho de ellos que en términos generales
serían igualmente artefactos tanto la concepción
imaginativa deliberada de algo aún inexistente como la
obra tangible resultante de haberla luego materializado.
Según Louis Althusser (inspirado en Marx) ese hacer
técnico puede describirse, con el nombre de
práctica, como consistiendo en un proceso
deliberado de transformación de objetos del trabajo en
productos mediante la acción ejercida sobre aquellos por
agentes del trabajo munidos de medios de trabajo
adecuados.

La técnica, por lo expuesto, está referida
a la producción consciente y por ende al trabajo
lúcido (aunque no debe ignorarse que a veces ciertas
acciones
incontroladas pueden resultar beneficiosas, aunque generalmente
sean perjudiciales) De ahí que la noción general
técnica posea una amplitud semejante a la de su
antecedente etimológico tekné, por lo que,
al igual de lo que ocurrió con ésta, aquella
también fue siendo dividida en múltiples clases
particulares tales como técnicas literarias,
edificatorias, agrícolas, escultóricas,
quirúrgicas, musicales, y así siguiendo.

Consideremos ahora, de manera muy esquemática y
en su aspecto fundamentalmente material, un primer caso de
utilización de una técnica pictórica
básica consistente en que un "pintor de obra" (agente del
trabajo) aplique pintura acrílica sobre una pared, ubicada
en un sótano, hasta el momento sólo revocada
(ambas, pintura y pared, objetos del trabajo) valiéndose
de un pincel (medio de trabajo) con el fin de que la pared quede
acabada (producto) aunque luego ya no será vista porque se
colocará un armario delante de ella; ahora consideremos
otro caso de empleo de una técnica similar en el cual un
"pintor muralista", mediante un pincel, cubra con pinturas
acrílicas una pared situada en el hall de un edificio
pintando así un mural destinado a ser visto por todos los
que transiten por el lugar. Sería muy probable que una
mayoría de opinantes considerara "técnico" al
"pintor de obra" y "técnico" a su producto, a la vez que
"artista" al "pintor muralista" y "artística" a su obra,
aunque por lo recién descrito debería
entendérselos en cierto sentido a ambos como
técnicos (en apoyo de esto recordemos que muy
frecuentemente se juzga la capacidad técnica tanto de
"pintores muralistas" como de "pintores de caballete", que a los
locales en donde los últimos producen sus obras se los
suele llamar talleres, y que a ciertos procedimientos de que se
valen unos y otros se los llama técnicas
pictóricas) si bien al muralista cabría
caracterizarlo simultáneamente también como
artista, debido a que su accionar técnico estuvo orientado
a elaborar una obra de arte, a diferencia del "pintor de obra"
cuya motivación
productiva no fue artística.

Entonces, a partir de lo recién expuesto y
entendiendo por técnica al conjunto de conocimientos,
recursos y procedimientos de que se vale alguien para ejercer
conscientemente una actividad productiva, concluimos que la
oposición técnica / arte es del todo incongruente,
ya que toda práctica artística poseería una
faz técnica complementaria de la intencionalidad
artística. Y más aún, en relación a
esto hay quienes -como Katya Mandoki- fusionan arte y
técnica opinando que "el arte es una tecnología para la
producción de efectos estéticos" [28] mientras
otros, -como Juan Acha- identifican de modo más amplio "lo
artístico con el objeto, los sistemas
productivos y la cultura que esto presupone como producto humano"
[29] A partir de lo dicho parecería razonable reemplazar
la oposición técnica / arte por técnica
"anartística" (adjetivo parafraseado del anestética
atribuido a Unamuno) / técnica artística,
definiéndose el primer término del par como
"técnica productiva empleada sin propósitos
estéticos" y el segundo término como
"técnica productiva empleada con propósitos
estéticos" (así, por ejemplo, una técnica
quirúrgica puede ser anartística -"cirugía
reconstructiva"- o artística -"cirugía
estética"-) quedando por aclarar que la "artisticidad" o
"anartisticidad" de las técnicas no serían
cualidades inherentes suyas, sino simples estados dependientes de
los propósitos de quienes se valen de ellas.

Durante el S.XVIII ya estaba en marcha la primera
revolución
industrial desarrollándose en un medio cultural
marcadamente racional-cientificista, lo que suscitaba un gran
interés
por las características que iba tomando la
fabricación de bienes
materiales de consumo y de
producción, descollando entre estos últimos las
nuevas maquinas tanto operadoras como motoras. Un buen ejemplo de
ello lo constituye la elaboración, entre 17751 y 1772, de
la famosa Enciclopedia Francesa, presentada como Diccionario
razonado de las ciencias, las
artes y los oficios
, siendo una característica
sobresaliente de ella la importancia que se le asignó a la
minuciosa descripción de los oficios
(técnicas) situados, en tanto objetos de conocimiento, en
un mismo plano de consideración que los temas propios de
la ciencia y
las artes liberales. No es extraño entonces que en
Inglaterra,
pionera de la revolución
industrial, se acuñara el término
technologypara designar el estudio de la técnica
como lo indica su etimología, el que desde entonces, como
bien sabemos, ha ido ganando mundialmente cada vez más
importancia, lo cual no significa que anteriormente se
desestimaran las técnicas, sino solamente que
carecían del prestigio cultural propio de las artes
liberales, con las que a partir del Iluminismo se fueron
nivelando progresivamente pero con aceleración
creciente.

Pero con la palabra tecnología, cuyo significado
estricto es "ciencia o tratado de la técnica",
ocurrió lo mismo que con estética, y con tantos
otros términos, en cuanto a que la denominación de
una disciplina le es aplicada también a su objeto de
estudio, y en este caso la voz tecnología ha pasado a ser
utilizada muy comúnmente como sinónimo de
técnica, así, por ejemplo, suele decirse tanto
"tecnología del tallado" como "técnica del
tallado". Además es usada para aludir a un conjunto de
técnicas, como cuando se dice "tecnología incaica"
queriéndose significar "conjunto de técnicas de la
cultura incaica". Por último, también se habla de
tecnología y aun de tecnología de punta en
relación a técnicas basada en fundamentos
científicos y generalmente relacionadas con medios
instrumentales modernos (mecánicos, mecatrónicos,
electrónicos, electromecánicos,
informáticos…); por ello una imagen elaborada con
computadora e
impresa en un CD
sería un producto tecnológico, producido con
"técnica alta"(high tech), en tanto que una imagen
similar, pintada con acuarela sobre papel mediante pinceles
comunes sería una obra técnica, producida con
"técnica baja" (low tech)

3.4- Edad Contemporánea

Se data el inicio de esta era en 1789, año del
comienzo de la revolución
francesa, porque se ha considerado que a partir de entonces
se desarrollaron unos procesos de
transformaciones culturales tan amplias y profundas que se
justifica la adopción
de esa fecha como la del principio de una nueva edad
histórica posterior a la edad moderna
(pareciendo que la elección de ese origen resultó
de un enfoque marcadamente eurocentrista, ya que unos diecinueve
años antes, en 1770, había empezado la
revolución independentista y republicana en
norteamérica, que influyó en la revolución
francesa y en las restantes revoluciones americanas de comienzos
del siglo siguiente) Sin embargo, no todo fue original en el
nuevo período ya que algunos de esos procesos se
habían iniciado el siglo anterior y otros aún
antes, y lo que pasó en el comienzo del S. XIX fue que se
los adaptó progresivamente a los requerimientos y
condiciones de los nuevos tiempos, como ocurrió, por
ejemplo, con la revolución industrial, la
vinculación de la ciencia con la técnica generadora
de la "tecnología", el afianzamiento del capitalismo
con el consecuente crecimiento de la burguesía y el
proletariado, el desarrollo y
expansión del ideario socialista (desplegado entre los
polos del socialismo
libertario y el socialismo científico) y, entre otros
hechos importantes, la consolidación de la
"revolución romántica" heredera del
protoromanticismo del ya mencionado ochocentista movimiento
Sturm und Drang ("tempestad y pasión")
(Sección 3.3) contradictor del clasicismo a partir del
rechazo de sus normas y de
propiciar al máximo la expresión emotiva individual
del artista.

Durante más de dos mil años el clasicismo
de origen grecorromano, exceptuando su eclipse durante el
intervalo medieval, fue una referencia orientadora (y durante
mucho tiempo obligatoria en las academias de Bellas Artes) de
gran importancia para un sinnúmero de practicantes de
diversos géneros artísticos, habiendo recibido en
ese lapso de tiempo inevitables variantes epocales de entre las
que se destacan las correspondientes al clasicismo renacentista
(siglos XIV al XVI) al clasicismo barroco (siglo
XVII) al estilo neoclásico (siglos XVIII al XX) al
clasicismo vnguardista (primeras décadas del siglo XX)
(del que, entre otros, fueron practicantes temporarios el
escultor Aristide Maillol y los pintores Fernand Léger.
Henri Matisse y pablo Picasso) y al clasicismo posmoderno
(último tercio del siglo XX) Pero a comienzos del siglo
XIX se inició una fuerte confrontación entre las
concepciones estéticas-artísticas del recién
surgido movimiento romántico (continuador del
prerromanticismo alemán) y las del tradicionalista
movimiento neoclásico, conflicto que
en lo esencial, aunque con distintas denominaciones, aún
conserva vigencia pero evidenciándose en él un
progresivo predominio de la tendencia contestataria. Hay que
aclarar que esta oposición clasicismo/romanticismo tiene
antecedentes de larga data, por lo que cabe considerar que ambas
tendencias -a las que Nieztche denominara lo apolíneo y lo
dionisíaco- son, en cierto modo, constantes
históricas que, según las épocas, van
manifestando distintos predominios de una sobre otra; entonces,
lo que aquí estamos indicando, es que el período
que consideramos va estando marcado cada vez más por el
auge de lo dionisíaco en desmedro de lo
apolíneo.

El término clasicismo proviene de clásico
y éste del latín classicus que significa
"digno de ser imitado" o "modelo",
paradigma que
en materia
estético-artística correspondía a la
tradición grecorromana, caracterizándose por propiciar la racionalidad,
el control de las
proporciones, el gusto por las composiciones equilibradas, el
orden, la estabilidad, la armonía, la simetría de
las obras de arte. A su vez, el término romanticismo se
deriva de romántico y éste del francés
roman que significa "novela", por lo
que romántico, en la acepción que nos interesa,
aludía a lo novelesco, a lo ficcional, por lo que fue
usado con el sentido "de lo extraordinario, de lo
que está fuera de lo normal, en oposición a la
normatividad clásica". Romanticismo, en esta
acepción, se convirtió en antónimo de
Clasicismo. (Los términos romántico y romanticismo
están muy devaluados en amplios sectores de la
intelectualidad porque actualmente, al margen de los sentidos
anteriores, han llegado a connotar "sensiblería amorosa",
lo que se asocia con la literatura, el cine y las
telenovelas rosas,
razón por la cual han caído en desuso)

"El Romanticismo representó, básicamente,
una reacción contra la rigidez académica y la
afirmación de una libertad
absoluta. Lo romántico, entonces, designaba lo subjetivo
desligado de toda autoridad, la
disolución de los límites y
de las leyes clásicas entre los géneros;
encarnó, por tanto, las ideas de lo fantástico,
sensible, onírico y nostálgico. La ruptura con el
escenario estable de la pintura clásica, la
composición agitada, los violentos contrastes de luces y
sombras aluden a la incertidumbre de los límites
naturales: el paisaje se transforma en un despertar pasional y
emotivo; toda representación del entorno se ve impregnada
de la interpretación personal del
artista, a la vez que se valora la obra imperfecta, inacabada y
abierta frente a la obra perfecta, concluida y cerrada propia del
clasicismo. La historia, para el
romántico, es una mirada hacia atrás que permite
enlazar sus ideales con el fluir histórico, pero es
también fuente de fantasías. Por eso a
través de sus imágenes las artes del romanticismo
nos cuentan cosas excepcionales que excitan nuestra
imaginación y nos transportan mentalmente hacia otros
tiempos y lugares; así los escenarios de África y
el Medio Oriente irrumpen con sus colores y
exotismo en el horizonte creativo. En el Romanticismo
también se actualizó, exaltándola, la figura
renacentista del genio creador que aporta una nueva visión
del mundo, presentándolo ahora como ser incomprendido por
la sociedad a la vez que sujeto predestinado que ejerce su
actividad por vocación". [30] Animado por ese
espíritu crítico y renovador Victor Hugo
proclamó: "Es de la fecunda unión del tipo grotesco
con el tipo sublime de donde nace el genio moderno, tan complejo,
tan variado en sus formas, tan inagotable en sus creaciones, y
enteramente opuesto en este aspecto a la uniforme simplicidad del
genio antiguo…lo bello no tiene más que un tipo; lo
feo tiene mil….la musa moderna sentirá que no todo
en la creación es humanamente bello, que lo feo existe en
ella al lado de lo bello, lo deforme junto a lo gracioso, lo
deforme en el reverso de lo sublime, el mal con el bien, la
sombra con la luz (en Prefacio a Cromwell. 1827)" y "La
libertad en el arte, la libertad en la sociedad, he aquí
la doble meta a que deben tender todos a una los espíritus
consecuentes y lógicos (en Hernani.
1830)

Hay quienes consideran que el Romanticismo tuvo una vida
relativamente breve, limitada a la primera mitad del S.XIX, y de
una duración no mayor de veinte años. Sin embargo,
muy importantes artistas considerados románticos
traspasaron ampliamente ese límite temporal, como lo
demostrarán unos pocos ejemplos suficientemente
representativos para confirmar lo dicho; consideraremos los casos
de cuatro pintores y cuatro músicos célebres,
indicando las fechas de sus muertes que es cuando cesó su
producción: Pintores: Gèricault 1824 – Turner 1851-
Dalacroix 1863 – Rossetti 1882 / Músicos: Beethoven 1827 –
Wagner 1883 -Tchaikovsky 1893 – Mahler 1911 (de quién se
ha dicho que fue el introductor del romanticismo en el S.
XX).Hoy, alrededor de doscientos años después de la
aparición del Romanticismo, hemos leído un
artículo de A.Abelleyra, referido a Josefina
Alcázar, nacida en 1950, en el que dice: "romper
ortodoxias, patrones de pensamiento y
acción; privilegiar la libertad más que establecer
límites; ver un peligro en la repetición creativa
y, en contraparte, alentar la innovación artística. A partir de
estos retos, Josefina Alcázar (…) se ha dejado
cautivar por el performance" [31] texto que
atestigua la supervivencia del espíritu romántico
hasta nuestros días, ya que muchas actitudes y opiniones
románticas se siguen repitiendo aunque quienes las
manifiesten puedan llegar a desconocer su origen
histórico.

Del Romanticismo emanó una ideología
estética relativamente difusa, caracterizable en
términos generales como libertaria y antidogmática,
transgresora y provocativa, inventiva y transitoria, por lo que
no podía dejar de ser dispersiva en relación a
quienes adherían a ella, debido a lo cual no pudo
organizarse un movimiento compacto y duradero. Por eso su
inconformismo esencial fue la simiente de una sorprendente
cantidad de nuevos estilos artísticos, algunos de vida
relativamente efímera, que fueron aumentando velozmente en
número hasta nuestros días. Ello acompañado,
por una parte, por un notable incremento de categorías
estéticas y, por otra parte, por la multiplicación
de géneros artísticos.

La belleza y el mimetismo, dos de los valores
fundamentales de la estética clasicista, fueron siendo
dejados de lado, lo que, entre sus principales consecuencias,
posibilitó la introducción en el campo artístico
del feísmo y el no figurativismo, valores estéticos
que coadyuvaron a generar un aluvión de nuevas
categorías estéticas como, por ejemplo:
transgresividad, improvisación, caoticidad, desequilibrio,
instantaneidad, tosquedad, irracionalidad, inacabamiento,
repulsividad, , procesualismo… lo que ha llevado a algunos
opinantes a proponer el reemplazo de la estética,
presuntamente caduca, por una antiestética más
acorde a la realidad artística contemporánea (tal
como lo ha manifestado el pintor Luis Felipe Noé
-exaltador del caos como categoría estética de
primer orden- en su libro llamado precisamente
Antiestética) esto en contraposición a los
que ya han diagnosticado la "muerte del
arte" -como actualización de aquella "muerte del arte"
anunciada por Hegel en el S.XIX, pero tomando de esa frase
más su expresión que su contenido
específico-, atribuyéndola a la que consideran una
expansión exterminadora sobre las auténticas artes
por parte de las corrientes nutridas de tales nuevos valores (o
más bien de los que serían sus "antivalores" o
"desvalores" estéticos para tales críticos) Ante
tal situación se han venido manifestando desde hace largo
tiempo tomas de partido antagónicas por parte de toda
clase de personas, entre ellas los artistas mismos, de las que
expondremos dos pronunciamientos opuestos muy
recientes:

Posición de aceptación: declaración
de León Ferrari (argentino, 86 años) pintor,
escultor, performancero, etc miembro fundador del CIHABAPAI -Club
de impíos, herejes, apostatas, blasfemos, ateos, paganos,
agnósticos e infieles- que en la Navidad de
1997 solicitó al Papa que gestionara la anulación
del juicio final y de la inmortalidad y en el 2001 el desalojo y
demolición del infierno: "Pienso que la
evolución del arte puede ser vista como una permanente y
renovada destrucción de reglas y que, si logra sobrevivir
alguna norma, mañana llegará un ser humano que la
despedazará o la quemará, y con sus restos, con el
humo, con el calor y el
olor, construirá un nuevo sol en el cielo y una sepultura
para las cenizas que queden. Creo que todos los seres humanos
pueden hacer y hacen arte, llámense artistas,
críticos, o cualquier otra cosa. En las expresiones de
algunos rostros, en los estados de ánimo, en el amor, en
los gestos del cuerpo, en la forma de relatar un acontecimiento
cualquiera, en el abrazo a una persona amada o en una
puñalada animada por la traición, puede estar
contenida esa cosa confusa e impalpable que es el arte. Y el arte
es como el hombre, que sublime o repelente, amigo o enemigo, no
deja de ser hombre…." (29/11/03) [32]

Posición de rechazo: declaración de Javier
Sicilia (mexicano, 50 años) poeta, novelista y ensayista;
"Desde que la cultura moderna tomó en serio la
boutade de Marcel Duchamp de llevar un excusado al museo y
sacralizó como arte la lata de sopa Campbell de
Andy Warhol, el arte, entendido como una exploración del
misterio profundo de las cosas, se confinó a un gueto y lo
que ahora pasa como tal es cualquier cosa, una especie de
orgía en la que la mezcla de todas las formas, de todos
los estilos, de todas las culturas se vuelve un espacio sin
significación (…) En un mundo donde todo se ha
mercantilizado, la orgía moderna del arte quiere
embellecerlo a través de la publicidad, de
los media, de las imágenes. No hay nada que escape a su
mirada igualitaria y sin matices. Hasta lo obsceno, lo
estúpido, lo inane, lo grotesco, como lo hizo Warhol, se
estetiza, se culturaliza, se museifica" (20/02/05)
[33]

Como consecuencia de lo anterior resulta, entre muchas
otras cosas, que debido a lo agonizante que está la
noción belleza, la expresión bellas artes
está siendo reemplazada por artes a secas; aunque
también sería posible que el término belleza
pasase a abarcar todas las categorías estéticas
desde lo hermoso a lo horrible, lo que permitiría apreciar
la "belleza de la fealdad", por ejemplo, sin que ello
constituyera una paradoja. No es extraño, entonces, que se
haya llegado a afirmar que "el arte actual es un brumoso
todo".

En cuanto a la proliferación de géneros
artísticos que se produjo en el S. XX, recordaremos que en
el año 1911 "Ricciotto Canudo, teórico inicial del
cine, fue quien calificó por primera vez al
cinematógrafo como séptimo arte" [34] ya que hasta
ese entonces sólo se reconocían seis Bellas Artes:
arquitectura, escultura, pintura, danza -incluyente de teatro-,
música y poesía -incluyente de literatura- listado
que posteriormente se amplió con la incorporación
de algunos géneros existentes, pero hasta entonces
excluidos de las Bellas Artes, como grabado, tallado,
cerámica, vidrio, vitrales,
porcelana, restauración, entre otros (aunque en ciertos
medios aún se les sigue negando dicho status) Pero, al
margen de ello,
han ido surgiendo una cantidad
sorprendente de nuevos géneros artísticos (o ramas,
o disciplinas, o categorías artísticas, como
también se los llama) tales como: fotografía, historieta, televisión, performance, infografía,
body art, paisajismo, titerismo, instalación, collage,
etc, etc, etc.

Obviamente, una parte considerable de la creación
de nuevos géneros artísticos se debió a una
serie muy importantes sucesos tecnológicos como fueron,
por citar sólo algunos, los inventos y
desarrollos posteriores de la cámara fotográfica,
cinematográfica y videográfica, de las
fotocopiadoras eléctricas y electrónicas, de
la computadora
digital y de sus softwares, y de los equipos productores de
realidad
virtual (que pueden llegar a revolucionar el arte como
ningún otro utillaje técnico lo ha hecho desde la
invención de los primeros pinceles y cinceles)

Antes de referirnos a la cuestión del aumento
incesante de estilos artísticos haremos algunas
consideraciones relativas a la noción de estilo. Ese
término es relacionado con hechos de naturaleza muy
variada, así se habla de "estilos de vida", "estilos
científicos", "estilos tecnológicos"…
"estilos artísticos" y, en general a todo aquello que da
cabida a opciones y es repetido en el tiempo, porque lo
básico y común de todos los estilos parece ser,
precisamente, que se manifiestan como ciertas reiteraciones de
algún tipo de elección. Un estilo artístico
consistiría en un conjunto de rasgos formales,
significativos, técnicos …-adoptados en vez de
otros posibles- característicos de un autor (estilo
goyesco) y/o de una escuela o tendencia (estilo romántico)
y/o de una época (estilo dieciochesco) …Acerca de
la multiplicación de estilos artísticos
-también llamados corrientes, movimientos,
tendencias, ismos- tema en el que no ahondaremos por ser de
conocimiento general, nos limitaremos a hacer una simple
mención cuantitativa y nominativa: la lista presentada en
el sitio web
arteuniversal referida exclusivamente a las artes
plásticas, aunque incompleta, es un claro indicador de
dicha situación: abarca desde el año 1874 hasta
fines del S.XX y registra cincuenta y dos nuevos estilos (!!!)
comenzando con el impresionismo y
concluyendo con la transvanguardia posmoderna :

Antecedentes de las primeras vanguardias del siglo
XX
(desde el año 1874 hasta principios
del siglo veinte) 3 estilos

Partes: 1, 2, 3
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