¿Qué ha pasado con el conflicto armado en Colombia durante el gobierno de Uribe?
Las caravanas en época de
vacaciones, no reflejan la seguridad que el
País está esperando
La lista de los balances del Gobierno Uribe
tiene muchos interrogantes de vital importancia para el
país; entre de ellos, tal vez el principal, es el que
hacen los colombianos sobre uno de los temas álgidos por
los cuales fue elegido el actual Presidente. A nadie le cabe duda
que hace cuatro años Uribe representaba al salvador "que
terminaría con los criminales de izquierda y de derecha
que se habían repartido el territorio nacional" ante la
ineptitud de los gobernantes en los últimos cincuenta
años. Si, los niños y
los jóvenes deben saber que esta pobre Colombia ha sido
gobernada por sus peores hijos, los que sólo se
preocuparon por mantener sus tierras, sus capitales y sus
apellidos. Aquellos que aún creen que son dueños de
todo y que se toman los medios
diariamente para dar cátedra de honestidad y
sabiduría. Ellos permitieron la iniciación de este
largo conflicto y
permanentemente le han echado gasolina al fuego.
Esos extraños seres son los mismos con las mismas
que en las pasadas elecciones (de 2006) fueron capaces de
matricular a sus hijos en el bando contrario con tal de seguir
disfrutando de las mieles del poder. Pues
bien, el objetivo de
acabar con los violentos no se ha cumplido aunque hoy sea posible
que aquellos culpables de la mala situación del
país puedan pasar semana santa, navidad y
otros puentes mas o menos tranquilos resguardados por los agentes
de seguridad que los acompañan hasta el baño. Y el
asunto es claro: las cúpulas de los grupos
insurgentes están intactas y continúan poniendo en
jaque a las Fuerzas Armadas (militares y de policía) y a
la población civil.
En cambio las
cúpulas de los organismos estatales se han desbaratado
permanentemente en estos tres años y medio de gobierno. Se
afirma con toda seguridad que en ningún otro
período cuatrienal, habían ocurrido tantos retiros
de militares y de policía por caprichos y rabietas del
Comandante Supremo. Muy grave que el equipo encargado de ejecutar
la que —según su propia intención— es
sin duda la principal tarea de gobierno, sea relevado cada vez
que el genio cambia. Tres ministros de Defensa, dos comandantes
generales, tres comandantes del Ejército, dos de la
Fuerza
Aérea, además de un relevo permanente en la alta
oficialidad, son claras muestras de contradicción entre lo
propuesto y lo realizado. El conflicto armado se mantiene y las
acciones
esporádicas de parte y parte aumentan la incertidumbre de
los colombianos que están cansados de la guerra.
Algunas regiones del País continúan
sometidas al control de los
violentos incrementando el número de desplazados que ya
alcanza casi los tres millones.
Curtidos generales otrora ensalzados por sus superiores
para que escalaran las más altas posiciones en la
jerarquía militar, han colgado el uniforme víctimas
de caprichos y en no pocas oportunidades con graves humillaciones
que quiérase o no, afectan la moral de
los cuadros (comandantes en todos los niveles) y lo que es
más grave, de la propia tropa. La facultad discrecional
para retirar del servicio a
Oficiales y Suboficiales sin explicaciones, afecta negativamente
la eficiencia del
aparato militar y pone en tela de juicio las normas,
reglamentos y códigos.
Así las cosas, hoy se muestran estadísticas sobre resultados operacionales
representados en bajas (muertes), capturas y deserciones de
guerrilleros y paramilitares como si esta fuera la única
manera de medir la eficiencia y eficacia del
Estado en
materia de
seguridad.
Por supuesto que las atrevidas acciones de la guerrilla
en la década del noventa, en las que reunían
cientos de combatientes para atacar unidades militares de
tamaño medio, generalmente mal comandadas e
indisciplinadas, no se han vuelto a repetir, pero esto no es
muestra de
solución definitiva del problema. Las Fuerzas Militares de
hoy están mejor dotadas y acceden a tecnología de punta
que garantiza un mayor poder relativo de combate. Los efectivos
institucionales han crecido en forma logarítmica aunque no
alcanzan los promedios de otros países sin problemas de
conflictos
internos. Estos dos aspectos llevarían a pensar que si el
problema antes del año 2000 era de falta de efectivos y de
medios tecnológicos, la situación hoy
estaría próxima a resolverse.
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