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Las dudas (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2, 3

Volvamos, entonces, a la pregunta que soslayáramos unas
páginas atrás.

¿Por qué
dudamos?

Dudamos, porque tememos poner a prueba nuestras capacidades de
confrontar cara a cara nuestras propias adversidades sin temor al
rechazo, porque no podemos tolerar lo que nos significaría
la pérdida de prestigio adquirido tras las mentiras de las
apariencias
— lo que otros, de nosotros, pensarían.

Dudamos porque no nos consideramos dignos de lo que tenemos ni
tampoco dignos de tener más.

Dudamos porque poseemos una inclinación innata hacia la
autodecepción y la mentira, donde
decimos lo que no sentimos y hacemos lo que no queremos
hacer.

Dudamos porque somos esencialmente débiles — por eso
dudamos.

¿El
remedio?

Una historia verdadera del rito de pasaje del adolescente de
nuestro país lo explicará.

"Nibaje…" es el nombre de una barriada que
quedaba en la ribera del Yaque al pie del pináculo donde
se construyera el siglo antepasado la infausta Fortaleza San
Luis, lugar de tortura para los enemigos de Trujillo.

Cuando el Yaque del Norte se desbordaba, lo que, en ese
entonces, a menudo ocurriera durante las lluvias de mayo y junio,
el nombre de Ni Bajes (contraído a Nibaje) se
entendería como apto para el lugar.

Fue en el año 1949 cuando el río se
desbordó de manera nunca vista, amenazando con sus aguas
la seguridad de los
residentes de Nibaje — para todos quienes aprendieran a nadar
en el río, zambullirse en él cuando los peligros
eran mayores era un aspecto del ser hombres — de ser "guapos"
— sí, como ser el más famoso de todos los
guapos…

Por supuesto, para ir al río, como jóvenes de
familia,
contábamos todos con nuestros propios permisos, ya que el
de nuestros padres nunca podría obtenerse bajo las
circunstancias. Ramón, que
se ocupaba de los negocios de mi
papá y de mí, me aconsejó que no bajara ni
siquiera a ver cómo estaba el río — pero yo no le
hice caso alguno.

Mis amigos y yo bajamos una tarde, cuando brillaba el sol y cuando
la "costa" familiar estaba clara, ya que se suponía que
estábamos en un pasadía del colegio.

Conmigo llegaron seis de mis amigos de escuela; y juntos
nos aprestamos a encontrar un sitio desde donde saltar para
zambullirnos en las aguas turbias y alborotadas del torrente
fluvial.

Encontramos un barranco escarpado, desde el cual nos
aconsejaran los vecinos del lugar no tratar de saltar —
precisamente, porque nos lo aconsejaban es porque
decidiéramos hacerlo — lo crucial era decidir entre
todos quién sería el primero en hacerlo —
quién sería el más guapo, en otras
palabras.

Nadie tenía una excusa para desear ser el conejillo de
Indias en esta experiencia, y, cuando uno de mis amigos
bravucones me señaló a mí, indicando que
sería un acto de cobardía si yo rehusaba — sin
pensarlo, porque esas cosas no se piensan, acepté el
reto.

Subir la barranca fue muy difícil porque no solo era
empinada, sino que las lluvias la habían vuelto
resbaladiza. Nunca miré para atrás, hasta que
llegué a un rellano pequeño de la altura de un
edificio de siete pisos — la llamaban "El Hotel Mercedes" en referencia al hotel de esa misma altura que, en esos
tiempos, dominaba el centro de la ciudad de Santiago de los
Caballeros.

Era muy alto de veras, y mis amigos me parecían
hormigas a la distancia por debajo — quizás era el miedo
o quizás fueran las dudas — pero me lucían
diminutos.

Mi amigo, el que me seleccionó para la hazaña,
dándose cuenta de que había peligros serios en el
salto, y que podrían ser achacados a él, me
gritó desde abajo conminándome a que abandonara la
idea y descendiera para retornar a nuestras casas juntos — y,
quizás, intactos.

Yo traté de bajar, pero estaba muy resbaloso y la
caída sería peor, porque aterrizaría en la
roca por debajo — tenía que saltar.

El salto

Para evitar caer en la base rocosa del barranco había
que propulsar el cuerpo hacia delante, uno dos metros por lo
menos, algo que la estrechez del andén prohibía, ya
que no había espacio para adquirir impulso.

El salto y la caída fueron una experiencia inolvidable,
ya que entré al torrente rozando con mi nariz la roca que,
por debajo, quedara — un poquito más adentro y
adieu.

En resumen

Tener que ser padre, tener que ser terapeuta, tener el deber
de ser terapéutico es una actividad extraña y
dedicada. Cuando tenemos que ser agentes de la Realidad para
otros, es mejor si empezamos habiéndolo sido para nosotros
mismos — de esto sí que no hay duda.

Por eso es que clarificar y esclarecer las dudas de nuestros
pacientes, tanto como las de nuestros hijos, es una misión
especial y delicada.

Bibliografía

Robert Hinshelwood, Susan Robinson, Oscar Zarate,
Introducing Melanie Klein, Icon Books UK 2003

Robert Hinshelwood, A Dictionary of Kleinian Thought,
Free Association Books UK 1989

Robert Hinshelwood, Clinical Klein, Free Association
Books UK 1993

Mary Jacobus, "The Poetics of Psychoanalysis: In the Wake of
Klein", Oxford University Press, 2006, ISBN 0-19-924636-X

Julia Kristeva, Melanie Klein (European Perspectives: A
Series in Social Thought and Cultural Criticism)
tr. Ross
Guberman, Columbia University Press, 2004

Donald Meltzer [] "The Kleinian Development (New
edition)", Publisher:
Karnac Books; Reprint edition 1998, ISBN 1-85575-194-1

Donald Meltzer: "Dream-Life: A Re-Examination of the
Psycho-Analytical Theory and Technique" Publisher: Karnac Books,
1983, ISBN 0-902965-17-4

Meira Likierman, "Melanie Klein, Her Work in Context"
Continuum International, Paperback, 2002

Hanna Segal [[2]]:

a) "Klein" Publisher: Karnac Books; Reprint edition (1989)
ISBN 0-946439-69-9

b) "The Work of Hanna Segal: A Kleinian Approach to Clinical
Practice (Classical Psychoanalysis and Its Applications) "
Publisher: Jason
Aronson
, 1993), ISBN 0-87668-422-3

c) "Dream, Phantasy and Art" Publisher: Routledge; 1 edition
1990, ISBN 0-415-01798-X

d) Interview
(en anglais)

e)
Retranscription d'une conférence sur le psychanalyste et
l'artiste (en anglais)

John Steiner [[3]] :
"Psychic Retreats" (…) relative peace and protection from
strain when meaningful contact with the analyst is experienced
as(…), Publisher: Routledge; 1993, ISBN 0-415-09924-2

C. Fred Alford, Melanie Klein and Critical Social Theory:
An Account of Politics, Art, and Reason Based on Her
Psychoanalytic Theory
, Yale UP 1990

P. Grosskurth, Melanie Klein: Her World and Her Work,
Karnac Books 1987 – A thorough biography

Jacqueline Rose, Why War?– Psychoanalysis, Politics, and
the Return to Melanie Klein
, Blackwell Publishers 1993

 

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2, 3
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