- El origen
de nuestros anhelos por control y poder — la entropía
que nos orienta - El dinero
ganado y el poder adquirido - En
resumen
Una de las providencias más efímeras es la
de adquirir, sin entender y ni saber por qué, las fortunas
que, normalmente, por serendipia, muchos adquieren. Así
es, porque nadie — nadie — que las poseen sabe la
razón por la cual el dinero les
favoreció; a ellos, precisamente, y se puso a su
servicio sin
tan siquiera preguntar — nadie lo sabe. Igualmente sucede con
el poder
heredado.
A todos quienes lo heredan parece lógico que
éste les llegue sin luchas y sin esfuerzos — pero, la
Naturaleza,
organizadora suprema, no deja fenómeno de importancia a
los caprichos del albur.
Para entender cómo la Naturaleza actúa hay
que ser su amiga, y para serlo, hay que estudiarla, y para
comprenderla es requisito el talento y habilidad de poder hacerlo
– algo, que no todos pueden lograr.
Todo individuo,
todo grupo, toda
nación
y toda sociedad,
anhela el estado
deleitable y envidiable de la autarcía económica y
del poder supremo que los califique a ser respetado por sus
semejantes, y a la vez, temido por sus enemigos —
condición que muchos obtendrán por medio del robo,
la mentira, la coerción y el engaño — mientras
que, a otros, les llega sin esfuerzo. (Aquí el libro para
leer es: The Wealth and Poverty of Nations: Why Some
are so Rich and Some so Poor, por David S.
Landers).
¿Por qué?
La razón para ello es que, pocos de quienes
hicieron o heredaron el dinero o
ejercen el poder, saben qué los condujo a sus
riquezas.
Por lo que desconocen los enigmas psicológicos de
su señorío. Sin saber cómo, dónde y
por qué están donde se encuentran, se comportan
erráticamente, siempre en temor del posible
revés.
Veamos
Confrontados con un negocio propicio y afortunado, los
hermanos "3R’s", ya estudiados en otra ponencia, arribaron
al borde del precipicio.
La razón fue que el Dr. Honorato perdió
oportunidades de hacer que sus bienes
crecieran, porque no sabía cómo hacerlo.
Mientras esto sucediera a los R’s, los del
Consorcio Felino, no vieron salida fuera del destino de quienes
de los vicios se benefician. Así sucede continuamente,
mientras que fortunas emergen y se esfuman en el crisol
histórico de nuestras vidas efímeras.
Esto duele, porque ellos ignoran o no saben entender a
sus semejantes, y como decía Santayana, están
condenados a repetir el mismo drama histórico.
(Véase mi artículo, Los Vicios y sus
Beneficiarios).
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