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Familia y desarrollo personal




Enviado por paulo_ian_ula



Partes: 1, 2


    1.
    Definición de familia

    2.
    Introducción


    3. ¿qué es la
    personalidad?


    5. La familia y la
    personalidad

    6. El rol de la
    madre

    7. El rol del
    padre

    8. Ansiedad ante lo extraño
    y ansiedad por la
    separación

    9. Perturbaciones en las
    relaciones familiares


    10. Relaciones con
    los demás
    niños

    11.
    Hermanos

    12.
    Sociabilidad

    13. El impacto de los cuidados
    diarios

    14. Desarrollo
    cognoscitivo

    15. Desarrollo
    social

    16. Desarrollo
    emocional

    17.
    Conclusión

    18.
    Bibliografía

     

    1. Definiciones de
    Personalidad

    Es la
    organización dinámica, dentro del individuo, de aquellos
    sistemas
    psicofísicos que determinan su conducta y su
    pensamiento
    característicos.

    (Allport)

    Formas relativamente estables, características del individuo, de pensar,
    experienciar y comportarse.

    (Rotter)

    Una organización más o menos estable y
    perdurable del carácter, temperamento, intelecto y
    físico de una persona, lo cual
    determina su adaptación única al ambiente.

    (Eysenck)

    2.
    Introducción

    "El carácter de un niño depende en gran
    parte de la estimulación efectiva e intelectual de los
    primeros tres años de vida".

    Bajo esta premisa, la investigación que presentamos a
    continuación nos permitirá llegar a plantear que
    la familia es
    la mayor influencia en el desarrollo de
    los niños, siendo éstos también,
    influenciados de manera importante por otros miembros de la
    familia.

    Señalaremos cuan importante es el rol de la madre
    con el lactante en sus primeras horas, como también el rol
    del padre en establecer lazos estrechos.

    Otro de los puntos a tratar será el abuso contra
    los niños, incluyendo el abuso sexual y
    el descuido de los padres.

    Y al finalizar comentaremos la influencia que tienen los
    hermanos desde temprana edad, ya sea positiva o negativamente y
    cómo las acciones de
    los padres pueden ayudar a disminuirla la rivalidad entre hermanos.

    3. ¿Qué es la
    personalidad?

    La personalidad
    es una de las categorías más polémicas y
    complejas de la Psicología. Si
    consideramos que somos análogos los seres humanos
    (percepción, aprendizaje o
    pensamiento)
    debemos analizar cómo nos diferenciamos de los
    demás y cómo cada uno posee una personalidad
    propia y peculiar.

    Comenzaremos analizando la etimología del
    término personalidad, distinguiéndola del
    temperamento y el carácter que, a menudo, se han tomado
    como sinónimos. Después explicaremos diversas
    teorías
    sobre la
    personalidad, cada una con sus partidarios y
    detractores.

    Entre las teorías
    más relevantes hay algunas clásicas, como el
    Psicoanálisis de Freund, que otorga
    primacía al inconsciente del individuo; las
    tipologías de Catell y Eysenck, que subrayan la
    importancia de los rasgos de personalidad y crearon tests para
    medirlos; y la teoría
    humanística de Rogers, que destaca el potencial de
    crecimiento humano. También veremos otros modelos
    teóricos con notable influencia en la actualidad: el aprendizaje
    social de Rotter y Bandura y la teoría
    cognitiva de Kelly.

    Para finalizar, describimos como los psicólogos
    evalúan la personalidad con observaciones de conducta,
    experimentos y
    tests, y qué alteraciones o desórdenes pueden
    presentar.

    En la actualidad predomina el cuarto significado. Con
    frecuencia, el término personalidad se asocia con un
    criterio de atractivo social. Se cree que un individuo tiene
    personalidad si posee algunas cualidades que los demás
    admiran o elogian. Ser educado, tener atractivo físico,
    simpatía o talento pueden ser los factores determinantes
    de este criterio.

    Sin embargo, entre los investigadores de la
    personalidad, que tratan de explicar por qué las personas
    se comportan como lo hacen, hay muchos interrogantes sin desvelar
    en su totalidad. ¿Qué es la personalidad?
    ¿Qué variables
    internas (rasgos, cogniciones, expectativas) o situacionales son
    importantes en su constitución? ¿Cómo se
    desarrolla a lo largo del ciclo vital de cada individuo?
    ¿Qué es lo normal y lo anormal en la
    personalidad?

    Sabemos que cada ser humano es único y singular,
    y también parecido a los demás. Si la Psicología de las
    diferencias individuales enfatiza el estudio del individuo
    concreto, la
    Psicología de la personalidad, si quiere ser una ciencia, tiene
    que definir una leyes que
    expliquen la conducta de las diferentes personalidades para
    poder predecir
    sus conductas. Todavía no existe un modelo global
    que explique todo lo que sabemos del funcionamiento
    humano.

    4. Características De
    La Personalidad

    Para comprender mejor el concepto de
    personalidad, es preciso distinguirlo de otros relacionados con
    él, como temperamento y carácter.

    El temperamento consiste en la herencia
    biológica recibida y, por tanto, es difícil de
    cambiar o modificar. Millon (1993) lo describe como el material
    biológico en bruto desde el cual la personalidad
    finalmente emerge. Se puede decir que incluye el sustrato
    neurológico, endocrinológico y bioquímico
    desde el cual la personalidad comenzará a
    formarse.

    El carácter es un término derivado de una
    palabra griega que significa grabado y se forma por los
    hábitos de comportamiento
    adquiridos durante la vida. Millon piensa que le carácter
    puede ser considerado como la adherencia de la persona a
    los valores y
    costumbres de la sociedad en que
    vive.

    La personalidad es la conjunción del temperamento
    y el carácter en una única estructura. La
    personalidad representa un patrón profundamente
    incorporado de rasgos cognitivos, afectivos y conductuales
    manifiestos, que persisten por largos períodos de tiempo y son
    relativamente resistentes a la extinción.

    Entre las características más relevantes
    de la personalidad podemos citar estas:

    • No tiene una existencia real, se infiere a partir de
      la conducta de los individuos. Es una abstracción que
      nos permite ordenar la experiencia y predecir el comportamiento en situaciones
      específicas.
    • Es la forma habitual de comportamiento de cada
      individuo. Comprende tanto su conducta manifiesta como su
      experiencia privada. No consiste en una suma de conductas
      aisladas, sino que incluye la globalidad del
      comportamiento.
    • Se produce por la interacción de la herencia
      genética y el ambiente del
      individuo, por el aprendizaje
      social y las experiencias personales. Se desarrolla y cambia a
      lo largo de la vida.
    • Es individual y social. Somos distintos pero
      también iguales, y una tarea primordial es alcanzar el
      equilibrio
      entre lo que nos une y lo que nos diferencia. Cada persona es
      única e irrepetible, sin embargo, cuando nos vemos como
      actores en el escenario del mundo, podemos superar la inercia y
      los interese mezquinos de ciertas concepciones racistas. Cuando
      somos más consientes de nuestras acciones y
      reacciones observamos cómo nos condiciona el entorno y
      cómo somos nosotros quienes lo construimos.

    5. La familia y
    el desarrollo de la personalidad

    ¿Fue planeado y bienvenido su nacimiento?
    ¿ Qué edad tenían sus padres? ¿
    Estaban sanos física y
    emocionalmente? ¿Eran ricos o pobres? ¿Cómo
    encajó su personalidad con la de ellos?
    ¿Cuántas personas viven en su hogar?

    Estos factores sociales tempranos tienen gran influencia
    en el niño que usted fue y en la persona que es.
    Además, usted mismo influyó en su familia. Los
    sentimientos que sus padres experimentaban y las acciones que
    realizaban estuvieron influidas por el sexo, el
    temperamento, la salud y el orden en que
    usted nació.

    La clase de familia en que creció, probablemente
    fue muy diferente de la que existió un siglo antes, y se
    espera que los cambios en la vida familiar sean mucho más
    profundos en el futuro. Es posible que los bebés de hoy
    solo tengan un hermano, sus madres trabajen fuera del hogar y sus
    padres se hallen más comprometidos en su vida que lo que
    estuvieron sus propios padres. En la actualidad, un infante tiene
    entre un 40 y un 50% de probabilidad de
    crecer con un solo padre, más a menudo con la madre, y
    quizás por causa del divorcio.

    Estos cambios en la vida familiar están
    revolucionando la investigación acerca de la
    socialización (cómo aprenden los niños
    aquello que la cultura juzga
    adecuado). Las relaciones que se forman en la infancia
    determinan muchos de los patrones para la socialización
    temprana del niño. Anteriormente, las investigaciones
    solo tenían en cuenta las relaciones que los infantes
    establecían con la madre; hoy se reconoce la importancia
    de las que establecen con el padre, los abuelos, los hermanos y
    otras personas que los cuidan.

    Asimismo, se tiene en cuenta cómo opera el
    sistema familiar
    en su totalidad. ¿Cómo afectan las relaciones
    maritales el trato que cada esposo mantiene con el bebé?
    ¿Actúan de modo diferente los padres cuando ambos
    están con el bebé o cuando solo está uno de
    ellos? Preguntas como estas han producido respuestas
    interesantes. Por ejemplo, si ambos padres están presentes
    y conversan entre sí prestan menos atención a su
    hijo. La estrecha relación que se crea entre algunos
    esposos puede disminuir la posibilidad para estar más
    cerca de los hijos; en otros casos, la paternidad fortalece el
    matrimonio o
    introduce tensiones en este. Si se toma la familia como una
    unidad, puede verse la telaraña de relaciones que se tejen
    en su interior.

    Los lazos creados durante la infancia
    pueden determinar la capacidad para establecer relaciones en la
    vida. Ahora se verá como los bebés influyen y son
    influidos por quienes se mantiene cerca de ellos.

    ASPECTOS
    IMPORTANTES EN EL DESARROLLO
    SOCIAL Y DE LA PERSONALIDAD

    DESDE EL NACIMIENTO
    HASTA LOS 36 MESES

    EDAD APROXIMADA

    en meses

    CARACTERÍSTICAS

    0 – 3

    Los infantes se abren al estímulo. Empiezan
    a mostrar interés y curiosidad, y
    sonríen con facilidad al as personas.

    3 – 6

    Los bebés pueden anticiparse a lo que
    ocurrirá y demuestran contrariedad cuando ello no
    sucede; lo manifiestan con enfado o cautela. Ellos,
    sonríen, arrullan y ríen con frecuencia. Este
    es el periodo del despertar social y de los primeros
    intercambios recíprocos entre el bebé y quien
    lo cuida.

    7 – 9

    Los infantes desarrollan "juegos
    sociales" y tratan de obtener respuestas de las personas.
    "Conversan" con otros bebés, los tocan y los halagan
    para que le respondan. Expresan emociones
    más diferenciadas y manifiestan alegría,
    temor, enojo o sorpresa.

    9 – 12

    Los infantes se preocupan intensamente por las
    personas que los cuidan, pueden sentir temor de los
    extraños y actuar con serenidad ante nuevas
    situaciones. Al año, comunican emociones
    con mayor claridad, muestran estados de ánimo,
    ambivalencia y graduación de los
    sentimientos.

    12 – 18

    Los bebés exploran el ambiente, utilizando
    las experiencias de las personas a las que están
    más unidos. A medida que lo dominan, se muestran
    más confiados y ansiosos de imponerse.

    18 – 36

    Los niños que empiezan a caminar se tornan
    ansiosos porque se dan cuenta que se alejan de las personas
    que los cuidan. Mediante la fantasía, el juego y
    la identificación con los adultos logran superar la
    conciencia de sus limitaciones.

    FUENTE: Adaptado de Sroufe,
    1979

    6. El rol de la
    madre

    Hasta años recientes, muchos desarrollistas
    parecían concordar con Napoleón en que "la buena o
    mala conducta de un niño en el futuro depende de la
    madre". Aunque en la actualidad se reconoce que la madre no es la
    única persona importante en la vida del bebé,
    todavía es un factor esencial en su desarrollo

    El Vínculo Madre – Hijo

    Algunos investigadores se basan en el enfoque
    etológico para explicar cómo y en qué
    momento se crea esa intimidad especial entre madres e hijos. Este
    enfoque afirma que la conducta está determinada
    biológicamente y ligada a las bases evolutivas de los
    comportamientos. Se basa en la observación naturalista, centrada en
    animales, y
    hace énfasis en que existen periodos críticos, o
    sensitivos, para el desarrollo del comportamiento. En
    relación con estos estudios acerca del comportamiento
    animal, el etólogo Konrad Lorenz (1957) caminó como
    los patos, movió sus brazos a la manera de aquellos e
    imitó su voz, y logró que los patitos recién
    nacidos lo siguieran como a la madre pata, y lo quisieran "como a
    una madre".

    Los polluelos recién salidos del cascarón
    siguen el primer objeto que vean moverse, sean o no de su propia
    especie, y se encariñan con él cada vez más.
    En general, el primer vínculo se establece con al madre,
    pero si se altera el curso normal de los acontecimientos pueden
    establecer otros (a menudo extraños, como el de Lorenz).
    Esta conducta denominada impronta, es una forma instintiva de
    aprendizaje en
    que el sistema nervioso
    de un organismo parece preparado para adquirir cierta información en un periodo crítico en
    las primeras etapas de la vida animal. Se dice que la impronta es
    automática e irreversible. Lorenz observó que si
    los polluelos no encontraban un objeto al cual seguir la impronta
    no ocurría. De la misma manera se presentan ciertos
    rituales entre cabras y vacas después del parto. Si
    estos se detienen o se interrumpen, la madre y el ternero no se
    reconocerán entre sí, lo cual puede ser
    catastrófico para los terneros, que pueden presentar
    debilitamiento físico, desarrollo anormal o morirse. Estos
    hallazgos suscitan interrogantes para los seres
    humanos. 

    ¿Existe un periodo crítico en el
    vínculo madre – hijo?

    En 1976 dos investigadores concluyeron que si la madre y
    el bebé se separaban durante las primeras horas
    después del parto, el
    vínculo madre – hijo (sentimiento de relación
    cercana de la madre con su hijo y la preocupación por
    cuidar al recién nacido) quizás no se desarrolle
    con normalidad. Estos estudios fueron la causa de que muchos
    hospitales establecieran que la madres y los recién
    nacidos permanecieran en la misma habitación. Tales
    cambios humanitarios son bienvenidos, aunque la
    investigación complementaria no haya confirmado la
    noción de un momento crítico en el vínculo
    madre – hijo. No se hallaron efectos a largo plazo del
    prolongado contacto entre madre e hijo.

    En 1982 Klaus y Kennell modificaron su posición
    original. En 1983 Stella Chess, psiquiatra e investigadora
    escribió "Hasta ahora, el concepto de
    periodo crítico ha sido desacreditado en la teoría
    del desarrollo
    humano". Este hallazgo alivió de preocupación y
    culpa a los padres adoptivos, así como a los padres que
    habían sido separados de sus hijos poco después el
    parto. No obstante, la preocupación por el vínculo
    todavía es muy importante y algunos desarrollistas
    sostiene que es urgente investigar en los grupos que corren
    peligro de establecer vínculos débiles (como padres
    y madres pobres, solteros o muy jóvenes) para averiguar
    qué factores, diferentes de los primeros contactos,
    afectan los vínculos padres – hijo.

    ¿Qué necesitan los bebés de las
    madres?

    En un estudio muy conocido, monos rhesus recién
    nacidos fueron separados e sus madres entre 6 y 12 horas
    después del parto, y criados en un laboratorio.
    Los monos fueron encerrados en jaulas junto con una de dos clases
    de "madres" sustitutas (una sencilla figura cilíndrica de
    malla de alambre o una figura forrada con tela de toalla).
    Algunos monos fueron alimentados con biberones conectados a la
    "madre" de alambre, otros fueron "criados" por la madre
    cálida y suave de tela de toalla.

    Cuando se les permitió que estuvieran con
    cualquiera de las dos clases de "madres", pasaron más
    tiempo
    colgándose de la de tela de toalla, incluso si eran
    alimentados por la de alambre. Cuando se les llevó a un
    cuarto que no les era familiar, los bebés "criados" por
    las madres de tela de toalla se mostraron más deseosos de
    explorar que los "criados" por las madres de alambre, aún
    cuando las propias madres estuvieran allí. En apariencia,
    los monos recordaban mejor a las madres sustitutas de tela de
    toalla. Después de un año de separación los
    monos "criados por las madres de tela de toalla" se apresuraban a
    abrazarlas, mientras que los "criados por las de alambre" no se
    interesaban en ellas. Sin embargo, ninguno de los monos de los
    dos grupos se
    desarrolló con normalidad, y tampoco fueron capaces de
    criar a su propia progenie.

    No es muy sorprendente que una madre simulada no brinde
    la misma clase de estímulos y oportunidades para el
    desarrollo que una madre viva. Estos experimentos
    muestran que (contrario al énfasis psicoanalítico
    en la satisfacción de las necesidades biológicas)
    la alimentación NO es el acto más
    importante que las madres realizan. "Ser madre" implica la
    comodidad de un estrecho contacto corporal y, en los monos, la
    satisfacción de la necesidad innata de colgarse. Es
    seguro que los
    infantes humanos también presentan necesidades que deben
    satisfacer, o al menos, aliviar, para crecer de manera normal. La
    principal tarea de la psicología es averiguar
    cuáles son.

    En las últimas décadas la
    investigación ha dejado a un lado los conceptos
    unilaterales de impronta y vínculo madre – hijo, y
    se ha centrado en los proceso
    bilaterales de los vínculos entre los bebés y las
    personas que son importantes en sus vidas. 

    El vínculo: una relación
    recíproca.

    Cuando la madre está cerca, su hijo la mira, le
    sonríe, le habla, gatea hacia ella. Cuando ella lo deja
    él llora; si regresa, grita de alegría. Cuando se
    asusta o está triste se cuelga de ella. Entonces el
    bebé ha creado su primer vínculo con otra
    persona.

    El vínculo es una relación activa, de
    afecto recíproco y duradera entre dos personas. En
    círculos no científicos se denomina amor. La
    interacción continua de las dos personas refuerza el
    vínculo. Quizás, "una parte primordial del plan
    básico de la especie humana es que los infantes
    desarrollen vínculos afectivos con una figura maternal",
    la cual no necesariamente es la madre biológica; puede ser
    una persona que le brinde los cuidados básicos.

    Estudio del vínculo

    La investigación acerca del vínculo
    muestra cuan
    fundamental es el trabajo de
    los científicos precedentes. A principios de los
    años cincuenta, cuando Ainsworth comenzó a estudiar
    el vínculo, era un colega junior de John Bowlby (1951). En
    parte, Bowlby se convenció de la importancia del
    vínculo madre – hijo después de examinar
    algunos estudios etológicos del establecimiento de lazos
    en los animales y
    también al observar a los niños perturbados en las
    clínicas psicoanalíticas en Londres.
    Reconoció el rol del bebé en el fortalecimiento del
    vínculo y previno contra los problemas que
    acarrea separar a la madre del hijo.

    Los estudios del establecimiento de vínculos en
    los monos y la investigación acerca de la conducta de los
    bebés en un cuarto que no les era familiar también
    influyeron en Ainsworth. Después de estudiar el
    vínculo en los bebés ugandeses (1967), trató
    de reproducir sus experiencias en Baltimore. Debido a las
    diferencias culturales entre los Estados Unidos y
    África, se vio precisada a cambiar su método,
    basado en observaciones naturales de los bebés en el
    hogar, y desarrollar la hoy famosa situación
    extraña. Esta técnica de laboratorio,
    diseñada para provocar comportamientos de acercamiento
    entre adultos e infantes, se ha convertido en el método
    más común para estudiar el vínculo.
    Normalmente, el adulto es la madre (aunque otros adultos pueden
    tomar parte en los estudios) y el infante está entre los
    10 y 24 meses de edad.

    En la serie de ocho episodios de la situación
    extraña (1)la madre y el bebé entran en una
    habitación que no les es familiar; (2)la madre se sienta y
    a bebé se le permite explorar. Luego (3)entra un adulto
    desconocido y, (4)la madre sale y deja al bebé con el
    extraño. Después, (5)la madre regresa a la
    habitación y el extraño se retira del lugar.
    Entonces, (6)la madre deja solo al bebé y (7)enseguida, en
    vez de la madre, regresa el extraño a la
    habitación. Por último (8)el extraño sale y
    la madre vuelve a entrar. La madre anima la bebé para que
    explore y juegue de nuevo y lo consuela si es necesario. El
    interés
    del experimento reside en la respuesta del niño cada vez
    que la madre retorna al cuarto (episodios 5 y 8).

    Patrones de vínculo

    Cuando Ainsworth y sus colegas observaron a niños
    de un año de edad, tanto en la situación
    extraña como en el hogar, encontraron tres patrones
    principales: vínculo seguro (la
    categoría más común, 66% de los niños
    estadounidenses) y dos tipos de vínculos ansiosos o
    inseguros: el vínculo de evitación (20% de los
    bebés) y el vínculo ambivalente o de residencia
    (12% de los niños).

    Los niños que establecen vínculos seguros lloran o
    protestan cuando la madre sale y se muestran felices cuando
    regresa. La utilizan como apoyo; se alejan de ella y exploran, y
    regresan de vez en cuando para reafirmar su seguridad. En
    general son cooperadores y de buen genio. A los 18 meses exploran
    mejor el ambiente que los niños que establecen
    vínculos inseguros. Se desempeñan mejor en espacios
    abiertos y pueden alcanzar, sostener los juguetes y divertirse
    con ellos. Se tambalean y se caen con menor frecuencia. Debido
    quizás a que saben que sus madres están a su
    disposición, pueden concentrarse más en los
    alrededores que los niños cuyos ojos buscan a sus madres
    con ansiedad.

    Los niños que evitan casi nunca lloran cuando la
    madre sale y no prestan atención cuando regresa. No logran
    alcanzar lo que necesitan y tienden a ser de mal genio; no les
    gusta que lo carguen, pero les disgusta aún más que
    los dejen en el piso.

    Los niños ambivalentes (resistentes) demuestran
    ansiedad aun antes que la madre salga. Se enojan demasiado cuando
    ella sale y cuando regresa adoptan comportamientos ambivalentes,
    como dejarse cargar por ella y patearla o retorcerse al mismo
    tiempo. Estos niños exploran poco y son difíciles
    de contentar.

    En un cuarto patrón, vínculo desorientado
    – desorganizado podrían clasificarse los
    niños que con frecuencia muestran comportamientos
    contradictorios e inconscientes. Éstos celebran el retorno
    del a madre, pero se alejan enseguida o se acercan sin mirarla.
    Parecen confundidos y temerosos; pueden representar el
    patrón menos seguro. A menudo, este patrón se
    asimila la de los niños resistentes.

    Cómo se establece el vínculo

    En opinión de Ainsworth, el bebé construye
    "un modelo que se
    adapte" a lo que él espera de su madre.
    Básicamente, cuando la madre actúa de la misma
    manera, el modelo funciona, pero si ella cambia su comportamiento
    (no una o dos veces, sino con frecuencia), el bebé puede
    revisar el modelo y cambiar la naturaleza del
    vínculo.

    No obstante, la personalidad del bebé
    también influye (la tendencia a acurrucarse llorar o
    adaptarse a nuevas situaciones). El vínculo se afecta por
    los actos de la madre y del bebé y por las respuestas que
    se den entre sí.

    Qué hace la madre Cuando una madre es afectiva,
    atenta y sensible a las señales que emite su hijo, el
    vínculo seguro se fortalece,. La cantidad de
    interacción positiva es más importante que las
    habilidades de la madre para brindar cuidados y que la cantidad
    de tiempo que pueda pasar con su hijo.

    Ainsworth y sus colegas (1978) encontraron varias
    diferencias importantes en la realidad de ser madre, las cuales
    se relacionaron con los patrones de vínculo de los
    bebés. Las madres de los bebés cuyos
    vínculos son seguros fueron
    mucho más sensibles frente a ellos en el primer año
    de vida. Descifraron las señales que les enviaban los
    bebés cuando los alimentaban para que pararan de
    alimentarlos, lo hicieran más despacio o con mayor
    rapidez. Investigaciones
    más recientes también encontraron que las madres de
    bebés considerados seguros habían sido más
    sensibles a las manifestaciones de los infantes cuando
    tenían uno, tres y nueve meses de edad (posiblemente para
    calmarlos cuando lloraba, "responder" a sus sonidos y conversar
    con ellos cuando se fijaban en las señales faciales de las
    madres).

    Además las madres de los niños que
    desarrollaron vínculos seguros los mantenían
    más cerca que las madres de los niños de los otros
    dos grupos. Los bebés llevados en cargadores blandos,
    antes que en los asientos para niños, desarrollaron
    vínculos más seguros a los 13 meses de
    edad.

    Las madres de bebés que presentaban el
    vínculo de evitación eran las más furiosas
    de los tres grupos, tenían dificultad para expresar sus
    sentimientos y rehuían el contacto físico cercano
    con sus hijos. A su vez, los bebés sometidos a ese
    distanciamiento físico y a los rechazos se volvieron
    agresivos.

    En un grupo de
    mujeres de bajos ingresos,
    solteras en su mayoría, las madres de los bebés que
    desarrollaron vínculos seguros eran sensibles y
    tenían habilidad para cuidar a sus hijos e infundirles
    sentimientos positivos acerca de sí mismas. Las madres de
    los bebés con vínculo de evitación se
    mostraban tensas, irascibles, carecían de confianza y
    parecían no preocuparse por sus hijos. Las madres de los
    bebés resistentes eran bien intencionadas pero
    tenían menos capacidad, obtuvieron menos puntaje en las
    pruebas de Cl
    y eran menos recursivas para satisfacer las necesidades de sus
    bebés.

    El "amor materno"
    no es automático ni suficiente para el establecimiento de
    los vínculos. Existen muchos factores que afectan la
    manera como una mujer
    actúa frente a su bebé. Uno de ellos es el estado
    emocional de la madre. Por ejemplo, es muy probable que los hijos
    de las madres que padecen una enfermedad dad mental o, por alguna
    razón, los maltraten, desarrollen vínculos
    inseguros. Otros factores son las razones de la madre para tener
    el bebé, su experiencia y competencia para
    cuidar niños, su visión de la vida, su
    relación con el padre del bebé, su interés
    en un trabajo o en otras actividades externas, sus condiciones de
    vida y la presencia de parientes en el hogar, como una abuela que
    apoya o que se entromete.

    Qué hacen los bebés Los infantes influyen
    de manera activa en las personas que los cuidan. Casi toda la
    actividad de un bebé que conduzca a obtener una respuesta
    de un adulto puede tomarse como un comportamiento de
    vínculo: chupar, llorar, sonreír, colgarse y
    fijarse en los ojos de las personas que los cuidan. En las
    primeras ocho semanas de vida, los bebés dirigen estos
    comportamientos a sus madres, antes que a cualquier otra persona.
    Sus propuestas tienen éxito cuando las madres responden
    con afecto, expresan satisfacción y mantienen mucho
    contacto físico con los niños, a la vez que les
    otorgan gran libertad para
    explorar. Los bebés aprenden a comprender el sentido de
    las consecuencias de sus propias acciones (sentimiento de
    poder y
    confianza en su capacidad para obtener resultados).

    Las primeras características de un infante pueden
    tomarse como predictores de la probabilidad de
    que establezca vínculos seguros o ansiosos. Por ejemplo,
    muchos de los bebés con vínculo resistente han
    tenido problemas poco
    después del parto, casi la mitad de los bebés que
    participaron en un estudio. Algunos presentaron retardo en el
    desarrollo, lo cual pudo haberlos convertido en niños
    difíciles de cuidar. En Chile, un
    estudio realizado con bebés entre 17 y 21 meses, y sus
    madres, encontró que era probable que los que nacieron
    bajos de peso establecieran vínculos inseguros. La
    irritabilidad de los infantes también puede relacionarse
    con los vínculos de resistencia. Los
    niños que experimentaron ansiedad a los dos días de
    nacidos porque les retiraron el chupete de la boca (una medida de
    la reacción frente a la ansiedad) mostraron
    vínculos inseguros a los 14 meses.

    Sin embargo, el vínculo ansioso puede evitarse.
    Aun si los niños tienen problemas. En muchos casos, el
    comportamiento de la madre es fundamental para la calidad del
    vínculo que se establece entre ellos. Con frecuencia las
    madres normales pueden compensar las limitaciones físicas
    o mentales de los hijos, de modo que los niños desarrollen
    un vínculo seguro. Asimismo, el bajo peso al nacer no
    parece estar asociado con el deterioro del vínculo. La
    comparación de niños que padecen pérdida de
    la capacidad auditiva y niños con capacidad auditiva
    normal no mostró diferencias en la seguridad del
    vínculo ni en la relación madre – infante
    entre los dos grupos, lo cual indica que una buena
    relación madre – hijo no depende del desarrollo
    temprano del lenguaje
    normal. "Como en toda relación, las respuestas del
    compañero son vitales". En consecuencia, la
    interacción entre el adulto y el infante determina la
    calidad del
    vínculo.

    Cambios en el vínculo

    Los patrones de vínculo normalmente permanecen
    (aunque pueden cambiar con frecuencia). En un estudio realizado
    con 43 bebés de clase media, casi la mitad cambió
    los patrones de vínculo entre los 12 y los 19 meses de
    edad. Los cambios Se asociaron con otras alteraciones producidas
    en la vida cotidiana de los bebés, incluso el trabajo de
    la madre fuera de la casa y la provisión de otra clase de
    cuidados. No todos los cambios se produjeron en una sola dirección: algunos bebés
    establecieron vínculos menos seguros, pero la
    mayoría estableció vínculos más
    seguros.

    ¿A qué se debe esto? Aunque las
    habilidades maternas para brindar cuidado a su hilo son muy
    importantes para establecer el vínculo inicial, sus
    señales emocionales (la alegría que demuestre al
    alimentar o al bañar al bebé) pueden ayudar a la
    evolución del patrón del
    vínculo, en especial durante el segundo año de
    vida. Algunos hijos de madres muy jóvenes e inmaduras, que
    en principio pueden mostrar vínculos inseguros, se vuelven
    más seguros a mecida que sus madres adquieren experiencia,
    habilidad y actitudes
    más positivas. Otras personas también pueden ser
    importantes en la vida de un niño, lo cual permite crear
    vínculos con el padre, la abuela o una
    niñera.

    Efectos del vinculo a largo plazo

    ¿Los niños que establecen vínculos
    seguros con la madre se convierten en dependientes de los
    adultos? Las investigaciones afirman que no. De hecho, cuanto
    más seguro sea el vínculo entre un niño y el
    adulto que lo cría, es más fácil para el
    infante desprenderse de él. Los niños que tienen
    una base segura no necesitan estar cerca de sus madres. Su
    libertad para
    explorar les permite intentar nuevas acciones, enfrentar
    problemas de varias maneras y sentirse cómodos en los
    ambientes que no les son familiares.

    Estos efectos pueden mantenerse algunos años
    después del nacimiento. A los dos años, los
    niños que tienen vínculos seguros son más
    entusiastas, cooperadores, persistentes y más efectivos
    que los que tienen vínculos inseguros. A los dos y tres
    años se conocen mejor a sí mismos y a sus madres;
    es probable que conozcan mejor sus propios nombres, que las
    niñas identifiquen como suyos los zapatos de las madres y
    conozcan su propio sexo y el de
    la madre.

    Entre los tres y los cinco años son más
    curiosos, competentes, se llevan mejor con otros niños y
    es probable que establezcan amistades estrechas. Si han mantenido
    buenas relaciones con los padres, esperan mantener (y las
    mantienen) buenas relaciones con los demás. Es probable
    que sean más independientes en preescolar y
    sólo pidan ayuda a los profesores cuando en realidad la
    necesitan.

    Por otro lado, los niños con dificultades de
    vínculo con frecuencia tienen otros problemas. Los
    niños de 2 años que habían sido resistentes
    a los 14 meses son más inhibidos que los que habían
    mostrado un patrón de evitación. El vinculo
    desorientado – desorganizado, presente en la infancia,
    puede servir como predictor del comportamiento hostil hacia otros
    niños de la edad de cinco años.

    Crítica de la investigación acerca del
    vínculo

    Casi toda la investigación sobre el
    vínculo se basa en a técnica de la Situación
    Extraña. Aunque esta investigación ha revelado
    muchos aspectos que ayudan a comprender el concepto de
    vínculo, numerosos críticos ponen en duda sus
    conclusiones.

    La Situación Extraña es extraña y
    artificial: establece una serie de ocho episodios de tres minutos
    cada uno, pide a las madres que no inicien interacción,
    expone a los niños a repetidas entradas y salidas de los
    adultos y espera que los niños les presten
    atención. El vínculo atraviesa una amplia gama de
    comportamientos; por tanto, es necesario un método
    más completo que permita medirlo con mayor sensibilidad,
    en especial para ver cómo interactúan la madre y el
    infante en situaciones naturales y no estresantes.

    Además, la Situación Extraña
    quizá no sea una manera adecuada de estudiar el
    vínculo en determinadas situaciones. Por ejemplo, los
    hijos de mujeres empleadas están acostumbrados a las
    ausencias rutinarias de las madres y a la presencia de otras
    personas que los cuidan, y por eso, quizá, no reaccionen
    según "el libreto". Una investigación realizada con
    niños japoneses que están menos acostumbrados a
    separarse de las madres que los niños estadounidenses,
    mostró altas tasas de clasificación en el
    patrón de niños resistentes, lo cual puede reflejar
    lo estresante que resultó someterse a la Situación
    Extraña.

    Por último, no se conocen los efectos que a largo
    plazo producirían los primeros vínculos que se
    establecen. Después de revisar la literatura existente con
    relación al tema, M. E. Lamb concluyó que la
    asociación entre vínculo en la infancia y
    desarrollo en la niñez es débil e inconclusa. Las
    diferencias entre los niños mayores pueden provenir de la
    interacción Padres – hijo posterior a la infancia.
    Es difícil saber cuándo están más
    influidos los patrones de comportamiento, puesto que a menudo se
    establecen muy temprano y permanecen inmodificables durante
    muchos años. Se podrá tener una idea más
    amplia del concepto de vínculo cuando los investigadores
    utilicen otras mediciones además de la Situación
    Extraña, y a medida que introduzcan nuevos patrones de
    vínculo en los diseños de
    investigación.

    Aunque el concepto de vínculo madre – hijo
    es importante, no es la única relación que los
    bebés establecen. La madre puede ser la única
    persona que dé de mamar a los infantes, pero existen otras
    (padres, abuelos, hermanos, amigos y personas que los cuidan) que
    pueden brindarles apoyo, jugar con ellos e infundirles sentido de
    seguridad. Los papás son especialmente
    importantes.

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