1.
Introducción
2.
Desarrollo
4. Intervención
Anglofrancesa
5.
Conclusiones
6. Bibliografía
General
7. Citas Bibliográficas
Frente al tema propuesto para la monografía, me
enfrenté al problema de no saber qué seleccionar. Es
por esto que empecé a repasar bibliografía,
consultando algunos manuales para tener primero un
"pantallaso" general sobre la vida y el gobierno de Rosas.
De inmediato, la cuestión de la intervención
anglofrancesa me resultó interesante porque tenía que
ver con lo nacionalista y patriota y porque, además
tenía material para desarrollarlo.
El segundo tema que elegí, La Mazorca, me llamó
la atención porque observé que se trataba de los
instrumentos con que el estado reprimió a la
sociedad unitaria u
opositora al gobierno.
De este modo, sentí que podía profundizar y
analizar, tanto aspectos positivos como negativos del gobierno
de Rosas.
Para la realización del trabajo recurrí a
diferentes fuentes de información:
bibliografía general, bibliografía específica,
documentos, Internet… Primero
elaboré un una síntesis de los sucesos elegidos y
luego los desarrollé más ampliamente, integrando
opiniones de distintos autores.
Las hipótesis que
guiarán el trabajo son:
- El objetivo de la
intervención anglofrancesa en el Río de la Plata
no se cumplió, a pesar de haber vencido a Rosas en la
Vuelta de Obligado.
- Críticos y seguidores de Rosas coinciden en
valorar positivamente la actitud del caudillo
frente a la intervención anglofrancesa.
- La Sociedad Popular Restauradora engendraba temor
al pueblo.
Juan Manuel de Rosas: Sus orígenes
Su verdadero nombre era Juan Manuel Ortiz de Rozas. Era
un hombre práctico, de
espíritu conservador, y con todas las características de un
caudillo. "Los caudillos fueron los conductores de las masas
populares de las provincias. Ajenos, en general, a todas las
sutilezas que suponía el ejercicio del poder dentro de la
concepción de los grupos ilustrados.(…) fueron
jefes populares, que si llegaban al poder por la violencia, y no poseían
título jurídico para ejercerlo, tenían en
cambio una tácita
adhesión de ciertos núcleos que los respaldaban y los
sostenían. El secreto de esa adhesión residía en
la afinidad entre el caudillo y las masas populares. El
caudillo pertenecía casi siempre a esa misma capa social;
participaba del mismo tipo de vida, y rechazaba con la misma
aversión las formas evolucionadas de convivencia que se le
quisieron imponer; y en el seno de esa masa se individualizaba,
generalmente, por cierta excelencia en el ejercicio de las
mismas virtudes que ella admiraba: era el más valiente, el
más audaz, el más diestro…"1.
La primera interrupción en sus actividades de
estanciero se debió a las invasiones inglesas, ya que
participó en el ejército como voluntario para
reconquistar la ciudad.
Como hacendado, logró hacer fortuna, gracias a la
exportación de las
materias primas que producía.
Logró imponerse en la provincia gracias a su
ejército personal (formado por sus
peones), los Colorados del Monte.
Su predominio se hizo evidente cuando se produjo el
derrocamiento de Dorrego. Se impuso entonces frente a Lavalle y
logró el reconocimiento de la provincia y su nombramiento
como Gobernador.
La Sociedad Popular Restauradora
El 1º Gobierno se extendió desde 1829 hasta
1832. Nombrado por la legislatura porteña, el Restaurador
de las Leyes contó además
con Facultades Extraordinarias. Con estas, podría poner en
orden a la provincia.
Declaró desde un principio, como enemigos a los
miembros del Partido Unitario. Los opositores que no
pertenecían este partido también eran considerados
unitarios. "Con todos esos enemigos fue Rosas implacable.
Muchos huyeron al extranjero y muchos sufrieron las más
violentas persecuciones (…) Gracias a esta violencia, gracias
a la habilidad con que manejó los instintos y las
tendencias de las masas criollas, Rosas consiguió la
aparente unanimidad de las opiniones en su favor. Quien no
estaba incondicionalmente con él, era su enemigo, era un
salvaje, asqueroso unitario. Porque en efecto, Rosas,
consiguió infundir en el ánimo popular la
convicción de que todos sus enemigos …. constituían
un solo grupo caracterizado por su
centralismo irreductible y
su extranjerismo anticriollo"2
En 1832, fue reelecto pero sin el otorgamiento de las
Facultades Extraordinarias. Rosas decidió entonces no
aceptar. Quedó en el gobierno de la Provincia un hombre de
su confianza: el General Balcarce. El ex gobernador
emprendió los preparativos y el desarrollo de la
Campaña al Desierto. Esta tuvo un doble objetivo: por un
lado , fijar fronteras entre los aborígenes y las
estancias; por el otro, ganar aún más prestigio.
Logró lo que se proponía.
Entre tanto, en Bs. As, Balcarce comienza a distanciarse
de Rosas y a conformar un grupo disidente, los federales "Lomos
Negros". Ante esta situación, es la esposa de Rosas,
Encarnación Escurra, es la que actúa conformando un
grupo popular que se encargaría de ocasionar disturbios en
la ciudad, de amenazar y perseguir a los opositores. Logran la
renuncia de Balcarce y también la de su sucesor, Viamonte.
Este "… no tiene fuerzas para reprimirlos, y Rosas sigue en
el campo aparentemente ajeno a todo….Es entonces que un grupo
de apostólicos funda la Sociedad Popular Restauradora,
cuyo símbolo es una mazorca de maíz, expresión
de la unidad que hace la fuerza. La formaron
originalmente 40 bolicheros, matanceros, o quinteros, con el
propósito de cuidar el orden que el gobierno no podía
hacer. Como los mazorqueros son federales netos, sus
órdenes eran mejor obedecidas por los vigilantes y serenos
de la policía, también federales netos que las de
Viamonte y los empleados de gobierno"3 El objetivo de la
"Sociedad Restauradora" estaba cumplido: la Legislatura
porteña ofreció nuevamente a J. M. De Rosas el
antiguo cargo. Lo aceptó, pero impuso sus condiciones:
quería la "Suma del poder Público". Nadie se lo
negó ya que lo necesitaban para que vuelva el orden, para
que calme a su gente y todo "se normalice". Es evidente que el
autor citado, J. M. Rosa, es simpatizante de Rosas, ya que
considera que la Mazorca tenía como objetivo cuidar el
orden, y no provocar desorden para que vuelva su jefe en las
condiciones en que lo hizo.
El ejercicio de las atribuciones extraordinarias y la
acción de la Sociedad Popular Restauradora, le permitieron
eliminar la oposición, ya sea unitaria o federal. Hubo
destituciones y fusilamientos en masa, y se decretó el uso
obligatorio de las divisas punzó (cinta roja distintiva de
los federales).
Se empapelaron las ciudades con carteles agresivos e
intimidatorios como: "¡Mueran los salvajes asquerosos
unitarios!" o "¡Vivan los federales!".
El gobernador, con la Suma del Poder Público,
abolió la independencia del poder judicial, y llegó a
ejercer personalmente la "ley" (como el caso de los
hermanos Reinafé, a quienes se encontró culpables del
asesinato del caudillo Facundo Quiroga y se los
colgó).
Fue una época de terror para los unitarios, o para
todos los que no estuvieran a favor del gobierno. Muchos
opositores se debieron exiliar, en general en Uruguay, o eran juzgados
aquí. La gente se retractaba, se cuidaba de dar algún
motivo de sospecha. Rosas también se aseguró de que
su retrato estuviera expuesto en todos los lugares
públicos tras autoproclamarse 'tirano' en 1842.
Rosas gobernó por 2º vez la pcia. de Bs. As.
entre los años 1835 y 1852. Por esos años, en
Europa, Francia e Inglaterra, necesitaban
expandirse comercialmente. Precisaban entonces, más
mercados consumidores para
se excedente de producción y proveedores de materias
primas para sus industrias. Gran
Bretaña antes y luego Francia, apuntaron hacia el Río
de la Plata.
El acceso a los mercados del Río de la Plata estaba
dado a través de los puertos competidores de Montevideo
(Banda Oriental) y Bs. As. (Confederación Argentina). La situación
interna en la Banda Oriental era complicada, ya que dos bandos
políticos estaban enfrentados: por un lado, los colorados
(unitarios) que liderados por Rivera dominaban Montevideo y por
lo tanto el puerto; por otro lado, el bando de los blancos
(federales), liderados por Oribe que eran fuertes en las zonas
rurales. Los primeros, unitarios, habían desalojado (en
1838) del poder a Oribe. "Este se ve forzado a abandonar la
presidencia y se refugia en Bs. As., donde recibe el apoyo de
Rosas."4
Rosas intervino en este conflicto aliándose con
Oribe para poder acabar con el poder de los colorados de
Montevideo, que dominaban al puerto competidor. El paso que
dieron en conjunto fue sitiar a la ciudad de Montevideo, desde
1843. Rivera, contó con el apoyo de los enemigos
políticos de Rosas, emigrados de Bs. As. y con la ayuda de
la flota francesa, lo que le permitió resistir al bloqueo,
ya que aunque en forma escasa, podían abastecerse.
Esta situación perjudicaba a las potencias europeas,
Gran Bretaña y Francia (a pesar de su rivalidad y mutua
competencia) porque "… las
guerras entorpecían los
negocios…"5 . Decidieron,
en 1845 bloquear el puerto de Bs. As. con el propósito de
presionar a Rosas para terminar con el conflicto que
anteriormente desarrollé. Aunque, según el
comisionado brasileño ante las cortes de Londres y
París, los verdaderos propósitos de las potencias
eran: "…convertir a Montevideo en factoría comercial
para las potencias marítimas; obligar a la libre
navegación del Plata y sus afluentes; independizar Entre
Ríos y Corrientes, si sus habitantes lo quisiesen; fijar
los límites del Estado Oriental, Paraguay, y el nuevo estado de
la Mesopotamia con
prescindencia del Brasil; conservar el estado de
cosas en el resto de la Confederación si Rosas accediera a
la razón sin recurrir a las armas o diese libertad de comercio. En caso contrario,
levantar contra él a las fuerzas locales adversarias
suficientes para obrar apoyados por las fuerzas navales y poner
en Bs. As. un gobierno que de muestras de amistad hacia Europa".6
Al mismo tiempo que bloquearon el puerto
de Bs. As, se propusieron navegar el Río Paraná con
el objeto de llevar a la práctica la libre navegación
de los ríos internos. De ese modo, los barcos no
entrarían en el puerto de Bs. As, sino que lo harían
en Corrientes.
La reacción de Rosas no se hizo esperar. En
noviembre de 1845 …."En la Vuelta de Obligado, un paraje
sobre el Paraná, donde el río tenía 700 metros
de ancho y un recodo pronunciado dificultaba la navegación
de vela, las fuerzas del gobierno porteño prepararon la
principal fortificación para evitar que las naves
extranjeras avanzaran aguas arriba."7
Este intento por detener a la Flota Anglofrancesa
falló, y Bs. As. sufrió con esta derrota graves
perdidas humanas y materiales.
La escuadra Anglofrancesa fue severamente dañada,
por lo que tuvieron que repararla en cuarenta días.
"Los ecos de Obligado repercuten en los diarios a toda
América. Chile y Brasil cambian su
sentimiento –que hasta ese momento ha sido desfavorable
hacia Rosas- y se vuelcan a la causa de la Confederación.
Hasta algunos unitarios se conmueven, y Martiniano Chilavert
escribe a Oribe desde Río Grande ofreciéndose para
tomar su puesto en el ejército de la patria: el estruendo
del cañón de Obligado resonó en mi corazón; desde este
instante un solo deseo me anima: el de servir a mi patria en
esa lucha de justicia y de
gloria"8
En 1847, Gran Bretaña se retira del conflicto por
cuestiones internas, por tanto era para ella importante la paz
con este mercado platense, proveedor
además de materias primas. Las negociaciones serán
arduas y se extenderán en el tiempo, ya que Rosas no
acepta las condiciones propuestas por la potencia.
Hacia 1849, Juan Manuel de Rosas firma acuerdos de paz,
por separado con Gran Bretaña y Francia. Con la primera se
consensuará que: "…Inglaterra evacuará Martín
García y devolverá los buques apresados; las
divisiones argentinas quedarán en la Banda Oriental hasta
que el gobierno francés desarme a la Legión
Extranjera y celebre un Tratado de Paz; se reconoce que la
navegación del Paraná es interior de la
República Argentina y sujeta solamente a sus leyes y
reglamentos; Oribe como presidente de la República
Oriental y aliado de la Confederación, daría su
conformidad (en la versión inglesa, no se lo trata de
presidente). Southern y Oribe, dan su conformidad…"9
Un año más tarde, Francia, a través de su
enviado Leprédour, firma un acuerdo similar, tanto con
Oribe como con la Confederación.
La finalización del conflicto con las potencias
europeas en términos favorables al respeto por la soberanía nacional fue
reconocido por todos los sectores. El encargado de negocios de
Estados Unidos en Bs. As,
Guillermo Brent, afirmó lo siguiente: "Estoy absolutamente
convencido…de que en ningún otro momento de la historia de estos países, se ha
enardecido más el patriotismo y se han mitigado y
suprimido las diferencias internas,"10
A propósito de los acuerdos de paz, J. B. Alberdi,
unitario adversario de Rosas expresó: "En el suelo extranjero en el que
resido, no como proscripto, pues he salido de mi patria
según sus leyes…en el lindo país que me hospeda y
tantos goces brinda al que es de fuera, sin hacer agravio a su
bandera, beso con amor los colores argentinos y me siento
vano al verlos más ufanos y dignos que nunca…guarden,
pues, sus lágrimas los generosos llorones de nuestras
desgracias; a pesar de ellas, ningún pueblo de esta parte
del continente tiene derecho a tributarnos piedad; aunque
opuesto a Rosas como hombre de partido, he dicho que escribo
esto con colores argentinos: Rosas no es un simple tirano a mis
ojos; si en su mano hay una vara sangrienta de hierro, también veo en
su cabeza la escarapela de Belgrano. No me ciega tanto el amor de partido para no
conocer lo que es. No me ciega tanto el amor de partido para no
conocer lo que es Rosas bajo ciertos aspectos. Se, por ejemplo,
que Simón Bolívar no ocupó tanto el mundo con su
nombre como el actual gobernador de Bs. As; Se que el nombre de
Washington es adorado en el mundo, pero no más conocido
que el de Rosas; sería necesario no ser argentino para
desconocer la verdad de estos hechos y no envanecerse de
ellos".11
Para el historiador argentino Félix Luna, "…El
episodio de Obligado, una simple batalla colonial para Francia
y Gran Bretaña, es para los Argentinos la expresión
de una terca decisión de defender la independencia
nacional. Así lo entendió San Martín que en los
suburbios de la vejez dirigió a Rosas
cálidas palabras de aliento. Y para los argentinos de hoy,
cuya idea de nacionalidad está vinculada a la de
liberación de modo inseparable, la jornada del 20 de Noviembre de 1845, tiene
una virtud permanente. Todos los día hay una vuelta de
Obligado que defender, aunque baterías costeras y convoyes
invasores asuman otras formas, otros hombres, otras
insignias…"12
Debo decir que, de las hipótesis presentadas, sólo
dos pudieron ser confirmadas. Son las referidas al tema de la
intervención anglofrancesa.
Afirmé que el triunfo en la Vuelta de Obligado no
implicó que ingleses y franceses cumplieran sus objetivos. Pude confirmarlo
ya que, el acuerdo firmado entre Rosas y los invasores no
contempla las verdaderas pretensiones de las potencias
extranjeras, por ejemplo, crear el estado independiente de la
Mesopotamia, o decretar la libre navegación de los
ríos internos. De algún modo, Rosas defendió la
Soberanía Nacional. Si Rosas no hubiera resistido a pesar
de la derrota en la Vuelta de Obligado, seguramente hubiera
concedido todo lo que exigían los bloqueadores. Estos
aceptaron que los asuntos internos los decide el mismo
país.
La resistencia fue mirada con
buenos ojos, no solo por los seguidores de Rosas sino
también por sus enemigos políticos. Lo demuestra el
texto citado de Alberdi, un
emigrado unitario, cuando exalta la actitud del gobernador de
Bs. As, como un acto de defensa de lo nacional, un acto
patriótico.
Coincido con sus contemporáneos. Creo que su actitud
fue heroica y que hizo respetar el honor de nuestro país,
frente a los extranjeros invasores. En esto, acuerdo con el
historiador Félix Luna, ya que creo que la Vuelta de
Obligado debe ser un ejemplo para la sociedad hoy, para la
defensa, no ya del territorio, sino de nuestra identidad.
La hipótesis refutada es la referida a la Sociedad
Popular Restauradora, ya que afirmé que esta causó
temor en el pueblo, pero pude entender que sólo causó
temor entre los opositores, que no conformaban TODO el pueblo,
sino una parte del mismo. El resto de la sociedad apoyaba al
caudillo y muchos de los hombres del pueblo eran quienes
conformaban la S. P. Restauradora (los "Mazorqueros").
No estoy de acuerdo con el historiador José
María Rosa, ya que pienso que Rosas impulsó la S. P.
Restauradora para generar terror y la necesidad de su
presencia, para, de este modo, imponer condiciones en su vuelta
al poder, como por ejemplo, la Suma del Poder
Público.
Como federalista, me gustó mucho hacer este
trabajo.
Si tengo que tomar una posición, ME DECLARO
ANTIROSISTA, aunque esto encierra una contradicción,
porque, respeto y felicito a Rosas por la defensa de la
Soberanía Nacional en el episodio con las potencias
extranjeras, pero, no estoy de acuerdo con la tiranía. La
dictadura que
estableció durante sus mandatos me parece inhumana, no
estoy de acuerdo con que se trate de ese modo a los adversarios
políticos, con censura, persecuciones y asesinatos.
Juan Manuel de Rosas, finalmente, bebió de su propia
medicina: al ser vencido por
las fuerzas del Litoral lideradas por Urquiza, tuvo que
exiliarse y terminar sus días en Inglaterra, el mismo
país contra el que, años antes, se había
enfrentado.
- José Luis Romero: Breve Historia de la
Argentina. Bs. As. Huemul, 1993.
- José Luis Romero: Las ideas políticas en
Argentina. Bs. AS. Fondo de Cultura Económica,
1990.
- L. Bertoni y L. A. Romero: Los Tiempos de Rosas.
Bs. AS. Libros del Quirquincho,
1990.
- M. Alonso, R. Elizalde y E. Vazquez: Historia Argentina y del
Mundo Contemporáneo. Bs. As. Aique, 1994.
- José María Rosa: Historia Argentina:
Bs. As. Oriente, 1979. Tomos 4 y 5.
José Luis Romero: Las ideas políticas en
Argentina. Bs. As. F.C.E, 1990. Pág: 112
J. L. Romero: op. cit. Pág: 126
J. M. Rosa: Historia Argentina. Bs. As. Oriente, 1979.
Tomo 5, pág. 208
Crónica Histórica Argentina. Bs. As. Codees,
1972. Tomo 3, pág. 255.
L. Bertoni y L. A. Romero: Los Tiempos de Rosas. Bs. As.
Libros del Quirquincho, 1990. Pág. 35
M. Alonsa, L. Elizalde y E. Vazquez: Historia Argentina y
del Mundo Contemporáneo. Bs. As. Aique, 1994. Pág:
37
M. Alonso…. op. cit. Pág: 38
Crónica…op. cit. Pág: 306
Crónica…ibidem. Pág: 334
Juan Luis Busaniche: Rosas visto por sus
contemporáneos. Bs. As. Hispamérica, 1986. Pág:
98
J. L. Busaniche: op. cit. Pág: 99
Félix Luna: Conflictos y Armonías
en la Historia Argentina. Bs. As. Ed. De Belgrano, 1983.
Pág: 77
Autor: