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La igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad en la sociedad
dominicana




Enviado por amaurig



    La igualdad no
    debe entenderse desde una óptica
    de uniformidad, sino de respeto a las
    diferencias. Es decir, una igualdad que se basa en la
    búsqueda de puntos en común, de áreas de
    coincidencia y que construye a partir de los mismos. Por lo
    tanto, un sentido de igualdad que entiende y acepta las
    diferencias en calidad de
    aportes y no como fuentes de
    antagonismo ni, mucho menos, de segregación".

    Nos fundamentamos, además, en la convicción de que
    la discapacidad se
    puede manifestar en cualquier persona, sin
    diferencias de posición
    social, económica o de nivel educativo. Es causada por
    trastornos genéticos, mentales, o bien, adquirida por un
    accidente laboral, de
    tránsito,
    recreativo, doméstico, en la práctica de
    algún deporte, por
    contaminación
    ambiental o desnutrición, y, las más de las
    veces por razones no
    justificables, le ha limitado a este grupo de
    población la capacidad de realizar sus
    proyectos
    personales, así como su vida en sociedad.

    Las personas con discapacidad requieren, más que
    compasión, comprensión; más que
    comprensión, equiparación de oportunidades;
    aún más que
    oportunidades, el apoyo efectivo del Estado y de la
    Sociedad Civil
    para poder hacer
    realidad su integración social.
    La idea de crear condiciones materiales y
    jurídicas que eliminen la discriminación motivó a los miembros
    de una Comisión de la Asamblea
    Legislativa de mi país a presentar el " Proyecto de
    Ley General
    Sobre Discapacitados en República Dominicana", cuya
    función será colocar un
    instrumento facilitado para generar un cambio de
    actitud de la
    sociedad, con el propósito de contribuir efectivamente en
    el logro de la igualdad de las
    personas con discapacidad.

    Un día en la vida de Moneli Ogando

    Moneli Ogando vive esta experiencia cada día, es un joven
    de 24 años, quien desde los ocho años tiene como
    fiel compañera una silla de
    rueda. Aunque padece impedimentos físicos, es una persona como
    cualquier otra que necesita ir a la oficinas públicas, que
    trabaja, acude al cine, a
    las tiendas, comparte con familiares y amigos en restaurantes,
    entre otras cosas, pero sus movimientos están muy
    limitados. Los arquitectos e
    ingenieros en República Dominicana parace que sólo
    piensan en las personas que tienen facilidad de locomoción
    y han olvidado que los dispacacitados
    forman parte de la sociedad y también necesitan ser
    tomados encuenta.

    Un día normal en la vida de ogando empieza a las seis de
    la mañana. De su casa ubicada en Maquiteria se traslada a
    la parada de la
    guagua de la OMSA, situada justo al frente del Hospital
    Darío Contreras, para dirigirse a su lugar de trabajo, la
    Sociedad Dominicana de
    Rehabilitación, donde se desempeña como oficial de
    seguridad.

    Entre choferes imprudentes que le niegan el paso y gente curiosa
    que se detiene para mirar cómo puede llegar a la parada,
    ogando inicia su
    ruta en silla de ruedas. Algunos peatones imprudentes no soportan
    que estas personas se interpongan en su camino y le vociferan: "
    Fuera de mi camino,
    tullido". Cuando por fin llega el autobús se monta en
    menos de dos minutos, gracias a la agilidad que ha logrado
    conseguir debido al constante
    entrenamiento.
    Este no puede abordar otros vehículos como carros o las
    famosas voladoras porque se niegan a transportar a este tipo de
    personas.

    La guagua lo deja en la esquina de la compañía
    caribe tours, donde él tiene que hacer malabares para
    subir la acera, ya que no hay ni una sola
    rampa. Luego cruza la calle para llegar a su trabajo, ya que no
    hay ninguna seguridad para
    él y mucho menos un semáforo. Después de varias
    horas de
    trabajo, ogando advierte que tiene que hacer unas cuantas
    diligencia ese mismo día.

    Primero tiene que ir al Huacal, donde deber tramitar unos papeles
    personales. Cuando llega al lugar se da cuenta que no hay por
    donde subir,
    pues a pesar de que allí hay ascensores, la mayoría
    de veces esta dañado, fuera de servicio o sin
    energía. La gente va y viene y nadie pregunta si
    desea ayuda, este se decide por pagar su peaje le deja caer unos
    50 pesos a un busca vida y de esta forma logra entrar al Huacal.
    Para bajar realiza
    el mismo movimiento y
    es por eso que él dice que no puede salir sin dinero.

    Luego se dirige a la Biblioteca
    Nacional donde quiere conseguir algunos libros, al
    llegar al lugar se da cuenta que no pude subir por que la
    edificación no es adecuada para ese tipo de persona. Por
    lo tanto no le queda otra opción que dirigirse a otro
    lugar. Llega a las demás
    instalaciones de la Plaza de la cultura y se
    da cuenta que en ninguna de ellas los discapacitados fueron
    tomados en cuenta por sus creadores.

    Pasada las 6 de la tarde se dirige a la universidad (
    uasd ) donde tiene que vivir el mismo viacrusis diario, toma su
    guagua y al llegar
    a su centro de estudio encuentra las mismas condiciones que en
    los otros lugares visitados, pero aquí la visión de
    la mayoría de los estudiantes es
    muy diferentes, llegando a la facultad de Humanidades encuentra
    que no hay posibilidades para que el pueda subir al tercer piso,
    se para en el
    principio de la escalera y dos jóvenes estudiante lo
    ayudan a subir con muchas dificultades ya que la escalera es
    bastante estrecha lo que dificulta
    su traslado.

    Sociedad que Margina

    Cuando un niño o una persona con discapacidad sale del
    núcleo familia, no todas
    las puertas de la sociedad están abiertas de par en
    par.
    Manolio ogando dice que es " difícil sentir que uno es
    parte de una realidad social que se quiebra cuando
    llega una persona distinta". Aunque
    hay algunas personas que tienen muchas facilidades podemos
    asegurar que esa no es la regla. Da lástima cuando uno se
    encuentra con amigos que tienen
    hijos con alguna discapacidad y se sienten solos por que sus
    conocidos, incluso sus familiares, los aíslan. Creemos que
    no existe un mundo ideal
    pero con la creación de la Ley General sobre
    Discapacitados ya se están haciendo esfuerzo, pero
    todavía son insuficientes

    A través de la historia, se ha considerado
    a las personas con discapacidad como seres dignos de
    lástima, incapaces de resolver sus propios
    problemas,
    incapaces de tomar decisiones por sí mismos o de
    participar en aquellas que de alguna manera les afectan.

    Ideas equivocadas y estigmatizantes, muy arraigadas, tanto en
    República Dominicana como en muchos lugares del mundo, han
    contribuido a
    enfatizar ese halo de lástima y menosprecio que existe
    alrededor de las personas con discapacidad.
    Estas concepciones se reflejan en actitudes que
    lesionan la dignidad, el desarrollo
    personal y la vida en sociedad.
    Producto
    también de estas creencias ha sido los surgimientos de
    instituciones
    para "albergar" a personas con discapacidad. Hoy en día
    esto
    se concibe como un acto de segregación porque las aisla
    del resto de la sociedad.

    Numerosos estudios recientes han demostrado, por ejemplo, que,
    para el caso de las personas de la llamada "tercera edad", la
    reclusión en
    asilos resulta, más que en una solución a sus
    problemas
    básicos, en una gudización de sus necesidades,
    particularmente en el campo afectivo, por
    cuanto las separa de su entorno familiar, las segrega y las
    desvaloriza en su condición de seres humanos, de personas.
    Estos estudios recomiendan la
    no-exclusión de los ancianos del mundo que les ha rodeado
    a lo largo de sus idas. Más bien apuntan a la necesidad de
    estrechar los lazos en un ámbito
    tanto familiar como comunitario, es decir, social. Desde nuestro
    punto de vista estos mismos criterios son perfectamente
    válidos en cuanto se refieren
    a las personas con discapacidad.

    La actitud social
    hacia la persona con discapacidad ha sido predominantemente
    sobreprotectora y, en consecuencia, cargada de
    infravaloración, con poco o ningún reconocimiento a
    sus potencialidades y a sus valores
    humanos.
    Con este afán de sobreproteger a las personas con
    discapacidad se han organizado campañas, actividades y
    servicios que,
    sin proponérselo,
    dañan su imagen e
    integridad personal. Por
    mucho tiempo ha
    prevalecido una interpretación errónea acerca de la
    discapacidad, la cual le atribuye a la
    persona con discapacidad el ser la causa del "problema".

    Aún en nuestros días, se margina y se excluye a la
    persona con discapacidad de participar activamente en diversos
    procesos de la
    sociedad,
    lo que en última instancia impide el pleno ejercicio de
    sus derechos.

    El entorno, definido como la totalidad de los sistemas de la
    sociedad, su diseño
    y estructuración, así como las actitudes de
    la población
    en general, se han concebido sin contemplar las necesidades
    particulares de las personas con diversas discapacidades.

    Nuestro medio es inadecuado para que las personas con
    discapacidad puedan desenvolverse con facilidad. Por ejemplo, los
    medios de
    transporte,
    la mayoría de los edificios, las comunicaciones, la información y la cultura en
    general son inaccesibles. Construir una familia, trabajar
    o incluso
    emitir el sufragio como derecho al que tienen acceso todos los
    ciudadanos,onstituyen generalmente una verdadera utopía
    para las personas con
    discapacidad. Todo esto, así como la discriminación en el empleo y en la
    prestación de servicios de
    educación
    y salud, son
    algunas manifestaciones de
    cómo el entorno no garantiza la igualdad de
    oportunidades.

    En República Dominicana sé esta considerando que el
    tema de la discapacidad no debe seguir tratándose como
    algo que concierne
    exclusivamente al campo de la salud o de la educación
    especial. Esto, entre otras cosas, ha contribuido a que las
    personas con discapacidad y sus
    familias no hayan asumido un papel
    más activo. Es necesario transformar este enfoque para
    trascender esa visión reduccionista hacia una
    concepción de
    desarrollo
    humano sostenible.

    Sectores técnicos y profesionales, así como algunas
    instituciones,
    han realizado aportes significativos por el bienestar de las
    personas con
    discapacidad.Sin embargo, se debe reconocer que la calidad de
    vida y la participación de las personas con
    discapacidad en la toma de
    decisiones, deben alcanzar
    niveles de igualdad y de participación plena.

    Con el fin de contribuir efectivamente en la aplicación
    del nuevo paradigma que
    modifique el entorno a las necesidades de todas las personas,
    resulta necesario:

    1- Ajustar la formación del personal y la
    administración de los servicios,
    2- Incorporar la variable discapacidad en la planificación nacional,
    3- ofrecer a la ciudadanía información actualizada que sea accesible a
    todos, y
    4- Asegurar la participación de las organizaciones de
    las personas con discapacidad.

    En otros países, como es el caso de Nicaragua, las
    personas con discapacidad han logrado desarrollar un importante
    nivel de organización, lo
    que les ha permitido luchar por garantizar los derechos que como ciudadanos
    poseen. En República Dominicana, las organizaciones
    deben alcanzar mayor
    nivel de conciencia y
    compromiso con respecto a su realidad y a las necesidades de
    nuestra sociedad. Esto les permitirá a las personas
    con
    discapacidad ejercer su autodeterminación y su responsabilidad
    social.

    República Dominicana se ha destacado por el Inrespeto de
    los Derechos Humanos
    y es una necesidades sentidas de la mayoría de nuestra
    población que se cumplan con ellos. Nuestros gobiernos
    deben garantizar a la población en general el pleno
    disfrute de todos sus derechos.

    Se considera que, en el marco del respeto a los
    principios
    establecidos en:

    1- la Declaración Universal de los Derechos
    Humanos,
    2- la Convención Interamericana de los Derechos Humanos,
    así como,
    3- el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales
    y Culturales,
    4- el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
    Políticos,
    5- la Convención sobre los Derechos del
    Niño,
    6- la Convención sobre la eliminación de todas las
    formas de discriminación contra laMujer, el Convenio 159
    de la
    Organización Internacional del Trabajo, el
    Programa de
    Acción Mundial para los Discapacitados, las Normas Uniforme
    de Equiparación de Oportunidades de las Naciones Unidas.
    Y enfatizando los
    principios de
    Paz, democracia,
    libertad e
    igualdad consagrados en la Constitución y las Leyes de
    República Dominicana, se debe cumplir con él
    deber de garantizar el ejercicio de esos derechos a todas las
    personas, sin diferencias de ningún tipo.

    La promulgación de una ley facilitará el proceso de
    cambio de
    actitud de la sociedad Dominicana y será un instrumento
    eficaz para que las
    personas con discapacidad y sus familias, por sí mismas,
    ejerzan sus derechos ciudadanos.

    En la elaboración del cuerpo jurídico debe ser
    tomado en cuenta el aporte de las personas con discapacidad y de
    los padres y madres de
    familia, quienes deben consultados en todo momento, asumiendo un
    rol auténticamente protagónico.

    Su contenido debe refiere al uso y accesibilidad a todos los
    programas y
    servicios brindados por instituciones públicas y privadas,
    al
    espacio físico, a la información y la a comunicación. La provisión de ayudas
    técnicas y servicios de apoyo y equiparación de
    oportunidades en la
    educación,
    la salud, el trabajo y
    la cultura.

    Esta ley debe tener componentes básicos como son:

    A- Se busca la creación de condiciones materiales y
    jurídicas que eliminen la discriminación basada en
    el principio del trato diferente a lo que es
    diferente; aspira, pues, al logro de la igualdad sin que por ello
    se incurra en la discriminación positiva.

    B- Se trata de enlazar los esfuerzos del sector público
    con los del sector privado, para crear una conciencia social
    sobre el nivel de marginación en
    el que se encuentra un gran número de ciudadanos
    Dominicanos, a quienes su discapacidad no les ha permitido un
    pleno desarrollo
    humano.

    C- Se busca ir a un plano de mayor integración en múltiples aspectos,
    divulgación, motivación, igualdad, trabajo,
    educación, salud, seguridad
    social, deporte,
    recreación, vivienda, barreras arquitectónicas,
    transporte,
    así como medidas sancionadoras.

    D- Se busca equiparar los derechos de las personas con
    discapacidad con los de las personas que no padecen de
    discapacidad, y así poder
    garantizarles
    una mejor forma de vida en igualdad de condiciones y
    beneficios.

    Si agrupáramos por temas los principales contenidos de la
    ley, esta marcaría un enfoque en aspecto como son:

    1- Educación

    Es deber del Estado otorgar
    a la población con discapacidad la adecuada
    educación en forma obligatoria, gratuita e integrada en
    los sistemas
    educativos formales. Se debe buscar incluirles y no excluirles de
    todos losplanes y programas de
    educación presentes y futuros. La norma debe ser
    inclusión y no-exclusión. En consecuencia, se debe
    incorporar en los planes de estudio de las carreras de
    Educación, de las universidades tanto públicas
    como privadas, cursos que les
    permitan a los futuros educadores del sistema regular
    de educación (preescolar,
    primaria y secundaria), adquirir el
    adiestramiento
    necesario para integrar estudiantes con discapacidad en sus
    aulas.

    2- Salud

    Tradicionalmente, a la discapacidad se le ha considerado como un
    asunto relativo a la dicotomía salud-enfermedad y a la
    persona con discapacidad se
    le valora como un enfermo que demanda
    atención médica. La preeminencia de este enfoque
    médico ha dado paso a uno integral; la discapacidad es
    una
    situación humana, con implicaciones sociales, culturales,
    políticas y económicas, en
    consecuencia, su atención debe ser integral, no
    enfatizando
    su diferencia, sino más bien, rescatando el valor de la
    persona como un componente más de la sociedad en su
    conjunto, con los mismos derechos,
    obligaciones,
    necesidades y aspiraciones de sus conciudadanos.

    3- Empleo

    El Estado debe
    comprometerse a incentivar el empleo, como
    mecanismo integrador de la población con discapacidad, ya
    sea mediante cuota de empleo
    adaptado en el sector público y con incentivos para
    el sector privado que emplee fuerza
    laboral
    discapacitada.

    4- Seguridad Social

    Permitir a las personas con discapacidad ingresar al sistema de
    seguridad
    social nacional, eliminando la legislación actual que
    sea excluyente y tratando a la población con una
    discapacidad en forma diferente, como seres diferentes reduciendo
    los años de trabajo requeridos para optar por una
    pensión o jubilación.

    5- Cultura, Deporte y Recreación

    Se facilita el acceso de la persona con discapacidad a la
    cultura, a la recreación y al deporte, tanto en forma
    pasiva como activa. Deben eliminarse
    las barreras físicas y de comunicación que, hasta el momento, se
    convierten en obstáculos para su plena
    participación.

    6- Vivienda

    Se establecen programas para la construcción de vivienda digna, adaptada a
    las necesidades particulares de las personas con
    discapacidad.

    7- Barreras Arquitectónicas

    Se fiscalizará la aplicación de la
    legislación existente, para que toda edificación
    que brinde servicio al
    público cuente con las estructuras
    adecuadas para el acceso de personas con movilidad restringida,
    (rampas, baños adecuados, ascensores, etc.). En este
    sentido, se adoptarán
    regulaciones que faciliten el acceso y movilización por
    las vías de transporte público
    normalizado.

    8- Transporte

    Se garantiza el transporte público a las personas con
    discapacidad, ya sea otorgando concesiones de taxis a
    vehículos adecuados para el transporte de
    sillas de ruedas, o bien incentivando a los concesionarios de
    transporte público masivo a adquirir unidades adecuadas
    para el transporte de personas
    con discapacidad.

    Si bien es cierto las leyes se
    consideran un instrumento útil e indispensable para
    generar un cambio de actitudes en la sociedad, su
    promulgación no significa, necesariamente, la
    eliminación de las actitudes discriminatorias, pero
    éste cuerpo legal facilitará ese proceso de
    cambio de
    actitud en nuestra sociedad y hará una contribución
    efectiva para mejorar la calidad de
    vida del ciudadano con alguna discapacidad.

    Porque vincular Igualdad, Discapacidad y Derechos Humanos no
    resulta ni arbitrario ni artificial. Los tres se constituyen, a
    mi juicio,
    como en las patas de un trípode sobre el cual se sostiene
    la dignidad de ese amplio sector social conformado por las
    personas con discapacidad. Y no se
    trata, tampoco, de temas que de ninguna manera sean ajenos a los
    intereses de los otros grupos o sectores
    que conforman la compleja trama social en
    medio de la cual todos nos desenvolvemos.

    De hecho, se vinculan, de manera directa, con el modelo de
    sociedad que aspiramos a forjar y en cuyo seno aspiramos a que se
    integren
    nuestros hijos con discapacidad. Por eso abordo este tema, en
    primera instancia.

    Hace ya un par de años, concretamente en Diciembre de
    1993, se produjo un documento que hoy, por sus contenidos, cobra
    especial valor, son
    personas con discapacidad. La Declaración de Managua, que
    fuera suscrita por representantes gubernamentales de 36
    países del Continente, por
    organizaciones de personas con discapacidad de los mismos y por
    técnicos y profesionales que trabajan con personas con
    discapacidad. En la Declaración
    de Managua, entre otros postulados, claramente se enuncia lo
    siguiente:

    "Queremos una sociedad basada en la equidad, la justicia, la
    igualdad y la interdependencia…
    …que asegure una mejor calidad de vida
    para todos sin discriminaciones deningún tipo……que
    reconozca y acepte la diversidad como fundamento para
    la convivencia social……una sociedad donde lo primero sea la
    condición de persona de todos sus integrantes……que
    garantice su dignidad, sus
    derechos, su autodeterminación, su contribución a
    la vida comunitaria y su pleno acceso a los bienes
    sociales…"

    De los contenidos de la Declaración se infiere, como
    principal conclusión, que aspiramos a que nuestros hijos
    con discapacidad se integren
    a una sociedad en la que prive el amor.

    Nuestra aspiraciones es ser parte de un entorno social en el que
    el ser humano cuente y valga porque es y no por lo que tiene. Es
    decir, una
    sociedad en la que el ser humano, por su sola condición
    como tal, sea poseedor de derechos inalienables que lo amparen y
    sea dueño, también, de la
    total posibilidad de ejercerlos.
    Para el caso específico de la persona con discapacidad, es
    de vital importancia que sea, ante todo, socialmente tomada en
    cuenta porque
    es, porque existe, por su condición de persona, de ser
    humano, y no solamente por lo que es, es decir, por cuanto a su
    discapacidad.
    La diferencia entre una y otra posición no es de matiz ni
    se limita a lasemántica. No trato, pues, de hacer
    aquí un simple juego de
    palabras.

    Ludwig Van Beethoven, por ejemplo, pasó a la historia por cuanto
    entregó al mundo la belleza de sus obras y no porque era
    sordo. De hecho, su
    Novena Sinfonía, cuyos acordes forman parte del patrimonio
    universal, la compuso sin poder escuchar ni una nota de la misma.
    Y Miguel de Cervantes
    Saavedra no es recordado como un discapacitado físico,
    sino como el pare del Quijote y, por ende, de las letras de la
    lengua
    castellana. Sólo
    necesitó una mano para escribir su obra maestra.
    Para ejemplarizar de la mejor manera, diremos que, en una
    sociedad más auténticamente humana, un arquitecto,
    un médico o un limpiabotas deberán
    ser tomados en cuenta, ante todo, porque son seres humanos,
    porque existen, porque los asisten iguales derechos,
    independientemente de que sean una u
    otra cosa.
    De igual manera, la aceptación social de una persona con
    discapacidad debe tener, como núcleo generador, el
    reconocimiento de que, al
    igual que cualquiera de nosotros, se trata ante todo de un
    miembro del género humano, y, por lo tanto, de un ser
    dotado de idénticos derechos que
    aquellos que son patrimonio de
    los demás congéneres. Se trata, en síntesis,
    de una persona que, por su sola condición de persona, es
    igual a todos
    nosotros. Tiene nuestra misma naturaleza, es de
    nuestra misma índole.
    Porque la persona con discapacidad es, en primera instancia, una
    parte de la Humanidad y, como tal, es igual a cualquier otro.

    Dentro de la Humanidad todos somos iguales, a pesar de la inmensa
    diversidad que constituimos quienes la conformamos. Significa que
    todos
    compartimos la misma esencia humana y que, juntos, entonces,
    somos uno.
    Hombres y mujeres, personas de todas las edades y de todas las
    razas, los de diferentes credos religiosos o de distintas
    ideologías políticas,
    ese
    inagotable rosario de pueblos y culturas diferentes, los
    discapacitados y los no discapacitados, todos formamos una sola
    entidad, un solo cuerpo
    social al que hemos llamado Humanidad.

    Y, como componentes que somos de esa Humanidad que ha sabido
    elevarse como especie dominante en el planeta, a todos nos
    asisten iguales
    derechos: los Derechos Humanos.

    La Declaración Universal de los Derechos Humanos reposa,
    entre otros principios, sobre la firme convicción de que
    todos nacemos iguales.
    Pero tenemos que entender que en ella se habla de la igualdad que
    nace de la unión de todos y cada uno con respecto a los
    demás; de la que se gesta en la
    defensa colectiva de los derechos de todos; de la que se
    multiplica en el cumplimiento conjunto de los deberes comunes.
    Esa es la que debería
    predominar en las relaciones sociales que nos rigen hoy en
    día.

    Se refiere a una igualdad activa, brotada del seno de la
    acción conjunta, del compromiso colectivo, de manos y
    espíritus unidos arando
    juntos, construyendo juntos, creando juntos, pensando juntos, y,
    además, dentro de la que cada uno es tal cual es y aporta
    a los demás en la medida
    de sus capacidades.

    En consecuencia, se trata de una igualdad concebida como
    condición para el desarrollo de
    la individualidad, porque con su accionar potencia la
    realización del individuo. Le abre espacios para que en
    ellos exprese su capacidad de "dar" y, por ende, de amar.

    Se trata de una igualdad que se nutre y enriquece de las
    infinitas diferencias que la conforman, y que entiende las
    diferencias como aportes y
    no como fuentes de
    antagonismo ni de segregación. Una igualdad basada en la
    premisa de que cada uno, al ser un individuo diferente, entrega a
    su vez
    aportes diferentes, y es a partir de esa realidad que como
    Humanidad crecemos.

    Se basa, además, en el reconocimiento de que, por encima
    de aquellos elementos en los que somos diferentes, existe un
    muchísimo mayor
    conjunto de factores en los que, como seres humanos, somos
    semejantes. De ahí que, en cuanto se refiere a nuestros
    hijos con discapacidad, aspiremos a
    que se integren a una sociedad que sepa valorar las diferencias y
    buscar las semejanzas. Una sociedad, pues, que acepte el hecho de
    que todos somos
    iguales.

    Entendida de esa manera la Igualdad no significa, entonces,
    uniformidad. No implica que seamos como una especie de
    átomos humanos, todos
    idénticos, que debemos de funcionar en masa y sin
    fricciones. No es la igualdad de los autómatas ni de seres
    humanos que hayan perdido su
    individualidad.

    Reconocer ese sentido de igualdad al que nos referimos, es decir,
    igualdad en la unión, se vincula, de manera directa, con
    el modelo de
    sociedad al que quisiéramos que nuestros hijos
    discapacitados se integraran.
    En ese maniquí, en esa caricatura de ser humano que es
    parido de las entrañas de una sociedad de consumos, se
    pone de manifiesto un concepto
    de igualdad que es la negación misma del espíritu
    libre y creativo del ser humano.
    Puede afirmarse que, de manera equivocada, para amplios sectores
    dentro de la sociedad occidental hoy en día igualdad
    significa "uniformidad"
    antes que "unidad".
    No es a esa sociedad de hombres y mujeres máquinas a la
    que pretendemos integrar a nuestros hijos. No nos interesa que
    devengan en
    instrumentos de consumo.

    Buscamos, en síntesis, que lleguen a ser parte de una
    sociedad que sepa amar, que se ejercite constantemente en el
    arte de amar,
    que desarrolle
    y perfeccione siempre la facultad de amar.
    Y no solamente de amar a nuestros hijos, sino en un sentido
    más profundo e integral: una sociedad en la que todos
    sepamos hacer valedero ese
    hermoso e imperecedero mandato formulado dos mil años
    atrás, que nos conmina a amarnos los unos a los otros.
    Sólo cuando alcancemos esa meta estaremos en capacidad
    real de hacer de la sociedad un núcleo dentro del cual el
    logro de la plena
    felicidad sea factible. Sólo cuando lleguemos a ese
    anhelado puerto podremos decir que el respeto a los Derechos
    Humanos es parte integral de nuestras
    normas de
    comportamiento
    y de convivencia social.

    Porque, por otra parte, habrá que comprender que esa
    igualdad, así entendida, solamente será posible si,
    paralelamente, abrimos también el
    espacio para que valores como
    la solidaridad, la
    fraternidad, la confianza mutua, el respeto recíproco, la
    tolerancia,
    entre otros afines, pasan
    también a ser parte integral de unas nuevas reglas del
    juego, de una
    nueva ética que
    sirva como rectora del comportamiento
    entre los seres humanos.

    Alcanzar esa armonía en las relaciones sociales se trata
    ciertamente de un sueño, pero quizás no de una
    utopía. O, si se quiere, se
    trata de una utopía realizable, de una misión a
    la cual vale la pena consagrarse y por cuyo logro el tiempo, los
    recursos, los
    esfuerzos y
    sacrificios que destinemos estarán bien invertidos.

    Porque, naturalmente, tampoco podemos cruzarnos tranquilamente de
    brazos a esperar que, por generación espontánea, un
    día cualquiera brote de
    la noche a la mañana esa sociedad ideal a la que he hecho
    referencia.
    A ella tenemos que llegar tarde o temprano, pero alcanzarla
    supone la puesta en marcha de un proceso.

    Y dentro ese proceso de transformación de los valores,
    de la ética
    social, cada uno de nosotros puede, si así lo desea,
    constituirse en actor,
    puede ser sujeto protagónico. A cada uno de nosotros, si
    somos conscientes y actuamos en concordancia con los dictados que
    emanan de nuestra propia
    conciencia, nos compete la misión de
    ir desbrozando el camino que conduce hacia ese modelo de sociedad
    superior a la precedente y que tenemos que
    construir para nuestros hijos, tengan o no discapacidad.
    Y, al igual que ocurre con todo proceso, si queremos que tenga
    posibilidades de éxito, tiene que partir de la realidad.
    Tiene que asumir la
    realidad como su punto de partida y el transformarla de manera
    positiva debe de ser su punto de llegada, su meta superior. Es
    decir, hablo de un proceso
    que nace de la realidad para transformarla.

    Además, de un proceso que se ejecuta a través de la
    acción conjunta de todos los que, por su libre voluntad,
    se quieran sumar a sus
    filas, dentro de las cuales encontrarán espacios de
    auténtica participación, lo que implica que se
    participará en un marco de igualdad, de libertad y
    de
    fraternidad.En síntesis, forjar una sociedad en la que los
    Derechos Humanos formen parte natural de las normas de conducta que
    rigen nuestro
    comportamiento, implica el promover un proceso de cambio en
    distintos órdenes que, partiendo de la realidad, fomente
    la participación de todos
    para construir un mundo cada vez mejor, más digno de
    llamarse humano.

    La verdadera participación, es decir, aquella que abre
    espacios al ámbito de la toma de
    decisiones, además que un método,
    debemos asumirla como
    un principio. Sin el fomento de una participación real
    difícilmente podrán alcanzarse las hermosas metas
    inherentes a la Declaración Universal de los
    Derechos Humanos.
    Si no hacemos de la genuina participación una actitud
    constante ante la vida, estaremos restándole posibilidades
    a la plena integración de
    la familia y a
    la de ésta en el entorno de la comunidad en la
    que se desenvuelve.
    El promover la participación en todos los teatros del
    quehacer humano, entonces, debemos asumirlo en calidad de algo
    superior a una simple
    tarea. Tenemos que apropiárnoslo como un valor eterno,
    como parte de una ética que, aunque no es nueva por cuanto
    tácitamente ha estado presente a
    todo lo largo de la Historia de la especie humana, en esta
    época actual, en los albores de un nuevo siglo, parece que
    la hemos olvidado.
    En nuestro mundo occidental, a pesar de la prédica
    democrática, el concepto de
    participación hemos venido confundiéndolo con el
    de
    manipulación. En ocasiones hemos llegado a creer que,
    porque la gente está allí en donde la
    queríamos tener, podemos decir que está
    participando. Y eso
    es un error de no pocas consecuencias. Para participar, no basta
    estar ahí, ni, mucho menos, si estamos ahí
    compulsados por alguna razón distinta a la
    fuerza que
    nace de nuestra conciencia o debido a las necesidades que
    determina nuestra realidad particular.
    La participación, para que sea real, tiene que ser
    voluntaria. El condenado, colocado ante el pelotón de
    fusilamiento, de seguro que es
    sujeto
    protagónico del momento, pero también puede
    afirmarse que está allí en contra de su voluntad y
    que, en lugar de estar de pie en angustiosa espera
    de una segura muerte,
    preferiría mil veces estar al lado de los suyos.La
    participación, para que sea auténtica, tiene que
    responder a lo
    que quienes participan piensan y sienten. Aquel que actúa
    en contra de su propio pensamiento o
    que, con su quehacer, violenta los dictados de su
    sentir o de su conciencia, termina constituido en un triste
    autómata y jamás se realizará en su
    condición de ser humano.
    Habrá que partir, entonces, de que la
    participación, entendida en términos de cada
    individuo, tiene niveles diferenciados. Para cada ser
    humano existen diferentes planos en los que puede desarrollar su
    participación. Pero todos podemos abrirnos un espacio, una
    posibilidad real
    de participar si así nos lo proponemos. Las Personas con
    Discapacidad, los Padres de Familia, las instituciones estatales,
    los organismos
    no-gubernamentales, los grupos de amigos
    o los individuos amigos de la persona con discapacidad, todos
    tenemos cabida, si encontramos las fórmulas
    para que se aúnen las distintas voluntades, las distintas
    capacidades y las distintas posibilidades. Obviamente, si
    logramos, también, un amplio nivel
    de coincidencia alrededor de intereses comunes.

    Trabajo enviado por:
    Amauris Rafael German Polanco
    amaurig[arroba]hotmail.com

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