Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La depresión (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

Atención a los
síntomas

Parece ser estratégico saber reconocer la
depresión con los primeros síntomas,
para acudir al médico y diagnosticarla correctamente e
iniciar la terapia lo antes posible.

En ocasiones, la depresión pura, la común,
se puede confundir con la llamada enfermedad bipolar,
caracterizada por la presencia de cambios bruscos y exagerados en
el estado de
ánimo. Esta enfermedad, provocada al parecer por el
desequilibrio de algunas sustancias químicas cerebrales,
origina oscilaciones repentinas que conducen al enfermo de la
euforia a la depresión.

Este trastorno bipolar, a menudo poco diagnosticado,
afecta a casi un 2% de la población mundial. Una forma especial de
depresión es la llamada post-parto,
episodio depresivo mayor que se inicia en el mes posterior al
parto. La prevalencia, muy importante, se sitúa entre el
8% y el 15% de las parturientas. La sintomatología puede
ser de moderada a grave y afecta a todas las áreas de la
persona,
incluyendo las relaciones con el bebé. Su causa aún
no está aclarada. El problema radica en que no se
diagnostica, y en que pasa muchas veces desapercibida ya que los
familiares y el propio afectado atribuyen los síntomas a
otras causas: el agobio por la nueva situación, los
problemas
generados por el bebé…

Según las estadísticas, sólo un 10% de las
depresiones post-parto se tratan, y lo más preocupante es
que, entre un 20% y un 30% de las depresiones post-parto se
cronifican.

Todas las depresiones
deben tratarse

Actualmente, el arsenal de medicamentos antidepresivos
es abundante y eficaz, y abarca una amplia lista de sustancias.
Los antidepresivos son fármacos que actúan sobre
los neurotransmisores, sustancias como la serotonina, la
noradrenalina y la dopamina, que las neuronas utilizan para
comunicarse entre ellas. Uno de los fármacos más
utilizados es la fluoxetina que favorece el aumento de la
serotonina, y que regula el estado de
ánimo y la energía vital. Su efecto no es inmediato
y tardan, desde que se inicia su toma, entre 3 y 4 semanas en
surtir efecto.

El tratamiento debe realizarse siempre bajo control
médico. En algunos casos, cuando se trata desde la
asistencia primaria y no hay respuesta eficaz al tratamiento
inicial, o cuando el paciente presenta ideas suicidas, o cuando
la depresión es incapacitante o cuando existen
dificultades interpersonales que hacen necesaria la psicoterapia,
hay que acudir al psiquiatra.

También está la opción de las
psicoterapias, desde la de grupo con la
supervisión de un terapeuta, psiquiatra,
psicoanalista o psicólogo, hasta terapias individuales
como la psicoanalítica, la conductista o la
gestáltica.

El tratamiento de la depresión precisa de mucho
tiempo de
trabajo con el
paciente. Un caso leve puede durar de 3 a 6 meses en el mejor de
los casos, uno moderado de 6 a 9 meses, y en los casos graves,
los síntomas y el tratamiento pueden durar mucho
más, precisando incluso de hospitalización y de
terapias más enérgicas a base de varios
medicamentos suministrados simultáneamente. En los casos
más graves o muy prolongados, puede ser precisa la terapia
electro convulsiva (TEC) procedimiento
poco utilizado y que consiste en administrar descargas breves de
3-4 segundos bajo anestesia general en varias sesiones. A pesar
de que su tasa de éxito
ronda el 85% es una técnica poco utilizada.

Afortunadamente, en la mayoría de los casos el
apoyo del médico, la psicoterapia y la medicación
son suficientes, pero para ello es fundamental identificar lo
antes posible la enfermedad e iniciar rápidamente el
tratamiento.

Criterios para
diagnosticar la depresión

Según el Diagnostic and Stadistical
Manual
of Mental Disorders
, para cumplir los criterios
de depresión
mayor el paciente debe tener, como
mínimo, cinco de los siguientes síntomas
durante un periodo igual o superior a dos semanas. Al
menos uno de dichos síntomas debe consistir en
estado de ánimo deprimido la mayor parte del
día, casi todos los días.

Los síntomas a
observar son:

  • Estado de ánimo deprimido
  • Disminución notable del interés o del placer por las
    actividades
  • Pérdida o aumento importante de peso
    y/o disminución del apetito
  • Insomnio o hipersomnia
  • Retraso psicomotor o
    agitación
  • Sentimiento de falta de valor o de culpa
  • Disminución de la capacidad para
    concentrarse
  • Pensamientos recurrentes sobre la
    muerte o el suicidio.

En
resumen

La depresión, condición común de la
juventud y de
la niñez, es una enfermedad y no un estado de
ánimo. Su detección inmediata y su tratamiento son
esenciales, ya que métodos
efectivos para tratarla abundan y, si se trata, el
pronóstico es excelente. (Véase mi ponencia: El
problema con el suicidio
juvenil en los Estados Unidos:
Chanson de Roland
).

Sea como se trate, la psicoterapia es un factor
esencial.

Como asunto practico, aquí se hablara acerca del
tratamiento moderno de los trastornos depresivos.

La depresión:
Bases de Tratamiento (Oscuridad Visible)

Dr. Félix E. F. Larocca

Un paciente, escritor famoso, residente de la Ciudad de
Chicago, usaba sus talentos literarios como terapia sublimada
para sus depresiones. Lo hacía como tantos genios de las
artes lo han hecho por generaciones.

Todos conocemos alguno, aunque este no sea famoso. Por
esa razón seria superfluo ofrecer una lista de quienes,
creemos que lo hacen o que lo hicieran.

Este hombre de
apenas treinta años, a quien aquí nos referimos,
afirmaba, "sin mis escritos, la vida hace mucho que, para
mí, hubiera terminado".

"Cuando yo comienzo un proyecto, yo vivo
para terminarlo — a veces, prolongándolo — para de esa
manera extender mi vida y extinguir el deseo que me asedia de
querer morir de un tiro a la cien".

¡Cómo deseamos que ese hubiese sido el caso
con Sylvia Platt! (1932-1963), autora del famoso libro, The
Bell Jar
— cuyo suicidio truncara una vida de mujer talentosa,
además que sufrida.

El otro escritor que aquí nos incumbe es el que
escribiera la obra de cuyo título, adaptáramos el
de esta ponencia. Darkness Visible: A Memory of
Madness por William Styron (1932-1963).

Aquí sólo repetiremos algo más que
todos sabemos. Que la neurociencia del arte permanece
desconocida. (De interés, mis dos ponencias: La Sonrisa
de Dios
y Del arte, de los atuendos, de las apariencias, y
de otros asuntos de
importancia).

Prosigamos

En los Estados Unidos, más de cincuenta millones
de personas han sufrido a lo largo de su vida alguna
depresión.

Estamos hablando de una verdadera epidemia. Para los
europeos la depresión es, tras las enfermedades del corazón,
la causa más importante de baja laboral. No es
casualidad que se perciba como una enfermedad preferentemente
femenina porque se ha establecido que casi un 70% de las mujeres
sufrirá al menos una depresión en su vida. A esta
elevada prevalencia ayudan decisivamente ciertos factores
femeninos que generan frecuentemente síntomas depresivos,
como los cambios hormonales, la menopausia y el
posparto.

La depresión puede aparecer tanto como
reacción ante sucesos traumáticos o imprevistos
(crisis exógena)
o como una pura melancolía, una tristeza que todo lo
tiñe de gris y apatía, cuyas causas concretas se
desconocen o permanecen ocultas detrás de vivencias no
catalogadas como decisivas en nuestro pasado (crisis endógena).

La depresión se manifiesta de muchas maneras,
pero hay una serie de síntomas que, si aparecen unidos,
nos avisan de que estamos ante una depresión. Tienen una
connotación negativa, pero no hay que preocuparse en
exceso — la vida es así, y así hay que
entenderla, con naturalidad, y encararla sin prejuicios ni
miedos. Veamos esos síntomas que nos anuncian una
inminente depresión. Si percibimos varios de ellos, hemos
de tomar iniciativas, ya que nuestro equilibrio y
bienestar emocional están en juego.

Irritabilidad: No
controlamos nuestra emotividad negativa y cualquier cosa nos
irrita. Quienes viven a nuestro alrededor notan el cambio.

Nuestra sociabilidad, y la capacidad de entender
posturas y comportamientos distintos de los nuestros son menores
de lo habitual. Disminución de energía vital, o
pérdida de interés por casi todo.

La pereza se instala en nosotros y la apatía y el
inmovilismo dominan la situación. Nos sentimos
desmotivados, incomprendidos. Casi nada merece la pena,
pensamos.

Alteraciones del sueño: nos despertamos en medio
de la noche, o nos cuesta mucho conciliar el sueño.
Estamos inquietos. Cambios en el apetito: sin causa aparente,
modificamos nuestros hábitos alimentarios. Indiferencia
ante el sexo y
el amor: nos
da igual, no nos llama la atención. No nos acordamos de que hay una
cosa que se llama amor (hacia el
cónyuge, pareja, o la familia en
general) y otra cosa que antes era sensualidad y placer
sexual.

Sentimientos de culpabilidad y
autocompasión:
cualquier
cosa negativa que pase en nuestro entorno, es culpa nuestra. Nos
culpamos que no entendemos las cosas, de que no hacemos nada
bien.

Dificultades para concentrarse
y rendir en el trabajo:
esta absorbente preocupación vital reclama toda nuestra
atención. No tenemos tiempo ni capacidad para trabajar, ni
mucho menos para emanciparnos de la depresión.

Desinterés por el aspecto personal:
de pronto, nos damos cuenta de que todo es una gran
ceremonia de la apariencia, en la que no queremos participar.
Todo es hipocresía: quien me quiera lo hará igual
aunque vaya un poco desaliñado. Además, no tengo
humor para dedicar siquiera unos minutos a mi aspecto, tengo
otras cosas que hacer y en qué pensar.

Si percibimos varios de estos síntomas
simultáneamente, es muy probable que nos hallemos ante una
depresión. Se impone la visita al médico. O, para
empezar, comentemos la situación con alguien que haya
sufrido depresiones. Hay abundantes libros sobre
el tema, que, además de resultar entretenidos, informan
con tino sobre el asunto. (Véase mi ponencia: De la
terapia
Cognitiva de los Trastornos
Depresivos
).

¿Por qué lloro tanto, mi
Dios…?

Tipos de
depresión

A veces, los síntomas de la angustia sobrevienen
de forma inexplicable, sin que haya sucedido algo
traumático. Son las llamadas depresiones endógenas. La persona
está triste, padece una melancolía vital pero no
sabe su motivo concreto. Pero
lo más común es que los síntomas aparezcan
tras una determinada situación: estrés
profesional, marcha de los hijos del hogar, miedo o incertidumbre
ante una situación amenazante, enfermedad o muerte de
seres queridos, problemas con los padres, hijos o la pareja…
Estas son las depresiones reactivas
o exógenas.

Ambos tipos de depresión pueden complicarse y
revisten importancia, no nos equivoquemos. Porque detrás
de esa aparentemente inocua crisis de
melancolía o tristeza que llegó sin causa
identificable, pueden anidar problemas psicológicos nada
triviales. No pensemos que esta tristeza nuestra es "porque le
damos demasiadas vueltas a las cosas". Hay personas que
reflexionan mucho, que se muestran lúcidas y
críticas con nuestro modus vivendi y con las relaciones
humanas, y que no por ello se dejan invadir por la
depresión. A cada uno lo suyo.

Ahora bien, si nos encontramos decaídos desde
hace meses o años, no debemos conformarnos. Nuestra
calidad de
vida, y la de quienes nos rodean, nos exige tomar
decisiones.

Fármacos
antidepresivos

Han sufrido mala prensa entre
algunos expertos porque a veces se han recetado sin diagnóstico previo y sin atención
personalizada al paciente. Los antidepresivos debe prescribirlos
siempre un especialista. No deben ser recetados por otros
profesionales, ni ingeridos por recomendación de
amistades, parientes o por nuestro propio criterio. Solos o
combinados con terapias psiquiátricas, pueden ser de una
gran efectividad. No hay motivo para no tomarlos. Si son
necesarios, negarse a ingerir antidepresivos, por miedo a vernos
como enfermos mentales es una necedad. La depresión es una
enfermedad más, para la que, afortunadamente, hay
tratamiento. Si nos ponemos en manos de un profesional que conoce
estos fármacos, debemos confiar plenamente en él.
Hay muchos antidepresivos eficaces, pero tengamos en cuenta lo
siguiente:

No logran efectos inmediatos. Necesitan alcanzar un
nivel de concentración en la sangre. Hemos de
esperar unas semanas para notar los efectos. El especialista, en
ciertos casos, debe probar con varios fármacos hasta dar
con el fármaco que mejor va a cada persona. No debe
interrumpirse bruscamente la medicación, ni aunque se note
una evidente mejoría. Debe durar, al menos, unos meses.
Tienen efectos secundarios.

Estos medicamentos describen, en sus prospectos
informativos (léalos), una gama de síntomas que
pueden aparecer. Pero no los espere todos, y menos con
anticipación. Es posible que a usted no le sobrevenga
ninguno. Los más frecuentes son la alteración de
los mecanismos de la atención y las dificultades en la
libido. Como siempre, el médico debe ser
consultado.

Estudiante a la mesa con luz de vela por
Rembrandt

Depresión: ¿qué hacer,
además de los fármacos?

  • Lo primero: aceptarla. Le puede pasar a cualquiera,
    es algo muy común. No somos culpables de estar
    deprimidos. La depresión no es un estigma social. Se
    trata de un trastorno tan frecuente como la gripe o la
    gastritis.
  • Lo segundo: pedir ayuda a un buen profesional. Este
    determinará si conviene la psicoterapia, los
    fármacos, o un tratamiento combinado.
  • Ejercicio físico. La tendencia natural, cuando
    se está deprimido, es permanecer inmóvil,
    encamado y sin salir de casa. Lo recomendable es moverse,
    pasear, hacer deporte. En definitiva,
    sentirse vivo: sudar, pasar frío, calor,
    hambre, sed,… El ejercicio nos distrae, y produce cambios
    físico-químicos a nivel cerebral que generan
    bienestar psicológico.
  • Trabajar a gusto. Hagamos lo que hagamos,
    esmerémonos en hacerlo bien. Sintamos la
    satisfacción del trabajo bien hecho.
  • Evitar los productos
    tóxicos. El tabaco no calma
    los nervios; al contrario, como el azúcar parece que favorece la
    depresión. El alcohol en
    exceso produce efectos depresores del sistema
    nervioso. Nada de fármacos sin prescripción
    facultativa. Ni de drogas.
    Mientras dure la depresión (y, mejor, también
    después), vida sana.
  • Controlar los pensamientos. Se cuelan como polizones
    y se quedan a vivir en nuestro interior: preocupaciones
    (ocuparse "antes de"), obsesiones, visión negativa,
    prejuicios, sospechas infundadas,… Permanezcamos en
    vigilancia para no dejarnos hundir por estos pensamientos
    irracionales. A veces, basta con identificarlos y ser
    conscientes de que los tenemos.
  • Sentido del humor. Aprenda a reírse, en primer
    lugar, de usted mismo. La vida tiene una perspectiva humorosa,
    desenfadada y optimista. Búsquela.
  • La luz solar anima mucho. Procure que habitaciones,
    salas o despachos estén bien iluminados. La luz da
    alegría de vivir. Salga a la calle, al campo, al monte,
    a la playa, en busca de sol.
  • Técnicas de relajación.
    Apréndalas de un buen profesional. Y trate de
    aplicarlas.

En resumen

La depresión es la causa principal de consultas
al médico que más a menudo va sin ser reconocida o
sin ser diagnosticada.

Aquí, como en muchos otros artículo
relacionados, ofrecemos una introducción somera de lo que aqueja a una
mayoría de pacientes, para que les sirva de
orientación en su padecer.

Finalmente, y cuando las cosas no son claras

La
depresión real y la postura depresiva: nada vale la
pena

Dr. Félix E. F. Larocca

Hace varias semanas que celebráramos la primera
reunión de nuestro grupo de soporte mutuo en Casa de
Campo. Para este evento utilizamos el Salón Ámbar
del Centro de Conferencias Cacique, habiendo contado unas ciento
cuarenta personas entre aquéllos quienes
asistieran.

Los varios tópicos cubiertos en el programa, nos
permitieron hacer el análisis proyectado de temas de mucha
importancia y de aplicabilidad a la experiencia cotidiana de
aquéllos quienes vinieran a reunirse como grupo a este
local.

El mejor modo de describir y de resumir la experiencia,
es del caracterizarla como el éxito que fuese.

Muchas ideas nuevas se devengaron para el desarrollo de
otras actividades similares en el futuro, y muchas preguntas se
formularon para saciar el deseo de más conocimientos que
ha sido una cualidad que caracteriza a los miembros de nuestro
Grupo.

Una persona, a quien apenas conocía se me
acercó y me relató el historial de un pariente cuya
vida ella describía como experiencia muy poco
satisfactoria. Casado, con nietos, con una relación
distante con una esposa a quien él mismo describía
como "siempre enferma", empleado en una ocupación a la
cual él detestaba vehementemente, y esperando la hora de
una jubilación, la cual (debido al odio a su empleo)
parecía que nunca le llegaba. Él había
comenzado tratamiento para un trastorno afectivo con el uso de
una medicina
antidepresiva de eficacia
reconocida.

El resultado del tratamiento consistió en una
mejoría instantánea, seguida por un plateau,
finalmente, luego de celebrar los sesenta años, por una
recaída pesimista dentro de otra crisis
depresiva.

Este señor se quejaba de todos los fallos que
habían sucedido en su vida, olvidando (o ignorando)
cualquier éxito que hubiese experimentado. Proyectaba para
sí mismo un futuro desolado, plagado por enfermedades e
incapacitaciones, tanto físicas como emocionales. En otras
palabras, a pesar del tratamiento, este señor no era
feliz.

Desafortunadamente, existe la creencia, a menudo
errónea, de que el tratamiento psicofarmacológico
de las depresiones "endógenas" siempre basta por
sí sólo para producir la remisión
sintomática del cuadro clínico. Esto no es verdad
en un número de situaciones en las cuales existen otros
factores intercurrentes.

En el caso de este señor está aparente el
hecho de que la vida que él vive no es propiciatoria para
la felicidad, ni resulta en una experiencia placentera. Las
relaciones que son cruciales para su estabilidad están
desequilibradas. No hay paz ni en el hogar ni en el trabajo. Las
relaciones con la esposa, con los hijos y con los nietos quienes
con él viven, son tensas y conflictivas. El empleo es una
tortura que sólo se puede tolerar porque en unos
años terminará. No existen oportunidades para
desahogo ni para actividades constructivas y compensadoras. Tal
vez, el "ahogar" los problemas con el alcohol consumido en
cantidades excesivas cotidianamente le ofrece el único
vehículo para escapar sus miserias. No se siente, ni puede
estar feliz… este señor.

Muchas personas recorren el sendero de sus vidas,
adoptando una postura pesimista desde su comienzo. Si el
día está fresco, se quejan que pronto
llegará el calor. Si se les da reconocimiento, sospechan
que motivos ulteriores están escondidos detrás de
lo que consideran una mentira. A cada situación placentera
le encuentran aquél detalle que la torna si no en algo
desagradable; tal vez en algo que pudiese volverse
desagradable.

Estas personas padecen de trastornos en la
configuración básica de los sistemas
psicológicos de la
Personalidad. Ellos perciben la realidad de un modo negativo,
revistiéndola con esos matices cuando la realidad
así no lo aparenta. Ellos no están
deprimidos… hay una diferencia; sus posturas y actitudes
sí que lo son.

¿El remedio? En estos casos el remedio no puede
ser limitado al uso de medicinas y nada más. Es esencial
que el paciente reduzca sus tendencias y tendencias pesimistas a
través de el logro de experiencias emocionales —
correctivas en manos de un terapeuta experto. (Véanse mis
ponencias al respecto).

¡Qué cruz tan pesada… qué
largo el camino!

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter