Para entender, sin necesidad de redundancias, esta
lección es una prolongación de la
Depresión en Niños y
Adolescentes, de la que se extraen los siguientes
párrafos:
"En el número de agosto del 2007 Science
Daily y The American Journal of Clinical
Psychiatry publican los datos más
recientes de que los aminoácidos omega-3, que se
encuentran en abundancia en los mariscos y los pescados son
factores decisivos en la prevención de las
depresiones.
"Asimismo, publicando en la misma emisión del
Am. Jour. of Clin. Psych, M. P. Freeman ofrece material en
soporte del factor determinante que juega la dieta de la madre en
la depresión
prenatal.
"La dieta es asunto de importancia extraordinaria para
la salud emocional,
en diversas formas — de manera especial en el cuerpo en su
periodo desarrollo,
como es el de los niños".
Estudios recientes revelan que los niveles de ácidos
grasos omega 3 aparecen siempre con valores
reducidos en pacientes deprimidos
Mamá tenía razón cuando nos
obligaba, como niños, a tomar el aceite de
hígado de bacalao que tanto odiáramos.
El estado de
ánimo depende en gran medida del equilibrio de
nutrientes que modulan los alimentos que
ingerimos. Estudios científicos encaminados a relacionar
dieta y salud mental
revelan que no todo queda en vitaminas y
minerales,
sino que los ácidos grasos omega 3, abundantes en los
mariscos y pescados, desempeñan un papel significativo en
ese vínculo.
Los trabajos de Judith y Richard Wurtmann en MIT han
provisto soporte indispensable para explotar algunos de los
mitos que
dominan nuestro pensamiento
tradicional y arcaico en referencia a lo que comemos y a la
manera en como lo hacemos.
En nuestros reportes hemos hecho hincapié en los
artículos que aparecen en algunos periódicos
norteamericanos donde los defensores del desayuno
opíparo,
frecuentemente nos inducen al error cuando nos proponen que el
desayuno es comida esencial y que debe de ser consumido como lo
hacen los americanos, cargado de azúcares, de grasas y de
lacticinios.
Los trabajos de los Wurtmanns son prueba de que los
desayunos copiosos producen cambios en los neurotransmisores del
cuerpo que producen modorra y sentimientos de depresión en
muchos de entre quienes los consumen.
Además de que el desayuno, en general, es seguido
por las actividades sedentarias de ir al colegio o de ir a un
trabajo de
oficina,
usando medios
mecánicos, como transporte,
para arribar a nuestra destinación.
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