- Algunas utilidades del uso de
los indicadores de logros - Indicadores usados
en las macropolíticas educativas a nivel
latinoamericano - Núcleos
generativos y núcleos
problemáticos - Autores
consultados
El cerebro no es un
vaso por llenar, sino una lámpara por encender.
– Plutarco
Cada vez que nos enfrentamos al complejo acto de evaluar
desde el sujeto que domina el saber experto al sujeto que
está en el proceso de
aprendizaje
del saber o mejor aún en ese diálogo
permanente de saberes, parece que la tarea de cualificar se
compromete desde diferentes dimensiones (objetividad /
subjetividad, conocimiento /
competencias,
valores /
estructuras,
aplicabilidad / formalidad, etc).
Por ello resulta que en la mayoría de las
ocasiones cuando hablamos de un mismo estudiante pero desde
diferentes asignaturas parece que estuviéramos
refiriéndonos a personas diferentes. En algunos casos muy
diferentes. Ello no es solamente porque no compartamos las mismas
concepciones de aprendizaje o de inteligencia,
sino porque los instrumentos de evaluación
y los dispositivos de evaluación resultan en muchos casos
contradictorios.
Como forma de lograr la contrastación en una
profesión y en una actividad, donde la
universalización y los estándares son absolutamente
contextuales, se buscó una modelización de las
maneras de medir resultados de ciencias
formales y fácticas, así como de actividades
empresariales o de mercado.
Así alcanzamos la introducción de los indicadores,
que en educación básicamente nos referimos
a los indicadores de logros, si bien podemos hablar de otros
tipos.
Los indicadores de logros son estructuras
pedagógicas que nos permiten estimar los momentos del
proceso de aprendizaje por el educando así como de otras
connotaciones referidas a las relaciones con los saberes, sus
funcionalidades, las actitudes
frente al aprendizaje, etc. Son también descriptores de
estos momentos que en algunas ocasiones pueden ser cuantitativos,
aproximándose al concepto de
indicador formal o de índices.
Los "logros" en nuestro caso y como suscriptores de las
inteligencias
múltiples (IM), hacen referencia a la conquista de
determinadas competencias que se puedan hacer explícitas.
Recordemos que una de las virtudes del uso de estos instrumentos
está en que nos permite hacer explícitos muchos
conceptos o procedimientos
que están implícitos en nuestras
prácticas.
Hay muchas formas de formular los indicadores de logros,
pero existen condiciones que no podemos olvidar a la hora de
formularlos. Algunas de ellas son:
1- Coherencia interna: su enunciado no debe
evidenciar inconsistencias estructurales sean estas
sintácticas o semánticas o las relacionadas con el
objetivo que
pretendemos evaluar.
2- Validez interpretativa: debe permitir que los
profesionales afines puedan interpretar adecuadamente la
relación entre el indicador y el objeto
evaluado.
3- Comparabilidad: esta es una condición
clave, ya que es lo que hace de los indicadores instrumentos
necesarios cuando pretendemos evaluar procesos y no
solamente resultados. A su vez no posiciona en el lugar de
interpretar como pueden incidir los contextos a la hora de
valorar lo aprendido.
4- Gradualidad: es muy importante recordar que a
la hora de elaborar los indicadores de logros tengamos presente
que el aprendizaje y
la adquisición de determinadas competencias se realizan a
lo largo de procesos cognitivos, afectivos, sociales, culturales
e históricos muy complejos. En una palabra los indicadores
de logros deben recorrer esas evoluciones en la
adquisición de las competencias y de los saberes que
pretendemos desarrollar.
Los indicadores de logros logran su anclaje en el
diseño
de las estrategias
pedagógicas, las que permitirán comprobar lo
propuesto por nuestro instrumento.
ALGUNAS UTILIDADES DEL USO DE LOS INDICADORES DE
LOGROS
- Aumentan la producción intelectual y la calidad de la
misma al permitir la objetivación de los resultados
obtenidos en el marco de los resultados esperados. Se
transforma en una forma de autoseguimiento en
múltiples dimensiones (académicas,
procedimentales, de reflexión sistemática,
estratégica, etc). - Aumenta la credibilidad en los resultados obtenidos
y en la planificación de los logros deseados.
Desde el momento en que transformamos las ideas en productos
escritos y por consecuencia explícitos y
contrastables, favorecemos el intercambio con otros enfoques
que ayudan a lograr resultados más ajustados a las
variables
que pretendemos aquilatar. - Aumenta las inversiones de tiempo y
energía individuales y del grupo de
trabajo en
el cual estamos, ya que no andamos perdidos en un conjunto de
deseos que no logran cristalizarse o evaluarse concretamente
para realimentar nuestro trabajo y compromiso con os
productos deseados. - Favorece el contralor de lo que obtenemos
cualitativamente en nuestros resultados pero también
del trabajo de todos los integrantes de un equipo sobre una
misma variable y de quien dirige el proyecto,
pero también de los evaluados. - Mejora la calidad de los resultados y de los
aprendizajes logrados tanto en una dirección como en la otra. Permite que
se elimine ese concepto tan arraigado de que "hay un
culpable, que por supuesto no soy yo, sino los demás
que no cumplieron con lo que se debía hacer", ya que
en un resultado todos somos responsables de los objetivos
que se buscan lograr, por lo que el éxito es compartido pero también
lo son los fracasos.
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