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El ahorro (página 2)



Partes: 1, 2

4. El ahorro en
Latinoamérica

Debido a los bajos índices de ahorro interno que
presentan los países latinoamericanos (19,2% del PBI en
promedio en 1994, contra 34,0% en Asia), nuestra
región ha dependido históricamente del ahorro
externo para financiar sus necesidades de inversión. Los capitales externos se han
manifestado en nuestras economías a través de
diferentes vehículos en diferentes
épocas.

Primero vinieron inversiones
directas de parte de grandes multinacionales del sector primario
(mineras, petroleras, agrícolas, etc.) y emisiones de
bonos
estatales en los mercados
europeos. Luego, durante la posguerra y culminando en la crisis de la
deuda de los ochentas, aunados a inversiones directas de empresas
industriales, llegaron los créditos de la banca
multilateral y comercial. Finalmente, a partir de 1990, la
región logró recuperar su acceso a los mercados de
capitales, emitiendo títulos de renta fija y acciones de
entidades estatales y privadas. Las reformas económicas de
los últimos años, acompañadas de una mayor
estabilidad económica y política en la
región, han llevado a que el universo de
inversionistas y prestamistas externos con exposición
a Latinoamérica sea hoy más amplio que
nunca. Estos inversionistas se pueden clasificar, principalmente,
en dos categorías, dependiendo de su horizonte de
inversión.

La primera corresponde esencialmente a inversionistas de
cartera, o aquellos que adquieren títulos latinoamericanos
en los mercados secundarios principalmente por motivos
especulativos. Ellos buscan maximizar la rentabilidad
de su inversión en el menor plazo posible y tienden a ser
más oportunistas y a reaccionar intempestivamente ante los
eventos que
ocurren en la región. La segunda categoría
corresponde a inversionistas a largo plazo, entre los que se
encuentran empresas multinacionales, bancos
comerciales, fondos de inversión, empresas de seguros y fondos
de pensiones. Estas entidades realizan inversiones directas en la
región, otorgan créditos a mediano y largo plazo y
adquieren participación en emisiones de bonos y acciones
latinoamericanas con la idea de conservarlas por un
período de tiempo
considerable.

Dichas entidades suelen dar mayor importancia a las
perspectivas de crecimiento
económico del país a largo plazo y a la solidez
de sus instituciones
y políticas macroeconómicas. Alcanzar
una mayor participación de este tipo de entidades sigue
constituyendo uno de los retos más grandes para nuestras
naciones.

5. Hechos
estilizados del ahorro y el crecimiento 1950-1994

Cabe advertir que los datos
estadísticos sobre consumo,
ahorro e inversión no son de gran calidad; pese a
ello tienen una evolución razonable, que permite
utilizarlos con la debida prudencia.

La tasa de ahorro (S/PBI) de la economía peruana ha
estado cercana
al promedio latinoamericano: 21.6% durante el período
1950-1994, con un máximo de 31.1% en 1981 y un
mínimo de 15.2% en 1972. La tasa de ahorro interno
(SI/PBI) tuvo un promedio de 18.9% y la del ahorro externo
(SX/PBI) de 2.7% durante el mismo período. La tasa de
ahorro interno tuvo dos etapas: la primera de 1950 a 1977, cuya
tendencia fue declinante, luego se recuperó entre 1978 y
1979 con el ajuste ortodoxo del gobierno militar,
para volver a caer desde 1980 hasta inicios de los años
90. El ahorro interno ha sido pro-cíclico, ha caído
durante los períodos de ajuste y se ha recuperado con
relativa rapidez después de los ajustes
estructurales.

El ahorro interno no ha sido suficiente para financiar
la inversión. El déficit promedio de ahorro interno
en relación a la inversión total ha sido de 2%, en
el período 1950-1994. Por esta razón, el ahorro
externo ha sido fundamental para sostener el régimen de
acumulación y ha tenido una evolución
compensatoria, en particular del ahorro público. La tasa
promedio de ahorro privado (Sp/PBI) ha sido similar al ahorro
interno (18.9%) y ha permitido financiar la inversión
privada (Gonzáles 1996). El ahorro privado no ha observado
una tendencia precisa en el período 1950-1994 y ha sido
bastante oscilante; dicha oscilación ha estado asociada
con las variaciones del ingreso disponible, lo que confirma un
hecho estilizado, ya señalado por Thorne en
1986.

El ahorro de hogares y de empresas ha tenido una
evolución divergente hasta finales de los años
ochenta, pues aparentemente hubo un conflicto
distributivo (ganancias/salarios) con
repercusiones sobre el ahorro entre hogares y empresas. Desde el
drástico cambio de
composición del ahorro hacia 1991, ambos evolucionan de
manera paralela al ingreso disponible.

En segundo lugar, el ahorro de hogares es afectado
negativamente por las crisis y los ajustes económicos
(1983-1985, 1989-1991) y tarda en recuperarse; por el contrario,
el ahorro empresarial mejora justamente en dichos
períodos. En tercer lugar, hasta fines de los ochenta el
ahorro de hogares "empujó" la tendencia del ahorro
interno; a partir de los noventa es el ahorro empresarial el que
cumple este papel. En una economía primario-exportadora y
semi-industrial, como la peruana, el comportamiento
del sector externo ha influido sobre el ahorro interno, a
través de los términos de intercambio, cuyas
oscilaciones y ligera tendencia a la baja han sido un factor que
ha hecho variar el ahorro interno, tanto en el corto como en el
largo plazo.

6. Relación
PBI – Ahorro

El superávit fiscal
terminó en el 3,5% del PBI en 2006 y este año
podría lograr un resultado similar por la fuerte suba en
los recursos, aunque
seguramente se acentuará el pobre desempeño fiscal que exhiben las provincias
en su conjunto. Según investigaciones
se informó que el superávit de diciembre pasado se
ubicó en $ 279,1 millones y permitió que el
año sumara $ 23.157,9 millones, equivalente al 3,53% del
PBI. "Tenemos un superávit de $ 23.158 millones en el
año 2006, mayor en un 18% al del año 2005.
Representa un 3,6% del PBI y estimamos que las provincias en su
conjunto aportarán un 0,4 por ciento".

Sin embargo, si se toma en cuenta la relación del
ahorro primario con el PBI, el superávit nacional
bajó de 2005 a 2006 del 3,7% al 3,53% y, el de las
provincias, del 0,7% al 0,4 %, por lo que si bien la cifra es
positiva en términos absolutos, muestra una
caída en valores
relativos. En particular, diciembre 2006 exhibió un fuerte
aumento respecto del mismo mes del año previo, que
había registrado un ahorro de apenas 23,4 millones de
pesos. En el último mes de 2006, los ingresos
corrientes totalizaron $ 14.909 millones ($ 158.216,2 millones
anuales); los gastos corrientes
$ 15.515,4 millones ($ 130.438,4 millones) y los de capital $
1883,7 millones ($ 16.459,7 millones); el resultado financiero
fue ampliamente negativo, con un déficit de $ 2369,8
millones (frente a un superávit anual de $ 11.623
millones) por el pago de la deuda soberana.

En relación con 2005, los recursos crecieron $
25.784 millones y los gastos $ 22.248,7 millones, según el
Ministerio de Economía.

7.
Importancia del ahorro para el Perú

La elección entre consumo y ahorro es la
elección entre consumo presente y consumo futuro, y es una
de las decisiones en materia
económica que más impacto tiene sobre el nivel de
vida de los habitantes que la realizan.

Una exagerada preferencia por el consumo actual, patente
en las expansiones populistas que países como el
Perú ha registrado en su historia reciente, tiene su
contrapartida en una acumulación neta de pasivos externos
(acumulación de deuda externa y/o
disminución en las reservas internacionales netas), en una
disminución en el ritmo de acumulación de capital
(disminución en la inversión doméstica) o en
una combinación de ambas. Esta preferencia por el consumo
actual conlleva, a través de estos mecanismos, a una
disminución en la capacidad futura de generar ingresos y
lleva implícita la imposición de un límite
sobre el nivel de vida de las futuras generaciones. Por otro
lado, una exagerada preferencia por el consumo futuro (ahorro
actual) puede implicar una reasignación de recursos hacia
proyectos de
inversión que rindan menos utilidad que
aquella que se sacrifica en el presente. En este caso, la
decisión también resultaría subóptima
y, contrariamente al caso anterior, las generaciones actuales son
las que estarían financiando un nivel de bienestar
superior para las generaciones futuras.

En los últimos años, la economía
peruana ha experimentado cambios sustanciales que habrían
redundado en una cierta sensación de progreso entre los
agentes económicos. La estabilidad económica y
social ha creado el clima propicio
para el desarrollo de
la inversión privada, que en los últimos tres
años se ha expandido a una tasa real que triplica la ya
alta tasa de crecimiento del producto bruto
interno (PBI). Al mismo tiempo, una mejora en las expectativas
reflejada en la revalorización de los activos
nacionales (especialmente de la moneda nacional), ha contribuido
a que las percepciones de riqueza o de ingreso permanente de los
agentes aumenten. Esto, aunado a la evidente menor
restricción de endeudamiento externo producto del acceso
cada vez más fluido del Perú al mercado
internacional de capitales, ha facilitado, dada la
condición inicial de consumo altamente reprimido, un
incremento en el consumo.

A pesar de que el Gobierno ha mantenido, en promedio,
una política
fiscal austera, estos desarrollos del sector privado han
redundado en un exceso de inversión sobre el ahorro
interno, el cual ha podido ser transitoriamente cubierto con un
creciente déficit en cuenta corriente de la balanza de
pagos.

La única manera de financiar el crecimiento y el
desarrollo en el mediano plazo es mediante el esfuerzo propio de
ahorro interno. Esto es especialmente cierto si se tiene en
cuenta que la reanudación de la inversión y el
crecimiento están lejos de ser automática, para una
economía que viene de un ajuste y una depresión
económica. Queda claro entonces que las respuestas sobre
el futuro del desarrollo en el Perú pasan necesariamente
por conocer el futuro de los determinantes del ahorro interno y,
dentro de éste, especialmente los del ahorro privado, el
que contribuye con más del 85% del ahorro interno
total.

8.
Efectos macroeconómicos de la remesas del
exterior

La emigración de personas de un país a
otro genera cambios en la composición de la oferta
laboral de los
países receptores y aquellos "exportadores" de capital humano.
Dadas las relaciones de altruismo que se mantiene entre los
miembros de la familia, se
generan remesas hacia los países de origen de la migración.
Los principales efectos macroeconómicos de este
fenómeno son:

  • Mejora del ingreso disponible: Las remesas
    elevan el ingreso disponible, cual se traduce a su vez en un
    aumento de los gastos de consumo en bienes
    durables y no durables así como en inversión,
    particularmente por el acceso a mejores niveles de educación y de salud. En otros casos, las
    familias tienen mayores recursos para desarrollar algún
    tipo de negocio o inversión productiva.
  • Hace menos volátil el ciclo
    económico:
    Las remesas actúan como un factor
    compensatorio en situaciones en las cuales las economías
    de destino de las remesas están enfrentando situaciones
    de desaceleración o recesión económica. En
    la medida que los ciclos económicos del país de
    origen y de destino de las remesas no sean similares, las
    transferencias de dinero
    pueden resultar siendo importantes para mantener un nivel de
    gasto familiar que sea independiente de las fuentes
    generadoras de ingresos domésticos en cada
    país.
  • Mejora los niveles de ahorro: La posibilidad
    de contar con mayores recursos les permite a los receptores no
    solo aumentar los niveles de gasto sino también elevar
    sus niveles de ahorro. Muchas de estas familias están
    siendo percibidas ahora por las instituciones del sistema
    financiero como sujetas de crédito y se han comenzado a crear
    productos
    financieros específicos dirigidos por ejemplo a ofrecer
    seguros de vida o créditos hipotecarios.
  • Mejora de la cuenta corriente de la balanza de
    pagos y apreciación del tipo de
    cambio real:
    Al elevar los ingresos de la balanza de
    pagos tienen un impacto apreciatorio sobre el tipo de cambio.
    En efecto, las mayores remesas mejoran el ingreso de los
    receptores y por ende su nivel de gasto. En la medida que este
    mayor consumo recaiga sobre productos no transables, presionara
    sobre los precios
    domésticos, lo cual causaría finalmente una
    reducción del tipo de cambio real
    (apreciación).
  • Reduce la oferta domestica de la mano de obra:
    La migración al exterior se da por lo general cuando la
    economía enfrenta por un periodo relativamente
    prolongado; bajas tasas de crecimiento y/o altas tasas de
    crecimiento de la población económicamente activa.
    El Perú ha sido durante la mayor parte del periodo
    republicano un país receptor de migrantes. El
    estancamiento del PBI per capita en los últimos 30
    años en un contexto de creciente aumento de la PEA (3
    por ciento en los últimos 15 años) incentivo la
    migración de personas hacia el exterior. Se estima que
    alrededor de 2,5 millones de peruanos se encuentran en el
    exterior. Esta emigración permite atenuar el exceso de
    oferta de trabajo en
    el mercado laboral.

Remesas en el
Perú

En este sentido, las remesas ayudan a asimilar el
impacto de choques externos negativos puesto que, a diferencia
del comportamiento de otros flujos de capitales, las remesas
muestran una mayor estabilidad, inclusive en periodos de
recesión económica a nivel mundial, contribuyendo a
que el consumo tienda a ser menos volátil. En el caso
peruano, mientras que las inversiones extranjeras directas y
otros flujos de capital privado han fluctuado según los
ciclos del mercado, las remesas han aumentado.

9.
Conclusiones

No sólo las personas deben practicar el ahorro
sino también los estados, actualmente los países
crean fondos de previsión y acumulan sumas cuantiosas,
antiguamente las civilizaciones adoptaron el hábito del
ahorro como una forma de asegurarse su porvenir; ya nos lo
relataba la Biblia en el pasaje de los sueños
interpretados por José, él vaticina al
faraón un periodo de 7 años de abundancia y oros 7
años de sequía y hambruna para Egipto, por
esta razón el faraón decreta guardar el producto de
todas las cosechas para afrontar los malos tiempos. Mientras que
en esta parte del continente los Incas hicieron
lo propio y acostumbraban reservar parte de lo obtenido de su
actividad productiva en cavernas frías a modo de
congelador de modo que cuando no hubiera producción de alimentos ya se
contaba con una reserva.

Finalmente, nadie sabe cuando se puede presentar un
gasto imprevisto, si no se tiene los recursos en el momento se
pude pasar muy malos ratos.

10.
Bibliografía

Libro "Macroeconomía" Autor Robert E.
Hall

Libro "Macroeconomía" Autor N. Gregory
Mankiw

Pagina Web:

Página Web: www.docentes.up.edu.pe

 

Alumno:

Milagros Alarcón Silva

UNIVERSIDAD DE SAN MARTÍN DE PORRES

Escuela: Administración

Curso: Macroeconomía

Ciclo: v

Profesor: Jorge Luís Córdova
Egocheaga

Partes: 1, 2
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