- Resumen
- Comprendiendo las
sexualidades - Epistemologías
y sexualidades - Sexos,
géneros, orientaciones sexuales comprendidos(as) desde
la epistemología sistémica y la ontología
constitutiva - Conclusiones
- Bibliografía
Una visión desde los sistemas, las
emociones y el
lenguaje
Resumen
Las explicaciones que damos sobre las sexualidades y de
estas con relación al sida y las
Infecciones de
transmisión sexual ITS, se fundamentan en una epistemología, ya sea desde el
lineal-positivismo o
el pensamiento
sistémico y desde una ontología, que puede ser objetiva o
constitutiva.
El texto presenta
un análisis sistémico, en el que desde
las emociones como motores de la
acción
humana y del lenguaje como
generador de mundos y a partir de ejemplos resultados de investigaciones,
plantea que las construcciones sobre las sexualidades, el sida y las
ITS, se explican, experiencian y emocionan en un@s sujet@s, un
tiempo, un
espacio, una cultura y unas
relaciones sociales, políticas
y económicas particulares, que poseen un substrato
común en todo el planeta.
Dado que cada país y en su interior cada
región, ciudad, municipio, vereda, tienen sus propias
construcciones, vivencias y emociones, y que nuestras
construcciones son particulares y desde ellas generamos unas
vivencias, actitudes,
practicas y violencias igualmente particulares frente a las
sexualidades, el sida y las ITS, entonces se hace necesario
comprender y redireccionar nuestras comprensiones cuando no son
ecosistémicas ya que si este tipo de pensamiento no
logramos comprender que están interrelacionadas,
interafectadas y son interdependientes.
Introducción
La ideología con respecto a lo que significan
las masculinidades es el mayor obstáculo para que los
hombres asuman un papel mucho más activo en el cuidado de
su salud y en la
promoción de servicios
hacia las mujeres y ellos mismos, en especial hacia
aquéllos cuyas identidades de género,
sexo u
orientación sexual parecen romper con el "deber ser"
socializado de lo que se espera del hombre macho,
masculino, falocrático y heterosexual; a pesar de ello,
son precisamente algunos de estos hombres transgresores quienes
han venido vivenciando de manera diferente las relaciones de
poder y
realizando los estudios sobre las masculinidades, y como
resultado demostrando que estas y las relaciones que los hombres
establecen pueden experienciarse, emocionarse y explicarse de
manera distinta.
De acuerdo con Peter Piot, Director Ejecutivo del
Programa
Conjunto de las Naciones Unidas
sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA), consideraba que para contener el
impulso de la propagación del VIH se necesitan cambios
importantes en las relaciones entre el varón y la mujer, ya que,
las desigualdades entre los sexos son una fuerza
impulsora fundamental de la epidemia de SIDA y por consiguiente
deben abordarse como un elemento central en la respuesta a la
epidemia", entonces se hace necesario, "estimular al varón
y la mujer para que
analicen sus propias percepciones de los papeles sexuales y
reconozcan los posibles aspectos opresivos de los estereotipos de
la masculinidad y la feminidad, o mas correctamente de las
masculinidades y feminidades e igualmente de las relaciones entre
los hombres.
Los primeros "estudios en hombres" defendían la
idea de que la asunción de la masculinidad tradicional
suponía a menudo un incremento de los riesgos para
la salud física
y un empobrecimiento de las vidas emocionales de los hombres
(Feigen-Fasteau, 1974; Farell, 1975; Brannon, 1976). A mediados
de los 80 se enfatizó en el sistema
sexo-género como una manera de entender la sexualidad. A
partir de los años 90 aparecieron análisis
feministas críticos del hombre, la masculinidad y la salud
(Sabo y Gordon, 1995). Estos pensadores, a la vez que desarrollan
una crítica
de la estrecha visión de la teoría
de los papeles sexuales, se centraron en la identidad de
género, la socialización y la conformidad con las
expectativas preestablecidas, enfatizando en que son las
diferencias de poder las que configuran las relaciones entre
læ(o)s humanos.
Para dar respuesta ala pregunta cómo deben
entenderse las sexualidades, se hace necesario comprender
inicialmente qué se entiende por cuerpo, sexo y
posteriormente por género.Dependiendo desde dónde se le explique, el
sexo puede ser entendido primero, como definición
biológica binaria; segundo, como construcción social y cultural; tercero
como una definición en continuo que imbrica y
trasciende a las tres anteriores.Primero. Si sexo es una definición binaria
eminentemente biológica, entonces, sexo hace
referencia a lo que somos genotípica y
fenotípicamente como hembras o machos de la especie,
es decir a los rasgos primarios y secundarios físicos
y biológicos que nos caracterizan y diferencian tales
como el sexo gonadal, hormonal, el sistema genital externo e
interno, la estructura
cerebral, la morfología corporal, la estructura
ósea, la distribución de las grasas en
el cuerpo y la distribución del vello púbico,
entre otras. La definición biológica del ser
humano concibe la normalidad sexual como inherente y
exclusiva del coito vaginal con fines reproductivos y que
cualquier actividad genital diferente a la posibilidad
pene-vagina debe considerarse perversa o patológica
siguiendo la tradición judeocristiana de la
"medicalización del pecado" que se ha orientado
ideológicamente a sustentar que fuera de estas
dicotomías y de la práctica con fines
procreativos no hay salvación.Segundo. Si por el contrario sexo es entendido como
definición social-cultural, se comprende, por ejemplo
que tenemos un sexo por asignación para lo cual se
supone que ciertas expresiones externas en lo físico
determinan las condiciones internas y la coherencia en sus
funciones
reproductivas. Social y culturalmente se nos asigna roles
sexo-genitales que desde el "deber ser" se supone y espera
son propios de cada sexo; se supone que el macho cumple
funciones penetrativas y la hembra es objeto de penetraciones
en la posibilidad coito pene-vagina. Las personas en otras
orientaciones sexuales diferentes a la heterosexual e
inclusive quienes asumen ésta, asumen prácticas
genitales diferentes a la del "deber ser", tales como
prácticas anales, orales, masturbatorias, u otro tipo
de expresiones erótico-genitales.Tercero. Si sexo es entendido como una
definición en continuo, entonces, el concepto
imbrica lo biológico a la dimensión
psicológica y social de la sexualidad en lo que se
concibe bajo la denominación de género. Las
características físicas y biológicas
colocan al individuo
en algún punto de un continuo, que tienen como
extremos a individuos reproductivamente complementarios"
(McCary & otros, 1996).No sólo existen el macho y la hembra; en la
especie se presentan igualmente "estados intersexuales que
pueden presentarse en el proceso de
la diferenciación somatosexual durante el desarrollo
prenatal, variaciones que a su vez tienen una
expresión particular en los sexos genotípico y
fenotípico" (Useche, op. Cit.). Los sexos comparten un
cromosoma "X", y "hormonas
´masculinas´ y ´femeninas´ y hasta un
cerebro
que hoy sabemos es bisexual y posee diferentes estructuras y regiones cuya
masculinización o feminización
independientemente ocurre no sólo en la vida
embrionaria y fetal sino a lo largo de todo el ciclo vital
(Woodson y Gorsky, 2000).En este caso ya no sólo se habla de hombre y
mujer, pensando al primero como masculino y a la segunda como
femenina, sino que se entiende que existe una gama de
variaciones sexuales y que cada persona tiene
una identidad particular de sexo, una identidad relacional de
sexo y tantas identidades sociales sobre su sexo como sujetos
en la sociedad
le identifican.- Comprendiendo
las sexualidades
Página siguiente |