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La situación de la mujer salvadoreña en el marco de la Teoría de Género (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

OBJETIVOS DE
INVESTIGACIÓN

  1. Analizar la situación histórica de
    la mujer en
    el marco de la teoría de género y
    su incidencia en las ciencias
    jurídicas y el derecho.
  2. Revisar cual es el enfoque actual que recoge la
    legislación salvadoreña respecto a la
    teoría de género.
  3. Indagar en qué medida se cumplen los derechos establecidos para
    las mujeres en el marco de la teoría de género en
    El Salvador.

METODOLOGÍA DE
INVESTIGACIÓN

El método
directo utilizado fue el deductivo, el cual se define como el
proceso de
establecer predicciones específicas a partir de principios
generales. Para el caso de esta investigación, se partió de los
principios generales establecidos, los cuales se encuentran en el
marco jurídico tanto nacional como internacional, tales
como el principio de igualdad
jurídica y el principio de la equidad.
Además se auxilió del método de la economía
política para realizar análisis histórico de la
situación de la mujer. Asimismo
se utilizó el método exegético y la hermenéutica legal para interpretar la
norma jurídica.

Los resultados obtenidos se analizan sobre la base del
método científico en general, tipificando la
investigación como exposfacto, posterior a los
hechos.

El tipo de estudio, fue descriptivo, éste
describe una situación o eventos para el
caso el de las mujeres. Los estudios descriptivos permite buscar
las característica importantes de mujeres o cualquier otro
fenómeno que sea sometido a análisis. El presente
estudio, busca brindar las bases cognoscitivas para otras
investigaciones, en este sentido permitió
flexibilidad porque puede ser más o menos general o
detallado. Este nivel de flexibilidad involucra elementos
correlacionales entre las variables x-y,
es decir entre las causas y efectos que surgen en el proceso de
investigación, relacionado con el tema.

Es un diseño
no experimental, porque se realizó sin manipular
deliberadamente variables. Es decir, se trata de una
investigación donde no se hace variar intencionalmente las
causas. Nada más, observar fenómenos tal y como se
dan en su contexto natural, en su realidad para después
analizarlos. En este estudio no se construyó ninguna
situación, se observan las ya existentes, por lo que no
han sido provocadas por la investigadora, es decir, ocurrieron y
no pueden ser manipuladas, sucedieron y están plasmadas en
el marco de referencia, conformado por el marco jurídico,
teórico y conceptual.

La población seleccionada para la
investigación fueron mujeres y hombres mayores de 18
años, para lo cual se eligieron cuatro departamentos, por
la factibilidad
del estudio e imposibilidad de realizarlo en el ámbito
nacional, debido al factor tiempo.

Para las personas mayores de 18 años de ambos
sexos, se les aplicó otro instrumento (anexo 1) y se
ubicarán en los departamentos de Chalatenango
(200,645 habitantes*), San Miguel (510,824 habitantes*), Santa
Ana (583,804 habitantes*) y San Salvador (2,119,172 habitantes*)
, departamentos que pertenecen a cada una de las principales
zonas geográficas, por lo que se estratificó la
muestra de
acuerdo a la población de cada departamento. Seleccionando
a las personas a la hora de pasar el instrumento en cada una en
las zonas urbanas, semiurbanas y rurales; a ellos se les
aplicó un cuestionario
sobre la base de indicadores
que emanaron de la operativización de los objetivos;
dichos indicadores responden a los criterios legales que se
sondearon con respecto a los derechos de las mujeres.

La selección
de la muestra se hizo mediante la aplicación de
fórmula para poblaciones numerales finitas de la siguiente
manera:

Cálculo de la muestra:

Universo: 3,414,445 habitantes

Probabilidad de éxito: 0.5

Probabilidad de fracaso: 0.5

Nivel de confianza: 1.96

Error muestral: 0.04

Sustituyendo valores:

n = 600 sujetos.

Estratificación de la muestra:

DEPARTAMENTO

UNIVERSO

MUESTRA

San Salvador

2,119,172

372

Santa Ana

583,804

102

San Miguel

510,824

90

Chalatenango

200,645

36

Totales

3,414,445

600

Antes de proceder a pasar los instrumentos, se
capacitó a un grupo de
estudiantes en servicio
social para que conocieran la estructura del
cuestionario, los objetivos y estrategias a
utilizar en las zonas urbanas y rurales en donde se
capturarían a los sujetos de estudio. Luego se
aplicó una prueba piloto de 25 instrumentos para validar
el mismo, para poder proceder
a pasar los 600 cuestionarios.

Posterior a la recolección de la información, se procedió a la
tabulación de la misma, primero realizando un conteo
estadístico electrónico y luego con un proceso de
cierre de las preguntas semiabiertas, buscando para ello las
respuestas frecuentes, lo cual se consolidó en un cuadro
resumen primero y luego en forma individual.

CAPÍTULO 1

ANTECEDENTES HISTÓRICOS.

Se hace necesario abordar los antecedentes
históricos con el objeto de ubicar
temáticamente el fenómeno que se estudia, es
decir "la situación jurídica de la mujer en
el marco de la teoría de género", la cual si
bien es cierto no se observa en los primeros estadios de la
humanidad, si se relaciona con la formación social
desde la antigüedad que es en donde se relacionan
hombres y mujeres, comenzando de esa manera a conformarse
cierto tipo de situaciones definidas sobre género,
comprendido desde el punto de vista sexual.

Aunque, no es objeto de este estudio, profundizar en la
parte histórica, pero sí tomarla como punto de
partida, por lo que a continuación se encuentra una
reseña de algunas etapas en que se observan
características que marcaron los cambios en la historia de las
mujeres.

1.1 La relaciones entre mujeres y
hombres en la comunidad
primitiva.

En toda disciplina la
categoría de ser humano se estudia a la par de la evolución de la sociedad
misma. De ahí que no se pueda desvincular la
situación de la mujer y la evolución de la especie
humana, porque ambas están estrechamente vinculadas, por
ello en algunas ocasiones se pensará que me he desviado
del tema, pero lo que hago es nada más explicar el
fenómeno en la realidad concreta del momento, tratando en
todo momento de vincular la temática en
estudio.

La evolución de la especie humana según
muchos historiadores , transcurrió en millones de
años, en los que tanto mujeres como hombres se
transformaron de salvaje a gente civilizada.

Como bien lo manifiesta Federico Engels , "en el paso de
la horda primitiva a la gens". Se observaron relaciones
promiscuas e inestables entre hombres y mujeres, es decir, sin
reglas definidas, por supuesto que está de más
decir que era lógico crear relaciones inestables, porque
no existían aún bienes que
proteger y más que todo el ser humano era nómada.
Introduzco la categoría económica y jurídica
"bienes" porque la apropiación de éstos es la que
incide en los cambios que se van dando y permiten los saltos de
una etapa a otra, incidiendo esto a su vez en las relaciones de
hombres y mujeres, principalmente cuando la mujer se va
convirtiendo en propiedad del
hombre.

Siempre en la etapa de la "horda" existía una
apropiación de los productos de
una forma espontánea tomados de la naturaleza,
con mucho esfuerzo, debido a la ausencia de técnicas
de transformación de los productos. Hombres y mujeres
vivieron más de la recolección de frutos
silvestres, raíces y de la caza en forma primitiva.
Aún no poseían viviendas construidas, por lo que
ante los fenómenos de la naturaleza buscaban refugio en
árboles
y cavernas para pasar los malos tiempos y luego seguían su
camino; todo estos acontecimientos lo hacían
nómada.

Hombres y mujeres comenzaron a fabricar sencillos
instrumentos de caza con las piedras. Aún así no
aseguraban la comida que necesitaban, debido a la falta de
conservación de los alimentos; por
otra parte les era muy difícil defenderse de los animales. Debido
a ello la lucha por existir era constante, sobrevivir ante el
hambre y las fieras significó toda una batalla,
sumándole a ello los fenómenos naturales que los
hacían incapaces, al no poder controlarlos. No obstante se
comenzaron a construir instrumentos de piedra más
efectivos para la caza y el trabajo y
aprendieron a utilizar las pieles de los animales para
resguardarse del frío.

En cuanto a la productividad,
ésta era mínima, sólo para sobrevivir y no
existía la división social del trabajo, por
lo tanto los bienes de los que se apropiaban eran para todos y
todas.

Sobre la base de su experiencia y el desarrollo de
su conciencia, el
ser humano exploró su entorno, lo que le permitió
desarrollar su inteligencia,
entonces debieron de transcurrir miles de años para que se
hiciera un descubrimiento trascendental: "el fuego"; éste
le permitió el cocimiento y conservación de sus
alimentos, además la fabricación de instrumentos de
caza y defenderse del frío y de los animales salvajes.
Precisamente fue el descubrimiento del fuego y su
utilización que permitió tanto a mujeres como
hombres defenderse de algunos fenómenos naturales. Lo
anterior vino a incidir finalmente en que la especie humana se
separara de los animales salvajes, caracterizándose por la
capacidad que se diferenciaron por las características de
raciocinio propias de mujeres y hombres.

Se marca así
el paso de la horda a la civilización, la cual se le
denominó de esa forma, porque es donde se encuentran
algunos rasgos organizativos entre grupos y dentro
de ellos, a mujeres y hombres.

Posterior a la horda primitiva, aún se observaron
un bajo nivel tecnológico y cultural, la propiedad de los
bienes y medios de
producción seguían siendo social
colectivos. A esta etapa se le denominó comunidad
primitiva, caracterizándose porque no existía
desigualdad
social, lo que hace presumir que tampoco mujeres sometidas u
hombres sometidos entre ellos.

La forma de organización era en grupos errantes, poco
numerosos, buscaban en común los recursos
necesarios para la sobrevivencia. Encabezaba al grupo un jefe
quien podía ser mujer u hombre, teniendo la calidad de
temporal. Se conformó entonces el régimen
gentilicio en cuya primera etapa se encuentra el régimen
maternal de la gens, denominado "matriarcado". En esta etapa ya
la relación personal estaba
basada en el parentesco y la única capaz de agrupar en un
ente orgánico a la comunidad era la madre, ya que la
promiscuidad e inestabilidad de las relaciones
sexuales entre mujeres y hombres no permitía
distinguir al padre. Es decir, la descendencia sólo
podía contarse en línea femenina. Por ello al
principio del régimen gentilicio del matriarcado el papel
hegemónico lo ocupó la mujer.

Otros factores que incidieron en ese papel
hegemónico fueron:

  • En su mayoría los hombres se mantenían
    fuera de casa en busca de alimentos por medio de la
    caza.
  • La mayoría de mujeres se ocupaban en el hogar
    del cuidado de los hijos y del mantenimiento de la defensa y el orden del grupo
    que lideraban.
  • Se desarrolló el cultivo de la tierra y
    tomó impulso la alfarería, siendo las mujeres
    quienes la desarrollaron, porque eran ellas las que se
    encontraban en casa.

En esta etapa del matriarcado, se posibilitó una
forma comunista de propiedad de bienes de la sociedad y los
medios de producción, así como del trabajo
colectivo, aunque ya se observaba la primera división del
trabajo entre mujeres y hombres, es decir, las primeras
dedicándose a ciertas actividades de casa y los segundos a
la caza. En la actualidad comparto mucho la apertura al debate de
género en el marco de igualdad jurídica, pero vale
la pena reflexionar, porque la mayoría de los hombres se
dedicaban a la caza que resultaba con mayor riesgo y se
requería el uso de fuerza, y las
actividades a las que se dedicaba la mayoría de mujeres,
si bien requerían de esfuerzo, el riesgo era menor.
Introduzco esta reflexión porque actualmente se debate
mucho sobre la cuestión de que género no debe ser
sinónimo de sexo y que la
división social del trabajo no debe basarse en el sexo, lo
cual tiene su explicación posiblemente, porque gracias a
los avances
tecnológicos, la mayoría de actividades pueden
ser realizadas por mujeres y hombres. No obstante en una realidad
diferente a la actual, para Federico Engels manifestaba que la
división del trabajo solo existía en los dos sexos
.

En la etapa del matriarcado, se observó ya la
primera división social del trabajo por género y
edad porque los hombres de dedicaron a la caza y a la pesca,
procuró las materias primas para el alimento y produjo los
objetos necesarios para dicho propósito, tales como la
fabricación de instrumentos para su trabajo y las mujeres
y niños a
la recolección de frutos y cereales y a la
preparación de ropa y utensilios del hogar.

Las sociedades
primitivas ya habían adquirido cierto sedentarismo, por lo
que se abandonó la vida nómada. Los grupos
familiares se fueron perfilando cada vez más y la
práctica de la promiscuidad fue disminuyendo, lo cual
obedece a una segunda y nueva etapa en que aparece: "el
patriarcado", siempre en la sociedad gentilicia, en una etapa
más avanzada.

El aparecimiento del patriarcado obedeció a
fenómenos tanto económicos como sociales, propios
de la evolución de la sociedad humana. Con el desarrollo y
estabilización del pastoreo, la agricultura,
la fundición y labrado de metales, la
fabricación de instrumentos de trabajo y de armas, las cuales
eran labores propias de hombres, éste pasa a ocupar una
situación preponderante en la gens. Hay que hacer notar
como también aparece la actividad económica del
telar, a la cual tanto hombres como mujeres se
dedicaban.

En lo que se refiere a las relaciones sexuales, de la
promiscuidad se había pasado a la poligamia, en donde el
marido tenía derecho a convivir con diversas mujeres,
posteriormente esta figura de la poligamia da paso a la
monogamia, convirtiéndose así el padre, en el
núcleo del desarrollo social
y económico del grupo familiar, asumiendo por lo tanto
funciones de
jefe y además se relacionaban los vínculos
consanguíneos con relación a él, es decir,
la descendencia y la sucesión de derechos se
definirían en adelante, por la línea
paterna.

Este cambio del
matriarcado al patriarcado fue lucha de muchas generaciones, pues
las mujeres no se mostraron dispuestas a ceder su jefatura sin
luchar, dando como resultado sangrientos sucesos debido al
cambio. Había de crearse entonces, todo un aparato
ideológico, religioso y moral que
sustituyera a los siglos de costumbre en que se erigiera y
consolidara el matriarcado.

El autor Pablo Lafarge , habla de diversas leyendas que
relatan los crímenes que ensangrentaron a la familia
antes que la mujer se dejara despojar de los derechos que la
hacían respetable en su pueblo y en su clan. Y es que al
comenzar a transmitirse los derechos sobre bienes colectivos,
aparecieron rivalidades y odios entre padres, madres e hijos,
hijas y hermanos hermanas, pero que con el tiempo son relegados.
La transmisión de bienes y rango, finalmente se deja de
transmitir por la madre y es el padre la nueva figura
preponderante en la sociedad patriarcal.

Se dijo que el paso de la promiscuidad a la familia
diferenciada de la gens en un primer momento, estuvo marcado por
un solo ente que agrupaba a numerosas personas que enlazaban
hermanos, hermanas, madres e hijas, padres e hijos en matrimonio, al
que se le llamó "matrimonio por grupos" y que era
más bien conocido como tribu. Posteriormente ese gran
grupo denominado tribu, se fraccionó en pequeños
grupos a quienes se les llamó "clanes" o "gens"; era el
caso que pertenecer a una de éstas, le permitía al
individuo
conservar el nombre del ascendiente común y que luego era
transmitido de generación en generación. Quien
abandonaba la gens, llevaba consigo ese nombre común;
podía residir en los más distantes países;
convivir con otros grupos
sociales hasta modificar sus costumbres y lenguaje, pero
sin dejar la huella de su origen, es decir de su nación.

La gens estaba dirigida por un jefe quien era elegido
por todos sus miembros (hombres y mujeres). Todos sus miembros
eran iguales y sus actos regulados por consejos de adultos
constituidos por personas de ambos sexos. La costumbre y religión eran ya
factores cohesionantes y de autoridad, lo
que provocó se produjera una dependencia y solidaridad entre
los miembros del grupo, por lo que el individuo no valía
por sí, sino en cuanto a su pertenencia a una
asociación determinada. Dando como resultado que todos se
asistieran en caso de que alguno sufriera perjuicio u ofensa,
atacando al grupo del ofensor.

Por ello es que los primeros gérmenes del Derecho
se encontraron en la venganza privada "ojo por ojo, diente por
diente", conocida como Ley del
Talión. No obstante este fenómeno provocó
muchas batallas y autodestrucción de los grupos sociales
por la escalada de violencia que
provocaron. La comunidad al llegar a tener conciencia de este
procedimiento
sangriento, reflexionó y es sustituida la venganza privada
por la "resarción de los daños", es decir, se da la
"compensación" al grupo, no sólo a la persona. De
ahí que la "compensación" sea reconocida
también como un germen de Derecho.

Respecto de la situación de la mujer en todo este
periodo patriarcal, ella seguía realizando actividades en
casa, con sus hijos y aunque se observó su participación política, la
división del trabajo socialmente hablando obedecía
en ese momento de la historia más bien a la "Ley de la
Fuerza"; es decir la tecnología no estaba
avanzada y las herramientas
sólo eran complemento o ayuda para las actividades, lo que
acentuaba esa división del trabajo en que se
requería para algunas actividades el uso de la fuerza, y
el hombre con
relación a la mujer poseía esa carta de competencia "la
fuerza natural por su musculatura", que en la actualidad ha sido
superada en la mayoría de casos, pues se sustituyó
por las herramientas tecnológicas que pueden ser
utilizadas tanto por mujeres como por hombres.

1.2 Cambios en la formación
social del mundo antiguo y su incidencia en las relaciones de
hombres y mujeres.

Fueron muchos los factores que incidieron en la
desintegración de la comunidad primitiva; la gens como
forma avanzada de la comunidad primitiva empezó a
desintegrarse, autores como Federico Engels , atribuyen esto al
propio desarrollo histórico-tecnológico de la
sociedad que llevó consigo nuevas actividades productivas
tales como la fundición de metales que permitió
construir herramientas nuevas que eran utilizadas en la
producción, aumentando sus niveles productivos y creando
excedentes económicos. Además, superando la simple
comunidad gentilicia se conformaron agrupaciones más
complejas y amplias, en las cuales no era esencial la
vinculación consanguínea. Símbolo de este
nuevo orden social que se perfilaba fue el surgimiento de
ciudades como respuesta a la necesidad de protección y
centro para el comercio e
industria, que
posteriormente se expandieron.

El aumento de la productividad del trabajo y los avances
del cambio, intensificaron las diferencias entre los bienes de
las distintas familias y condujeron al establecimiento de la
propiedad privada sobre los medios de producción: primero
fue familiar y luego individual . Por influjo de la guerra se va
constituyendo la institución de la esclavitud. En
este periodo, al prisionero de guerra se le asesinaba al ser
capturado, pero se fue descubriendo que con la mano de obra
esclava, la acumulación simple de trabajo se ampliaba a
niveles elevados. Era más útil y rentable dejar
vivo al prisionero convirtiéndolo en esclavo, en lugar de
exterminarlo. Al inicio es tímida la esclavitud, pero va
creciendo con rapidez, hasta convertirse en el principal medio de
producción, el que poseía más esclavos y
esclavas, producía más. El trabajo esclavo
agudizó la desigualdad de bienes dentro de la tribu,
facilitó el rápido crecimiento de las riquezas de
ciertas familias. La familia se convirtió en la unidad
económica de la sociedad y la esclavitud fue la
institución hegemónica del nuevo sistema social y
económico. Tanto mujeres como hombres fueron esclavizados,
aunque según De León Pinelo, "la mujer fue esclava
antes de que existiera la esclavitud", porque el patriarcado la
sometió a la fuerza.

En el ámbito económico comienzan a darse
los excedentes en la producción, junto con éstos
surgió la necesidad del intercambio, primero el simple: de
tribu a tribu, luego, aparecieron los mercaderes, quienes ya no
estaban directamente unidos a la producción, si no que
actuaban como intermediarios en el cambio entre los productores
directos, sometiendo a éstos últimos
económicamente, pues les compraban los productos a muy
bajo precio y ellos
los mercadeaban a un precio muy elevado.

El efecto fue el fenómeno de la
concentración de la riqueza en pocas manos. Trae
paralelamente la miseria de la mayoría de la
población libre y el aumento de la esclavitud, la cual,
como ya se mencionó con su trabajo forzado, era el
fundamento del nuevo modo de producción, denominado
"Esclavismo". Las
guerras entre
las tribus se vuelven más frecuentes, teniendo como
objetivo no la
mera defensa propia y afán de dominio, sino el
saqueo y la ambición de apoderarse de nuevas masas de
esclavos. Pero no sólo era la esclavitud la utilizada en
esta sociedad de desiguales, también estaban hombre y
mujeres empobrecidos, que se veían precisados a vender su
fuerza de trabajo a las familias pudientes. Con ello se marca en
forma determinada la aparición de clases
sociales; hombres y mujeres libres, señores y esclavos
explotadores y explotados, pues al mismo tiempo que se produce la
división entre hombres y mujeres libres y esclavas, se
hace más honda la diferencia entre ricos y pobres y la
división social del trabajo continúa con la
asignación del trabajo más pesado a los hombres y
otros menos pesados a mujeres.

La desigualdad de bienes creó la desigualdad
social. De la masa común de los miembros de la gens se
destaca un grupo de jefes, caudillos, sacerdotes y sus
auxiliares. Estos mantienen un dominio económico,
político y social sobre las clases desposeídas,
dejando solo formalmente estatuidas las instituciones
propias de la comunidad gentilicia clásica, pero que
marcaba ya su fin, para dar paso a otra etapa.

El paso de la comunidad gentilicia al esclavismo
marcó la dominación sobre la mujer y sobre todo su
posesión como bien. Así se pasa del Esclavismo a la
Edad Media en
donde se presentan algunos rasgos de dominación
institucional, es decir, se crean leyes, sobre la
mujer. Por ejemplo en Roma durante la
República, el marido tenía poder judicial
sobre su esposa si ella cometía un crimen, con capacidad
jurídica para condenarla a muerte por una
gran cantidad de causas, incluida la infidelidad.

1.3 Las relaciones entre hombres y
mujeres en el derecho Feudal.

En Europa, durante
la Edad Media, la Ley Civil confería al hombre sobre la
mujer derechos de propiedad; y en el siglo XIII, tanto el
Código
Canónico como el civil establecían su "derecho de
pegarle", el cual se restringió en Francia
mediante las "Leyes y costumbres de Beauvaisisf" que aconsejaban
a los maridos golpear a sus esposas "sólo lo razonable y
con moderación". De igual modo, en América
durante la Colonia, se mantuvo este derecho con el apoyo de la
iglesia que
casi en los mismos términos, lo consideró como una
medida correctiva y por lo tanto se consideraba "edificante"
.

En un manual de
confesión, escrito a modo de preguntas y respuestas,
publicado en 1689, Fray Jaime de Corella plantea un diálogo
entre un penitente y su confesor, en el cual, el primero afirma
que el castigar a su esposa, a veces perdía el control: "De otro
modo no puedo dominarla y no cumple con los quehaceres de la
casa. Otras veces la maltrato sin tener motivos particulares". El
confesor le contesta: "Cuando hay razones válidas, es
correcto que el marido imponga un castigo, y hasta llegue a
golpear a su mujer, pero debe hacerlo con moderación y
para que enmiende su proceder". Para Corella, la mujer estaba
obligada a obedecer al marido como su verdadero superior
.

Uno de los mayores problemas
derivaba de lo que se pudiera entender por "moderación y
enmienda", con o sin conciencia, se le ponía al hombre un
látigo en la mano, que utilizaba a capricho, como se puede
deducir de los juicios de separación o divorcio
entablados por mujeres. En ellos y en consecuencia con el dicho
popular según el cual "las mujeres y el suelo son para
pisarse", el maltrato físico era el principal argumento.
Lejos de atribuirlo a medidas correctivas, las esposas golpeadas
hablaban de violencia de carácter, alcoholismo,
celos, concubinas y locura.

En esta etapa de la historia, si bien era cierto que la
violencia inmoderada contra la esposa justificaba el divorcio,
esa inmoderación debía ser demostrada. Para
demostrarlo había que esperar agresiones graves, inclusive
que pusieran en riesgo la vida de la mujer o su salud tanto física como mental,
como son los casos que a continuación se citan como
ejemplos: "cuando Catalina Rodríguez Pinta, en Brasil, puso su
demanda de
divorcio, todavía no podía sentarse a causa de las
heridas que en sus genitales le infligió el esposo,
intentando sacarle el útero; otra mujer, de la parroquia
de Santo Amaro, había sido víctima de un intento de
estrangulación además de haber recibido golpes,
puñetazos, bofetadas y haber sido sacada de la cama y
obligada a dormir en el portal en ropa interior. En otros casos,
como el de Catalina González de Oliveira, el marido,
además de agredirla con golpes, tirones de cabello,
puntapiés y bastonazos, la obligaba a trabajar en el campo
con los esclavos que a ella le había regalado su padre
.

La inequidad de las leyes en este aspecto no es tan
antigua, ni se murió con la Colonia, porque no fue sino
hasta 1960 cuando en Italia se declara
delito grave
matar a la esposa, hermana o madre en defensa del honor
masculino; en países como Escocia e Irán, solo
desde 1970 se comenzaron a considerar ilegales las golpizas a la
esposa; y apenas en 1975 se creó en Brasil un nuevo
Código Penal por el que se prohibió a los hombres
vender, alquilar o apostar en juego a la
esposa, y se generalizó, en los Estados Unidos,
el derecho de las mujeres de demandar a los esposos agresores.
Tal vez a consecuencia de estas demandas en Pennsylvania se
conservaban decretos por los que se prohibía pegarle a la
esposa "después de las diez de la noche" .

En muchas ocasiones, la ley establece algunas
condiciones, pero no contempla la regulación de todos los
problemas, como señala Leonor Vain, por ejemplo las
atenuantes que la ley permite o que los jueces o juezas utilizan
para resolver según su sana crítica, sin dejar de mencionar los efectos
o secuelas que dejan las agresiones de cualquier tipo que sean.
Aunque la Corte Suprema de Carolina del Norte estableció
en 1874 la prohibición al hombre de castigar a la esposa
bajo ninguna circunstancia, añadió al texto una
coletilla según la cual, si habiéndola maltratado
no le infligió daño
permanente, o no hubo mala intención, o faltan pruebas de que
lo hiciera con crueldad o violencia peligrosa para ella, es mejor
correr la cortina, cerrar los ojos y dejar que las partes olviden
y perdonen. Puede observarse algunos niveles de impunidad
respecto del maltrato de hombres hacia mujeres.

Posteriormente como se sabe la furia del látigo
fue suprimida juntamente con el Derecho de Aubanas, al menos
legalmente, pues culturalmente constituye un arraigo que se
observa en el fenómeno de violencia de género hasta
la actualidad.

El vicio de la justicia
feudal consistía en que el amo era al mismo tiempo juez de
sus siervos. Él hacía la ley, él la
aplicaba. Esta situación comenzó a cambiar con el
pensamiento
enciclopedista francés, que encontró una inequidad
en el hecho de que fuera el mismo poder el que elaborara y
promulgara las leyes, gobernara el país e impartiera
justicia. Entonces se empezó a ver que ni siquiera
aquellos que tengan intereses directos en el proceso puedan
servir de jueces o testigos, o fiscales. Claro que esto
sólo se empezó a ver respecto de seres humanos
hombres. Para las mujeres, ninguna llamada "revolución", ha revolucionado su estatuto
de inferioridad, porque se continuó con muchas limitantes
culturales como el machismo . La mayoría de hombres
elaboran las leyes, las ejecutan e imparten la justicia, la falta
de sentido de lo justo debido a deficiencia en el razonar y el
deliberar son algunas de las justificaciones que atribuyen a las
mujeres.

Otro caso digno de mencionar es lo sucedido en Roma, en
los primeros tiempos de la República, sólo el
esposo podía comprar o vender propiedades, mientras que la
mujer no podía aparecer ante los tribunales ni siquiera
como testiga, ni reclamar ningún derecho sobre la
propiedad de su esposo cuando enviudaba, es decir no se le
reconocían derechos.

El cristianismo
se consideró siempre vencedor de las religiones paganas que Roma
y su cultura
representaban, y tuvo un leve efecto positivo en la vida de las
mujeres: durante la Edad Media, la Iglesia propugnó
normas morales
más igualitarias en el matrimonio y derecho de la mujer a
heredar propiedades, pero mantuvo su subordinación y
mediante el Derecho Canónico, la obligó a obedecer
al esposo a cambio de su protección, puesto que
según sus creencias, era el hombre y no la mujer quien
había sido hecho a imagen de
Dios.

Por la misma época, la ley civil impedía
el testimonio de mujer en tribunal "porque no era confiable" y
quitándole los derechos civiles y políticos,
determinaba que el matrimonio daba derechos de propiedad al
hombre sobre la esposa al momento de casarse.

Inglaterra era considerada proverbialmente "el
paraíso de las esposas". De ella había dicho Daniel
Defoe en 1725, que si un puente la uniera con el resto de Europa
"todas las mujeres continentales querrían cruzar el
Estrecho". Sobre ese Paraíso denunció Emerson en
1856 el derecho del marido -vigente en su tiempo- de vender a la
mujer", atestiguado por un recibo del 17 de junio de 1815,
según el cual consta que Henry Cook vendió, en el
mercado de
Croydon, a su esposa, cuyo nombre no se registró, por la
suma de un chelín. El bajo precio obedecía a que
las leyes de Bastardía obligaban al hombre a casarse con
la mujer que procreara un hijo de él, y ella no lo
podía hacer, por lo tanto no tenía ningún
valor.

La mejor caracterización del matrimonio tal como
se ha conceptuado en la cultura, se le debe a un inglés
Sir William Blackstone, personaje del siglo XVIII considerado el
más grande de los juristas de su país, quien
declaró: "Mi mujer y yo somos uno, y ese uno, soy yo" . El
lord inglés convertía en epigrama sexista una idea,
al parecer inspirada en un texto del Génesis 2,
Capítulo 2, Versículo 24 de la Santa Biblia,
según el cual marido y mujer serán los dos una
misma carne.

Como es usual en nuestra cultura, lejos de ser
interpretada como un principio de igualdad, esta idea se
convirtió en fuente de discriminaciones, asentadas en
razonamientos, del corte de los del Prelado de Almería don
José de la Cerda. Comentando el mandato de Pablo de Tarso
a las mujeres para que se cubran la cabeza, da explicaciones.
Para el Prelado De la Cerda, con esta orden del Apóstol
Pablo da a entender, que en el matrimonio la sola cabeza
válida es la del hombre, la cual ha de ser visible para
que se conozca por única. Por lo tanto, "es conveniente
que la mujer cubra y oculte la suya y quede la del marido,
sirviendo a los dos cuerpos" .

Otro punto es que podremos aplicarle, lo que
enseña el Espíritu
Santo, que "serán dos en una carne, dos cuerpos unidos
a una cabeza. Pues quiere el Apóstol, que la otra se cubra
y no se vea; como dice el Obispo de Almería, quede como
diminuta, incorporada. Si la gentilidad fingió en Jano un
cuerpo con dos cabezas, la doctrina cristiana suponga en el
hombre casado una cabeza con dos cuerpos, dando a entender, que
entre el marido y la mujer, sólo ha de haber una voluntad,
un gobierno, una
cabeza, sujetando la mujer a la suya; y para confesar, o
insinuar, que no la tiene, cubriéndola y
ocultándola" .

Con el peso de la puesta en práctica de estas
ideas, el matrimonio constituyó para las mujeres la muerte
civil y el regreso a la minoridad, a tal grado, que incluso al
casarse con un extranjero perdían su propia nacionalidad
para adoptar la de su marido. Así, se las sometió
al "estado de
tutela", se les
impidió controlar sus propiedades, se las
incapacitó para ser sujetos procesales independientes,
pleitear solas en los tribunales, y se las ató al hogar de
tal manera que no podían dejarlo sin riesgo de ser
tratadas casi como esclavas fugitivas. En los raros casos en que
era posible el divorcio, perdían hijos, hogar y
propiedad.

De Tocqueville señalaba que en
Norteamérica la mujer perdía, irrecuperablemente,
su independencia
con los lazos del matrimonio y vivía "en la casa de su
esposo como si fuera un claustro". En el
periódico francés Revolutions de París,
en febrero de 1791, ya comenzaba la Revolución
Francesa, se afirmó que la libertad
política y
los derechos civiles no eran útiles para las mujeres,
porque ellas pertenecen sólo a su hogar y a su familia, y
por lo tanto no se les debían conceder.

Se las consideraba "destinadas a estar toda su vida en
la casa del padre o en la del esposo, es decir, eran nacidas en
una condición de absoluta dependencia". "Ella sólo
debe conocer, de todo lo que pasa fuera, lo que sus padres o su
esposo decidan hacerle conocer". Es decir, se le vedaba el
derecho a la información y a la
comunicación, agregando a ello los derechos
políticos que aún cuando en la Revolución
Francesa se proclama la Declaración Universal de Derechos
del Hombre y del Ciudadano basada en el principio de igualdad
política y jurídica, aún así se
excluye a la mujer, porque se considera que decir hombre incluye
a la mujer .

En medio de este ambiente y
durante una Revolución que representó para las
mujeres mucho más ilusión que reinvindicaciones,
las promesas de lograr al menos el derecho de igualdad,
asegurarse el derecho a recibir herencias, la capacidad de
atestiguar en cuestiones legales y pedir el divorcio por
incompatibilidad, consentimiento mutuo o abandono del
cónyuge durante dos años, quedó sin efecto
con el advenimiento de las propuestas de Napoleón
Bonaparte, cuyo Código
Civil, en 1804, constituyó un obstáculo para la
mujer casada, que se vio nuevamente reducida a
servidumbre.

Pothier, uno de los elaboradores de la doctrina que
inspiró a los redactores del Código, elaboró
un Tratado de la potestad del marido sobre la persona y los
bienes de la mujer. Tal potestad consistió en "el derecho
que tiene el marido, de exigir de ella todos los deberes de
sumisión que se le deben a un superior". Y uno de sus
principales efectos es la facultad que a él se le concede,
"de obligar a su mujer a seguirle por todas partes donde
él juzgue a propósito ir, permanecer o residir".
Doctrina que fue retomada no solamente por leyes nacionales, sino
también por tratados
internacionales.

Quizás la mayor influencia fue la de la
costumbre, que han puesto a la mujer en dependencia de su marido,
pues ella no podía hacer nada válido y con efecto
civil, si no era habilitada y autorizada por él para
hacerlo". Esta invalidez legal de la mujer "no estaba fundada
sobre la debilidad de su razón" (de la razón de la
casada), sino en "la potestad del marido sobre la persona de su
mujer, que no permitía en ella hacer nada que no
esté en dependencia de él. Así, "no
podía ningún modo contratar" ni recibir donaciones,
cuya aceptación, "aunque le sea ventajosa, es nula si la
mujer no está autorizada por el marido para
hacerla".

En el Código Civil Francés de 1804 , se
establecieron muchas desigualdades, por ejemplo: la obediencia de
la mujer al marido y la protección del marido a la mujer,
así como; la obligación de la protección del
marido a la mujer, Art. 313; la obligación de la esposa de
vivir con el marido y de seguirle por cualquier parte donde
él juzgue a propósito residir. Paralelamente, el
marido estaba obligado a recibirla, y satisfacerle "todo lo
necesario para los menesteres de la vida", Art. 214. Era la misma
obligación del amo para el esclavo. Como inferior, la
mujer requería de la autorización del marido para
asistir a juicio, Art. 215, donar, alinear, hipotecar o adquirir,
Art. 217; en cambio él, como superior, podía pedir
divorcio por adulterio de
la mujer, Art. 229, mientras que ella sólo podía
hacerlo cuando él tuviera "una concubina en la vivienda
común, Art. 230. Entre todos sus privilegios, el hombre
podía administrar solo los bienes de la comunidad, con
facultad para vender, alinear e hipotecar sin el concurso de su
esposa, Art. 1421; y administrar "todos los bienes personales de
la mujer, Art. 1428. Todo esto porque Napoleón creía que la autoridad
marital era "de derecho divino" . Por ello también la
mujer se justificaba que estuviera supeditada en el sistema
productivo, en cuanto a puestos y salarios.

No obstante, esto no era novedoso ni aporte de
Napoleón, siglos antes, los Padres de la Iglesia, y los
Escolásticos, y aún antes que ellos, Pablo de
Tarso, ya lo habían planteado así. Y en culturas
como la Nahoa y la Quiché, sin influencia del
Código Napoleónico, la esposa era tan propiedad del
hombre, que la heredaba como un bien mueble a su familia al
morir.

Por ejemplo, Tomás de Aquino intentó
aprobar la necesidad de obediencia de la mujer al marido
establecida por Pablo, con cuatro razones: "Porque el marido es
más perfecto, según el cuerpo y el vigor del
alma, conforme
a lo que dice el Espíritu Santo, que entre mil hombres hay
uno bueno y entre las mujeres ninguna"; "porque el varón
naturalmente se aventaja y es superior a la mujer; pues el mismo
Apóstol le manda que sea sujeta a su marido, como a Dios
por ser su cabeza", "porque siendo como son, conformes en la
naturaleza y la mujer criada y dada por adjutorio semejante al
hombre; ya esta relación, respeto y
prioridad de tiempo y origen, le hace superior, y cabeza de la
mujer" . Resumiendo a Tomás de Aquino, la mujer le
debía obediencia al marido por una sencilla razón
porque él era superior a ella

Siguiendo estas enseñanzas, Antonio de
León Pinelo, en el siglo XVI, dedujo que el hombre es "un
Vice-Dios", al que la mujer está naturalmente subordinada.
En refuerzo de su tesis,
León Pinelo cuenta que el rey godo Cindasuindo, con
fundamento en esta idea, mandó que ningún hombre se
casara con mujer de menos edad que él, "para que no se
subvierta este orden natural, siendo mayor en los años el
que debe ser inferior en el gobierno"

1.4 La Revolución Francesa y
situación de la mujer.

Las ideas de los juristas de la época, aportaron
a las mujeres un importante material ideológico para poder
reflexionar sobre su situación y comenzar a organizarse y
al mismo tiempo reaccionar.

En 1788, grupos de mujeres francesas, desde distintos
puntos de Francia, protestaron enérgicamente por no haber
sido convocadas por los Estados Generales y además,
exigieron reivindicaciones de tipo educativo, familiar, legal,
entre ellos el derecho al voto, cuestiones sobre la prostitución, la salud, la herencia o la
dote. Sin embargo no fueron escuchadas, pero dejaron un
precedente de protesta. Otras fechas importantes de protesta
fueron los días 5 y 6 de octubre de 1889, en donde la
población parisina, especialmente sus mujeres, marcharon
hacia Versalles y sitiaron el palacio real. Desde luego que no
fueron escuchadas, pero su valor está consignado en los
méritos del movimiento
feminista de esa época.

La mujer más conocida durante la
Revolución Francesa por su trabajo en la línea
feminista fue Olimpia Gouges; ella redactó "Los derechos
de la ciudadana" antes de que fueran proclamados los del
Ciudadano; escribió contra la pena de
muerte; trabajó por la causa de la paz y la de las
mujeres. Supo que su muerte era inevitable y antes de que
ocurriera, quiso imprimir un folleto titulado "Las tres urnas o
la salvación de París": una para los nobles y
burgueses, otra para los obreros y la tercera para las mujeres.
La acusaron de haber escrito contra el gobierno republicano, de
rebelde y de querer restaurar la monarquía. En realidad, la verdadera causa
de su asesinato, la dijo el procurador Chaumette el mismo
día de su muerte: "Recordad a esta marimacho, esta
mujer-hombre, la impúdica Olimpia Gouges que
abandonó todo el cuidado de su casa, quiso politequear y
cometió crímenes. Este olvido de su sexo la ha
llevado al cadalso, ha querido ser hombre de Estado y al parecer
la ley ha castigado a esta conspiradora por haber abandonado las
virtudes propias de su sexo" . Los hombres al frente del nuevo
gobierno quisieron hacer creer esto, pero la realidad es que ella
lo único que hizo fue pedir justicia sobre la base de la
igualdad y la equidad de género.

No obstante, las mujeres continuaron trabajando y
reivindicando sus derechos políticos y sociales a la vez
que lucharon por los objetivos revolucionarios. En 1792 vuelven a
hacer otro manifiesto para los diputados del gobierno
francés, sin obtener resultados.

La ideología y lucha feminista se fue
extendiendo a otros países, unida también a otras
causas y la búsqueda de reivindicaciones: en Estados
Unidos a las cuestiones anticolonialistas e independentista,
así como a las luchas antiesclavistas y antirracistas;
después a las reivindicaciones obreras, oponiéndose
en fin a todo tipo de injusticias. Lo mismo en Inglaterra, en
Francia, y en otros países. Flora Tristán,
Eugénie Niboyet, Ella Wheeleer, son solo algunos nombres
destacados de la larga lista de feministas de estas épocas
, en diferentes lugares europeos y norteamericanos, que en alguna
medida aportaron al movimiento de la época.

También existió algún hombre que se
sumó a la causa. Evidentemente sólo los suficientes
para confirmar la excepción, fue el caso de Stuart Mill,
quien estaba casado con la feminista Harriet Hardy, él
escribió "La esclavitud de la Mujer", lo que dio como
resultado la pérdida de su escaño en el Parlamento
Inglés. Posiblemente los resultados de estos movimientos
sociales y políticos, no se observaron en aquella
época, pero sí casi un siglo después en
donde se comenzaron a visualizar los cambios en el ámbito
jurídico.

En Francia, sucesivamente en 1938 y en 1942, fue
modificado el Código Civil en lo que concierne a los
derechos y deberes conyugales. En el artículo 213 se
mantuvo al marido como jefe, "en interés
común de la familia y los hijos", pero se suprimió
la potestad marital; en el 215, aun manteniéndose la
fijación de residencia por parte del marido, se
restringió al permitir a la mujer, por excepción,
ser autorizada para tener, junto con sus hijos, "otra residencia
fijada por el juez", en casos de peligros de orden físico
o moral en la elección de residencia hecha por el marido.
Se le confirió, por el artículo 216, a la mujer" la
plena capacidad de derechos, lo cual significó, entre
otras cosas, obtener carta de identidad,
pasaporte y cuenta bancaria, etc.; por el artículo 223, se
la facultaba para ejercer una profesión separada de la del
marido, si él no se oponía, o si oponiéndose
él, ésta se justificaba en interés de la
familia; y por el artículo 224 se garantizaba a la mujer
mantener bajo régimen reservado a su administración, los bienes adquiridos con
su actividad profesional.

La referencia a una "profesión diferente a la del
marido" , se debe a la obligación de las mujeres de las
clases mercantiles y artesanales, de trabajar en la empresa del
esposo. De esto ha quedado un residuo en la lengua
castellana, cuando se registran vocablos en femenino de oficios
estimados como masculinos, tal es el caso de panadera, zapatera,
molinera, comerciante y otros, definidos como "esposa del
panadero, el zapatero" y otros.

Todavía en 1954, en América
Latina, según un estudio de la Comisión
Interamericana de Mujeres, se notaba la marca del Código
Civil Francés y de muchos otros Estados, aunque en algunos
casos se atenuó con elementos similares a los que lo
reformaron posteriormente en Francia. Las disposiciones sobre
adulterio, administración de bienes comunes, patria
potestad (en El Salvador, actualmente autoridad parental),
fijación de domicilio, entre otras. El adulterio de la
mujer era causa de divorcio en El Salvador (Art. 144/2º. Y
3º Código Civi de 1860 parte derogada por el
Código de Familia) Honduras, Nicaragua, Panamá,
Venezuela,
Colombia y
Costa Rica. En
estos mismos países figuraba para el hombre algo que
llamaban, según el caso, "concubinato
escandaloso", o "adulterio con escándalo público".
En la Argentina actual, para entrar en la categoría de
adúltera sigue siendo suficiente "yacer una vez con un
hombre", mientras que para que el hombre lo sea, se requieren
pruebas de que tiene manceba con casa establecida. Nada muy
diferente al Código de Napoleón, en donde se
manifestaba el poder absoluto del hombre sobre la mujer,
observemos algunas de estas situaciones que se daban en los
países latinoamericanos.

El poder absoluto del hombre sobre las mujeres de su
familia, garantizado por la ley, prevalecía todavía
en Ecuador, cuyo
Código Penal le daba al hombre licencia para matar, herir
o golpear a su hija, nieta o hermana, cuando la sorprendiere en
un acto carnal ilegítimo".

En El Salvador las leyes obligaban a la fijación
de residencia por parte del marido y su derecho de obligar a la
esposa a vivir con él y seguirle donde quiera, se
establecía el curioso derecho paralelo de la mujer a que
él la recibiera en su casa. El matrimonio concebido como
una sociedad con el esposo como jefe natural, prevalece hasta hoy
como parte de la ley no escrita, pero hasta no hace mucho estaba
expresamente manifiesto en muchos Códigos Civiles, y en de
El Salvador no era la excepción, como se notará en
el apartado siguiente.

1.5 El rol de la mujer en El
Salvador.

La participación de las mujeres en la sociedad
salvadoreña ha pasado por diferentes etapas que han dejado
la huella de algunos personajes históricos y sobre todo,
han hecho posible la apertura de espacios para las mujeres,
más allá de la tradición en la esfera
doméstica, es decir su inserción en la
producción.

Al indagar sobre la participación de la mujer en
la historia de El Salvador, involucrando todos los ámbitos
del que hacer social, político y económico es todo
un reto, principalmente porque el sistema ha privilegiado la
hazaña desde lo masculino, sin notar en la mayoría
de casos la labor de las mujeres. No obstante existen
investigaciones a la luz de la
teoría de género, sobre etapas históricas
importantes, tal como la que realizó Carlos Cañas
Dinarte quien realizó un estudio sobre "Las Mujeres en la
Independencia", en donde proporciona evidencias
sobre el rol de las mujeres de la época de la
independencia. Cañas Dinarte constata que "Las mujeres de
esa época: criollas, mestizar, indígenas y negras
esclavas, compartían algunas funciones y labores comunes,
a las que se les denominaba: "oficios mujeriles". El hogar, la
iglesia, el hospital y el campo de labranza eran sus principales
espacios para desempeñar estas labores.

La mayoría de mujeres estaba excluida del derecho
a la
educación, además de que la misma era
exclusividad de una élite eminentemente religiosa y
segregada para hombres y mujeres, aunque la historia de la
independencia de Centro América y El Salvador, está
sellada por la firma de los próceres, fue hasta 1975, que
en el marco del Año Internacional de la Mujer, que se
reconoció la participación de una prócer:
María de los Angeles Miranda, declara Heroína de la
Patria mediante el decreto legislativo 101, fechado el 30 de
septiembre de 1976 y a iniciativa de la Liga Femenina de El
Salvador. No obstante existen muchos nombres en la historia que
van desde heroínas hasta mártires, como lo son la
metapaneca Juana de Dios Arriaga, en Chalatenango María
Madrid, en San
Miguel Mercedes Castro, entre otras.

Las labores hechas por las mujeres en la independencia
como activistas, como defensoras públicas, convocantes,
mensajeras, así como los registros de
mujeres presas políticas
y mártires, han sido hechos menos valorados y las tareas
que éstas mujeres realizaron han sido consideradas como de
apoyo y no como determinantes en este proceso histórico,
lo cual confirma el carácter sexista de la historia
escrita que ha destacado el protagonismo masculino como
determinante para los cambios sociopolíticos y se ha dado
un menor valor político a las acciones
realizadas por las mujeres.

Sin duda, estos procesos de
cambio no han sido movimientos aislados del contexto
internacional, sino que han estado influenciados por los
movimientos feministas desarrollados a escala mundial
desde finales del siglo pasado, como por ejemplo la
creación en 1888, del Consejo Internacional de Mujeres. De
esta forma, en El Salvador, desde principios de siglo, las
mujeres han participado en los procesos de cambio y han luchado
por el reconocimiento de sus derechos, tanto políticos
como civiles, entre ellos, el derecho a la educación y a su
participación política.

Un importante personaje en esta lucha fue Prudencia
Ayala, reivindicó sus derechos ciudadanos y buscó
participar en la esfera política proponiéndose como
candidata a la Presidencia de la República, además
de haber incursionado en la literatura. Por supuesto que
esta notoriedad pudo ser producto
también de su ubicación en la sociedad, es decir
dentro de una clase que
tenía medios económicos para hacerse
sentir.

Es importante mencionar lo anterior como un avance en la
lucha por la igualdad de la mujer, el reconocimiento de
ésta como ciudadana y su derecho al voto, contemplado en
la Constitución de 1950, primera
constitución del país que consagró sin
ninguna condición el derecho de la mujer a elegir y a ser
electa en cargos públicos .

En la esfera artística, a pesar de la
situación de desventaja en la cual muchas de las mujeres
salvadoreñas han desarrollado su trabajo, determinado
sobre todo por el limitado acceso a la educación y es que
"aún en los años 30, los bachilleratos para
niñas eran poco comunes, las escuelas estaban
diferenciadas en escuelas para niños y escuelas para
niñas. Las escuelas para niñas no siempre
cubrían el bachillerato, para poder continuar, las
niñas debían ir a la ciudad e inscribirse en una
escuela de
hombres . De ahí que las mujeres lograran tener una
presencia en las diferentes etapa, pero de una forma lenta, pero
que han marcado el desarrollo de los derechos de las mujeres,
principalmente políticos, educativos y
culturales.

En la década de 1930, El Salvador era un
país que reconocía a los hombres sus derechos
políticos, la mujer no existía como ciudadana: no
podía votar ni mucho menos optar a un cargo
público, exilada del derecho a pensar. Por rebelarse
frente a este estado de cosas, a Prudencia Ayala se le
llamó "loca" y fue objeto de burlas de algunos
panfletistas de la época. En aquella provincia de prejuicio y
doble moral surgió el murmullo de las demandas por los
derechos que le correspondían, hasta el atrevimiento de
lanzarse como candidata a Presidenta, se dice atrevimiento,
porque los derechos políticos de las mujeres no estaban
reconocidos.

Como de todos es conocido en el siglo XX, las dos
guerras mundiales dejaron millones de muertes y sobre todo al
descubierto los altos índices de violación de los
Derechos de las personas. Al final de la segunda guerra
mundial, se firma la paz, la cual llevaba gran
connotación social y principalmente la necesidad de
garantizar y proteger los derechos humanos,
tanto de hombres como de mujeres. En este contexto, en 1945 se
reafirmó "La Fe en los Derechos Humanos Fundamentales",
específicamente en la igualdad de mujeres y hombres. En
1946, se crea la Comisión sobre la Condición
Jurídica y Social de la Mujer. Lo anterior abrió
una brecha no sólo en el ámbito internacional, sino
también en el ámbito nacional, es decir los Estados
deberían implementar políticas para la
aplicabilidad del principio de igualdad entre hombres y mujeres
por igual, lo que a su vez implicaba un largo camino de cambios
culturales y estructurales.

La realidad de la mujer salvadoreña descansa en
políticas estatales, las cuales deben respaldar toda
iniciativa en pro del progreso humano y colectivo, aunque, bien
es cierto que en la práctica, como se puede observar, este
papel ha tenido aún poca incidencia en mejorar las
condiciones de vida y desarrollo de las mujeres, de forma
sostenida y al mismo tiempo entender que no puede haber
desarrollo sin superar el déficit de las
mujeres.

Desde los años de 1970 y con el auge de los
Derechos Humanos, a escala internacional se han venido
enfatizando los aspectos relacionados a la situación de la
mujer, la necesidad de revalorizar su papel en el desarrollo de
la sociedad; así como de evaluar y contrarrestar las
condiciones de disparidad que condicionan su participación
plena. Esto ha generado una dinámica que es impulsada tanto desde las
instancias estatales como desde los organismos internacionales y
del mismo sector de mujeres. Es en este marco, bajo la responsabilidad de la
Organización de las Naciones Unidas
(ONU), han sido
organizadas conferencias mundiales sobre la mujer, de las que han
emanado diversas Convenciones y Declaraciones, como las que se
citan a continuación y que han sido firmadas y ratificadas
por El Salvador:

  • Convención sobre los Derechos Políticos
    de la Mujer (1952), ratificada por El Salvador mediante Decreto
    Legislativo No. 754 de 15 de diciembre de 1993. Diario Oficial
    17 de 25 de enero de 1994. Esta Convención condena la
    discriminación que sufren las mujeres en
    los ámbitos de las libertades y los derechos
    políticos. Asegura a toda mujer participar en el
    gobierno de su país, a elegir y ser elegida así
    como a obtener iguales oportunidades de ingreso en el servicio
    público de su nación.
  • Convención sobre la Eliminación de
    todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (1979), la
    cual fue ratificada por El Salvador por medio del Decreto
    Legislativo No. 705 de 2 de junio de 1981. Publicada en el
    Diario Oficial No. 105 de 9 de junio de 1981. Reivindica el
    pleno desarrollo de las mujeres modificando las estructuras
    sociales y culturales fundadas en los estereotipos de
    género y reconociendo el gran aporte de la mujer al
    desarrollo de la sociedad.
  • Convenios 100 y 111 de la Organización
    Internacional del Trabajo (OIT) relativos a la
    discriminación. Decreto Legislativo No. 78 del 14 de
    julio de 1994. D.O. No.157 de 26 de agosto de 1994. Establece
    que toda persona debe gozar de igualdad de oportunidades y de
    trato en la formación, acceso, admisión, seguridad y
    remuneración a un empleo de
    igual valor. La maternidad en las mujeres y las cargas
    familiares deberán recibir protección o
    asistencia especial.
  • Declaración final de la Conferencia
    Mundial de Educación Para Todos y Todas (Jomtiem, 1990).
    Suscrita por El Salvador en el mismo año de 1990. Se
    compromete a suprimir las disparidades entre los géneros
    en la enseñanza primaria y secundaria logrando
    la igualdad entre mujeres y hombres en la educación, en
    particular garantizando a las niñas un acceso pleno y
    equitativo a una escuela básica de buena
    calidad.
  • Declaración final de la IV Conferencia Mundial
    de la Mujer (Beijing 1995). Suscrita por El Salvador en el
    mismo año de 1995. Intenta avanzar en la igualdad y
    protección de los derechos humanos de las mujeres con
    independencia de sus características individuales y en
    los ámbitos de la pobreza, la
    educación, la salud, la violencia, el ejercicio de poder
    y la discriminación en la niñez.

Otras en el ámbito latinoamericano,
como:

  • Convención Interamericana sobre
    Concesión de los Derechos Políticos a la Mujer
    (1948). Decreto Legislativo No.123 de 17 de enero de 1951.
    Diario Oficial No. 45 de 6 marzo de 1951.
  • Convención Interamericana sobre
    Concesión de los Derechos Civiles a la Mujer (1948).
    Decreto Legislativo No. 124 de 17 de enero de 1951. Diario
    Oficial No. 45 de 6 marzo de 1951.
  • Convención Interamericana para Prevenir,
    Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
    (Convención de Belém do Pará) (1994).
    Decreto Legislativo No. 430 de 23 agosto de 1995. Diario
    Oficial No. 154 de 23 de agosto de 1995. Denuncia todas las
    formas de violencia contra las mujeres y proclama el derecho de
    todas ellas a una vida libre de violencia como algo
    indispensable para su desarrollo individual y la
    creación de una sociedad más justa, solidaria y
    pacífica.

Es importante mencionar como durante el proceso de
guerra civil que se vivió en El Salvador entre 1980 y
1992, la mujer tuvo una participación de vanguardia
(miles de mujeres y niñas se insertaron en la lucha y
muchas de ellas fueron dirigentes) en este proceso, el cual
dejó experiencias en todos los ámbitos de la vida
de una mujer, porque tenían que dejar su hogar, sus hijos,
su familia; en el económico, porque muchas dejaron su
trabajo, pero en el político vieron la oportunidad de
superar muchas dificultades que se tenían (por medio de
grupos opositores al gobierno en turno), y lo más
importante en un plano de igualdad entre hombres y mujeres,
porque la lucha político y militar que iniciaron los
grupos de izquierda no distinguían, al menos en los
objetivos por alcanzar, ninguna desigualdad de
género.

Los efectos de la participación de las mujeres en
la guerra civil como parte opositora Frente Democrático
Revolucionario y Frente Farabundo Martí
Para la Liberación Nacional (FDR-FMLN), fueron muchos,
dentro de los que se pueden citar los siguientes:

  1. El mando significó un nuevo reto para la mujer
    salvadoreña, porque si bien surgía la oportunidad
    de dirigir política y militarmente grupos de hombres y
    mujeres, se daban los problemas domésticos, es decir
    abandonar el rol tradicional que la mujer había
    mantenido dentro de su hogar, esposa, ama de casa y madre, y en
    algunas ocasiones un trabajo que no significara el sacrificio
    de sus obligaciones, que era lo que los hombres
    tradicionales defendían.
  2. No todas las mujeres alcanzaron una victoria
    completa, es decir no perder a su pareja y desarrollarse
    políticamente. La guerra duró mucho tiempo, y en
    su mayoría las mujeres casadas o acompañadas que
    se integraron sufrieron los efectos de la desintegración
    familiar.
  3. Los hijos y las hijas de las mujeres integradas a la
    guerra, en su mayoría, por no decir totalmente, fueron
    criados y criadas por otros, pues era una limitante el poder
    movilizarse con ellos.
  4. Se hizo sentir la discriminación sobre la
    mujer, pues la mujer dirigente en muchas ocasiones tenía
    como subalterno a su pareja, lo que incidía
    negativamente en su relación sentimental. Además
    el salir embarazada era pecado para las mujeres, pues no
    podían insertarse íntegramente a la misión.

En realidad las mujeres que participaron en la guerra
civil de El Salvador fueron muchas, dentro de las que se pueden
destacar las siguientes:

Mélida Anaya Montes, Marianella García
Villas, Lil Milagro, Ana Guadalupe Martínez, Luisa, Nidia
Díaz, Lorena Peña, son sólo algunos de los
nombres o seudónimos de mujeres que dieron mucho de su
vida para gestionar cambios en la dinámica social,
económica y política de los salvadoreños y
salvadoreñas.

Para que el conflicto
armado entre el FMLN y el Gobierno de El Salvador (GOES)
terminara, incidieron muchos aspectos: el bloque socialista
estaba desapareciendo, Cuba
entró en crisis
económica, los Sandinistas perdían las elecciones
en una sociedad agotada por el esfuerzo militar y en Centro
América, solamente el FMLN y la Unidad Revolucionaria
Nacional Guatemalteca persistían en la lucha armada como
vía para acceder al poder y realizar posteriormente
cambios estructurales profundos.

En resumen la participación de las mujeres en los
movimientos sociales, políticos o militares, ha sido
relevante y sobre todo ha permitido la reivindicación de
las mismas, al desempeñar roles distintos a los que se les
habían adjudicado tradicionalmente, incluyendo el
productivo.

Pero no sólo la mujer que se fue a la guerra
enfrentó retos, también la que se quedó en
la vida cotidiana o sociedad civil,
si se le quiere llamar así; los retos eran muchos, entre
ellos, sus maridos se insertaron en cualquiera de las dos partes
en conflicto, es decir el ejército legalmente establecido
(Fuera Armada) o el ejército revolucionario conformado por
grupos insurgentes denominado el FMLN; por otra parte algunos
otros que quedaban emigraban fuera del país, ya sea para
Estados Unidos, Belice, México,
entre otros, buscando fuentes de
empleo. En el peor de los casos éstos hombres
fallecían en combate.

Cualquiera hubiese sido la forma de separación de
su familia, lo cierto es que las mujeres se quedaron solas, y eso
significó asumir la jefatura del hogar y todos los
compromisos que ello implicaba.

Eran tantos los costos de la
guerra que, en esta coyuntura incidió notablemente para
que en 1990, se estableciera un calendario de reuniones para una
negociación entre el FMLN y el GOES y poner
fin a la guerra.

"La solución negociada de la guerra
requirió crear espacios civiles y legitimar así el
liderazgo del
FMLN, surgen entonces, una serie de organizaciones
femeninas y algunas de las que ya existían reorientan sus
estrategias en una dirección más claramente feminista"
.

CONAMUS abre en 1990 la primera clínica de
atención a mujeres víctimas de
violencia: un curso sobre teoría de género
auspiciado por el Fondo de las Naciones Unidas (UNICEF)
ofreció un espacio importante para que las dirigentes de
varias organizaciones profundizaran el análisis de la
opresión femenina y posibilitó, meses
después, la formación del Centro de Estudios
Feministas (CEF), primer colectivo dedicado a la difusión
del feminismo en
el país. Luego surgen Mujeres por la Dignidad y la
Vida (Dignas), el Instituto Mujer Ciudadana, el Centro de
Estudios de la Mujer (CEMUJER), la Iniciativa de Mujeres
Cristianas (IMC), el Movimiento Social de Mujeres y el grupo de
Mujeres Universitarias (MUES). Se crean, espacios para el trabajo
con mujeres en ONGs y organizaciones mixtas.

En este contexto las presiones de los gobiernos amigos
de El Salvador y la mediación de la Organización de
las Naciones Unidas sobre las comisiones negociadoras del FMLN y
el GOES dieron como resultado que el 1 de enero de 1992 se
acordara finalizar la guerra en El Salvador y se firma la paz el
16 del mismo mes en Chapultepec, México.

Los Acuerdos de Paz abrieron la democratización
del sistema
político salvadoreño y desataron tres
transiciones en El Salvador: 1) el tránsito de la guerra a
la paz, 2) la desmilitarización del régimen y 3) el
inicio de una nueva concepción y práctica del poder
político. No se pretendió resolver todos los
problemas existentes en ese momento de la sociedad y por tanto,
no se crearon mecanismos para combatir la forma de tenencia de la
tierra en
pocas manos, la injusta distribución de la riqueza, el problema
estructural de la pobreza, el
deterioro ecológico y las desigualdades existentes entre
hombres y mujeres, entre otros. Es decir, se negoció, pero
sin adoptar medidas que pusieran en riesgo el sistema
vigente.

Un punto oportuno de mencionar, fue que los Acuerdos de
Paz fueron escritos totalmente en masculino, literal y
simbólicamente hablando, a pesar de la presencia de
más de una mujer en las comisiones negociadoras y
firmantes de los mismos.

La población civil femenina que colaboró
con el FMLN no fue específicamente tomada en cuenta en los
Acuerdos de Paz, lo que implicó que la mayoría de
estas mujeres quedaran tras la guerra sin ningún recurso
para su supervivencia. Además, en la ejecución del
Programa de
Transferencia de Tierras muchas tenedoras no fueron reconocidas
como tales y no tuvieron acceso individual a la tierra repartida:
utilizando una definición arbitraria de tenedor que
abarcaba únicamente al jefe de familia, las comisiones
zonales del FMLN excluyeron de los listados de beneficiarios a
gran cantidad de mujeres acompañadas o casadas que
habían ocupado y trabajado parcelas durante el conflicto,
es decir, otra vez más a la mujer se le consideró
como parte del hombre.

Nuevamente la mayoría de mujeres estaba en
desventaja frente a los hombres, pues las políticas
económicas y sociales no ofrecían escenarios para
superar la desigualdad e inequidad que hacía la diferencia
entre ambos. Posteriormente se implementó una
política de ajuste estructural desde la
administración Cristiani .

Bajo esta perspectiva, en uno de sus análisis
sobre la situación de la mujer, la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y
la Cultura (UNESCO) relaciona estos cambios con la
implementación de las medidas de ajuste estructural que se
llevaron a cabo en diferentes países, principalmente en
Latinoamérica y otros países en
vías de desarrollo, siendo El Salvador como se
mencionó en el párrafo
anterior, uno de ellos.

Es durante este período que la importancia de la
participación de la mujer en la esfera económica y
familiar se hizo más visible, evidenciando las fuertes
responsabilidades que asumían las mujeres y las
condiciones de disparidad en las que se encontraban. Tal
evidencia llevó a la necesidad de replantearse el
carácter de las políticas sociales llevadas a cabo
y avanzar hacia un análisis más profundo sobre el
tema de la mujer. En El Salvador se han seguido estas tendencias,
tanto desde el Estado como
desde la sociedad civil.

Así las mujeres han logrado crear espacios
importantes en organismos para mejorar las condiciones del sector
en diferentes áreas. Por su parte, el Gobierno de El
Salvador, a raíz de la IV Conferencia Mundial sobre
Mujeres, celebrada en Beijing en 1995 y como signatario de la
Plataforma de Acción
de dicha conferencia, adquirió el compromiso de definir
estrategias de acción que permitieran cumplir con las
orientaciones fundamentales de la plataforma.

En marzo de 1995, se crea el Programa de Saneamiento de
la Relación Familiar (PSRF), dicho programa
pretendía proporcionar atención integral a las
víctimas de la violencia
intrafamiliar y fortalecer a la familia. Para ello se llevan
a cabo convenios interinstitucionales; además de
auxiliarse de grupos multidisciplinarios.

Bajo esta dinámica, en 1996 fue creado el
Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer
(ISDEMU), en el marco del cual fue presentada en 1997 la
Política Nacional de la Mujer. Los objetivos
estratégicos de la política cubren diferentes
áreas, entre ellas el área denominada "Medios de
Comunicación y Cultura" , la cual integró
aspectos relacionados con la situación de la mujer en la
esfera cultural y más ampliamente en los medios de
comunicación.

El documento de política afirma en cuanto a esta
temática: "En el área cultural a la mujer se le ha
ubicado en un segundo plano, marginándola y
excluyéndola de cualquier expresión cultural y
étnica donde pueda participar y demostrar su capacidad,
por lo que se deben crear nuevos espacios para todas las mujeres
en todas las áreas, incluyendo los espacios
jurídicos, tanto legislativos como en la aplicabilidad de
las leyes, partiendo que la mayoría de población es
femenina, es decir alcanza el 52.51% del total con 3,375,686 de
mujeres.

Al tocar el aspecto demográfico, hay un
crecimiento de las mujeres, importante, que además es un
indicador para reorientar efectiva y urgentemente las
políticas económicas y sociales de desarrollo hacia
la población femenina. Por ejemplo para el año 2000
eran 3,270,285, para 2001: 3,373,686 y para el 2002: 3,425,723
mujeres .

Hay que hacer notar que en los últimos
años, tanto ISDEMU como la sociedad civil a través
de las ONG's han
implementado muchos proyectos que
contribuyen al desarrollo de la mujer salvadoreña, tales
como teléfono amigo y ferias informativas sobre
derechos de género, entre otros; no obstante el arraigo
cultural y la marginación económica, producto de la
forma de tenencia de la tierra y la concentración de la
riqueza en pocas manos, no permiten que se apliquen los
principios de igualdad y equidad acertada y eficientemente, por
lo que los problemas persisten, principalmente los de violencia
de género, el cual legalmente se ha tratado de erradicar,
por medio de la Ley Contra la Violencia Intrafamiliar.

No obstante muchas reformas legales, se siguen
vulnerando derechos, por ejemplo el incumpliendo de las cuotas de
pensión alimenticia, porque para muchos demandados esto no
es prioridad y aun cuando hay presiones legales y
políticas, la situación no mejora para los y las
alimentarias.

Los enfoques que sobre género se hacen, sea
éste feminista o de equidad, se vinculan con la
institución de los Derechos Humanos, dando apertura al
principio de igualdad jurídica en el nuevo contexto de
no-discriminación, enmarcado en el Derecho
Internacional y nacional.

1.6 El auge de los Derechos Humanos y
los Derechos de Género de la Mujer.

Los Derechos Humanos subrayan la necesidad de la
igualdad de derechos en todas las esferas de la vida
económica, social, cultural y política, tanto de
hombres como de mujeres . En el caso de las mujeres, la capacidad
de controlar su propia fecundidad constituye la base para el
disfrute de otros derechos y eliminar los obstáculos a la
educación capacitación, empleo y acceso a los
servicios de
la salud; promover la participación activa de los hombres
y mujeres en las esferas de la responsabilidad familiar y
compartir la pareja natural (heterosexual) la responsabilidad de
la planificación de la familia, la crianza de
los hijos y las labores domésticas.

En materia de
Derechos Humanos existen un sin fin de tratados
internacionales que dan protección a las personas,
independientemente que sean hombres o mujeres, aunque en
razón de las mujeres, hay especiales, puesto que ella ha
sido objeto de una continua violación a sus derechos
humanos, pueden citarse los siguientes Tratados y algunas
declaraciones; algunas de ellas ya antes citadas:

  1. Declaración Universal de Derechos Humanos
    (1948).
  2. Convención que busca eliminar el Tráfico
    de Personas y la explotación de la
    prostitución por otros. (1949)
  3. Convenio de la OIT sobre la igualdad de
    remuneración por igual trabajo sin distinción de
    sexo. (1951)
  4. Convenio sobre los Derechos Políticos de la
    Mujer (1952).
  5. Convención sobre la nacionalidad
    de las Mujeres casadas (1957)
  6. Pacto Internacional de Derechos Civiles y
    Políticos.
  7. Pacto Internacional de Derechos Económicos,
    Sociales y Culturales.
  8. Declaración Americana de los Derechos y
    Deberes del Hombre.
  9. I Conferencia sobre la Mujer, México:
    Declaración sobre la igualdad de la mujer; Plan Mundial de
    Acción: Año Internacional y Decenio de la Mujer.
    (1975)
  10. Adopción
    por la ONU de la Convención sobre la Eliminación
    de todas las formas de discriminación contra la Mujer.
    (1979)
  11. Convención sobre la Eliminación de
    todas las formas de Discriminación contra la Mujer
    (CEDAW), que redactó el concepto de
    discriminación contra la mujer y crea como mecanismo de
    verificación y cumplimiento el Comité CEDAW.
    (1979)
  12. Convención Americana sobre Derechos Humanos
    (Pacto de San José)
  13. III Conferencia Mundial en Nairobi,
    Kenia.
  14. Declaración sobre la Eliminación de la
    Violencia Contra la Mujer (ONU, 1993).
  15. Convención sobre la Eliminación de
    todas las formas de Discriminación Contra la Mujer.
    (1979).
  16. Convención Interamericana Para Prevenir,
    Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
    (Convención de Belem do Para) OEA,
    1994.
  17. Conferencia sobre Población y Desarrollo (El
    Cairo, Egipto).
    (1994).
  18. Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, Beijing,
    1995.

Lo que establecen en suma todos estos Tratados
Internacionales, son que "todos los seres humanos nacen libres e
iguales en dignidad y derechos, incluyendo el del
sexo".

Entre los derechos humanos que consagran estos
instrumentos internacionales se tienen:

  • La vida, que es un bien y un derecho
    fundamental.
  • La libertad, la cual tiene límites
    de acuerdo a la ley.
  • La seguridad personal, en la cual hay responsabilidad
    compartida, tanto del Estado como de la sociedad y de la
    persona misma.
  • La igualdad ante la ley, la cual debe estar
    garantizada en la ley y debe aplicarse íntegramente por
    los responsables.
  • La libre circulación, la cual está
    sujeta a un sistema normativo.
  • La nacionalidad, derecho fundamental y atributo de la
    persona.
  • La propiedad individual colectiva. Garantizada por el
    sistema jurídico.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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