- Marco
histórico - Generalidades del
Imperialismo - "Auge del
Imperialismo alemán" - Francia: Encuadre
del siglo XIX - El
Imperio británico - Conclusión
- Glosario
- Bibliografía
Capítulo 1
Introducción
El porqué de nuestro trabajo
El objetivo de
esta monografía es demostrar las causas y
consecuencias de las rivalidades entre los estados-nación
europeos con el propósito de conseguir nuevos mercados para su
desarrollo
comercial. Analizaremos el marco
teórico e histórico, en el que los principales
imperios se manifestaron, tales como Inglaterra,
Alemania y
Francia.
Cerraremos nuestro trabajo con
una conclusión.
A partir de 1870 y hasta 1914 Europa, y en
menor medida Estados Unidos y
Japón,
extienden su dominación colonial por África,
Asia y
Oceanía. A esta etapa de expansión
colonial se le denomina "Imperialismo", y
coincidiendo con años cruciales en las relaciones
internacionales caracterizados por la tensión entre
las principales potencias europeas que desembocarían en la
Primera Guerra Mundial.
Desde el punto de vista cultural, es un periodo con una destacada
actividad y creación literaria y
artística.
El autor liberal británico J. A. Hobson,
citado por Hobsbawm en su libro La
Era del Imperio, define al imperialismo
"al movimiento
más poderoso del panorama político actual del mundo
contemporáneo". En un mundo imperialista los
países "avanzados" dominaron a los "atrasados".
A fines del siglo XIX Marx
apuntó que el imperialismo era la tendencia del capitalismo a
expansionarse y romper los límites
nacionales, anunciando que ello significaría un creciente
proceso de
concentración monopolista de capitales.
Al período transcurrido entre 1875 y 1914, se los
puede calificar como la "era del imperio" porque en
él se desarrolló un nuevo tipo de imperialismo
donde los gobernantes se autotitulaban emperadores. El nuevo
imperialismo tenía sus raíces económicas en
una nueva fase específica del capitalismo que
conducía a "la división territorial del mundo
entre las grandes potencias capitalistas"
Es decir que, a finales del siglo XIX, el desarrollo
capitalista y la necesidad de las grandes potencias de exportar
productos,
capitales y hombres, dio origen al imperialismo.
Para nuestro objetivo, que es el de abreviar los
aspectos del imperialismo contemporáneo mas destacados
será suficiente entender al imperialismo como esa política de conquista
y expansión colonial que se genera a partir de 1870
– 80, cuando se inicia la carrera por la repartición
del mundo, fundamentalmente en formas de colonia o esferas de
influencia. Nos centraremos por citar el marco histórico
en que se desarrolló este auge. Se analizará las
diferentes causas, consecuencias y características de
imperialismo británico, alemán y francés,
para terminar con una conclusión.
Capítulo 2
Marco histórico
El origen del imperialismo se remonta a la
antigüedad y ha adoptado distintos modelos a lo
largo de la historia, siendo algunos de
ellos más frecuentes que otros dentro de un periodo
histórico concreto. En
el mundo antiguo la práctica del imperialismo daba como
resultado una serie de grandes imperios que surgían cuando
un pueblo, que generalmente representaba a una determinada
civilización y religión, intentaba
dominar a todos los demás creando un sistema de
control
unificado. El imperio de Alejandro
Magno y el Imperio romano
son destacados ejemplos de esta modalidad.
Por el contrario, el imperialismo europeo de comienzos
de la era moderna (1400-1750) se caracterizaba por ser una
expansión colonial en territorios de ultramar. No se
trataba de un país que intentaba unificar el mundo sino de
muchas naciones que competían por establecer su control
sobre el sur y sureste de Asia y el continente americano. Los
sistemas
imperialistas se estructuraron de acuerdo con la doctrina del
mercantilismo:
cada metrópoli procuraba controlar el comercio de
sus colonias para monopolizar los beneficios
obtenidos.
A mediados del siglo XIX apareció otra variante,
el imperialismo del librecambio. Esta modalidad perduró en
este periodo pese a que el mercantilismo y la creación de
imperios oficiales estaban disminuyendo de forma significativa.
El poder y la
influencia de Europa, y sobre todo de Gran Bretaña, se
habían extendido de manera oficiosa, esto es, haciendo uso
de vías diplomáticas y medios
económicos, en lugar de seguir canales oficiales como la
creación de colonias. Sin embargo, el imperialismo basado
en el librecambio desapareció pronto: hacia finales del
siglo XIX las potencias europeas habían vuelto a practicar
el imperialismo consistente en la anexión territorial,
expandiéndose en África, Asia y el
Pacífico.
Desde que terminó la II Guerra Mundial
y la mayoría de los imperios reconocidos se disolvieron,
ha prevalecido lo que podríamos calificar como el moderno
imperialismo económico, donde el dominio no se
manifiesta de manera oficial. Por ejemplo, Estados Unidos ejerce
un considerable control sobre determinadas naciones del Tercer
Mundo debido a su poder económico y su influencia en
algunas organizaciones
financieras internacionales, tales como el Banco Mundial
y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Del mismo
modo, las potencias europeas han seguido interviniendo de forma
significativa en la vida política y económica de
sus antiguas colonias, por lo que han sido acusadas de practicar
el neocolonialismo, que consiste en ejercer la soberanía de una nación
sin que exista un gobierno colonial
oficial.
Entre 1800 y 1878, los territorios colonizados por los
estados europeos ocupaban 16.385.000 km2; en los años que
procedieron a la Primer Guerra Mundial, esa cifra alcanzó
los 23 millones. Occidente venía desarrollando políticas
colonialistas desde el siglo XVI, pero la adquisición de
territorios, a partir de la segunda mitad del siglo XIX,
adquirió una nueva dimensión, de carácter universal, que fue promovida de
manera sistemática por los centros de poder
político y económico de las
metrópolis.
La competencia
imperialista se planteó en términos de
autoafirmación nacional y poderío militar.
Arrebatar territorios a las potencias rivales, además de
reportar beneficios materiales,
alimentaba el orgullo patrio.
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