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De las abrumadoras calles de Baudelaire a los fantasmagóricos pasajes de Benjamín




Enviado por Antonela Scocco



Partes: 1, 2

    1. París: la ciudad
      representada
    2. Benjamín y
      los Pasajes de París
    3. Conclusión
    4. Bibliografía

    En el presente trabajo
    tomaremos a la ciudad como la expresión de los diversos
    procesos que
    se dan en la sociedad. Esto
    requiere que tengamos en cuenta las distintas representaciones
    que la misma genera en el imaginario social. Por esto,
    analizaremos el particular enfoque de Charles Baudelaire acerca
    de la moderna ciudad de París. El poeta desarrolla
    el concepto de
    modernidad a
    partir de su relación con las calles de París, y
    expresa un gran asombro ante el cambio
    constante de su ciudad, debido a las refacciones haussmanianas.
    Experiencia que padecerá como abrumadora. Su mirada sobre
    París será comparada con la visión expresada
    por Walter Benjamin respecto a los Pasajes y al flaneur,
    cuyo prototipo, según este pensador, es Baudelaire.
    Proponemos analizar las visiones de estos autores con respecto a
    París para captar el cambio que se da en la experiencia
    urbana a partir de las modificaciones que traerá la
    modernidad de la ciudad.

    1. París: la
    ciudad representada

    • El imaginario social y la configuración
      del espacio

    "Una París mítica y
    fantasmagórica, es polisémica y
    polifónica,

    tal como la modernidad que le da
    sustento."

    Sandra Pasavento

    Según Sandra Pasavento, las imágenes y
    discursos que
    dan forma y contenido al espacio urbano traducen un principio de
    entendimiento y organización del mundo que es producido
    histórica y socialmente. Una ciudad es una materialidad de
    espacios construidos y vacíos, es un tejido de relaciones
    sociales, una producción de su imaginario social, es una
    construcción de sentido, que es dado, de
    forma individual y colectiva por los individuos que lo
    habitan.

    No se ha escrito tanto de una ciudad como de
    París. Esta ciudad es fuente de inspiración de
    poetas, escritores, pintores y fotógrafos, entre
    los que, por supuesto, se encuentran Baudelaire y Benjamin. Ser
    la ciudad mas representada, tanto en texto como en
    imágenes, estimula un enorme imaginario social. Si
    pensamos a París como una ciudad que puede ser estudiada a
    partir de las diversas representaciones que genera en los actores
    sociales, es cuando comprendemos que es posible entender la
    ciudad del siglo XIX aproximándonos a la fuentes
    literarias que dan cuenta de la vivencias de quienes recorrieron
    sus calles. Por eso en este trabajo, partiendo de lo planteado
    por Pasavento, intentaremos comprender a la París que
    surge con el desarrollo de
    la modernidad, a través de quien la recorrió, la
    vivió y padeció sus cambios: Charles Baudelaire.
    Recurriremos también a los escritos de Walter Benjamin,
    quien un siglo después, verá la esencia de la
    modernidad en los Pasajes de París -signada por los
    espacios de consumo y
    simulación, por lugares de hiper-realidad y
    territorios de la mirada-.

    París se constituye como paradigma de
    la ciudad moderna, como el lugar donde se ven exacerbadas las
    características esta época. Respecto a esto, Roger
    Caillois hablará del mito de París. Este
    autor, es uno de los primeros en admitir la existencia de dos
    mitos
    modernos: París como imaginario y como una realidad de
    fuerza
    indestructible.

    París aparece como una ciudad que expresa
    continuas contradicciones, porque la modernidad es contradictoria
    por sí misma. Pasavento habla de una París
    mítica y fantasmagórica, polisémica y
    polifónica: igual que la modernidad que la sostiene.
    Durante el siglo XIX, la ciudad experimenta toda una gama de
    transformaciones ligadas al desigual desenvolvimiento del
    capitalismo
    francés: la ciudad duplica a su población, se diversifica el parque
    productivo, se rediseña el espacio urbano, y el
    régimen político va alternándose entre
    formas monárquicas y republicanas. En ese contexto, las
    formas arcaicas y nuevas se mezclan, los valores de
    la tradición y los del progresismo se entrecruzan. En
    París era posible encontrar todo, desde los mas simples
    objetos hasta la mas sofisticadas mercancías; todo esto
    dentro de una gran desigualdad
    social donde el hombre rico
    se hallaba al lado del hombre
    pobre.

    Por su parte, Giandomenico Amendola plantea que "la
    nueva ciudad posmoderna está paulatina pero
    inexorablemente sustituyendo a la ciudad industrial desarrollada
    en el ochocientos que ha llegado con diversas mutaciones hasta
    nuestro siglo. La ciudad de la ligereza y de la ilusión
    está sustituyendo a la ciudad dura e instrumental. El
    placer parece convertirse cada día más
    importante que el funcionar". Esta ultima
    característica no se da recién en la posmodernidad,
    sino que es propia de la ciudad moderna, como ya lo expresara
    Baudelaire y lo confirmara Benjamin, la ciudad como el lugar de
    consumo, como territorio de la mirada continua del otro donde
    todos somos observadores y observados y no solo como un lugar de
    tránsito, como un mero espacio geográfico. Los
    pasajes de París, eran vistos por Benjamin, como el
    lugar del ocio y de la exposición
    permanente a la mirada del otro, el lugar de la apariencia y
    donde priman los intereses capitalistas. Allí
    aparecerá el flaneur, antepasado de "hombre
    metropolitano actual, mutable, curiosos e indiferente, dispuesto
    a sustituir la razón ética con
    la razón estética" . En la París del XIX "el
    placer ya era más importante que el
    funcionar".

    Allí se dan todas las características que
    expresan la esencia de la modernidad, por eso aparece como el
    paradigma de la ciudad moderna y como la metáfora de la
    modernidad urbana. Esto se debe a la fuerza de esas
    representaciones construidas sobre la ciudad, ya sea por la
    producción literaria o por la proyección
    urbanística de sus proyectos,
    personificado en lo que se llamaría el
    haussmanismo.

    • París y la reformas
      haussmanianas

    "París es el corazón de
    Francia;
    pongamos todos nuestros esfuerzos en embellecer esta gran ciudad,
    en mejorar la suerte de sus habitantes. Abramos nuevas rutas,
    saneemos los barrios populosos que carecen de luminosidad y que
    la luz de sol
    penetre por todos nuestros muros.

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