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Los Adolescentes en una organización compleja y que debe asumir el desafío de educar… (página 2)



Partes: 1, 2

Cada vez los grupos son
más homogéneos en sus constituciones por objetivos y
metas referidos a una clase social
en particular. Si vemos los liceos muestran cada vez más
estos escenarios, particularmente en las grandes ciudades, donde
la mayoría pertenecen a un estrato social mayoritario con
poco porcentaje de una clase en particular, es decir, la clase
alta. Eso que añoran los adultos de clase media ya es
parte de una historia que de hecho nada
indica que se repita, donde las clases se mezclaban y
también se autoeducaban en proyectos de vida
compartidos evitando las discontinuidades históricas,
culturales y en valores. Hoy
para una clase social está "bien" algo que para su opuesta
está "mal", han perecido en el magma del incierto, de la
entropía sociocomunitaria y
económica esos valores que antes eran
universales.

Este conjunto de hechos y factores hace que las
relaciones entre los jóvenes cobren nuevos colores y valores
de cohesión. Existen un conjunto de reglas consensuadas y
que los atraviesan transversalmente. Son fieles a esos principios, por
ejemplo el no ser "Buchón", llevando prácticamente
al destierro a quien incurra en esta falta. Cumplir las promesas
y mantener los secretos en el pequeño grupo son
claves para esa integración. Dependiendo de las edades, el
sexo no
adquiere las connotaciones extremas que adquiría en la
generación moderna. Así aparecen en escena rasgos
poligámicos o free sex, donde una misma chica puede ser
pareja de varios chicos integrantes del grupo.

También aquí aparecen diferencias entre
los diferentes estratos, ya que en las clases más pobres y
marginales se da que una chica quiera ser madre para poder tener
"algo de su propiedad", es
decir, a quien pueda entregarle amor y
protección, tal vez la que ella no tuvo. En las altas se
dan mayormente los abortos encubiertos. En ambos existe la
información suficiente como para evitar no
sólo el embarazo
adolescente sino también el contagio de las Infecciones de
Transmisión Sexual (ITS), sin embargo el aumento de
infectados por HIV crece en los sectores cada vez más
jóvenes llegando en la actualidad a chicos menores de 15
años. Saben del uso del preservativo, pero en un gran
porcentaje deciden no usarlo. Nuevamente el presentismo hace
aparición.

La falta de inhibición social les caracteriza, ya
que en ese desdibujamiento de los roles del adulto, él ha
ganado espacio para anteponerse tal cual un héroe de
historieta gritándole al "mayor" que ellos no son
hipócritas. Muchas veces son la imagen en el
espejo que hemos diseñado y en el que hoy no queremos
reflejarnos.

Estos jóvenes son los que están en
nuestros liceos, para los cuales difícilmente tengamos
respuestas válidas. Cuando logramos el sentido de
pertenencia a la institución logramos un joven que
encuentra en el centro educativo un espacio donde puede disfrutar
de su adolescencia y
sentirse contenido. Nuestro sistema
educativo y la enseñanza en general aún
están muy distantes de retener y lograr los objetivos
formativos particularmente en los más vulnerables, los que
muchas veces son expulsados disfrazados de muchos nombres. En
general nadie quiere a los contestatarios, a los que no responden
a nuestros parámetros de la modernidad a la
que queremos sea como sea una vez más.

De aquí que los adscriptos juegan un rol central,
muchas veces son los que atienden al muchacho expulsado del aula
a los que escuchan atentamente y dan cariño, otras veces
le asignan tareas en las que se sienten útiles y no que
"pierden el tiempo
aprendiendo cosas que no tienen aplicabilidad". Recordemos que
el
conocimiento también entró en un proceso de
cosificación que caracteriza nuestras realidades. A
nuestros jóvenes les gusta comprometerse con lo social,
con las causas nobles y trascendentales pero también
gustan del juego, del
deporte, de las
actividades grupales al aire libre, de
los campamentos, de los campeonatos deportivos, del teatro, de la
música y
de la plástica, de la cocina, etc.

Esto resulta muy relevante a la hora de pensar
cómo retener a nuestros estudiantes y a su vez que se
identifiquen con su liceo, para así lograr trabajar
valores comunes al mundo adulto y al de los jóvenes como
la solidaridad, la
esperanza, el compañerismo, el trabajo,
etc.

Los centros macro experimentan los mismos procesos de
impersonalización que vivencian las metrópolis y
megalópolis. No olvidemos lo que los sociólogos
definen como la pérdida del sentimiento barrial, con
ejemplos claros y contundentes que el vecino de al lado no se
enteró que la noche anterior habían robado la casa
de quien vive casa por medio, el "no te metas", "cada uno se
rebusca como puede", etc. Estos hechos también ocurren en
liceos que prácticamente por el número de
estudiantes y de familias a las que representan bien
podrían ser una ciudad. En estos centros se vive la
guetización y una fragmentación aún mayor
puertas adentro. En los liceos pequeños o de comunidades
pequeñas la realidad es aún diferente, aunque no
tanto como muchas veces los adultos piensan.

El organizar un plan de
actividades para desarrollar con los muchachos en sus horas
libres, siempre y cuando lo permita el abundante trabajo que
hay (muchas veces un solo adscripto para 10 grupos), es capital para
lograr que reconozcan en su centro educativo un espacio donde son
reconocidos. En esto es de vital importancia contar con el
involucramiento de toda la comunidad
educativa, de lo contrario todos sabemos que pasa.

Aún cuando estos jóvenes sean la noticia
que ocupa la primera plana de los diarios o de los noticieros por
hechos que realmente nos jaquean, no olvidemos que son ellos los
vulnerables y es responsabilidad del Estado en su
conjunto encontrar las respuestas o los caminos para construir
una sociedad que
nos permita tener esperanzas y tejer una historia sin soluciones de
continuidad.

Desde los orígenes de las aulas como punto de
inflexión en la aparición de la Escuela como
recorte social que adopta las características de una
célula
como organización, la complejidad de la misma es
inherente e insalvable.

La conjunción de componentes y de estructuras
que se articulan en un centro escolar son múltiples, pero
sólo para tomar en cuenta tenemos: docentes,
estudiantes, funcionarios no docentes, directivos, si a estos le
sumamos los temporales pero que inciden en las culturas
institucionales como lo son inspectores y otras autoridades,
padres, vecinos, a los que hay que agregar dado que se han
derribado los muros que otrora caracterizaron a las instituciones:
los medios de
prensa. Estos
componentes se conjugan en un tiempo que reúne varios
tiempos intelectuales
y de vida en varios espacios institucionales y
extrainstitucionales.

Haciendo un poco de historia recordemos que nuestro
país a finales del siglo XIX deja de ser una nación
para transformarse en un Estado gracias a la fundación de
la escuela. A partir de ese entonces en nuestro país la
impronta de los centros educativos públicos han sido
garantía de la sociedad y de sus proyecciones en la
construcción de ciudadanía y como sostén de un
Estado democrático y republicano.

Esto en muy importante porque desde sus orígenes
la Escuela es el instrumento más poderoso de
homogenización. A esto hay que agregar la tendencia
reproductivista del poder que encuentra muchas veces en las
políticas educativas su forma de
perpetuación. En el liceo se encuentran los diferentes
actores desde sus diferentes roles, pero también se
integran desde su función
básica ciudadana, lo que permite se entretejan redes que por momentos se
hacen disfuncionales a las metas específicas de un centro
educativo. No olvidemos que desde el debilitamiento de los
Estados, el fin del Estado benefactor, la caída de la
industrialización en un contexto de globalización de mercados y
cultural, agoniza la modernidad garantista para dejar paso a un
proceso que algunos designan como Posmodernidad
donde la incertidumbre es lo único cierto. En este marco
las familias adoptan nuevas estructuras donde la tradicional
familia
nuclear hoy es sólo una referencia del pasado, familias
donde el proceso de socialización primaria de la persona se
fractura a punto tal de que en algunos casos queda en manos de
otros componentes sociales. La aparición de la figura
popular de la corrupción
de los representantes del Estado, el proceso de fisura que en
nuestro país significó la dictadura que
aún permanece en forma simbólica desde muchos
lugares y se hace tangible en los hechos con los acontecimientos
por todos conocidos como la recuperación de los restos de
algunos desaparecidos, determinan que la incertidumbre se funda
con la desesperanza, es decir, lo que es vox populi "ha este
país no lo arregla nadie". Sin embargo mientras la duda
tal cual espada de Damocles pende sobre todas las organizaciones
del Estado, con algunos casos que por momentos parece
irremediable su fractura, la Escuela aún a pesar de todo
es una de las instituciones del Estado más creíble,
milagrosamente es tal su presencia y su impronta que a pesar de
ser interpelada permanentemente por diferentes voces que se alzan
acaloradamente con lo que debieran ser sus competencias en
un Estado debilitado, la escuela se erige como un bastión
de certidumbre.

Muchas de sus prácticas garantizan esta
concepción. Desde los orígenes la escuela sigue
cumpliendo con su rol en la formación de ciudadanos y de
sujetos que incrementan su capital cultural, donde ocurre ese
proceso de socialización secundaria que el estado
tempranamente define en la vida de todos los ciudadanos.
Aún cuando los docentes han experimentado ese proceso de
pauperización cultural producto de
múltiples fuerzas entre las cuales no podemos dejar de
señalar las bajas remuneraciones,
siguen siendo en cualquier estrato social aún, los
maestros y los profesores, si bien ya no como categorías
herméticas. Aún se confía en sus rituales
escolares, a tal punto que a pesar del aumento de la violencia
social en las comunidades con jóvenes que
desafían incluso a la autoridad
armada con armas de fuego,
en los centros educativos la mediación y la palabra siguen
siendo las contendoras de múltiples episodios de violencia
física y
simbólica. Se confía en la justicia
équida de prácticas sancionatorias, que si bien son
interpeladas aún ejercen el efecto para el que fueron
diseñadas.

Los centros educativos y sus componentes comparten un
espacio que por momentos está cuasi aislado de la realidad
circundante, donde sus aulas actúan como una célula
democratizadora donde todos tienen los mismos derechos y las mismas
garantías. Esto algunas veces no opera de esta manera y
surge el conflicto. Sin
embargo es prácticamente imposible que las aulas o los
demás espacios institucionales permanezcan sin ser
atravesados por las vivencias de sus actores, por las
preocupaciones de los mismos o por sus sueños. En esta
trama es donde los sectores adultos cobran singular relevancia
dado que son los que deben marcar rutas o caminos para que los
más jóvenes puedan transitar con cierta certeza en
un universo tan
complejo e incierto como el que mencionábamos. De
aquí la importancia del rol de los docentes y de los
demás componentes institucionales, así como del
cumplimiento de las pautas acordadas explícitamente. No
olvidemos que la información y muchas veces las decisiones
transcurren por canales informales, en donde la autoridad
está en los actores cuyas funciones no le
habilitan para el ejercicio de la misma.

La fragmentación y la segmentación social no sólo se
manifiestan afuera de los centros educativos, también se
viven dentro de las instituciones con todo lo que ello significa.
Hay que sumarle a ello el encuentro de las múltiples
culturas juveniles que desafían la formación
inicial de cualquier docente, y que muchas veces son causa de
conflictos que
terminan con la expulsión del joven. Expulsión que
no es otra cosa que la otra cara de la exclusión, 2
fenómenos sociales que están operando en forma
despiadada en nuestra sociedad.

En este contexto el docente y los demás actores
sociales del liceo, en particular los Adscriptos, por el rol
mediador entre las diferentes interfases institucionales y
sociofamiliares y comunitarias, pasan a cumplir otros roles que
otrora fueran cumplidos por otros actores sociocomunitarios y
familiares. Ahora el liceo debe preocuparse por la alimentación de los
jóvenes, por la provisión de vestimenta de los
mismos, por su seguridad dentro
y en los espacios perimetrales con respecto a organizaciones
juveniles novedosas en nuestro medio, tramitarles la
cédula, etc., etc. Para muchos estudiantes el liceo es el
lugar donde encuentran amparo,
cariño y contención además de la
función específica de un centro educativo que no
debe perderse de vista en ningún momento.

El liceo como lugar de socialización debe
responder a las múltiples demandas sociales del momento y
las que en su discusión filosófica y
sociológica han de ocurrir, lo que muchas veces lleva a
que convivan en las instituciones múltiples formas de
concebir estos fenómenos. Nuevamente el Adscripto es un
integrador de estas concepciones sobre las que muchas veces
actúa mediando entre polos opuestos e inmiscibles. Si bien
el docente es en el aula donde tiene mayor impacto socializador
interpares, el Adscripto actúa intergeneracionalmente con
un aditivo que significa el que en las instituciones suele ser la
figura más estable, transformándolo en un actor que
vincula la historia institucional con el presente de sus acciones y
también con las metas que se trazan.

En este macramé, los liceos se transforman en la
esperanza de la comunidad inmediata de que sus educandos obtengan
las herramientas
necesarias para sobreponerse a las vicisitudes que le depara el
presente y el futuro. De aquí la importancia del centro
educativo como promotor de hábitos y también de
transformaciones del entorno social inmediato, que pueden ser de
diferentes cortes, sólo a modo de ejemplo recuperar un
basural como espacio verde hasta conseguir una policlínica
barrial.

Cuando hablábamos de los múltiples tiempos
ya que el tiempo no es lineal, no mencionamos el presentismo al
que asistimos en la actualidad, tanto adultos como jóvenes
sólo piensan en el hoy y algo en el mañana
inmediato. El tiempo de las proyecciones, de los proyectos de
futuro están atravesados por lo inexorable de que
sólo puedo resolver el hoy. Esto se marca incluso en
asumir la finitud de la existencia, apareciendo respuestas
conocidas por todos como "de algo hay que morir", "de todas
maneras voy a morir algún día", es decir la muerte es
algo que está en el presente no como una consecuencia de
hechos en el marco de un proceso. Todo parece transcurrir en un
video juego de
la Play station, donde morir y recuperar la vida es
cuestión de elegir en el menú "volver a empezar",
El adulto joven tampoco queda ajeno a esta realidad y se ha
sumado con una fuerte presencia en tanto que los adultos de
mediana edad no encuentran respuestas y por momentos se preguntan
si no estarán equivocados. Ahora bien estos adultos son
también los actores institucionales inmediatos y directos
como los indirectos con los cuales los estudiantes conviven a
diario. De aquí que los centros educativos sean reflejo de
lo que ocurre a diario en nuestra sociedad en su
conjunto.

Si bien hace 50 años era posible imaginar a los
centros educativos en un funcionamiento homogéneo en sus
acciones y formas de llevar adelante la tarea específica,
hoy eso es una ilusión óptica.
Hay tantos estilos, acciones y formas de concebir la tarea
inherente de educar como centros educativos existen. El Uruguay no es
homogéneo desde ningún punto de vista, lo que
impacta en cada centro. Un liceo de Casabó en Montevideo
no funciona en el cotidiano ni persigue las mismas metas que el
liceo de Cerro Chato, pero tampoco con el Liceo de Pocitos.
Debemos enfatizar este hecho ya que los contextos van a estar
condicionado comportamientos societales intrainstitucionales
diferentes, que deben ser interpretados por sus actores
institucionales referentes dado que de lo contrario se condiciona
el éxito
de las metas educativas. Todos sabemos que no actuamos igual en
un liceo que en otro, que en uno nos sentimos más
identificados mientras que en otro sólo cumplimos con una
función casi axénica.

Hace 20 años atrás cuando un estudiante
interpelaba al docente para qué tenía que estudiar,
la respuesta era contundente y compartida por el colectivo social
"para ser alguien en la vida", "para superarte social y
económicamente", pues bien salvando una discusión
que escapa al objetivo de
esta propuesta, eso era posible para muchos en el marco de las
garantías de la modernidad. Hoy esa pregunta adopta
múltiples respuestas, aunque aún siguen estando
aquéllas otras que se dan de bruces cuando por la ventana
se ve pasar a un Ingeniero Agrónomo conduciendo un taxi, a
un Médico como inspector de Tránsito o a un Abogado
desempleado.

A pesar de todo nuestra escuela, nuestro centro
educativo, sigue estando ahí con metas que generalmente
surgen de las discusiones y los debates de sus actores y de las
interpelaciones de la comunidad, para hacer frente al devenir del
tiempo y sus desafíos en la construcción de los
ciudadanos del Estado, tratando de que no ocurran las
discontinuidades históricas de sus generaciones las que
jaquearían a cualquier estructura.

Simplemente a modo de síntesis
podríamos representar a las organizaciones educativas de
la siguiente manera, teniendo en cuenta en todos los casos la
multidemensionalidad difícil de graficar.

Indudablemente la complejidad de las relaciones y de los
roles que hacen a los centros educativos quedan evidenciados en
la rica red que se
entreteje generando múltiples espacios y múltiples
interfases.

BIBLIOGRAFÍA

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et al. de. Kapelusz. Bs.As. Argentina. 1998.

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3- Educación y
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Dr. D. Tomás Díaz. Universidad de
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2003

4- La
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5- Adolescencia: Historia y Enigma. Revista
Psicoanálisis. Volumen XXIII.
N° 2. ApdeBA- 2001

6- Primer Curso sobre Adolescencia de la Faculatad de
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7- Adolescentes:
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8- Programa de
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Bettylu Rasmussen-Cruz y Alfredo Hidalgo San Martín.
Versión PDF. www.adolesc.org.mx

9- Orientación para la Formulación de
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Latina y el Caribe. UNICEF. de. UNICEF. 2001.

10- Actividades preventivas en la Infancia y
Adolescencia. Recomendaciones PAPPS. Sociedad Española de
Medicina de Familia y Comunitaria. SEMFYC Ediciones. Barcelona.
2004.

 

Prof. Ángel Ramos Ritzel

Especialista en Currículum y Prácticas
Escolares en Contexto

www.educationandevelopment.blogspot.com

URUGUAY

Partes: 1, 2
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