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¿Qué puede representar el nombre propio para la Psicología?



Partes: 1, 2, 3

    1. Resumen
    2. Elementos
      socioculturales que se revelan a través del proceso de
      nominación
    3. Historias
      familiares que subyacen al nombre
    4. Lo asumido
      individualmente desde el contenido familiar y cultural del
      relato. Incorporación del nombre a la identidad
      personal
    5. Importancia
      psicosocial del nombre propio
    6. Bibliografía

    RESUMEN:

    Frecuentemente las personas se cuestionan diversas
    interrogantes acerca de su nombre propio, pero en contadas
    ocasiones se han dedicado a indagar acerca de los
    orígenes, significados e historias particulares de su
    nombre; y mucho menos se han preguntado cuál es la
    significación que desde el punto de vista personal va
    adquiriendo este proceso de
    manera individual. Es innegable que cada individuo
    lleva un nombre que forma parte de su identidad
    personal y que a veces de manera inconsciente va incidiendo en la
    conformación de la misma. El nombre propio revela a
    través de su historia, elementos
    familiares, culturales y personales que van marcando al individuo
    a lo largo de la vida, lo cual se ha intentado explorar con una
    mirada científica desde la Psicología.

    En este artículo quedan reflejados los resultados
    más significativos de un estudio psicológico acerca
    del proceso de nominación, realizado con el objetivo de
    determinar el significado familiar, relacional y simbólico
    de este proceso en personas nacidas en tres décadas
    diferentes del siglo pasado.

    INTRODUCCIÓN

    Qué es lo primero que respondemos ante la pregunta:
    ¿Quién eres? …………………………..

    Sin dudas, verbalizamos nuestro nombre propio. ¿Por
    qué responder con el nombre a esta pregunta que no lo pide
    directamente y que pudiera sugerir disímiles
    respuestas?… Es que el nombre que se nos asigna cuando nacemos
    y que nos va acompañando a lo largo de la vida, constituye
    un rótulo que queda plagado subjetivamente en la identidad
    personal que vamos construyendo desde edades tempranas.

    Nombrar no es un simple acto, sino todo un proceso. La
    apropiación del nombre de manera individual y la
    significación personal que tuvo para quién o
    quiénes decidieron ponerlo, pueden ser elementos
    familiares e históricos muy sugerentes y muy útiles
    para el psicólogo en la práctica clínica.
    Conocer las peculiaridades del proceso de nominación puede
    ayudarnos desde el punto de vista profesional a conocer motivos
    de determinadas conductas, dinámicas familiares,
    influencias socioculturales, así como a inferir elementos
    que funcionan desde lo inconsciente y que pueden ser la
    explicación a comportamientos sugeridos por el modelo que el
    nombre encierra, por lo que trabajar con sus significaciones,
    puede contribuir en gran medida al proceso
    terapéutico.

    La elección del nombre, es un acontecimiento que se
    encuentra asociado al grupo
    familiar. Casi siempre la persona que lo
    pone o lo sugiere, forma parte de este grupo, puede ser la madre,
    el padre, ambos de manera consensuada o conflictuada, un hermano,
    la abuela, un tío y por qué no, la futura madrina o
    padrino del bebé e incluso algún buen amigo; en
    fin, personas que de alguna manera resultan familiares ya sea por
    lazos consanguíneos o afectivos. Lo interesante es que
    quien nomina, quiere transmitir algo con el nombre o los nombres,
    quizás una cualidad, un deseo, alguna expectativa. El
    nombre lleva en si mismo toda una historia cargada de sentidos y
    significados, que de alguna manera serán decodificados e
    interiorizados por su portador.

    Los nombres, constituyen además una importante
    vía de acceso a la realidad subyacente de la familia,
    pues a través de su historia se pueden determinar
    significados familiares, relacionales y simbólicos del
    grupo familiar, que subyacen ocultos detrás de las razones
    de su surgimiento. Isidoro Berenstein, en su libro Familia e
    inconsciente, propone tres categorías para el análisis de la estructura
    familiar inconsciente, entre ellas la categoría denominada
    El sistema de los
    nombres propios
    que no es un elemento aislado para este
    autor; sino que indica relaciones entre términos y de
    ellos deviene su significación. Señala aspectos
    de los deseos y expectativas anticipatorios de los antepasados
    con respecto a sus descendientes; pone de manifiesto: ideales y
    creencias familiares. El nombre que una familia adjudica a un
    niño indica las significaciones ligadas a su nacimiento y
    al lugar para él reservado. Sugiere a la vez el predominio
    de las líneas paternas o maternas en oposición a la
    relación de alianza.

    Partes: 1, 2, 3

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