- Resumen
- Historia de la identidad
boliviana - Definiendo
la discriminación y sus etapas - Espacios de
mayor discriminación - Discriminación
en Bolivia - Los
caminos donde se encuentran la discriminación y la
identidad - Discriminación
y medio social - Las
peligrosas formas actuales de
discriminación - De la
identidad boliviana a la discriminación ¿Por
qué discriminamos en Bolivia? - Conclusiones
y recomendaciones - Bibliografía
RESUMEN
Por naturaleza,
clasificamos los estímulos que experimentamos para
comprenderlos. En relación a grupos humanos,
construimos estereotipos o clisés una vez realizada la
clasificación, ésta sustentada por alguna
experiencia interpretada dentro un marco social.
Las diferencias de los otros respecto al nosotros
brindan la oportunidad para estereotipar. Para pasar del
estereotipo al prejuicio hace
falta la necesidad de encontrar algo que atacar, necesidad
proporcionada por una identidad
indefinida.
Si la situación socioeconómica es
desfavorable, surge frustración y nuestra agresividad se
incrementa cuantitativamente. Recurrimos al prejuicio anterior
para culminar en una conducta hostil
hacia el grupo
prejuiciado, entonces estamos discriminando. El objetivo de la
discriminación es asegurar que el poder que
detentamos permanezca invariable, ya que en el fondo tememos
perderlo. De no existir riesgo ni temor,
no necesitaríamos defenderlo. Entonces, las tres funciones de la
discriminación, son:
- Asegurar una identidad, aunque precaria.
- Descargar la agresividad que de otro modo deriva en
malestar profundo. - Mantener los grupos de poder intactos.
Aunque los beneficios son más o menos
efímeros, en caso de que el medio social sea propicio, la
discriminación puede ser más sostenida y
duradera.
PRESENTACIÓN
En las siguientes páginas veremos las
implicaciones y relaciones que existen entre la identidad tanto
individual como grupal de los seres humanos inmersos en su
respectivo medio social y cultural. El entrecruzamiento de estos
tres factores nos ayudará a entender mejor cuándo,
a quienes y por qué se discrimina. Así,
intentaremos acercarnos a la realidad boliviana y sus
posibilidades de inclusión social de los muchos grupos
humanos con caracterizaciones diferentes. Al final del recorrido,
vislumbraremos por qué la multiculturalidad boliviana se
viene convirtiendo en debilidad para crear un proyecto
común, y las posibles acciones que
podríamos emprender para revertir tal situación
apuntando a convertirla en elemento positivo de convivencia y
desarrollo.
HISTORIA DE LA
IDENTIDAD BOLIVIANA
Recordemos algo de la historia de Bolivia.
Tenemos la confrontación en el Chaco de los
años 30, que más allá de la tragedia humana
que significó para los países inmersos en la
guerra,
significó particularmente un hito de transformación
cultural en Bolivia. Las trincheras posibilitaron un mirarnos los
rostros en igualdad de
condiciones, por primera vez desde la colonización
española. La voz de quienes hasta entonces no
habían tenido el derecho de expresarla empezó a
hacer eco en otros sectores menos sufridos. Y el descontento de
los excluidos marginados fue madurando y organizándose
hasta estallar en la Revolución
del 52. La imagen de un
país unido y en proceso de
creación de una identidad propia y nueva encantaba a la
sociedad,
liderizada en apariencia por un pueblo cuyo vocero era el
Movimiento
Nacionalista Revolucionario, cuyo discurso
acicateaba la máscara de unidad nacional. Y era una
máscara porque la identidad nacionalsocialista estaba
basada en coincidencias comunes de factores hereditarios y/o
culturales, y no así en logros comunes. Por ello, este
discurso no traslucía un carácter, un contenido unificador capaz de
generar una conciencia y/o
identidad
nacional horizontal. (Terceros Tesis de
sociología 1998, p.58) Luego, la
frustración y la decepción volvieron a
generalizarse en la sociedad boliviana. Poco después, los
gobiernos dictatoriales tomaron el poder frente a una democracia
huérfana.
También es importante saber que a partir del 52
la migración
de bolivianos, sobre todo de Occidente a las zonas menos
inhóspitas de Oriente y los valles, se acrecentó.
La conformación de identidades regionales, por ello, se
fortaleció, ante la llegada de cuasi
extranjeros.
La economía, mientras
tanto, no favorecía a las mayorías sino, a las
nuevas élites.
De ahí hasta los días que corren, se
escuchan los reclamos de que la identidad de la nación
no pasa por elementos constructores, de logro conjunto, sino por
pérdidas y fracasos. Carlos Mesa en una entrevista,
así lo resume "(Bolivia) es un país que ha perdido
todas las guerras en las
que participa, que ha sufrido pérdidas territoriales con
todos sus vecinos y tiene los índices de desarrollo
más bajos del sur del continente, que tiene una historia
política
plagada de traiciones, que tiene una élite dominante, o
sea que nunca tuvo un proyecto para el país, una sociedad
en pocas palabras que como único orgullo tenga pues la
beligerancia de sus clases populares, ha hecho de la derrota casi
una costumbre y de ello se ha derivado un sentimiento de
inferioridad (estigma de fracaso, incredulidad, impotencia,
inseguridad)
frente a los vecinos (Cochabamba julio de 1997).
¿Quién quiere ser boliviano,
boliviana?
Han surgido algunos caminos opcionales a la identidad
boliviana propiamente dicha. El indigenismo, que apunta a la
pre-Bolivia, es decir, a las culturas y pueblos que poblaban el
territorio boliviano actual cuya historia –la que
conocemos- nos describe sociedades
más justas, con mayores oportunidades y con una identidad
precisa y más o menos triunfadora. Lo único que
empaña esta historia es la llegada española,
así que para los fines de la vuelta atrás, conviene
eliminar lo más posible los factores foráneos
introducidos desde entonces, incluyendo el mestizaje cultural.
Estamos ante una opción de identificación sin duda
atractiva y a la vez extremista.
Otra opción constituye algo opuesto a la primera.
Se trata de distanciarse del pasado indígena boliviano y
apuntar a la way life norteamericana, modelo de
metas en la cultura
occidental dominante en el mundo.
Concluimos luego que la falta de una identidad nacional
positiva impulsa a los grupos que conforman la sociedad a buscar
referentes que colmen de mejor manera sus
expectativas.
Ahora, a sabiendas de que social y culturalmente los
bolivianos oscilamos entre la disconformidad con nuestro ser
social y la búsqueda de otra identidad más
saludable, miramos hacia fuera de nuestras fronteras y salimos en
desventaja cuando nos comparamos con los vecinos. El fondo
actitudinal generalizado del boliviano envidioso y obstaculizador
del progreso ajeno nos impide ser discriminadores con los
extranjeros, ya que cuando se reconoce la envidia, no se puede
sostener una conducta de rechazo y agresividad. Falta el
sentimiento de superioridad típico de quienes se enaltecen
para empequeñecer al otro.
Sin embargo, los estudios nos muestran como a una
sociedad muy discriminante, y surge la cuestionante de por
qué discriminamos en Bolivia entrelazada con la
incógnita de a quiénes discriminamos. Viene bien
comenzar a responder aclarando a qué nos referimos con
discriminación.
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