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Aportes del liderazgo relacional al crecimiento de la iglesia en Guatemala (página 3)




Enviado por joel ching Meletz



Partes: 1, 2, 3, 4

 

"Lo que has oído de mi
ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean
idóneos para enseñar a otros" 2 Tim. 2:2

La siguiente grafica muestra lo que
sucedería si usted tomara a otro hombre fiel y
empleara un año entrenándolo (discipulandolo). El
segundo año, usted y el que entrenó se
dedicarían a entrenar otros dos: Veamos que
sucedería durante treinta y tres años. (Cf. El
cayado del Pastor Ralph Mahoney, World Map, 2006). Si la Iglesia
aplicara este principio, triplicaría su membresía
en 15 años.

Al final del

Entrenadas

Año 01

2

Año 02

4

Año 03

8

Año 04

16

Año 05

32

Año 06

64

Año 07

128

Año 08

256

Año 09

512

Año 10

1,024

Año 11

2,048

Año 12

4,096

Año 13

8,192

Año 14

16,384

Año 15

32,768

Año 16

65,536

Año 17

131,072

Año 18

262,144

Año 19

524,288

Año 20

1,048,576

Año 21

2,097,152

Año 22

4,194,304

Año 23

8,388,608

Año 24

16,777,216

Año 25

33,554,432

Año 26

67,108,864

Año 27

134,217,728

Año 28

268,435,456

Año 29

536,870,912

Año 30

1.073,741,824

Año 31

2,147,483,648

Año 32

4,294,967,296

Año 33

8,589,934,592

2.3 EXÉGESIS BÍBLICA. (Efesios
4:1-26)

El desafío principal de efesios. Esta carta es un
desafío al individualismo pietista y su correspondiente
doctrina débil de la iglesia que tantas veces encontramos
en el ámbito evangélico. En el caso de la Iglesia
de Dios de la Profecia, no es la excepción. "¡No
mires a la iglesia!", decimos; "¡mira a Cristo!" Pero Pablo
espera que el que viene de afuera vea el propósito
unificador de Cristo y Dios para el mundo precisamente en la
iglesia. El desafío puesto delante de un protestantismo
actual fragmentado y en permanente división
difícilmente podría ser más punzante:
Efesios nos llama a construir puentes, no campos minados.
()

También es un desafío a quienes proponen
iglesias para blancos e iglesias para negros, iglesias para
ricos, clase media y
"trabajadores", etc. Tales grupos
homogéneos naturalmente pueden llevarse mejor entre
sí, pero ¿cómo reflejarán el
evangelio de la reconciliación? Efesios nos desafía
a todos a encontrar mejores formas de convertir a nuestras
iglesias en comunidades reales de personas, cuyas vidas y
experiencias de adoración en unidad como iglesia, sean
testimonios de la unidad cósmica iniciada en Cristo, y que
estén profundamente imbuidas de su presencia.

2.3.1. Introducción

La epístola a los Efesios es conmovedora por la
forma en que capta teológicamente el alcance de los
propósitos de Dios en Cristo para la iglesia. En Efesios.,
lo que por lo normal sería la parte de la "enseñanza" está, en gran parte,
dedicada a la alabanza a Dios.

(1:3–14) e incluye un comentario de Pablo sobre su
oración por los lectores (1:15–3:21, con importantes
digresiones en 2:11–22 y 3:2–13). Esto lleva de
inmediatamente a la exhortación (caps. 4–6). En toda
la carta la
construcción de las oraciones se destaca
por su extensión, a la vez que estas tienen un tinte un
tanto litúrgico.

2.3.2. Paternidad literaria

Aunque la iglesia primitiva apoyó en forma
unánime la autoría paulina de Ef., muchos eruditos
modernos la han discutido. En cambio, han
tratado de explicar la carta como la obra de un alumno y
admirador de Pablo, que presentaba el evangelio a su propia
generación posterior.

Nuestra posición es que Pablo es verdaderamente
el autor, y que las supuestas diferencias con el Pablo que
escribió las otras cartas son, o
bien malas interpretaciones de Ef., o que deben ser explicadas en
términos de la naturaleza y
circunstancias especiales en que fue escrita la carta.

2.3.3. Circunstancias

Mientras estaba prisionero en Roma (en
algún momento entre los años 61 y 62 d. de J.C.),
Pablo tuvo la ocasión de devolver un esclavo convertido al
cristianismo,
Onésimo, a su amo cristiano, Filemón, quien
vivía en (o cerca de) Colosas. Para referirse a esta
delicada situación, Pablo le escribió a
Filemón. Envió tanto la carta como al esclavo, con
uno de sus colaboradores, Tíquico (Col. 4:7–9),
utilizando la ocasión para escribir también a toda
la iglesia en Colosas, advirtiéndoles sobre las falsas
enseñanzas que se avecinaban. Para llegar a Colosas,
Tíquico y Onésimo naturalmente hubieran debido
navegar hacia Efeso y luego dirigirse al este por el valle de
Lico por la ruta principal romana hacia el Eufrates. Pablo mismo
había basado su misión a
la provincia de Asia (52–55
d. de J.C.) en la ciudad de Efeso, grande y pujante (Hech.
18:19–20:17; 1 Cor. 15:32; 16:8, 19; 2 Cor. 1:8–11).
Por lo tanto sería natural que le escribiera una carta a
la iglesia en esa ciudad y que también la enviara con
Tíquico (cf. Ef. 6:21, 22 y Col. 4:7–9).
()

Sin embargo, la carta que tenemos con el nombre de
"Efesios" no fue escrita primordialmente para los "santos…
en Efeso" (1:1). En realidad, las palabras "en Efeso" no se
encuentran en este versículo en los manuscritos más
antiguos, y 1:15 y 3:1–3 hacen suponer que Pablo y la
mayoría de sus lectores habían oído informes los
unos de los otros, pero nada más. Además, la carta
termina sin los acostumbrados saludos personales que uno
esperaría en una carta dirigida a Efeso (cf. Rom.
16; Col. 4:10–17).

Estas características han sugerido a muchos que
la epístola, en realidad, fue escrito como carta circular
para las iglesias de toda la provincia romana de Asia (incluyendo
las siete iglesias que se mencionan en Apocalipsis (1–3).
Quizá lo más plausible sea que haya sido escrita
para las iglesias situadas a lo largo o cerca de la ruta que
Tíquico habría tomado desde Efeso a Colosas,
incluyendo Magnesia, Tralles, Hierápolis y Laodicea. En
ese sentido, Efesios, podría ser la carta a la cual Col.
4:16 se refiere como "la carta de Laodicea.

2.3.4. Naturaleza y propósito

La mayoría de las características poco
comunes de esta carta pueden explicarse mejor si comprendemos sus
circunstancias. Su propósito es alentar a todas las
iglesias (de mayoría gentil) de la zona por la que
Tíquico pasaría. No es muy realista argumentar que
la carta no sea paulina porque pone a la oración en el
lugar en que Pablo generalmente pone a la enseñanza; la
verdad es que la carta enseña el corazón
mismo del evangelio de Pablo en la forma de un llamado a la
adoración y un informe sobre la
oración (y las digresiones de 2:11–22 y
3:2–13, explican más en detalle la enseñanza
implícita en éstas).

La elección de un formato de adoración y
oración para la mayor parte de la primera sección
de la carta en sí determina el estilo más "elevado"
y litúrgico, que luego se extiende de manera natural a
toda la carta (y es similar al estilo de las oraciones de Pablo
en otras cartas). Y si Pablo acabara de escribir la carta a los
colosenses, y la tuviese aún a mano, ¿es de
sorprenderse tanto que la reformara para hacerla apta para una
lectura
más general?

2.3.5. El mensaje central de la carta

Efesios, hace que se destaque un tema que ya era
importante en Colosenses.: la reconciliación
cósmica en Cristo (cf. Ef. 1:9, 10, 20–23;
2:10–22 y 3:6 con Col. 1:19, 20). El AT sostenía que
el universo
era creación de Dios, quien era uno, sin par ni rival, y
que en el principio todo estaba en armonía con él
(cf. Deut. 6:4, que los judíos
recitaban diariamente, y Gén. 1). Según el
entendimiento judío, sin embargo, la sujeción
voluntaria de todas las cosas a Dios se disolvió en una
rebelión de reclamos de competencia. Las
personas se fueron separando cada vez más de Dios y luego
entre sí, lo cual era simboliza do por la exclusión
del huerto del Edén, el asesinato de Abel y el fiasco de
Babel.

Dios seguía siendo el Señor del universo (como lo
afirman todos desde Josué 3:11 hasta Josefo [Ant.
14:24]), aún le daba unidad, y ella se expresaba en su
forma más clara en la obediencia de Israel al
único Dios, siguiendo una ley y adorando en
un solo templo. "Las naciones", sin embargo, estaban separadas de
Dios, y de Israel, por su adoración a los ídolos. Y
aún Israel, llamada a expresar dentro de sí la
unidad de la creación, estaba desfigurado por las
facciones. Estaba dividido en sí misma. En la raíz
de todo esto, en lo que al judaísmo concierne, estaba el
conflicto
entre el Señor Dios y los poderes de
Satanás.

Todo esto podría llamarse "reconciliación
cósmica". Ef. enseña que este propósito ha
sido comenzado en Cristo y será consumado en él. En
él ha sido destruida la separación y ha comenzado
la reunificación: la vieja división de la humanidad
en judíos y gentiles ha
sido superada (2:10–16); y la otra separación
más antigua existente entre la humanidad y Dios
también fue vencida (2:17, 18). Cristo ha comenzado a
"llenar" y a unir el universo (4:10), trayendo paz. Pero decir
que estas cosas han comenzado en él es también
decir que son experimentadas por quienes están unidos a
él, es decir, los creyentes.

Esto lleva a una visión sobrecogedora y
majestuosa de la iglesia. La iglesia universal de judíos y
gentiles es el lugar que Jesús llena (1:23); es el lugar
donde el mundo y los poderes verán la
reconciliación cósmica que ya ha comenzado
(3:6–10). Por su unión con Cristo, la iglesia ya es
ese templo celestial único (2:19–21), y debe, por
sobre todo, luchar para mantener esa unidad que es testimonio del
propósito de Dios (4:1–6). El ruego de Pablo en los
caps. 4–6 permite descubrir cómo vivir de un modo
que refleje la nueva creación de Dios, una creación
de unidad, armonía y paz.

Escritores posteriores, como Ignacio e Ireneo, dieron
énfasis a la unidad institucional de la iglesia
católica en la tierra,
bajo un régimen de obispos, ancianos y diáconos. En
contraste los énfasis que encontramos aquí son los
paulinos comunes en una iglesia única, universal, de
judíos y gentiles, como manifestación
histórica del templo celestial, y la reunificación
mundial (como veremos en el Comentario). Pablo estaba en
prisión precisamente por haber intentado fortalecer la
unidad entre las iglesias judías y gentiles (ver sobre
3:13).

Dos características de la carta, relacionadas con
esto, resultan especialmente importantes: el énfasis en
"los gobernantes de estas tinieblas" (6:12), y el hincapié
en la salvación actual. Colosenses fue escrita en parte
para contrarrestar tales temores (Col. 1:13, 16; 2:8, 15, 18,
20), por lo que no es de sorprenderse que Ef. contemple
nuevamente el tema. Muchos eruditos creen que Efesios distorsiona
la tensión genuinamente paulina entre lo que recibiremos y
seremos cuando se concrete la nueva era o la nueva
creación, y lo que ya experimentamos de ella en Cristo.
Efesios, se dice, tiene demasiado poco sobre la salvación
futura, quizá presumiendo que ya está virtualmente
cumplida en forma total en Cristo.

El hecho, sin embargo, es que los énfasis de
Pablo difieren según el contexto. Para los corintios,
demasiado seguros de
sí mismos, subrayó el "todavía no"; para los
gálatas, que dudaban sobre si adoptar la ley para
asegurarse la salvación, subrayó el "ya". Tanto
Colosenses como Efesios subrayan el "ya" para alentar a los
creyentes que tienden a temer a los poderes espirituales del
universo. Si ya han sido salvos de esos poderes, es en el sentido
limitado de que han sido unidos al victorioso Cristo en los
lugares celestiales y, por lo tanto, están por cierto bajo
la influencia de él (2:1–9).

Los creyentes ahora son libres para contraatacar desde
una posición segura. La batalla, no obstante, no ha
terminado (6:10–20), aunque el resultado esté
asegurado por nuestra unión con Cristo (cf. Col.
3:1–4). El presente es el día malo (6:12, 13, 16), y
nuestra verdadera redención está en el futuro
(4:30; cf. 1:14, 4:13); de allí el énfasis
en que comprendamos ("conozcamos") nuestra esperanza
(1:18).

2.3.6. Destinatarios y saludo (1:1, 2)

Esta parte sigue básicamente la forma de la
introducción y los saludos de otras cartas
paulinas. Las palabras en Efeso no aparecen en los mss.
más antiguos, pero la construcción gramatical que
quedó en ellos sugiere que mss. aun más antiguos
incluían dos nombres de lugares. A. Van Room sugiere que
el texto
decía: "A los santos y fieles en Cristo Jesús que
están en Hierápolis y Laodicea", pero es más
posible que la inclusión de los nombres Efeso y
Laodicea (los dos extremos del viaje que realizaría
Tíquico) sean la causa por la que la carta llegó a
ser conocida como Ef.

2.3.7. Comentario y Aplicación

Vivir en la practica el evangelio de la
reconciliación y unidad en Cristo (4:1-6:20) La segunda
parte de la carta explora la aplicación del evangelio de
reconciliación y unidad en la vida de la iglesia. Gran
parte de ella toma la forma de una apelación directa, pero
está construida sobre la base de lo que se ha dicho en los
capítulos anteriores, y el contenido se refiere
constantemente a lo que Pablo dijera en las secciones iniciales
de acción
de gracias, oración y enseñanza. El tema recurrente
de cómo "vivir" (en realidad, Pablo usa la metáfora
heb. de "andar") a la luz del evangelio
es el hilo conductor de 4:1 en adelante (4:17; 5:2; 8, 15). Vivir
una vida que evidencie la armonía de la nueva
creación. (4:1-6) Aquí Pablo habla de
nuestro llamado como un llamado a vivir juntos en una forma que
encarna la unidad cósmica que Dios ha introducido. De esta
forma el pasaje dicta el tono del resto de la carta y sirve de
vínculo con lo dicho anteriormente. Ese vínculo no
sólo se materializa en el tema abarcador de la unidad en
estos versículos, sino específicamente en el por
eso
del v. 1, el cual (como en Rom. 12:1) establece el
fundamento para la apelación en las enseñanzas ya
dadas. El pasaje consiste de dos partes: un llamado a la
unidad (vv. 1–3, una ampliación parcial de
Col. 3:12–15), y una confesión en siete partes que
le agrega énfasis (4–6).

1–3 Presentándose aquí, una vez
más, como prisionero en el Señor, Pablo
apunta implícitamente al nivel de compromiso que espera de
sí mismo y de otros. Sus lectores no habrán dejado
de observar que él estaba en prisión precisamente
por su celo en procurar esa clase de unidad que ahora pide de
ellos (ver 3:13). Pero primero su llamado es ese llamado
más general a vivir en una forma que sea digna del llamado
de Dios (ver 1 Tes. 2:12; Rom. 12:1; Col. 1:10). Es un llamado a
participar del gobierno de
Cristo sobre la nueva creación (1:20–22; 2:6), y a
ser parte del templo celestial (2:19–22).

Tal llamado conlleva sus propias responsabilidades.
Barth lo resume así: "Los príncipes de la realeza
son tratados por sus
educadores no con la vara, sino apelando a su rango y
posición." Quizá
tenga razón, pero la apelación aquí no es a
las cualidades aristocráticas de resolución
imperiosa, tenacidad y autoridad. Es,
más bien, un llamado a esa expresión corporativa de
la humildad, la mansedumbre y el amor
paciente y perdonador ("longanimidad") que ejemplifica la
reconciliación (2; cf. Col. 3:12, 13). 3
(Cf. Col. 3:14, 15) clarifica luego que ésta es una
apelación a vivir una vida que promueva la
unidad.

La apelación está formulada en palabras
que indican urgencia y que no son de fácil traducción al castellano: "El
imperativo… excluye la pasividad, el quietismo, la
actitud de
"esperar a ver qué sucede" No es un llamado a hombres y
mujeres para que construyan el reino de Dios; es una advertencia
para guardar, permanecer dentro de (¡mantener!) la
unidad que Dios ya ha comenzado en Cristo (por los eventos de
2:11–22) y a la cual nos hace ingresar el Espíritu
Santo que nos trae a Cristo y sus beneficios. El
Espíritu nos da la paz mesiánica de la
armonía dada por Dios como lazo de unión. Pero es
un lazo que el autor sabe muy bien que puede ser cortado por la
arrogancia, la falsedad, el orgullo y el dogmatismo
egoísta de los que hablará en
4:17–5:14.

4–6 Nos recuerdan de la importancia central del
llamado a la unidad con siete repeticiones de las palabras "un,
una". El v. 4 tiene reminiscencias de Col. 3:15b, pero expresado
de acuerdo con los temas más importantes de Ef.
2:14–17 (un cuerpo); 2:18–22 (un Espíritu) y
1:11–14; 18–23 (una esperanza). Esta tríada de
unidades parece ir en progreso desde el "cuerpo" visible (la
iglesia única y universal que es la reconciliación
de judíos y gentiles) al Espíritu invisible que le
da armonía y paz en Cristo (3), y de allí a la
futura esperanza de plena armonía cósmica, de la
cual el Espíritu se recibe ahora apenas como "la primera
cuota" (1:13, 14). La segunda tríada (5) bien
podría ser una declaración bautismal traída
a colación por el pensamiento
anterior.

La fe en Jesús como el único Señor
era, generalmente, el énfasis principal de la
confesión bautismal (p. ej. Hech. 2:34–39; 19:5),
aunque no hay razón para pensar que estuviera limitada a
esa ocasión. Para un judío el confesar que
Jesús era el único Señor era
equivalente a confesar que era uno con el Padre, ya que los
judíos oraban diariamente el Shema (Deut. 6:4;
cf. Rom. 10:9–12; 1 Cor. 8:4–6). El v. 6 llega
naturalmente al clímax con la afirmación
judeocristiana del Dios único totalmente soberano por
sobre y en toda la creación. Sobre esta suposición
se edifica toda esperanza de la unidad cósmica final
(cf. Rom. 11:36; 1 Cor. 8:4b–6; Col. 1:15–20),
y señala al Dios de 1:3–10.

Es importante destacar que todas estas palabras se
refieren a la unidad tanto dentro de la congregación local
como, más específicamente, de la iglesia universal.
Muchos cristianos frecuentemente han estado
más interesados en promover la armonía en amor de una
sola congregación (¡y algunas veces, ay, de
pequeñas camarillas dentro de ella!), que en enfrentar las
divisiones entre iglesias.

Los dones de la victoria de Cristo y el crecimiento
hacia Cristo. (4:7-16)

En esta bella sección la apelación es
implícita más que explícita.
Básicamente se presentan tres conceptos;

Primero, la iglesia universal es llamada a crecer como
cuerpo unificado (15, 16) a partir de la unión que ya ha
sido dada en Cristo (2:11–22) hacia la unión total
con Cristo, en armonía cósmica que
caracterizará la finalización de esta era, y la
aparición de la nueva creación (13, 15).

Segundo, cada cristiano tiene una parte vital en esto
(7, 16b), según la gracia que le ha sido otorgada por el
Cristo ascendido y liberador (8–10).

Tercero, Cristo ha dado ciertas clases de líderes
(fundamentalmente aquellos que tienen diversos tipos de dones de
enseñanza) para promover y dirigir tal crecimiento, y para
asegurar que exista una unidad cohesiva (11–13; 16a). El
flujo de pensamiento en los vv. 11–16 (en gr. forman una
sola frase) es especialmente delicado.

7–10 El lenguaje y el
concepto
aquí son similares a los de 1 Cor. 12 y Rom. 12:1–8
(el v. 7 es especialmente cercano a 1 Cor. 12:4–7 y Rom.
12:6). Cuando Pablo habla de la gracia de Dios que ha sido
conferida
en diversas expresiones a cada uno de
nosotros
("todos los creyentes"; de la misma forma que
utiliza el "nosotros" y "nos" en otras partes de la carta), no
está restringiendo el alcance de lo que dice a los
ministros del v. 11. Esto lo lleva a dar una descripción de Cristo como el dador de
todas esas gracias. El presenta la
resurrección-exaltación de Cristo como un nuevo y
mayor cumplimiento del Sal. 68:18. Jesús llevó
cautivo precisamente al poder que nos
ataba (cf. Col. 2:15) y ahora derrama generosamente sobre
nosotros los dones o regalos del vencedor (en vez de recibir
dones, como dice el Salmo 68). ()

9, 10 Podrían interpretarse en una de tres
maneras. Puede ser que el que ascendió a lo alto
también descendiera al Hades; o que quien ascendió
es aquel que anteriormente había descendido en la
encarnación y la humillación de la cruz; o que
quien ascendió volvió a descender luego (en el
Espíritu) para traer sus dones a la humanidad.
¿Cómo saber cuál es la correcta?

La expresión las partes más bajas de la
tierra

probablemente esté bien interpretada por "esta tierra",
por lo que deberíamos descartar la primera alternativa. La
tercera alternativa es posible, pero el v. 10 sugiere que Cristo
asciende y llena el universo desde el cielo (ver sobre 1:23), en
lugar de descender nuevamente desde allí para traer dones.
La segunda opción es probablemente la que debamos elegir;
el concepto sería que aquel que ascendió y ahora
llena la tierra (y nos otorga las diferentes gracias), no es otro
que aquel que primero descendió en humildad para
encarnarse y morir por nosotros (cf. 2:14–17). Su
venida (2:17) en la cruz y la resurrección nos trajo la
paz, las bendiciones y las gracias mesiánicas que
disfrutamos. ()

En tanto que el Sal. 68:18 dice del que ascendió:
"Tomaste tributos de
los hombres", Pablo cambia esta expresión por dio dones
a los hombres
y hay diferentes explicaciones para el
porqué de este cambio. ¿Conocía Pablo una
tradición textual que interpretaba chalaq
(compartir, dividir) en lugar de laqach (recibir), una
transposición de sólo una consonante en heb.?
¿Leyó laqach con el (plausible) significado
de "llevar, o recibir para una persona", ya sea
en términos generales o porque creía que el Sal.
68:18 era una referencia metafórica a los levitas,
recibidos por Dios del pueblo (ver Núm. 18:6, 19)?
¿O refleja Pablo la interpretación rabínica y
targúmica de Sal. 68:18, que dice que Moisés
ascendió a lo alto (al cielo) para aprender las palabras
de la ley que luego dio como dones a los hombres?
()

No podemos estar seguros, pero es evidente que "dio" era
una interpretación tradicional, ya fuera del sentido del
versículo en sí o al menos de las implicaciones de
la acción de "recibir" por parte de quien ascendió,
que el versículo describe; y esta última es lo
único que se requiere, ya que debemos recordar que el
énfasis de Pablo no está en la referencia
histórica al Salmo, sino en su cumplimiento
tipológico en Cristo y sus dones a la iglesia.

11–16 El v. 11 ejemplifica los dones de la
victoria de Cristo, señalando ciertos tipos de
líderes en la iglesia. Pablo no está restringiendo
el cumplimiento del Sal. 68:18 a estos dones: el y con que
se inicia la cita muestra que Pablo también considera a la
totalidad de las diferentes gracias mencionadas en el v. 7 como
dones de la victoria de Cristo. Pero el Apóstol los
enfatiza deliberadamente por la forma en que éstos
controlan y modelan el crecimiento unificado de la iglesia (12,
16).

Esta selección
de líderes destaca particularmente a aquellos que revelan,
declaran y enseñan el evangelio. La mención
específica, primero, de que Cristo dio apóstoles y
profetas se corresponde con la función
reveladora fundacional de los "apóstoles y profetas" en
2:20 y 3:5 (cf. 1 Cor. 12:28, también con
"maestros", como aquí). Pablo desea que sus lectores
comprendan que la revelación que han recibido del
evangelio de la reconciliación cósmica es la que
debe continuar unificando y modelando a la iglesia y a su
enseñanza. Pero no estamos en libertad de
deducir que Ef. enseñe que siempre se darán
apóstoles y profetas a la iglesia (como sostienen las
iglesias Neopentecostales), ni que el escritor los considere
meramente como figuras del pasado, a las que reemplazan los
pastores y maestros.

Estos últimos se mencionan, porque son la forma
de obreros cristianos que conocen los lectores. Fue
principalmente a través de los evangelistas colaboradores
de Pablo, no del Apóstol mismo, que el evangelio les fue
revelado a los lectores de fuera de Efeso. Y hacia el fin del
ministerio de Pablo, la palabra "pastor" se usaba, junto con
"sobreveedor/obispo/presbítero/supervisor" y "anciano"
como equivalentes aproximados de "líder
de la iglesia" (cf. Hech. 20:17, 28 donde los "ancianos"
son llamados "obispos" que "pastorean" al rebaño. Los
"pastores" y "maestros" comparten aquí un mismo
artículo definido en gr., y esto sugiere que son un mismo
grupo
("pastores que son también maestros"); pero en esta lista
más extensa de diferentes ministerios,
es más probable que Pablo tenga en vista dos grupos con
funciones que
se superponen (p. ej. la enseñanza; y los "maestros" eran
un grupo distinto; 1 Cor. 12:28, 29; Gál. 6:6).

Poco después de la época de Pablo el
liderazgo de
la iglesia se cristalizó en tres grupos: supervisor o
sobreveedor/obispo, ancianos y diáconos. La ausencia de
estos términos en Ef. 4:11 sigue siendo una clara
evidencia de que la carta fue escrita en vida de Pablo, no
más tarde.

12 Se dice que estos líderes han sido
dados para cumplir tres propósitos coordinados. Cristo los
dio para capacitar o completar a los santos, para servir a las
necesidades de la iglesia y para edificar el cuerpo de Cristo. La
interpretación protestante tradicional (ahora reflejada en
todas las traducciones modernas) ha limitado la función de
los líderes a la primera de estas tres, argumentando que
los santos capacitados son quienes luego ministran a la iglesia y
la edifican, no los líderes. Proponer que estos
últimos son el sujeto de las tres frases, es visto como
una interpretación "católica" y "clericalista".
Pero aunque cualquier interpretación "clericalista" queda
claramente excluida por los vv. 7 y 16 (donde los santos tienen,
claramente, su parte en la edificación de la iglesia), es
más probable que sean las funciones de los líderes
aquellas de las que se habla en todo el v. 12.

Según el v. 13, los líderes son dados para
lograr los objetivos
detallados en el v. 12 "hasta que todos alcancemos la unidad de
la fe y del conocimiento
del Hijo de Dios". Pablo no está describiendo algún
período futuro en que la iglesia gradualmente alcance
unidad de creencias y de organización, como parecerían
sugerir casi todas las versiones españolas. En cambio,
anticipa la venida de Cristo que consumará la unidad
cósmica iniciada en la cruz (2:11–22). Por
fe, y en nuestro conocimiento del Hijo, ya participamos en esta
unidad (por cierto, se nos da para que la "guardemos" [4:2]),
pero aún seguimos esperando para ver su realización
completa. A la venida de Cristo, y sólo entonces,
nosotros, la iglesia total universal, llegaremos "al estado de
hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo, o mejor
aun, un hombre de plena madurez, hasta la medida de la
plenitud de Cristo
.

El concepto aquí es esencialmente el mismo de
Col. 3:4, pero con un mayor énfasis en la existencia
corporativa de la iglesia universal como un cuerpo único.
Los líderes son dados para cumplir las funciones del v. 12
"hasta" que la venida de Cristo lleve a su iglesia a la madurez
completa. Pero ese "hasta" también tiene la
implicación de "hacia". Lo que Cristo logrará
plenamente al final es la meta hacia la
cual, por la gracia de Dios, se ha dado a los líderes para
que trabajen.

Los vv. 14–16 son aún parte de la
oración comenzada en el v. 11, y la línea del
pensamiento es más sutil. Es que Cristo dio a los
líderes durante este tiempo para
brindar la dirección en que apuntan nuestra esperanza
y el evangelio. Los dio para que ya no tengamos que estar
atrapados por la inmadurez de la infancia
(presa de toda presión),
sino que comencemos a crecer hacia la madurez prevista, es decir,
a la semejanza misma de Cristo. Mientras que los símbolos, hasta ahora, podrían casi
sugerir que la iglesia crece hacia una adultez independiente como
la de Cristo, el cambio de símbolos al final del v. 15 le
recuerda al lector que Jesús es Señor
(cabeza) de todo el proceso, y que
el propósito para la iglesia es que crezca hacia una
unión más íntima con él. Pablo cierra
el párrafo
con una forma revisada de Col. 2:19, que intenta resumir la
totalidad de lo dicho hasta ahora.

Todo el crecimiento del cuerpo proviene finalmente de
Cristo,
pero el cuerpo crece a medida que cada uno de los
miembros
cumple con la tarea de crecimiento que le
corresponde en amor (reafirmando el v. 7, y aclarando que no son
sólo los líderes quienes edifican la iglesia).
Durante todo el proceso esa edificación y crecimiento se
mantienen en unidad y cohesión por medio de todas las
coyunturas
(haciendo eco del papél de los
líderes que enseñan). Todo esto presenta un
desafío para el día de hoy: ¿Están
nuestros líderes tratando de promover esta clase de
crecimiento unido de la totalidad de la iglesia de Dios en
conjunto? y, ¿queremos seguirlos?

Abandonar la vida de la vieja humanidad y vivir
según la nueva creación (4:17-6:9) El
material que sigue utiliza la apelación de Col.
3:5–4:2. En Col., Pablo redactó su
descripción de la vida cristiana, principalmente en
términos de un contraste entre buscar las cosas de arriba,
y hacer morir la naturaleza terrenal (Col. 3:1–6: para
corregir un interés
diferente y enfermizo por las cosas celestiales). En Efesios, el
contraste dominante es el de 2:1–22, es decir, el
"entonces-ahora" de la separación anterior y la actual
unidad y armonía de la nueva creación. Aunque
el lenguaje
utilizado aquí en el encabezamiento se encuentra
únicamente en 2:15 y 4:22–24, nos brinda una
metáfora principal muy apropiada para toda la
sección.

Pero las secciones subordinadas destacan diferentes
énfasis dentro del tema de la vida en la nueva
creación: 4:25–5:2 trata principalmente sobre
pecados como el enojo y la mentira que podrían causar
disensión y separación en la iglesia; 5:3–14
advierte a los creyentes sobre no dejarse atrapar por las
tinieblas del mundo que los rodea (particularmente en el comportamiento
sexual) que alguna vez los envolvieron; 5:15–20 hace un
contraste entre la insensatez del mundo y la sabiduría de
la nueva vida orientada hacia Dios; mientras que 5:21–6:9
examina la manera en que las relaciones esposo-esposa,
padres-hijos y esclavo-amo, pueden reflejar la unidad
cósmica que Dios ha iniciado en Cristo.

4:17–24 ¡Despojaos del viejo hombre y
vestíos del nuevo! Luego de insistir en el comienzo en
que los lectores dejen su anterior forma de vida como gentiles
(17), ésta se describe en colores oscuros
(18, 19; cf. Col. 1:21; 3:7) a fin de ofrecer un agudo
contraste con lo que han conocido de Cristo en el evangelio (20,
21). El es el modelo para la
humanidad de la nueva creación, y Pablo recuerda a sus
lectores que el evangelio, por esa razón, incluye la
enseñanza sobre la necesidad de despojarse de la vieja
humanidad pecaminosa, y vestirse de la nueva (22–24;
cf. Col. 3:8–10). ()

17–19 Comparemos estos
versículos con aquellos muy similares en Rom.
1:18–32 (especialmente 1:21, 24). Podemos observar que
aquí, como corresponde a una apelación o ruego, hay
mayor énfasis en la responsabilidad humana de abandonar el pecado
(cf. Rom. 1:24, 26, 28: "Dios los entregó… "
Con el v. 19: se entregaron). Como en Rom., el problema se
origina en el pensamiento idolátrico (la palabra
vanidad en el v. 17 sugeriría inmediatamente esto a
un lector judío), en la ignorancia consciente y culpable
referente a Dios, y en la "dureza de corazón". En las
Escrituras esta expresión significa franca
rebeldía, no insensibilidad emocional. Esto lleva a que el
entendimiento se entenebrezca aun más, ya que Dios es
desplazado de la posición central que debería
ocupar. Esto, a su vez, lleva a que la conciencia humana
falle, y hace caer a la persona en la espiral descendente del
pecado (19). Todo se resume en una de las palabras clave de la
carta: alejados (18; cf. 2:12 y Col. 1:21).

20–24 Contraste entre la vida anterior de
los lectores, como gentiles, con todo lo que se les ha
enseñado acerca de Cristo, tanto en la proclamación
inicial como en las enseñanzas posteriores. Nótese
la manera en que los vv. 20 y 21 reflejan a Col. 2:6, 7, que
aquí brinda el sentido básico. Lo que aprendieron
sobre Cristo fue que él encarna la verdad en
contraste con el "engaño" que caracterizaba su existencia
anterior (21, 22). El gr. que Pablo usa aquí no es
fácil de seguir, y literalmente dice: "Vosotros
habéis sido enseñados en él, como [la]
verdad está en Jesús, a despojaros del viejo
hombre/la vieja humanidad correspondiente a vuestra anterior
manera de vivir… y a vestiros del nuevo hombre/la nueva
humanidad."

En otras palabras, a los lectores se les había
enseñado que Jesús encarna la verdad, y que si
deseaban vivir en ella, debían despojarse de su vida
anterior y adoptar una como la de él. Este "viejo hombre"
del que deben despojarse es Adán, y el "nuevo hombre" del
que deben vestirse es Cristo. Hay un importante elemento de
verdad aquí, pero tanto el pasaje paralelo en Col.
(3:1–4 y 8–10) como 4:24b–32 sugieren algo
diferente. Aquí, Pablo está pensando en la distinta
clase de naturaleza
humana que caracteriza a cada creación. El
Apóstol alienta a sus lectores a renovarse en su mente, y
a vivir según la naturaleza de la nueva creación
que Dios ya está haciendo en ellos. Según el v. 24,
esa "nueva naturaleza" es "creada a semejanza de
Dios".

La enseñanza original de Pablo probablemente
estaba expresada en el modo indicativo: en unión con
Cristo vuestra vieja naturaleza pecaminosa fue crucificada, y
fuisteis levantados para la vida en la nueva creación
(cf. Rom. 6; 2 Cor. 5:17; Col. 2:11, 12, y más
obviamente aun, Col. 3:9, 10, el paralelo directo); pero tales
indicativos implican correspondientes imperativos (como
aquí; cf. Rom. 6): somos responsables de vivir con
toda seriedad y energía lo que Dios está haciendo
en nosotros (cf. Fil. 2:12, 13). El no hacerlo,
sería precisamente vivir en el "engaño" (22) de la
vieja creación, en lugar de vivir en la "verdad" de la
nueva (24; cf. 21).

4:25—5:2 ¡Vivid en la verdad cuyo modelo
es Cristo Jesús! Si la humanidad de la nueva
creación refleja "la verdad" revelada en Jesús (21,
24), en lugar del "engaño" de la antigua, inevitablemente
requerirá que los cristianos hablen la verdad, y no
engaño. Pero la verdad revelada se centra en la
reconciliación y unidad cósmicas, y por ello Pablo
agrega que debemos abstenernos de mentir, porque somos
miembros los unos de los otros.
Es decir, que ya no somos
seres apartados e independientes, sino gente que ahora tiene un
sentido de pertenencia, en unidad con otros a quienes no debemos
robarles la verdad según la cual ellos habrán de
decidir y actuar.

La enseñanza que sigue en esta sección se
concentra especialmente en el pecado del enojo y su efecto
separador (26), y los pecados relacionados con él
(29–31). En lugar de éstos, los creyentes son
llamados a seguir el modelo de la verdad de Dios revelada en
Jesús (4:32–5:2). Toda la sección es, en
esencia, una reescritura de Col. 3:8–12.

26 Introduce el tema principal del pasaje: el
enojo. La traducción que encontramos en la mayoría
de las versiones castellanas, enojaos, pero no pequéis
pierde por completo la fuerza del
original. No es un estímulo para la ira justificada (por
cierto, toda clase de ira es condenada en 4:31); es una
advertencia: "Si te enojas, ¡ten cuidado!
¡Estás a las puertas del pecado!" En Occidente el
enojo es considerado señal de masculinidad, pero la
tradición judía era más consciente de su
poder divisivo, satánico y corruptor.

El enojo y los pecados relacionados con él,
mencionados en los vv. 29 y 31, son el epítome de los
pecados socialmente destructivos y alienantes, tan
característicos de la antigua creación. El robo
(28) es otro de ellos; ya que se lo experimenta no sólo
como la privación de la propiedad (que
es similar a la pérdida accidental), sino como un ataque
que mancha la esfera privada personal, y como
un destructor de la confianza en el seno de la comunidad. Estas
cosas y otras similares "entristecen" al Espíritu
Santo
en el sentido de que se oponen a la dirección
misma del Espíritu en su obra reconciliadora, unificadora
y de llevar a cabo la nueva creación en el
creyente.

En lugar de estas actividades socialmente destructivas,
Pablo aboga por otras correspondientes que son cohesivas,
edificantes y marcan las características de la existencia
de la nueva creación, resumida y hecha realidad en Cristo:
el que antes robaba, debe volverse filántropo (28); la
capacidad de hablar no debe usarse para destruir y maldecir, sino
para el bien (29); en lugar de ira, el creyente debe mostrar el
carácter perdonador de Dios (32)

2.4 PROPUESTA, HACIA UN IGLECRECIMIENTO
BIBLICO

Finalmente, mi propuesta se basa en el estudio hecho, y
coincido con el pensamiento del teólogo Latinoamericano
Miguel Ángel García Sarceño, una autoridad
dentro de la Iglesia.Director e Instructor del CLB para
México,
Centro América
y el Caribe Hispano. A continuación parte de su
estudio.

2.4.1 Restaurando el paradigma
bíblico del iglecrecimiento

Desde hace más de una década, nuestra
Iglesia inició un proceso de cambios y reformas
organizacionales y operacionales. Este proceso incluyó las
iniciativas de crear un nuevo paradigma de liderazgo y nuevas
estructuras en
los tres grandes niveles de la
organización de la iglesia, con el objeto de
eficientizar su trabajo en el
cumplimiento de la Gran Comisión.

Como resultado de estas reformas, la iglesia
cambió su hiper-énfasis en el crecimiento
cualitativo por un exagerado énfasis en el crecimiento
cuantitativo, dentro de lo cual, lo cualitativo ha perdido un
lugar de importancia. Obviamente, nuestro pasado énfasis
en lo cualitativo, tenía muchos errores conceptuales y era
usado mas como mecanismo de racionalización para
justificar la falta de crecimiento cuantitativo. No obstante, el
nuevo enfoque adoptado de iglecrecimiento, no ha logrado
restaurar el equilibrio
bíblico del crecimiento de la iglesia, pues un crecimiento
cuantitativo con menoscabo de lo cualitativo, o que no converge
con éste, no es bíblico.

Bajo el nuevo enfoque de iglecrecimiento, la iglesia a
través de su liderazgo, con una actitud acrítica, a
incorporado o adoptado paradigmas de
crecimiento (), que no solo son antibiblicos, sino
también ineficientes.() La razón por la que
el liderazgo se ha adherido a estos paradigmas, según
ellos, es porque creen que el iglecrecimiento, como movimiento, es
ateológico.() ¡He aquí el error
fundamental! () El verdadero iglecrecimiento tiene que
partir de una concepción bíblica y correcta de la
eclesiología del Nuevo Testamento. ¿Cuáles
son los paradigmas antibíblicos de iglecrecimiento que han
sido abrazados por la mayoría de nuestros líderes?
Estos paradigmas los podemos clasificar en dos
categorías.

2.4.2 Paradigmas antibiblicos de
iglecrecimiento

2.4.2.1 Paradigma institucionalista ()

Este paradigma se edifica sobre una
seudo-concepción del binomio
organismo-organización de la Iglesia
Neo-Testamentaria. Según este paradigma, todo lo que la
Iglesia es está contenido en la institución u
organización eclesiástica. Por lo tanto, no solo es
legítimo el empleo de
métodos
manipuladores tipo marketing, sino que son imprescindibles
si se quiere que la iglesia crezca cuantitativamente. Por lo
tanto, desde la perspectiva de este paradigma, el liderazgo (lo
humano) puede hacer crecer la Iglesia, y tal crecimiento
dependerá de la copia de iglesias-modelos, de la
implementación de programas, de
métodos pragmáticos, etc. En conclusión,
este paradigma hierra en dos cosas:

  • Reduce la Iglesia a una mera organización o
    institución. Como tal, podemos hacer crecer la iglesia
    como cualquier empresa
    secular.
  • La atribución exclusiva que la Biblia le da
    a Dios, como el único que causa el crecimiento en la
    iglesia, es transferida al hombre, según este
    paradigma.

2.4.2.2 Paradigma espiritualista

Es importante aclarar que el adjetivo "espiritualista"
no debe ser confundido con espiritualidad, pues hace referencia
mas a una actitud espiritualista, que a la acción
del Espíritu Santo. Se refiere mas a una visión
filosófica dualística de la realidad, según
la cual no puede interrelacionarse el espíritu con la
materia. Este
paradigma, igual que el anterior, se edifica sobre una
concepción errónea del binomio
organismo-organización de la Iglesia
Neo-Testamentaria. No obstante, se diferencia del paradigma
institucionalista en que, cree que la iglesia esta constituida
solo por el elemento organismo, sin incluir la
organización. Para este paradigma, () el organismo
y la organización constituyen dos principios
opuestos, que se excluyen entre sí. Por esta razón,
este paradigma desvalora todo lo institucional u organizacional,
devalúa todo proceso racional y toda investigación empírica sobre el
crecimiento de la Iglesia.

Bajo esa concepción, muchas iglesias que han
abrazado este paradigma, procuran hacer crecer la Iglesia con
programas de ayunos, oración y guerra
espiritual, etc. () Es decir, limitan la acción de
Dios, en función del crecimiento de la iglesia, a las
iniciativas espirituales previamente mencionadas. No obstante, a
pesar de la diferencia conceptual con el paradigma
institucionalista, este paradigma viene a coincidir en la
práctica
en una cosa con tal paradigma: el crecimiento
de la iglesia queda determinado por la iniciativa del hombre. ()
Si el hombre no
ayuna, no ora ni hace guerra espiritual, entonces la iglesia no
crecerá. Las investigaciones
empíricas y serias que se han hecho alrededor del mundo
por investigadores del crecimiento de iglesias, ponen de
manifiesto que muchas iglesia que siguen estas prácticas,
no están en crecimiento. Poniendo así de manifiesto
que tales práctica, con la visión y actitud con que
la hacen, no pasan de ser un activismo religioso sin
fruto
. Con plena razón Christian A. Schwarz, dice de
este movimiento:

"me refiero a los cristianos que al querer trabajar
conscientemente en la fuerza del Espíritu Santo, a nivel
práctico anteponen la suya a la acción divina. " ()
En conclusión, este paradigma también falla en dos
cosas:

  • Aborda el binomio
    organismo-organización de la Iglesia, con una
    visión dualística, es decir contradictorios,
    por lo que no pueden cooperar el uno con el otro.
  • Desvalora toda estructura
    organizacional, proceso racional, y toda
    investigación empírica, por considerarlos como
    no espirituales.

Cualquiera de estos dos paradigmas que se hayan
adoptado, consciente o inconscientemente, ponen de manifiesto que
algo anda mal, pues no estamos teniendo un crecimiento que se
adecue al perfil de crecimiento que nos presentan las Escrituras.
Esto nos debe de hacer reflexionar sobre la pregunta: ¿Por
qué la iglesia no está obteniendo el crecimiento
tal como esta diseñado en la Biblia? Para encontrar la
respuesta correcta, necesitamos despojarnos de los paradigmas de
crecimiento antropológicos, y buscar el paradigma divino
en Las Escrituras.

2.4.3. El Paradigma bíblico del
iglecrecimiento

2.4.3.1 Enseñanza general sobre el
crecimiento

El Nuevo Testamento tiene dos pasajes que son claves
para entender los principios que Dios utiliza, no solo para
producir crecimiento en el mundo biológico, sino
también para hacer crecer su Reino, y por ende, Su
Iglesia.

  • San Mateo 6:28.

Para tener una idea exacta y provechosa de esta escritura, es
necesario analizarlo en su contexto general y específico.
Es importante notar que el tema general hilador en que se
encuentra esta escritura, es El Reino de Dios. Por lo tanto, el
objetivo
primario de Cristo no es darnos una lección de biología o botánica, sino una de naturaleza
espiritual. En este contexto Jesús nos dice:

"Mirad los lirios del campo, Cómo
crecen."

El término "mirad", es una traducción del
griego katamáthete, que podría ser traducido
"aprended atentamente o cuidadosamente". El término
está en imperativo, lo cual implica que reviste el
mandato: aprended cuidadosamente. ¿Sobre qué
debemos aprender? Sobre los lirios del campo. Luego, para evitar
toda elucubración, Jesús orienta el elemento
específico que debemos de aprender de los lirios:
cómo crecen.

Esto significa que la forma de cómo los lirios
crecen, contiene una lección de la naturaleza, que ilustra
muy bien un principio del Reino de Dios. La ansiedad y el
afán no forman parte en la existencia de los lirios en su
desarrollo o
crecimiento, pues la sobrevivencia y crecimiento dependen de una
causa providencial independiente de ellos, es decir, Dios. Ese
principio debe de cobrar vigencia en el estilo de vida
de aquellos que vivimos bajo el poder redentor del Reino de
Dios.

¿Qué implicación tiene esta verdad
para el crecimiento de la Iglesia? Que su crecimiento no depende
del mero esfuerzo humano, sino de Dios. Así como él
tiene mecanismos bióticos para hacer crecer los lirios,
también tiene mecanismos energizados por El
Espíritu para hacer crecer Su Iglesia. Cuáles son
esos mecanismo es nuestra tarea de descubrir mediante el aprendizaje
cuidadoso de Las Escrituras, y por ende de la naturaleza, que
según La Biblia, ilustran muy bien una serie de principios
del reino y la iglesia.

  • San Marcos 4:26-29.

Este pasaje nos traslada a un peldaño mas en la
comprensión de cómo Dios lleva a cabo el
crecimiento en la naturaleza y en Su reino, y porque no decirlo,
también en Su Iglesia. El pasaje en estudio,
dice:

Así es el reino de Dios, como cuando un hombre
echa semilla en la tierra. Duerma y vele, de noche y de
día, la semilla brota y crece sin que él
sepa cómo, porque de por sí lleva fruto la
tierra: primero hierba, luego espiga, después grano lleno
en la espiga; y cuando el fruto esta maduro, en seguida se mete
la hoz, porque la siega ha llegado.

Hay tres verdades esenciales contenidas en este pasaje.
La Primer verdad, lo que el hombre debe hacer y lo que no puede
hacer para que se produzca el crecimiento. Segunda verdad, las
cualidades del crecimiento. Y tercera y última verdad,
quien es la causa eficiente del crecimiento.

  • El Rol del hombre en el crecimiento.

Según esta parábola, aunque el hombre no
puede producir ni entender cómo se produce el crecimiento,
eso no significa que debe asumir un rol pasivo, sino uno activo.
Su responsabilidad es la de sembrar la semilla, y
recoger la cosecha.

  • Las cualidades del crecimiento.

Según las escritura en estudio, el crecimiento
es:

a) Espontáneo e inherente a la naturaleza de
los seres vivos
. Una vez la semilla germina, su crecimiento
es espontáneo como resultado del curso de la naturaleza.
El término que utiliza la Biblia para designar esta
cualidad es aujtomavth (automáte), de donde proceden los
términos españoles de autómata y
automático. "Porque de
por sí lleva fruto".

b) Secreto y misterioso. Los mecanismos que
activan el crecimiento espontáneo en los seres vivos,
escapan de la percepción
y comprensión del hombre. "Duerma y vele, de noche y de
día, la semilla brota y crece sin que él
sepa cómo".

c) Pequeño en la etapa inicial. El
verdadero crecimiento no es abrumador en su etapa inicial. Su
volumen es
pequeño, pero sólido, estable, excepto si es
enfermizo. Un crecimiento acelerado o demasiado lento en el mundo
de la biología y la medicina, con
sus raras excepciones, siempre es patológico.
"…primero hierba, luego espiga…"

d) Gradual y continuo. La afirmación del
escritor sagrado: "primero hierba, luego espiga, después
grano lleno en la espiga…", pone en evidencia el
carácter gradual del crecimiento. Mientras que la
expresión: "Duerma y vele, de noche y de día, la
semilla brota y crece", no
enseña que el crecimiento, además de ser
progresivo, es continuo. Una vez la semilla germina, comienza a
crecer de día y de noche, sin que el hombre pueda percibir
su crecimiento.

d) Grande al final del desarrollo. El
crecimiento, tal como lo determinado el Creador, tiene una etapa
de esplendor; pero es digno de notar que su crecimiento no ocurre
de manera ilimitada. Tiene una etapa de madurez, en la que ocurre
su mayor capacidad de desarrollo y multiplicación. Esta
son las ideas predominantes cuando el escritor sagrado dice:
"después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto esta
maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha
llegado".

2.4.3.2 Enseñanza del nuevo testamento sobre el
iglecrecimiento

A. Enseñanza explicita.

A.1. San Mateo 16:18.

No nos dedicaremos a los aspectos hermenéuticos
controversiales de esta Escritura, sino solo en aquello que esta
relacionado con el tema que nos ocupa. Este texto bíblico,
dice:

Mas yo también te digo que Tú eres Pedro;
y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las
puertas del Hades no Prevalecerán contra ella.

El término griego que traduce el verbo
edificar es "oikodoméso". El término
esta en modo indicativo y en tiempo futuro. La afirmación
que contiene este verbo, no se refiere a un acto que se
agotaría en el Pentecostés, () ó a un
acto previo a dicho evento. La indicación de edificar se
refiere a una acción que Jesús ejecutaría
desde el inicio de la iglesia testamentaria, y que
continuaría a través del tiempo y se
consumaría hasta el momento que él se la presenta a
Sí mismo.

Por lo tanto, la edificación (desarrollo y
crecimiento) de la Iglesia es un rol fundamental de Cristo. Por
supuesto, el no trabaja en el vacío, por ello se dice que
los líderes y miembros de todo el Cuerpo de Cristo,
también son edificadores, es decir, obreros auxiliares al
Gran Edificador. I Corintios 3:9-10; Efesios 4:11-12.

Por lo tanto, según esta Escritura, el
crecimiento de la iglesia siempre será iniciativa y fruto
del Gran Edificador, Jesucristo. No obstante, como lo veremos a
continuación, tal verdad en ningún momento asigna
ni justifica una actitud pasiva de los líderes y miembros
de la iglesia. Sin embargo, las iniciativas, planes, estrategias y
programas de estos, tienen que surgir de la acción que el
Cristo resucitado ejerce sobre aquellos que se mueven no
"meramente" por una visión antropocéntrica o
movidos por el espíritu de la tecnología o
numerología, sino por el Espíritu vivificante y
energizante, que provee la vitalidad, sabiduría y el poder
necesario para emprender y terminar la Gran obra edificadora de
Cristo.

La afirmación del Salmista es muy ilustrativa al
respecto cuando dice:

Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan
los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en
vano vela la guarda. Salmo 127:1.

A.2. Hechos 2:47.

Esta es otra escritura bastante iluminadora sobre la
perspectiva bíblica del crecimiento de la iglesia del
Nuevo Testamento. Esta dice:

"…alabando a Dios y teniendo el
favor de todo el pueblo. Y el Señor Añadía
cada día a la iglesia los que iban siendo
salvos
."

El contexto anterior de este pasaje, nos habla del
testimonio presentado por Pedro, junto con los otros
apóstoles (v.14). Como resultado de ello, Lucas registra,
en el versículo 41: y fueron añadidas en aquel
Día como tres mil personas. Luego, en el versículo
47 concluye: Y el Señor Añadía cada
día a la iglesia los que iban siendo salvos.
¿Quién asumía el rol principal en el
crecimiento de la iglesia primitiva? Obviamente que el
Señor. El era y es el Gran Edificador de la iglesia. No
obstante, es digno de notas que dicha obra estuvo
íntimamente ligada al testimonio que los apóstoles
daban de Cristo.

A.3. I Corintios 3:5,6.

De todas las Escrituras que tratan sobre el crecimiento
de la iglesia, creo que este es la más contundente. Este
dice:

¿Qué, pues, es Pablo, y qué es
Apolo? Servidores por medio de los cuales habéis
creído; y eso según lo que a cada uno
concedió el Señor. Yo Planté, Apolo
regó; pero el crecimiento lo ha dado
Dios.

Esta escritura es bien clara sobre la imposibilidad de
que los líderes produzcan el crecimiento en la iglesia.
¿Significa esto que no incide lo que hagamos o dejemos de
hacer con el crecimiento de la iglesia, pues al fin de cuenta,
Dios es el que da el crecimiento? ¡Por supuesto que incide!
Un agricultor no puede hacer crecer su cultivo. Eso es una obra
de Dios a través de las leyes de la
naturaleza. Pero nunca podrá cosechar lo que no haya
sembrado. De igual manera, nuestro rol es sembrar y regar la
semilla del reino. Luego Dios se encargará de hacerla
germinar y crecer.

2.4.3.3 El crecimiento cuantitativo es fruto del
crecimiento cualitativo

Desde la perspectiva de los paradigmas de crecimiento
antropológicos, el crecimiento cuantitativo no siempre
guarda relación con el crecimiento cualitativo. Es decir,
divorcian por completo el crecimiento cuantitativo del
cualitativo. Esto no esta de acuerdo con lo que la Biblia
enseña acerca del crecimiento integral de la iglesia. En
el Nuevo Testamento, el crecimiento cuantitativo no solo converge
con el crecimiento cualitativo, sino que este último se
vuelve la causa del primero. Un Análisis cuidadoso del libro de los
Hechos pone de manifiesto esa verdad.

Las investigaciones realizadas cómo iniciativa de
Cristian Schwarz, con quien comparto enormemente la visión
del iglecrecimiento Neo-Testamentario, ponen de manifiesto que el
crecimiento cuantitativo es el resultado del crecimiento
cualitativo de una iglesia. Teniendo como campo de
investigación unas 1000 iglesias en los cinco continentes
de mundo, ya fueran estas grandes o pequeñas, en
crecimiento o en decrecimiento, se descubrió que el nivel
del crecimiento cuantitativo de las iglesias estaba determinado
por su nivel de crecimiento cualitativo.

Esa investigación me ayudó a entender los
principios de crecimiento que operaron en las diferentes iglesias
que pastoreé por muchos años, unas eran rurales y
otras urbanas. Me ha ayudado a entender el por qué algunas
cosas no me funcionaban en unas iglesias, y en otras
sí.

El crecimiento cualitativo que caracteriza a una iglesia
en crecimiento, está determinado por las siguientes
características:

  • Liderazgo centrado en el Katartismo.
  • Incorporación de la membresía al
    ministerio, según sus dones.
  • Vivencia de la fe con entrega y
    entusiasmo.
  • Estructura organizacional funcional.
  • Cultos que profundizan la fe y la experiencia en
    Dios.
  • Multiplicación de grupos celulares de
    discipulado.
  • Evangelismo contextualizado a la
    situación existencial del inconverso.

Relaciones interpersonales de calidad.

2.4.3.1 Liderazgo centrado en el katartismo

Y él mismo constituyó a unos,
apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos
para la obra del ministerio, para la edificación del
cuerpo de Cristo,…Efesios 4:11,12.

El término "katartismo", es el vocablo griego que
Pablo usa, y el cual los traductores hispanos de nuestras Biblias
traducen como "perfeccionar". Dicho término se usa en
varios contextos en el Nuevo Testamento. Puede significar
"remendar", "restaurar", "equipar"-en el sentido de hacer apto a
una persona para el desempeño eficiente de una obra. Es este
último significado el que Pablo tiene en mente, cuando
dice que la finalidad de los pastores-maestros por la que han
sido puestos en la iglesia, es la de equipar o hacer apto a
cada santo para que realicen con eficiencia el
ministerio que se les ha asignado en el Cuerpo de Cristo,
que
es la iglesia.

Las iglesias que están en crecimiento son
aquellas, según las investigaciones hechas, que poseen
pastores equipadores, que ayudan a cada cristiano a desarrollar
sus dones potenciales, dados por Dios, y permiten que
éstos los ejerzan para la edificación y desarrollo
de la iglesia.

Esto demanda el que
muchos de nuestros pastores de América
Latina reformen y cambien sus estilos de liderazgo y la
manera de llevar acabo su obra pastoral. Requiere que rompamos
con tanto activismo religioso, roles tradicionales, y visiones
tecnocráticas. Es un imperativo que saquemos del centro de
atención y de actividad los programas,
() las cosas eclesiásticas, los intereses
personales, la mediocridad, la comodidad, etc., y pongamos en su
lugar a las personas con todo el potencial que Dios les ha dado,
orientando hacia ellos toda nuestra energía
pedagógica, atención y recursos, hasta
verlos convertidos en lo que Dios quiere que sean según su
plan
Divino.

2.4.3.2 Incorporación de la membresía al
ministerio, según sus dones

"Cada uno según el don que ha
recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios." (1 Pedro
4:10)

La teología de los dones pone al descubierto
nuestra necedad e ineficacia presente. Luchamos, buscamos
métodos, nos entregamos con toda nuestra alma y cuerpo
en busca del crecimiento, y al final terminamos agotados,
frustrados, con una profunda sensación de fracaso. Y lo
peor, creemos que en todo lo que hemos hecho, hemos estado
caminando bajo la guianza del Espíritu. No somos
conscientes de que hemos buscado el crecimiento en nuestras
propias fuerzas, métodos, y sabiduría propia. Pues
mientras nos desgastamos física, emocional y
sicológicamente, los recursos de Dios, latentes en cada
miembro que se reúnen en nuestros templos, permanecen
inactivos, ignorados, y pasivos.

Pues según nuestra pobre visión, ellos
están solo para ser ministrados y no para ministrar, para
recibir lo que sumamos con nuestros pobres esfuerzos, y no para
multiplicar cuantitativa y cualitativamente la membresía
de la iglesia, están allí para recibir y no para
dar, sus roles se limitan a ser espectadores y no protagonistas
del crecimiento integral de la iglesia. ¡Que visión
mas ajena y extraña a las Escrituras! mentales y laborales
adquiridos a los largo de nuestra historia. También
tiene una causa cultural.

La antropología cultural latinoamericana nos
enseña que nuestra conducta esta
determinada más por factores emotivos que racionales.
Culturalmente sólo hay lugar .para un crecimiento
efervescente y precoz. Es mas, nos gozamos sólo por lo
cuantitativo, pues lo cualitativo no constituye un valor elevado
en nuestra jerarquía de valores. Por
supuesto, todos estos errores tienen un origen multicausal. No
sólo se debe a nuestra ignorancia de las Escrituras, sino
también a condicionamiento.

Una mirada general pero cuidadosa de I Corintios
12:1-12, nos enseñan varias verdades fundamentales sobre
el tema que nos ocupa: a) todo lo que la iglesia necesita para su
crecimiento, es provisto por el Dios Trino; b) Dios le ha dado,
no sólo al ministerio profesional, sino también al
ministerio laico, capacidades especiales, áreas de
servicio y
grados de poder para que desarrollen el Cuerpo de Cristo; c) Dios
no espera que cada miembro sea fuerte ó hábil en
cada área de servicio, por lo tanto, no es su voluntad que
nosotros sirvamos en determinadas áreas para lo cual no
estamos calificados por él.

Dios nos ha creado con fortalezas y debilidades para las
diferentes áreas del servicio, y él espera que con
mi fortaleza compense tu debilidad, y con tu fortaleza compensen
mi debilidad, y hacer crecer así el Cuerpo de
Cristo.

Si cada pastor entendiera este principio de crecimiento
y comenzara a desmontar una estructura
parecida a la de un vehículo cuyo motor sirve de
asiento, las llantas de volantes, y los asientos de motor, etc.,
y comenzara a descubrir los dones de cada miembro, e implementar
las acciones
pertinentes para desarrollarlos, y los incorporara en sus
respectivo ministerio de acuerdo a sus dones, entonces, y solo
entonces, la iglesia estaría en el camino del crecimiento
bíblico. ()

2.4.3.3 Vivencia de la fe con entrega y
entusiasmo

"En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes
en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la
esperanza; sufridos en la tribulación, constantes en la
oración." (Romanos12:11-12)

Este versículo de la Escritura resume muy bien
cómo viven la fe cristiana los miembros de las iglesias
que están en crecimiento. Hagamos un breve análisis
de estos versículos. Según estos, los cristianos
deben vivir la fe:

  • Con diligencia, no perezosos: es importante
    notar que ókneros que se traduce por
    perezosos, no se refiere al haragán que no hace
    nada, sino al negligente o moroso, que por su falta de
    entrega diligente siempre no concluye lo que tiene que hacer,
    por ello siempre deja algo para mañana. La
    exhortación es el de vivir la fe con entrega y entera
    dedicación a fin de cumplir cada momento lo que el
    Señor espera de nosotros.
  • Fervientes en el espíritu: el
    término que se traduce ferviente es zeo y
    significa literalmente caliente o hervir. Pablo
    utiliza aquí ese término en el sentido
    metafórico para hablar de fervor de espíritu, o
    entusiasmo. Su exhortación es que debemos vivir la fe
    con entusiasmo, no dando cabida al desanimo o al desmayo
    espiritual.
  • Con gozo en la esperanza: Pablo dice que la
    fe debe vivirse con la fortaleza del gozo que se deriva de la
    esperanza en la segunda venida de Cristo y en el cumplimiento
    de todas sus promesas.
  • Con paciencia en la tribulación: esta
    es la mejor traducción, pues la idea original de Pablo
    es que el cristiano enfrente la aflicción con
    paciencia, es decir, con valentía y fuerza
    perseverante.
  • Con constancia en la oración: la fe,
    dice Pablo, se vive con perseverancia en la
    oración.

Estas cualidades o actitudes son
las que caracterizan a los miembros de las iglesias en
crecimiento cuantitativo, no importante si son pentecostales o
no. Viven la fe con entrega y dedicación al servicio del
Señor, no hay lugar para el desánimo, para la
pasividad en el servicio o el lamento o la conmiseración.
Viven la fe con un profundo sentido de certeza sobre el futuro,
es decir, sobre lo que Dios les ha prometido, y especialmente,
sobre la venida del Señor.

2.4.3.4 Estructura organizacional
funcional

…todo el cuerpo, bien concertado y unido entre
sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente,
según la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor. Efesios
4:16.

Según la eclesiología bíblica, cada
iglesia contiene la plenitud de los recursos de la iglesia
universal. Un solo versículo comprueba esto: Vosotros,
pues, sois el cuerpo de Cristo y miembros cada uno en particular.
I Corintios 12:27. Note que esta afirmación se hace en
aplicación a una iglesia local, no a la iglesia universal.
Lo que significa que la iglesia local que estaba en Corinto, eran
allí el Cuerpo de Cristo, no una parte del mismo. Por lo
tanto, la iglesia en Corinto tenía la plenitud de los
recursos que existían en la iglesia universal. El espacio
no nos permite desarrollar todas las implicaciones que esto tiene
para el crecimiento. No obstante desarrollaremos sólo una
de las ideas importantes.

La iglesia como un organismo necesita una estructura
organizacional que sea funcional en su respectiva localidad, a
fin de liberar todo el potencial de crecimiento que existe en
ella como cuerpo de Cristo. La estructura organizacional
impedirá o propiciará el crecimiento en esa
localidad. He aquí la importancia de las estructuras
organizacionales, por lo que no deben verse con mediocridad o
pasarlas desapercibidas. Las investigaciones realizadas nos dicen
que las iglesias que no crecen son aquellas que han adoptado
estructuras organizacionales no funcionales, tales como:
estructuras de gobierno desalentador, horas de culto inadecuadas,
sistemas
financieros desmotivadotes, etc.

2.4.3.5 Cultos que profundizan la fe y la
experiencia con Dios

"Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en
todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en
Cristo Jesús. No apaguéis el Espíritu
Santo." (1 Tesalonicenses 5:16-19)

Las investigaciones arrojan importantes revelaciones en
relación a lo cultos que contribuyen para el crecimiento.
Una de ellas es que la naturaleza de la liturgia, el uso de
determinado lenguaje, personalidades eclesiásisticas
importantes etc., no es lo que incide para el crecimiento. Lo que
sí incide, prescindiendo del tipo de liturgia, es que esta
produzca en cada participante una experiencia inspiradora,
conduciéndolos a un contacto y a una experiencia fresca
con Dios.

Obviamente, esto no se logra con cultos rutinarios o
improvisados, lo cual solo es una manifestación más
del activismo religioso que esta agobiando la vida de cientos de
cristianos alrededor de América Latina. Debo reiterar la
advertencia que para que se dé el crecimiento cuantitativo
a través del crecimiento cualitativo, es necesario que
todas las cualidades del crecimiento cualitativo deben converger
simultáneamente en su desarrollo.

2.4.3.6 Multiplicación de grupos celulares de
discipulado

Hay dos pasajes de las Escrituras que ilustran muy bien
este principio. Ambos se encuentran en el libro de los Hechos de
los Apóstoles.

Así que, los que recibieron su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil
personas. Y perseveraban en la enseñanza de los
apóstoles, en la comunión unos con otros, en el
partimiento del pan y en las oraciones. (Hechos
2:41,42)

Este primer pasaje pone de manifiesto el cumplimiento de
la Gran Comisión por parte de los Apóstoles, la
cual dice:

Por tanto, id, y haced discípulos a todas
las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado;… Mateo
28:19,20.

La expresión "Y perseveraban en la
enseñanza de los apóstoles", según el texto
en griego, no significa "Y perseveraban en la doctrina de los
apóstoles", como lo traducen algunas versiones de la
Biblia. Esta última traducción conlleva la idea de
que los recién conversos, como fruto del sermón de
Pedro, mantenían una conducta constante de observación del contenido de lo que los
apóstoles les enseñaban, idea muy ajena a lo que el
texto esta enseñando. Lo que el texto sí nos esta
diciendo es que, los recién convertidos se
mantenían diligentes y constantes en la asistencia a las
enseñanzas discipuladoras de los
apóstoles.

Su perseverancia era en el discipulado
apostólico. He aquí uno de los grandes secretos
apostólicos para el crecimiento, no solo cuantitativo sino
cualitativo. Bajo el ministerio apostólico, no se
trabajaban a las personas sólo a nivel de su
conversión inicial, no las dejaban en el altar de la
profesión de fe, como ocurre en la mayoría de
nuestras iglesias de hoy. Restaurar el discipulado en cada
iglesia local es un imperativo para su crecimiento
integral.

Las investigaciones de campo que se han hecho, revelan
que las iglesias que crecen son aquellas que mantienen vigente
grupos de discipulado multiplicadores, es decir, grupos de
discipulado que producen otros grupos de discipulado. Es la
restauración de las iglesias apostólicas de las
casas que se multiplicaban en todas las ciudades y provincias
romanas.

Pero la eficacia de este
principio de crecimiento no solo consiste en establecer grupos de
discipulado que se multiplican. Consiste en lograr desarrollar un
estilo de vida comunitaria en los grupos en donde las necesidades
integrales de
cada persona son satisfechas. El segundo pasaje del libro de los
Hechos, ilustra muy bien como funcionaba esto en la iglesia
primitiva.

"Y perseverando unánimes cada día en el
templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con
alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y
teniendo favor con todo el pueblo." (Hechos 2:46-47)

2.4.3.7 Evangelismo contextualizado a la
situación existencial del inconverso

"Me he hecho a los judíos como judío, para
ganar a los judíos… a los que están sin ley, como
si yo estuviera sin ley… a todos me he hecho de todo, para que
de todos modos salve a algunos." (1 Corintios 9:20-22)

Si queremos tener éxito
en nuestra evangelización, tenemos que producir cambios
radicales de cómo hacer el evangelismo. El primer cambio
que tenemos que hacer, según la Escrituras y las
investigaciones de campo que se han hecho, es lograr incorporar a
cada creyente según su don, en la tarea de que cada
inconverso se exponga para escuchar el "evangelio", sí,
eso, el evangelio, no la doctrina de la iglesia, no nuestros
sistemas religiosos, legales o moralistas.

En segundo lugar, necesitamos desarrollar la capacidad
de contextualizar el evangelio, sin alteración, a la
situación existencial de cada persona, es decir, tenemos
que ser capaces de contextualizar el evangelio a cada
situación problemática del hombre post-moderno, a
fin de que éste pueda ver en el evangelio la alternativa
de Dios para cada problema de su vida, y romper así el
prejuicio que
el evangelio nada tiene que ver con la problemática del
hombre en su existencia presente.

2.4.3.8 Relaciones interpersonales de
calidad

"Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a
otros; como yo os he amado, que también os améis
unos a otros. En esto conocerán que sois mis
discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros."
(Juan 13:34-35)

Con respecto a esta cualidad que deben desarrollar las
iglesias que quieren crecer, Christian A. Schuwarz, nos
dice:

"Nuestras investigaciones… han demostrado que hay una
relación muy significativa entre la capacidad de amar de
una iglesia y su potencial de crecimiento. Las iglesias en
crecimiento poseen, por lo general, un ‘coeficiente
afectivo’ considerablemente superior al de las iglesias
estancadas o en decrecimiento." "…Al ser obra de Dios, el
auténtico amor vivido por los creyentes confiere a la
iglesia una fuerza de atracción mucho más efectiva
que cualquier programa
evangelístico basado casi exclusivamente en la
comunicación verbal." (DNI, 36).

Por lo antes dicho, son vitales los aportes que el
liderazgo relacional da al crecimiento cualitativo y cuantitativo
de la iglesia de Dios de la profecia. Vale la pena fomentarlo a
través de un proyecto
aceptable para toda la comunidad que integra ésta Iglesia.
De lo contrario, como dice el teólogo Guatemalteco
José Antonio Romero: "Desde el punto de vista de la
sociología, dejaría de ser una
Iglesia para convertirse como otra secta mas en el país."
Deseo finalizar con la oración del primer Supervisor
General de la Iglesia de Dios de la Profecia, Obispo Ambrosio
Joseph Tomlinson:

"Oh Dios, danos un ejercito de hombres y
mujeres que no teman nada mas que a Dios. Hazlos arder con un
celo tal que ningún grito de fanatismo, engaño del
diablo, manifestación de la carne, o cualquier otra cosa
refrene el fervor o impida el progreso hasta que este glorioso
evangelio sea publicado hasta lo ultimo de la tierra y la llama
completa pentecostal, con todas sus señales, maravillas, y diversos milagros y
dones del Espíritu Santo estén ardiendo para la
gloria de Dios, como al comienzo de la bendita era del
evangelio".

CAPÍTULO 3

MARCO METODOLÓGICO

3.1 OBJETIVO GENERAL:

Establecer los aportes del liderazgo relacional al
crecimiento cualitativo y cuantitativo de la Iglesia de Dios de
la Profecia en la ciudad capital de
Guatemala.

3.2 OBJETIVOS ESPECIFICOS:

3.2.1. Identificar la relación entre
liderazgo relacional y el crecimiento cualitativo y cuantitativo
de la iglesias, causas que influyen en el desconocimiento del
liderazgo de los principios de la Identidad de
la Iglesia.

3.2.2. Reconocer la importancia de utilizar variedad de
estrategias para enriquecer las relaciones del liderazgo y la
membresía de la Iglesia.

3.2.3 Analizar la necesidad de que en la Iglesia local
se enseñe lo que es el liderazgo relacional como
opción clave para el crecimiento de la Iglesia.

3.3 VARIABLES

3.3. 1. INDEPENDIENTE.

El Liderazgo Relacional

3.3.2. DEPENDIENTE

Crecimiento de la Iglesia

3.3.4 DEFINICIION CONCEPTUAL DE LAS VARIABLES:

3.3.4.1 El Liderazgo Relacional,

Es el término que se utiliza para describir la
relación que se forma entre el líder y el liderado.
Es el Proceso de influir en las personas para que vean lo que
nosotros vemos y enseñarles el como hacerlo, el
cuándo y el por qué de las metas. En este trabajo
se introduce desde una perspectiva bíblica
teológica y eclesiológico. En los últimos
años se le ha conocido también como relación
de influencia. Donde la relación y el amor van de la mano.
Se centra en el valor dinámico de la relación para
las personas involucradas. En este trabajo se trata del liderazgo
relacional trascendental. Un liderazgo donde las relaciones se
enriquecen en toda la jerarquía de la iglesia. La base es
el amor ágape de Dios. Un amor que se da, que se sacrifica
(1Co. 13. y 1Jn. 4:8). A este liderazgo se le llama
también de influencia. Se Identifica la
relación entre liderazgo relacional y el crecimiento
cualitativo y cuantitativo de la iglesia y las causas que
influyen en el desconocimiento del liderazgo de los principios de
la Identidad de la Iglesia, Se da al analizar la exégesis
presentada en este trabajo. Efesios 4:11 ejemplifica
los dones de la victoria de Cristo, señalando ciertos
tipos de líderes en la iglesia.

3.3.4.2. Crecimiento de la Iglesia,

El verdadero iglecrecimiento tiene que partir de una
concepción bíblica y correcta de la
eclesiología del Nuevo Testamento. ¿Cuáles
son los paradigmas antibíblicos de iglecrecimiento que han
sido abrazados por la mayoría de nuestros líderes?
Estos paradigmas los podemos clasificar en dos categorías:
antibiblicos y bíblico. Por lo tanto, la
edificación (desarrollo y crecimiento) de la Iglesia es un
rol fundamental de Cristo. Por supuesto, el no trabaja en el
vacío, por ello se dice que los líderes y miembros
de todo el Cuerpo de Cristo, también son edificadores, es
decir, obreros auxiliares al Gran Edificador. I Corintios 3:9-10;
Efesios 4:11-12. Una correcta
propuesta, hacia un iglecrecimiento bíblico.
Siguiendo el Liderazgo centrado en el katartismo. Efesios
4:11,12. El término "katartismo", es el vocablo griego que
Pablo usa, como "perfeccionar" o capacitar. Dicho término
se usa en varios contextos en el Nuevo Testamento. Puede
significar "remendar", "restaurar", "equipar"-en el sentido de
hacer apto a una persona para el desempeño eficiente de
una obra. Es este último significado el que Pablo tiene en
mente, cuando dice que la finalidad de los pastores-maestros por
la que han sido puestos en la iglesia, es la de equipar o
hacer apto a cada santo para que realicen con eficiencia el
ministerio que se les ha asignado en el Cuerpo de Cristo,
que
es la iglesia. Las iglesias que están en
crecimiento son aquellas, según las investigaciones
hechas, que poseen pastores equipadores, que ayudan a cada
cristiano a desarrollar sus dones potenciales, dados por Dios, y
permiten que éstos los ejerzan para la edificación
y desarrollo de la iglesia.

 

Partes: 1, 2, 3, 4
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