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El legado de la Luftwaffe. Adolf Galland en Argentina 1948 ? 1955 (página 2)



Partes: 1, 2

DE PILOTO DE PRUEBAS A
ASESOR

Dos días después, Galland fue recibido por
el Secretario de Aeronáutica, brigadier César
Raúl Ojeda, quién le hizo llegar los saludos del
presidente Perón. La
calurosa bienvenida brindada conmovió a Galland,
quién mas tarde escribiría :

"Cuando a fines de 1948, inmediatamente
después de mi llegada, fui recibido en el Ministerio de
Aeronáutica, me impresionaron profundamente el respeto y la
camaradería que caracterizaron aquella bienvenida. En todo
el mundo existían barreras para todo lo alemán. En
cambio, entre
las Fuerzas Armadas Argentinas, no tropezamos con prejuicios de
ninguna naturaleza.
Ante los ojos de los camaradas Argentinos habíamos perdido
la guerra, pero
no el honor. Ninguno de nosotros podrá olvidar
jamás la innata caballerosidad de la Nación
Argentina que se evidenció plenamente en aquella
recepción".

El Teniente. General Galland pasaba a ser parte de la
FAA como personal
contratado, estipulando ese contrato un
periodo de servicio de
cuatro años, con opción para dos
más.

Es así como Galland, que llegó para formar
parte del Grupo Tank
como piloto de pruebas (puesto que ocuparía en su lugar
Otto Bherens), pasó a desempeñarse como asesor en
lo referente a doctrinas y tácticas para el Arma de
caza-interceptación.

Bajo la directa dependencia del Comando en Jefe de la
FAA, el as germano comienza su labor trabajando junto a
las misiones aeronáuticas extranjeras (británicos,
estadounidenses e italianos). Con a su lado como oficial de
enlace y ayudante, el primer teniente Luis Mario Grieben,
quién domina a la perfección el idioma
alemán. Piloto de transporte,
Grieben iba a dedicarse por completo a Galland, naciendo pronto
entre ellos una mutua simpatía y amistad.

En Argentina la vida era por otra parte muy agradable.
Galland pudo volver a disfrutar de la paz y el tiempo libre.
La FAA le proporcionó una hermosa casa en Ciudad
Jardín en la localidad de El Palomar, en el oeste del Gran
Buenos Aires,
cuna de la aviación Argentina: la I Brigada Aérea.
La casa poseía un hermoso jardín y contaba con
personal doméstico. Mas tarde con la llegada de Gisela von
Donner con sus tres hijos, Conrad, Gitz y Angélica, se
completó la familia. El
25 de enero de 1949, ávido de poder volver a
volar, Galland pasó el examen de vuelo en un Piper
PA-12 obteniendo la tan ansiada patente de vuelo, en
concreto la
número 925. Por fin podría surcar por aire los extensos
territorios argentinos y no preocuparse de ser derribado por
algún Spitfire o Mustang. Un mes
después, en febrero, y por expreso deseo del presidente
Perón, obtuvo la cédula de identidad
argentina con su verdadero nombre. El Sr. Jaeger pasaba al
recuerdo.

Una de sus tareas principales como asesor
consistía en dictar conferencias sobre la guerra y su
especialidad: la defensa aérea. Estas solían durar
de dos a tres horas, que eran seguidas con entusiasmo por los
aviadores militares de las distintas Brigadas Aéreas que
visitaba. Mucho habían oído
hablar del General de los cazas y sus desplantes al
mando, y ahora tenían la posibilidad de escucharlo en
directo.

También suscitaron gran interés
una serie de artículos escritos para la "Revista
Nacional de Aeronáutica". Títulos como "La Batalla
de Inglaterra", "
Causas de la derrota de la Luftwaffe" y "La utilización
por parte de Alemania de
aviones a reacción", exponían al mundo por primera
vez la opinión de un protagonista de alta
graduación del bando perdedor.

Mientras tanto, la FAA seguía incorporando
material de vuelo. La dotación de cien cazas a
reacción Gloster Meteor FMk-IV se iba completando y
poniendo en servicio. Solamente había doce pilotos
instructores que recibieron instrucción básica en
el Reino Unido, por lo que el proceso de
adaptación al nuevo caza, más la precariedad de los
medios
existentes, era algo lento. Para volar el Meteor, los
cazadores argentinos realizaban una etapa de entrenamiento
avanzado en los Fiat G-46, y luego se familiarizaban en el
aterrizaje con tren triciclo en De Havilland Dove. Las
doctrinas de combate utilizadas databan de la época de
pre-guerra, recordando que el principal caza de la FAA
había sido hasta entonces el Curtiss Hawk
75-0.

CON
LOS CAZADORES

Comenzada la década de los 50, el teniente
general Galland se sentía muy a gusto con sus camaradas
argentinos. A diferencia del otro as alemán, el
famoso piloto de Stukas coronel Hans Ulrich Rudel
(quién también había llegado a Argentina con
el Grupo Tank, y fundado un partido político alemán
en el exilio), Galland siempre mantuvo un bajo perfil
público, a pesar de la intensa vida social que llevaba a
cabo junto a la varonesa Gisela von Donner. La vibrante noche de
Buenos Aires se prestaba a ello y era muy difícil no ver a
la pareja en eventos y
fiestas. A pesar de sus contactos nunca utilizó sus muy
buenas relaciones con el general Perón para beneficiarse.
A los ojos de los argentinos, Galland era un general
simpático y
agradable.

Naturalmente seguía con atención todo lo que afectaba a su Alemania
natal. Era frecuente su correspondencia con otros ex camaradas,
quienes le transmitían las intenciones de las autoridades
aliadas de nombrarlo comandante en jefe de la futura
Luftwaffe.

Mientras junto con el Capitán Luis Grieben,
Galland pudo pilotar aviones Dove, que en esos momentos
eran utilizados como enlace por la FAA. La mayoría de esos
vuelos tenían por destino a la provincia de
Córdoba, asiento del IAME (Industrias
Aerotécnicas y Mecánicas del Estado).
Allí, el profesor Tank
y su equipo de ingenieros y especialistas daban vida al proyecto del caza
a reacción Pulqui II (Flecha en idioma
indígena), derivado del alemán
Ta-183.

Por fin, el 8 de febrero de 1951 el nuevo caza nacional
era presentado al general Juan Domingo Perón en el
Aeroparque de la ciudad de Buenos Aires siendo ese evento un
acontecimiento histórico para la industria
aeronáutica argentina. Por supuesto, toda la colectividad
alemana estuvo presente, y Galland entre los invitados de
honor.

Tras los vuelos de demostración realizados por el
profesor Tank en persona, Galland
fue saludado por Perón quién le dijo: Así
que Ud.
es el famoso General de los Cazas?… juro que si
me lo cruzo por la calle Florida me lo confundiría con un
criollo más
(refiriéndose a sus rasgos pocos
germánicos).

A todo esto, la situación se enrarecía
día a día. A pesar que el gobierno de
Perón había dotado a las FFAA con moderno material
y bienestar para su personal, la intromisión de la
política
en los cuarteles generó malestar entre sus cuadros. Para
muchos, la única forma de sacar a Perón del
gobierno era mediante un golpe de
Estado.

El 28 de septiembre de 1951, los pilotos de los
Meteor pertenecientes a los Grupos 2 y 3 de
Caza Interceptora con asiento en la VI Brigada Aérea de
Tandil (provincia de Buenos Aires), esperaban ansiosos la visita
de Adolf Galland pero, además, por sus cabezas pasaba la
posibilidad de unirse al movimiento
revolucionario que estaba gestándose en el
Ejército.

Temprano, en la mañana, un Dove que se
posaba en la pista de tierra de la
Brigada trasladaba al teniente general Galland quien, a
través de la ventanilla pudo contemplar a los poderosos
Meteor alineados, resplandecientes bajo el
sol.

En una improvisada sala de conferencias, los
jóvenes cazadores de los Grupos 2 y 3 se reunieron para
escuchar al as alemán, pero había un
problema: el idioma. Y es que esta vez, misteriosamente, el
capitán Grieben no acompañaba a Galland y no
había quien tradujera sus palabras. Fue así que el
primer teniente Gert Kleissen se ofreció ya que al igual
que Grieben, dominaba a la perfección el idioma
alemán.

Al comenzar su intervención, Galland tomó
la maqueta de un avión parecido a un P-51, y
quitándole la hélice, exclamó
:¡chorro! ( su español
era muy pobre).

Basadas en sus experiencias con los Me-262, se
fue adoctrinando sobre las técnicas
de vuelo en formación con reactores, ataques en vuelo a
formaciones de bombarderos y la famosa formación llamada
dedos de la mano ampliamente utilizada por la
Luftwaffe.

De pronto, llegó la orden de desplegar un
escuadrón de Gloster Meteor para contrarrestar un
intento golpista que acababa de producirse. En medio de un
pandemonium, los pilotos se dirigieron a sus aviones y Galland se
quedó a solas. Pero la ocasión vino muy bien para
emplear lo recientemente aprendido, y es así que el
escuadrón al mando del capitán Daniel Aubone,
aplicó la formación aérea de combate
dedos de la mano, en el vuelo de navegación desde
Tandil hasta el aeropuerto internacional de Ezeiza, y a su vez,
en el sobrevuelo de la Capital
Federal realizaron los primeros cambios de formación en
virajes de 90º y 180º. El intento revolucionario
careció de fuerza y
fracasó, pero Galland se había quedado sin su
oficial de enlace: El capitán Luis Grieben fue detenido
por conspirar contra el gobierno y confinado en una carcel para
presos comunes en el sur del país.

Hacia fines de 1951, en diciembre, el general
solicitó el pasaporte alemán. Su vuelta a la tierra
natal se estaba gestando.

COMANDO AÉREO DE DEFENSA

La orgánica de la FAA también se adecuaba
a los nuevos tiempos. El 9 de enero de 1951, por Decreto 112, se
crea el Comando Aéreo de Defensa. Como indica su nombre,
agrupaba a unidades de combate como la caza interceptora,
sistemas de
vigilancia y control del
espacio aéreo y artillería antiaérea, yendo
Galland a cumplir sus funciones como
asesor de dicho Comando. En él depende directamente de su
comandante, el brigadier Juan Francisco Fabri, con quién
le une una relación de respeto mutuo. Galland escuchaba
atentamente los consejos de Fabri, y éste lo convence para
que escriba sus memorias de
guerra. Junto a Gisela, al capitán Grieben (antes de
fracasar la intentona que acabamos de mencionar) y con la ayuda
de Wilfred von Oven (quien fuera ayudante de Joseph Goebels),
comienza a reunir materiales y a
ir completando un libro
autobiográfico que luego se llamaría "Los primeros
y los últimos" – Pilotos de caza en la segunda
Guerra Mundial
-.(" Die Ersten und Die Letzten Die Jagdflieger im
zweiten Weltkrieg)",
en su versión original
alemana.

Comenzado el año 1952, se crea la VII Brigada
Aérea en Morón, Provincia de Buenos Aires. La
flamante unidad será asiento de los Grupos 2 y 3 de Caza
Interceptora equipados con los Meteors, anteriormente
basados en Tandil, siendo Galland su primer visitante ilustre. El
19 de julio, el legendario as de la Luftwaffe dicta
una conferencia en el
Casino de Oficiales.

Todas las experiencias operativas brindadas por Galland,
la FAA las fue volcando al papel y plasmando en diferentes
directivas. Durante el transcurso de aquel año, se
realizaron varios ejercicios operativos en los que se pudieron
ser puestos a pruebas en vuelo los distintos procedimientos.
Por ejemplo, se utilizaban bombarderos pesados Avro
Lincoln como enemigos y los Meteors se encargaban
de interceptarlos. También hubo combates aéreos
entre secciones y escuadrillas, practicas de tiro y ataques
rasantes contra aeródromos.

Pero Galland necesitaba volver a sentir la
sensación del empuje de los ángeles. Una
cosa era redactar las experiencias operativas y otra muy distinta
comprobarlas y ajustarlas personalmente en vuelo.

El Capitán Kleissen fue nombrado su nuevo oficial
de enlace y destinado a trabajar junto a Galland en el Comando
Aéreo de Defensa. Kleissen era un excelente piloto de caza
con mucha experiencia en Meteor, y sentía
admiración por su nuevo jefe de quién
conocía todas sus hazañas
bélicas.

El 20 de noviembre
de 1952, Kleissen convenció a Galland para que volara el
Gloster Meteor. Juntos fueron hasta la VII Brigada
Aérea de Morón y luego de un pequeño doble
comando, estaba listo para surcar los cielos argentinos en un
reactor de origen británico, que justamente había
sido concebido para enfrentar al Me-262. ¡ Una buena
sorpresa se llevó el alemán cuándo pudo ver
en el selector de tiro de la mira las siglas Me-262,
Ju-88 y FW-190 !.

El Meteor matrícula I-057 se
convirtió en el primer reactor de combate volado por
Galland después de la contienda. El vuelo fue de
aproximadamente una hora y al finalizar exclamó:
¡Sí el Me-262 hubiera tenido los motores del
Meteor, hubiese sido el mejor caza del mundo!.
Además, le calificó de muy bueno y de
líneas refinadas.

El I-057 no sería el único Meteor
tripulado por Galland: El 24 de marzo de 1953 realizó un
vuelo de cuarenta minutos en el I-072, así como
también en el I- 088, todos ellos partiendo de la VII
Brigada Aérea.

En 1952, la Fuerza Aérea Argentina comienza a
realizar vuelos sobre el Continente antártico. Para ello, se crea la FATA.
(Fuerza Aérea de Tareas Antárticas), dotada con
aviones Avro Lincoln , Lancastrian, Douglas
C-47 y Beechcraft AT-11, con sede en la BAM. (Base
Aérea Militar) Río Gallegos. Ese año, Adolf
Galland tuvo la oportunidad de integrar la tripulación de
un Lincoln que sobrevoló aquellos remotos espacios
en un vuelo que según él jamás
olvidaría.

La FAA contaba, por otra parte, con un único
ejemplar del caza Fiat G-59. Apodado El
Águila,
este avión de líneas semejantes
a un Spitfire, se convirtió en el preferido de
Galland, y aunque no hay testimonios que lo confirmen,
también era volado por el agregado aeronáutico
italiano en la argentina.

Dejando de lado a las aeronaves militares, Galland
solía pilotar los Piper PA-12 pertenecientes al
centenario Aero Club Argentino, siendo uno de sus favoritos el
matriculado LV-RNU. En sus propias palabras: " Los fines de
semana hacen peligrar los cielos los aviadores domingueros de los
Aero Clubes, los que alquilan aviones-taxi o los poseedores de
pequeños aviones. A ellos también pertenezco. Poseo
mi licencia de piloto de aviones, que me permite hacer deporte o viajes. Veo
entonces la tierra desde arriba los domingos. Me encanta invitar
amigos a viajar conmigo y verlos disfrutar de estos vuelos
".

En la localidad bonaerense de Merlo estaba ubicado el
centro de vuelo a vela mas importante del país: El Club de
Planeadores Albatros. En sus instalaciones había otro club
de origen alemán llamado Cóndor. Galland no pudo
resistir la tentación de volver a sentarse a los mandos de
un planeador y tuvo la posibilidad de hacerlo en los modelos Baby
II Chimango y Meise Olimpia del citado
Club.

LOS PRIMEROS Y LOS
ÚLTIMOS

En su vida familiar se avecinaban nubarrones de
tormenta. La relación con Gisela von Donner pasaba por
momentos difíciles. Las constantes aventuras amorosas del
piloto hicieron que Gisela tomara la decisión de volver a
Alemania. Galland hizo uso de una licencia y en julio de 1953 y
regresó a su patria ocasión que le permitiria
volver a reencontrarse con sus padres. Además,
aprovechó la oportunidad para lanzar en idioma
alemán su libro autobiográfico editado por Franz
Schneekluth . El libro fue bien recibido, a pesar del fuerte
tenor antemilitar de la vida alemana de la posguerra.
Narración directa de un soldado, desprovista de
justificaciones políticas
o propaganda,
Galland describía la guerra tanto como combatiente de
carlinga como de alto comando. Esta única y amplia
perspectiva atrajo la atención de editores
británicos y franceses, que lo tradujeron en 1955. Su
prologo está dedicado a la República.
Argentina.

A pesar que su contrato con la FAA había expirado
en 1952, Galland lo renovó por dos años más.
La perdida de Gisela no fue lamentada por mucho tiempo.
Nuevamente en suelo argentino,
el todavía joven general pronto encontró nuevamente
el amor: la
condesa Sylvina von Donhoff se trataba de una noble dama nacida
en Prusia Oriental, su padre era un diplomático
alemán y su madre argentina. Se casaron en febrero de
1954, pero antes de finalizar 1953, Galland sufrió un duro
golpe : el coronel Werner Baumbach, contratado por Fabricaciones
Militares (Ejército Argentino), falleció en un
accidente de Aviación. Baumbach, especialista en armas
teledirigidas, trabajaba en la bomba planeador PAT-1
(similar a la Henschel HS 293 alemana). Justamente en una de las
pruebas de este ingenio, el avión nodriza, un Avro
Lancaster, sufrió el incendio en uno de sus motores
por lo que el piloto decidió acuatizar en el Río de
la Plata. Baumbach se encontraba en la posición de
bombardero, pereciendo ahogado. En el cementerio alemán de
Buenos Aires, Galland despidió los restos de su
amigo.

Durante el año 1954, viaja a Europa y por
expreso deseo del gobierno argentino evalúa una serie de
aeronaves de entrenamiento que integraban una lista de posibles
adquisiciones. Una de ellas es el modelo
G-80, de la Fiat, biplaza a reacción. A solicitud
del profesor Tank, interesado en construir en Argentina bajo
licencia una aeronave de bajos costos,
evalúa al Piaggio P-149 con el que participa en un
rally aéreo que tiene lugar en Italia, ocupando
la segunda posición.

Pero su idilio con la Argentina – que lleva siete
años – está llegando a su fin. Ante la promesa de
ser el futuro inspector de la nueva Luftwaffe, el Teniente
General Adolf Galland decide regresar a su patria. Como
despedida, se celebraron dos actos. El día 05 de enero de
1955, con la asistencia de numerosos oficiales superiores y jefes
de la Aeronáutica militar, tuvo lugar el primero de ellos
en la plaza de armas de la VII Brigada Aérea.
Después de darse lectura a la
Resolución Ministerial que le confería el
título de Aviador Militar Honoris Causa hizo uso de la
palabra el Comandante Aéreo de Defensa, brigadier Mayor
Armando Bustos Videla. Agradeció luego Galland el honor
recibido el máximo que a su juicio puede conceder un
país amigo a un aviador extranjero, y recordó los
gratos momentos vividos junto a los aviadores militares
argentinos.

Era evidente la emoción que embargaba al
as alemán. El Teniente General Galland había
conseguido atenuar, pero no olvidar, entre los aviadores
argentinos la nostalgia y el dolor ocasionado por las
circunstancias que presidieron el desenvolvimiento de la vida
alemana en los años posteriores a la contienda. Unas
emocionadas palabras sirvieron de broche a la
ceremonia.

Ese mismo día por la noche, en el Círculo
de Aeronáutica, se sirvió una cena ofrecida por el
comandante en Jefe de la FAA, brigadier general Carlos F.
Mauriño, asistiendo como invitado especial el embajador de
la República Federal de Alemania, Dr. Hermann Terdenge.
Hizo uso de la palabra el Brigadier Mayor Fabri (jefe de Estado
Mayor General de la Fuerza Aérea), quien expuso la
gratitud de la FAA hacia un aviador que transmitió
generosamente la experiencia adquirida durante la segunda Guerra
Mundial. Pronunció luego Galland, unas palabras
recordando la hidalga hospitalidad recibida por parte del
gobierno, Fuerzas Armadas y pueblo en general en momentos amargos
para su patria. A los postres, el brigadier General
Mauriño hizo entrega del distintivo de aviador militar al
homenajeado.

El 8 de enero de 1955, en un vuelo de Aerolíneas
Argentinas con destino a Frankfurt, Galland abandonaba el
país, dejando como legado sus experiencias en combate y un
sin número de enseñanzas que utilizarían
varias generaciones de pilotos militares
argentinos…

" Tras la pausa forzosa que los primeros años
posteriores a la guerra impusieron a mi actividad
aeronáutica, debo a la Argentina la liberación de
aquel sentimiento de anquilosamiento e impotencia que significa
para todo aviador militar la pérdida del contacto con la
evolución y el progreso de su arma
"(Teniente General Adolf Galland ,1953).

EL LEGADO DE UN "AS"

Varios historiadores extranjeros, autores de biografías
autorizadas, califican a Galland como el padre de la moderna
Fuerza Aérea Argentina
. Si bien no existían
métodos
estandarizados de instrucción en el momento de la llegada
del general, siempre hubo en las filas de la FAA aviadores
sobresalientes, como lo reconoció él mismo:
Argentina no tuvo faltantes de aviadores sobresalientes. Lo
que le faltaba a la Fuerza Aérea Argentina era
experiencias en combate
.

La experiencia en aviones a reacción utilizados
en combate, hizo que la llegada de Galland junto a cien cazas
Gloster Meteor formaran un coctel digno de respeto. La FAA
pasó a ser una potencia dentro
de las Fuerzas Aéreas iberoamericanas. La
instrucción aérea estuvo en un alto
nivel.

El primer "Manual para
Pilotos de Caza Interceptora" fue confeccionado en base a las
experiencias de guerra de Galland, ajustándose al empleo de los
Meteors.

Lamentablemente, estas enseñanzas fueron
utilizadas por los pilotos de la FAA en los sucesos
revolucionarios de junio y septiembre de 1955. Allí fueron
probadas en combate real como el ataque a buques de la Armada
surtos en el Río de la Plata, o el ataque rasante a
aeródromos, como al de Pajas Blancas en
Córdoba, o al aeropuerto internacional de Ezeiza.
También, la división política existente en
el seno de la FAA, hizo que las experiencias de Galland no fueran
utilizadas al máximo.

Tras estos lamentables sucesos, hubo cambios
drásticos en los cuadros de la FAA. Muchos de los
oficiales que habían sido alumnos del as germano
fueron pasados a retiro obligatorio, pero las doctrinas
perduraron en el tiempo, manteniendo una vigencia que llega hasta
nuestros días.

Recordemos que la FAA incorporó, en los
años ´60, una cierta cantidad de cazas North
American F-86 Sabre, lo que hizo que se adoptaran las
doctrinas impartidas por asesores de la USAF. Sin embargo, los
consejos de Galland eran tenidos muy en cuenta en el Comando
Aéreo de Defensa, incidieron muchísimo en lo
referente a la utilización de radares combinados con la
artillería antiaérea.

El 1º de mayo de 1982, la FAA entraba en combate
contra una Task Force británica en las Malvinas y
aunque parezca mentira, las enseñanzas de Galland
seguían vigentes, y es como el mismo ecribiera: El
argentino es un brillante jinete y buen conductor de autos, pero
también tiene buenas cualidades como
aviador
.

Bibliografía y notas utilizadas

Investigación histórica a cargo del
autor

EL AUTOR:

Walter Marcelo Bentancor nació en la Ciudad de
Buenos Aires, República Argentina, el 19 de marzo de 1965.
Desde pequeño, sintió amor por la
historia
aeronáutica, debido a los relatos que escucha de boca de
su abuelo, Suboficial retirado de la Fuerza Aérea
Argentina. En 1982 ingresó al Cuadro permanente de la FAA,
integrando el rol de tripulante de aviones de transporte
militar.

Actualmente, se desempeña como personal militar
del Instituto Nacional de Aviación Civil, dependiente de
la FAA con asiento en la Base Aérea de Morón
(Provincia de Buenos Aires). Próximamente, se
editará el libro de su autoría "EL GENERAL DE LOS
CAZAS" Adolf Galland en Argentina 1948-1955, por la Editorial
Dunken de Buenos Aires. Además, estará en la
Web el sitio
www.gallandenargentina.com.ar

 

Por

Walter Marcelo Bentancor

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