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Maestros que rigen los mundos




Enviado por Pedro Sandrea



Partes: 1, 2

    El espíritu que se eleva sobre sí mismo,
    siempre encuentra nuevos horizontes en el infinito de los mundos;
    y cuando llegan los hermanos al límite que su progreso les
    permite, se paran un instante, pero buscan al Maestro y siempre
    encuentran un hermano de amor que les
    da un nuevo jalón para ir más allá. Esta es
    la ley y es la
    armonía entre los hijos del Padre.

    ¿Por qué no hemos de ser hermanos, si hay
    entre todos los seres lazos indestructibles e indisolubles de la
    ley universal?

    Los hombres que se apegan a la materia sin
    querer seguir los senderos que ésta tiene para encontrar
    el ancho camino que conduce a la ciudad de Sión (Sirio),
    no pueden elevarse a contemplar las maravillas que allí
    disfrutan los espíritus emancipados y depurados de la
    pesantez de esta materia.

    Los senderos, están todos alumbrados por la
    sabiduría del Padre; pero el hombre no
    encuentra atracción fuera de la materia; y como no puede
    satisfacer sus desenfrenos, reconcentra su ira y toda la baja
    pasión de la carne y no sabe que todo esto se lo acarrea
    sólo por la apatía; sólo por su insensatez
    porque no sabe leer lo que pisa; y, así vería que
    le dice: "Yo soy el paso al plano astral de la tierra,
    desde el que has de pasar a mundos nuevos para ti, donde la
    armonía es un hecho y la luz su noche: la
    sabiduría su día y el amor su
    ley.

    Que vivos en espíritu del mundo tierra vean en
    su conciencia y se
    eleven a ver las maravillas, que en su camino encontrarán
    jalones que les guiarán. "Siempre más
    allá"

    El amor os desea, vuestro hermano, Evist, del
    Sol.

    Amor los una; paz: adelante el mundo, que adelantar es
    la ley. Esta ley, es una para todos los mundos; pero está
    escrita como corresponde a la inteligencia
    de los moradores de cada uno; pero el Padre la escribió
    igual en la cosmogonía que véis y lo mundos todos
    tienen que pasar de la órbita del que viven, para
    remontarse a mundos mayores.

    Esta ley está escrita al alcance de todos en
    leyes
    geográficas que dividen a los mundos por sus grados de
    progreso, no es toda la ley; es una parte de la ley que debemos
    aprender y tener por único mundo, en el que se vive
    encarnado: y querer que toda la ley resida en lo que alcanzamos,
    es una pasión que sólo el tiempo la
    cura.

    Los espíritus sabios, los misioneros, han ido
    preparando a sus afines, dentro de la ley universal. He
    aquí el problema que no entienden los hombres materiales,
    pero lo comprenderán y lo confesarán aunque muchos
    no lo harán en el primer momento, por egoísmo
    personal.
    También esa pasión la curará el
    escarmiento.

    De esta preparación hecha por los
    espíritus de luz, han venido los mediums y han conseguido
    que vierais y que escribierais el credo que rige a los mundos
    todos; credo del Padre que se llama Amor. Por la
    implantación de este credo trabajamos los habitantes de
    todos los mundos; será el encubrimiento del
    espíritu y por eso aunque muchas veces se repita este
    credo le hace resistencia; y es
    por que, esos hombres visten de negro y birretes rojos o morados,
    lo desfiguran. Por esto los espíritus del Padre sean o no
    pertenecientes al mundo tierra, estamos empeñados por el
    amor del Creador, en llevar al corazón de
    todos los hombres, la religión única
    y posible que no degrada y encumbra al espíritu a la Santa
    Ciudad de la luz, asiento de los Consejos del Padre

    Hay en el espacio las mismas tendencias y
    pequeñeces que en la tierra entre los espíritus y
    son atraídos, o más bien, ellos vienen a cubrir su
    error de sacrificio y comercio
    ilícitos de lo más grande y de lo más bello,
    desafían extemporalmente a la naturaleza,
    extrayéndole para sus fines, todo lo más bello del
    Padre; y en su soberbia, declaran la infidelidad de
    administradores y ponen de manifiesto su prevaricación y
    desacato de lesa humanidad y de lesa deidad, ya que obran a
    sabiendas.

    Hermanos míos… Prestad voluntad, que nada
    cuesta el estudio y la investigación racional y esta os
    llevará a encontrar el secreto de medios para
    vuestra óptica
    y, nos veréis como nosotros os vemos desde el mundo de
    luz que yo pertenezco, lo que el Maestro os describirá;
    creedlo, por que lo afirmo yo. Schuwit; también maestro
    del Sol.

    En la oscuridad del error, se deliberaba por reconocer
    supremacías y empequeñecer a otros. En la luz, se
    han dejado deliberaciones, porque cada uno en su conciencia se
    siente igual y reconoce un principio de autoridad en
    la virtud. Entre los dos puntos, ha habido un largo lapso de
    tiempo que ha costado mucha sangre y
    ésta, clamaba en su odio, por la materialidad en que el
    hombre
    vivía; pero ya, muchos han oído la
    voz de redención y de entre estos han salido los
    misioneros que fueron enviados de Sión. Pero muchos
    también han desatendido la voz amorosa que a los
    espíritus llegaba, Por el vacío que sentían,
    que no se atrevían a llenarlo por el prejuicio y
    porque se verían ignorantes siendo tenidos por
    sabios.

    Por el prejuicio, se ha hecho chiquito el hombre de la
    tierra y los prevaricadores les hicieron creer que estaban
    desheredados. Pero hoy se les dice, que todo en virtud de la ley
    del Padre está sujeto al engranaje admirable del progreso
    indefinido e infinito, a que todos somos sometidos; y todos
    trabajamos como espíritus, como hombres, habitando mundos
    tierra, en mundos más perfectos y siderales.

    Esta es la ley y se le dio al hombre de la tierra,
    largos siglos ha; pero se interpusieron los que querían
    vivir de la materia; se mandaron misioneros y se les
    aniquiló por la interposición de añejos
    errores y parecía triunfar la voluntad de la
    supremacía: y, los unos extraviados por su materialidad y
    los otros prejuiciados por los prevaricadores, parecía no
    llegar la hora deseada. Pero clamasteis… Justicia… Y la justicia empezó los
    juicios definitivos. (Se refiere al "Juicio Final" celebrado el 5
    de Abril de 1912, en Buenos Aires,
    Argentina). Chuilid de Lid Maestro de Marte.

    Gabili Gabis, gabis fi degui, degui qui agui, ju angui
    begui.

    Divina vida, que Dios da a sus hijos con puro
    amor.

    Oh. Padre mío… Padre del Universo. Padre
    del Universal Amor. Padre de Universal familia
    Gracias.

    Paz hermanos, el amor os una. El amor impreso en la luz;
    el amor ley universal; el amor, por el que palpitan todos los
    seres de toda la Cosmogonía; el amor, principio y fin del
    progreso, es el galardón que el Padre da a sus
    trabajadores de todos los mundos del Universo.

    El Universo
    está conmovido y fijo sobre vosotros… Oh, hermanos
    heroicos que juzgáis en la balanza del amor que el Padre
    os confió, a los espíritus de los espacios que
    pertenecen a la tierra y a los hombres que la pueblan, cuando se
    cumple la profecía del advenimiento del Espíritu de
    Verdad (Espíritu
    Santo en religión).

    El Espíritu de Verdad, que ya había pasado
    del progreso dad a la tierra y vivía en mundos de
    felicidad rigiendo los Consejos del Padre, en su amor, ve
    acercarse el mundo tierra a la meta que en
    sus sucesivas existencia había jalonado (había
    encarnado varias veces, autor del "Derecho Civil)
    sobre ella, conviene ser anunciado su advenimiento y a anunciarlo
    vino Jesús, espíritu libre y de amor y se impone al
    sacrificio de habitar entre vosotros y llevar los hermanos de la
    tierra, a la comunidad
    universal.

    Se acerca la hora de llegada. El Espíritu de
    Verdad toma carne y explota los flacos de los hombres de su
    anunciado advenimiento y hace descender, precediéndole, en
    cumplimiento de la profecía, los ángeles y los
    santos, representados en los espíritus sabios, de libertad, de
    justicia y de amor, que han predicado entre los hombres esos
    dones.

    Volvimos al espacio estos ángeles y santos
    llevando a la balanza los progresos de la tierra y la
    universalidad reclama la entrada de este planeta en la cadena
    luminosa de los mundos que viven de su propia luz.

    Se dio el aviso y las señales
    de los truenos y las lenguas de fuego representadas en el
    descubrimiento de los secretos de la naturaleza y las ciencias, que
    se acercan a la sabiduría del Padre; repercute la
    profecía en los mundos de la Cosmogonía y desciende
    en toda su majestad a los hombres, el Espíritu de Verdad
    y, hoy… ¡Oh dicha para mí! Vengo a dar la
    confirmación de que su voz la hemos
    oído.

    El astro genésico, respondiendo a su amor, manda
    y descendemos los ángeles y santos, espíritus de
    luz, de progreso y de amor, que no pertenecemos al mundo tierra y
    que habitamos en mundos de amor, somos ordenados por el Padre y
    autorizados por el Espíritu de Verdad. Mesías
    Regenerador,
    para llegar a nuestros hermanos y confirmaros en
    nombre del Universalidad, que la hora de la Verdad os
    llegó.

    Al descender hasta vosotros en virtud del llamado a la
    voz estridente de… JUICIO, corremos los espacios…
    Y… ¡Pobres hermanos!… Tienen miedo de acudir al
    Juicio, por que al oír la tremenda voz de la justicia que
    ha sonado en forma de sonora trompeta. Ha sido un momento de
    debilidad, un momento de confusión, un momento de
    vergüenza al verse desnudos.

    Pero la calma se restablece en ellos, porque el Padre
    que es de misericordia, les dice por los misioneros,
    ángeles y santos de otros mundos que hemos descendido a
    los hombres; seréis juzgados en amor y nadie es
    desheredado;
    y para fortificarlos, se les ha hecho ver las
    distintas moradas (mundos), para que por voluntad propia elijan
    la que les acomode, de lo que sólo son
    responsables.

    A fortificarlos, descendió antes como sabio y los
    ilustró, el que ahora ha descendido en toda su majestad
    anunciado en las profecías y promovido por Jesús,
    el Espíritu de Verdad, a confirmar el tribunal que forma
    el hombre que en verdad lo reconoce la Cosmogonía, el
    Juez.

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