El pensamiento martiano como componente de la ideología de la Revolución Cubana
Resumen
Se aborda la esencialidad del pensamiento
martiano que tributó a la conformación de la
ideología de la Revolución
Cubana, los intentos de desvirtuarlo por los enemigos de la
Revolución
y la necesidad de conocer la misma a partir de su estudio y
dominio.
Desarrollo
La presencia en el contexto del hemisferio occidental de
una figura de la talla de José Martí,
marca un hito
en el decursar de los pueblos de nuestra América, y muy especialmente, en Cuba. Figuras
trascendentales de la vida económica, política,
científica y social de los pueblos que son llamados a
presentarse como paradigmas en
el desarrollo de
proyectos
autóctonos, que hoy constituyen una necesidad real como
vía de intentar salvaguardar las identidades nacionales
del actual proyecto
homogeneizador que se nos trata de imponer.
En el caso de Cuba las propias circunstancias
históricas propiciaron que la figura de José
Martí
ofreciera su cosmovisión como escudo de la patria para
poder
desarrollar un proyecto nacional auténtico sustentado en
ideas las que "… como los árboles, han de venir de larga raíz
y ser de suelo
afín, para que prendan y
prosperen".1
Si se asume la ideología, como
confrontación que se produce entre las ideas,
concepciones y principios que
sostienen las clases, capas o grupos
sociales, individuos y los partidos que la representan, en la
realidad en que vivimos y cómo transformarla, toda la
inmensa sabiduría que nos legó la mentalidad
privilegiada y refinada sensibilidad del Apóstol, por
derecho propio forman parte hoy, del fundamento ético y
político ideológico de un proceso
totalmente auténtico donde se funden la justicia
social con el obligado y necesario mejoramiento
humano.
La comprensión del momento histórico que
le tocó vivir y el asumir el liderazgo de
lo que llamó la guerra
necesaria, para romper las cadenas y darle a la patria la
libertad
verdadera constituyeron elevados conceptos asumidos y a los que
dedicó toda su vida, donde vertió en agonía
infatigable toda su savia, preparando hasta el último
detalle, esclareciendo, argumentando y aunando voluntades, en una
lucha constante política y también
ideológica.
El estudio de las causas del fracaso de la Guerra
Grande, quedó plasmado en sus obras al sentenciar "Porque
nuestra espada no nos la quitó nadie de la mano, sino que
la dejamos caer nosotros mismos; y no estamos aquí para
decirnos ternezas mutuas… ni para ofrecer, sobre el
pedestal de los discursos, lo
que no podemos ni intentamos cumplir; sino para ir poniendo en la
mano tal firmeza que no volvamos a dejar caer la espada.
Época de aprovechamiento y de reconstrucción es
esta época [
…] "2, junto al
rescate del legado de los caídos por la independencia
y el tocar a las puertas, hombre a
hombre, de los veteranos encargados de dirigir el Ejército
Libertador hicieron de Martí el verdadero gestor de esta
etapa, aunque siempre aclaraba o frenaba cualquier intento de
"sobrevalorar" su papel como conductor materializando lo expuesto
de que "Ignoran los déspotas que el pueblo, la masa
adolorida, es el verdadero jefe de las
revoluciones."3
Reconocer la necesidad de lograr lo que hoy denominamos
factor unidad y que defendemos como el principio de los
principios que sustentan a la Revolución Cubana,
constituyó uno de los atributos a que enfrentó y
que reconoce explícitamente al plantear "Vacilen estos,
retráiganse aquellos, condénennos otros: todos nos
juntaremos, del lado de la honra, en la hora de la
vindicación y de la
muerte".4
Si de algún modo se pretendiera resumir la labor
del Maestro se tomaría como clave de notable importancia
su prédica revolucionaria, al desarrollar una constante
labor esclarecedora sobre el papel que le correspondía en
el nuevo contexto histórico: "¡Y para eso estamos
aquí!; para evitar con nuestra vigilancia, y con la
confianza que a nuestra patria inspiramos, el estallido de la
guerra desordenada, aunque siempre santa; para preparar, con
todos, para el bien de todos, la guerra definitiva e inevitable
[ …]
"5 en ideas fundamentales como la continuidad
revolucionaria al precisar "… completemos la obra de la
revolución con el espíritu heroico y
evangélico con que la iniciaron nuestros padres, con
todos, para el bien de todos"6 la guerra no contra el
español,
sino contra el sistema de
dominación colonial, el daño
del caudillismo, el
enfrentamiento al argumento divisionista del racismo, no caer
en los vicios de las jóvenes repúblicas
latinoamericanas, el fin, establecer una república
sustentada en el trabajo
creador con todos y para el bien de todos y el alcance americano
y universal para alcanzar el "equilibrio del
mundo" al expresar "¡Ah, los días buenos, los
días de trabajo
después de la redención, los días de la
reedificación, en el contento de un derecho igual, los
días de aquella ardiente labor de paz que ha de seguir a
la labor de la guerra, en que allá en el palacio de
nuestra ley, con las
palmas de mármol que le vamos a poner de pórtico,
nos contemos, paseando entre las estatuas de los
héroes… los errores de ambas América, de la
nuestra y la otra, para no caer en ellos, -ajustemos las leyes de nuestra
tierra
original a su composición histórica, y a sus
defectos [ …] "7
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