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El Sida (página 2)



Partes: 1, 2, 3

JUSTIFICACIÓN.

El equipo No.6 eligió el tema de "EL SIDA" porque
en la actualidad es muy interesante, alarmante y muy preocupante
para todo el servicio
medico y para la sociedad en
general debido a que se esta suscitando cada vez con mayor
frecuencia y se está dejando a un lado la verdadera
importancia que se le debe brindar.

Cabe señalar que también se
prefirió este tema para comprobar una hipótesis: la discriminación a las personas con SIDA en
Tejupilco; hoy en dia se tiene mayor conocimiento
de lo que es el SIDA pero se tiene muy poca conciencia sobre
el trato que se le debe dar a las personas portadoras del VIH,
haciendo asi un problema social, la discriminación.

Se dice que se discrimina a alguien cuando no se le da
un trato justo y digno, es decir se desplaza ya sea de un lugar,
de un grupo de
personas, etc. Y actualmente ese es el problema por el que
estamos luchando y tratando de evitar con esta investigación.

Tener SIDA no es un motivo por el que se debe
discriminar a alguien, es una enfermedad como cualquier otra,
todos estamos propensos a adquirirla y ésta es una de las
razones por la que se debe luchar para ayudar a salir adelante a
quien la porta, con apoyo moral que es
lo que mas significativo.

OBJETIVOS.

OBJETIVO GENERAL.

El presente trabajo se
realiza con la finalidad de comunicar a la población de la ciudad de Tejupilco sobre
el gran problema que está afectando fuertemente hoy en
día: el SIDA, brindando información específica y completa
para que de esta manera se logre la prevención de la misma
enfermedad mediante el
conocimiento de las medidas de contagio más comunes y
los métodos
anticonceptivos que existen para atacar el problema del SIDA
en la urbe de estos tiempos.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS.

  • Contribuir a que la discriminación en la
    ciudad de Tejupilco disminuya.
  • Hacer conciencia en las personas para que tomen las
    medidas necesarias para evitar un posible contagio.
  • Ayudar a ampliar en las personas el concepto de
    SIDA.
  • Corroborar la hipótesis de la
    discriminación en Tejupilco que se anexa la principio de
    esta investigación.

HIPÓTESIS.

"Cuanto mayor sea detectada y atendida la
enfermedad del SIDA tanto menos serán las personas
infectadas"

La enfermedad del SIDA de ser prevenida para que no
tenga consecuencias muy notorias, y cuando existen personas
infectadas deben de ser controladas aumentar su calidad y
tiempo de
vida.

CAPÍTULO 1

"EL
SIDA"

1. CONCEPTO:

La palabra SIDA significa:

Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida.

Es una enfermedad causada por el virus de la
inmunodeficiencia humana (VHI). Este virus destruye
o daña las células
del sistema inmune de
la persona
interfiriendo en la capacidad del cuerpo de luchar efectivamente
contra los virus, bacterias y
hongos que
causa la enfermedad. La infección por VIH hace que la
persona sea más susceptible a infecciones que normalmente
el cuerpo humano
puede resistir como la neumonía, la meningitis y cierto tipo de
cáncer.
Al virus y a la infección se les conoce como VIH. El
término SIDA es utilizado para catalogar a las etapas
tardías de la infección por el virus del VIH. Pero,
ambos términos, VIH y SIDA se refieren a la misma
enfermedad.

(Anexo No. 1)

  1. La era del SIDA empezó oficialmente el 5 de
    junio de 1981, cuando el Center for Disease Control
    and Prevention (Centro para la prevención y control
    de enfermedades) de Estados
    Unidos convocó una conferencia
    de prensa
    donde describió cinco casos de neumonía por
    Pneumocystis carinii en Los Ángeles. Al mes siguiente se
    constataron varios casos de sarcoma de Kaposi, un tipo de
    cáncer de piel.
    Las primeras constataciones de estos casos fueron
    realizadas por el Dr. Michael Gottlieb de San
    Francisco.

    Pese a que los médicos conocían
    tanto la neumonía por Pneumocystis carinii como el
    sarcoma de Kaposi,

    la aparición conjunta de ambos en varios
    pacientes les llamó la atención. La mayoría de estos
    pacientes eran hombres homosexuales sexualmente activos,
    muchos de los cuales también sufrían de otras
    enfermedades crónicas que más tarde se
    identificaron como infecciones oportunistas. Las pruebas
    sanguíneas que se les hicieron a estos pacientes
    mostraron que carecían del número adecuado de
    un tipo de células sanguíneas llamadas T
    CD4+. La mayoría de estos pacientes murieron en
    pocos meses.

    Ya que en un principio se identificó a la
    población homosexual como víctima de la
    deficiencia inmune, la prensa comenzó a llamarla la
    «peste rosa», aunque pronto se hizo notar que
    también la padecían los inmigrantes haitianos
    en EE.UU., los usuarios de drogas
    intravenosas, los receptores de transfusiones
    sanguíneas y las mujeres heterosexuales. La nueva
    enfermedad fue bautizada, oficialmente, en 1982 con el
    nombre Acquired Immune Deficiency Syndrome
    (AIDS)
    .

    Hasta 1984 se sostuvieron distintas teorías sobre la posible causa del
    SIDA. La teoría con más apoyo planteaba
    que el SIDA era causado por un virus. La evidencia que
    apoyaba esta teoría era, básicamente,
    epidemiológica. En 1983 un grupo de nueve hombres
    homosexuales con SIDA de Los Ángeles, que
    habían tenido parejas sexuales en común,
    incluyendo a otro hombre
    en Nueva York que mantuvo relaciones
    sexuales con tres de ellos, sirvieron como base para
    establecer un patrón de contagio típico de
    las enfermedades infecciosas.

    Otras teorías sugieren que el SIDA surge a
    causa del excesivo uso de drogas y de la promiscuidad
    sexual. También se planteó que la
    inoculación de semen en el recto durante el sexo
    anal combinado con el uso de inhalantes con nitrito
    (poppers) producía supresión del sistema
    inmune. Pocos especialistas tomaron en serio estas
    teorías, aunque algunas personas todavía las
    promueven y niegan que el SIDA sea producto
    de la infección del VIH.

    La teoría más reconocida
    actualmente, sostiene que el VIH proviene de un virus
    llamado virus de inmunodeficiencia en simios (SIV, en
    inglés), el cual es idéntico
    al VIH y causa síntomas similares al SIDA en otros
    primates. Este virus habría sido transmitido a la
    población humana en África durante unos
    experimentos con vacunas
    contra la polio en pobladores africanos. También se
    creía que la llegada del SIDA al mundo occidental
    era atribuible a un hombre llamado el «paciente
    cero», un asistente de vuelo canadiense que
    habría practicado el sexo con más de mil
    hombres en distintas partes del mundo. Esta teoría,
    que incluso fue plasmada en una película, es
    falsa.

    En 1984, dos científicos, el Dr. Robert
    Gallo en los Estados Unidos y el profesor
    Luc Montagnier en Francia,
    aislaron de forma independiente el virus que causaba el
    SIDA. Luego de una disputa prolongada, accedieron a
    compartir el crédito por el descubrimiento; el
    virus fue denominado Virus de Inmunodeficiencia Humana
    (VIH) en 1986. El descubrimiento del virus permitió
    el desarrollo de un anticuerpo, el cual se
    comenzó a utilizar para identificar dentro de los
    grupos
    de riesgo a
    los infectados. También permitió empezar
    investigaciones sobre posibles tratamientos
    y una vacuna.

    En esos tiempos las víctimas del SIDA eran
    aisladas por la comunidad,
    los amigos e incluso la
    familia. Los niños que tenían SIDA no eran
    aceptados por las escuelas debido a las protestas de los
    padres de otros niños. La gente temía
    acercarse a los infectados ya que pensaban que el VIH
    podía contagiarse por un contacto casual como dar la
    mano, abrazar, besar o compartir utensilios con un
    infectado.

    En un principio la comunidad homosexual fue
    culpada de la aparición y posterior expansión
    del SIDA en Occidente. Incluso, algunos grupos religiosos
    llegaron a decir que el SIDA era un castigo de Dios a los
    homosexuales (esta creencia aún es popular entre
    ciertas minorías de creyentes cristianos y
    musulmanes). Otros señalan que el estilo de
    vida «depravado» de los homosexuales era
    responsable de la enfermedad. Aunque es verdad que en un
    principio el SIDA se expandió a través de las
    comunidades homosexuales y que la mayoría de los que
    padecían la enfermedad eran homosexuales, esto se
    debía, en parte, a que en esos tiempos no era
    común el uso del condón entre homosexuales,
    por considerarse que éste era sólo un
    método anticonceptivo.

    El SIDA pudo expandirse rápidamente al
    concentrarse la atención sólo en los
    homosexuales, esto contribuyó a que la enfermedad se
    extendiera sin control entre heterosexuales,
    particularmente en África, el Caribe y luego en
    Asia.

    En los países desarrollados, los infectados
    pueden llevar una enfermedad crónica, es decir sin
    desarrollar un cuadro de SIDA gracias al tratamiento; sin
    embargo, en otras partes del globo donde no están
    disponibles estos medicamentos (África, por ejemplo)
    los infectados desarrollan SIDA y mueren pocos años
    después de haber sido diagnosticados.

  2. 2.Historia
  3. 2.1 Conocimiento actual de la
    enfermedad

(Anexo No.2)

El VIH está emparentado con otros virus que
causan enfermedades parecidas al SIDA. Se cree que este virus se
transfirió de los animales a los
humanos a comienzos del siglo XX. Existen dos virus diferenciados
que causan SIDA en los seres humanos, el VIH-1 y el VIH-2. Del
primero la especie reservorio son los chimpancés, de cuyo
virus propio, el SIVcpz, deriva. El VIH-2 procede del SIVsm,
propio de una especie de monos de África Occidental. En
ambos casos la transmisión entre especies se ha producido
varias veces, pero la actual pandemia resulta de la
extensión del grupo M del VIH-1, procedente según
estimaciones de una infección producida en África
Central, donde el virus manifiesta la máxima diversidad,
en la primera mitad del siglo XX.

La pandemia actual arrancó en África
Central, pero pasó desapercibida mientras no empezó
a afectar a población de países ricos, en los que
la inmunosupresión del SIDA no podía confundirse
fácilmente con depauperación debida a otras causas,
sobre todo para sistemas
médicos y de control de enfermedades muy dotados de
recursos. La
muestra humana
más antigua que se sepa que contiene VIH fue tomada en
1959 a un marino británico, quien aparentemente la
contrajo en lo que ahora es la República
Democrática del Congo. Otras muestras que contenían
el virus fueron encontradas en un hombre estadounidense que
murió en 1969 y en un marino noruego en 1976. Se cree que
el virus se contagió a través de actividad sexual,
posiblemente a través de prostitutas, en las áreas
urbanas de África. A medida que los primeros infectados
viajaron por el mundo, fueron llevando la enfermedad a varias
ciudades de distintos continentes.

En la actualidad, la forma más común en
que se transmite el VIH es a través de actividad sexual
desprotegida y al compartir agujas entre usuarios de drogas de
abuso intravenosas. El virus también puede ser transmitido
desde una madre embarazada a su hijo (transmisión
vertical). En el pasado también se transmitió el
SIDA a través de transfusiones de sangre y el uso
de productos
derivados de ésta para el tratamiento de la hemofilia o
por el uso compartido de material médico sin esterilizar;
sin embargo, hoy en día esto ocurre muy raramente, salvo
lo último en regiones pobres, debido a los controles
realizados sobre estos productos.

No todos los pacientes infectados con el virus VIH
tienen SIDA. El criterio para diagnosticar el SIDA puede variar
de región en región, pero el diagnóstico típicamente
requiere:

  • Un conteo absoluto de las células T CD4 menor
    a 200 por milímetro cúbico.
  • La presencia de alguna de las infecciones
    oportunistas típicas, causadas por agentes incapaces de
    producir enfermedad en personas sanas.

La persona infectada por el VIH es denominada
seropositiva o VIH positivo (VIH+) y a los no
infectados se les llama VIH negativo (VIH-). La
mayoría de las personas seropositivas no saben que lo
son.

La infección primaria por VIH es llamada
seroconversión y puede ser acompañada por
una serie de síntomas inespecíficos, parecidos a
los de una gripe, por ejemplo, fiebre, dolores
musculares y articulares, dolor de garganta y ganglios
linfáticos inflamados. En esta etapa el infectado es
más transmisor que en cualquier otra etapa de la
enfermedad, ya que la cantidad de virus en su organismo es la
más alta que alcanzará. Esto se debe a que
todavía no se desarrolla por completo la respuesta
inmunológica del huésped. No todos los
recién infectados con VIH padecen de estos síntomas
y eventualmente todos los individuos se vuelven
asintomáticos. (Anexo No.3)

Curso típico de la infección por VIH. Los
detalles, en particular los plazos, varían ampliamente de
un infectado a otro. En azul, evolución del recuento de linfocitos T
CD4+. En rojo, evolución de la carga viral.

Durante la etapa asintomática, cada día se
producen varios miles de millones de virus VIH, lo cual se
acompaña de una disminución de las células T
CD4+. El virus no sólo se encuentra en la sangre, sino en
todo el cuerpo, particularmente en los ganglios
linfáticos, el cerebro y las
secreciones genitales.

El tiempo que demora el diagnóstico de SIDA desde
la infección inicial del virus VIH es variable. Algunos
pacientes desarrollan algún síntoma de
inmunosupresión muy pocos meses después de haber
sido infectados, mientras que otros se mantienen
asintomáticos hasta 20 años.

La razón por la que algunos pacientes no
desarrollan la enfermedad y por que hay tanta variabilidad
interpersonal en el avance de la enfermedad, todavía es
objeto de estudio. El tiempo promedio entre la infección
inicial y el desarrollo del SIDA varía entre ocho a diez
años en ausencia de tratamiento.

3. DESCRIPCIÓN

Normalmente, los glóbulos blancos y anticuerpos
atacan y destruyen a cualquier organismo extraño que entra
al cuerpo humano. Esta respuesta es coordinada por un tipo de
células llamados linfocitos CD4. Desafortunadamente, el
VIH ataca específicamente a los linfocitos CD4 y entra en
ellos.

Una vez adentro, el virus les inyecta su propio material
genético y los utiliza para replicarse o hacer copias de
sí mismo.

Cuando las nuevas copias del virus salen de las
células a la sangre, buscan a otras células para
atacar. Mientras, las células de donde salieron mueren.
Este ciclo se repite una y otra vez. Por lo tanto, muchas copias
del HIV se producen todos los días. Para defenderse de
esta producción de virus, el sistema inmune de
una persona produce muchas células CD4
diariamente.

Sin embargo, el virus gana. El número de
células CD4 disminuye progresivamente y la persona sufre
de inmunodeficiencia, lo cual significa que la persona no puede
defenderse de otros virus y bacterias que causan enfermedades.
(Anexo No.4)

4. Ciclo vital del VIH

El virus de la inmunodeficiencia humana se enlaza con la
proteína CD4 de la superficie de los linfocitos T y a
continuación la envuelta vírica se funde con la
membrana plasmática. Esta fusión
libera en la célula
el nucleótido del virus, y la enzima transcriptasa inversa
transforma el ARN vírico en ADN de doble
cadena. Este ADN vírico penetra en el núcleo
celular y se integra en el ADN celular. Los mecanismos celulares
normales transcriben el ADN integrado en nuevas moléculas
de ARN vírico y ARN mensajero vírico, que a su vez
dirige la síntesis
de nuevas proteínas
víricas. Éstas y el ARN vírico se organizan
en un nuevo nucleótido vírico que abandona el
linfocito T, del que toma un fragmento de membrana para
utilizarlo como envuelta. (Anexo No.5)

5. MODO DE TRANSMISIÓN

…el contagio del VIH se produce por vía sexual,
sanguínea y de la madre al feto o al
recién nacido.

El VIH se transmite por contacto
directo y para ello es necesaria la presencia de una cantidad
suficiente de virus. Esta proporción sólo existe en
el semen y otras secreciones sexuales (flujo vaginal), en la
sangre contaminada y, en menor cantidad, en la leche materna.
El virus penetra en el organismo del individuo sano
y entra en contacto con la sangre o las mucosas. Por lo tanto, el
contagio del VIH se produce por vía sexual,
sanguínea y de la madre al feto o al recién
nacido.

  

5.1

Contagio por vía sexual

El virus presente en los flujos
sexuales de hombres y mujeres infectadas puede pasar a la
corriente sanguínea de una persona sana a través de
pequeñas heridas o abrasiones que pueden originarse en el
transcurso de las relaciones homo o heterosexuales sin
protección (preservativo) de tipo vaginal, anal u
oral.

En los países occidentales, el
mayor número de casos debidos a las relaciones sexuales se
ha producido por transmisión homosexual, a diferencia de
lo que sucede en países en vías de desarrollo,
donde el mayor número de contagios se debe a la
transmisión heterosexual, aunque su incidencia como forma
de contagio del SIDA está aumentando en todo el mundo. En
España,
por ejemplo, el contagio heterosexual (29,2%) supera el
homosexual (16,5%).

  

.

5.2 Contagio por vía
sanguínea

El contacto directo con sangre infectada
afecta a varios sectores de la población. La incidencia es
muy elevada en los consumidores de drogas inyectadas por
vía intravenosa que comparten agujas o jeringuillas
contaminadas; en España es la principal vía de
transmisión (46,3%). El riesgo de contagio del personal
sanitario en los accidentes
laborales por punción con una aguja o instrumento cortante
contaminado con sangre infectada es del 0,3%. La
transmisión del VIH a personas que reciben transfusiones
de sangre o hemoderivados es muy improbable gracias a las pruebas
que se han desarrollado para la detección del virus en la
sangre. Su incidencia es casi nula para la
administración de gammaglobulina y/o factores de
coagulación.

  

.5.3

Contagio madre a hijo

Finalmente, la madre puede infectar a su
hijo a través de la placenta en el útero, durante
el nacimiento o en el periodo de la lactancia.
Aunque sólo un 25-35% de los niños que nacen de
madres con SIDA presentan infección por VIH, esta forma de
contagio es responsable del 90% de todos los casos de SIDA
infantil. Este tipo de transmisión tiene una incidencia
muy elevada en el continente africano.

6. DESARROLLO DE LA ENFERMEDAD.

Desde que una persona se infecta con el
VIH hasta que desarrolla el SIDA suelen transcurrir entre 6 y 10
años. El estudio de la evolución de la enfermedad
puede realizarse a través de distintos marcadores de
laboratorio o
estar basado en la secuencia de aparición de las
diferentes manifestaciones clínicas. Dentro de los
marcadores bioquímicos se suele considerar el descenso de
la cifra de linfocitos T CD4 que, hasta hace relativamente poco
tiempo, ha sido la referencia principal para catalogar el estadio
de evolución de la enfermedad. Desde 1996, la
determinación de la cantidad de virus circulante en la
sangre de la persona infectada, que recibe el nombre de carga
viral, se ha convertido en el marcador más importante de
la evolución de la enfermedad.

Alrededor de tres semanas después
de la infección por el VIH, la mayoría de los
pacientes experimentan síntomas pseudogripales como
fiebre, cefalea, eritema, linfoadenopatías y
sensación de malestar. Estas manifestaciones desaparecen
al cabo de una o dos semanas. Durante esta fase, denominada fase
de infección aguda, el VIH se multiplica a una gran
velocidad,
sufriendo diversas mutaciones genéticas. Al principio, se
produce un descenso de la cifra de linfocitos T CD4 pero, al poco
tiempo, las cifras normales se recuperan en respuesta a una
activación del sistema inmunológico. Durante esta
etapa los individuos son altamente contagiosos.

El paciente entra entonces en un periodo
libre de síntomas (fase asintomática) cuya
duración puede ser superior a diez años. Durante
ésta, el virus continúa replicándose
causando una destrucción progresiva del sistema
inmunológico. El recuento de linfocitos T CD4 suele ser
normal.

En la fase siguiente, denominada fase
sintomática precoz, se desarrollan los síntomas
clínicos de la enfermedad y es frecuente la presencia de
infecciones oportunistas leves.

En la última fase, denominada
SIDA o fase de enfermedad avanzada por VIH, aparecen las
infecciones y tumores característicos del síndrome
de inmunodeficiencia adquirida. (Anexo No.6)

7. SIGNOS Y
SÍNTOMAS

Los síntomas de la infección con VIH y
SIDA varían dependiendo de la fase de la infección.
Cuando una persona se infecta primeramente con VIH, puede no
presentar síntomas aunque es común desarrollar un
síndrome gripal de 2 a 6 semanas después de
infectarse. Estos síntomas se pueden confundir con otras
enfermedades y la persona puede no sospechar que esté
infectada con el VIH.

Sin embargo, aún si la persona no tiene
síntomas, puede transmitir el virus a otros. La persona
puede permanecer sin síntomas por 8 a 9 años.
Durante este tiempo, el virus continúa
multiplicándose y destruyendo células. Existen
pruebas que se pueden realizar para observar la
disminución del número de estas células en
la sangre. Las personas infectadas con el VIH pueden desarrollar
infecciones leves o síntomas como:

  • Diarrea
  • Pérdida de peso
  • Fiebre
  • Nódulos linfáticos
    inflamados
  • Tos y dificultad para respirar

Durante la última fase de la infección por
el VIH (que ocurre aproximadamente de 10 a 11 años
después de la infección inicial), se pueden
desarrollar síntomas más serios llenando los
requisitos de la definición oficial del SIDA. La
definición del SIDA, según los Centros de Control y
Prevención de la Enfermedad (CDC), es la presencia de
infección por VIH como una prueba positiva para VIH y uno
de los siguientes:

Desarrollo de una infección oportunista que es
una infección que ocurre cuando el sistema inmune se
encuentra comprometido como Neumonía por Pneumocystis
carinii.

  • Una cuenta de linfocitos CD4 de 200 o menor (lo
    normal es de 600 a 1,000).
  • Cuando se desarrolla el SIDA, la persona está
    susceptible a infecciones oportunistas. Los signos y
    síntomas de alguna de estas infecciones
    incluyen:
  • Sudoración nocturna
  • Escalofríos y fiebre por semanas
  • Tos seca y dificultad para respirar
  • Diarrea crónica
  • Lesiones blancas en la lengua y
    boca
  • Dolor de cabeza
  • Visión alterada
  • Pérdida de peso

8. DIAGNÓSTICO

La infección por VIH se diagnostica detectando
anticuerpos para el virus en sangre. Cabe aclarar que las pruebas
del VIH no son totalmente seguras después de la
infección ya que el cuerpo se tarda algunas semanas para
desarrollar estos anticuerpos (de 6 a 12 semanas).
A la persona se le pedirá una prueba en sangre llamada
prueba ELISA (Enzyme-linked inmunsorbent assay). Esta prueba debe
repetirse si es positiva. Si la prueba resulta positiva de nuevo,
se realizará otra prueba llamada Western blot para
confirmarla. La prueba de Western blot confirma la presencia de
las proteínas VIH en la sangre. La prueba de Western blot
es importante para evitar falsos positivos. La persona
recibirá un diagnóstico de VIH solamente si las 3
pruebas son positivas.
Si a la persona se le diagnóstica SIDA, el médico
también pedirá una prueba de carga viral en sangre.
Esto mide la cantidad de virus en la sangre.
En general las personas que tienen cargas virales altas
generalmente tienen un desenlace más pobre que aquellas
personas con una carga viral más baja. Las cargas virales
también se utilizan para decidir cuando iniciar o cambiar
el tratamiento.

9. TRATAMIENTO

Actualmente existen guías para el tratamiento con
medicamentos antirretrovirales en personas con VIH. El
propósito de los medicamentos antirretrovirales es reducir
la cantidad de virus en la sangre hasta tener niveles bajos o no
detectables aunque esto no significa que el virus haya
desaparecido. Esto generalmente se logra con la
combinación de tres o más medicamentos.
Las guías del tratamiento enfatizan la importancia de
calidad de
vida. Por lo tanto, la meta del
tratamiento de SIDA es encontrar el tratamiento más
sencillo que tenga pocos efectos colaterales.
La respuesta al tratamiento se mide por niveles del VIH en sangre
(carga viral). Estos niveles deben ser medidos al inicio del
tratamiento y cada 3 a 4 meses.

10. Auto – CUIDADO

No existe una vacuna para prevenir la infección
por VIH y no existe cura para el SIDA. Pero, es posible prevenir
la infección. Esto significa leer sobre el SIDA y aprender
a evitar comportamientos que son de alto riesgo para contraer el
VIH.

Algunas medidas para prevenir el contagio con el VIH
son:

  • Aprender sobre el VIH y como se
    transmite.
  • Conocer si su pareja sexual es VIH positivo o
    no.
  • Utilizar condón o preservativo en todas las
    relaciones sexuales.
  • Utilizar jeringas limpias si se inyecta drogas
    intravenosas.
  • Realizarse pruebas de detección.

CAPÍTULO 2

"EL SIDA Y LA SOCIEDAD"

  1. NOTICIAS:

1.1 Actualmente se está estudiando una
píldora que evita la transmisión del VIH en el
acto sexual

  • Es similar a la pastilla anticonceptiva y debe
    tomarse a diario para impedir la
    infección.
  • Un estudio demuestra que los hombres circuncidados
    tienen un 60% menos de probabilidades de
    contagiarse
  • Donostia. Los expertos lo tienen claro: el sida se ha
    convertido hoy en una enfermedad de transmisión sexual.
    No se cansan de advertir de que esa percepción de "a mí no me toca"
    debe desaparecer de un plumazo. Y lo dicen con alarmantes
    datos sobre la
    mesa: nueve de cada diez mujeres se infectan de VIH tras
    mantener relaciones sexuales, un porcentaje que desciende al
    75% en el caso de los hombres.
  • "Olvidémonos de determinados grupos de riesgo
    y hablemos de una vez por todas de prácticas de riesgo",
    propuso ayer José Antonio Iribarren, Jefe de la Unidad
    de Enfermedades Infecciosas del Hospital Donostia, en la
    clausura del congreso estatal sobre sida que se ha celebrado en
    Donostia.
  • Cuando uno se pone a analizar lo ocurrido en los
    últimos 25 años, desde que el sida
    desplegó su amenaza mortal hasta erigirse en una
    epidemia devastadora, es evidente que los tratamientos
    antirretrovirales y, sobre todo, el uso del condón han
    frenado al virus.
  • Pero la sociedad se ha relajado, y el sida continua
    mostrando su cara más amarga, con 3.000 nuevos casos al
    año en el Estado,
    lo que exige un plus de concienciación social y, sobre
    todo, investigación para no revivir un episodio similar
    al que se registró durante la década de los
    80.
  • Mitchell Warren, director ejecutivo de la prestigiosa
    Avac, la coalición de activistas para una vacuna contra
    el sida, se mostró ayer esperanzado en el
    frenético avance que están experimentando las
    nuevas
    tecnologías. "En los últimos meses hemos
    obtenido resultados muy alentadores en diferentes tratamientos;
    no creo que en tres o cuatro años haya nuevos productos,
    pero sí respuestas cruciales para nuevos tratamientos",
    sostuvo.
  • una pastilla diaria El experto, miembro del grupo de
    trabajo de prevención global del VIH, promovido por Bill
    y Melinda Gates, detalló que la profilaxis oral, previa
    a las relaciones sexuales, puede ser en los próximos
    años uno de los recursos preventivos más
    interesantes, si bien no supo concretar quién
    debería administrarse ese fármaco -en un contexto
    social en el que "nadie es consciente" de pertenecer a un grupo
    de riesgo- y quién pagaría el medicamento cuando
    saliera al mercado.
  • "En realidad las conclusiones se conocerán
    dentro de dos años, pero los resultados que ofrece esta
    pastilla son, por el momento, muy interesantes en animales.
    Estamos hablando de una especie de píldora
    anticonceptiva que debe tomarse todos los días",
    explicó Warren.
  • En concreto, se
    están estudiando fármacos como Truvada, una
    pastilla que contiene dos medicamentos que se usan para
    combatir el VIH: tenofovir (Viread) y emtricitabine
    (Emtriva).
  • "Vengo de Sudáfrica, donde hace siete
    años el tratamiento parecía imposible, y ahora es
    una realidad. Si llega ahora a millones de personas la
    prevención debería extenderse a decenas de
    millones; no es sólo una cuestión de avances
    científicos, sino también de
    concienciación".
  • La información detallada sobre los estudios de
    tratamiento con profilaxis previa puede consultarse en la
    página
    web www.prepwahtch.org.
  • Warren también puso especial énfasis en
    otro modo de prevención, como es la circuncisión
    masculina, otra de las novedades más destacadas que
    avanzó el investigador para frenar la transmisión
    del VIH en países de África, un modelo del
    que si se demuestra finalmente su fiabilidad podría
    exportarse a países de Europa.
  • Warren aseguró que después de varios
    años de investigación en Sudáfrica se ha
    comprobado que la prevalencia del sida es mucho menor en
    aquellos países donde se realiza la circuncisión
    que en los que no se lleva a cabo esta práctica. "Existe
    un 60% de posibilidades menos de contraer la enfermedad en
    prácticas de sexo vaginal, que no anal",
    precisó.
  • Pero las dudas que despierta esta línea de
    investigación también parecen lógicas.
    Después de dos décadas de machaconas
    campañas orientadas a popularizar el uso del
    condón, del que se ha demostrado su fiabilidad en un 98%
    de los casos, la implantación de esta práctica
    puede contribuir a levantar el pie en materia de
    prevención. Warren agregó que, en cualquier caso,
    la circuncisión masculina, que por el momento se
    desconoce si protege a la mujer de
    ser infectada, "no es un método suficiente".
  • El X Congreso Nacional sobre el sida, bajo el lema
    Sida: un nuevo escenario, concluyó con la entrega de
    premios a las mejores comunicaciones del certamen. En el congreso han
    participado mil congresistas, entre profesionales sanitarios y
    no sanitarios, miembros de ONG's y
    personas afectadas

1.2 A 25 años de la epidemia del VIH en
América
Latina

El presente trabajo tiene por objeto presentar en
grandes líneas el desarrollo histórico-social de la
respuesta del sector comunitario a la epidemia del VIH en
América
Latina y Caribe. Inicia con un breve resumen histórico
de los procesos,
logros y retos de la respuesta comunitaria ante una
infección nueva y desconocida en su momento y los
desafíos y las encrucijadas ante las cuales se enfrentaron
las comunidades afectadas, seguido de un recuento y una
caracterización del papel clave que desempeñaron
las distintas comunidades que se alzaron y se organizaron para
contender tanto con la enfermedad del VIH como con la epidemia,
que escapa al ámbito meramente
médico.

El impacto inicial del VIH se vivió en medio del
miedo, del dolor, la angustia y la desesperación de miles
de personas, unas directamente por estar infectadas y muchas
otras más afectadas porque un ser querido había
sido tocado por llamado "mal del siglo". Las consecuencias que
ello tuvo en la psique y el bienestar de las personas y de las
comunidades no han sido debidamente aquilatadas ni analizadas y
quedan por ello como una asignatura pendiente.

En los albores de la epidemia, las minorías
marginalizadas organizadas de manera más visible en
Latinoamérica eran los grupos de hombres
gays que empezaban a hacer valer sus demandas de igualdad de
derechos, de
rescate a la dignidad
humana y del cese a la violencia
homofóbica. La aparición de cuadros de sida entre
activistas del MLH, seguidos de largos y dolorosos procesos de
enfermedad y muerte
cimbró a las organizaciones,
las diezmó y las desmovilizó inicialmente. Al no
haber tratamientos para una enfermedad tan nueva y devastadora la
situación semejaba un desastre apocalíptico. Un
sentido de fatalidad permeaba cualquier acción.

Al caer el VIH en manos de los medios de
comunicación, la mayoría de éstos la
etiquetó como una enfermedad que afectaba a los malos, una
enfermedad de las malas personas, y como si fuese un resultado
esperado, esta manera de caracterizar un fenómeno de
salud
desconcertante tuvo un efecto social nocivo y contribuyó
al silencio y la inacción por parte de los gobiernos. Fue
parte de su coartada.

En aquellos años además de las comunidades
afectadas que actuaron desde el primer muerto, y de reducidos
grupos de religiosos y religiosas que se dedicaron a cuidar a los
enfermos
terminales y a brindarles consuelo espiritual- sólo se
salvaron de la inacción quienes por mandato tenían
la obligación de responder: los médicos y las
instituciones
de salud, locales, nacionales e internacionales, entre los cuales
encontramos a muchos verdaderos héroes civiles, aunque la
mayoría de los prestadores de servicios de
salud desafortunadamente no siguieron ese ejemplo y a 25
años de haber sido descubierto el VIH, muchas de esas
actitudes
siguen vivas.

Uno de los factores clave que contribuyeron a que la
epidemia fuese abordada de manera tan negligente, cuando ya
decenas de miles de personas estaban afectadas, enfermas o
muertas, fue el entorno exacerbado de homofobia, sexofobia,
violencia, machismo, estigma y discriminación hacia
quienes estaban viviendo con el VIH, y también hacia sus
allegados. Todos conocemos una o varias historias perversas de
horror y crueldad que se tejieron en torno a
éste o aquél caso y que narran desde lapidaciones,
quema de casas, expulsiones de escuelas, trabajos y lugares de
origen, hasta golpizas y asesinatos.

Es en medio de este panorama desolador donde entra a
escena el accionar de las comunidades y su visión de la
respuesta. Para entender a qué comunidad o sociedad civil
nos referimos en este trabajo, hicimos una reflexión y un
deslinde: los conceptos "comunidad" o "sociedad civil" pueden ser
utilizados de manera muy abierta y sesgada y pueden por ello
incluir a grupos reaccionarios y homofóbicos como Provida
y sus huestes porque formalmente no son gobierno, son en
efecto sociedad civil. Para hacer un deslinde y no caer en esa
insensatez decidimos apoyarnos en una definición de
trabajo que nos ayudara a aclarar que cuando mencionamos sociedad
civil o comunidad sepamos que nos estamos refiriendo a lo
siguiente.

 Un conjunto de grupos, organizaciones o cualquier
otra entidad que se haya formado en base a una respuesta
comunitaria para responder a un tema o una emergencia social
específica; estos grupos reaccionan ante la necesidad de
buscar apoyo mutuo o de sus pares, o de intercambiar
conocimientos e información que les ayude a remontar una
emergencia o a resolver un problema común.

La acción comunitaria se da como respuesta a la
caracterización social negativa que se hace de las
personas o los grupos en base a estereotipos surgidos del
prejuicio; a
la estigmatización o a la criminalización de
estilos de vida o identidades sexuales; o porque alguna persona
está afectada por el VIH o cualquier otra enfermedad
"indecente", por ejemplo, las ITS.

Es necesario recordar que históricamente y en
paralelo a las estrategias de
liberación sexual, notablemente la liberación
homosexual, los grupos comunitarios de personas más
marginalizadas fueron los primeros que reaccionaron y
emprendieron acciones para
contender con el impacto de la epidemia entre sus filas. A
principio de los 80 nacieron o se crearon lo que ahora conocemos
como las respuestas pioneras.

La llegada sorpresiva de la epidemia obligó a las
comunidades y sus grupos a un cambio de
paradigmas: ya
no se trataba de que los grupos organizados pugnaran sólo
por el respeto a la
diversidad sexual, o al derecho a la libertad
sexual, o a salir del closet, sino de buscar medios para
entender primeramente un nuevo fenómeno que los obligaba a
abordar temas nunca antes tratados en un
contexto de crisis: las
situaciones de salud y enfermedad, los riesgos de
infección, la naturaleza del
virus y sus efectos devastadores, las vulnerabilidades, las
prácticas sexuales específicas de las
minorías, el sexo anal, el uso de drogas inyectables, el
sexo por dinero, la
movilidad.

La especificidad tomó cartas en el
asunto y apoyándose en los temas en los cuales eran
expertos, los grupos comunitarios incluyeron en su trabajo al VIH
y al sida y al hacerlo enriquecieron sus iniciativas de defensa
de los derechos civiles y humanos de las minorías a
través de la movilización comunitaria, la educación de
pares, las actividades de alcance, el cabildeo, etc. Ampliaron su
visión y al integrar los derechos a la salud, al bienestar
y a la dignidad dieron un sentido inédito a su quehacer.
El enfoque de género
empezó a incluirse en las intervenciones de manera
transversal y, junto con la defensa de los derechos humanos
y civiles, pasó a convertirse en un elemento sin el cual
no sería ya posible entender a cabalidad la dinámica de la epidemia.

La visión y los enfoques prevalecientes, con
fuerte énfasis en la salud
pública, empezaron a dar paso a un entendimiento
más holístico al abordar la epidemia desde la
perspectiva del desarrollo, en un marco de defensa de los
derechos humanos. La respuesta empezó a ciudadanizarse de
manera paulatina e ineludible.

Sin bien el entusiasmo y la necesidad de reaccionar de
inmediato fueron los motores iniciales
que echaron a andar las acciones, no fueron suficientes para
sostener la respuesta: los desafíos eran enormes. En su
mayoría, los grupos comunitarios y las pocas
organizaciones organizadas tenían muy poca experiencia en
cuestiones de salud, contaban con débiles estructuras de
operación, casi ninguna tenía recursos suficientes
para sus actividades. Carecían además de
personería jurídica por lo que no eran sujetos de
donación. Aunado a ello, la inexperiencia para movilizar
recursos (nunca antes habían pensado siquiera en esa
posibilidad) se vio agravada por la competencia en el
seno de las comunidades. Las organizaciones más avezadas,
experimentadas y relacionadas atraían el interés de
una base reducida de financiadoras que trabajaban en la
región.

Esta situación motivó múltiples
frustraciones, ira y deserciones, pero sirvió
también de acicate para hacer que muchas de ellas
empezaran a desarrollarse, a fortalecerse y a avanzar mediante
alianzas estratégicas, sea entre ellas y sus pares, o con
aliados clave, entre ellos algunos sectores del gobierno o con
algunos donantes con una mejor visión de cómo
relacionarse con las comunidades.

El entorno desfavorable que consideraba que el VIH
estaba asociado a la sexualidad
"desviada" y a otras prácticas "ilegítimas", el
desconocimiento generalizado de la naturaleza del virus, la
incapacidad para entenderlo, abordarlo o tratarlo, fueron
factores que abonaron al desánimo en el trabajo de
las comunidades. Nunca sabremos cuántas iniciativas
valiosas y creativas se quedaron en el camino por no poder remontar
estos obstáculos.

El imaginario social nutrido por la
desinformación, los mitos, el
sensacionalismo de los medios de
comunicación dificultó más aún el
estado de
cosas junto con gobiernos carentes de políticas
públicas relativas al VIH, sin un entendimiento claro de
la naturaleza de la epidemia y sobre todo, sin la menor voluntad
política
para atender el problema.

Sin embargo, contra cualquier pronóstico
fatalista, sacando fuerza de
flaqueza y armándose de valor, arrojo
e imaginación las comunidades iniciaron una larga marcha
hacia la búsqueda del bienestar y la recuperación
de la salud y la dignidad, sorteando con vigor las vicisitudes y
la reacción.

La respuesta comunitaria empezó su desarrollo
imparable y a lo largo y ancho del continente el trabajo de las
organizaciones empezó a brillar, a poner el ejemplo de
cómo las comunidades afectadas y sus líderes
podían sobreponerse y en medio del dolor, el miedo y la
angustia, dar muestras de solidaridad,
empuje, creatividad,
eficacia,
inteligencia,
sabiduría y rapidez en la respuesta. Fueron años de
incertidumbre, de ensayo y
error, de pérdidas irreparables, de dolor y muerte. Pero
frente a la insidia de la epidemia y de sus aliados se levantaron
las voces, la imaginación y la esperanza como herramientas
fundamentales.

La lista es larga pero es preciso mencionar algunos de
los pioneros, de los que abrieron el camino dejando la vida en la
batalla: Betinho, Walter Almeida, Herbert Daniel, Janeth Nitsch,
Henry Ardila, Carlos Jáuregui, Luís Gauthier, Mario
Rivas, Marco Osorio, Rubén Pérez, Jorge
Huerdo… Las Redes

La década de los 90 es la década de las
redes. Basándose en la necesidad identificada de actuar en
conjunto, y en base a experiencias exitosas de alianzas
"naturales" nace la iniciativa de buscar manera de trabajar
juntos. El desarrollo de los grupos comunitarios inspiró a
un puñado de visionarios a impulsar la creación del
trabajo en red y un creciente
interés de un grupo importante de donantes impulsó
los primeros esfuerzos para aglutinar a las organizaciones con
trabajo en VIH y sida y para buscar estratégicamente
maneras de fortalecer las actividades y los proyectos
emanados desde las bases.

Desde muy temprano en la respuesta con la
creación de ICASO en noviembre de 1990 en París
empezaron a surgir otras redes que paulatinamente se fueron
consolidando. En la región, la Red Latinoamericana fue la
pionera en el tema, formada por representantes de Argentina,
Brasil, Chile,
Colombia,
México
y Nicaragua; le siguieron LACCASO, GNP+, ICW Latina, RedLa+,
ASICAL, RedTraSex, RedLACTrans, RELARD, MLCM+, CIAT… y le
seguirán otras más, como la red de jóvenes
que está por nacer.

La creación de estas redes levantó una
serie de expectativas. Quienes las formaron y quienes
creían y creen en ellas tenían la esperanza de que
fueran representativas, que socializaran el conocimiento entre
sus miembros, que contaran con sistemas para llevar un
seguimiento documentado de los compromisos adquiridos y
aseguraran su cumplimiento. En el ámbito externo,
había otras expectativas sobre su quehacer: que las redes
ocuparan espacios importantes relacionados con el tema del VIH y
fueran visibles a nivel local, nacional, regional e
internacional, que movilizaran recursos. Y como las redes
buscaban o pretendían representar a las comunidades, se
esperaba que estuvieran fundamentalmente atentas a responder y
atender los problemas de
las poblaciones clave y a acompañarlas en sus
procesos.

Para ser eficaces las redes están compelidas a
establecer y crear nexos con los núcleos de poder para
posicionar allí los temas prioritarios de las comunidades
y apoyar la construcción de consensos. Los espacios
naturales de las redes son aquellos que tienen que ver con la
incidencia política, el desarrollo de las capacidades, el
fortalecimiento de los liderazgos, la movilización social
y de recursos, la gestión
del conocimiento y del aprendizaje
significativo. Cuando están articuladas y obedecen al
compromiso de ver por las necesidades comunitarias, las redes son
herramientas útiles para el abordaje de temas importantes
para las comunidades pero no pueden sustituir a
éstas.

Las redes deben ocuparse de trabajar sobre los acuerdos
del UNGASS, y fortalecer la presencia y la voz comunitaria y de
las personas afectadas en ámbitos como el Consejo
Directivo del Fondo Mundial y el PCB del ONUSIDA; tienen la tarea
de compartir con las bases información sensible y
apropiada para empujar el Acceso Universal y para ocupar espacios
en los órganos de decisión como los programas
nacionales de sida, el Fondo Mundial, el ONUSIDA, pero sobre
todo, para ocupar un espacio privilegiado en los corazones
comunitarios.

No podríamos imaginar la existencia de las redes
si no creyéramos que sirven también para
incrementar el entendimiento de los problemas más urgentes
e importantes entre los actores clave de la respuesta. A lo largo
de su quehacer –brillante y eficaz en muchas ocasiones,
deficiente y despegado de su razón de ser en muchas otras-
hemos aprendido que para fungir como entidades útiles para
sus representados, las redes deben contar con estrategias
claramente definidas que reconozcan, validen y refuercen la
eficacia y la efectividad de la participación comunitaria
en todos los aspectos de la respuesta y alcanzar así el
pleno reconocimiento de la sociedad civil como un actor clave en
la respuesta

También que deben contar con un marco
institucional transparente y eficiente mediante el cual se
canalicen las voces de la sociedad civil, se responda a sus
necesidades y se fortalezca y apoye la participación de
las comunidades en las diversas estructuras e instancias de
toma de
decisiones a todos los niveles.

A lo largo de los años, las redes han seguido un
quehacer bastante irregular a veces extraordinariamente acertado,
otras atrozmente autoritario y solipsista. Y durante muchos
años nos hemos preguntado: ¿Cómo pueden las
redes contar con el aval de las comunidades y los grupos que las
forman (o que debieran formarlas) si cada vez actúan o
parecen actuar de manera autocrática y sin tomar en cuenta
la opinión, las necesidades o los deseos de sus
constituyentes principales? ¿Cómo asegurar que las
redes rindan cuentas ante sus
integrantes y ante quienes no lo son pero que están
caminando con nosotros por las mismas rutas? ¿Qué
hacen o deben hacer las redes para asegurar una
participación significativa, eficaz y productiva de las
comunidades -sobre todo, las más afectadas por la
epidemia- que ayude a contribuir en el diseño,
desarrollo, planeación, implementación y
monitoreo de políticas públicas relativas al VIH y
el sida? ¿Cómo romper la brecha que las separa de
manera objetiva de sus principales beneficiarios y razón
de ser?

Revisemos algunos supuestos para que podamos entender
cómo responder al desafío:

Vayamos a lo esencial. Suponemos que los grandes
propósitos y misiones de las redes reflejan la
miríada de necesidades y metas de las organizaciones a las
que representan o por las cuales se expresan. Suponemos
también que el trabajo de las organizaciones locales
está asentado en la existencia de marcos de referencia
nacionales, por ejemplo los planes nacionales de VIH y sida.
Partimos del imaginario de que las organizaciones lo conocen y
que además tiene sentido para ellas. Un indicador
sería que sus actividades estuviesen efectivamente
asentadas en las líneas estratégicas del plan, que las
organizaciones lo reconocieran y lo hicieran notar.

Asumimos que las organizaciones que se adhieren a las
redes o que confían en los beneficios de su trabajo
cuentan con planes estratégicos propios que orienten de
manera sistemática sus actividades, y que esos planes no
se quedan sólo en el papel o como un requerimiento
más de los donantes. Al contar con un marco
estratégico propio, pensamos que en este marco se incluye
una mirada que indique su voluntad o su claridad para adherirse a
una red.
Sería aleccionador saber si éste es el caso y
sería más aleccionador aún conocer los
planes estratégicos, los resultados esperados y los
presupuestos
que manejan las redes. La necesidad de transparencia permea todo
el quehacer de la sociedad civil en su conjunto, desde las
organizaciones más pequeñas hasta las redes
más encumbradas.

Por lo que toca al entorno inmediato, suponemos que las
organizaciones cuentan con espacios y oportunidades para
favorecer el diálogo
político con otros actores clave y que sus necesidades y
preocupaciones son atendidas o resueltas a través de ese
diálogo. Por ello se asume que las organizaciones y las
redes pueden trabajar conjuntamente para construir o forzar la
voluntad política de los tomadores de decisiones para
entender, escuchar y atender las necesidades de las comunidades.
La realidad nos enseña que más que trabajo conjunto
lo que se promueve o se percibe es el disenso en medio de una
especie de mercado libre cuyo posicionamiento
se disputa no pocas veces de manera salvaje con tal de que ellas
y sus temas ocupen lugares privilegiados con las contrapartes
gubernamentales o de donantes.

Y en el nivel interno suponemos que las interacciones
entre comunidades sobre todo las más afectadas y
vulnerables que están basadas en el respeto mutuo, en un
ambiente libre
de estigma y discriminación. Si algo nos ha
enseñado la epidemia es que debemos ver lo invisible, a
dudar de lo visible y hacer lo evidente más evidente,
lecciones que nos cuesta trabajo aplicar a nosotros mismos pero
que predicamos sin tapujos cuando nos referimos a los
otros.

1.3 Los retos

Desde unos años para acá no existe espacio
de reflexión comunitaria en el que no surja o se presente
una crítica
al quehacer de las redes. Se ha convertido en lugar común
reconocer que existe una concentración visible y una
enorme sobrecarga de responsabilidades de diálogo
político en un número reducido de activistas y
promotores de políticas públicas. La fragilidad
manifiesta que conlleva la concentración excesiva de
conocimientos, contactos o experiencia ha sido demostrada una y
otra vez cuando muere un líder
que no ha sabido o no ha podido transferir, compartir, dar lo que
sabe, lo que tiene, lo que ha aprendido.

También sabemos que hay un alto grado de
disparidad e inequidad entre las propias ONG/OBC con respecto al
acceso al conocimiento y al desarrollo de las capacidades.
Abordar los temas derivados del UNGASS, del Acceso Universal, o
del papel del Fondo Mundial entre otros, amerita hacer una
reflexión que nos ayude a ampliar la base del conocimiento
y las capacidades de las comunidades para entender y manejar esos
temas. ¿Cómo podemos hacerlo de manera eficaz
cuando somos testigos de que la respuesta a nivel local y
nacional sufre un retraimiento cada vez mayor de ONG/OBC con
trabajo en VIH y sida, sobre todo en los países sin
recursos para fortalecer la respuesta comunitaria y fomentar su
participación significativa en la respuesta a la epidemia?
¿Cómo abordar la disparidad que se da en los
propios países donde los recursos del Fondo Global han
pasado a convertirse en motivo de disenso y desunión entre
las organizaciones comunitarias y, por qué no decirlo, de
abierta corrupción
y conflicto de
intereses entre no pocas organizaciones? Las
oportunidades

Pese a las críticas que propios y extraños
podemos hacer al Fondo Global, es una instancia que si se usa
estratégicamente puede convertirse en una oportunidad para
avanzar la respuesta de las comunidades de manera fortalecida y
eficaz, para fomentar un reforzamiento de vínculos entre
comunidades y redes y entre las redes mismas. Contar con recursos
utilizados estratégicamente puede hacer la diferencia que
necesitamos para capitalizar 25 años de esfuerzo y
lucha.

La mayoría de las organizaciones comunitarias
está ávida de informaciones e instrumentos que
puedan ayudarles a fortalecer su trabajo, a incidir
políticamente en los espacios de toma de decisión y
para compartir con sus bases estos conocimientos. La
difusión, discusión y promoción de procesos de
"alfabetización" entre los actores comunitarios sobre
marcos de referencia y acuerdos como los emanados del UNGASS, de
los 3Unos, las Metas del milenio, los marcos jurídicos
nacionales sobre DDHH, estigma y discriminación, etc., es
imprescindible pues sin ese entendimiento esencial poco podemos
hacer las comunidades para reforzar, apuntalar, empujar y hacer
exitosos los esfuerzos propios y los de las redes en esos
ámbitos.

Cada vez más, las instancias de toma de
decisiones y de poder están en mejor disposición
–por las buenas o no- para entablar diálogo
político con las comunidades y las redes, en los que se
fomente, fortalezca y abran espacios de interacción entre los actores clave en la
respuesta a nivel local, estatal, regional y nacional. La
provisión de herramientas y capacitación que pueda ser aplicada
directamente en estos ámbitos en foros, encuentros,
seminarios, etc., que privilegien primeramente el entendimiento,
el consenso y la acción común entre las comunidades
y entre éstas y las redes, y entre las redes
mismas.

Y finalmente, la existencia del Código
de Buenas Prácticas de las ONG/OBC es una herramienta
esencial que las ONG/OBC debieran conocer, adaptar, adherirse y
poner en práctica para reflexionar a profundidad sobre su
quehacer y para mejorar su desempeño. Ello les daría elementos
sólidos para posicionarse como entidades públicas
cuya labor e influencia resultan indispensables para la
sostenibilidad y eficacia de la respuesta comunitaria.

1.4 Los pacientes que no visitan con regularidad
su clínica del VIH corren un mayor riesgo de
muerte

Los pacientes que no acuden al cuidado regular del VIH
son significativamente más propensos a morir que aquellos
que mantienen un buen contacto con su clínica del VIH,
según un estudio estadounidense publicado en la edición
del 1 de junio de Clinical Infectious Diseases.

Un grupo de investigadores del Departamento de Veteranos
descubrió que, comparados con los pacientes que acudieron
a todas sus visitas de seguimiento en el año posterior al
comienzo de la terapia del VIH, aquellos que se perdieron una
visita trimestral tuvieron un riesgo incrementado de muerte del
42%, mientras que aquellos que se saltaron tres visitas
trimestrales fueron un 95% más propensos a
morir.

La potente terapia anti-VIH ha mejorado
drásticamente la prognosis de pacientes con VIH en los
países industrializados. Pero para obtener el
máximo beneficio del tratamiento contra el VIH, es
necesario que la persona con el virus haya recibido el
diagnóstico antes de que haya desarrollado una
supresión inmunológica avanzada y que reciba de
forma indefinida cuidado especializado en el VIH.

Aunque resulta intuitivo que las personas con VIH que
reciben un cuidado regular vivan más tiempo, no
había sido previamente demostrado para el VIH o cualquier
otra enfermedad crónica.

El grupo de investigadores empleó el registro del
Departamento de Veteranos, el mayor proveedor de cuidado del VIH
en Estados Unidos, para comprobar la hipótesis de que una
pobre retención en cuidado del VIH está relacionada
con un peor resultado clínico, incluyendo
muerte.

La población de estudio incluyó a todas
las personas con VIH que entraron en el registro en 1997 y 1998.
El principal resultado fue la supervivencia a partir de un
año tras empezar a recibir cuidado. Se reunieron datos
hasta fin de 2004. También se reunió
información sobre cambios de los recuentos de
células CD4 y carga viral un año tras el comienzo
de la terapia ante VIH.

Las directrices de tratamiento de EE UU recomiendan que
las personas con VIH debieran visitar su médico
especialista a intervalos trimestrales y el grupo de
investigadores examinó la supervivencia y los resultados
del tratamiento según el número de visitas
trimestrales realizadas durante el primer año de cuidado
del VIH.

En el estudio se incluyó un total de 2.619
hombres. La infección por VIH estaba significativamente
avanzada en la mayoría de los pacientes en el momento del
diagnóstico, siendo la mediana de recuento de
células CD4 de 228 células/mm3.

En el primer año tras el diagnóstico de
VIH, el 64% de los pacientes acudió a todas las citas
externas, el 18% acudió a tres de sus visitas
trimestrales, un 11%  acudió a dos citas y el 6%
acudió solo a una cita trimestral.

Un año tras el inicio de la terapia anti-VIH, el
recuento de células CD4 aumentó en una mediana de
100 células/mm3 respecto al inicio en aquellos pacientes
que acudieron a todas sus visitas trimestrales en el año
siguiente al diagnóstico, pero sólo en una mediana
de 49 células en aquellos pacientes que visitaron a su
clínica del VIH una vez en el año siguiente al
diagnóstico, una diferencia altamente significativa
(p<0,001). De forma similar, el descenso de la carga viral fue
significativamente mayor cuantas más visitas de
seguimiento realizó el paciente (p<0,001).

Murió un total de 425 pacientes después de
su primer año de cuidado del VIH. Tras ajustar por
factores como raza, edad, recuento de células CD4, uso de
terapia anti-VIH y coinfección por hepatitis C, el
equipo de investigadores descubrió que una pobre
retención en cuidado del VIH aumentó de forma
significativa el riesgo de muerte. Comparados con los pacientes
que siguieron todas sus visitas trimestrales en el año
siguiente al diagnóstico, aquellos que perdieron
sólo una, tuvieron un aumento del 42% del riesgo de muerte
(p<0,001), aquellos que se saltaron dos, un aumento de riesgo
del 67% (p<0,001) y aquellos que se perdieron tres, un aumento
del riesgo de muerte del 95% (p<0,001).

Los pacientes fuera de cuidado durante un periodo tan
pequeño como tres meses… tuvieron una peor
supervivencia, escriben los autores.

El equipo de investigadores concluye que "se necesita
desarrollar, probar e implementar estrategias para mantener las
personas en cuidado a largo plazo a fin de maximizar el beneficio
del cuidado médico actualmente disponible".

La autora de un artículo editorial en el mismo
número señala que numerosos estudios han demostrado
que los pacientes que acceden a gestión de casos, transporte,
apoyo a la salud mental,
tratamiento farmacológico y otros servicios de apoyo
tienen más probabilidades de mantenerse en cuidado que
aquellos que no acceden". Añade que también se
necesita "asistir a los pacientes para que desarrollen una
relación positiva con los encargados de proporcionar
cuidado sanitario y para que mejoren su conocimiento sobre la
infección por VIH y disipen creencias negativas sobre
salud

1.5 Hallado un nuevo mecanismo que permite al VIH
escapar del sistema inmunitario

Investigadores del Weatherall Institute of Molecular
Medicine de Oxford Reino Unido han descubierto un nuevo mecanismo
que permite al VIH escapar del sistema inmune y aumentar su
proliferación. Las conclusiones se publican en la
edición digital de Nature Immunology.

Según los investigadores, la existencia de
cerca de 40 millones de personas con VIH/Sida en todo el mundo
hace que la comprensión de las múltiples formas en
las que el VIH puede modular las respuestas inmunitarias sea de
una importancia clave.
La interacción del VIH con las
células dendríticas evade la activación
inmunitaria y promueve en gran medida la infección de los
linfocitos T. Las células dendríticas son
necesarias para iniciar las respuestas inmunitarias y, como
objetivo de la
infección por el VIH, estas células contribuyen de
forma destacada a la patogénesis del virus. Los
investigadores, evaluaron el efecto de la interacción del
VIH con DC-SIGN, un receptor proteínico que se encuentra
en grandes proporciones en la superficie de las células
dendríticas. La unión del VIH a DC-SIGN produjo un
mecanismo de señalización que evitó que las
células dendríticas estimularan de forma activa las
respuestas inmunes posteriores. Además, los autores
muestran que la interacción entre VIH y DC-SIGN puede
conducir a transferir el virus a los linfocitos T cercanos que
pueden entonces infectarse lo que lleva a una producción
exacerbada de VIH.

Estos resultados revelan cómo el VIH puede tanto
evadir la actividad de las células dendríticas
inmunes y amplificar su propia replicación.

  1. El riesgo de contraer el virus VIH, que produce
    el SIDA, a través del sexo oral podría ser
    más alto de lo que se pensaba.

    Desde hace tiempo se sabe que el virus puede ser
    transmitido por vía oral, pero se creía que el
    riesgo era mínimo.

    Ahora una investigación en Gran
    Bretaña y Estados Unidos entre hombres homosexuales,
    sugiere que el sexo oral podría ser responsable de
    hasta un 8% de la adquisición del VIH. Otras
    enfermedades venéreas, como la sífilis y la gonorrea, también
    pueden pasarse de persona a persona con la práctica
    del sexo oral.

    Expertos en salubridad están preocupados, ya
    que el público no está consciente de los
    peligros asociados con la práctica pues el tema es
    tabú. Además, evidencia anecdótica de
    países como Estados Unidos sugiere que la gente tiende
    a rechazar mensajes que les advierten que deben usar condones
    cuando practican sexo oral. De hecho, esos mensajes pueden,
    por lo menos en teoría, desalentar el uso de
    preservativos completamente.

    Alto grado de conciencia

    El informe
    del Servicio de Laboratorios de Salud Pública (PHLS)
    de Gran Bretaña concluye que es importante que la
    gente conozca los peligros y decida por sí misma
    cuánto se quiere arriesgar.

    Uno de los expertos en el PHLS, el doctor Barry
    Evans, dice que "lo que se está revelando es que el
    riesgo es mayor de lo que se pensó". "En vez de un
    puñado de casos al año de VIH transmitido por
    medio del contacto oral, estamos viendo de 30 a 50, en el
    Reino Unido". La investigación mostró que el
    evitar la eyaculación dentro de la boca de una persona
    no infectada reduce el riesgo de
    transmisión.

    Sin embargo, la posibilidad de contagio no se
    elimina completamente pues los fluidos pre-eyaculación
    también son capaces de pasar el virus. Evans
    subrayó el hecho de que el VIH se transmite más
    que todo a través del sexo anal y vaginal.

    Estudios recientes confirman que el sexo anal sin
    protección es claramente la actividad más
    peligrosa, a la que se deben más del 90% de los casos
    de contagio entre hombres gay en Gran
    Bretaña.

  2. Alarma: VIH por sexo oral
  3. Consecuencias económicas y
    demográficas

Según el informe 2005 del PNUD (Programa de la
Naciones Unidas para el Desarrollo), el sida es el principal
problema de salud de la población mundial. Especialmente
en el África Subsahariana las consecuencias son
devastadoras.

La esperanza de vida en los países africanos se
ha reducido drásticamente por culpa de la enfermedad
causada por el virus de la inmunodeficiencia humana. La
situación es tal que el informe del PNUD indica que el
impacto demográfico del sida es mayor que el causado por
la Primera Guerra Mundial
(1914-1918). Al término de la Guerra, la
esperanza de vida en Francia era de 35 años: los desastres
de la contienda, sumados a la tremenda gripe que ese mismo
año diezmó Europa, redujeron la cifra en 16
años, puesto que en 1913 la esperanza de vida era de 51
años.

En la actualidad, se calcula que en Botsuana, el segundo
país del mundo, tras Suazilandia, con mayor
población afectada por el sida, la esperanza de vida para
2008 será de 34 años, frente a los 65 que se
registraba en 1980. En Suazilandia, los ciudadanos ya no aspiran
a vivir más de 32,7 años.

Las cifras reflejan que un 1,1% de la población
mundial de entre 15 y 49 años está afectada por la
enfermedad, un número que se reduce al 0,3% en los
países desarrollados y llega al 1,3% en los que
están en vías de desarrollo. Sin embargo, el
porcentaje aumenta hasta el 7,3% en el África
subsahariana.

El informe destaca también que la enfermedad
ataca lugares que hasta ahora no figuraban en los primeros
puestos de las estadísticas, como el estado indio de Tamil
Nadu, donde entre las prostitutas se han detectado tasas de
prevalencia del VIH superiores al 50% y aumenta en los
países de la ex Unión Soviética, donde
Ucrania tiene en la actualidad una de las mayores tasas de
incremento en el mundo.

En lo que se refiere a España, de los 50
países citados por el PNUD dentro de los que tienen un
desarrollo
humano alto, ocupa el puesto 21. Sin embargo, de todos ellos
es el que registra la mayor incidencia de sida en la
población de 15 a 49 años, con un 0,7%.

Según un estudio divulgado el 6 de Junio del 2000
por la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), El SIDA
deteriora la fuerza laboral. La
expansión del virus limitará el tamaño y la
calidad de la fuerza de trabajo, incrementará los costos de los
patronos y alterará el progreso económico de las
naciones más afectadas por la enfermedad.

El estudio de 49 páginas pronosticó que
para el año 2020 la fuerza laboral en Namibia será
un 22 por ciento menor de lo que hubiera sido si no existiera la
crisis del sida. Botswana y Zimbabwe también
podrían sufrir descensos comparativos del 21 por ciento,
seguidos por Sudáfrica con 17 por ciento, Kenia con 15 por
ciento, Malawi con el 13 por ciento y Uganda con 12 por ciento.
Pese a que la fuerza laboral podría no descender de
inmediato debido al crecimiento de la población, su
composición sí podría cambiar, al contratar
a niños y a ancianos para que cubran los puestos de
trabajo de gente capacitada en el grupo de entre 20 y 49
años, que se verá reducido debido a la enfermedad.
El estudio añadió que algunas empresas ya
comenzaron a contratar o entrenar a dos o tres empleados en el
mismo puesto, ante el temor de que los empleados en posiciones
clave se pierdan debido al SIDA.

4. Revisión
demográfica

 La enfermedad del SIDA forzó a la
ONU en 1998, a
rebajar en 500 millones su previsión demográfica
que había hecho para el 2050, a la vez que reduce 20
años la esperanza de vida en el África más
castigada.

 La posibilidad de frenar la epidemia en los
países africanos es poco realista con los medicamentos en
uso. Los modernos cócteles de fármacos que han
logrado revertir la tendencia en el mundo desarrollado son muy
caros, y deben administrarse durante periodos muy prolongados. De
esta forma, el SIDA puede acabar provocando una verdadera
revolución
en el campo de las tendencias demográficas. Algunos
países africanos tienden ahora a estabilizar sus curvas
poblacionales, pero debido a un incremento disparado de sus tasas
de mortalidad.

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