- Su filosofía y
evolución - Aspectos a
tener siempre en cuenta - Las
catorce reglas fundamentales del TCM © - Búsqueda
del óptimo del sistema - Busque
permanente y sistemáticamente los dieciséis
ceros - Prevenga
las mudas estratégicas - Actúe
racionalmente pero tenga siempre en cuenta que los demás
no siempre lo hacen - Haga que su
empresa y procesos tengan la máxima
flexibilidad - Vigile de
cerca el Cuadro Estratégico © - Aplique
la Matriz Estratégica de Negocios
© - Fomente
el trabajo en equipo - Disponga
de estadísticas actualizadas y
analícelas - Tenga todo
ordenado y bajo control - Asuma el
liderazgo o contrate a un gerenciador con aptitud y actitud
para el liderazgo - Siga de
cerca y nunca se olvide de los ciclos de la
economía - Tenga
presente el Efecto Fosbury - Fomente
una cultura competitiva, participativa, ética,
innovadora y de mejora continua - Conclusiones
- Bibliografía
1.
Introducción
Lo primero que cabe preguntarse es: ¿qué
es el TCM? El TCM © (Total Competitive Management) significa
la Gestión
de Competitividad
Total. La misma es tanto una filosofía, como un sistema y
método
de administración que persigue la mayor
competitividad absoluta y relativa mediante la búsqueda
del óptimo total de la organización en su conjunto.
Se trata pues de encontrar el equilibrio
entre las diversas funciones,
áreas y procesos, como
así también entre el corto y el largo plazo. Se
trata de lograr además el mejor equilibrio entre los
objetivos, las
capacidades directivas, los recursos y el
entorno. Se trata además de la óptima
relación entre la lógica
y la racionalidad, y la creatividad e
innovación.
Una organización no puede innovar sin
creatividad, y sin innovación no hay posibilidad de ser
competitivo. Tampoco puede dedicarse exclusivamente a la
innovación dejando de lado la racionalidad de los
números, los cuales están detrás de las
finanzas, la
productividad
y la calidad.
Pensar en el corto plazo para lograr rápidamente
beneficios es necesario, pero hacerlo dejando de lado la mejora a
mediano y largo plazo de los diversos procesos es un suicidio.
Dirigir implica tomar decisiones, y para ello es
menester saber encontrar siempre el óptimo. Así
pues, si de controles se trata, el escaso control lleva a
la generación de ingentes pérdidas por falta de
control o lo que es lo mismo por el exceso de descontrol. Del
lado opuesto, un exceso de control lleva a la parálisis de
los negocios, al
exceso de burocracia y los
elevados costes a ellos asociados. Tenemos entonces directivos
necesitados de encontrar el nivel óptimo de
control.
De igual manera que en el caso anterior se puede
subrayar la necesidad de encontrar el óptimo a la hora de
automatizar o robotizar procesos, informatizar actividades y
gestionar cualquier otra actividad o recurso.
Así también a la hora de realizar análisis es menester tener en cuenta que no
todos se comportan racionalmente. Existe tanto un comportamiento
racional como irracional. Nosotros estamos también sujetos
a ésta realidad. Debemos actuar racionalmente, pero
teniendo siempre en cuenta que tanto consumidores, como
inversores y competidores pueden, y suelen, actuar de forma
irracional.
2. Su filosofía y
evolución
En momentos de grandes cambios, de enormes
transformaciones, de radicales alteraciones de paradigmas,
la
administración de las empresas no puede
seguir como una simple evolución y proyección lineal de los
principios
surgidos de Taylor, Fayol y Henry
Ford.
Ya la manera de hacer negocios no es la misma, si bien
algunos se siguen aferrando a ella, el no saber cambiar a
tiempo puede
provocar su desaparición. Nuevos mercados,
nuevas
tecnologías, nuevas empresas y situaciones
radicalmente diferentes hacen que tomar decisiones de la misma
forma en que se hacia unas décadas atrás ya no sea
posible ni conveniente.
Pero entre lo viejo y lo nuevo hay que tener la sensatez
y capacidad de comprender qué ha cambiado, qué va a
cambiar y qué no cambiará durante bastante tiempo.
Es éste uno de los puntos claves en el desarrollo de
la nueva administración de las organizaciones.
De aquí la trascendental importancia de comprender
debidamente la naturaleza
humana.
Estamos viviendo una de las épocas más
inquietantes y revolucionarias de todas las acaecidas en la
historia de la
humanidad. Momentos, los actuales, de mayores peligros y riesgos
globales. El cambio
climático, la desaparición de especies, la
alteración del contorno de muchos países, los
enormes desplazamientos de seres humanos, las terribles
catástrofes naturales, la aparición de nuevas e
irracionales ideologías, y los sucesivos cataclismos
financieros, cambian por completo la manera de pensar y adoptar
decisiones por parte de los directivos y funcionarios de
organizaciones tanto públicas como privadas.
Ahora a la hora de tomar decisiones cuentan tanto
factores éticos vinculados con el recalentamiento de
la Tierra, el
peligro de las especies, los factores de la
globalización, los riesgos políticos y de
seguridad, el
cambio en los tipos de consumos y la mayor variedad y riqueza de
los recursos
humanos existentes en el entorno.
Ya no se trata de reemplazar un sistema o método
de administración por otro, sino de adoptar lo más
provechoso de cada uno de ellos de manera tal de evitar la
pérdida de experiencias y capacidades.
El querer aplicar una determinada metodología de manera dogmática sin
tener en cuenta las diferencias culturales de la empresa y su
entorno, ni las variaciones existentes en materia de
recursos humanos y tecnológicos, como así
también las distintas realidades económicas y
sociales de la empresa, no
generan más que derrotas y despilfarros en las
organizaciones.
Así pues, es hora de:
- Evitar dogmatismos.
- Buscar sistemáticamente la
simplicidad. - Entender que no se trata de fórmulas, sino
de formas de razonar y evaluar los problemas,
las situaciones y soluciones. - Tratar de descubrir las nuevas y complejas
realidades. - Concentrar el máximo de esfuerzos en la
búsqueda de las causas raíces, la
prevención y la mejora continua. - Comprender que no sólo rige la racionalidad,
sino también la irracionalidad en el mundo tanto de la
política, como de lo social y de los
negocios. - Entender que no se trata de dejar de lado sistemas,
sino de adoptar en cada momento y situación las
herramientas más aptas a las
necesidades de la
organización.
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