- Postmodernidad y
desencanto - Se inicia el
auto-descubrimiento - Astrología
"Moderna" vs. Astrología
"Postmoderna" - Bases de
una Astrología Postmoderna - Astrología
Integral: Un modelo post-moderno - Signo
vs. Símbolo - El
proceso herméutico - Hacia
una hermenéutica astrológica - Astrología
y Mito - Astrología
y Destino - La
mismidad del Astrólogo - El
Astrólogo como Intelectual
Orgánico - Bibliografía
Citada
Postmodernidad y
desencanto
Desde hace unos 100 años que la vida de los seres
humanos se ha vuelto especializada y fragmentada en
demasía. Hemos perdido contacto con nuestras tradiciones,
con el consiguiente sentimiento de ausencia de un sentido
histórico propio. Vivimos además, una época
signada por una revolución
tecnológica sin precedentes, donde los cambios son tan
vertiginosos que en el seno de la sociedad
actual reina una anomia de magnitud tal que conduce a la
indiferencia de masa y al sentimiento de vacío interior
como una constante en nuestras vidas.
En estos momentos que nos han y nos tocan vivir, se hace
imperiosa aún más que necesaria, una pronta
re-formulación de la Astrología como disciplina,
como ciencia–arte-práctica. Es este un "mundo" que ya no
brinda "seguridad"
existencial alguna a quienes en él vivimos y en él,
la Astrología está convocada a convertirse en uno
de los faros guía en el proceso de y
hacia el descubrimiento de nuestro significado vital, o por lo
contrario, destinada a no ser más que una de las tantas
distracciones postmodernas.
Y ya que hablamos de post-modernidad,
realicemos un pequeño introito que nos permita discernir
muy someramente a qué nos estamos refiriendo, para
posteriormente abordar la inserción de la
Astrología en la misma.
La postmodernidad
ha sido definida en diversos sentidos. Gertrudis Ostfeld de
Bendayán refiere a: "… un movimiento que
no es más que una de-construcción negativa sin miras a la
creatividad:
un estado de
transición infinita". Y más adelante
continúa diciendo: "El postmodernismo con su compromiso
con el disentimiento, pluralismo y diferencia cultural y con su
actitud
escéptica frente a la autoridad
genera una inversión en la relación del sujeto
con el colectivo: su búsqueda ya no está orientada
hacia el bien común, sino hacia su propia persona traducida
en una auto-complacencia". (1)
Gisela Lambruschini por su parte dice: "La
postmodernidad se despliega entonces alrededor de los siguientes
preceptos:
1) Caída de los ideales de conocimiento
de la modernidad. En la cultura actual
no hay verdades universales, necesarias ni definitivas sino
más bien verdades provisorias y contingentes.
2) Crítica
y rechazo de los ideales éticos y del progreso social
inherente a la Modernidad. Esto equivale al fin de las
utopías. Las sociedades
están teñidas por el desencanto.
3) Se cuestiona a la ciencia y
al cientificismo. El desarrollo de
la investigación científica no
debería ser considerado un fin en si mismo, sino un bien
cuyo valor ha de
ser medido sobre las bases de criterios de impacto
social.
4) Se reconocen otras formas de racionalidad
además de la científica." (2)
Es así, que la Postmodernidad es el
"meta-paradigma"
socio-económico, político y cultural en el cual la
Astrología, como todo el resto del conocimiento actual, se
encuentra inmerso, en tanto que la misma no es una entelequia
abstracta, sino que tiene un profundo enraizamiento
antropológico, en una cierta visión y
concepción del hombre. La
Astrología en este sentido no tendría razón
de ser de no existir seres humanos que la defininan y la
re-definan.
En función de
ello, aún más relevante que dilucidar en torno a la
Postmodernidad, es el referirnos al
"ser-en-la-Postmodernidad".
La vida del ser humano postmoderno está referida
en todos los sentidos al
estar sometido de manera constante y continua a una avalancha de
estímulos, los cuales son casi imposibles de organizar y
estructurar en una unidad de sentido. Existe un predominio casi
absoluto en cuanto a la realización y satisfacción
de las necesidades y deseos individuales, donde encontramos un
mínimo de coacción y de restricciones y un
máximo de elecciones "libres" y privadas.
El ser postmoderno vive en un aquí y ahora
tergiversado, pues no es el "Carpe Diem" de "La Sociedad de los
Poetas Muertos", sino que es la única respuesta ante
la muerte de
la esperanza futurista y en consecuencia, tanto a nivel
individual como macro-social, no existen ya pro-yectos
históricos de carácter revolucionario, movilizantes y
movilizadores,
Gabriela Strejilerich de Loma refiere: "El hombre
light , es un sujeto que lleva por bandera una tetralogía
nihilista-hedonismo-consumismo-permisividad relativa. Todos ellos
enhebrados por el materialismo. Un
hombre entregado al dinero, el
poder, el
éxito y
al gozo ilimitado y sin restricciones, carece de referentes,
tiene un gran vacío moral y no es
feliz, aún teniendo materialmente todo. Podríamos
calificar al hombre light como un sujeto relativamente bien
informado, pero con una escasa educación humana, muy
entregado al pragmatismo."
(3)
Y Gertrudis Ostfeld de Bendayán lo reafirma al
manifestar: "…la conciencia de
identidad
llega a ser dependiente de la forma en cómo deseamos ser
percibidos por los otros, en lugar de ser moldeado a partir de un
sentimiento profundo de dirección interna. Lo que obtenemos es un
sujeto sin identidad que tan sólo resulta ser una
superposición de múltiples máscaras que
ocultan más bien, la evanescencia de lo real. El sujeto se
mimetiza con la mass media y vive, como un juego de
espejos, en el "como si". Es como si amáramos. Es como si
sintiésemos. Es como si viviéramos." Y prosigue:
"…el individuo
actual carece de substancialidad, no es nada en sí mismo y
se constituye en un amalgamado de roles dictados por otros
particularmente por el mercado consumidor." Y
más adelante: "El hombre "posmo" termina por extraviarse
al no existir un humanismo
coherente comprometido con valores firmes
y vinculantes. Pierde conexión con el sentido de su propia
vida y vive arrastrado en lo efímero y banal de una
sociedad abocada al espectáculo y al consumismo."
(4)
Se inicia el
auto-descubrimiento.
Decía Viktor Frankl, fundador de la escuela
psicológica denominada Logoterapia: "Lo que de verdad
necesitamos es un cambio radical
en nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por
nosotros mismos y después, enseñar a los
desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada
de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros. Tenemos
que dejar de hacernos preguntas sobre el significado de la vida
y, en vez de ello, pensar en nosotros como en seres a quienes la
vida les inquiriere continua e incesantemente. Nuestra
contestación tiene que estar hecha no de palabras ni
tampoco de meditación, sino de una conducta y una
actuación rectas. En última instancia, vivir
significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta
a los problemas que
ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna
continuamente a cada individuo.
Dichas tareas y, consecuentemente, el significado de la
vida, difieren de un hombre a otro, de un momento a otro, de modo
que resulta completamente imposible definir el significado de la
vida en términos generales" (5)
En este sentido, nuestra propuesta y
fundamentación de este trabajo, es
que el ser humano tiene que vivir "su" vida y no ser vivido por
ella; la vida en realidad es una experiencia a ser vivida y no un
problema a ser resuelto, y en este orden, la Astrología
tiene mucho que decir y aportar.
Como decía Frankl, no debemos preguntarnos por
cuál es el sentido de la vida, sino que por el contrario,
los interrogados somos nosotros mismos. Y la única
respuesta válida según él, era vivir siendo
responsables. Y en última instancia, el sentido de la
palabra responsabilidad no es otro que el de habilidad para
responder.
El "ser postmoderno" como veíamos anteriormente
es la antitesis de ello. Es un ser que busca e insiste en que la
realidad opere cual lecho procustiano de sus propias ideas y
necesidades, y caso contrario, al reconocer lo imposible de tal
actitud, reacciona buscando obligar al "mundo" a responder a sus
deseos, lo cual conduciría al lógico fracaso, y
ante ello se instauraría el consabido sentimiento de
impotencia, hastío y vacío existencial, tan
conocidos por todos nosotros en nuestros días.
De manera que el desarrollo del sentido de la vida
propia puede verse así limitado y/o truncado por infinitud
de circunstancias que coartan nuestras metas, expectativas y
anhelos de y en la vida.
Y es ese sentimiento de vacuidad interior el que nos
lleva a padecer el sinnúmero de síntomas que
caracterizan la que ha sido denominada como la "era de la
ansiedad", o como personalmente lo he dado en llamar, "El mundo
Prozac".
Pero como dijera Sartre: "La
vida, a priori, no tiene sentido. Antes que ustedes vivan, la
vida no es nada; les corresponde a ustedes darle un
sentido."
Ello significa que recién cuando comenzamos a ser
plenamente conscientes y a experimentar y aceptar nuestro
sufrimiento y sinsentido existencial, es cuando podemos empezar a
tomar conciencia de la presencia de realidades más
profundas. Como sabiamente dijera Shakespeare,
nunca es más oscura la noche, que justo antes del
amanecer.
En cierto sentido, es el sufrimiento el que destruye la
autocomplacencia en la que nos encontramos sumidos. Es ella quien
nos obliga a despertar y a hacerlo de una manera muy especial:
nos conduce a sentir con plenitud, a establecer un íntimo
contacto con nosotros mismos y con nuestro mundo, con nuestro
entorno y a realizarlo de maneras que anteriormente
habíamos evitado, tanto por inconsciencia como por miedos
conscientes.
El sufrimiento en este sentido, sería el
principio de la intuición creativa.
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