Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La competencia profesional (página 2)



Partes: 1, 2

Como una de sus dimensiones fundamentales está la
identificación de competencias.
Existen enfoques, con una base epistemológica y
psicológica diferente. Como quiera que se vea el problema,
la competencia no
puede separarse del sujeto que la posee o que la demuestra. De
ahí que sea una cuestión no resuelta la
aclaración de su lugar en la persona, su
génesis y adquisición.

Los enfoques del concepto
competencia en el ámbito del trabajo son:
conductista, funcionalista, constructivista. También se
plantean metodologías diferentes para identificarlas:
funcional, estructural y constructivista. Conceptos y
metodologías están relacionadas.

En la metodología del análisis conductista se utilizan algunos
instrumentos para determinar las competencias básicas o
genéricas a partir del análisis de la actividad
productiva. Su categoría central es la ocupación y
tarea. Se basa en el desempeño efectivo. Parte de la persona que
realiza bien su trabajo, sus comportamientos laborales. Se
critica su concepto muy amplio de competencia y partir de alto
desempeño del pasado.

En el análisis funcional como su nombre lo indica
se valoran las funciones, pasa
por las que corresponden a elementos de competencia que
configuran posteriormente los componentes normativos. Aquí
se centra en el resultado que se espera lograr, no en como
se hace. El concepto de función es
más amplio que el de tarea (CONOCER, 1998).

El enfoque constructivista tiene como eje el
desempeño y percibe el trabajo en
el sentido de plantearse estrategias de
construcción del conocimiento.
Tiene dos estrategias de identificación que son la
Formación en Alternancia y Pedagogía de la Definición. Ambas
son aplicables a diferentes niveles. No solo identifica sino que
va al desarrollo de
competencias. Se aplica en el propio desempeño (CONOCER,
1998).

Indistintamente se utilizan los términos de
competencia, competencia laboral y
competencia profesional. No existe acuerdo en su
conceptualización ni tampoco una profundización en
su explicación teórica. Dentro del enfoque
conductista con la metodología del análisis
ocupacional, nos encontramos diferentes definiciones, pero todas
centradas en los atributos de la persona que determina un
desempeño superior o exitoso.

En sentido general todos se refieren a un conjunto de
características o atributos entre los que incluyen
conocimientos, habilidades, actitudes,
destrezas (Muñoz, en CINTERFOR, 2000) y en el marco
empresarial se incluyen valores
(Electricidad
de Caracas, Manesa, Buck Consultants, Petróleos Venezuela).
Así se plantea como competencia la
enumeración de un conjunto de atributos y por otra parte
se establece una relación con el resultado o
desempeño requerido.

En el enfoque funcional se pone énfasis en las
tendencias globales del mercado y
requiere de indicadores
identificables en el campo laboral. La persona es competente
cuando demuestra que sabe (Conocer, 1998) cuando se identifica en
las normas (NCVQ en
CINTERFOR, 2000).

En el enfoque constructivista se concibe la
competencia como que emerge y se desarrolla al estar
consciente la persona de los conocimientos, habilidades y
destrezas que posee, así como el contexto donde son
susceptibles de ser aplicados (CONOCER, 1998). Uno de sus
promotores B. Schwartz la concibe como la actitud de un
individuo para
desempeñar una función productiva en diferentes
contextos de trabajo y en base a resultados esperados (CONOCER,
1998).

En cuanto a su definición unos autores lo hacen
en términos de capacidad (Salas, 1977; Bazdresch,
1998, Engel, 1986) donde incluyen tanto elementos cognoscitivos
como los conocimientos y habilidades, y otros más
dinámicos como las actitudes, lo que desde el punto de
vista personológico es inadecuado (D´Angelo,
2000).

En otros casos, la expresan como conjunto de
atributos
donde incluyen los conocimientos, destrezas,
actitudes (Liuch; Mertens, 1998; Caro, 2000) algunos
además de estos atributos le incluyen los valores
(Muñoz, en CINTEFAR, 2000; Boyatsis, en Cuesta,
2001).

Todas estas acepciones de la competencia están
relacionadas con el desempeño pero en la perspectiva
futura y no evidente. En ninguno de ellos aparecen elementos
indicadores de evidencia de desempeño o la necesidad de su
reconocimiento mediante demostración.

En ellas se ve, no obstante, que no se refieren a
cualquier tipo de conocimientos, habilidades o actitudes sino que
están vinculadas al desempeño del área
laboral de que se trate.

Pocos casos definen esta categoría dándole
un lugar de mayor relevancia y papel dentro de la persona. M.
Fiddler (1994) la identifica como una cualidad individual o
Gonczi en CINTERFOR (2000) que la ve como una compleja estructura de
atributos necesarios para el desempeño.

Estos autores, sin profundizar en sus aspectos
teóricos, van dándole forma a ese conjunto de
atributos no llegando a una concepción más profunda
de cómo al entrar en relación para un determinado
fin puede lograr una estructura compleja donde probablemente se
produzca una cohesión funcional de la
personalidad.

En el caso de autores cubanos, desde 1977 se interesaron
por esta cuestión. R. Salas (1977) realiza un trabajo en
el área organizacional donde concibe la competencia como
una capacidad, diferenciándola del desempeño. Por
otra parte, Guach, J. C. (2000) presenta un concepto interesante
al verla como un modo de funcionar la persona para posibilitarle
tomar decisiones. Encontramos más recientemente a A.
Cuesta que en esa misma esfera, asume la definición de
Boyatzis expresada como características subyacentes cuya
relación causal está en una actuación
exitosa, (Cuesta, 2001). También se encuentran trabajos
realizados en el área educativa que van a competencias
especificas como; cognoscitiva (Valladares, 1996) que las ve como
procedimientos
y modos de acción;
comunicativa (Fernández, 1999) que la define como una
orientación psicológica; y profesional (Forgas,
2003; D´Angelo, 2000) que la conceptualizan como integración de un conjunto de aspectos
profesionales.

Como se puede apreciar es un término que cada vez
se utiliza más en variados campos, pero que no ha llegado
a una elaboración teórica acabada. En la
mayoría de las definiciones se destacan aspectos a los que
se les da más peso que a otros. Se pudieran resumir sus
características de la siguiente forma:

  • Está integrada por diferentes elementos, uno
    de los cuales está referido a las acciones o
    procedimientos de la actividad profesional o
    laboral.
  • Sus elementos componentes son de diferente carácter.
  • Funciona de manera integral, por lo que supone una
    estructura.
  • Está condicionada por su relación con
    la actividad laboral específica.
  • Su funcionamiento holístico e integral lleva a
    que sea vista como una capacidad.
  • Relaciona la teoría y la práctica.

Teniendo estos conceptos como premisa se conciben
diferentes diseños curriculares dirigidos a la
formación por competencias.

Una
conceptualización de la competencia
profesional.

Los enfoques hasta ahora vistos y el estado
actual de la categoría no permiten plantear que su
conceptualización esté resuelta.

Ni la concepción ocupacional, ni la funcional ni
la constructivista pueden explicar adecuadamente la
concepción y origen de la competencia. Una de las
razones que lo impiden es el marco en que se han desarrollado.
Están permeadas por la práctica o desempeño
laboral. Por tal razón, se requiere de un análisis
apartado de estas condiciones.

Indiscutiblemente no puede separarse la competencia del
ámbito en que se requiere. Las características y
condiciones de actividad productiva o social determinan aspectos
de contenido de las competencias. Pero este hecho no elimina la
realidad de que ella constituye una estructura compleja de la
persona, que la hace desempeñarse de manera integrada en
determinadas condiciones de actividad. De ninguna forma puede
limitarse a una visión enmarcada en el contenido de los
cargos o puestos específicos de trabajo, auque puedan ser
su referente.

En ella se interrelacionan de manera integral un
conjunto de elementos que determinan la calidad y el
alcance de los fines que los cohesionan. Incluye capacidades,
conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes, motivaciones y
valores.

Si se trata de un nivel de funcionamiento con una
calidad en los marcos de una determinada actividad, no
bastarán los aspectos cognoscitivos sino que entran a
jugar un papel decisivo los elementos dinámicos que
comprometen afectivamente a la persona con ese actuar y que la
impulsan a ello.

En la literatura que ha intentado
ser cuidadosa se ha hecho referencia a quien se considera el
creador del concepto competencia en 1965, Noam Chomsky.
Desgraciadamente el traslado del término a diferentes
áreas ajenas y la elevada especialización del
ámbito donde surge ha imposibilitado que su transferencia
implique una real asimilación de su contenido. De esta
manera han surgido diferentes manipulaciones.

Sin pretender agotar la profundidad de un concepto tan
complicado es conveniente acotar una cuestión vital de lo
expresado por Chomsky. El autor plantea la distinción
fundamental entre la competencia y la actuación. Esta
última no refleja directamente la competencia (Chomsky,
1965) Esta es subyacente y entre la competencia y la
actuación, juegan un papel fundamental las
características y limitaciones de procesos que
están comprometidos e imponen regulaciones a la
actuación.

Lo que la persona hace (actuación) tiene que
distinguirse de lo implícito (competencia). Si bien,
generalmente, se utiliza la vía de la actuación
para conocer o identificar las competencias, es un error
considerar que la competencia se reduce a la actuación
(Chomsky, 1981).

En la base de la competencia permanecen un conjunto de
estructuras
que interactúan entre sí y con otras de sistemas
diferentes y si bien se diferencia de la actuación, se
desconocen completamente las relaciones entre ellas que se
atribuyen a la existencia de "estructuras internas" y
"estructuras externas" o "superficiales" (Chomsky,
1982).

Las tesis de
Chomky son reafirmadas por recientes investigadores que reconocen
sus certeros aportes distinguiendo las teorías
que se refieren a la competencia (saber, habilidades y creencias
para actuar) de las teorías que se refieren a la
forma en que utilizamos tal saber. Para aclarar esta
cuestión se ha llamado teoría de competencia a las
representaciones de medios para la acción
socialmente adecuada y a las teorías de la
actuación las denominan teorías para la
producción de la acción. En las premisas
están los razonamientos, representaciones, conocimientos,
comprensión, modelos, etc
cuya explicación científica difiere de las otras
teorías en las que se encuentran las intenciones, las
formas de utilizar, de realizar la acción, la que se
ilustra en como a veces la acción toma una forma que
difiere de nuestra representación (competencia) y la
persona se ve en la necesidad de hacer una
reinterpretación de la misma "no fue esa mi
intención" (Harre, 1983).

Para Chomsky la competencia (en el caso del lenguaje) es
un atributo que se articula y perfecciona mediante la interacción con el entorno (Chomsky, 1974).
Independientemente de su posición innatista con respecto
al origen de formaciones psíquicas en la persona que lo
llevó a extenderlas a su papel social o a concebirlas como
los brazos y las piernas, su teoría revoluciona aspectos
importantes del conocimiento del hombre. Como
el dijera no distinguir competencia de actuación es una
"confusión conceptual". A él se debe la idea
acertada de que el aprendizaje
solo puede tener sentido si no se aplica a los repertorios de
comportamientos sino a las características significativas
que lo determinan en este caso a la competencia
subyacente.

Como expresara el autor, el concepto de competencia debe
ubicarse en un nivel como categoría junto al de aprendizaje y
comportamiento
sin limitarlo a un terreno específico y tomando como
premisas sus aportes en la explicación del mismo, aunque
hayan salido del estudio específico del lenguaje
humano.

Para Chomsky "la estructura superficial es a menudo
engañosa y nada explicita" y supone propiedades más
abstractas que no se evidencian directamente, por lo que la
competencia no puede ser explicada por el
comportamiento.

Esto significa sin lugar a dudas que los mecanismos de
formación de la competencia difieren de los mecanismos de
formación de la actuación.

A nuestro juicio basado en la concepción
histórico-cultural, la competencia es la posibilidad de
integrar un conjunto de funciones y estructuras de diferentes
niveles de terminación y de momentos de
culminación, que al orientarse hacia una profesión
o actividad se perfecciona, se integra y coordina
funcionalmente.

Las funciones psíquicas superiores son el
resultado de un proceso
histórico y cultural sobre la base de las relaciones
sociales en el que se incluye un período externo (Febles,
2000).

El hombre es capaz, ante situaciones reales o
académicas, mediante su autorregulación, su
conocimiento de sí y sus recursos de
seleccionar aquellos componentes que le permiten actuar de manera
más competente. En la medida que para él tenga
más sentido y motivación
dicha actividad, se la represente mejor, así
integrará y seleccionará todo lo que tiene formado
y lo potencial. Comienza de esta manera un proceso rápido
o más lento de perfeccionamiento, incorporándole
contenidos y cambios para conformar su competencia.

La competencia formada es subyacente a la
actuación lo que se evidencia en las diversas
combinaciones de ambas. Existen casos en que estando formada la
competencia puede truncarse si en el desempeño profesional
incorpora elementos negativos que sin llegar a considerarse
incompetente ponen al sujeto en una posición no ajustada a
las exigencias.

Según Vigotsky
(1987) "el hombre crea
él mismo estímulos que utiliza como medios para
dominar su conducta". Si no
hubiera sido preparado en una profesión y se encontrara en
una situación problémica, se vería impelido
de seleccionar los procesos y estructuras que considere le
permiten resolver la situación.

Constituye una tarea de la ciencia
descubrir las relaciones y enlaces de los integrantes de la
competencia y sobre todo el carácter de su contenido.
¿Gracias a qué se realiza la integración?
¿El contenido de la profesión, el sentido de la
profesión para el sujeto, la lógica
de la profesión?.

Por otra parte, cuál es la relación y el
tipo de enlace entre la competencia y la actuación. Al
plantear sus componentes solo estamos aportando a uno de los
aspectos de la investigación.

Lo difícil y urgente es buscar la esencia de esa
forma superior, ya que cobra mayor sentido el pensamiento de
Marx de que
"si la forma de manifestación y la esencia de las cosas
coincidieran directamente, entonces cualquier ciencia
sería innecesaria" (Marx, en Vigotsky (1991) Tomo 5 obras
completas).

Para seguir su posición materialista hay que ver
la competencia como una estructura psicológica que es
socialmente determinada.

La competencia, por tanto, incluye diferentes elementos
por lo que no puede reducirse a ninguno de ellos. Asimismo,
está sesgada por el carácter de la actividad a la
que se orienta y que establece exigencias, pero tampoco puede
reducirse a términos de desempeño o
resultados.

Ellas son producto de la
enseñanza y la actividad, estando en
constante desarrollo. Cuando se ponen en juego, se
aplican a la actividad, se van estructurando mejor y funcionan
con un nivel cohesionado que determinan la calidad del
desempeño.

El concepto de competencia profesional que
proponemos la define como una estructura psicológica,
holística, compleja, de componentes que llevan a un
funcionamiento integrado del sujeto orientada al desempeño
de la profesión.

Componentes que
conforman la estructura

Cuando se intenta expresar los componentes de una
estructura compleja, se corre el riesgo de que se
afecte de alguna manera la visión de sus relaciones y
dinámica. No obstante, es imprescindible
para su comprensión realizar un análisis de cada
uno para lograr tener una idea de su magnitud que de ninguna
manera refleja la manera y determinantes de su integración
y funcionamiento y mucho menos de su génesis.

Los componentes de esa estructura, a nuestro juicio, son
las capacidades, las actitudes y motivos, los valores y el que
consideramos el componente esencial, el modo de actuación
profesional.

Las capacidades como expresa B. Teplov (1961) no pueden
existir fuera de una actividad dada. Con relación a la
competencia más que hablar de una capacidad, es necesario
hablar de capacidades. Como expresa Mertens (2000) las
competencias se refieren a capacidades integradas y no a la suma
de saberes. Ni puede reducirse a la capacidad de realizar tareas
en el puesto.

Como componente de la competencia preferimos incluir en
las capacidades, los conocimientos y sistemas de operaciones y
acciones genéricas que el individuo ha desarrollado en su
vida y que pueden ser transferibles a diferentes actividades. No
obstante, al ser consideradas dentro de una competencia
profesional, son seleccionadas por el carácter de la
actividad dada. Ellas están vinculadas a los procesos
intelectuales
que se traducen en estrategias de aprendizaje, manejo de información, etc.

Estas capacidades, y por tanto sus componentes, son el
producto de una selección
de "actividades psíquicas" que realiza el hombre entre sus
capacidades elementales ya formadas, cuando inicia la
profesión o se prepara para ella. Esa selección
está determinada por las exigencias objetivas del tipo de
actividad (Rubenstein, s/f). Por eso, aunque genéricas, su
selección obedece a la profesión y forman parte de
la competencia profesional.

Pero esas capacidades por sí solas, no determinan
la competencia en una esfera específica. Cada
profesión tiene sus modos de proceder con los objetos que
se relaciona. Es por ello que la competencia incluye otro
componente que identifica un conjunto de acciones que llegan a
conformar el modo de actuación
profesional.

Como plantea Rubinstein (s/f) a ellas no se incorporan
contenidos formales, sino que reflejan determinadas relaciones
que se generalizan para constituirse en capacidades
específicas. En este caso, específicas de la
profesión. Por tanto, son operaciones
históricamente formadas como resultado de relaciones en la
esfera de objetos y que se han conformado mediante procesos
internos del sujeto que le permiten su
aplicación.

El rendimiento de la persona depende de lo bien
reguladas y del funcionamiento de esas operaciones o formas de
actuar de la profesión dada (Rubinstein, s/f).

Por eso es imprescindible los procesos de
análisis y generalización de esas relaciones y
la
organización de esas operaciones asimiladas, en la
esfera de que se trate. El hombre tiene que hacer suyo el
sistema de
operaciones mediante esos procesos. Estos son de naturaleza
activa y mediada por personas. El sistema de operaciones incluye
los conocimientos específicos de la
profesión.

El modo de actuación profesional es una
categoría poco utilizada, pero que refleja un componente
complejo de la competencia profesional. Es su principal
componente.

Se ha planteado que el modo de actuación
es una generalización de los métodos
que deben desarrollar los profesionales (Mestre, 1996) pero no
puede verse de manera tan simple por cuanto no solo incluye el
dominio de los
métodos específicos de la profesión, sino
que también materializa una lógica en el prodecer
del profesional.

En él se incluyen también las habilidades
profesionales, así como la representación de las
tareas y los resultados de la profesión.

Los métodos que forman parte del modo de
actuación son los que constituyen los sistemas de
operaciones y acciones especificas determinadas desde el interior
de la profesión, y mucho más, de la propia organización en que se aplica. Aquí
se incluye el dominio de los instrumentos y herramientas
particulares para la solución de los problemas
típicos de la profesión, las tecnologías
propias de ella y a veces el marco de aplicación, el
trabajo con diferentes métodos que no solo se refieren al
plano práctico sino intelectual. La definición de
éstos para la profesión de que se trate, determina
que se identifique adecuadamente el modo de
actuación.

Pero no basta con tener precisados los métodos,
es necesario que se organicen con una determinada lógica
que no incluye solo la secuencia al proceder, sino que tiene en
cuenta las condiciones, características y naturaleza de la
profesión.

Otro componente del modo de actuación profesional
lo constituyen las habilidades profesionales. Como expresa
Mestre (1996), son una generalización de habilidades,
determinada por las características de la
profesión.

Están conformadas por sistemas de acciones con
cierta independencia
y cuyo contenido está determinado por la profesión
(Talizina, 1985). Son, por tanto, como expresa Lanuez (1990)
formaciones ejecutoras particulares de la
profesión.

Como se ha visto, una de las cuestiones que
contribuyó a superar el conductismo es
la afirmación demostrada por algunos investigadores acerca
de la relación entre las acciones y el contenido
psicológico interno. En este sentido se explica tanto la
relación entre ellos como lo errado de considerar que la
sucesión de movimientos directamente visibles es
idéntica a la estructura psíquica
interna.

Las acciones son reguladas por formaciones
psíquicas en las que están presentes
representaciones de la acción, anticipación de
la meta o
resultado que se alcanzará con la acción,
así como la predicción del programa de
acción y sus condiciones. En las acciones juega un papel
todo este proceso no sólo cognoscitivo, el cual tiene un
carácter complejo, donde intervienen un conjunto de
capacidades de carácter secuencial y jerárquico en
dependencia de la complejidad de la tarea (Luria, 1970 citado por
W. Hacker).

Las acciones, que llegan a constituirse en
métodos y forman parte del modo de actuación del
profesional, tienen un carácter generalizado y
proporcionan un margen de libertad para
la actuación individual.

Mientras mejor formado este ese contenido interno
será más efectiva la representación del
proceso tecnológico y la estimación de los posibles
errores. La tarea de la enseñanza y el entrenamiento
esta en lograr la formación óptima. En ella es de
gran importancia el hecho de que el desarrollo y entrenamiento en
las estructuras psíquicas es determinante y superior a la
enseñanza de las acciones propiamente externas (Hacker,
1987). Por eso el modo de actuación debe permitir
formas de proceder diferentes y la selección de programas de
acción que conduzcan a la misma meta. Con esto se estimula
la creatividad y
el modo de proceder individual.

De ahí que la competencia para la acción
se logra cuando se alcanza un nivel de regulación elevado
(de esas acciones) y ello es posible cuando se estimula el
contenido interno (representaciones, estrategias de
búsqueda, procesos con la información,
previsión de errores, decisiones, etc) y cuando se
capacita al hombre para aprovechar los grados de libertad que le
posibilitan un modo de proceder individual.

En este sentido, es conveniente aclarar que como expresa
Abuljanova-Slavskaia (1987) el desarrollo de la personalidad
no se limita a lograr la regulación consciente de su
actividad sino el aprovechamiento al máximo de sus
potencialidades y el lograr un cambio en la
posición del sujeto con la realidad, elevarlo a un nuevo
nivel.

Estos componentes: dominio de métodos,
habilidades profesionales, secuencia de acciones de la
lógica de la profesión, así como la
representación de las tareas y los resultados constituyen
el modo de actuación de ese profesional. En ellos
se da una unidad indisoluble de elementos teóricos y
prácticos que pueden llegar a un grado de
generalización tal que adquieran independencia relativa y
distingan a unas profesiones de otras.

Otro de los componentes de la competencia profesional
está en las actitudes que expresan la
relación del hombre con esa profesión. No es
posible ser competente si no ha incorporado sentimientos,
convicciones relacionadas con el contenido y modo de
realización de esa profesión.

La motivación profesional es otro de los
elementos que la integra. Las necesidades, deseos e interés en
el contenido (teórico y práctico) de la
profesión influye en la formación de esa estructura
compleja y en el propio desempeño.

Por último, la integran los valores que
expresan el significado que los objetos tienen para el hombre. No
puede haber competencia ni formación de ella si no incluye
el conjunto de significados personales que para ese hombre tiene
la profesión, la asimilación de la cultura de la
organización donde la aplica.

Todos estos componentes forman parte del conjunto sobre
la base de la interacción condicionada por la
relación del hombre con la profesión.

Todos ellos funcionan interrelacionados y solo se han
separado para su estudio. Pueden llegar a fusiones que
distinguen competencias históricas bien
definidas.

Todos sus componentes no tienen el mismo grado de
condicionalidad por la profesión, aunque reciben esa
influencia.

De esta forma, la competencia profesional es una
compleja estructuración a la que se llega mediante la
enseñanza y la vida, que incluye un conjunto de
componentes de diferente carácter que permite el
funcionamiento holístico y autorregulado vinculado al buen
desempeño en una profesión.

CONCLUSIONES

Desde la aparición del concepto de competencias,
nunca antes había sido tan utilizado por las diferentes
esferas de la vida. Por eso se le atribuye un carácter muy
dinamizador, sobre todo, en el área de la gestión.

Este uso extensivo no ha logrado que se elabore un
concepto adecuado, ni que se esclarezca su génesis y
desarrollo.

Es posible que su incorporación a la actividad
laboral haya contribuido a que aún no exista una base
teórica al respecto. Por tales razones existen numerosas
definiciones de la competencia que la colocan como atributos,
actuaciones basadas en normas, desempeño. Son pocos los
que han incursionado en la profundidad de esta categoría
para continuar los estudios que en la lenguística
aportaron tesis importantes sobre esta
cuestión.

Para seguir estas ideas la competencia hay que verla en
la persona formada (como otras estructuras psicológicas)
sobre la base de las relaciones sociales, con un carácter
integral y holístico de un conjunto de procesos, funciones
y propiedades que dan un nivel de ejecución. Cada uno de
sus componentes se integran, pero pueden tener diferentes niveles
de compromiso en ella.

Si bien es esencial la diferencia entre competencia y
actuación, es evidente que existen vínculos. En
este camino del conocimiento quedan muchas interrogantes
referidas a sobre que base se relacionan competencia y
actuación, cuáles son los procesos de
génesis de ambas, cuáles son las premisas de
selección de los componentes de la competencia, qué
los une, qué principios
están materializados en su carácter
integral.

El camino es largo pero urgente porque el desarrollo del
mundo mercantil, organizacional y gerencial no tiene
intención ni de esperar a aclarar esas preguntas ni tiene
posibilidades de dar luz a la
teoría científica en esta
cuestión.

BIBLIOGRAFÍA

  • Aballí, MC (1999) La educación
    superior como educación básica en el marco de
    la
    educación permanente, en Rev Aula abierta, Junio,
    No. 73, España.
  • Bazdresch, M. (1998) Las competencias en la
    formación de docentes,
    ITESO, (Internet).
  • Caro, L. A. (2000) La formación profesional:
    El desafío del nuevo siglo en Salta.
  • Chomsky, N (1965) Aspects de la theorie syntaxique,
    Editions DV SEVIL.
  • Chomsky, N (1974) Estructuras sintáticas,
    Siglo XXI.
  • Chomsky, N (1981) Problemas actuales de la
    teoría lenguística, 3ra edición, Siglo XXI.
  • Chomsky, N (1982) Ensayos
    sobre forma e interpretación, Ediciones Cátedra,
    S.A.
  • CINTERFOR (2000) Las 40 preguntas más
    frecuentes sobre competencia laboral (Internet).
  • CONOCER (1998) Análisis ocupacional y
    funcional del trabajo, IBERFOP, OEI, España
    (Internet).
  • Cuesta, A. (2001) Gestión de competencias,
    Editorial Academia, Cuba.
  • D´Angelo, O (2000) ¿Inteligencia
    o persona?, en Revista
    Cubana de Psicología, Vol. 17, No. 3, Cuba.
  • Engel, C. E. (1986) Professional education for
    capability and change, en Rev Higher Education Review, Vol. 18
    No. 3, Summer, England.
  • Febles, M y Canfux, V (2002) La concepción
    histórico cultural del desarrollo. Leyes y
    principios, en Selección de lecturas compilado por Leyda
    Cruz, Universidad
    de la Habana, Cuba.
  • Fernández, A. M (1999) Comunicación educativa,
    ISPEJV.
  • Fiddler, M. (1994) Teaching to competence: inhancing
    the art of teaching (adults), en Rev Journal of General
    Education, Vol. 43, No. 4, EU.
  • Forgas, J.A (2003) Diseño curricular por competencias: una
    alternativa para la formación de un técnico
    competente, Curso Pedagogía 2003, Cuba.
  • GECYT (2002) Taller internacional de gestión
    de recursos
    humanos por competencias, Cuba.
  • González, M.L (1996) El entrenamiento
    sociopsicológico para elevar la competencia comunicativa
    en dirigentes, Tesis de
    Grado, Universidad de la Habana, Cuba.
  • Guach, J. C. (2000) Formación basada en
    competencia, Tesis Maestría, Cuba.
  • Guerra, Y.O (2003) La gestión por competencias
    en las empresas
    cubanas: retos y realidades (internet).
  • Hacker, W (1987) Regulación cognoscitiva de
    las actividades de trabajo, en el Socialismo, Editorial de
    Ciencias
    Sociales, Cuba.
  • Harre, R (1983) Nuevas direcciones en la psicología
    social, en Perspectivas y contextos de la psicología
    social de J.R Torregosa y b. Sarabia, Edit. Hispano Europea,
    S.A, España.
  • Karcher, W. (1998) Sobre el significado de las
    competencias generales en el sector informal urbano y
    condiciones para su adquisición, en Rev
    Educación, Vol. 57/58, Alemania.
  • Lanuez, M. del C. (1990) Tratamiento
    metodológico a la formación de habilidades
    profesionales en la enseñanza de la topografía en la formación de
    técnicos medios agrónomos, Tesis de Doctorado,
    Cuba.
  • Lluch, E. (1996) Introducción a la formación basada
    en competencias (EBC): algunas ideas generales, en Rev
    Curricular Informativa, Vol. III, No. 4, Oct-Dic, México.
  • Mertens, L. (2000) La gestión por competencia
    en la empresa y la
    formación profesional, OEI, España
    (Internet).
  • Mestre, U. (1996) Modelo de
    organización de la disciplina
    Física
    General para el desarrollo de habilidades profesionales en los
    estudiantes de Ciencias Médicas, Tesis de Doctorado,
    Cuba.
  • Rubunstein, S. L. (s/f) Las capacidades, en
    Selección de lecturas de Psicología de las
    capacidades, de E. González Puig, MES, Cuba.
  • Salas, R. (1997) Sistema de monitoreo y control de
    calidad de la competencia y el desempeño
    profesional, en Rev Educación Médica Superior,
    Vol. 11 (1).
  • Talizina, N. (1985).
  • Teplov, B. (1961) Problemas de las particularidades
    individuales, en
  • Ulrich, D (2000) Liderazgo
    basado en resultados, Edición Gestión 2000, S.A,
    España.
  • Valladares, M. G. (1996) La orientación
    educativa como vía de enriquecimiento de los proyectos de
    mejoramiento profesional humano, Tesis de Doctorado,
    Cuba.
  • Vigotsky, L.S (1987) Historia del desarrollo de
    las funciones psíquicas superiores, Editorial
    Científico-Técnica, Cuba.
  • Vigotsky, L.S (1991) Tomo 5 Obras completas,
    España.
  • Zayas, P.M (2002) Concepción teórico
    metodológica para los procesos de selección de
    personas, Tesis de Grado, Universidad de la Habana,
    Cuba.

ANEXO

 

Datos del autor:

Dra. Berta González
Rivero

Dra. En Ciencias Psicológicas

CEPES – U. Habana

2008

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter