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Revelado de huellas lofoscópicas en papel (página 8)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

Para la realización de las tareas de
levantamiento de rastros se utiliza:

  • Medios ópticos tal como lupas
    cuentahílos, lupas planas y lupas
    binoculares;
  • Medios lumínicos, fuente lumínica
    U.V. (luz ultravioleta) de onda corta y larga, con filtro, de
    utilización en la visualización de indicios
    orgánicos (semen, sangre).
  • Reactivos físicos, químicos y
    líquidos, de última generación, para el
    tratamiento de superficies convencionales y no
    convencionales.

Todas las superficies admiten el levantamiento de la
evidencia que posee la huella para su revelado. De tal forma,
si la superficie es papel, es necesario cubrir la misma con
plástico o cinta transparente ancha, evitando que al
adherirla no queden dobleces o burbujas de aire.

Sin embargo, si el rastro se encuentra en una
superficie que no puede ser trasladada tan fácilmente
deberá ser levantada y para ello se han diseñado
las denominadas cintas levantadores. Ésta es una hoja de
celuloide cubierta con una sustancia adhesiva especial que se
usa para trasladar la huella de la escena a un soporte o
acrílico que se consigue de diferentes
colores.

El material típico para el levantamiento es una
sustancia flexible y pegajosa que al oprimirse contra la huella
revelada, recoge por adhesión la figura sin absorber
propiamente el polvo. La superficie va protegida con una hoja
de celuloide que puede separarse fácilmente para
realizar el levantamiento y colocarse nuevamente con cuidado.
Existen otros levantadores a base de goma elástica
(caucho) los cuales son usados de forma muy similar.

Es decir, el levantamiento de un rastro papilar, se
efectúa utilizando para ello "cinta adhesiva", es
aconsejable solamente en aquellos casos en que resulte
imposible trasladar el "soporte" hasta el laboratorio
criminalístico o bien, no sea posible obtener
fotografiado directo por conformación o ubicación
anormal de la superficie continente del rastro.

La operación de levantamiento deberá ser
realizada con sumo celo y cuidado por parte del operador; en
primer lugar, tomará una porción de cinta
adhesiva acorde con el área donde se hallan los rastros
(longitud), utilizando rollos de cinta de diversos anchos,
conforme a la necesidad del operativo (anchura).  Luego
procederá a adherir al soporte un extremo de la misma,
alejado del área de los rastros, y luego, desde el
extremo sujeto y sobre la parte media de la cinta
apoyará un elemento de barrido adecuado (rastrillo de
goma,  pulpejos, primera o segunda falange de los
dígitos), siguiendo un recorrido recto por el centro de
la misma, cubriendo la totalidad del rastro.  Sobrepasado
éste, se procede entonces a adherir los bordes de la
cinta, desde el centro hacia fuera. De lo expuesto, surge que
los rastros revelados han quedado cubiertos totalmente por la
cinta adhesiva; se debe verificar la no existencia de arrugas,
pliegues o globos de aire.  Si ello ocurriera pueden ser
eliminados con una acción de planchado a través
de una almohadilla blanda o de franela.

A continuación se procede a despegar la cinta
del soporte; esta operación requiere práctica y
experiencia técnica, por cuanto de ser imperfecta en su
ejecución, pueden alterarse o destruirse los
rastros.  La mecánica de procedimiento consiste en
levantar uno de los extremos de la cinta y en acción
continua y pareja, despegarla del soporte hasta llegar al otro
extremo.  De ser posible, antes de despegar este
último, se tendrá preparado un vidrio liso y
transparente, limpio completamente (soporte de
transmisión).  

Despegada la cinta del soporte original, observaremos
que los rastros papilares han quedado adheridos al pegamento
obrante en la cara interior de la cinta adhesiva; en realidad,
lo que se levanta del soporte son los polvos adhesivos y
adheridos a la secreción sudorípara, así
como también algo de la  misma; si se polvorea
nuevamente el soporte original, en algunos casos, se
logrará revelar por segunda vez los rastros.  La
cinta adhesiva en las condiciones precitadas, se adhiere al
soporte de transmisión para su transporte al laboratorio
a los fines de práctica pericial.

Por último cabe señalar, que el
levantamiento de los rastros revelados por medio de cinta
adhesiva deberá realizarse, en todos los casos sin
excepción, luego de haber procedido a una prolija
limpieza de los contornos y aledaños de los rastros,
delimitando con toda objetividad y exactitud su área de
integridad idónea. Lo más importante para
recordar es que bajo ninguna circunstancia deberá
practicarse el levantamiento previo al fotografiado.

El levantamiento de huellas que verifica el perito
estará sobre personas, documentos y cosas; su finalidad
inmediata será revelarlas a efecto de establecer a
quién le corresponden dichas huellas. Obviamente la
identificación de la persona a quien le corresponden las
huellas reveladas por el perito, no significa necesariamente
que es ésta la persona responsable del hecho; excepto si
otros medios de prueba concluyen en esa premisa. Es decir, el
perito levantará las huellas que se encuentren en el
lugar, las revelará, emitirá su informe pericial,
y con el mismo, otras evidencias y otros informes periciales,
el investigador comprobará su hipótesis o la
reemplazará por una nueva que deberá comprobar
ante el tribunal encargado de dictar sentencia contra la
persona que conforme a las pruebas es la responsable del hecho
punible.

Por consiguiente la identificación de la
persona a quien le corresponden las huellas reveladas, en
principio solamente probará su presencia en el lugar
antes o después de cometido el hecho; y estará
vinculado con la relación causal del mismo y por
consiguiente le será imputable solamente si otros medios
de investigación lo confirman.

El perito levantará las huellas que se hallen
en el lugar del hecho para los efectos antes mencionados;
asimismo, tomará las huellas del cadáver que en
el lugar se encuentre, en caso de que no se le pueda
identificar en forma fehaciente por sus familiares. En esa
virtud, la actividad del perito consistirá en levantar
los rastros y evidencias con el fin de revelar huellas y
comparando con el registro que tiene a su disposición
determinará la identidad de quien o quienes estuvieron
en el lugar del hecho antes de la llegada de las autoridades;
obviamente si el hallazgo del delito lo hizo determinada
persona, procederá a identificarla debidamente, puesto
que al descubrir el hecho pudieron haber quedado sus huellas en
el lugar. Luego procederá a tomar huellas del
cadáver que se halle en el lugar. En conclusión,
el perito en la escena del crimen que estamos suponiendo
levantará tres tipos de huellas: las huellas latentes
que se hallen en los objetos, cadáver o documentos que
son parte del escenario; tomará las huellas de persona
viva (quien hizo el hallazgo), y finalmente tomará las
huellas del cadáver encontrado en el lugar. Todo con un
fin: esclarecer las circunstancias bajo las cuales
ocurrió la muerte de la persona cuyo cadáver se
encuentra en el lugar y en caso de que dicha muerte hubiere
sido provocada por mano criminal: identificar al responsable
por medio de la revelación de las huellas latentes que
se encuentren en el lugar.

6.7. Embalaje y transporte de evidencias con
huellas

De ser esto posible, es siempre recomendable el
transporte de los objetos donde se encuentran las huellas al
laboratorio criminalístico, a fin de asegurarse la
correcta documentación para el cotejo. Si las
superficies son de un tamaño demasiado considerable,
pero la gravedad del caso así lo amerita, muchas veces
será una buena idea extraer el segmento de
interés.

Los objetos que han de transportarse deberán
empaquetarse en cajas de cartón, papel manila o papel
kraft con el mayor cuidado para evitar roturas; no
deberán estar expuestos a fricción del material
envolvente; y, naturalmente no deberán tocar las huellas
del mismo. Nunca deberán envolverse piezas en vidrio,
plástico o telas.

Para estos casos, podrán utilizarse los
productos que especialmente para el efecto se hallan en el
mercado, elaborados con el máximo de seguridad y con las
características idóneas para lograr la
óptima conservación de las condiciones de la
evidencia; aunque suele ser común que en esta tarea
actúe el ingenio y experiencia del técnico en
cuanto a utilizar los medios que considere más
adecuados. Los medios de resguardo y transporte de las
evidencias, estará de acuerdo a la naturaleza de las
mismas, en esa virtud, por ejemplo: las botellas pueden ser
colocadas en una jaula de madera que se sujetará dentro
de una caja de cartón o madera. Los vidrios planos se
podrán colocar entre dos cuadrados de madera que se
sujetan con cuatro clavos, luego de lo cual se fijan a una caja
de cartón. Los pedazos de vidrio se ponen en una caja de
cartón con los ángulos penetrando en los lados de
la caja de manera que queden asegurados y luego se ata la caja
para que todo permanezca firme. Los cuchillos y las armas de
fuego se sujetan a una tabla o pedazo de cartón fuerte,
con cuerdas que pasen a través de agujeros hechos en el
cartón o en la tabla. Es muy importante que el perito no
contamine la escena del crimen, puesto que hacerlo
incidiría en las condiciones de los rastros que levante
en el lugar; para el efecto, dependiendo de las circunstancias
el perito preparará su ingreso a la escena debidamente
desinfectado, utilizará la vestimenta, guantes, visores
y máscaras de protección que sean adecuados al
manejo de los rastros que levantará. Hoy día en
el mercado se hallan diversos productos como zapatillas, botas,
cobertores de calzado, overoles, gorros, capuchas, guantes,
batas y pantalones de material desechable; extinguidores de
olores totalmente estériles, gels antisépticos
que no requieren el uso de agua, toallas húmedas
desinfectantes, antisépticos y protectores contra
bacterias y virus, respiradores, máscaras protectoras,
visores y anteojos protectores; todo formulado especialmente
para garantizar la conservación de la evidencia con la
mayor pureza posible.

En resumen, el perito que levante la evidencia
observará la normativa de higiene, seguridad y
protección para sí y para la evidencia; a efecto
de poder ingresar a la escena del crimen sin alterar de forma
alguna las evidencias, las cuales embalará adecuadamente
y dispondrá su transportación hacia el
laboratorio o unidad técnica de investigación con
el mínimo de riesgos posible, cuidando acuciosamente que
las evidencias se mantengan intactas, en el mismo estado en que
la dejó el malhechor.

Figuras: Equipo para escena del
crimen.

Figuras: Equipo para escena del
crimen.

6.8. Las actividades del perito en
lofoscopía

El perito en lofoscopía lleva a cabo las
siguientes actividades:

  • Tomar impresiones con propósitos
    administrativos y judiciales.
  • Clasificar, ubicar o localizar las fichas
    decadactilares en los archivos.
  • Buscar impresiones dermopapilares en el lugar de
    los hechos (huellas latentes).
  • Hacer investigaciones decadactilares.
  • Hacer investigaciones nominales.
  • Confrontar eliminatorias.
  • Analizar y cotejar huellas palmares y plantares
    (estas últimas principalmente en recién
    nacidos).
  • Emitir dictámenes.

Actualmente al área de lofoscopía
también se le denomina de identificación, porque
todas las actividades que ahí se realizan se hacen para
esos fines. Además de las aplicaciones que se acaban de
mencionar en la parte superior, la sección de
lofoscopía proporciona los informes
siguientes:

a.) Informes nominales:

Cuando sólo se cuenta con el nombre de una
persona, se procede a localizarlo en un archivo nominal para
determinar si se encuentra alguien registrado con dicho nombre.
Únicamente se pueden tener resultados si se proporcionan
los nombres y apellidos de la persona buscada. El resultado
será más preciso en la medida en que se aporte un
mayor numero de datos. Sin embargo, se debe tomar en cuenta la
probabilidad de encontrar homónimos. Debido a ello, se
recomienda complementar la información adicional sobre
el individuo en caso que se tenga, acerca de su edad,
domicilio, señas particulares, sobrenombre o alias,
etcétera.

b.) Informe dactiloscópico:

Para poder realizar este tipo de actividad se requiere
tener una ficha decadactilar de la persona que se busca en el
archivo de servicios periciales. No se recomienda trabajar con
copias fotostáticas ni con documentos enviados por fax,
ya que éstos se caracterizan por la reducción de
la nitidez del original. Los duplicados presentan dificultades
para la confrontación.

c.) Informes monodactilares:

Se hacen cuando son encontrados fragmentos de huellas
dermopapilares en el o los lugares de los hechos. Se procede a
levantar dicha huella y trasladarla al laboratorio para ser
amplificada y, entonces, procede la confronta
eliminatoria.

d.) Estudios comparativos
antropométricos:

Se llevan a cabo mediante diversas técnicas de
análisis. Por lo general, se estudian videos y
fotografías. Es indispensable que tengan nitidez y
precisión para poder trabajar con ellos.

e.) Información del catálogo de
fotografía criminal:

El catálogo de fotografía criminal
cuenta con fotografías de frente y perfil de individuos
que han sido señalados como presuntos responsables de
una conducta ilícita. Este catalogo sirve de complemento
a los archivos dactiloscópicos y nominales.

6.8.1. Tiempo de intervención del
perito

El tiempo de intervención varía de
acuerdo con la actividad que se tenga que realizar. Un
levantamiento de huellas dermopapilares latentes en el lugar de
los hechos se puede realizar en algunas horas. Sin embargo, en
otros casos puede durar más tiempo. Algunos factores que
intervienen en la duración de la tarea son:

  • La precisión y la certeza de los datos
    proporcionados, a partir de los cuales se iniciará la
    búsqueda en los archivos.
  • La carga de trabajo que se tenga en ese momento en
    el laboratorio de lofoscopía e
    identificación.

6.8.2. Los resultados

El resultado que arroje la intervención del
perito en identificación, variará por la
naturaleza misma de su intervención. Siendo siempre
precisada por los elementos que tenga a su alcance para emitir
su dictamen o entregar el informe correspondiente. Se debe
tener en cuenta que existen algunos inconvenientes que no
permiten obtener resultados positivos en los levantamientos de
las impresiones dermopapilares encontradas en el lugar de los
hechos. Así sucede cuando las impresiones de la huella
encontrada carecen del núcleo; se aprecia embarrada o
corrida; o es tan tenue que no permite ser revelada, mucho
menos levantada y embalada. Cabe señalar, que las
condiciones climáticas son factores que coadyuvan a la
desaparición o lavado de las impresiones
lofoscópicas. De esta manera, los elementos de
búsqueda se encuentran en un medio no favorable para
realizar la labor criminalística.

No obstante que ya hemos apuntado sobre la seguridad
que para la identificación personal representa esta
prueba pericial, pueden surgir ciertas dudas en la mente de
quienes incursionan en el estudio de las disciplinas auxiliares
de la criminalística y obviamente en la mente de quienes
se interesen en el presente trabajo. Por ejemplo:
¿Pueden heredarse los dibujos de las crestas papilares
de los dedos?

Sobre la herencia de las impresiones dactilares,
palmares y plantares todavía no se ha resuelto nada
definitivo por la ciencia lofoscópica. Los
investigadores Feré, Forgeot y Faulds entre los antiguos
y Locard y D. Abundo que estudió con las impresiones
entre los idiotas; Senet que hizo comparaciones de una familia
a través de cinco generaciones; Cevidalle y Benassi, que
las estudiaron en los anormales; Miranda Pintos, etc., entre
los modernos, todos ellos han llegado a la conclusión de
que las impresiones dactilares no se heredan. Lo único
que se ha probado hasta el presente, y no como una regla
general, es que existe, en muchos casos, entre los
consanguíneos directos, una tendencia a la
reproducción de ciertos caracteres similares en sus
respectivas impresiones, pero sin que esto represente igualdad
absoluta. Galton, apoyándose en la Ley de las
analogías, pero no en comprobaciones reiteradas, afirma
que existen razones para creer en la posibilidad de que los
dibujos dactilares son hereditarios. Discípulos suyos
dedicados en especial a estas investigaciones no han podido
comprobar las sugerencias del maestro. La realidad es que hasta
el presente no se ha podido encontrar un solo caso de igualdad
hereditaria.

Otra interrogante a plantear podría ser:
¿Pueden falsificarse las impresiones
lofoscópicas? Desearíamos ser contundentes y
lacónicos, sin embargo, aquí nos encontramos
frente a la lucha de dos técnicas: la de los criminales
y la de la criminalística. El criminal trata de
perfeccionar sus métodos para borrar los rastros del
crimen. La criminalística trata que todo lo que la
ciencia le suministre incorporarlo en su guerra sin cuartel
contra el delincuente.

Los delincuentes trataron de borrar las huellas,
primero borrando las posibles impresiones dejadas, luego usando
guantes y más tarde tratando de falsificar las
impresiones. Los tres procedimientos han dado un resultado casi
nulo. Lo primero, el borrar las huellas es difícil de
lograrlo, ya que sin quererlo se van dejando; se podrán
borrar las más visibles, mas las invisibles es un poco
difícil. El empleo de los guantes tampoco ha servido de
mucho a los delincuentes porque casi siempre comienzan
trabajando con ellos y terminan con las manos descubiertas. Es
bueno recordar que los ladrones operan casi siempre en la
oscuridad y que se valen más bien del sentido del tacto
que de sus ojos. También puede estar el guante
desgastado o roto y en ese caso permite el paso de rastros que
admite reconstruir perfectamente la
impresión.

Con respecto a la falsificación de impresiones
lofoscópicas para dejar rastros o impresiones falsas que
sirvan para desorientar a los investigadores es un poco
difícil lograrlo con verdadero éxito porque estas
falsificaciones no se pueden hacer totalmente por ser imposible
reproducir los poros en su totalidad y con su nitidez y
característica verdadera.

Además, los poros de la impresión
lofoscópica natural dejan el rastro de la gota de sudor,
lo que no hacen los poros de las falsas impresiones. Hay varios
procedimientos para falsificar las impresiones dactilares tales
como los de Collier, Reitcher, Wehde, Goddefroy y Reiss; estos
dos últimos permanecen secretos. Estos sistemas
están basados en la impresión de
clichés.

Afortunadamente, hoy día existen sistemas
modernos de identificación personal con base en huellas
dactilares que garantizan mayor seguridad, como lo es el
sistema desarrollado por la empresa norteamericana denominada
Cogens System, que en 1990 desarrollo un sistema
automático de identificación de huellas
dactilares (AFIS) siendo el más sofisticado, preciso,
seguro y avanzado que existe.

El AFIS (Automated Fingerprint Identification System),
es un sistema basado en la
identificación automatizada de huellas dactilares.
Su objetivo principal es bajar el índice delictual con
la  ayuda de una poderosa herramienta que permite que
el sistema sea automático y electrónico. El
sistema es 100% compatible con los de otras
policías del mundo. Su eficiencia mejora la
solución de crímenes y logra un efecto
preventivo, pues los delincuentes tendrán un margen muy
limitado de error en sus actos, ya que dejando un rastro, una
huella en el lugar del hecho, o un objeto, se tendrá la
capacidad de incriminarlos de manera certera y rápida.
La inmediata identificación de personas en forma
fehaciente contribuye a agilizar los procesos judiciales,
reducir el tiempo de detención preventiva de personas
sin antecedentes, reducir el tiempo de respuesta a
trámites civiles y libera recursos humanos para
afectarlos a tareas de prevención e
investigación.

Este sistema facilita la investigación gracias
a la informatización de las huellas dactilares parciales
o completas de los delincuentes. Este sistema es un programa
que compara huellas dactilares electrónicamente con una
base de datos que almacena información dactilar por
imágenes. Un individuo a quien se le toma las huellas
dactilares solamente tiene que colocar su dedo en la placa de
vidrio de un lector óptico. No utiliza tinta, no macha y
no requiere un experto en huellas dactilares para operar el
sistema. El sistema hace identificaciones positivas
automáticamente, comparando las huellas del individuo
con las huellas almacenadas en el sistema. La imagen obtenida
de la huella dactilar puede ser utilizada para matricular al
individuo en la base de datos del sistema después de
realizada la búsqueda completa, evitando que la persona
se matricule más de una vez.

Obviamente, identificar a quién le pertenece
determinada huella, es una labor que se realiza en segundos,
puesto que la rapidez con la que una computadora compara la
imagen percibida con las que se hallan en la base de datos no
tiene relación con el tiempo que emplearía una o
más personas en hacer dicha comparación. Es
decir, al encontrar pareja para la huella dactilar en la base
de datos, el sistema da los resultados permitiendo al operador
verificar la comparación automática que hizo la
computadora. Asimismo existen mecanismos auxiliares que
podrían garantizar en mejor forma la conservación
del registro de huellas dactilares, uno de ellos es la
fotografía de huellas.

El sistema ya es utilizado por el FBI, Interpol,
Scotland Yard, la policía de Francis, España y
otros Estados desarrollados. En México fue introducido
el sistema y ha reportado importantes logros en la
identificación de delincuentes que se hallaban en la
lista de los más buscados del mundo, especialmente
involucrados en actividades de narcotráfico.

Hasta el momento sobre el sistema se dice que no tiene
características sino cualidades, entre otras: Es
ágil, preciso y seguro; rapidez en la
identificación personal; goza de aceptación a
nivel mundial; no utiliza tinta, fichas ni otros mecanismos
para la toma de muestras que forman el banco de imágenes
y datos; es más económico, puesto que minimiza
costos, trabajo y esfuerzo; la optimización depende del
uso de las más modernas herramientas para la
captación y almacenamiento de imágenes; facilita
la detección de robo de identidad, así como el
uso de múltiple identidad por una misma persona; de ser
adoptado por todos los países del mundo
facilitará la localización y captura de
prófugos y delincuentes peligrosos; la
conservación de los registros ofrece mayor seguridad que
las actuales fichas que forman los gabinetes de
identificación.

6.9. Importancia de la fotografía de
huellas

La fotografía es uno de los mecanismos
auxiliares más útiles para la
criminalística. Y definitivamente que en la
lofoscopía presta una utilidad de valor incalculable,
toda vez que puede dejar evidencia de las pruebas del hecho
desde que las mismas son levantadas en la escena del delito.
Como bien lo apunta Benito Amilcar Fleita, en su obra Sistemas
Actuales de Análisis en Criminalística: "La
actuación del fotógrafo se inicia en la propia
inspección ocular…"

Como todo elemento de juicio, es de suma importancia
fotografiar las huellas antes de realizar nada que pueda
alterarlas, ya sea levantarlas o transportarlas y utilizar
testigo métrico. Claro está que en aquellas
huellas latentes deberán revelarse primero por
cualquiera de los métodos antes descritos.

La iluminación lateral ayudará a
fotografiar impresiones sobre sustancias plásticas. Se
observará que cuando se usa polvo blanco sobre una
superficie negra, las líneas de fricción aparecen
blancas en la fotografía. Se deberá hacer el
negativo del negativo o una transparencia negativa a fin de que
las líneas de contacto resulten negras para su
clasificación y cotejo. Si las impresiones se encuentran
en fondos negros, haciendo imposible el revelado y fotografiado
por métodos convencionales, es recomendable realizar
pruebas para asegurar un correcto resultado, pero se recomienda
el uso de filtros para aclarar los fondos, polvos que presenten
buen contraste, o el uso de fluorescencia ultra violeta (UV)
para fondos multicolores. Para el uso de UV se emplearán
polvos fluorescentes, como por ejemplo el antraceno.

En el caso de que la huella se encuentre en un espejo,
si el mismo es de poco valor es recomendable raspar la
película que produce el reflejo y colocar un fondo
negro. De no ser esto imposible, lo más conveniente
será una buena iluminación y foco para evitar los
reflejos. Por último, las fotografías
deberán realizarse siempre en tamaño natural y
luego podrán ampliarse.

La fotografía es un mecanismo que asegura en
mejor forma la conservación del registro de huellas
dactilares; y en esa virtud es importante conocer la forma en
que este mecanismo otorga esa ventaja. El procedimiento es
bastante simple y según recomienda nuestro referido
autor: "La técnica fotográfica aconseja la
utilización de lentes comunes para los fines
documentativos panorámicos y lentes macros o lentillas
de aproximación para destacar huellas o
características en detalles…"

6.9.1 Materiales

Como en todo, es importante tener un material de gran
calidad para conseguir buenos resultados. La cámara a
emplear debe ser tipo réflex, no importa si es autofoco
o manual, o si el valor de exposición lo hace con un
programa o se hace manualmente. Sí es importante que en
determinado momento se pueda poner todo en manual, ya que en
ocasiones es difícil que una máquina enfoque
determinados objetos, o puede ser de interés controlar
la abertura del diafragma, la velocidad de obturación o
las dos cosas.

Lo que si es necesario es un objetivo macro. Pero no
basta con que el fabricante ponga macro, nos referimos a un
objetivo para fotomacrografía (tipo micro Nikkor por
ejemplo). El poder sacar una positiva a 4 o 5 aumentos, sin que
el factor de ampliación nos haga perder calidad en la
foto es un tema vital.

El flash irá, no puede ser de otra manera, en
consonancia con la cámara. Se recomienda un
número ISO no menor de 45. Es muy aconsejable que sea
específico para la máquina, o lleve una zapata
que lo haga compatible, para los casos en los que la
cámara posea control TTL para flash. Si es
automático, con sensor en el flash, cuantos más
diafragmas posea en automático mejor, y preferible si
además tiene controles de reducción de
potencia.

En cuanto al estudio, unos fondos claros y oscuros,
focos, una mesa con unos tubos de luz de día o flashes,
y una caja de luz, o unos flashes con difusores es lo
necesario.

La película a utilizar puede ser en color o
blanco y negro. Estamos acostumbrados a verlo todo en color, lo
que hace que se nos hagan más reales las fotos en color,
pero si no disponemos de una procesadora en color, o no podemos
sacar las fotos al tamaño deseado tendremos que recurrir
al blanco y negro. La película en blanco y negro debe
ser de grano muy fino, capaz de obtener unos negros profundos y
unas luces muy blancas. Claro, que debe ir con un perfecto
tratamiento en el laboratorio, que consiga que la
película alcance un contraste óptimo, con la
máxima acutancia posible y no se produzca un granulado,
etcétera.

6.10. Técnica a utilizar en el fotografiado
de huellas

En este apartado analizaremos el tema del fotografiado
de huellas lofoscópicas, dejando las teorías de
la fotografía policial y general para otras
páginas. Una vez que se han aplicado los reactivos
adecuados y revelado las huellas latentes, se debe proceder a
su fotografiado, para poder estudiarlas, una vez ampliadas, y
además dejar un testimonio gráfico de
dónde y cómo estaba depositada la
huella.

Antes de realizar la fotografía de detalle, se
hace necesario fotografiar el objeto o lugar donde ésta
se encuentra de tal manera que se pueda apreciar de forma total
el objeto y la situación de la huella revelada (se le
llama fotografía de conjunto general o total). Se
realizará otra fotografía en la que se aprecie la
huella y además una serie de datos apuntados junto a
esta, como lugar, fecha, etcétera (conjunto parcial).
Esto se debe hacer así para que la autoridad judicial, o
quien deba ver el asunto, observe perfectamente de donde se
obtiene la huella que es fotografiada al detalle y compruebe
que es la misma que hay en las fotografías de
conjunto.

A cada huella se le pondrá un "testigo
métrico", esto es un adhesivo o regla en la que figuran
los milímetros, normalmente se pone un
centímetro, y además un número o una letra
con el fin de poder distinguir e identificar cada una de las
huellas, y poder comprobar, en la ampliación y la copia,
el tamaño exacto al que se ha positivado la huella.
También se debe de "acotar" la huella latente, esto es
marcar con una línea gruesa (tiza, rotulador o similar)
y se hará con el mismo color que se haya usado para
revelar la huella, así se distinguirá mejor en
las fotografías y en el laboratorio, por el trazo de la
línea se determinará si es necesario hacer un
contratipado o no.

Hay que tener en cuenta si se fotografían en
blanco y negro, que el color del objeto, visto en blanco y
negro, puede disminuir el contraste. Por ejemplo, unas huellas
reveladas con Carbonato de Plomo (blanco), en un objeto azul
claro, saldrá casi blanco en la positiva. Se debe de
llevar un filtro que aumente el contraste, bien de forma
permanente (un filtro amarillo o naranja), o utilizar el
necesario en cada caso.

6.10.1. Esquemas de Iluminación para el
fotografiado de huellas

a.) Huella en cristal transparente revelada con
revelador blanco

Con la disposición que se muestra lo que se
intenta es que el fondo permanezca lo más oscuro
posible. Al iluminar la zona donde se encuentra la huella, sin
dar luz sobre el fondo (negro), las crestas recibirán la
luz, contrastando perfectamente con el fondo negro.

Figura: Iluminación en cristal
transparente

b.) En objeto claro traslúcido reveladas con
revelador negro

En este caso, la iluminación lo que pretende es
crear un contraluz. Las crestas al ser negras,
contrastarán perfectamente con el fondo claro iluminado.
Si el objeto fuera una caja, debe de iluminarse igualmente,
intentando que la luz ilumine la huella desde atrás
(metiendo la luz por dentro de la caja). Es conveniente sobre
exponer la toma en 1 o 1'5 diafragmas.

Figura: Iluminación en objeto
claro traslúcido

c.) Objeto Opaco

Es indiferente si el revelador es blanco, negro u otro
color. Lo ideal son los focos de luz a 45° del objeto. Si
el objeto es oscuro, se sub-expondrá en un diafragma,
sobre exponiéndolo si el objeto fuera blanco.

Figura: Iluminación en objeto
opaco.

d.) Huellas por sustracción o
moldeadas

En estos casos no se han aplicado reveladores. Las
huellas son visibles. La colocación del punto de luz
crea una luz rasante, la cual al incidir en las crestas crea
unas sombras en los surcos, que aparecen oscuros.

Figura: Iluminación en huellas
moldeadas.

e.) Espejos

En estos casos la dificultad radica en las dos
imágenes de la huella que hay en el espejo. La revelada
en el cristal y la que se refleja en el fondo del espejo. Lo
primero es colocar la cámara totalmente perpendicular al
espejo. A la cámara es conveniente ponerle un trozo de
cartulina negra con un agujero para el objetivo, y que
cubrirá toda la cámara y un poco más. Hay
que abrir el diafragma al máximo, así se
tendrá una profundidad de campo mínima y se
fotografiará únicamente la imagen enfocada. La
mejor luz será la difusa, así estaremos seguros
de no encontrarnos con un reflejo. Otro método,
básicamente consiste en iluminar la huella a
través de la reflexión del foco de luz en el
espejo y fotografiarla mediante un tubo puesto en el objetivo
de la cámara. Naturalmente, si se raspa la parte trasera
del espejo, éste se transforma en un cristal,
aplicándose entonces la técnica
correspondiente.

Figura: Iluminación de
espejos.

6.10.2. Contratipado

En los casos en que las huellas están reveladas
en blanco, si se quieren convertir las crestas en negro, para
poder comparar mejor la huella con el lofograma obtenido
mediante entintado, se debe hacer un contratipo del negativo.
Esto se consigue de dos formas, una utilizando el negativo, y
otra usando las positivas.

Para hacerlo con el negativo, se pone la
emulsión de éste con la emulsión de
película u hojas de material lith, y se le ilumina, al
negativo. Se obtiene así, un negativo del negativo,
transformando los blancos en negros y viceversa. Para hacerlo
con las positivas, se hace una positiva al tamaño
deseado (normalmente 4 o 5 aumentos), pero poniendo la
película en la ampliadora al revés, esto es, con
la emulsión hacia arriba. La copia obtenida, que
estará al revés, una vez seca, se pone
emulsión con emulsión con una hoja de papel en
blanco y se ilumina. Se obtendrá una copia con la imagen
cambiada en sus tonos y con la imagen inversa.

6.10.3. El flash

No se pueden dar directrices a seguir dados los
múltiples tipos y marcas de flashes en el mercado, pero
en general los flashes serán de dos tipos con
posibilidades TTL y automáticos, pudiéndose poner
el disparo en "manual", esto es a plena potencia de flash, o
con reducciones de potencia.

En los casos de flash en TTL, hay que poner el flash,
zapata y cámara para poder trabajar así,
sobre-exponiendo o sub-exponiendo, en los casos de fondos
claros y oscuros, respectivamente. Esta corrección en la
exposición, se podrá poner normalmente en la
cámara, teniendo algunas de ellas el llamado auto
braketing. Aquí la maquina hará tres tomas:
normal, sub y sobre expuesta.

En los casos de flash automático, con
célula en él, se actuará según
marque el fabricante. Normalmente se selecciona el diafragma en
el flash y se pone el mismo en la cámara. Si se quiere
sobre exponer la toma, se abrirá el diafragma y para
sub-exponer se cerrará en la cámara sin mover el
diafragma del flash (abrir es poner números bajos y
cerrar poner los más altos). Hay que tener especial
atención en los casos en los que la célula
está en el flash, asegurándose de que va a leer
la luz de la zona que queremos fotografiar.

Si se pone el flash en manual, solo hay que dividir el
número ASA del flash por la distancia al sujeto y
dará el diafragma a utilizar. Por ejemplo en un flash
con un número 45, si el sujeto está a 4 metros se
pondrá un diafragma 11 en la cámara.

En general, la iluminación con flash debe
parecerse a los esquemas explicados anteriormente, intentando
que el fondo quede oscuro si la huella está en blanco,
etc.

6.11. Preparación de gráficas de
impresiones lofoscópicas

Al exponer el dictamen referente a la
identificación de impresiones lofoscópicas, el
experto debe preparar material visual con el fin de ayudar en
forma gráfica a los miembros del Tribunal a comprender
la naturaleza de su informe. Con suma frecuencia sucede que
quienes no están familiarizados con la ciencia de la
lofoscopía, encuentren que les resulta indudablemente
difícil comprender toda la importancia del dictamen de
un perito con base en la explicación verbal que
éste pudiera hacer, debido a la naturaleza
técnica de la materia. Consecuentemente, una
presentación gráfica de los datos que se
presentan queda ampliamente justificada y da magníficos
resultados. La preparación de estos gráficos es
una responsabilidad completa del perito que los
expondrá. A continuación, se dará una
breve explicación de la forma en que se preparan estos
gráficos, teniendo presente el interés que tiene
en los mismos el sistema de administración de
justicia.

Para realizar este trabajo en forma apropiada,
será necesario tener, además del equipo
fotográfico común para revelado y copia, una
ampliadora de por lo menos diez aumentos. Contando con esta
ampliadora, la imagen es impresa directamente del negativo
original sin tener que preparar un negativo ampliado. Aparte
del equipo fotográfico, se precisan los siguientes
materiales: un rollo de cinta adhesiva fotográfica, de
una pulgada o 2.5 cm. de ancho para delinear la zona de las
impresiones que se van a usar en el negativo; cartón o
cartulina gruesa, donde se montarán los gráficos
una vez terminados; un tubo o frasco de adhesivo para papeles;
y una botella de tinta translúcida y que no sea negra o
blanca. También es recomendable tener un cristal
esmerilado, con una luz debajo, para poder observar los
negativos con facilidad. Otra cosa que, si bien no es esencial
es aconsejada, es tener elementos con los que trazar
líneas y escribir letras o números sobre los
gráficos en forma uniforme. Si no se contara con esa
superficie de cristal esmerilado, podría utilizarse una
ventana para observar los negativos y determinar la parte que
va a ser ampliada.

Sí el experto tiene que recurrir a un
fotógrafo profesional para la preparación de su
trabajo, deberá hacerlo en forma tal que la evidencia no
deje de estar bajo su custodia personal durante toda la
operación.

La impresión latente original y también
la impresión entintada original -idéntica a la
latente- deben ser fotografiadas en tamaño real. Este
procedimiento evita una serie de problemas al ampliar ambas el
mismo número de veces. En los negativos se marcan las
zonas del dibujo lofoscópico que se requieren para
mostrar la identificación usando la cinta adhesiva para
fotógrafos. De este modo, solo se amplía esa
zona. Por lo general, si la zona legible de la impresión
latente es pequeña, no hay inconvenientes en mostrar la
impresión completa. Pero si la zona fuera grande, como
la palma de la mano o la planta del pie, se elegirá
entonces una que no haga que el gráfico resulte
demasiado grande o difícil de manejar.

Cuando se quiera decidir cuál parte del
negativo se usará, se adhiere el negativo a la ventana o
al vidrio esmerilado mediante cinta adhesiva para evitar sus
movimientos. La cinta puede aplicarse en las esquinas del
negativo. Primero debe marcarse el negativo correspondiente a
la impresión latente. Deberá tratarse que la zona
escogida quede de forma cuadrada y en lo posible que las
crestas o formaciones verticales u horizontales conserven esa
misma posición. Esto se facilita colocando, entre el
negativo de la impresión y el cristal, una hoja de
acetato o de celuloide cuadriculada.

Si la impresión latente fue revelada o
fotografiada como una impresión clara sobre fondo
oscuro, deberá prepararse un negativo de color inverso
para que ambas, impresiones aparezcan mostrando trazos negros
sobre un fondo blanco. Esto se hace colocando el negativo
original junto a una nueva hoja de película y
exponiéndola. El negativo resultante contiene la misma
imagen que el original, con la excepción de que los
colores han sido invertidos.

Si el negativo corresponde a una impresión
levantada opaca, la impresión aparecerá en
posición inversa, es decir, como si fuese reflejada en
un espejo y, por lo tanto, el negativo deberá ser
trabajado en el lado opaco o de la emulsión a fin de que
aparezca en posición comparable a la de la
impresión entintada.

Al no presentar las dos impresiones en el mismo color
y en la misma posición, es posible que se llegue a
confundir al observador, anulando así el efecto buscado
en la preparación de los gráficos.

El tamaño de la ampliación debe tener
las crestas de la impresión latente fácilmente
distinguibles a simple vista. Se ha visto que un aumento de
diez diámetros es el adecuado aun cuando cualquier
ampliación desde 5 hasta 30 resulta satisfactorio. Pero
deberá recordarse que las ampliaciones pequeñas
son difíciles de ver desde unos cuantos metros y que las
ampliaciones muy grandes pierden parte del contraste existente
entre las crestas y el fondo. Conviene dejar un borde o margen
de unos 5 centímetros o bien, un ancho igual a la
tercera parte de la zona ampliada para hacer las anotaciones
correspondientes al gráfico.

Cualquier gráfico que se prepare de las
correspondientes características de crestas debe estar
marcadas en las dos copias o indicadas en la misma forma. Se
han observado varios sistemas para señalar las
formaciones de crestas similares, pero la que parece más
acertada o apropiada es también la que es más
simple y consiste en señalar las características
con líneas y números. No es preciso
señalar todas las características de las crestas
que aparecen en las impresiones. Doce características
son suficientes para demostrar una identificación, pero
de ningún modo se afirma o sugiere que esta sea la
cantidad requerida. Todas las identificaciones de impresiones
lofoscópicas se hacen observando las similitudes que
ocupan, es decir, que las dos impresiones tienen crestas
características de la misma forma y posición
relativa dentro del dibujo lofoscópico.

No se recomienda los métodos que involucran una
superposición de las impresiones, dado que solo son
posibles en contadas ocasiones, debido a la distorsión
de las crestas en la mayoría de las impresiones causadas
por la presión o movimientos. Este procedimiento no es,
necesariamente, una prueba de identidad.

Del mismo modo, no se recomienda la
presentación de gráficos en los que las formas de
las características se muestren en los márgenes.
Como antes se expuso, las características individuales
de las crestas pueden cambiar ligeramente en forma o en
posición física debido a movimientos,
presión, entintado incompleto, condición de la
impresión latente cuando fue revelada, polvos que se
adhieren al resto de la superficie, etcétera. Las
identificaciones están basadas en un número de
características vistas en una relación de unidad
y no en la apariencia microscópica de las
características aisladas.

Como la fotografía ampliada de la
impresión aparece en blanco y negro, es necesario usar
tintas de otros colores para las marcas que se deben hacer en
el gráfico. En lo posible, deberá tratarse de que
esas tintas sean translúcidas a fin de que sea posible
ver las crestas que cruzan o atraviesan. Para estos fines,
resulta muy apropiada la tinta de dibujó de
carmín translúcida. Al trazar las líneas
en el gráfico, deberá tenerse cuidado de que las
mismas no se crucen o se toquen.

El gráfico tendrá una apariencia
más clara, nítida y agradable si las
características se numeran siguiendo la dirección
de las agujas del reloj y si se deja la misma distancia entre
los números. No es necesario, sin embargo, distribuir
los números alrededor de toda la fotografía. Por
lo general, los números se distribuyen sobre tres lados
y el tipo de impresión (entintada o latente) se anota en
la parte inferior. En cualquier caso, la forma de numerar debe
estar subordinada a una explicación de las
características en forma ordenada y, si la
situación lo requiriera todos los puntos de
investigación pueden ser ilustrados en un solo lado de
la fotografía.

Debe trazarse una sola línea desde cada
característica al punto numerado en el margen. Debe
tenerse especial cuidado en trazar dicha línea
exactamente hasta el punto característico, sin pasar a
cubrirlo o no alcanzarlo. Debe evitarse borrones, tachaduras,
enmendaduras o correcciones. A veces, si la tinta se corre o
forma un manchón, suele ser posible sacarla con un trozo
de género humedecido en alcohol desnaturalizado, sin que
se llegue a dañar la fotografía.

Si la ampliación fuera muy grande, es decir, de
25 ó 30 diámetros, entonces podría
trazarse un pequeño círculo al número,
dado que en estos casos, las crestas van a ser más
anchas que la línea de ilustración. Es
imprescindible verificar la exactitud absoluta de todas las
líneas y números. El experto debe también
examinar las ampliaciones para ver si en ellas hay
discrepancias aparentes las que, posiblemente, se le
podría pedir que explicara.

Las ampliaciones pueden ser montadas sobre un
cartón duro, usando el adhesivo. Una vez que se ha
pegado la fotografía al cartón, deberá
colocarse sobre él algún objeto pesado que cubra
toda la superficie hasta que el adhesivo esté seco, para
evitar que el cartón se arquee o se arrugue. Una vez
listas, las dos ampliaciones serán cortadas de igual
tamaño con unas tijeras pesadas, cortaplumas o escalpelo
y se las une, tipo libro, usando la cinta adhesiva.
Lógicamente, si los gráficos son grandes, de unos
15 cm. de lado o más, ya no es necesario montarlo y se
podrán exhibir ante el tribunal sostenidos con
algún tipo de apoyo.

Algunos jueces no permiten numerar o montar las
fotografías. En esos casos, se usarán las
ampliaciones solas. Si hubiera alguna duda sobre la
admisibilidad de los gráficos con las ampliaciones,
convendría preparar un par de ellos sin
números.

CAPÍTULO
VII

ASPECTOS DE LA
PRUEBA PERICIAL

7.1. La investigación
criminalística

La criminalística ha sido concebida por algunos
autores como disciplina y por otros como ciencia. Rafael Moreno
González, la conceptúa como: "la disciplina
auxiliar del Derecho Penal que se ocupa del descubrimiento y de
la verificación científica del delito y del
delincuente. Es la disciplina que aplica fundamentalmente los
conocimientos, métodos y técnicas de
investigación de las ciencias naturales en el examen del
material sensible significativo relacionado con un presunto
hecho delictuoso, con el fin de determinar, en auxilio de los
órganos encargados de administrar justicia, su
existencia o bien reconstruirlo o bien señalar y
precisar la intervención de uno o varios sujetos en el
mismo."

Para el criminalista y criminólogo José
Adolfo Reyes Calderón, "es la ciencia aplicativa que
utiliza heterogéneos conocimientos, métodos y
técnicas de investigación de las ciencias, para
establecer como, cuando, dónde, quién y en que
circunstancias acaeció un hecho o dejo de
acaecer."

Por su parte Manuel Osorio conceptúa a la
criminalística como "la disciplina que tiene como
finalidad el descubrimiento del delito, en sus diversos
aspectos, que da lugar a una serie de actividades que
constituyen esta ciencia y disciplina. Su importancia se
acredita teniendo en cuenta que, en la práctica policial
y judicial, donde se enfrentan las garantías
constitucionales y la responsabilidad jurídico-social,
no basta saber que se ha cometido un hecho punible; sino que,
además se necesita probar cómo, dónde,
cuándo y quién lo realizó, para imponer
una sanción. En la técnica moderna, la
criminalística utiliza ciencias y artes diversos, entre
ellos la física, la química, la medicina legal,
la antropometría, la fotografía, la
dactiloscopía, la balística y otras muchas, que
harían interminable la enumeración y que permiten
en cada caso determinar el valor probatorio de los rastros e
indicios que han sido advertidos."

En tal sentido, tanto la investigación del
hecho criminal como la identificación de los presuntos
autores son de vital importancia. Esta etapa del proceso penal
no es tarea fácil; muy por el contrario requiere un
abordaje de alta complejidad que precisa intervenciones
técnico-científicas apropiadas. Tanto en el campo
de la verificación del hecho delictivo en toda su
extensión y cualidades como en la
individualización del presunto autor, el conocimiento
técnico científico que aporta la
criminalística es relevante.

La criminalística integra las disciplinas que
conforman la Enciclopedia de las Ciencias Penales. Su objeto de
estudio es el crimen, se refiere al cómo, al
dónde, al cuándo y al quién del delito. Si
bien en sus comienzos se caracterizó como un conjunto
inorgánico de conocimientos, con un universo
indeterminado, hoy se reconoce su entidad científica y
su rol como auxiliar de la justicia Penal.

El saber criminalístico, ávido de
encontrar la verdad real, brinda un invaluable auxilio al
proceso penal con el propósito de que el hecho
delictuoso cometido no quede impune. Comprueba
científicamente la existencia o inexistencia del hecho
punible, aporta determinaciones científicas relacionadas
con la forma en que el delito se ha perpetrado, su
cronología, los medios utilizados, la
individualización de la o las personas intervinientes,
la concordancia entre las pruebas e indicios y la realidad de
los hechos.

Dentro de la investigación criminal, la
lofoscopía es una ciencia auxiliar de la
criminalística a través de la cual se
comprobará el delito y sus circunstancias. En esa virtud
la criminalística se auxilia de la lofoscopía
para la identificación del o los responsables del hecho
delictivo que le ocupa. La lofoscopía actúa
llevando a cabo el procedimiento de examen de las huellas
dermopapilares, con el objeto de identificar al responsable.
Por consiguiente, la realización de dicho procedimiento
pericial será la actividad que el experto o perito lleve
a cabo.

Ahora bien, para la criminalística el estudio
de la estructura de la investigación criminal se
justifica por cuanto el crecimiento de la delincuencia es cada
vez mayor en todos los países del mundo, aun cuando en
algunos sea más notorio que en otros, como sucede en los
países en vías de desarrollo.

La ciencia y la tecnología, con su
increíble desarrollo, aportan conocimientos
inéditos para la investigación, la
reconstrucción del hecho y el descubrimiento de los
delincuentes. Esto transforma la investigación
criminalística en una ciencia exigente y rigurosa. A
través del método, del conocimiento
científico y la aplicación rigurosa de la ciencia
y la tecnología, es posible una nueva perspectiva para
observar el lugar del suceso, que entrega evidencias objetivas
que permiten esclarecer la trasgresión, a través
de la obtención de evidencias válidas
procesalmente, más allá del relato de testigos.
Saber ver con los ojos y con la razón y mirar a
través de los instrumentos de última
generación, constituye la clave fundamental de los
investigadores criminales.

La estructura de la investigación criminal debe
estar permanentemente actualizándose y
modificándose para adecuarla a los nuevos tiempos, ya
que la delincuencia siempre está a la vanguardia,
utilizando las nuevas tecnologías para ocasionar
daños a la sociedad en la que se desenvuelve,
tecnología que en principio fue creada con fines
legales, pero es utilizada para beneficio personal y
daños a terceros, no se conoce los nuevos modus
operandi, hasta tanto los individuos no actúen, es
allí donde la criminalística con sus
técnicas, métodos e instrumentos, juegan un papel
fundamental en la investigación criminal.

La investigación criminal mediante la
aplicación de los métodos inductivos y
deductivos, principiando en el sitio del suceso, y apoyada en
las técnicas e instrumentos de última
generación, puede realizar estudios preliminares y
análisis sobre la forma en que ocurrieron los hechos,
instrumentos utilizados, y llegar a la colección y
suministro de las evidencias de interés
criminalístico, que puedan llevar a la
identificación del o los autores del hecho
investigado.

La investigación criminal realizada en forma
metódica, técnica y científica, presta un
valioso auxilio técnico y científico al
órgano jurisdiccional mediante los dictámenes
periciales, reconocimientos, inspecciones, reconstrucciones de
hechos, etc, que contribuyen a que se logre una correcta y
pronta administración de justicia.

En la investigación criminal intervienen todos
los elementos del acercamiento, de contacto, de descubrimiento,
que responden a un sentido particular: el del arte de
investigar ligado a la ciencia, de aplicar el conocimiento, la
experiencia y la ciencia para descubrir y demostrar
fehacientemente una determinada realidad, requiere trabajo
técnico para la averiguación del delito y
esclarecer los hechos investigados, con medios fehacientes de
convicción.

Igualmente, tiene principios y fundamentos que son
aplicados científicamente para los siguientes
fines:

  • Investigación de los delitos.
  • Identificar e individualizar al o los autores del
    hecho punible.
  • Determinar las circunstancias de modo, tiempo y
    lugar, del delito cometido.
  • Aportar los elementos probatorios que
    servirán para fundar la acusación por parte del
    Fiscal del Ministerio Público, sin menoscabo de la
    defensa y los derechos del imputado.

Una sólida investigación
científica de los delitos, no sólo es
imprescindible, sino fundamental para acreditar ya sea la
culpabilidad o inocencia de los imputados. El conocimiento
científico se vale del método objetivo; la
objetividad supone que por fuera de cada sujeto existe un mundo
que puede ser aprehendido y captado en su real
dimensión. La objetividad impone reglas de acción
que no deben ser soslayadas bajo riesgo de perderse en los
laberintos de la oscura subjetividad. Del mismo modo que el
método científico, existen otros métodos
vinculados al conocimiento cuyo fin no es la búsqueda de
leyes ni teorías, sino la resolución de casos
particulares, aunque con la misma pretensión de
objetividad. Entre esta clase de métodos se cuenta aquel
relacionado con la investigación criminalística,
término vinculado a ciencias como la lofoscopía,
la grafotécnia y la balística. Estas ciencias
actúan como auxiliares de la justicia, ya que tienen por
objeto la descripción y explicación de
fenómenos que acaecen en el marco de lo delictivo. Las
ciencias criminalísticas aplicadas a la
resolución de casos, se nutren de leyes derivadas de la
física y/o de la química, aunque no puede negarse
su entidad como tales al componer sus propios marcos
epistémicos y dominios empíricos.

Entonces, cuáles son los nexos que unen la
investigación científica con la
investigación criminalística y cuáles son
los aspectos que las separan, constituye una cuestión
interesante de discutir. A partir de esta premisa
básica, se propone como objetivo central, describir
semejanzas y diferencias entre ambas clases de
investigación, con especial énfasis en lo que
hace a sus modos de descubrimiento y validación. De lo
anterior se deduce que hay un punto común entre la
investigación científica y la
investigación criminalística, y es que no
obstante en la primera el objeto es el conocimiento y en la
segunda la verdad del hecho, la existencia de ambas está
supeditada a la validación o
comprobación.

Todo proceso de producción de conocimiento,
independientemente de su naturaleza, lleva implícito dos
momentos, que aunque a veces distantes temporalmente, son dos
caras de la misma moneda: el descubrimiento y la
validación; el primero, como el modo de alcanzar el
conocimiento explícito en la respuesta a las preguntas
trascendentes, modo relacionado con el puro intelecto, como
experiencia racional, como acto eminentemente subjetivo. El
segundo momento, ligado a justificar dicho saber, referenciado
a algo que ha sido aceptado previamente, ya sea como
conocimiento previo, o bien como proceso válido para la
comunidad. Este segundo momento trasciende la subjetividad
individual haciéndola colectiva; socializa lo subjetivo
trocándolo en objetivo. Al fin y al cabo la objetividad
no es más que intersubjetividad, la socialización
de lo subjetivo.

7.2. La prueba

Partiendo del concepto común de prueba, diremos
que es la práctica de un procedimiento con el fin de
acreditar uno o varios hechos. La ley penal necesita de la
prueba de los hechos porque de antemano fija también las
sanciones a sus infractores. Es por eso que solo una prueba
eficiente puede garantizar a la sociedad que sea ésta,
organizada jurídicamente, la que imponga las sanciones o
medidas adecuadas a los delincuentes. Tal es la trascendencia
de la prueba que puede articularse que en el transcurso de su
desarrollo surge como en un campo de batalla,
suscitándose un combate entre la sociedad reclamante y
el infractor del bien jurídico que defiende su libertad
y se esconde a la sombra de la incertidumbre en la
investigación que se lleva a cabo en un proceso
judicial.

Para fijar un concepto de prueba, necesariamente
tenemos que referirnos primero a las varias acepciones
gramaticales de la palabra prueba. El Diccionario de la Real
Academia Española, señala cuatro acepciones
generales de la palabra: "Acción y afecto de probar;
Razón, argumento, instrumento u otro medio con que se
pretende mostrar y hacer patente la verdad o falsedad de una
cosa; Indicio, seña o muestra que se da de una cosa; y,
Ensayo o experiencia que se hace de una cosa".

El Manual de Derecho Procesal de Luis Álvarez
Juliá, Germán Neuss y Horacio Wagner para dar un
concepto de prueba nos remite al concepto del tratadista Jaime
Guasp que respecto al concepto de prueba dice: "Son los
elementos o los instrumentos que eventualmente llegan a
producir la convicción del juez respecto a determinada
situación jurídica." Obviamente la tendencia de
la definición de Guasp tiene como punto de vista el
Derecho Civil.

La prueba es la actividad procesal encaminada a la
demostración de la existencia de un hecho. Según
la lengua latina, proviene del vocablo "probandum" que
significa probar o hacer fe. Así pues podemos decir que
la acción de probar es aquella por medio de la cual se
produce un estado de certidumbre en la mente de una o varias
personas respecto de la existencia o inexistencia de un hecho
determinado.

Así el jurista Eugenio Florián expone:
"el concepto de prueba es la síntesis de diversos
aspectos, pues la figura de la prueba es poliédrica.
Inclusive un análisis sucinto nos demuestra su complejo
contenido, del cual debemos tener en cuenta los aspectos que
más interés revistan para los fines
prácticos del procedimiento penal. En su acepción
mas genérica y puramente lógica, prueba quiere
decir, a un mismo tiempo, todo medio que produce un
conocimiento cierto o probable acerca de cualquier cosa
(Romagnosi); y en su sentido más amplio y haciendo
abstracción de las fuentes, significa el conjunto de
motivos que nos suministran ese conocimiento…"

Podemos resumir que los motivos de prueba son las
razones que produce, mediata o inmediatamente, la
convicción del juez, por ejemplo la afirmación de
un hecho de influencia en el juicio, realizada por un testigo
ocular, la observación directa de un daño, hecha
por el juez sobre el lugar. Los motivos no son, sin embargo,
simplemente razones sino también las circunstancias que
pueden resultar de la materia o elementos de prueba y que
fundan la convicción judicial. Con esto se demuestra que
la prueba es la médula del proceso, el elemento que le
da vida, y por consiguiente hace dinámico el Derecho.
Para el Derecho Penal, la prueba es lo que permite conocer al
infractor y aplicarle debidamente la sanción o medidas
correspondientes.

Pero hay que tomar en cuenta que si son muy rigurosos
los procedimientos probatorios, se debilita más el
número de pruebas admisibles y por consiguiente menguan
las sanciones, resultando por lo tanto, una gran
separación entre los fallos de la opinión
pública y los del Juez o Magistrado, sujetos a los
preceptos legales; y a medida que esta desidia se incrementa,
es la intranquilidad social la que lamenta cada vez más
la ineficacia de la justicia y la funesta impunidad en que se
deja a ciertos individuos peligrosos a quienes el veredicto de
la opinión pública los ha señalado como
culpables.

Es por esto que podemos decir que la importancia de la
prueba radica principalmente en los cimientos de los intereses
de la sociedad, con la necesidad de imponer al verdadero
culpable el ostracismo social como castigo; y asimismo, en la
protección de la libertad del ciudadano, para
salvaguardar la imposición de no aplicar jamás
ningún tipo de medida o sanción a un
inocente.

Respecto a su objeto, diremos que el objeto de los
medios probatorios será todo aquello sobre lo que se
pueda recaer en la prueba; o sea, consiste en todo aquello que
es susceptible de probarse. La doctrina francesa sostiene que
la prueba debe ser respecto del hecho dudoso o controvertido y
no del derecho, ya que el derecho no esta sujeto a prueba. Es
por esto que se deben reunir los hechos a fin de poder ser
objeto de prueba: como son los hechos negados que sean tenidos
legalmente por verdaderos, que no este prohibida la prueba de
los mismos, que sean admisibles, y fundamentalmente, que sean
alegados por las partes.

La finalidad de la prueba es transportar a una de las
partes frente al Juez con el objeto de mostrarle el medio que
acredita el hecho; esa parte procesal en el Derecho Civil es el
demandante o el demandado; y en el Derecho Penal, bajo el
sistema acusatorio, quien transporta los medios de
investigación frente al juez para probar o acreditar el
hecho, es quien ejerce por ley la acción penal, es
decir, el Fiscal del Ministerio Público.

Sin embargo, la existencia de un hecho es algo que
tiene inexistencia procesal, pero para que tenga existencia y
valor para un proceso es necesario poner los medios que lo
acrediten frente al juzgador.

Pero así también vemos que varios
autores han señalado o resumido estas acepciones al
tratar de definir la prueba, como se ve en las citas hechas por
el autor colombiano Gustavo Humberto Rodríguez R. al
tratar el tema, entre ellos a Rafael de Pina al afirmar: "la
palabra prueba, en su sentido estrictamente gramatical, expresa
la acción y efecto de probar y también la
razón, argumento, instrumento u otro medio con que se
puede mostrar y hacer patente la verdad o falsedad de un
cosa".

En materia procesal, probar equivale a acreditar ante
la autoridad competente, ante quien se sigue el proceso; o los
elementos de la acción o denuncia, o los de
excepción o defensa, utilizando para ello los medios
previamente establecidos por la ley adjetiva.

Estos medios de prueba, una vez desahogados,
serán analizados por la autoridad judicial con la
finalidad de concederles o negarles valor probatorio en juicio,
de acuerdo con la eficacia con la que hayan demostrado lo que
se pretendía probar, y en lo que esto tenga
relación con la litis planteada, recibiendo el valor de
pruebas plenas aquellas contra las que no haya ninguna forma de
impugnación, o no pueda existir duda coherente, o no
puedan desestimarse por la autoridad; las demás se
remitirán a la condición de meros
indicios.

La valoración judicial le esta reservada por la
Ley, exclusivamente a dicha autoridad quien determinará
si la prueba merece ese valor demostrativo a no, esto sobre la
base de su criterio y buen juicio, lo que implica que
será la forma de valorar de quien en ese momento ostente
el cargo de autoridad, lo que a fin de cuentas venga a
concederle o a negarle ese valor a las pruebas.

Esta situación se da por la posibilidad de que,
dos juzgadores distintos, le reconozcan diferente valor a la
misma prueba, en uso de ese criterio y buen juicio; el que
además, no es conveniente regular mediante disposiciones
concretas de la Ley ya que entonces se estaría
convirtiendo al Juez en una máquina de dictar
sentencias, carente de todo arbitrio.

En este contexto aparece la Prueba Pericial,
consistente en la opinión
técnico-científica emitida por un experto en
cierta ciencia, técnica o arte y que servirá al
juzgador para apoyar su criterio. Las pruebas periciales
requieren de previa interpretación pericial, o sea que
el perito interprete los resultados de los experimentos o
maniobras que su ciencia, técnica o arte le hayan
sugerido para dar contestación a los problemas
planteados.

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