Comenzaremos
discutiendo a Teresita
Cumplía apenas quince años cuando
salió embarazada. El único método de
contracepción, por ella y por su novio conocido, era el
pensamiento
mágico: "A mí no me pasará" pensaba ella —
pero, le pasó.
Teresita vivía en la cuidad de la Vega en el
valle del Cibao. Comunidad de
puritanismo religioso arraigado. Parecería natural, que
cuando decidió tenerlo y quedarse con su bebé, que
sus padres la expulsaron de la casa.
Y, expulsada sería. Se arrimó a casa de
unos amigos, terminando como sirvienta en la parroquia
local.
Teresita no es caso aislado. De acuerdo a nuestro colega
el Profesor Peter
D. Slade, en Liverpool, Inglaterra, un 3%
de las mujeres entre los 15 y 19 años se convirtieron en
madres solteras en el 2007. Pero no es sólo los embarazos
que se cuentan, sino que también tenemos la
difusión de enfermedades de
transmisión sexual (ETS) las que afectan en
números alarmantes, a ambos sexos, en la adolescencia.
Rökstenen. Ödeshög
Suecia
Nada ha sido lo suficiente para arrestar la
progresión de las muchas tragedias que afectan este
grupo
demográfico en los países civilizados. Los
trastornos del comer siguen avanzando inexorablemente y el
suicidio
juvenil es un problema que aunque se disimule, existe en
proporciones alarmantes. (Véanse mis contribuciones al
respecto).
Con referencia al sexo y sus
consecuencias, las promesas de virginidad y abstinencia hasta el
matrimonio, el
uso de contraceptivos, y el decir "no", simplemente no han tenido
mayor éxito.
Lo que es descorazonador es que la mayoría de
quienes avanzan métodos,
para abordar el problema nos aseguran, sin pruebas y sin
convicción, que ellos han logrado su
solución — lo que no es cierto.
La educación
sexual no ha sido efectiva, como bien sabemos.
Por casi toda la historia, el embarazo
prematuro de la adolescencia se ha visto, no como problema, sino
como algo normal, siempre y cuando se consagre con el matrimonio
— lo que no siempre sucede.
Pero esta condición extrae un precio de sus
víctimas, quienes terminan abandonando su educación,
volviéndose proclives a tener más embarazos por no
aplicar las precauciones que los evitarían. Asimismo,
estas mujeres jóvenes y solteras, agobiadas con hijos a
quienes mantener a una edad temprana, se inclinan al uso de
las drogas y a la
prostitución.
Jovencita de 11 años, que
menstrúa desde los nueve
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