- El ámbito de la
microeconomía - El ámbito de las
políticas microeconómicas - Ejemplos
de políticas e instrumentos
microeconómicos - Importancia
y actualidad de las políticas microeconómicas en
el debate público
1.- El
ámbito de la microeconomía
El procedimiento
más sencillo para ubicarnos rápidamente en el
problema, es acudir a lo que dicen los propios microeconomistas
sobre cuál es su campo de acción.
La introducción y el índice de
cualquier texto en la
materia
servirán para darnos un panorama inmediato.
Así por ejemplo, recordemos como LeRoy Miller y
Meiners (1988) concluían su capítulo introductorio,
resumiendo que toda sociedad debe
al menos realizar tres elecciones básicas: la
asignación de recursos, el nivel de producción y el patrón de actividad
sobre el tiempo. La
microeconomía se centraba, decían
los autores, en la primera de ellas. Es decir que la
microeconomía se ocupará de comprender la manera en
que se asignan los recursos en toda
sociedad: hacia donde deben fluir los recursos limitados,
cuáles sectores tendrán más mano de obra y
materiales y
de qué clase,
cómo se determinan los precios y
cuál es su importancia como portadores de información crítica
para el funcionamiento de los mercados,
cuáles son los obstáculos y distorsiones que se
presentan en esta asignación, las repercusiones sobre el
bienestar, el problema de las externalidades, los bienes
públicos y las fallas de mercado,
etc..
2.- El
ámbito de las políticas
microeconómicas
2.1. Cuando hablamos de políticas
microeconómicas, nos estamos refiriendo a decisiones
(políticas públicas, leyes,
reglamentaciones, instituciones,
etc.), tomadas por las autoridades (presidente, ministros,
superintendentes, parlamento, etc.), relacionadas al
ámbito microeconómico recién descrito y
que son vistas como obligatorias por el resto de la
sociedad.
Por lo tanto, al hablar de políticas (sobre
el tema que sea), se entremezclan y confunden (mucho más
explícitamente que en la actividad estrictamente
científica y académica), los aspectos
objetivos encaminados a comprender y explicar la realidad,
con los aspectos normativos, encaminados a operar sobre la
misma, para transformarla radicalmente, modificar algunos de sus
aspectos o simplemente, asegurar su mantenimiento.
Dicho rápidamente (obviamente el tema requeriría de
mucha matización), se empiezan a confundir criterios de
verdadero/falso o provisoriamente demostrado
empíricamente/no demostrado, con criterios del tipo
mejor/peor, bueno/malo o más conveniente/menos
conveniente. En esto último, el papel de los principios,
posición ideológica, objetivos
políticos, intereses económicos, prejuicios,
ignorancia, etc., juegan un rol fundamental.
En segundo lugar, cuando hablamos de políticas,
como hemos visto ya reiteradamente, no sólo debemos
prestar atención a su enunciado o
formulación, sino también, entre otras cosas
importantes, a la calidad de su
diseño,
la transparencia del proceso de
elaboración, intereses en juego,
objetivos en conflicto,
calidad de la implementación, calidad de los resultados,
consistencia con los objetivos perseguidos, etc..
2.2. Situado así el tema, podemos interpretar
adecuadamente lo que A. Galetovic postula como objetivo para
las políticas micro (el autor se está refiriendo
específicamente al caso de América
latina):
- "¿Cuál debería ser, entonces, el
objetivo de la política
microeconómica? Lo central es eliminar regulaciones,
distorsiones y restricciones que impiden que los precios
reflejen la escasez
relativa de los recursos. Para ello la política debe ser
neutral sin favorecer ni a sectores ni a regiones, y los
mercados se deben liberalizar. A eso hay que agregarle que los
programas de
gobierno
(gastos e
inversiones)
debieran estar sujetos a rigurosas evaluaciones sociales de
proyectos.
Nuevamente, la idea es que los recursos —esta vez los del
estado— se
pongan donde rinden más" (Galetovic, 2004).
Como puede observarse, en el texto se identifican con
claridad los dos planos mencionados en los puntos anteriores:
el ámbito de aplicación de las
políticas, sobre el cual habría poco que
discutir y se encuentra en línea con las convenciones
encontradas en los textos habituales sobre la materia, y el
contenido u orientación de las políticas a aplicar
en ese ámbito, los cuales sí pueden ser
discutibles, aunque debemos aceptar que cada vez lo son
menos.
2.3. En todo caso, conviene recordar que la
distinción entre macro, meso y micro, es de tipo
analítico y los autores suelen transponer, modificar y/o
ignorar sus fronteras, con mucha frecuencia. Muchos autores
normalmente hablan sólo de políticas macro y micro
(por ejemplo, Silva, s/f, entre tantos otros). Otros, los menos,
consideran también la distinción entre meso y micro
(Ramos, 1998; UNCTAD, 2003;OIT, 2004). Entre los que sí lo
hacen, suele percibirse un achicamiento del ámbito micro
en relación a los alcances que nosotros hemos propuesto.
En algunos casos, este achicamiento es extremo. Por ejemplo Ramos
(1998), reduce prácticamente los problemas
micro al nivel de planta. En la medida que se tengan claros los
ámbitos de referencia, independientemente de cómo
se los denomine, este problema no reviste una importancia
mayor.
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