Introducción
La vejez en el
presente siglo como fenómeno especial de la vida humana,
evoluciona impetuosamente. El hombre de
edad se ha convertido en una figura importante en la estructura
social.
Nuestra época se ha caracterizado por los avances
de la ciencia y
los progresos sociales, que han originado un aumento de la
esperanza de vida de la población.
La esperanza de vida de un individuo de
hoy, es el doble de lo que era a mediados del siglo XIII. Esto
significa que la proporción de ancianos está
incrementándose progresivamente, produciéndose al
mismo tiempo un
envejecimiento de la población. Hablamos no sólo
del envejecimiento del individuo, sino también del
envejecimiento de la sociedad.
Las tendencias demográficas del desarrollo
poblacional muestran un aumento paulatino de la proporción
de personas con un notorio envejecimiento en la mayoría de
los países del mundo, teniendo consecuencias de largo
alcance en la vida social y económica. Esto tiene su
razón fundamental en el aumento de la expectativa de vida
en los seres humanos y, primordialmente, en la disminución
de tasas de natalidad.
El aumento de la longevidad determina que la mayor parte
de los países desarrollados y algunos como el nuestro, en
vías de desarrollo, exhiban una expectativa de vida al
nacer superior a los 60 años, mientras se incrementa una
tendencia decreciente a la fecundidad, lo cual ha variado en
forma notable la pirámide poblacional en el
planeta.
Los importantes avances sociales, técnicos y
científicos, han permitido que ese aumento de la esperanza
de vida posibilite en un futuro cercano (año 2025) una
población de más de 1000 millones de personas de 60
años, y también que por primera vez en la
historia
de muchos países, los ancianos sean más
numerosos que los jóvenes.
El aumento de la población anciana ha derivado en
un interés
cada vez más creciente por las enfermedades que afectan a
las personas de edad avanzada y por el envejecimiento mismo. El
estudio del envejecimiento y de sus características se ha
ido convirtiendo en objeto de atención prioritaria en el marco del
justificado interés actual por la senilidad
En la sociedad moderna los factores que han contribuido
a aumentar la duración media de la vida han sido, sobre
todo, los progresos de la medicina, con
la disminución de enfermedades infecciosas y de la
mortalidad infantil, y también el mejoramiento de las
condiciones de higiene, de
ambiente y de
alimentación, así como la
prevención, cada vez mayor, de innumerables enfermedades
que antaño segaban vidas humanas en este período de
la vida.
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