Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Antes de Ayer? (página 2)



Partes: 1, 2

 

Entró en la habitación mientras Isabel, la
única intrusa, fue sacada no sin antes observar como
Delfina se colocaba de rodillas frente a las piernas flexionadas
de Saturna, convirtiéndose en el mejor médico
obstetra del mundo realizando un parto
dirigido, al pronunciar la exclamación: "¡en nombre
de Dios!". Llevó el piecito que estaba afuera, ya
amoratado hacia al interior de la matriz de
Saturna y con su mano allí localizó el otro; los
juntó y corrigiendo la asimetría, evitó la
lujación de cadera, la hipoxia cerebral; en síntesis,
impidió el sufrimiento fetal severo. Juanita nació
de pie… y sin cesárea.

Isabel afirma "Cuando Dios va hacer las cosas, Dios
da la idea y todo se da.
La señora solo pasaba a ver
cómo estaba y se convirtió en el instrumento que
permitió que se salvara Carmen Saturna y Juanita, fuese un
bebé sano; además, refiere Isabel "fue la primera y
la única vez que vi tomando a papá". Es que
había motivos para celebrar…

La
Tradición

Cuando una mujer
paría, la cuarentena se cumplía, y el encierro era
primordial tanto para la madre como para el hijo. Su alimentación solo
incluía la gallina criolla, otra cosa hacia daño,
por lo que el programa
dietético era el hervido en el almuerzo y las presas
asadas o cocidas en la tarde. La solidaridad de
los vecinos se manifestaba y se ponían a la orden las
gallinas del patio "por si las necesita…"
acompañada de lechosa o melón en trozos, pues no se
conocía la licuadora, ni la procesadora de
jugos.

Los niños
nacían con los ojos cerrados y tardaban unos quince
días en abrirlos; solo lo hacían cuando se les
alumbraba con las velas o la lámpara. La infancia,
estaba caracterizada por la permanencia en el hogar, las
relaciones solo entre hermanos, alguno que otro primo y casi
nunca los vecinos. Las casas quedaban distantes; los juegos
consistían en diálogos, imitación de roles,
cualquier objeto con el uso de la imaginación se
convertía en juguete valioso, favoreciendo el ingenio y la
recreación, en medio de las carencias
propias del entorno.

Cuando germinaba alguna diferencia, ésta era
subsanada por la autoridad
presente, es decir, los mayores de la familia; el
nexo no importaba. Todos tenían la potestad de intervenir.
Isabel asumió figura de autoridad y se le respetaba y se
le temía. Su palabra era santa palabra, no se podía
refutar, y si la falta era catalogada como fuerte surgía
el castigo corporal, pero nadie se traumatizó ni quedo
marcado, y el resentimiento no hacia aparición… y
Dios libre que entre los hermanos no se hablaran
después del incidente; el perdón y el olvido eran
ineludibles.

Podría afirmarse que Saturna se apoyaba en el
poeta y pensador estadounidense Ralph Waldo Emerson (1803-1882)
quien afirmó: "Quien no comprende una mirada tampoco
comprenderá una larga explicación"
, por lo que
si se estaba cometiendo una falta y si por casualidad ésta
ocurría con visitantes en la casa, los ojos hablaban, el
temor se hacia presente y la sanción era inevitable. Se
debía interpretar el lenguaje de
los ojos y obedecer sin explicación alguna.

Se hacia entonces obligatorio exhibir las
enseñanzas del hogar sin derecho a reparación, la
actuación con los visitantes debía ser
impecable.

La casa era el centro de todo. Para Saturna el lema era:
"vale más ratón en su cueva que en barriga de
gato gordo",
con esto reafirmaba el valor de la
cercanía, garantizaba la seguridad del
entorno, y sobretodo, lograba consolidar sus redes de apego como forma de
manifestación de amor.

Indudablemente, en Saturna y Gabino el afecto hacia los
hijos era escaso en manifestaciones mediante el contacto
corporal. La caricia y los besos hacia los hijos se
sustituían con el susto y el celo de que "nada les
pase",
daban la vida en cuidados de alimentación y
vigilancia, y de esta forma se decían los "te
quiero",
que hoy día a pesar de su abundancia resultan
a veces difícil de traducir.

La fe, las creencias y la religiosidad, se
aprendían en la casa con el ejemplo. Saturna paseaba el
rosario ya desgastadito hasta dos veces en el día, en la
mañana y en la tarde y el temor a Dios no conocía
limites comenta Isabel; en este sentido, la tradiciones
tenían fuerza
relevante y eran percibidas no como una carga sino como un valor;
no se estaba pasado de moda,
¡Que importante la tradición!.

Ciertamente, la tradición, como dicen Villanoud y
Colleldemont, (2001) no niega la posibilidad de creación o
cambio
más bien, estos son posibles por la tradición. Sin
tradición no habría nada que cambiar, ni
ningún fin para la creatividad
La tradición tiene así su importancia, puede
suscitar nuevas formas de reflexión como esto "que es
hoy"
a la luz de lo "que
ha sido ayer"

La semana Santa
era Santa, con todas sus tradiciones y con todos sus rituales y
sobretodo, con toda la fe, el recogimiento, el silencio y la
oración. Se anunciaba, se preparaba y se
disfrutaba… No se comía carne los viernes durante
la cuaresma, y se compraba el pescado salado como alimento
exclusivo para la semana, acompañado de los dulces de
batata y los buñuelos de yuca. Bañarse estaba
prohibido "por que te conviertes en pescado"; inclusive, se
tejían moños en el cabello para no peinarse durante
esos días, la leña del fogón se picaba para
toda la semana, el tiempo se
dedicaba exclusivamente a hacer oración acompañada
del incienso… como no había Iglesia
cercana, Saturna dirigía las oraciones en la
casa.

Primer
inmigrante

Los hijos son como los dedos de la mano, diferentes,
menos mal, ¿te imaginas que fuesen iguales?, pero, es que
además, cualquiera que te aporrees igual te
duele…

Cuando Ramón, el
primero de los varones y el segundo de los hijos llegó a
la adolescencia,
la escardilla y la agricultura se
le apretaron en el pensamiento, y
el espacio del conuco se le hizo estrecho. Un día
cualquiera, encontrándose en la faena con Gabino, puso en
huelga la
escardilla y le dijo: "hasta aquí llego yo, me voy de
aquí", dejando sin respuesta a su padre y a su madre,
quienes solo atinaron a preguntar: ¿A dónde vas
Monche? Éste respondió: "a Maracaibo en busca de
otra vida".

Es el período de Gómez y se inicia la
industria
petrolera venezolana. Muchos trabajadores del campo emigran hacia
las zonas petroleras, en donde conseguían trabajo
más fácilmente, y él ya lo había
planificado. Serian veinticuatro horas en el único
autobús que con sus cauchos transitaba por encima de la
vegetación, logrando hacer el camino.
Así se fue Ramón llegó a Cabimas,
vivió en los Puertos de Altagracia y formó familia en
Maracaibo, nunca más volvió…

Ciertamente el dolor de Saturna, no tendría
definición. Fueron muchas las lágrimas, muchas las
oraciones y grande el susto permanente en el alma por el
hijo ausente, sin saber dónde está, si come, si
está bien, cómo vivir sin estas respuestas,
cómo vivir esperando diariamente ese regreso. Y es que
Monche apenas era un niño, con catorce o quince
años se es aún un niño. ¿Por
qué Saturna y Gabino no le buscaron? ¿Por
qué esa espera pasiva? … estos tiempos eran
así, la tecnología y los medios de
comunicación no dieron el apoyo, Dios bendiga la
inventiva del hombre que
favorece que los hijos aunque se ubiquen en el pacifico realizan,
ese contacto inexcusable.

Y es que si un hijo se aleja en busca de mejores
horizontes, el consuelo es saber que está bien y que es
feliz, el ramalazo de la separación solo lo sabe, el que
lo vive y el consuelo es permanecer comunicados… no, no
creas, no es control es
contacto.

Saturna, un día supo que Monche estaba en Cabimas
y que se iba a prestar el servicio
militar… Esta noticia le produjo un dolor inmenso, para la
época esto significaba un periodo de dos años de
formación en condiciones severas y sin garantías,
este sufrimiento llegó inclusive, a producirle fuertes
quebrantos de salud que debió
superar con el transcurrir del tiempo y luego, continuaron los
largos períodos de ausencia, para regresar tres
días después de muerta Saturna…

Así pues, para Saturna éste no contacto
sería la causa de un sufrimiento indeleble que le
acompañó el resto de sus días. Monche,
salió del seno de la familia demasiado joven, fue un
inmigrante casi niño y emigrar no es fácil, son
muchas las cosas de las que te desprendes… ¡Pero es
que a él no le gustó la agricultura! y
debió tener días duros; la soledad debió
acompañarle,
por lo que encontró otros afectos
y allí fue feliz.

Es que el apego familiar se construye en los primeros
años y el ser humano tiene tanto la capacidad como el
deseo de formar relaciones emocionales asociadas a la
organización y funcionamiento de partes
específicas del cerebro humano.
Así como el cerebro nos permite ver, oler, gustar, pensar
y movernos, también es el órgano que nos permite
amar o no amar, ¡pero hay que entrenarlo!.

Bien, no podemos exigir a alguien que dé…
lo que no ha tenido, quizás era muy temprano y Monche no
se entrenó. ¿Cómo exigirle, que demuestre
apego en la distancia, sino aprendió hacerlo estando
cerca? Por eso, el sufrimiento de Saturna como madre
quizás también tuvo su equivalencia en Monche como
hijo…

Ahora, nuestras redes de apego se han fortalecido y la
capacidad de manifestar el amor ha
trascendido las carencias, que alguna vez estuvieron presentes,
es por lo que el roce, el beso sentido, el abrazo apretado, el
gesto dulce y la palabra oportuna al hijo, al sobrino, al
hermano, constituyen el pegamento en las redes del apego, que
debemos construir. Por ello, éstas deben multiplicarse y
por sobretodo que nuestras manos no se paralicen… no
encontremos excusas. Ahora tendríamos que pedir
perdón si el pegamento se torna
escaso…

Juventud…

La vida del conuco estaba caracterizada por el trabajo en
equipo, todos cumplían un rol y a temprana edad, ya se
asumían responsabilidades que ayudaron de alguna manera a
fortalecer el espíritu y el valor por el trabajo
como elemento que dignifica al hombre, entendiendo esto como ser
más humano; de forma tal que Juan y Alberto trabajaban el
conuco y las técnicas
de siembra de la tierra,
cumplían el mismo horario, por lo que el tiempo del
juego estaba
completamente reducido y formaban parte del equipo de
compañeros, que al lado de Gabino cultivaban la tierra.

Las niñas junto con Saturna aprendiendo
también las funciones del
hogar, siempre ocupadas, compartiendo las faenas propias del
hogar, resultaba pesado porque todos los hombres, incluyendo los
hijos que estaban en las labores del conuco, comían en la
casa y esos preparativos obligaban a Saturna a involucrar a todas
hijas adolescentes y
niñas en los quehaceres como; moler maíz,
hacer arepas, preparar "el salado" e inclusive hervir el café,
todo mezclado con el agradable olor de la leña.

Todo debía estar listo para el regreso de los
hombres…, sumado al arreglo de la casa y el aprendizaje
del bordado y la costura. Era un aprender haciendo e ir
descubriendo en ello lo que más gustaba. Las elecciones
eran escasas; sin embargo, el gusto y la responsabilidad surgían y la tarea se
cumplía de forma gratificante.

Cada uno fue buscando su quehacer y es así como
Isabel salió para Cumarebo; ya era una señorita,
dominaba a la perfección el trabajo del hogar. Se fue a
vivir con Elena su madrina de bautizo, con quien
perfeccionó el oficio de corte y costura y es entonces
cuando se decide que Carmen Cristana, contando con once
años, se traslade también. Llega a la casa donde se
encuentra Isabel y prontamente enferma, con fiebre alta,
rosetas en el cuerpo… ¡era la Viruela! Fue aislada y
atendida solícitamente por Isabel, este acontecimiento
generó la inquietud en Saturna y terminó de
conceder las razones que le impulsaron a salir del caserío
donde vivían, ¡se vino a vivir a
Cumarebo!

Buscó la cercanía de la familia y el apoyo
de la madrina Josefita, tía y madre de crianza de Saturna
y en una casa cercana a la de ésta en la calle nueva hoy
calle municipal de Puerto �Cumarebo, se ubicó la
familia, un alquiler muy alto, cinco bolívares mensuales,
fue el compromiso, por lo que Gabino se quedó en el
conuco.

Venía en la semana a dar vueltas y a traer los
alimentos de
acuerdo con la temporada de la cosecha, la infancia había
terminado y la responsabilidad del mantenimiento
de la familia, hizo su aparición de manera
espontánea…

El Trabajo y la
Hospitalidad

Isabel, aprendió desde muy niña la
responsabilidad de los oficios del hogar y del trabajo. Saturna,
se propuso formarla con criterios de rigidez para favorecer que
ella fuese una buena mujer; indudablemente, lo logró
Isabel ha realizado diferentes oficios en su vida, desde criar
animales para
luego venderlos, hacer dulces para la venta, coser,
bordar. Son referenciales de esto, las pantuflas bordadas en tela
de pana o terciopelo de las parejas que contraían matrimonio en el
pueblo.

Su horario de trabajo comenzaba antes de salir el sol; las
cuatro de la mañana era la hora ideal para empezar el
día.

En su juventud,
Isabel estuvo rodeada de amigas como Carmen y Rosa hermanas de
César Bracho. Éste conoce a Isabel y surge el amor
y después de un período de enamoramiento de unos
cinco años, se formaliza un compromiso que duró
diez, con la característica de los noviazgos de antes, es
decir, las visitas se cumplían en la casa con horario
establecido, uno sentado distante del otro, escaso diálogo,
quizás el necesario, con presencia de los padres…
uno que otro papelito escrito y dejado con cautela en un sitio
estratégico, unido al hecho de que César estaba
radicado en Santa Bárbara del Zulia y en los Puertos de
Altagracia, mientras Isabel en Cumarebo.

Ocurrió que madrina Josefita manifestó su
disgusto ante el prolongado compromiso y recomendó a
Isabel que lo rompiera, cuando Cesar llegó, ella
atendió el consejo y dio por prescindida la palabra
dada… Pasaron treinta días y César
volvió para fijar fecha y quince días
después se celebró la boda era el mes de diciembre
y el tres de enero de 1947 se casaron; ella vestida de blanco y
con corona de flores en la cabeza, como eran los deseos de
Saturna.

Formaron una familia de la cual hoy, enhorabuena, se
enorgullecen con cinco hijos, Raquel, Elaine, Cesar, Aleide y
Xiomara, además de Cesar Eduardo, el mayor de los siete
nietos.

Isabel es ejemplo de tesón en la vida, ha
realizado todo lo que puede calificarse como trabajo digno,
ejecutado de una forma meritoria y responsable, y hasta hace
escasos años trabajó junto con César en su
famoso kiosco del mercado
periférico, en Valencia.

Por lo que puede afirmarse que es modelo para
las mujeres de la familia que deben ser "trabajadoras en la casa
y fuera de ésta", siguiendo: los requerimientos de las
economías modernas, el feminismo con
sus teorías
del desarrollo de
la
personalidad y las exigencias de ser el ojo avizor en el
complejo enjambre de la conducción de una casa debiendo
además lograr el excelente manejo de las relaciones entre
sus miembros.

Por supuesto, ahora es distinto con el pasar de los
años, el trabajo que suele realizar la mujer le exige
otros escenarios y muchas veces le toca estar sentada en un
escritorio; entonces, debe caminar, trotar o hacer gimnasia, para no
permitir que con los años se le acumule también
centímetros a la cintura, porque aunque al esposo la cinta
métrica no le alcance para dar la vuelta al abdomen, ella
debe mantenerse esbelta y delgada, y cuidar el corazón
que con el paso de los años y sin auxilio de las hormonas se
siente amenazado si se lleva una vida sedentaria.

Así llega a la noche, y si no está
extenuada por el esfuerzo físico lo está por el
intelectual, que a veces cansa más que el primero…
Isabel sin embargo, sin ningún programa aparente, parece
no haber tenido dificultad en lograrlo, aun hoy conserva la
esbeltez de su cuerpo y no conoce la palabra
cansancio…

La casa de Isabel y César en Cumarebo fue el
mejor centro vacacional de la familia y sin reservación
previa, La hospitalidad como valor podía ser
respirada, ninguna visita se retiraba sin ser servida en la mesa
con solicitud y esmero. Como afirma Antoine de Saint-Exupery
(1900-1944), escritor francés. "El que recibe a sus amigos
y no presta ningún cuidado personal a la
comida que ha sido preparada, no merece tener amigos"…
Allí el pan se multiplicaba y siempre se experimentaba la
sensación, de que se ha estado
esperando tu llegada.

Este hogar siempre fue visitado; los amigos de la
familia son innumerables y los deseos de permanecer son
contagiosos, aun, hoy día… Allí, ciertamente
transcurrieron las mejores vacaciones, se gestaron buenos
recuerdos y un sin número de aprendizajes se
construyeron.

En esta casa con patio central, ventanas de tipo
colonial testigo de algunas serenatas, transcurrió la
infancia y la juventud de la siguiente generación, entre
juegos y reuniones familiares, aquellas habitaciones llegado el
mes de agosto, se llenaban de risas, gozos, travesuras y
pequeñas complicidades, cómo olvidar los
días en la playa con los trajes de baño
improvisados, el muelle y los paseos a las cuevas, los
baños en la pila del patio, y las arepas peladas de
tía Isabel allí, se producía el
encuentro…Todos los primos y los primos de los primos
llegaban, desde Maracaibo: Elizabeth Arias y de que Tana
venían Nancy, Carmen, Alida, Maritza e Hilda Belén
y después de que Hilda también se unían al
grupo,
venían los de la Familia Salas… a veces por turnos,
así eran las vacaciones y sin ningún reparo
había cama y comida para todos.

La hospitalidad es un don. ¿A quien no le
gusta sentir que lo están esperando…? Y es que en
la casa de Tía Isabel parece cumplirse con los visitantes
el poema de Giraldes titulado "Mi Hospitalidad" y el cual
dice:

¡Se hospitalario!

"Porque eres señor de tu casa,
trátalo cual si fuera amo. No preguntes quién
es."

"Siéntalo junto al fogón,
corazón de fuego de tu morada tranquila, y dale un
banco fuerte en
que asentar su fatiga".

"Arrima unas brasas a sus pies para que sequen el
barro de sus botas y el calor suba
hasta sus labios en confianzas de confidencia."

"Déjalo hablar y asiente con tu cortesía
sus palabras. Y cuando el sueño nuble de vacío
sus ojos, entonces dale un lecho y vigila su reposo tendido
sobre tus pellones"

¡Que pase nomás, lo estábamos
esperando!.

"Cuando se vaya llevará consigo el regalo de tu
hermandad que mejora al hombre."

La
Humildad

Juan, el tercero de los hermanos se dedicó a
trabajar como ayudante en el negocio del pueblo, y asumió
prematuramente el rol de proveedor en el hogar, el cual fue
cumplido con mucha responsabilidad.

Sus ingresos estaban
destinados al sustento del grupo familiar, es así como
cada día en la mañana colocaba religiosamente en la
mesa, un bolívar
con cincuenta céntimos, es decir, el llamado diario de
aquel tiempo, no sin antes, dejar el agua
recogida en los envases. Por eso, esta tarea parecía no
agradarle. Solía referir cuando se hizo adulto, que por
cargar el agua,
él no había tenido tiempo de jugar… y es que
las hembras no debían recoger agua. Según Saturna
en la cabeza de ellas solo la corona del vestido de novia. Los
varones en la calle, trabajando; las hembras en la casa, antes
era así…

El tiempo transcurre y los oficios se diversificaban
entre los miembros de la familia, sin embargo, Juan retorna al
campo, al cultivo. Allí fortaleció su amor a la
tierra, es esto lo que le gustaba, lo hizo hasta el día de
su muerte. Se
caso con Ana Vargas y construyó un hogar en el cual
formaron ocho hijos, hoy hombres y mujeres de bien: Juan,
Ramón, Félix, Juana, Guadalupe, Rafael, Dolores y
José.

Si algo puede afirmarse de la personalidad
de Juan fue esa exhibición de humildad como valor moral, puesta
de manifiesto de forma permanente, entendiendo que: "La
humildad es una característica humana, que es atribuida a
toda persona que se
considere un ser pequeño frente a lo trascendente de su
existencia delante de
Dios".
Madre Teresa de Calcuta.

Es en este sentido que una persona humilde, generalmente
ha de ser modesta y vivir sin mayores pretensiones: alguien que
no piensa que él o ella es mejor o más importante
que otros. Así vivió Juan, practicando
además el valor de la responsabilidad, el apego con el
grupo familiar, en un constante "diálogo" con Papá
Dios y regalando abundantes bendiciones para los que
teníamos oportunidad de encontrarnos con él, aunque
fuese por breve tiempo. Vivió con la sencillez del
campesino y la
grandeza de ser un hombre puro, murió cultivando la
tierra, murió como quiso, Dios le complació en
eso…

El
perdón

Alberto trabajó como vendedor en el sector,
distribuía los dulces en forma de conservas, hechas por
una señora del pueblo e inclusive de las que
también elaboraba Isabel. Cuando fue ya un joven
adolescente se fue a San José de la Costa con sus
padrinos, para realizar trabajos de agricultura. Venia a la casa
cada tres meses cuando lo hacían los propietarios de la
finca; evidenciando además, su responsabilidad con el
mantenimiento de la casa materna.

Más adelante, Alberto regresa a la casa y se
dedica al aprendizaje de
diferentes oficios. Fue autodidacta y llegó a ser
carpintero, albañil, herrero, inclusive debió
tener algo de artista pues incursionó como restaurador de
figuras de santos.

Hizo poesías
y compuso letras para canciones de la iglesia evangélica
en la que se convirtió y fue practicante.

Asumió cuanto oficio digno pudiera realizar.
Llegó a ser jefe de mantenimiento en la Escuela Ezequiel
Zamora de Cumarebo hasta el día de su muerte.

Es en plena juventud cuando se enamora de Amalia Rosa
González a quien conoce desde su niñez, mujer de
grandes cualidades y con quien funda un hogar y son bendecidos
con once hijos: Mery, Belkis, Carmen Amalia, Gisela, Alberto,
Oscar, Alfredo, Douglas, Sandro, Julio y Carolina. Amalia,
resulto ser esa compañera ideal para Alberto, aun en los
momentos difíciles, ella conserva su estado de
alegría, es difícil recordar en ella un gesto de
mal humor inclusive en las peores circunstancias. Sirven de
modelo para las generaciones siguientes de lo que es el apoyo y
la solidaridad en una pareja matrimonial, pero de ellos es
importante destacar el ejemplo de testimonio de fe que permiten
en la familia tener un modelo del valor del
perdón.

Y es que para Amalia y Alberto debió ser
difícil, vivir los momentos de profunda tristeza en los
que ese ramillete extraordinario de once hijos, quedara
convertido en solo diez, cuando aquella noche aciaga del diez de
septiembre de 1984, Alfredo, joven de escasos veinticinco
años, decidiera salir al expendio de comidas cercano a la
casa, sitio donde ocurrió el incidente en el que de forma
incompresible, minutos después perdiera la
vida.

En esos momentos de dolor, Alberto nos dio una
lección muy grande de fe, aceptación, y capacidad
de perdón. Con el cuerpo de Alfredo en brazos y
arrodillado en el lugar del suceso, fue capaz de orar por el
responsable de la muerte de
su hijo, y además, pedir al resto de los hijos que no
hicieran ninguna actuación que implicara acciones de
venganza, expresando: "¡será Dios quien
establecerá la medida y el castigo!, que él los
perdonaba, y que no había mas nada que
hacer…"

Es difícil hablar del perdón en un
escenario como éste, debieron Alberto y Amalia llenarse de
serenidad.

Si, la serenidad es entonces una virtud que nos
enseña a conservar la calma en medio de nuestras
ocupaciones y problemas,
pero cómo exhibirla en circunstancias tan
difíciles.

Alberto y Amalia, nos dieron testimonio de fe, de
esperanza y de templanza. Transmitieron la paz que el resto del
grupo familiar requería en ese momento, porque perdonar no
solo tiene como beneficio el crecimiento interior, sino
también trae consigo una gran paz en quien lo
práctica.

Según la madre Teresa de
Calcuta "perdonar supone un ejercicio de las virtudes, porque
para perdonar se necesita de caridad, humildad, paciencia,
fortaleza y amor… perdonar es la manifestación de
un corazón puro como consecuencia de una vida
virtuosa". 

En cierto sentido perdonar es vivir las virtudes que se
practican en el cielo y perdonar es vivir en la tierra los valores
del cielo, por eso, perdonar es un pedacito de cielo en la
tierra.

 Y a Tío Beto, como le conocimos, fue como
un hombre de paz… ésta fue la herencia que
dejó y hoy Amalia vive en paz, rodeada del afecto de sus
diez hijos y dieciséis nietos, repartiendo buen
humor…

Solidaridad

Cuando Juanita era joven adolescente de diecisiete
años, llegaron de España los
doctores González, fundadores del único hospital
del pueblo, ya ella había sacado la educación
primaria; entonces, se dedica a ser aprendiz de primeros
auxilios y se convierte en enfermera, fue jubilada del
Ministerio de Sanidad y ejerció siempre hasta el final de
sus �días…

Se enamora de Bernardino Rivas, con quien se casa y
tiene seis hijos, Arnoldo, Aischer, Carlos, Víctor,
Armando y Jorge. Fue la última en casarse, vivía
con Carmen Cristana, pues para la fecha ya Saturna había
muerto.

Recordemos que Juanita nació de pie, sí
nació de pie para el trabajo, para la lucha por la vida y
para acompañar al que le necesitase. En este sentido, si
hablamos de la solidaridad como virtud, se refiere como una
práctica cuya finalidad sólo puede ser el ser
humano necesitado, sin distinción de credo, sexo, raza,
nacionalidad o
afiliación política.
Comprendiendo que para que haya solidaridad se requieren dos
personas: una necesitada y otra solidaria.

Pero, en la solidaridad el solo dar o ayudar, no es lo
más difícil, esta implica: afecto, la fidelidad del
amigo, la comprensión del maltratado, el apoyo al
perseguido, la apuesta por causas impopulares o perdidas, ceder
el tiempo, dedicación, amor…

La parte difícil comienza cuando se nos presenta
el dilema de ayudar sin recibir nada a cambio; de ayudar aunque
nadie se entere, ni aún la persona a la que ayudamos. Esto
es, ser solidarios por una verdadera convicción de
igualdad y de
justicia. Es
difícil ser solidarios, entregados y ser al mismo tiempo,
totalmente desinteresados…

Decir que Juanita fue una enfermera, es incompleto; es
que ella fue una enfermera que hizo de la solidaridad su
estandarte de vida para con el prójimo, eso la
convirtió en una compañía deseada en los
nacimientos, en las enfermedades, en las
convalecencias y ella estaba presta a estar con todo aquel que de
alguna forma la necesitara, son innumerables las personas que
atendió solícitamente, no tenia horario; igual daba
si era en la madrugada si era de día o era en la noche,
¡el tratamiento se cumplía!

Le tocó a Tía Juanita, vivir días
difíciles, duros y siempre le vimos con su hablar en tono
bajo, con discrecionalidad. Impresiona que no aprendió a
hablar en voz alta, ni para llamar a alguien cuando era
necesario, le era imposible, cuando hacia el esfuerzo y lo
intentaba entonces le salían palabras atropelladas pero en
voz más baja.

Nos dejó un legado de recuerdos y
enseñanzas, tía murió de cáncer.
Cuando le hicieron la mastectomía, asumió una
postura estoica, no hubo desesperos ni quejas, su fe le
permitió ofrecer con sumisión todo cuanto le estaba
ocurriendo. Tía, nunca esperó nada a cambio…
indudablemente, debe estar muy cerca de Dios.

La Comunicación

Hilda, la última de los hijos, llegó
realmente muy niña a Cumarebo, tuvo la oportunidad de
estudiar, hizo la escuela primaria bajo la tutela de Isabel,
pues por instrucciones de Saturna, ésta asumió la
responsabilidad de representarla. Muy joven desde los catorce
años, se dedica a trabajar como vendedora en la tienda de
Josefina Apiz. Se Casa con Juan Esteban Ortiz, quien se enamora
de ella desde que ésta era una adolescente.

Según Hilda, los amores de antes eran diferentes
a los de ahora y los de ella con Juan Esteban fueron
¡lindos y bellos!.. Aun hoy cuando habla de Juan, parece
estar enamorada… refiere, que si volviera a nacer o si se
lo encuentra en otra vida, le gustaría volver a casarse
con él…

Juan vivió cuatro años, enamorado en
silencio sin decir nada, hasta atreverse a dar los buenos
días… y preguntarle si había recibido "algo"
y es que Juan aun pagándole a dos de los niños que
estaban en la casa para que le entregaran la correspondencia a
Hilda, había fracasado en ese intento de hacerle saber sus
sentimientos, ya que estos por miedo, hacían desaparecer
las notas y no la entregaban a su destinataria.

Cierto día, una nueva notica fue entregada en
manos de los niños y estos la colocaron en un sitio, donde
fue descubierta por Carmen Leónidas, esta procedió
a interrogar a Hilda acerca del enamorado que tenia, porque tener
un enamorado ¡era cosa seria!. Ella soportó el
interrogatorio, con prueba en la mano, constituida por una
carta que
nunca había leído…

Así confirmó Hilda la premonición
recibida de parte de una futurista acerca de la existencia de un
enamorado, y a partir de entonces comenzó a cambiar el
rechazo que experimentaba hacia él, por atracción y
amor.

Resulta interesante, hacer una comparación
ilusoria, acerca de las comunicaciones
antes de ayer y hoy día, cuando gozamos de un avance
tecnológico que ha logrado reducir el mundo a una aldea, y
donde disfrutamos de pequeños aparatos y de grandes redes
de internet, que
suprimen el uso de papelitos y de niños para el
envió de los mensajitos.

Hoy en contrapartida, la cosa se complicó, y
mientras antes de ayer los jóvenes tenían una
opción bastante reducida en la selección
de la pareja, hoy el mundo es el escenario, favoreciendo que la
incertidumbre aumente, y la
comunicación pierda calidad.

Si, el arte de
conversar, compartir, conocer  nuestra familia… pudiera
estar perdiendo espacio. Parece mentira, pero
muchos días pasamos más tiempo hablando con
extraños, que con los que viven bajo nuestro mismo
techo. 

He leído estadísticas impresionantes acerca del poco
tiempo que dedicamos a hablar en el hogar; algunas de estas
estadísticas declaran que los padres pasamos una media de
quince minutos diarios de conversación con nuestros
niños, poquísimo, especialmente si tomamos en
cuenta que la mayor parte del tiempo estamos hablando solo "dando
instrucciones" y no escuchando…

El padre Antonio Rivero afirma: "Comunicarse es amar de
verdad, porque se regala la propia intimidad, la riqueza de la
persona, su originalidad. Sólo quien se comunica en
profundidad, ama".

Es fácil conversar, es muy difícil
comunicarse de verdad. La comunicación verdadera
enriquece; la simple conversación sólo
entretiene.

¿Cómo vamos a abrir las puertas para que
nuestros hijos confíen en nosotras? ¿Cómo
vamos a lograr sentirnos unidas a nuestros esposos, padres o
hermanos si no sacamos tiempo para hablar con ellos?

Por regla general se habla con las personas que saben
escuchar, con aquellos que muestran amor y aceptación
incondicional. Por lo tanto debemos esforzarnos en crear ese
ambiente de
confianza y aceptación en el seno de nuestro hogar, ya que
si los hijos no se sienten aceptados y bienvenidos con nosotros,
buscarán la aceptación en otros lugares y con otras
personas.

El clima de
intimidad para una comunicación se forma, se construye, no
se improvisa. Menos aún no se puede imponer. Toda presión
asusta. Ningún caracol sale de su concha protectora si lo
golpeamos o lo molestamos para que salga. Sólo
sacará su cabeza si capta que no hay
peligro…

Juan Ortiz logró comunicarse, y conquistar a
Hilda ésta apenas tenia los dieciocho años. Se
casaron después de ocho meses de compromiso formal, su
hogar se colmó de bendiciones con nueve hijos: Carmen,
Juan, Magaly, Gustavo, Betty, Dulce Anais, Henry, Iris, y
María Alejandra.

Supieron consolidar una unión matrimonial
caracterizada por la dedicación a ellos y a la crianza de
los hijos. Mientras ella permanecía en la casa, en las
labores propias del hogar; Juan se dedicaba a
trabajar.

Siempre lo hizo de forma independiente, sirvió de
ejemplo por su organización, método,
constancia y cumplimiento en sus jornadas laborales. Su
responsabilidad, y su administración se anteponían ante
cualquier eventualidad.

Cuando los hijos crecieron y las posibilidades de
estudio se redujeron en Cumarebo, se mudan a Maracaibo en la
búsqueda de mejores escenarios.

Hilda y Juan tuvieron la idea y la oportunidad de
construir la casita de descanso en el pueblo de Cumarebo, en la
cual Juan puso su ilusión, esta sirvió para recibir
a cuanto grupo de la familia deseara pasar unos días de
descanso, y en ésta casa Juan e Hilda se lucían
como los mejores anfitriones, brindando a los visitantes,
incontables atenciones, desde el hospedaje, hasta el desayuno con
empanaditas y leche fresca,
ésta casita como solíamos llamarle se
convirtió en un escenario ideal para momentos de
reflexión, regocijo y alegría.

Juan murió aun joven, su corazón se
había debilitado, Hilda hoy día continúa al
frente del hogar como punto de apoyo y de unión, sigue
siendo la anfitriona de su casa, donde sus hijos, se
reúnen los domingos y comparten el acontecer de cada
semana, afianzando sus redes de apego…

Machita y
Pachito

Carmen Cristana, al igual que sus hermanos
aprendió un oficio, un buen día llegó de
Caracas a Cumarebo, un señor llamado Arturo Enrique
Baledon, quien en compañía de varios operarios se
dedicó a instalar una sastrería, en sociedad con
el Señor Luperco Donquis.

Carmen Cristana, es contratada como aprendiz de ojales,
y poco a poco adquiere la práctica necesaria para
confeccionar hasta dos paltos de lino semanales y en algunas
oportunidades, cosía inclusive los pantalones. Por lo que
recibía un ingreso de treinta bolívares
semanales.

Un día, estando de visita en casa de su maestro
de costura, llegó gente de la Ciénaga, eran la
señora Gabriela de Alvarez con su esposo Hilario y su hija
Belén. Buscaban información, necesitaban una casa grande
para mudarse a Cumarebo; y la casa del Señor Baledon, se
encontraba en venta.

Esta circunstancia fue el inicio de una amistad con la
familia recién llegada, posteriormente, vino quien en
nombre de la familia, sellaría el negocio, el joven
Ramón Alvarez, y a la semana siguiente estaban todos
incluyendo a Adolfo y Eladio José, y es cuando este
último, tiene la oportunidad de conocer a Carmen
Cristana.

Así se conocieron, surgió la amistad y
posteriormente el amor. Aunque Carmen Cristana manifiesta, que
desde ese día, a ella él le gusto y sabe que a
él también le sucedió lo mismo con
ella…

Un año de cortejo y uno de compromiso, fue el
tiempo necesario para la celebración de la boda, durante
este tiempo Eladio trabajaba como cocinero en el comedor de la
Creole en Punto Fijo, entonces la relación se
fortalecía, mediante las frecuentes correspondencias y las
continuas visitas a Cumarebo.

Es en este tiempo cuando Saturna sufre quebrantos de
salud, enferma seriamente y muere el 13 de julio de 1950, fue
difícil para todos la pérdida de la madre, y es
entonces cuando la familia Alvarez Morales, le sirve de apoyo a
Carmen Cristana, para transitar y superar los primeros
días del duelo.

Gabino, permaneció viudo, durante 37 años,
vivió en casa de Isabel, nadie ocupó el lugar de
Saturna, la fidelidad fue un valor practicado por el
abuelo.

Ser fiel en la vida supone un ejercicio constante de
reelección, a lo largo de las experiencias que atravesamos
¡elijo una y otra vez! a mi pareja, y al reelegirla renuevo
mi compromiso de fidelidad…

Entonces la fidelidad bien entendida y mejor
experimentada debe ser aquella que es consecuencia de la vida en
pareja, del fruto de las vivencias compartidas, de las
situaciones atravesadas, de los momentos transitados, del
conocimiento
adquirido acerca del otro y de uno mismo.

La fidelidad obtenida así es por lo tanto un
valor que requiere además de principios, un
poquito de tolerancia y una
carga extraordinaria de amor, de Amor del bueno. Que
difícil en nuestros tiempos… Hoy el abuelo nos
sirve de modelo, fue fiel en la viudez… ¡Mas
difícil aun!

Vivió para sus hijos y disfrutó de sus
nietos y bisnietos, periódicamente viajaba a Maracaibo,
visitaba a Carmen Cristana a Hilda y además tuvo la gran
oportunidad de reencontrarse con Monche y su familia; y disfrutar
de momentos de gozo y alegría. Murió lleno de paz,
en los brazos de sus nietas Hilda Belén, Aicher y Mery en
Coro el 24 de febrero de 1987.

Un año después de la muerte de Saturna se
celebra el matrimonio, el día sábado 21 de julio de
1951, en horas de la tarde, Carmen Cristana llegó al altar
de la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, vestida de
blanco con su corona de flores en la cabeza. Le esperaba Eladio
José.

Constituyen su hogar en la casa ubicada en la calle La
paz en Cumarebo, cercanos a la casa de misia Gabriela e Hilario;
padres de Eladio José. Prontamente son bendecidos con
cinco hijas: Nancy, Carmen, Alida, Maritza e Hilda Belén.
Hubo un hijo varón quien murió al
nacer…

Cuando Eladio se casa con Carmen Cristana, ya
tenía una bendición adelantada, sus hijos
José Rafael, Betsy y Rubén Antonio, quienes se
integran al núcleo familiar, por lo que somos ocho
hermanos.

Era el año 1958, y Eladio comienza a trabajar en
los supertanqueros petroleros, de la empresa Creole
Petroleum Coorporation.

Recordemos que durante 1915 y 1921 comenzó la era
petrolera en el país. Eladio trabajó, como
mayordomo de cocina en los barcos petroleros, hasta jubilarse a
los 60 años en el año 1981. Se dedicó a
vivir y a disfrutar del apego familiar, y es así como
realiza frecuentes paseos con Tana como le llamaba a Carmen
Cristana, fortalece relaciones con las amistades y de manera muy
especial construyó un equipo de amigos con sus cuatro
yernos a quienes les colocaba apodos y para el eran
bólido, asiclo, limoncito y monteverde en lugar de
Freddie, Henry, Aquiles y Eleudo con quienes compartía
juegos de domino, bolas criollas, barajas, además de sus
proyectos
entre tantas cosas. Realmente fue corto el tiempo… no, no es
una queja Papa Dios, pero debió permanecer más con
nosotros…

Murió en Maracaibo, tan solo nueve años de
haber sido jubilado, el día viernes 24 de marzo de 1990, a
los 69 años, con la paz

y la tranquilidad del deber cumplido…
Murió el esposo, el padre, el abuelo, el amigo, aun hoy se
le extraña y su recuerdo esta presente en cada evento
familiar.

La
disciplina

Al inicio cuando, Eladio viajaba de Punto Fijo a Aruba,
Carmen Cristana debía permanecer sola en Cumarebo,
asumiendo los roles del hogar, esto hizo necesaria la mudanza del
grupo familiar, y contra toda opinión Carmen se vino a
vivir a la Península, dejando el resto de la familia,
hermanos, suegros y demás parientes en Cumarebo, pero
cerca de Eladio…

Un tiempo en la calle Falcón, otro en la calle
Libertad,
hasta que se concluyera la construcción de la casa en Caja de
Agua.

A Carmen Cristana, como esposa de marinero le
tocó vivir días de soledad y de responsabilidad
completa del hogar, pero Eladio aunque distante siempre estaba de
alguna forma presente. Ella decía "cuando venga Yayo",
hasta las más elementales decisiones de las hijas, estaban
supeditados a la opinión del padre, aunque este estuviese
en alta mar. Hoy sabemos que era ella quien decidía,
quizás fue ésta una forma de hacer sentir la figura
paterna en la casa.

El hecho de que Eladio estuviese navegando, hizo que
Carmen Cristana fortaleciera su carácter llegando casi a asumir una
posición severa en cuanto a la formación de los
hijos y la responsabilidad en el hogar, por lo que la disciplina no
tuvo descanso.

Cómo explicar el deseo de que estudiáramos
y de que hiciéramos de la escuela nuestro norte, "es la
herencia que les dejamos", solían decir. Los preparativos
comenzaban muy temprano, casi de madrugada; con un baño de
agua fría y un uniforme almidonadito, sin derecho a
protesta y con la presencia de Carmen Cristana, supervisando.
Esta de vez en cuando iba a la escuela sin que le llamaran solo
para saber, por si acaso…

Más tarde cuando se realiza un nuevo traslado de
Eladio, Carmen Cristana no lo dudó, y un 29 de julio de
1963, realiza la mudanza, en este caso a Maracaibo, a comenzar de
nuevo y los hijos al colegio más
cercano…

La disciplina como valor según Cesar Barreto
(2006) es "un entrenamiento que
corrige, moldea, da fortaleza y perfecciona, su misión es
formar buenos hábitos y establecer una serie de reglas
personales que te comprometan contigo mismo para alcanzar un
ideal." Esto sin duda es una de las tareas más importantes
de la vida.

Quien práctica la disciplina cumple con sus
obligaciones,
supera las expectativas, siempre va un poco mas allá de lo
esperado, con sus compromisos y con todo aquello en lo que ha
empeñado su palabra.

Es muy significativa la forma en que Carmen Cristana
aprecia el horario, el orden, que permiten mantener un ambiente
agradable y armónico donde se encuentra. Por lo que las
tareas en la casa estaban asignadas, y el fiel cumplimiento de
las mismas debía ser ejecutado sin excusas.

En la casa se hospedaron familiares y allegados para
realizar estudios entre ellos: su sobrina Carmen Ortiz, Hija de
Hilda; Asnoldo Rivas, hijo de Juanita y Edith Garcés su
ahijada, hija de su comadre Carmen de Garcés, esto hacia
que las corresponsabilidades también se incrementaran y
con ellas el establecimiento de más normas, todos
debían tener una tarea hogareña asignada y como
decía ella "pena la vida" quien no las cumpliese, aun no
entiendo como se traduce el dicho, lo cierto es que se
cumplían…

La economía del hogar, ha reposado en sus
manos, ciertamente Eladio trabajaba, pero Carmen Cristana cobraba
y administraba, normalmente el estaba en alta mar o en puertos
lejanos, en este sentido la
administración del hogar también tenia su
propia disciplina, se sustento en "arroparse hasta donde alcanza
la cobija", solo con lo necesario, y con la sentencia de que "es
mejor ir de coleto a seda que de seda a coleto".

La disciplina es un valor fundamental y básico
para poder
desarrollar muchas otras virtudes, sin la disciplina es
prácticamente imposible tener fortaleza y templanza ante
las adversidades que se presentan día a
día.

Formar y llevar a la familia en un camino de
superación constante no es una tarea fácil. Las
exigencias de la vida actual pueden dificultar la
colaboración e interacción porque ambos padres trabajan,
pero eso no lo hace imposible, por tanto, es necesario dar orden
y prioridad a todas nuestras obligaciones y aprender a vivir en
armonía con ellas.

La disciplina es el valor de la armonía, por que
todo guarda su lugar y su proporción. Cesar Barreto (2006)
insiste "Para conquistar este valor hay que empezar por
aprovechar nuestra necesidad de orden en las casas y para ello
hay que tenerles un lugar a cada cosa y mantenérselo por
medio de la disciplina, poner siempre allí esas cosas.
También hay que practicar el orden en el hablar, en el
vestir y en nuestras pertenencias."

Para Carmen Cristana, el arreglo personal es prioritario
para ella, recordemos el trato de atenciones y cuidados dedicadas
a su Tio Poldo hermano de Saturna; en este sentido el peinado es
cuestión de estado, por lo que sus nietos le saludan y
preguntan por su copete refiriéndose al arreglo de su
cabello.

Aun hoy día, Carmen Cristana hace de la
disciplina un valor, no puedo omitir expresar el sentimiento que
experimentamos cuando tenemos la alegría de su visita en
nuestras casas, es una auditoria en el mejor sentido de la
palabra… así continua formándonos…
sus recomendaciones de cómo ser buena esposa a sus hijas y
sobrinas siguen vigentes, pues con ejemplo lo
demostró.

Dicen que los marinos tienen un amor en cada puerto,
pues Carmen Cristana se convirtió en ese amor para Eladio
y por eso se trasladaba a los puertos cercanos cuando este no
podía viajar a la casa. Esto justifica sus viajes a Punto
Fijo a Curazao y sus escapadas a las Cataratas de Hueque en
Falcón, a Curimagua, y a la Casita de descanso de Hilda y
Juan, y es que ella y Eladio mantenían un romance, cuando
Eladio se alegraba con unos traguitos solía entonar "es la
historia de un
amor como no hay otro igual"… dedicada por supuesto a su amor
Carmen Cristana.

El respeto al
tiempo, es otra norma, la puntualidad, el conceder prioridad a
los compromisos de la familia. Estar a tiempo para no tener
contratiempos, realizar oportunamente las actividades sin
necesidad de que nos lo pidan, y su lema "el que madruga Dios lo
ayuda" han sido aplicados hasta en la mas elemental tarea, por
eso el despertar en la mañana, la diana era escucharle
decir ¡alcé arriba!, así
despertábamos…

Son múltiples las enseñanzas de Carmen
Cristana y de Eladio, pero cómo olvidar, el respeto a las
celebraciones familiares, el rezo del rosario, la devoción
a Jesús de la Misericordia, las navidades y sus
tradiciones, el Niño Jesús, se deseaba todo el
año, la cartica se planificaba, la ilusión era
completa es que casi lo llegábamos a visualizar cuando la
noche de navidad
pachito señalaba el cielo y decía: ¡viene por
allá! …

La Noche de Navidad, si Eladio estaba en casa, era
preparada con todo detalle, el se dedicaba con esmero, a lograr
que el Niño Jesús de cada quien estuviera en su
lugar, se seleccionaban los regalos y el sitio donde
debían permanecer escondidos, en algunos casos los
compadres o los vecinos servían de apoyo. Los estrenos se
denominaban así todo el año era la ropa del 24 el
25 y la del 31. Podía ser el mes de agosto y si
había una fiesta importante nos preguntábamos
¿que me pongo la del 24 o la del 31?

Se afianzaban las costumbres, la tradición de las
comidas, se elaboraba todo en casa, y se hacia para los vecinos,
los compadres y las visitas, y es que Eladio traía hasta
los adornos navideños de sus continuos viajes, ¡la
fiesta de Navidad era fiesta si pachito estaba, en
casa!…

El día de la madre constituía un gran
evento y la atención se concentraba, en buscar el
obsequio que mas le agradara a Tana, y en correspondencia el
día del padre si coincidía con Pachito en tierra se
celebraba con la familia en pleno, todavía en nuestros
recuerdos el día del padre celebrado en Cumarebo y donde
según Cesar Bracho hijo, desgastamos la canción de
Piero "es un buen tipo mi viejo…"

La
amistad

Carmen y Eladio se dedicaron a fomentar amigos en el
sector donde vivían, su lema era: "¿quien es tu
hermano?, el vecino más cercano"…

Esto fue puesto en práctica, llegando a
establecer nexos de compadrazgos, mediante incontable
número de bautizos y confirmaciones que les aportaron un
sinfín de ahijados.

De acuerdo con Gustavo Gutiérrez Merino (1928-?)
filósofo y teólogo peruano: "Tener un amigo no
es cosa de la que pueda ufanarse todo el mundo",
entonces la
amistad constituye un privilegio, y en este sentido, el valor de
la amistad ha sido una constante, en la vida de Carmen y Eladio,
imposible no recordar a las comadres Mary de Raffe, Yolanda de
Gurecuco, Gregoria de Villavicencio, Carmen de Garces, y sus
esposos, los compadres en Caja de Agua.

Con las amistades se fortalecieron las virtudes, al
conllevar las tristezas, las alegrías, los logros, el mal
de uno era el de todos, se compartían las oraciones, el
rosario en familia era frecuente. Los patios de Mary de Raffe y
Carmen Cristana estaban comunicados, y cuando llegaban Eladio
José o el compadre Marcos Raffe quien fue marino
también, era motivo de alegría compartida por
todos, podía experimentarse el dicho anónimo que
afirma "que los amigos son en la mayoría de los casos
una prolongación de la familia", creo que es la familia
que escogemos…

Cualquier alegría es mucho más grande,
cuando se comparte con alguien; cualquier tristeza es más
llevadera cuando se puede descargar en un amigo ó una
amiga. Juan Pablo VI enseñaba "que la amistad es una
relación humana y cristiana que puede ser disfrutada por
almas nobles y virtuosas. Lo cual supone y desarrolla la
generosidad, el desinterés, la simpatía, la
solidaridad y; especialmente, la posibilidad de mutuos
sacrificios".

La amistad implica un profundo conocimiento de sí
mismo, y el desarrollo de algunas virtudes. De acuerdo con Jorge
Antonini (2000) "…la amistad se refiere a una relación
de intimidad. Por lo tanto, no puede darse en profundidad hasta
que la persona llegue a descubrir su propia intimidad y aprenda
luego a compartirla con los otros."

Ya hemos referido, la amistad implica un desarrollo de
las virtudes, no puede caber amistad donde falta virtud, es algo
imprescindible. Algunos ejemplos para mostrar esto. La lealtad es
necesaria para conservar los vínculos implícitos en
la adhesión al amigo, permiten reforzarla y protegerla a
lo largo del tiempo. La generosidad permite actuar a favor del
otro teniendo en cuenta lo que le es útil y necesario para
su mejora personal.

El pudor controlará la entrega de aspectos de su
intimidad, favoreciendo el respeto. La comprensión le
ayudará a reconocer los distintos factores que influyen en
la situación del otro, en su estado de ánimo… La
confianza llevará a mostrar interés en
el otro a creer en él y en sus posibilidades de apoyo,
credibilidad y confidencia.

Hubo en Carmen y Eladio amistades, que de alguna forma
constituyeron esa extensión de la familia, y que aun
están presentes, el señor Jesús Padovani por
ejemplo ha sido ese amigo siempre querido y respetado.

Debo destacar la amistad entrañable entre Eladio
y Juan Esteban el esposo de Hilda, en verdad fueron ejemplo de
una amistad que se sustentaba en la práctica de muchas
virtudes, fueron confidentes de sus planes, consejeros,
compañeros, siempre sacaban el tiempo para la
comunicación fraterna. ¿Cómo decirle a Juan
Esteban que Eladio había Muerto? Los que vivimos esos
días recordamos como Juan lloró y como
extraño, al amigo que se fue…

Hoy en día, se dedica poco tiempo a cultivar la
verdadera amistad y esto no es lógico ni
humano.

La amistad es un hábito que requiere
entrenamiento, y en este sentido Carmen Cristana continúa
entrenándose, si le otorgamos un color a cada
amigo, podemos afirmar que goza de un extraordinario arco iris de
amistades, hoy comparte este privilegio con amigas como Cecilia
de Zabaleta, Carmen de Vicuña, Eloina de Moran,
Inés Escobar, Adela de Colman, Petra de Angulo, Pilar de
Arteritano, Isnelda de Rincón, María de
Fernández, Mireya Cruz. Algunas ya se han marchado como
Violeta de Fernández, Célica Araujo, Rosa de
Fernández, y Juanita de Salazar, a quienes les unió
una amistad inquebrantable.

La Unión
Familiar

Cuando Eladio y Carmen Cristana llegaron a Maracaibo, el
apego con la familia siempre estuvo presente, y las distancias se
superaban fácilmente, los encuentros en las fechas
importantes permitían fomentar el apego familiar, y en
este sentido la familia de Eladio jugó papel
importante.

La unión de los hermanos de Eladio fue impecable,
Belen, Adolfo y Agustina, Ramón y Raymunda, Agustín
y Eladia, alrededor de sus padres, Hilario y Gabriela,
conformaron realmente un equipo, al que Carmen Cristana se
integró e hizo de ellos su gran familia.

Fomentar, cuidar y cultivar los lazos familiares no es
una tarea fácil ante la realidad que nos domina; Carmen
Cristana ha asumido el rol de ser puente de unión, y es
así como al llegar a Maracaibo favoreció el
reencuentro con su hermano Monche y su familia, ciertamente se
reencontraron, se quisieron, se respetaron, y nunca hubo un
reproche, Monche se convirtió en el hermano del contacto
frecuente, con ella.

El apego se fortaleció, con aquellas llamadas
telefónicas bajo el pretexto de saber ¿como
amaneciste?, o con la visita eventual, realizados hasta el
día de su muerte. Ahora, este afecto y este contacto esta
presente y se manifiesta y prolonga en sus hijas, Merle, Daisy,
Castalia y Berenguela.

Para Carmen Cristana la unión familiar es una
tarea que se ha impuesto. Hoy
día la unión familiar resulta tan importante y tan
frágil y es que entre otros los medios de
comunicación pudieran confundirnos, ante el fomento de
algunos antivalores, y alejarnos de la posibilidad de entender la
importancia de respetarnos y tolerarnos.

Pero si reflexionamos y retomamos los escenarios
invadidos, quizás logremos que las nuevas generaciones,
sigan creyendo, fomentando y viviendo la importancia de
pertenecer a una familia unida. En el entendido de que el valor
de la familia unida va más allá de los encuentros
frecuentes, de la cotidianidad, de los momentos de alegría
y gozo, la solución a los problemas que puedan
surgir.

El valor de una familia unida radica en la posibilidad
de que cada uno de sus miembros asuma la responsabilidad de forma
gratificante de su papel, y en función de
eso favorecer la felicidad de todos.

En una caracterización del término unidad
podríamos afirmar, que significa compartir los mismos
valores,
compartir éxitos, preocupaciones y fracasos, compartir las
emociones y
sentimientos.

Es resolver problemas juntos y confiar en los otros, es
tomar en cuenta las necesidades de todos, ofrecer ayuda y saber
aceptarla. Es comprender las debilidades ajenas, saber perdonar y
pedir perdón.

Es cultivar aficiones comunes, compartir metas y
colaborar en la consecución de objetivos. Es
respetar a los demás y tolerar las diferencias.

Es reír y llorar juntos…

Hemos recreado estas vidas y valorado las lecciones, hoy
lo importante es que estamos juntos y que los pensamientos
compartidos, solo tiene la humilde pretensión de reconocer
lo valioso que han sido cada uno de ellos en nuestra
formación y estimar como han contribuido y le han dado
sentido a lo que somos hoy y lo que puedan ser mañana las
siguientes generaciones…

Referencias

Antoine de Saint-Exupery (1900-1944), El
principito.

Barreto Cesar (2006).

Giraldes en su poema titulado "Mi
Hospitalidad"


Gustavo (2000).
Introducción a la filosofía.

Jorge Antonini (2000). La amistad como
valor.

Madre Teresa de Calcuta. Material
mimeografiado.

Padre Antonio Rivero.

Rousseau (2000). El Emilio o de la Educación
18ª.ediccion.

Ralph Waldo Emerson (1803-1882).
Frases

Villanoud y Collelldemont, (2001). Historia de la
Educación en Valores.

Agradezco:

A Henry, Henry Jonathan, Jenny Lynn, Gilberto, Henry
Jesús y María Milagros, por cederme el
tiempo…

A quienes contribuyeron con entusiasmo en las
fotografías.

A Marialcira, Edixon y Carmen Padilla, por sus
aportes.

Gracias….

Dedicatoria

A la memoria de
Pachito

A los descendientes de

Gabino y Carmen Saturna…

A Henry y Gilberto.

Y a mis amigos…

En los 80 años de Machita

Por tantas bendiciones que agradecer

Por tanto que aprender

Y por cada detalle que no se debe olvidar.

 

 

 

Autor:

Carmen Alvarez de Neumann

Valencia, enero de 2008

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter