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José Martí, juegos y deportes (página 2)




Enviado por Ramón Guerra Díaz



Partes: 1, 2

En febrero de 1882 escribió Martí,
dentro de una de sus crónicas para el
periódico La Nación, de Buenos Aires, el
más conocido de sus artículos referido al deporte y en particular al boxeo.
En él describe la pelea por el título de los pesos
máximos en la que está involucrado John Sullivan,
toda una leyenda en los albores del deporte
estadounidense.

Con prosa objetiva y crítica
en la que no falta la belleza describe una ruda lid a
puñetazos, muy de moda en los
Estados Unidos
y otros países, en la que se enfrentan dos hombres
semejantes a gladiadores, por dinero y fama.
Sus palabras van dirigidas a condenar la bárbara
práctica y a la sociedad que
la permite y goza como espectáculo.

El boxeo será el tema deportivo más
tratado por el cubano, en ocasiones en largos párrafos
dentro de sus crónicas, en otras con referencias breves,
en todas ellas es la crítica y la condena su denominador
común.

Como una letanía necesaria a lo largo de todo el
artículo el Apóstol insiste en lo brutal de la
pelea, la crueldad de sus organizadores y la salvaje
reacción de público, no hecho para la
compasión, sino a la aclamación del vencedor, como
en el Circo Romano.

No menos severos serán sus juicios sobre las
"carreras de premio", competiciones inhumanas, en las que
cientos de hombres se inscribían, muchos sin ninguna
preparación física, para correr
como potros por alcanzar una recompensa monetaria. Eran carreras
constantes, día y noche sin descanso, dando vueltas en una
pista con breves minutos cada cierta cantidad de tiempo para
comer algo y satisfacer alguna necesidad
física.

La pluma de Martí
describe lo que ve, hombres que por necesidad de dinero se agotan
en una competencia a la
que acuden miles de personas a toda hora, para apostar, burlarse
y disfrutar morbosamente de las caídas, desmayos o
la muerte de
algunos de aquellos infelices.

En varias ocasiones retoma la descripción de este tipo de evento, la
última de ella en febrero de 1888. Por tercera vez las
competiciones de los caminadores llaman su atención, esta vez para acercarse
más a los protagonistas, es el ser humano lo que le
interesa, por eso vuelve a un tema al que la prensa se acerca
para destacar su espectacularidad y las pingües ganancias
que deja a sus organizadores, pero él regresa para
denunciar la degradación, no solo por el desgaste
físico, sino por la caída del espíritu
humano a la altura de los caballos de carrera.

En sus palabras se nota mucha compasión y
lástima por aquellos seres humanos que por dinero y
necesidad se escarnecen, esta vez aparecen los nombres, sin los
apellidos, como marca de establo
para aquellos "brutos".

Es su visión de unos de los espectáculos
más seguidos por los estadounidenses a fines del siglo
XIX, las carreras de premio, organizadas por apostadores y
diarios para aumentar sus ganancias y mantener entretenido a
costa del embrutecimiento, a un pueblo joven y
desprevenido.

Con el béisbol
entra en contacto José Martí en los Estados Unidos,
deporte nacido en ese país, llega a convertirse en
pasatiempo nacional, por lo que su popularidad era muy grande,
jugándose no solo de manera organizada en ligas
profesionales, sino también en cuanto espacio libre
permite armar un campo de pelota.

Las referencias directas al béisbol no son pocas,
la mayoría, como al paso, en breves líneas que
permiten valorar la popularidad de que goza este deporte:
"Todo es juego y
movimiento y
gastos. En cada
solar hay un desafío de pelota"(1)

Observen que José Martí se refiere al
juego de béisbol como "pelota", castellanizando el
vocablo que muchos periodistas en Cuba, por esta
misma época y posterior, se empeñan en llamar,
"base-boll" y más tarde béisbol, hasta que se
impuso la expresión usada por el Apóstol, no por
seguir su ejemplo, que muchos desconocían entonces, sino
por el lógico acomodamiento al idioma propio que él
aplicó desde un principio.

Hay en sus menciones a los juegos donde
se utiliza pelota una especificación: pelota de pie,
pelota de jardín, pelota emplumada, etc., pero siempre que
se refirió al béisbol escribió, pelota y
nada más.

Al referirse al béisbol profesional, por los
mismos motivos que hemos encontrado al juzgar a otros deportes rentados, endurece su
lenguaje. Para
él las apuestas son fuente de corrupción y enemigas del trabajo
honesto, en tanto que encona rivalidades malsanas entre las
gentes, terminando en riñas o en la insensibilidad de ver
sufrir al hombre en
esfuerzos sobre-humanos, con tal de ganar dinero.

En una de sus crónicas desde Nueva York fechada
en agosto de 1887, al referirse a las múltiples
actividades que se realizan en el verano, reseña una
convención de peloteros profesionales y aprovecha la
ocasión para calificar al juego de "(…)desgraciado y
monótono que perturba el juicio como todos los

demás"(2) por provocar las apuestas.

La crítica de José Martí no va
dirigida al juego en sí, sino a la manera en que este
sirve para el negocio de las apuestas, que desata la desmedida
pasión por un equipo y las consiguientes riñas
entre fanáticos, a más de la degradación de
los que viven de las apuestas.

Duro es su juicio a este deporte degenerado y
áspero, unos por lo brutal y desmedido, otros por
compulsadores de las apuestas, ruina de los humildes y fuente de
ingresos de
los apostadores profesionales. Esa no es la competición
que el desea.

A la indagadora mirada del Maestro no escapa el deporte
universitario norteamericano, en pleno auge en la época en
que vivió en los Estados Unidos. Es en estos centros donde
se fomenta la estructura del
movimiento deportivo moderno con la práctica
sistemática de la educación
física y de deportes individuales y
colectivos.

"(…)Ya han pasado las regatas entre estas y
aquellas clases de unos y otros colegios; que la mente ha de ser
bien nutrida, pero se ha de ver de dar, con el desarrollo del
cuerpo, buena casa a la mente(…)No se ha visto palacio bien
seguro sobre
cimientos de arena" (3)

La ejercitación del músculo se
convirtió en uno de los pilares que prestigiaba a estas
instituciones,
dándosele una importancia tal que muchas de ellas,
tenían estudiantes "invitados", más por el
rendimiento deportivo que por sus resultados académicos.
Martí que conoció esta realidad no dejó de
denunciarla.

Entre los deportes que se practicaban y practican en las
universidades americanas, uno de los más populares y
brutales era el fútbol
americano. José Martí tuvo oportunidad de
presenciar algunos partidos en los que el encono convierte estos
encuentros en batallas campales por la fuerte rivalidad que va
más allá del terreno de deportivo en el que se pone
en juego el honor y el prestigio de su persona y de la
institución que representa.

En noviembre de 1884 José Martí describe
para el diario La Nación,
de Argentina una de sus más conocidas e impresionantes
crónicas, los protagonistas son los equipos de
fútbol americano de Yale y Princeton quienes ante un
público de elegantes damas y caballeros van a escenificar
una épica batalla narrada con objetividad y fuerza,
"(…)Naranja el color de Yale y
el de Princeton azul(…)El cielo sombrío como no
queriendo ver. Los gigantes entrando en el circo, con la muerte en los
ojos. Llevan el traje de juego: chaqueta de cañamazo,
calzón corto, zapatilla de suela de goma: ¡todo
estaba a los pocos momentos tinto en la sangre propia o
en la ajena!
(4)

La tradicional regata por la Copa América
que cada año disputan un velero inglés
y otro norteamericano, en uno u otro país de forma
alterna, fue descrita por José Martí para los
periódicos latinoamericanos en septiembre de 1885. En esta
ocasión se enfrentaban los veleros, Genesta, de
Inglaterra y el
Puritán de los Estados Unidos.

Pero este curioso y sensible cronista vive en latitudes
más altas que las de su isla y allí aprende a
convivir con nuevas costumbres y entretenimientos, propios de los
países fríos. La nieve y el hielo inspiran a los
jóvenes hazañas no conocidas por el cubano, quien
se deslumbra ante las fantasmagóricas apariciones de
"duendes" y "ninfas", empeñados en firmar el hielo con su
destreza: "(…) Puéblase el lago de alegres
danzadores. Una parte sobre el patín afilado que corta
sigilosos como la calumnia, se mece, se extiende, como si se
extendiese sobre el cuello de un caballo invisible, se refleja,
se acerca, gira presto, traza relámpagos, dibuja
edificios, escribe su nombre, se abalanza, se para de
súbito, toma de la mano a gallarda doncella y alegres,
como besos que volasen, se deslizan, veloces como
sueños"(5)

Los ejercicios físicos y la práctica del
deporte ennoblecen y benefician al ser humano, el comparte esas
ideas y en medio de su desaprobación, enaltece el juego
como actividad humana primordial y nos recuerda que los antiguos
pueblos, aquí o allá siempre han tenido costumbres
lúdicas para que muestre el humano cuan hábil es,
qué preparado está para defender a los suyos o para
honrar a dioses y antepasados en ceremonias que los glorifica por
su manera de ser el más fuerte, el más ágil,
el más hábil.

Ve con asombro y simpatía a las muchachas de un
colegio de avanzada, ocuparse no solo de las industrias
domésticas, sino del ejercicio del cuerpo en caminatas
gratificantes por la naturaleza o
con los remos, buscando, como sus pares masculinos, que la
salud llegue al
mismo tiempo que la sabiduría.

Mientras en Europa Pierre de
Courbetin intenta hacer renacer los Juegos
Olímpicos e impulsa el desarrollo de la
ejercitación física y los deportes en colegios y
universidades, como fin de hacer crecer sana a la juventud,
alejada de los vicios y apoyada en los nobles ideales de los
antiguos griegos, que tenían como lo más importante
la competencia para mostrar las habilidades, triunfar para la
gloria de sus polis, por una corona de laurel o una rama de
olivo; en Nueva York José Martí echa de menos a los
nobles fines del deporte clásico y lo compara con las
rudas luchas que ve en la ciudades norteamericanas, movidas por
las apuestas y la recompensa en metálico al cruel
vencedor.

Un análisis lúdico del artículo
"Un juego nuevo y otros viejos"

En el primer número de la revista "La
Edad de Oro"(junio de
1889) que desde Nueva York edita José Martí para
los niños y
adolescente latinoamericanos, aparece un artículo que
tiene como tema "el juego"; su título es, "Un juego
nuevo y otros viejos
"(6) y es un bien documentado trabajo
periodístico sobre la presencia del juego en todas las
sociedades y
la importancia que los mismos tienen para la formación de
las generaciones más jóvenes.

En la historia de la cultura humana
se han desarrollado diversas terminologías para definir el
juego y la lúdica. La palabra Juego
viene de raíz latina iocar, ioucus, que significa
divertirse, retozarse, recrearse, entretenerse, también
del latín son las raíces de la palabra
lúdica que viene del latín ludicer,
ludicruz, que significa diversión, chiste, broma o
actividad relativa al juego y de la cual se derivan las palabras
del francés ludique, ludus y del castellano
lúdrico o lúdico. Los romanos definieron
lúdica como la plática animada y creativa, con
alegría y jolgorio, mientras los hebreos la conceptuaban
como broma y risa y los alemanes como placer.

Es en base a estas concepciones que va a exponernos
José Martí el fenómeno del juego en la
sociedad humana en una época tan temprana como finales de
la década de los ochenta del siglo XIX.

Comienza este artículo con una referencia del
Apóstol acerca de un juego que gana adeptos entre los
estadounidenses, el "juego del burro", entretenimiento de
salón que el describe de forma sencilla, para
señalar después la afirmación de los
practicantes sobre la "novedad" de este juego, cuestión
con la que no está de acuerdo, pues dicho juego,
según él, es una variante de la "gallinita ciega",
juego nacido en las Cortes francesas hacía cientos de
años, para homenajear a un caballero que perdió la
vista en un combate, pero siguió peleando hasta la muerte;
su rey en homenaje a él instituyó que en los
torneos caballeresco un caballero peleara con los ojos vendados,
posteriormente comenzó a ser jugado por el pueblo como el
popular juego de la "gallinita ciega", con sus variantes
regionales.

Luego de introducir el tema del juego José
Martí afirma: "Es muy curioso; pero los niños de
ahora juegan lo mismo que los niños de antes: los pueblos
que no se han visto nunca, juegan a las mismas
cosas"(7)

Sobre esta tesis
construye Martí su artículo, que puede ser
leído hoy como una manera premonitoria de acercarse a uno
de los temas más debatido en el siglo XX: la
dimensión lúdica del hombre, tan necesitado del
juego como del trabajo, para completar su estatura
humana.

El tratamiento de este tema del juego por Martí
en la revista que dedica a los niños, nos indica la
importancia que el mismo le dio, como actividad formativa en la
sociedad humana; desde 1881 en que comenzó a escribir para
la prensa latinoamericana aparecen informaciones suyas sobre
juegos, deportes y entretenimientos vistos por él en los
Estados Unidos, pero este trabajo suyo es mucho más
abarcador en cuanto a la valoración del juego y la
actividad lúdica.

Martí basa sus reflexiones sobre los juegos
similares en diversos pueblos en la comparación del modo
en que se realizan entre los aborígenes neocelandeses, los
ingleses, los canarios, los japoneses y los aztecas esa
vertiginosa y osada danza del
palo, en la que varios danzantes aéreos, trenzan cuerdas
en un palo, se arrojan desde el mismo, giran vertiginosamente
atados de los pies, en una demostración de juegos extremos
que demuestra el carácter y temple de los
participantes.

Después de demostrar cuan parecido suele ser los
juegos entre personas disímiles que no se conocen y que
tienen diferentes culturas concluye: "Los pueblos lo mismo que
los niños, necesitan de tiempo en tiempo algo así
como correr mucho, reírse mucho y dar gritos y saltos. Es
que en la vida no se puede hacer todo lo que se quiere, y lo que
se va quedando sin hacer sale así de tiempo en tiempo como
una locura"(8)

Más adelante al pasar revista a las costumbres
lúdicas de los pueblos primigenios, no deja de mencionar
las tradiciones de los grupos
autóctonos de América, destacando que entre ellos
también los juegos ocupaban una importante parte de su
vida y ejemplifica con la danza del palo de los aztecas, en el
que un grupo de
valerosos muchachos giran atados por los pies alrededor de un
enorme poste, tejiendo las cuerdas de colores que los
atan al mismo, en un espectáculo muy
emocionante:

"Esa danza del palo fue entre los indios una
diversión de mucha agilidad y atrevimiento: porque se
echaban desde lo alto del palo, que tenía más de
veinte varas, y venían por el aire dando
vueltas y haciendo prueba de gimnasia sin
sujetarse más que con la soga…" (9)

Igualmente menciona otros juegos de los aztecas, entre
ellos uno con pelota "(…) que entre los indios era una
pasión como que creyeron que el buen jugador era hombre
venido del cielo, y que los dioses mexicanos, que eran diferentes
de los dioses griegos, bajaban a decirle cómo
debían tirar la pelota y recogerla"(10)

Al hacer el resumen del número en la
"Última Página" Martí sintetiza las razones
principales para estar físicamente preparados, con la
ayuda de los ejercicios y el deporte:

"…Antes todo se hacía con los puños;
ahora la fuerza está en saber, más que en los
puñetazos; aunque es bueno aprender a defenderse, porque
siempre hay gente bestial en el mundo, y porque se ha de estar
presto a pelar, para cuando un pueblo ladrón quiera venir
a robarnos nuestro pueblo"(11)

En este acercamiento martiano al mundo lúdico
llama la atención el sostenido interés
por reflejarlo en su periodismo
desde 1882 en menciones de mayor o menor extensión en sus
crónicas, notas breves, comentarios ocasionales, pero
siempre con el tino del que sabe lo que comenta.

Largo años en el mundo multinacional
norteamericano lo hacen testigo de las costumbres lúdicas
de muchos pueblos que han emigrado a esas tierras, no es
difícil encontrar referencias a entretenimientos,
costumbres culturales y competiciones de tan disímiles
pueblos como los chinos, irlandeses, alemanes e ingleses, por
solo nombrar los más numerosos, que van desarrollando los
elementos coaligados y fundidos en este crisol.

Para él es una visión impresionante esa
masa pluriétnica que sale los días de feria a los
lugares públicos para exponer sus costumbres, juegos
esparcimientos ataviados con sus trajes típicos

Observación comprometida, admiración
objetiva, criterios acertados, inusuales para su tiempo:
preocupación por la salud y el esparcimiento de esa
muchedumbre; mirada de soslayo a los entretenimientos de la
burguesía, ostentosa y banalizada, ya desde
entonces.

Hablar de un pensamiento
lúdico en Martí no es nada descabellado a la
luz de la
enseñanza contemporánea, ni de las
concepciones sobre esta forma de comportamiento
humano que es la lúdica, tan necesaria e importante en
el desarrollo del hombre.

Pensamiento lúdico que está en función
del mejoramiento humano, al advertir de la necesidad de alcanzar
un equilibrio
entre los placeres y la ejercitación física con el
desarrollo de la espiritualidad, que para nada está
reñida con la lúdica.

Es José Martí un defensor del deporte sano
y de la ejercitación sistemática de los seres
humanos para mantener la salud; al igual que Pierre de Coubertin,
fue un admirador de las tradiciones deportivas de la Grecia
Clásica en las que estas competiciones eran el más
alto homenaje a los dioses del Olimpo y por ello debían
ser competiciones limpias y leales, cuya única recompensa
fuera la gloria espiritual y el reconocimiento de su sociedad,
pero igualmente ocupó su atención las costumbres
lúdicas de los pueblos que conoció y que vio en
pleno momento de fusión
y amalgama trascultural en los Estados Unidos.

Notas

  1. Obras Completas de José Martí Tomo X,
    Pág. 287
  2. Ídem Tomo XI, Pág.
    259.
  3. Ídem. Tomo IX, Pág. 436
  4. Ídem. Tomo X, Pág. 132
  5. Ídem Tomo IX, Pág. 244
  6. Idem Tomo XVIII. Pág. 337
  7. Ídem. Pág. 337
  8. Ídem. Pág. 341
  9. Ídem. Pág. 342
  10. Ídem. Pág. 342
  11. Ídem. Pág. 349

Bibliografía:

Martí, José: Obras Completas. Editorial
Ciencias
Sociales. Instituto Cubano del Libro, 1975.
Segunda Edición. 27 Volúmenes

 

Datos del autor

Lic. Ramón
Guerra
Díaz

Licenciado en Profesoral Superior de Historia (1975) y
en Historia (1991)

Museólogo Especialista del Museo Casa Natal de
José Martí

Partes: 1, 2
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