- El
lenguaje cantinflesco - Las
épocas del cine cantinflesco - Algunas
opiniones sobre Cantinflas - Ahí
está el detalle - Filmografía
de Cantinflas - Bibliografía
Introducción
El 12 de
agosto de 1911, en un barrio de las afueras de la ciudad de
México,
conocido por Santa María la redonda, nació un
niño, hijo de un empleado de correos y una simple ama de
casa, al que pusieron por nombre Fortino Mario Alfonso Moreno
Reyes.
Aunque su presencia física no era
imponente (1.74 mts y 67 kilos) atraía la atención del publico en el instante en que
se subía al escenario. Era la época de la revolución
Mexicana, pero en estos años difíciles y
tumultuosos creció y se desarrolló tomando el
sobrenombre de Cantinflas. El origen de este seudónimo ha
causado muchas polémicas, se dice que éste se
origina de una frase "En la cantina te inflan" ("inflar" en la
jerga popular Mexicana significa beber), combinando los
términos, que tenían cierta melodía al
pronunciarlas una de tras de la otra, se creó el
nombre.
A los 22 años conoció a la que
sería su única esposa, la bailarina de origen ruso,
Valentina Ivanova, quien murió víctima del
cáncer en 1965. Dicen que el padre de ella, que era
propietario de la carpa "Sotelo", fue quien le proporcionó
la primera oportunidad a Mario Moreno para que hiciera su debut
como actor. Pero otras fuentes
afirman que a los 18 años ya él trabajaba como
asistente en un teatro popular
itinerante y, que una noche, al enfermarse el maestro de
ceremonias, el empresario le
pidió que le sustituyera. La otra versión, es que
Mario, a los 15 años, en Jalapa, pidió trabajo en una
carpa, donde debutó como bailarín y cantante,
escondido de sus padres. Cualquiera que sea la verdad sobre sus
comienzos, lo que si es indiscutible es que su personaje
prendió desde del primer momento y, a partir de
ahí, el resto es historia: "Caballero a la
medida", "Ni sangre, ni
arena", "El bolero de Raquel", "La vuelta al mundo en 80
días", "Abajo el telón".
Mario Moreno, contrario a algunos comediantes de otras
naciones, fue consecuente con el país que lo vio nacer y
le dio la fama. Su personaje de Cantinflas era un prototipo
directo, que no disimulaba su tendencia social: sombrero
convencional, pantalones sostenidos con una cuerda por debajo de
la cintura, camiseta de felpa, un pañuelo atado al cuello
y sobre el hombro un trozo de "gabardina"; el rostro sin afeitar,
saliéndole de las comisuras de la boca un bigote ralo
símbolo indiscutible de su origen indígena que, a
cada rato, se atusaba en una actitud
desafiante.
Antes de alcanzar sus más grandes triunfos hizo
los más diversos trabajos: fue ayudante de zapatero, para
después "ascender" A bolero (limpiabotas), mandadero,
cartero, taxista, empleado de billar, boxeador y hasta torero.
Oficios que más tarde, también supo representar
frente a las cámaras con toda autenticidad.
Lo más distinguible en Mario Moreno era que no
promovía el conflicto de
las clases, sino por el contrario, era un perfecto reconciliador
mediante las posibilidades que le brindaba la comedia. De
ahí que todos los sectores sociales se riesen con
él y lo respetasen por igual. En Guatemala lo
nombraron miembro honorario de la policía; en Colombia, jefe
honorario de la policía y maestro rural y los Estados unidos,
en la Universidad de
Michigan, doctor Honoris Causa.
Y es que Cantinflas o Mario Moreno, como nos guste
llamarlo, no sólo era un gran actor, sino que tuvo siempre
una gran inquietud por la literatura (publicó
la novela "Su
Excelencia", con la editorial Finisterre) y se preocupó
por los problemas
políticos y sociales de su país y del
mundo.
En todas las películas que protagonizó en
México hubo un factor primordial que las conservo para la
posteridad, hubieran tenido o trascendencia artística: la
presencia de Cantinflas, dueño de un extraordinario
poder de
improvisación oral, basado en un estilo de lenguaje
realmente único, embolador y paradójico, pero
conducido a explicar hechos y sucesos bajo una lógica
muy personal,
puramente "Cantinflesca"; solo se le quebraba la voz cuando hacia
una declaración de amor o le
sugería un "encuentro picaresco" a su coprotagonista
femenina.
Cantinflas filmó su primera película a
color, "El bolero
de Raquel", en el año 1955. En ese momento disfrutaba de
una gran popularidad, por su lenguaje tan original y su presencia
siempre fresca y renovadora. "El bolero de Raquel", dirigida por
su amigo Manuel M. Delgado, todavía se recuerda con su
gran simpatía pueblerina, sobretodo por la secuencia donde
Cantinflas baila su característico "belly dance" al
compás del "Bolero" de Ravel.
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