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El método tradicional y las "Nuevas tecnologías" (página 2)




Enviado por Ángel Corbalán



Partes: 1, 2

 

Hora y media después , empieza a notar el efecto
de los analgésicos y ya no le duele tanto la cabeza , pero
sigue incomodo con la melena húmeda , lo que no le impide
soñar con otras situaciones más agradables y otros
sudores mas reconfortables, por ejemplo el último verano
de feria en Málaga, que tras el baño en la playa de
la Malagueta, disfruto en compañía de buenos
amigos, de la feria de día en las inmediaciones de la
Calle Laria, bajo los toldos y casetas que poblaban el centro
histórico malagueño. Bailar sevillanas y tomar
rebujitos o cerveza, daba
calor, pero
que gusto de calor. Ni el gentío, muy numeroso, molestaba,
música y
gente cantando, eso si animaba. Pero volviendo al momento, la
melena sudaba y no era de disfrutar un verano de feria, sino de
una fiebre de
caballo.

 . La fiebre y exceso de "lanas". Sólo la
fiebre le transportaba hacia sitios mejores.

     Pone la TV y la radio,
buscando entretenimiento y evasión  hasta la nueva
emboscada o ataque febril. 

     Coincide tanto en TV, como
en la radio, con una
campaña de publicidad de
nuevas
tecnologías a través de una
compañía de telefonía  de
móviles. 

     La publicidad no puede ser
más oportuna, quizás venía como agua de Mayo,
decía… "En tan solo una hora dispondrá de
MODEM e
instalación gratis a la red  para
autónomos, aquí en Málaga o en cualquier
Lugar de la provincia". 

     Hasta ahora, solo
tenía el ordenador portátil en el armario de la
habitación, pero no disponía de red y esta
sería interesante para atender correo, es autónomo
y tenía  abandonada la clientela casi 40 días,
a parte de colaboraciones a través de artículos con
otros blogger o revistas digitales a los que es asiduo
colaborador. 

     Una y otra vez, la
publicidad iba entrando en su cabeza. 

     Zas! Pensó que
debería ser  extraordinario tener la red y
comunicarse en los momentos que este operativo (sin dolores y
malestar), con la familia,
compañeros, compromisos vario etc. Total en una hora,
seguro que lo
tendría, decía la publicidad. 

     Y con la osadía que
su estado le
viene caracterizando, mezcla de ansiedad y últimos
coletazos febriles, se puso en contacto con la
compañía operadora que anunciaba estas nuevas
tecnologías, y para ello facilitaba un número 
telefónico de cuatro cifras. 

     Sin dudarlo, llamó.
Y cuando digo que se puso en contacto con la
compañía, no exagero, ya que habló a lo
largo de 30 pausas musicales y muchos más intentos de
llamada, quizás pudo hablar hasta con dieciocho (18) 
personas distintas, bien por su condición de hombre o
mujer, acentos,
etc. 

     Si no habló con
toda la plantilla, poco le faltó. 

     Por fin, le hacen contrato grabado
y le aseguran tras contratar tal servicio que
en una hora (o algo así), recibirá el producto que
se lo llevará un comercial a su habitación del
hospital.  

     Bueno, ya lo había
solucionado, como si de tal estímulo se tratara hasta se
encontraba bien, parecía una tontería, sin embargo
lo sentía como dicen los americanos como una "caricia",
había deseado algo y ya prácticamente lo
tenía. 

     Ahora sólo me
faltaba el peluquero, esto era nuevo para mí, ¿como
hacerlo? 

     Llamó a la
centralita ( debo decir a su favor que todo hasta ahora lo
había hecho con una mano, es importante, sobre todo cuando
con dos era un verdadero desastre), en algo menos de treinta
sones, es razonable, esta Clínica es muy grande y tiene
mucho movimiento (
por algo será) le atendió la recepcionista y
preguntó si en algunos casos los pacientes habían
podido contratar servicios de
peluqueros en la clínica, La recepcionista, Susana, muy
amablemente le dijo que "Si, es más si quiere yo mismo se
lo gestiono, se trata de un barbero que llamamos y viene a cortar
el cabello a los enfermos en las habitaciones de la
clínica". 

     ¡Maravilloso!, le
solicitó y agradeció su gestión

     Como veinte minutos
más tarde, le dijo que el peluquero había dado su
conformidad y vendría probablemente  el lunes a
partir de las 5 de la tarde a la clínica a cumplir tal
servicio y además le dio un dato muy interesante, "mire
usted, es un barbero tradicional". "Un señor que tiene su
barbería que es familiar y en casos puntuales, cierra el
local y hace servicios en la clínica previo
aviso". 

     Y me gustó, sonaba
a añejo, tradicional. Le vino a la cabeza una  idea,
una definición de método
tradicional y se quedó con ésta de distintas que
conocía, "Doctrina, costumbre, etc., conservada en un
pueblo por transmisión de padre a hijos" precioso
comentó, le gustaba, por fin entre tantas nuevas
tecnologías y marketing un
ser auténticamente tradicional.  

     Redondo, si todo iba bien,
algo tan inusual podía llevarse a cabo, la señal de
red y aclararse de "lanas" de  la cabeza, lo del proceso febril
no estaba a su alcance todavía (era cosa de los
médicos y de Dios también).

En una de las múltiples llamadas a la empresa de
servicios de nuevas tecnologías, le pusieron en contacto
con el comercial y la tienda que serviría (en una hora) el
famoso MODEM, o lo que es igual la conexión a la red, para
dejar de sentirse aislado

     "Que suerte son las 10 de
la mañana, del sábado, pronto tendré
conexión y sabré si mi blog sigue vivo,
¿como estará de correo atrasado?, ya más de
20 días desconectado a todo, excepto a este estado febril
acompañado de viajes al
baño", se animaba.

     "Por otro  lado, que
será del correo, más de veinte días
abandonado, ¿funcionará mi blogweb? , es un poco
"pobretón", vamos hechos a pulmón como dicen los
castizos con la ayuda de un amigo "entendido" en eso de la "red",
pero lo tengo abandonado mucho tiempo"
pensaba ante la inminente entrada en la red…..

     La persona que me
ayuda está missing, parece que se lo ha llevado el viento
de Tarifa, no contesta a sms y llamadas. Apañado
estoy.

     A las 13:00 le sirven la
comida en la habitación, es tradición en la
Clínica, en casa suele comer sobre las 15 horas, cuando ha
terminado la jornada laboral de la
mañana.

     Mientras come no deja de
mirar el reloj, no hay  llamada alguna. Se dice entre
susurros; "Curro tú tranquilo comete la dieta, que la
necesitas para combatir los efectos secundarios  de tantos
antibióticos.

     Está ya
obsesionado, lleva varias llamadas a la tienda asignada para
entregarle el "aparatito", preguntando por su compra, por fin le
cogen el teléfono y la respuesta ya le da
pistas,  "el técnico y el comercial van de
camino".

      Era la segunda vez que se
lo decía, y ojala acertara en esta, estaba perdiendo la fe
en el sistema de
ventas por
teléfono.

     Son las 16:00 horas, y
nota que empieza a subirle la fiebre, no por lo del MODEM, sino,
que ya han pasado el efecto de los calmantes y continua mi
proceso febril, nota dolor de cabeza y de las articulaciones,
llama a la auxiliar por el telefonillo y solicita que le tomen la
temperatura.

     Cuando entra la auxiliar
con el termómetro, le encuentra "acurrucado en la
cama", con las ventanas cerradas, tratando de conciliar el
sueño, lo que ya va siendo habitual desde hace más
de 30 días, que ingresó en la
clínica.

     Ya le ha puesto el
termómetro, y marca 38,9
ºC, lo que se considera fiebre, pronto aparece de nuevo la
ATS, Inma, con un bote de Paracetamol y me lo pincha en el
gotero.

     "Espero que en 30 minutos
baje la fiebre y el malestar Curro y te sientas mejor" le dice
como despedida la ATS

     Le arropa y estira las
sabanas y cierra la puerta, otra vez se queda solo con sus
pensamientos y la espera.  –"Esto es para volverse
loco" se dice.

Juro, que se le olvido el dichoso aparatito, pero no el
peluquero, la melena ya estaba húmeda y se encontraba
sudoroso, sucio, él acostumbrado ducharse en el barco o en
tierra todos
los días, era demasiado, su enfermedad no es excusa. Otra
vez durante la fiebre , le vuelve la alucinaciones, esta vez en
el mirador del Parador de Gibralfaro, donde se aprecia la puesta
de Sol, abajo se ve la plaza de toros y el puerto, se sirven
cocteles y buenos vinos, la música en vivo es suave y los
arboles hueles
a las flores de temporada. Un ambiente
maravilloso, digno de repetir… ¿Cuándo?…
Cuando esta maldita fiebre se acabe y vuelva a vivir un verano
normal. Un verano diferente.

-"Cuando se me pase el malestar me ducho y que sea lo
que Dios quiera", pensó.

     Pero, cuando se acuerda de
la lanza porta goteros, que le ocupa todo el brazo izquierdo, ya
se lo piensa, y en fin lo hará por partes.

     Son las 18:00, y aprecia
que disminuye el malestar físico, ya no le duele la cabeza
y ésta, la tiene empapada de tanto sudar, se levanta y
lentamente arrastrando el gotero entra en el baño, se lava
con el brazo libre, la cara, la cabeza y se seca con la
toalla.

     Se sienta en el
sillón y empiezan los problemas
mentales, repasando las últimas horas pasadas.

     ¿Dónde
estarán los del aparatito? ¿Los que lo
prometían en una hora?

     "En una hora se lo
llevamos a cualquier sitio", repetían una y otra vez la
voz grabada tanto en TV como en radio…

     Y pensaba,
¿también al Tibet?, ¿por que se me
habrá escapado?

     Quizás ¿por
que sea el tema de la semana?

     Me los imagino, a los
monjes corriendo a gorrazos a estos impresentables de las nuevas
tecnologías………

     Pobre pueblo, que Dios me
perdone por este desliz.

     Llama por enésima
vez a la tienda  de servicio asignada y le contestan al otro
lado, con cierta ansiedad le dice, "disculpe señorita por
pesado pero desde hace horas tengo contratado…….",
no le deja hablar, y se oye al otra lado de la línea,
"Ahora mismo le iba a llamar". Aleluya, por fin viene,
pensó, ¿seguro?

     Continuó, "Mi
compañero ha quedado tirado con el MODEM (el
aparatito)  que le llevaba para Vd. averiado en la
carretera", lo que menos se pensaba estaba ocurriendo.

      Lo que le faltaba, aunque
aún quedaba más, le solicitó si le
podía auxiliar con alguien, (que osadía y sabiendo
su situación) debo reconocer que le dio la
risa.

     El Titular en prensa seria:
"Enfermo en sala hospital con gotero y carrito, rescata a
comercial de productos de
Nuevas Tecnologías, que  se encuentra con el coche
averiado en Punto Kilométrico 630 y cercano a la medio de
población de Benalmádena, dirección Fuengirola. Y en menos de una
hora "

     Noticias menos
provocadoras salen en el Time de Londres, y hasta en el
"guinnes".

     Mantuvo la calma, al menos
exteriormente y le contestó. "Lo siento señorita
pero en esta habitación de hospital, estoy solo y no tengo
acompañante, de lo contrario habría cruzado los 300
metros que separa la Clínica del Centro Comercial donde se
encuentra su tienda y habría sido todo más
fácil, de todas manera lamento el accidente de su
compañero", dicho esto, escuchó a la
señorita decir.."Que lástima, pensé que le
podría Vd. ayudar, habrá que esperar entonces a
mañana, lo siento". Colgó y quedaron como
amigos.

     Eso parecía al
principio, después memorizó lo dicho y escuchado y
le salieron varios tacos y culebras por la boca, de alguna forma
tenía que desahogarse.

     "Nuevas
Tecnologías" no, Marketing  y sin nada detrás,
¿sin base?

       No sería
justo nos agiliza (generalmente) todas las gestiones, como
comunicaciones, video,
emisión de billetes, etc. Aunque siempre al final esta la
persona, y si ésta no está preparada  las
convierte en algo obsoletas, o dejan de funcionar.

    Mañana, mañana, la
respuesta de la señorita, estas mismas  le
traían a la cabeza, lo que un buen amigo suyo,
alemán que vivía a caballo entre Bremen y un
pequeño pueblo de la comarca malagueña de la 
Anarquía, en la costa cerca de Torre del mar, que
definían a los informales, como "los mañana,
mañana". Cada vez que le pedía fecha al currante de
turno  para cualquier chapuza casera  siempre
contestaba,  "mañana, mañana,
mañana."

    Domingo, día de tregua y
de paciencia, misa matutina y sesión de televisión.

    Con el lunes comienza la
esperanza de conseguir esa "caricia", algo que viene 
esperando demasiado tiempo y que le encantaría conseguir
(MODEM y peluquero).

    Y aquí se encontraba otra
vez en la habitación 507, casi a punto de llorar (es un
decir, debido a la impotencia que sufría), por estar
esperando días  para recibir un servicio que
según anunciaban en radio y televisión
una y otra vez,"se lo llevamos en una hora "

       Ahora, daba
pié a una nueva reflexión, si las Nuevas
Tecnologías se entregaban con tanta lentitud y causando
frustraciones, ¿que sería  del método
tradicional del Peluquero? La duda ya le causaba sudores, en su
cabello rizado que Dios le ha dado, y, sobre todo a él que
siempre lo llevaba corto y muy cuidado.

     Hoy como diría un
castizo "se junta el hambre con las ganas de comer", hace un
día de calor típicos en Málaga, y Curro no
quiere poner el aire
acondicionado, teme enfriarse, tiene las defensas muy bajas y
sería peor un constipado. .

     Le seguían las
dudas, lógicas por otra parte, según las nuevas
tecnologías teníamos todo el Internet, TV, radio, pero
ese marketing con tanta agresividad, se llevaba por delante todas
las ideas positivas que despiertan las Nuevas
Tecnologías.

     Se guardaba en su mente
varios ejemplos oídos en distintos medios de
comunicación a respecto, "Nuevos conjuntos de
teorías
y de técnicas
que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento
científico de un determinado sector o producto".
Tantos pensamientos le estaban subiendo la
temperatura.

     Llamó a la ATS y le
volvieron a poner el termómetro, a los pocos minutos ya
llegaba a 38,8ºC, demasiado y además el pelo
empapado. Ya no tardarían al comprobar la fiebre,
que  la habría que bajar, pronto le
engancharía el bote de paracetamol al gotero y a
descansar, el coco y el cuerpo.  Así lleva Curro
más de veinte días de proceso febril, y nadie da
con la tecla de su problema. ¿Entraré en el
guinnes?, se pregunta cuando sale la enfermera

     Una vez puesto el
paracetamol, las mejorías aparecen a partir de los
veintitantos minutos, pero antes se acuesta y apaga la luz, todo le
molesta.

     Ahora en la oscuridad de
la habitación, con el dolor y el calor insoportable, se
preguntaba, acurrucado en la cama. ¿Si estos comerciales,
son de las nuevas tecnologías?, ¿que será
del señor del método tradicional, el peluquero?".
¿Que tardará en llegar? Sólo de pensarlo
estaba otra vez sudando y el cabello húmedo.

     ¡Que mala suerte! Se
lamentaba, el calor le podía y le parecía
insoportable e indignante, la tomadura de pelo, en verdad que se
sentía frustrado.

     Fueron unos minutos de
silencio, se había quedado dormido con los últimos
pensamientos, la playa de Málaga, el chiringuito y los
amigos tomando unas cervezas. Le despertaron unos golpecitos en
la puerta de la habitación.

     Salto de la almohada y
automáticamente contesto "Adelante" ¿Quién
será?, se preguntaba, le embargaba la duda, ¿el
técnico de Internet?, se preguntó.

¡NO!, no podía ser. Allí estaba en
el umbral de la puerta, ahí estaba él.

     Un señor de mediana
edad, moreno, de estatura mediana, enjuto, mediterráneo,
malagueño autóctono, propio del lugar, y con
decisión se presentó.

     "Soy el Barbero", (cuanto
tiempo sin oír ese nombre de tan ilustre
profesión). Y Curro de una manera ridícula
contestó "Y yo el paciente".

     Tras un apretón de
manos, el suyo quizás mas fuerte, tampoco quería
demostrar fuerza, sino
alegría, ilusión y las ganas de que llegara. Su
entrada había sacudido la modorra de la siesta.

     Pero de pronto, y con la
destreza a la que poco acostumbrado estaba a observar,
José, el barbero, le ubicó en una silla en el
centro del camarote o habitación, rápidamente, con
celeridad le rodeó el cuello y espaldas con toallas del
baño, como si de una "capa española" se tratara y
en menos de tres minutos, había colocado todos sus
bártulos encima de la cama, los tradicionales cacharros
metálicos, una antigua vacía de barbero (recordad
al Quijote, la llego a usar en la cabeza), y los clásicos
que tantas veces hemos en películas de los 50 y 60,
aquellos años, en lugares y poblaciones
mediterráneas.

     Curro recordaba, mientras
José el barbero comenzaba su faena, a su padre cuando iba
a la barbería y le acompañaba, allí le
cortaban el pelo y lo afeitaba, eso sí, un barbero vestido
con una bata blanca con cuadros azules, tijeras y peine en
mano.

     Pues José, no se
quedaba corto, la cama del camarote parecía una exposición
de artículos de época de los barberos
tradicionales, vacías, vasijas con agua, la botella para
el masaje, un cacharrito con cuchillas, el peine etc. Y como no,
las tijeras, éstas si que eran de época, y cuando
digo época, me refiero a la denominada "Siglo de oro español".

     Este José, el
barbero, mezcla de Sancho Panza y de Séneca, éste
último no me refiero al cordobés-romano, sino a
aquel personaje que en la
televisión española en los  60 y 70,
protagonizaba el que fue gran actor Antonio Martelo
(malagueño) y que venía a representar la
"sabiduría popular", y, sabrán pronto porque lo
digo.

     José, paralelamente
a los tijeretazos y tirones del pelo, no paraba de darme consejos
y me hablaba con soltura y hasta con cierta "autoridad" de
todo. Es un verdadero "chollo", pensó Curro ante la
verborrea del barbero.

     Le hablaba de todo, lo
mismo sobre ventajas de un gran corte de pelo en mi proceso
febril, se lo había dicho a José su abuela. Que de
la eficacia del
plantel médico que había en esta Clínica.
Que si los ATS, las eligen entre las mejores profesionales de la
ciudad. Que si el Director, es excelente en esta Clínica y
de reconocido prestigio, lo había leído en la
prensa, y un día lo saludó
personalmente.

     Que de aquí, en
menos de lo que Curro pensara, saldría hecho un toro
(manso,  pensó Él) del hospital. "Está
Vd. en las mejores manos, y tal y tal", Curro se sentía
tan relajado que dio mas de una cabezada, vamos, que estaba casi
dormido cuando José termino".

       Quizás, no
habían pasado apenas 20 minutos, o al menos eso le
pareció. Paro su
monologo le limpió con las mismas toallas, rápido y
con la mayor de diligencia posible, fue a llamar a una limpiadora
para que recogiera esas "toneladas" de pelo muy bien repartido
que se encontraba en el suelo del
camarote.

     Curro, por el contrario,
se dirigió al cuarto de baño (con la rapidez propia
de ir amarrado a un gotero aunque la base lleve ruedas) para
observarse en el espejo y quitarse el resto de los pelillos
sueltos que pululaban por el cuello, los hombros y las orejas.
¡Ostras! , al otro lado del espejo había un hombre
que no reconocía. No estaba él, estaba Robert de
Niro, después de algunas palizas que recibía en la
película de "Toro Salvaje", donde protagonizaba a un
boxeador con más de 120 kilos.

     Bastantes litros de agua
después por la cabeza y la cara, con una sola mano (esto
tiene mérito), y con toallas limpias, se encontraba
perfecto, claro dentro de sus limitaciones, pero estaba radiante,
fresco, alegre, feliz. Con la cabeza fresca y con mucho
ánimo, salió contento del cuarto de baño,
con gotero y todo.

     Y allí estaba en el
centro del camarote. Le estaba esperando José, que
había gestionado y con cierto éxito,
la limpieza del Camarote, dejándolo como antes de su
llegada.

     "A que parece Vd. otro"
"Se encuentra mejor, verdad" "Ya se lo decía
yo"

     Todos esos mensajes fueron
positivos e hicieron que Curro se sintiera sereno, a gusto con su
imagen,
incluso hasta asintió con una voz fuerte y rotunda.
"Muchas gracias José, tiene usted toda la razón,
ahora parezco otro"

     "¿Que le debo?", el
precio, hasta
le pareció muy barato, y por ello le sumo una propina. Y
ya después, como es "tradicional", se despidieron a la
española, que ser hasta que le necesite o lo que dura el
corte de pelo.

     Habría pasado una
hora de la marcha de José, y una vez cenado, empecé
a pensar sobre las diferencias existentes entre las Nuevas
Tecnologías y las clásicas, en donde la mano del
hombre es más intensa.

     Se encontraba Curro con
esos pensamientos, mientras su mirada se dirigía a
través de la ventana a aquel Centro Comercial, a menos de
200 metros de su ventana, donde se hallaba físicamente la
tienda donde había contratado el servicio del MODEM,
sistema de Internet que me daba acceso a la Modernidad de
la
Globalización, le daba tristeza el hecho de su
proximidad al  Hospital donde se encontraba, llevaba tres
días esperando, para que unos técnicos cualificados
cruzasen esa distancia y no habían tenido éxito. Y
un barbero, José que había venido andando desde
Huelin, a unos dos kilómetros de la Clínica en
apenas "una hora", andando, con entusiasmo e interés  de forma artesanal y
clásica, había realizado un encargo perfectamente
en menos tiempo, sí, de una manera tradicional.

 

 

 

Autor:

Angel Corbalán Sánchez

Partes: 1, 2
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