La presidencia Como Símbolo del Narcisismo Fálico Femenino: Una Exégesis Psicosexual
El modelo etológico de la hiena, como
representante del poder fálico en el reino
animal
Orígenes del narcisismo en el ser
humano
Conozcamos a Hillary
El poder de la mentira
Interludio
En resumen
Desde la época del caudillo y del tirano, que
tanto abundaba en nuestros países latinoamericanos, nos
hemos acostumbrados a que el presidente, el macho alfa soberano
que se asienta en el solio de nuestros países, sea macho.
Pero, macho, en todo el sentido cabal y vulgar de esta palabra.
Tan macho que, cuando, en elecciones pasadas para la
República Dominicana, se puso en duda la masculinidad de
un candidato, el oponente — conocido por sus asperezas
"masculinas", su apodo bravucón, y carencia de tacto y
pulimento cultural, se hacía en público la pregunta
retórica que esperaba destruiría al oponente: "Es
verdad que él es pájaro?"
Pájaro siendo, en la vernácula dominicana,
lo equivalente al hombre homosexual. Lo triste para el atacante
insensato fue que sus ataques burdos resultaran en que el
"pájaro" presumido le propinó al macho una paliza
electoral.
Eva y la serpiente
Sabemos, y lo sabemos bien, el asunto de que la
orientación sexual en nuestro género se determina
dentro del ambiente intrauterino y que los machos de nuestra
especie son más machos por ser menos mujeres. Algo que
hemos descrito en muchas lecciones que abundan dentro de los
espacios provistos por monografías.com y
psikis.cl.
En un artículo previo, no hace mucho tiempo,
celebrábamos con entusiasmo la posibilidad de que en
noviembre del 2008 este continente, desde el norte hasta el sur,
tendría como presidentes tres mujeres. En los Estados
Unidos, la Argentina y Chile, puestos en orden por la
extensión territorial de cada país.
Mis escritos nunca han sido ajenos a rendir tributo al
sexo de Eva (me refiero a la personaje bíblica y no a la
amante de nadie). Y, cuando lo he hecho, con mis palabras, he
lamentado con tristeza la muerte trágica de Benazir Bhutto
(véase mi artículo al respecto en
psiks.cl) mientras que
he elogiado con encomio las vidas insignes de Indira Ghandi y de
Golda Meier entre otras tantas representantes del sexo femenino,
a cuyo valor ejemplar he rendido tributo merecido.
Así que, cuando se promulgara la ambición
presidencial de Hillary Rodham Clinton, no titubeé en
darle a su ambición política todo mi soporte tanto
moral como personal.
Estaba equivocado, y esa es la razón para
escribir esta ponencia acerca de ella y de su personalidad vana y
narcisista.
Veamos…
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