Resumen
Durante muchos años los astrónomos y
científicos se han dado a la tarea de averiguar como se
formó nuestro sistema solar, y
desde la antigüedad se han tenido algunas ideas erradas,
pero siempre han aparecido nuevas explicaciones respecto a su
formación y funcionamiento. El presente trabajo expone
una nueva hipótesis sobre la formación del
sistema solar y
aporta nuevas ideas para su comprensión y para entender el
funcionamiento del universo.
Justificación
Uno de los enigmas que han aquejado a los observadores
del sistema solar desde los comienzos del estudio de nuestro
sistema planetario ha sido la extraña manera en la que se
trasladan los planetas por
el espacio; observados desde la tierra
parece que realizan giros extraños a través del
cielo nocturno.
Nicolás Copérnico en 1543 tomó el
sistema solar geocéntrico de Tolomeo y ubicó al sol
en su centro, colocando a los planetas alrededor del mismo. Pero
este modelo
tenía cierto inconveniente, debido a que las
órbitas de los planetas eran representadas con
círculos perfectos.
Pero en 1609 Kepler publica su libro titulado
«Astronomía Nova», donde da a conocer
las dos primeras leyes del
movimiento
planetario.
Las leyes de Kepler se pueden resumir de la siguiente
manera. La primera ley establece que
las órbitas de los planetas son planas. El Sol
está en el plano de la órbita. La trayectoria del
planeta respecto del Sol es una elipse de la cual el Sol ocupa
uno de los focos.
La segunda ley establece que el radio vector que
une al Sol y el planeta barre áreas iguales en tiempos
iguales. La segunda ley de Kepler, conocida como ley de las
áreas, determina que la distancia en que se encuentre con
respecto al Sol un planeta genera cambios en su velocidad; o
sea, un planeta se mueve más rápidamente cuando se
encuentra mas cerca del sol y su velocidad disminuye cuando se
aleja de este. Mientras más excéntrica sea la
órbita mayor será la diferencia de velocidad en
ambos extremos de la órbita.
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