1.
Introducción
2. Política
exterior
3. Estados Unidos
4. Países
vecinos
5. Unión
europea
6. Una política de
integración
7.
Conclusión
1. Introducción
La sociedad
colombiana tiene problemas
estructurales que su sistema
político ha sido incapaz de resolver, siendo el producto
principal la violencia. La
ayuda internacional para realizar las grandes inversiones
permitirá encontrar alternativas diferentes al conflicto
armado. *
El presidente Andrés Pastrana presentó
ante la comunidad
internacional la nueva prioridad de l
política
exterior Colombiana, principal preocupación interna: La
paz.
El gobierno le
otorga, mediante la "Diplomacia por la Paz" a la comunidad
internacional tres funciones
esenciales: velar por la aplicación del Derecho
Internacional Humanitario, el asesoramiento con base en
procesos de
solución de conflicto ya
conocidos, y el aporte de dinero para el
"Fondo de la Paz".
Esta diplomacia se basa en el concepto de que
la paz debe tener contenido social y económico. Por eso el
Gobierno busca
poner al servicio de La
búsqueda de la paz tanto el Plan de Desarrollo,
instrumento por excelencia del *Estado para orientar
el progreso económico, como la reforma política que
pretende una mayor participación y justicia
social.
Se tiene en cuenta que las drogas
ilícitas irrumpieron en la historia del país
nutriéndose de y potenciando los graves problemas
sociales, políticos, económicos y culturales de
la sociedad
colombiana.
Se metieron en la vida política, económica
y social, incluso en las guerrillas, ayudaron al paramilitarismo,
y afectaron nuestras relaciones con la Comunidad
Internacional.
La violencia en
Colombia se
sustenta en la producción de narcóticos, que junto
con el tráfico de éstos, ha acentuado el problema
de orden público del país. La falta de
oportunidades ha legitimado la actividad criminal.
A raíz de esto, la erradicación de los
cultivos ilícitos, junto a una clara estrategia de
desarrollo
económico y a una política efectiva de justicia
social, garantizarían el advenimiento de la tan anhelada
paz y de la desnarcotización del país.
Pero si está prevista la participación
internacional, dentro del plan de la
Diplomacia por la Paz, ¿de qué manera se
haría?, ¿cuál sería el papel de cada
uno de los países que participarían?
Siendo el principal consumidor de
drogas en el
mundo, y Colombia uno de
los principales productores, la forma más efectiva de
combatir este problema es atacar tanto la oferta como la
demanda.
Es de entender que como Estados Unidos
tiene un mayor poder
económico, debe apoyar a Colombia en ese aspecto, con lo
cual ambos se verán beneficiados. Así, mediante la
vinculación del problema del narcotráfico al de la paz, se logra una
política de beneficio común, Estados Unidos
con la lucha anti-drogas, y
Colombia con la pacificación del país.
La innovadora política establece dos pasos a
cumplir en cuanto a EEUU se refiere. El primero es lograr que
gobierno de Estados Unidos, en busca de una política
común, se comprometa a hacer aportes económicos
para un Plan Marshall que financiaría el plan de desarrollo
alternativo, para sustituir los cultivos
ilícitos.
Un segundo paso, es que ambos países entiendan
que el proceso de
acercamiento a la guerrilla, las concesiones y promesas que se
han hecho por parte del gobierno, no obligan una
disminución en la intensidad de la lucha contra el
narcotráfico.
La guerrilla y el narcotráfico son fuentes de
inestabilidad política y económica en las regiones
fronterizas.
Este es el motivo por el cual, dentro de la DP, y de
común acuerdo, es esencial que los países
involucrados busquen desarrollar en estas zonas programas de
mejoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes.
Tendrían que dar especial atención al reforzamiento de las Comisiones
de Vecindad y a los mecanismos de coordinación militar y policial; como
efectivamente ya se está haciendo con Perú;
Ecuador y
Venezuela.
Es de gran importancia para Colombia que las relaciones
con sus países vecinos no se deterioren a causa de un
problema interno como es la guerrilla. Venezuela nada
más es nuestro segundo socio comercial más
importante; y hacia el futuro, con una posible asociación
de Brasil, a la
Comunidad
Andina, el comercio con
estos países es vital para un desarrollo
económico del país.
Europa representa una región clave dentro de la
actual coyuntura del país. La experiencia histórica
con que cuentan los países europeos, en materia de
solución de conflictos y
de desarrollo económico, constituye un importante activo a
que Colombia puede acudir para alcanzar la paz.
En este proceso que
apenas comienza, la UE se ha comprometido a colaborar en materia de
apoyo político y económico. Es de saber que la UE y
los países que la integran son los mayores donantes de
cooperación internacional en el mundo y en Colombia, por
lo cual resulta fundamental la vinculación directa al
Fondo de Inversiones
para La Paz que hace la DP.
Bueno, pero ahora en el sentido estricto de la palabra,
¿hay intervención o no, y si la hay, es tan mala
como la pintan?
¿Hay intervención?
Tenemos que ver que la participación
internacional en la solución de un conflicto interno no
consiste en que se traiga del exterior o del seno de un organismo
internacional dicha solución, ni en decirle a un
país qué debe hacer. Las soluciones
tienen que ser nacionales, pero sin un motor como el de
la comunidad internacional que ayude al acercamiento de las
partes son pocas las posibilidades de llegar a acuerdos. La paz
no puede ser impuesta desde afuera, ni la paz la hacen los
organismos internacionales.
En últimas la participación internacional
generará algún tipo de intervención, como ya
lo debe saber el gobierno colombiano; el problema está en
que la tan nombrada intervención también puede ser
armada, como la que se da en estos días en Kosovo.
Así, las posibilidades de intervención
internacional van desde las más fuertes, que son las de
carácter armado, a las más blandas
como son los buenos oficios y la mediación.
La de las Naciones Unidas
en calidad de
mediadora es la intervención más blanda posible
porque requiere la cooperación de las partes y no puede
ser impuesta. No sólo requiere que el gobierno en
cuestión esté de acuerdo y que haya un mandato de
un órgano de las Naciones Unidas
autorizado para darlo (Asamblea General o Consejo de Seguridad), sino
que también tienen que estar de acuerdo los otros actores
armados. Estos dos requisitos no deben observarse cuando se trata
de una intervención de carácter
coercitivo.
Hoy la carga de la agenda de las Naciones Unidas se
inclina hacia los conflictos
internos; ocasionalmente se ocupa de disputas internacionales
propiamente dichas. De los noventa o más conflictos que se
han desencadenado desde 1991, sólo seis han tenido
carácter internacional.
También es blanda, porque los parámetros
para la negociación son fijados por las partes, que
determinan los límites
dentro de los cuales pueden operar las Naciones Unidas, sea como
buen oficiante, como mediador, etc.
En efecto, no hay nada que impida que las Naciones
Unidas intervengan en conflictos internos: "el Consejo de
Seguridad se
puede ocupar de cualquier asunto interno que pueda, incluso
potencialmente, afectar la paz y la seguridad internacionales"
(artículo 34 de la
Carta)".
Sin embargo, en el mismo artículo, un poco
más adelante, aclara que ni la ONU ni cualquier
país miembro puede intervenir en los asuntos esencialmente
del orden interno de los Estados.
Así que aunque el gobierno diga que la Diplomacia
por la Paz prevé la no intervención dentro de su
puesta en práctica, lo hace simplemente para evitar el
pánico que se suscitaría si la opinión
pública la relaciona con intervenciones como la de
Kosovo.
La situación del país y la posible forma
de intervención que se dé no tiende a ser de tipo
coercitivo, como en el caso de Kosovo. Es claro que el gobierno
colombiano durante cerca de medio siglo no ha podido solucionar
ni las causas del conflicto ni este en sí. Debido a esta
falta de gobernabilidad una intervención externa en
calidad de
buenos oficios, y llegado el caso de mediadores, es indispensable
para la culminación del proceso de paz.
Así pues, el problema interno colombiano se
asemeja en gran parte a los vividos por El Salvador y Guatemala,
llevados a feliz término a comienzos de los
90´s:
- Los conflictos de El Salvador y de Guatemala
llevaban más de 20 años, por lo cual el desgaste
militar, así como la falta de legitimidad del
levantamiento armado eran cada vez más evidentes. La
sociedad civil
no quería saber más de guerra; en
Colombia se ha llegado al extremo de indiferencia colectiva
frente al conflicto y sus atrocidades. - En los dos caos los grupos armados
aumentaron su accionar bélico previo a la negociación, tal como se da en Colombia,
acción que en El Salvador se llamó la "ofensiva
final guerrillera". - La confianza entre las partes es casi nula, y no
existe una instancia interna, iglesia por
ejemplo, lo suficientemente capaz para servir de mediador para
un proceso nacional de paz. - En los dos, la reforma que se desprendía de
las negociaciones no sólo era política y
económica sino que llegaba a tocar a las Fuerzas
Armadas, al igual que el tema de los paramilitares. - Al igual que en El Salvador, en Colombia la
intervención armada de EEUU se ve como probable, aunque
no en las mismas proporciones, o disfrazada como ayuda en la
lucha contra las
drogas.
Siendo este el panorama previo a la negociación,
sentado el precedente de los dos casos en Centroamérica y
habiendo citado la estrategia del
plan Diplomacia por la Paz, el desenlace del conflicto interno
colombiano no puede ser otro que la paz negociada.
La lucha armada en el país no va a lograr
destruir al Estado para
tomarse el poder, ni el
Ejercito va a poder acabar con la guerrilla, si no lo hizo
durante los últimos cuarenta años. Del mismo modo,
por ser un conflicto tan prolongado la sociedad ya está
hastiada de la guerra.
Así pues, teniendo en cuenta que en los
conflictos de carácter interno no es posible que las
partes que están en disputa garanticen por sí
mismas el cumplimiento de los compromisos, se necesita que una
instancia imparcial dé la confianza y la credibilidad a
las partes de que los compromisos asumidos se van a cumplir. De
esta forma la intervención de la Comunidad Internacional
logra sus frutos, exigiendo que se siga una continuidad en el
proceso de paz.
Por otro lado, la reforma militar, aunque es peligroso
ponerla en las mesas de negociación, ya que genera
discordia y desmoralización dentro de las Fuerzas Armadas,
es necesaria, si se tiene en cuenta que finalizadas las
negociaciones, y de llegarse a un acuerdo, no se
necesitará de tanta capacidad bélica, sino de
inversión social.
Así mismo, en Colombia la Comisión
Permanente de Derechos Humanos
está cumpliendo con los fines de una intervención
extranjera blanda: comprometer a las partes a cumplir unas
normas, para
que se logre dar una confianza entre estas a la hora de
negociar.
Con esto podemos ver que, aunque las características del conflicto y los
precedentes a éste dan lugar a una intervención
externa, esta intervención no puede ser tan mala, siendo
maniqueistas, ya que como vemos tanto en Guatemala como en El
Salvador, sin ella no se habría logrado la paz.
Alguien diría: "pero es que en Colombia el
conflicto es distinto, todos los grupos
guerrilleros quieren algo distinto, y cómo se va a lograr
la paz si hay que negociar con cada uno aparte".
La respuesta sería la misma: mediante la
intervención internacional los grupos guerrilleros, tienen
que comprometerse con unos propósitos si no quieren perder
su status político, y condenarse a ser señalados
como delincuentes. El proceso de paz en Colombia puede que dure
un poco más, pero gracias a la cooperación de la
Comunidad Internacional, y el rechazo a la guerra por parte de la
sociedad
civil, está destinado a dar frutos.
6. Una política
de integración
La "Diplomacia por la Paz" pone a Colombia en ventaja
comparativa frente a otros países en desarrollo. Tanto
EE.UU. como la Unión
Europea han otorgado preferencias comerciales al país
por nuestro esfuerzo en la lucha contra las drogas. Este es un
incentivo a una más favorable inserción en el
contexto económico internacional.
La "Diplomacia por la Paz" ha permitido mayores y
más frecuentes acercamientos entre los países del
Grupo Andino,
de sus Fuerzas Armadas y entidades públicas.
La diversificación de las relaciones del
país, y la reconstrucción de los lazos con los
EE.UU. han dado frutos en búsqueda de una interdependencia
en el campo externo.
Por otro lado, con relación a la
vinculación internacional, esta también se da, y el
plan de DP lo prevé, en el campo de Derechos Humanos, como ya
hemos dicho con la creación de la Comisión
Permanente de Derechos Humanos.
La justicia Internacional ha llegado a un gran avance: que se
puedan juzgar y condenar a los violadores de Derechos Humanos sin
importar donde se encuentren o donde hayan cometido sus delitos; motivo
generador de un mayor compromiso por parte de los actores para
seguir pautas en el conflicto, y para dar origen a mayor
confianza una vez que se dé el proceso de
negociación.
Aunque el plan de Diplomacia por la Paz y el gobierno
digan que la participación de la Comunidad Internacional
no es ni será interventora, las atribuciones mismas de
ésa participación son características de lo que se conoce como
una "intervención blanda".
Así, en pocas palabras podemos decir que con la
intervención extranjera en el conflicto colombiano se
logrará que las partes puedan confiar en que la otra parte
no los engaña, ya que hay un ente superior que vigila que
sus acciones no
estén por fuera del Derecho
Internacional, ni que sean contrarias a los compromisos ya
pactados.
De la misma manera, al buscar apoyo y la
participación de países y entes extranjeros, el
gobierno se está abriendo paso en la política
internacional, concretando alianzas estratégicas, como lo
son Europa, EEUU y la
Comunidad
Andina de Naciones. El país está generando
cooperación económica y política, esenciales
para la nueva era de integración.
Fuentes
-AUTORES VARIOS, Colombia: Entre la inserción y el
aislamiento. Siglo del Hombre
Editores. Santa fe de Bogotá, 1997.
-LLOYD, Tony. "Apoyo de Gran Bretaña a la Política
de Diplomacia por la Paz", Cancillería, 1998.
–OFICINA DEL ALTO
COMISIONADO PARA LA PAZ, "El momento de la Paz". Presidencia de
la República. Santa fe de
Bogotá 22 de octubre de 1998.
-Palabras del Presidente de Colombia Andrés Pastrana
Arango con motivo de la presentación del Plan -Colombia
ante la
Organización de Naciones Unidas. Ginebra,
Suiza 27 de enero de 1999
-PASTRANA ARANGO Andrés "Visita oficial del presidente de
Colombia a la República de Cuba",
república de Colombia, 15
de enero de 1999.
-WILCHES, Puerto. "Plan Colombia", Presidencia de la
República, Departamento de Planeación. Dic. 1998.
Autor:
Jorge Fonseca