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Análisis de los cambios en la economia campesina




Enviado por lumaga



    El estudio de la economía campesina
    siempre se ha visto relegado a un segundo plano sin ver la
    importancia que este presenta en el desarrollo
    económico de nuestro país; se ha podido
    establecer la situación y el pensamiento
    del campesinado en Colombia durante
    la última década, donde se pudo analizar que existe
    la creencia general que a mayor desarrollo,
    menor importancia del sector agropecuario y menor población rural. Sin embargo, a diferencia
    del nuestro, otros países desarrollados tienen un sector
    agrario fuerte, que les asegura la provisión de alimentos y
    genera efectos multiplicadores importantes en otros
    sectores.

    En Colombia, durante
    el periodo analizado ha habido una disminución de la
    población rural propiamente dicha, y a
    pesar del movimiento de
    la población hacia zonas urbanas, la población
    depende fundamentalmente de la actividad del sector agropecuario,
    a tal punto que el 72% de la población vive en municipios
    de menos de cincuenta mil habitantes, que en la actualidad son
    cerca de 900 municipios, el 55% de los habitantes vive en las
    zonas rurales.

    Teniendo en cuenta estos y para observar la evolución que éstas han tenido
    durante los últimos diez años en sus diferentes
    aspectos como son:

    • Tenencia y uso de suelo.
    • Tipo de cultivos.
    • Uso de mano de obra.
    • Crédito.
    • Orientación de la producción.
    • Comercialización.

    Aspectos los cuales en lo general se han visto afectados
    en deterioro, por ejemplo, durante la década de los 90s la
    producción agrícola mostró
    una disminución significativa en el área sembrada,
    debido a varios fenómenos como la violencia
    rural, la sustitución de cultivos por ganadería
    extensiva, de productos de
    pancoger por la droga, la
    revaluación de la moneda y por problemas de
    competitividad
    en productividad
    y costos, con el
    resultado de que la población crece a un ritmo superior a
    la producción de alimentos.

    Pero para entender mejor estos asuntos es bueno tener
    claras algunas ideas que nos servirán como marco
    conceptual de la economía campesina.
    Hace un tiempo, la
    agricultura o
    todo lo que se relacionara con el campo, era de inmediato sacado
    del contexto de la industrialización, hoy nos damos cuenta
    que no solo forma parte de ella, sino que también es un
    sector que está en las condiciones de ayudar con lo que
    tiene que ver con el bienestar de la sociedad y de los
    países. Por esto la agricultura,
    ha pasado de ser simplemente la que proporcionaba los productos a
    los mercados, a ser
    parte activa en la economía.

    Después de la segunda guerra
    mundial, era casi imposible hacer seguimiento a las sociedades
    agrícolas, debido a que las cuestiones de la agricultura,
    habían sido apocadas por la política
    económica que surgió en la postguerra y que
    recibió el nombre de Industrialización Forzada, por
    esto la agricultura fué puesta en un segundo lugar con
    respecto a la industrialización, pues la mano de obra
    fué desplazada por las grandes maquinarias. Todo esto se
    confirma con el hecho de que en aquella época el progreso
    económico era asociado con el pasar de una economía
    agrícola, a una industrial, por esto las personas
    preferían trabajar en las industrias que en
    el campo.

    Fue así como empezó a haber una
    relación entre la industria y la
    agricultura, en la cual la agricultura siempre se veía en
    desventaja, pues sus productos eran para la acumulación de
    capital en el
    sector industrial.

    El incremento en la producción y la productividad
    agrícola, pueden contribuir al desarrollo
    económico a través de la provisión de
    alimentos, vista esta de dos formas: se considera que el
    incremento en la oferta de
    alimentos mejoraría el nivel de vida de los pobres tanto
    rurales como urbanos, y si existe exportación de productos agrícolas,
    ésta podría ser fuente generadora de divisas, las
    cuales servirían para importar bienes de
    capital que se
    utilizarían en otros sectores. También el desarrollo
    económico se vería incrementado por el sector
    agrícola al haber transferencia de fuerza de
    trabajo de la agricultura a la industria, de
    la ampliación del mercado para los
    productos industriales al existir aumentos en los ingresos netos de
    la población agrícola.

    Para nuestro caso colombiano específicamente, un
    país que era eminentemente agrícola, termino
    sufriendo un proceso de
    transformación debido a los modelos de
    desarrollo que han identificado al sector como uno secundario y
    han fortalecido principalmente al sector servicios, sin
    tener en cuenta una visión de conjunto, que considere al
    sector agropecuario como el motor del sector
    industrial y de servicios.
    Toda política macroeconómica debe
    considerar el efecto multiplicador del sector agropecuario en la
    industria y en los servicios, ya sea por insumos o por derivados
    agrícolas, y por las exportaciones
    generadas. Además, el bienestar del sector rural, la
    generación de empleo
    agrícola, y la seguridad
    alimentaria son los instrumentos estratégicos para mejorar
    la economía nacional; la miseria urbana puede verse
    disminuida al existir un sector agrícola fuerte que provea
    alimentos en forma permanente y a precios justos
    a las ciudades.

    Aparte de esta conceptualización
    económica, es también propio realizar una
    conceptualización más social, ya que es importante
    entender que el campesinado no es solamente un agente
    económico, sino que esta inmerso en un grupo social
    que tiene su propia forma social, étnica y cultural. Esto
    quiere decir que el campesino al igual que otros grupos como los
    indígenas, posee unos conceptos y valores
    específicos al resto de la población, como lo son
    el arraigo por la tierra y el
    modo de producción esencialmente familiar que se encuentra
    enfocado hacia la supervivencia de esta más que a una
    acumulación de capital; lo que nos llevaría a
    hablar sobre la pobreza rural
    que no es el tema que nos atañe ahora.

    La condición de marginalidad de
    la población rural no facilita el acceso a los recursos
    productivos, entre ellos el acceso a la tierra, a la
    información de mercado y a los
    instrumentos de política. Tampoco
    facilita el desarrollo de otros factores de producción
    como el capital humano,
    siendo importante crear las condiciones necesarias para
    aprovechar la capacidad empresarial del colombiano y, a
    través del interés
    individual y comunitario, formar empresarios a escala.

    La gran migración
    del campo y el crecimiento desordenado de las grandes ciudades,
    requiere que el país deba decidir la prioridad a dar al
    sector rural y agrario, dentro de la política
    macroeconómica y social, para asegurar la alimentación de la
    población urbana, como estrategia de
    desarrollo y de bienestar.

    Adicionalmente, cualquier acción que se promueva
    hoy en día, debe tener en cuenta la población
    involucrada y no sólo su actividad económica,
    el trabajo en
    y por la comunidad, la
    igualdad de
    oportunidades en el acceso a la información, la nueva orientación a
    la calidad de
    vida: trabajo y acceso a los servicios públicos;
    dinamizar la producción a través de una
    política de mercado y de producto, que
    conlleve transformación, industrialización y mayor
    valor
    agregado.

    Es importante además el impulso y crecimiento de
    aldeas agrícolas, con enfoque de empresas
    agroindustriales generadoras de valor agregado
    y como núcleos de desarrollo rural y productivo. Empresas
    eficientes, con alta tecnología de
    producción y administración, con estructura de
    producto,
    transformación y comercialización, de planeación
    financiera, mercado, recursos.
    Empresas altamente competitivas en costos y
    productividad, y con volúmenes de producción
    capaces de intervenir el mercado.

    Por esto valdría la pena proponerse un programa de
    desarrollo del sector rural y agrícola que implique no
    sólo la unión de esfuerzos del Estado y de
    todos los sectores, sino también un cambio de
    mentalidad con relación a la propiedad y
    explotación de la tierra.
    Dentro de los principales cuellos de botella del sector
    está el volumen de
    producción y los esfuerzos individuales que no permiten la
    inversión de recursos significativos ni una
    intervención agresiva en el mercado; se expone
    además la necesidad de desarrollar aldeas agrícolas
    vinculadas a grandes extensiones y con objetivos
    específicos de producción, transformación y
    para obtener un mayor valor agregado a los productos
    agrícolas, buscando no sólo el manejo empresarial
    del sector a todos los niveles, sino también los mercados
    internacionales. Aunque los resultados sólo se
    podrían ver en el largo plazo, es necesario que el
    país modificase su enfoque y sus instrumentos de
    política utilizados por varios lustros que, hasta el
    momento, no han podido crear un sector rural y agrícola
    fuerte y que sólo han llevado a la crisis
    estructural económica y social que se vive.

    El objetivo es
    convertir al productor agrario, pequeño y mediano, en
    empresarios agrícolas a través de su
    participación activa en toda la cadena productiva, generar
    mayor valor agregado y obtener mayores retornos a su actividad.
    Además, proporcionar el acceso equitativo de los
    productores a los recursos de producción, y a los
    instrumentos de política para impulsar la
    producción y mejorar la calidad de vida
    de la población rural.

    Lo que se debería buscar es que la
    política de desarrollo rural esté integrada al
    agropecuario, a través de aldeas agrícolas, donde
    la población rural tenga acceso a vivienda con servicios
    públicos y a tierras para su explotación, teniendo
    como objetivo la
    producción y transformación de un producto
    predeterminado por la necesidad del mercado y el potencial del
    suelo y con el
    manejo empresarial de dicha producción. Se busca que el
    productor se convierta en un pequeño empresario que,
    individualmente o a través de la asociación
    empresarial, produzca no sólo la cosecha, sino
    también productos agroindustriales y, por consiguiente,
    obtenga un mejor retorno a su actividad y a su calidad de
    vida. Es mirar al sector desde la demanda en
    contraposición a la oferta. Si se
    mira la producción desde el mercado, la población
    colombiana se alimenta principalmente de productos llamados de
    pancoger; además, la gran proporción del consumo se
    realiza en productos frescos sobre los procesados, debido a la
    facilidad de obtener cosechas todo el año, y al nivel de
    los ingresos de la
    población. El grueso de la producción de pancoger,
    o de la dieta alimenticia de la población, la realizan
    pequeños y medianos productores.

    La política agraria, en su principio
    básico, debe conocer las características y composición de la
    demanda. El
    crecimiento de las ciudades crea cambios en las costumbres
    alimenticias de la población, segmenta el mercado y, por
    consiguiente, crea la necesidad de nuevas técnicas
    de producción, de transformación y de comercialización de los productos
    agropecuarios. El productor agropecuario debe tener acceso a
    estas tendencias con el fin de que su producción se adapte
    a estos cambios.

    En general, se debe capacitar al productor
    pequeño y mediano, en forma individual y comunitaria, con
    el fin de crear empresarios a escala y, a
    través de asociación o individualmente, dinamizar
    la producción. Para esto, es necesario fomentar la
    transferencia de tecnología a nivel
    municipal y regional tanto en producción agropecuaria,
    como en el manejo de productos de cosecha, en la
    transformación primaria y en aspectos económicos y
    administrativos. Programas y
    proyectos que
    permitan el acceso a la información tecnológica y
    de lineamientos de política y otros programas del
    Estado, son
    fundamentales para la igualdad de
    oportunidades de la población rural.

    Sólo a través de la capacitación en producción, en el
    manejo de postcosecha, en la transformación primaria, en
    aspectos económicos y administrativos, y del acceso a la
    información de mercado y de los instrumentos de
    política agropecuaria, la población rural
    podrá elevar su productividad y, por consiguiente, lograr
    competitividad
    de sus productos.

    El problema del narcotráfico y del desplazamiento de los
    campesinos de las zonas rurales, debido a la guerrilla y a los
    paramilitares, ha producido un fenómeno de
    concentración de las tierras y de crecimiento de la
    ganadería extensiva que, a su vez, limita el acceso a las
    tierras de la población campesina y conlleva poca
    generación de empleo rural,
    incrementando la violencia y la
    migración.

    Los beneficios de una aldea agrícola
    serían la asignación y distribución de la tierra con
    apoyo tecnológico, optimización del recurso, y
    reordenamiento territorial; creación de núcleos de
    desarrollo productivo, agroindustrial y rural y social; manejo
    empresarial de la producción campesina. Producción
    estratégica y optimización de las fortalezas
    agrícolas; generación de empleo directo agrario e
    indirecto en la transformación de los productos;
    volúmenes de producto con capacidad de intervención
    en el mercado; mayor ingreso de los productores a través
    de su participación en las utilidades de la empresa
    agrícola, de su propia producción, del empleo
    agroindustrial y del mayor valor agregado al producto;
    concentración de la población rural que facilita la
    provisión de los servicios públicos, de salud y de educación;
    reubicación de la población; mejor calidad de vida a
    través del acceso al trabajo, mejor ingreso, vivienda y
    servicios públicos; inversión rural en el desarrollo de las
    aldeas agrícolas, con los consiguientes beneficios, menor
    inversión per capita; efectos dinamizadores en otros
    sectores económicos, como servicios y comercio;
    desarrollo autosostenible de los recursos; disminución de
    la migración a las ciudades al mejorar la calidad de vida
    y los ingresos de la población rural.

    Los productores beneficiarios de los proyectos de
    distribución de tierra serían
    propietarios de una acción o derecho de la empresa
    agroindustrial. Esta acción, le dará derecho al
    trabajo agrícola de una parcela de tamaño familiar
    o a través de la explotación comunitaria de las
    tierras.

    Además, los beneficios al productor serían
    entre otros, el acceso a una parcela de tamaño familiar
    para ser explotada por el productor y su familia, acceso
    al trabajo en explotación agroindustrial,
    participación en las utilidades de la empresa,
    participación del excedente de mano de obra familiar en
    las actividades remuneradas de postcosecha, de
    transformación y de comercialización de los
    productos realizadas por la empresa de que es
    socio o copropietario, vivienda en el centro urbano desarrollado
    para tales fines, acceso a servicios públicos, educación y salud.

    Aunque por su parte, el productor debería
    garantizar anualmente el volumen de
    producción que le sea asignado por la empresa. En el caso
    de producción comunitaria, el productor actuaría
    como trabajador de la empresa de la cual es socio o
    copropietario, y cuyas utilidades serían repartidas de
    acuerdo con el tiempo trabajado.
    Adicionalmente, el productor utilizaría la
    tecnología señalada por la empresa para la
    producción y para el manejo de la cosecha.

    La empresa tendría que ser manejada con
    visión empresarial, de mercado, con estrategias de
    planeación de la producción, etc., y
    por personal
    especializado. Realizaría las labores de
    transformación primaria e industrial necesaria para dar un
    mayor valor agregado a la producción, y un mayor ingreso
    al productor.

    La principal función
    del Estado sería facilitar la creación de estas
    empresas productivas, y garantizar continuidad en las políticas
    diseñadas para tal efecto. Por otro lado, realizar el
    análisis por producto a partir de la
    demanda. Estos estudios podrían ser desarrollados con al
    apoyo de universidades y para cada producto, de tal forma que
    identifiquen la demanda por segmentos de la población
    (tamaño, color, sabor, del
    producto primario y de sus derivados) y de aspectos
    técnicos, como identificación de esquejes,
    semillas, sistemas de
    multiplicación, y de tierras aptas para su
    producción del producto en cuestión. Además,
    de desarrollar la tecnología para la producción y
    diseños de técnicas de manejo de postcosecha de los
    productos identificados.

    El Ministerio de Agricultura deberá identificar
    las zonas geográficas potenciales para la
    producción de cada uno de los productos que resulten
    prioritarios de los estudios anteriores, en cuanto competitividad
    a nivel nacional e internacional, estratégicos desde el
    punto de vista de seguridad
    alimentaria, y de potencial de mercado. Una vez seleccionados los
    productos y las zonas, el Ministerio de Agricultura
    procederá a la adquisición de las tierras (si fuera
    necesario) y a la formación de las empresas
    agroindustriales.

    Las zonas seleccionadas deberían ser dotadas de
    la infraestructura necesaria para la
    organización de las aldeas agrícolas. Esto es,
    para la localización del número de familias y su
    vivienda, la provisión de servicios públicos
    (acueducto, alcantarillado, energía, salud y
    educación). Además, en las tierras seleccionadas,
    el Ministerio de Agricultura asegurará la estructura
    productiva en cuanto la adecuación de tierras en riego o
    en drenaje y de recuperación de las tierras para la
    conservación del ecosistema.

    El programa de
    aldeas agrícolas tiene beneficios multiplicadores, en
    cuanto la inversión pública, en vías de
    acceso, la construcción de vivienda y de los servicios
    públicos.

    Es importante que la entidad que vaya a manejar el
    programa tenga decisión sobre la ejecución de los
    recursos, con el fin de realizar las funciones que le
    corresponden en forma eficiente y efectiva. Así, en el
    caso de la investigación se recomienda que esta
    entidad pueda contratar su realización, y no a
    través del manejo presupuestal del Ministerio de
    Agricultura o a discreción de la institución
    investigadora. De forma similar se pueden realizar las obras de
    infraestructura, de adecuación de tierras y de construcción de las aldeas propiamente
    dichas.

    Los beneficiarios de estos programas deberían ser
    productores sin tierra, desplazados por la violencia, inmigrantes
    que quieran regresar al campo y productores con tierras no aptas
    para la agricultura o necesarias para reservas ecológicas.
    Sin embargo, no se puede descartar la posibilidad de la
    participación de pequeños y medianos productores (o
    profesionales del campo) que, a través de algún
    tipo de convenio para proveer su tierra, integren una empresa
    agrícola e industrial que les permita incrementar la
    productividad, los volúmenes de producción y la
    reducción de los costos. Además, las aldeas y sus
    empresas deben ser diseñadas jurídicamente, de tal
    forma que permitan, eventualmente, la asociación de
    productores vecinos que quieran incorporarse a la empresa
    agrícola e industrial como accionistas y en las mismas
    circunstancias de los beneficiarios iniciales.

    El Plan de
    Acción para el cumplimiento de las metas propuestas
    sería el crear una entidad de carácter
    mixto, dependiente del Ministerio de Agricultura, para la
    ejecución del Programa de Aldeas Agrícolas.
    Inicialmente, se identifican las siguientes actividades de esta
    entidad; coordinar la realización de estudios de mercado
    de los productos; coordinar el desarrollo y la
    recopilación de tecnologías de producción y
    transformación y su divulgación; identificar las
    zonas estratégicas de acción del Programa;
    coordinar adquisición y adecuación de las tierras;
    diseñar una estrategia de
    planeación y diseño
    urbano para ser utilizada en el desarrollo de las aldeas, de
    igual forma, en cada una de ellas; realizar el seguimiento del
    desarrollo de las aldeas; estudiar y diseñar los aspectos
    jurídicos necesarios para la creación de las
    empresas, de tal forma que para todas el objeto social, el
    funcionamiento y otros reglamentos, sean iguales; facilitar la
    creación de empresas agrícolas e industriales por
    parte de los productores.

    Ésta podrá hacerse con crédito
    externo y con la reasignación de los recursos de otros
    organismos del Estado que trabajan en los aspectos involucrados
    en los programas de aldeas agrícolas. El Estado
    provee a los beneficiarios del Programa de Aldeas
    Agrícolas con una acción o derecho en la empresa.
    Por consiguiente, la creación de la empresa, y sus
    activos, son
    la inversión del Estado.

    En el corto plazo, la distribución de la tierra
    podrá basarse en la normatización de las leyes
    colombianas. Esta reglamentación, debe estar dirigida a
    proporcionar a los campesinos sin tierras y a los desplazados por
    la violencia de unidades de producción individuales o
    colectivas, sin excluir otro tipo de productor agrario. En el
    primer caso, se recomienda que los ingresos familiares provengan
    parcialmente de actividades colaterales para facilitar la compra
    de tierras a la población más pobre. Además,
    los recursos de financiación deberían cubrir el
    proyecto
    productivo, con el fin de asegurar la adecuada explotación
    de la tierra. Dentro del proceso de
    asignación de tierras, se deben fomentar proyectos de
    explotación comunitaria y/o asociativa, como un mecanismo
    de concentración de la población que facilite la
    provisión de servicios públicos, educación y
    salud, y de otros programas de fomento y producción,
    asimilándolos a las aldeas agrícolas.

    El problema de tenencia y en el proceso de
    distribución de tierras, no se recomienda, como
    prioritaria, la titulación de tierras baldías, ya
    que fomenta la deforestación y deterioro de las laderas y
    de los recursos
    naturales. La reglamentación de la titulación
    debe tener en cuenta este aspecto.

    Se realizarían análisis detallados por producto, o
    productos afines (substitutos o complementarios), con el fin de
    identificar las principales tecnologías y sus costos de
    producción, y, principalmente, cuáles son los
    puntos de la cadena productiva que evitan la competitividad
    nacional e internacional de cada uno de ellos. Este
    análisis, permitirá identificar las variables
    críticas en la competitividad de los productos
    colombianos, con el fin de establecer las medidas de
    política necesarias para corregir las desventajas de
    mercado y/o de productividad, o de costos encontrados (capacitación empresarial a productores,
    tecnologías, de insumos, etc.), y así poder mejorar
    la competitividad de nuestros productos para una economía
    de apertura y de libre comercio;
    como también, identificar cuáles son aquellos
    productos, las razones y circunstancias que podrían tener
    un tratamiento especial.

    El análisis anterior, debe hacerse,
    adicionalmente, a los estudios de mercado de los productos
    mencionados, cuyos resultados servirían de base para el
    desarrollo de las aldeas agrícolas y de las políticas
    de fomento agropecuario.

    Es importante crear incentivos para
    que el sector privado produzca semillas de la dieta alimenticia
    colombiana y para que fomente programas de distribución y
    comercialización acordes con las necesidades de los
    pequeños y medianos productores, incluyendo la
    tecnología de siembra, producción y manejo
    postcosecha.

    Es indispensable que el pequeño y mediano
    productor tengan igual acceso al sistema
    crediticio y al incentivo de capitalización rural (ICR).
    Por otro lado, la actividad de la Caja de Crédito
    debe ser modificada, para que dedique los recursos de
    financiación sólo al sector agropecuario. Es decir,
    abolir el componente Industrial y Minero que, en la actualidad,
    sólo sirve para desviar los recursos a sectores con otras
    fuentes de
    financiación. Además, la banca privada
    debe destinar parte de su crédito para el desarrollo y
    fomento del sector y de las aldeas.

    Es conocido que el desarrollo de infraestructura,
    especialmente redes viales secundarias y
    obras de riego, ha contribuido, significativamente, al desarrollo
    rural y al mejoramiento del ingreso y de la calidad de vida del
    campesino donde estas inversiones se
    han ejecutado. Por consiguiente, cualquier plan de mediano y
    largo plazo debe incluir estas obras y su mantenimiento,
    si se desea que otro tipo de esfuerzo en el desarrollo rural
    obtenga los beneficios económicos y sociales esperados. La
    actividad de adecuación de tierras, riego, drenaje y
    recuperación de suelos,
    deberá ser realizada por el Inat dentro de los planes de
    reordenamiento territorial y planeación regional.
    Además, el modelo
    propuesto indica que los volúmenes a manejar en el
    año 2030 serían tales, que un contenedor
    deberá salir de cada aldea agrícola por lo menos
    una vez a la semana; por lo cual, el desarrollo de la
    infraestructura vial adecuada, es importante.

    La política agropecuaria fomentará la
    transformación primaria de los productos agrícolas
    para que la comercialización se realice teniendo en cuenta
    los diferentes segmentos y necesidades del mercado y que, por
    consiguiente, conlleve la disminución de las
    pérdidas de postcosecha. Lo anterior, será
    resultado de los estudios de mercado de los productos que
    permitirá identificar no sólo los productos con
    ventajas comparativas y competitividad, sino también las
    necesidades de manejo del proceso de cosecha, selección,
    transformación y empaque de los
    productos. El Ica enfocará su actividad al diseño
    y divulgación de tecnologías eficientes y
    económicamente viables.

    Se recomienda, como estrategia de
    comercialización, el fomento de Bogotá como un gran
    centro de exportación, con el fin de evitar los
    fletes falsos que incrementan el costo del
    transporte
    tanto de los productos que entran, como de los que salen de la
    ciudad.

    Por último, se debe crear la cultura del
    diseño para el manejo de la producción y de los
    productos agroindustriales, de tal forma que a través de
    empaques u otros sistemas se
    disminuyan las pérdidas, se agilice el proceso de
    carga-descarga, de transporte e,
    inclusive, el mercadeo de los
    productos finales.

    Como se mencionó anteriormente, se
    desarrollarían tres tipos de investigaciones
    con el apoyo de las universidades y de las entidades del sector,
    a saber: a. Estudios para cada producto, de tal forma que
    identifiquen la demanda por segmentos de la población
    nacional e internacional, características (tamaño, color, sabor, del
    producto primario y de sus derivados), y de aspectos
    técnicos como identificación de esquejes, semillas,
    sistemas de multiplicación, y de tierras aptas para su
    producción del producto en cuestión; b. Para los
    productos que resulten aptos, se analizará la
    tecnología más competitiva en producción, en
    técnicas de manejo de postcosecha, transformación,
    así como la manera más eficiente para la
    divulgación de los resultados. Para los análisis
    anteriores, se deben tener en cuenta los archivos del Ica
    de las investigaciones
    realizadas a través de los años, para no duplicar
    esfuerzos; c. Estudios detallados por producto, con el fin de
    identificar las principales tecnologías y sus costos de
    producción, y, principalmente, cuáles son los
    puntos de la cadena productiva que evitan la competitividad
    nacional e internacional de cada uno de ellos, con el fin de
    establecer las medidas de política necesarias u otras
    acciones.

    La política macroeconómica debe tener en
    cuenta el efecto que la revaluación tiene en el sector
    agropecuario. Tradicionalmente, esta política ha relegado
    a segundo plano al sector, sin considerar el impacto que tiene en
    la población rural, con su efecto multiplicador en otros
    sectores económicos y sociales, y en por lo menos 900
    municipios que dependen de la dinámica agrícola. Se recomienda que
    el modelo de
    desarrollo escogido para el país tenga en cuenta la
    importancia del sector agropecuario, su multiplicador en la
    industria y en el sector servicios y, principalmente, su
    importancia como estrategia para la consolidación y
    permanencia de la paz y de la estabilidad política de la
    Nación.

    El Ministerio de Agricultura y las instituciones
    adscritas del sector, deberían enfocar su actividad hacia:
    Facilitar la creación de empresas y de las aldeas
    agrícolas, investigador de mercado por producto,
    substitutos y complementarios, indicador de prioridades en el
    contexto de un mercado global, indicador de la importancia
    alimentaria en el contexto nacional, integrador de las
    universidades en la investigación de productos y de mercado,
    facilitador al acceso a la información, a recursos
    productivos, tierra, servicios públicos.

    El problema agrario también debe ser abordado
    desde las regiones, donde los diferentes actores entren a mirar
    con una perspectiva integral especialmente los componentes de uso
    y de tenencia de la tierra, de infraestructura y de
    adecuación de tierras. Este análisis de desarrollo
    rural regional, tendrá como resultado una serie de
    acciones y
    actividades que conllevan lineamientos de política e
    inversión de nivel nacional, departamental y/o municipal.
    Así, la demanda por lineamientos, inversiones y
    servicios del Estado será generada por los protagonistas
    del sector. Es importante que se generen los mecanismos
    necesarios para la participación del sector privado en
    estas inversiones de infraestructura y en la prestación de
    servicios a las comunidades.

    Bibliografia

    • Bejarano, Jesús (1998) "Economía de la
      Agricultura. Universidad
      Nacional, Facultad de Ciencias
      Económicas. Santafé de Bogotá.
    • Bustamante, Jorge (1987) "Seminario
      Internacional de Economía Camesina y Pobreza Rural".
      Fondo de desarrollo Rural Integrado. Paipa,
      Boyacá.

    Fondo DRI (1996) "20 años de Desarrollo Rural en
    Colombia y sus perspectivas". Ministerio de Agricultura y
    Desarrollo Rural. Santafé de Bogotá.

    El banco central,
    aparte de sus funciones
    tradicionales puede ser considerado como impulsor del sistema
    financiero y promotor del desarrollo económico. Dentro
    de sus objetivos
    generales están:

    • Objetivos tácticos o coyunturales de la
      estabilización monetaria a corto o a mediano
      plazo
    • Objetivos estratégicos o de
      desarrollo.

    En los países en desarrollo, el banco
    además de su papel en la
    promoción del desarrollo del sector
    financiero, también ha tenido incidencia sobre el
    endeudamiento externo público y privado. Por otro lado
    debido al precario desarrollo de los sistemas financieros de
    países subdesarrollados, el banco debe tomar parte en el
    ejercicio de suplir las deficiencia que éste presenta. Por
    lo que en un país subdesarrollado debe lograrse primero un
    satisfactorio desenvolvimiento del sistema bancario
    para que así éste sirva de mecanismo eficiente de
    transmisión de la política
    monetaria.

    El grado hasta donde un banco Central puede influir en
    la evolución monetaria de un país
    dependerá de manera muy significativa de la apertura de la
    economía y de la movilidad del capital, factores que se
    deberán tener en cuenta a la hora de diseñar una
    política
    monetaria. Otros factores que deben tenerse en cuenta a la
    hora de tomar decisiones de política monetaria
    son:

    • La vulnerabilidad de una economía frente a
      conmociones externas: esto se presenta cuando la
      economía depende de uno o dos productos básicos
      de exportación.
    • La condición de las instituciones financieras internas: La
      concepción de políticas monetarias es más
      compleja cuando las autoridades se ven enfrentados ante
      riesgos e
      insolvencia generalizados entre las instituciones
      financieras.

    Mediante la política monetaria un banco central
    tiene un impacto más general sobre la economía
    (crecimiento, empleo, inflación, tipos de interés,
    tipos de cambio y
    balanza de
    pagos). Cuando el banco considera como su principal responsabilidad la estabilización de
    precios, puede
    conseguir equilibrio a
    largo plazo en los tipos de interés y tasa de cambio, al
    igual que se convierte en la herramienta principal para que se de
    un crecimiento
    económico, también en el largo plazo. Para
    lograr esto el Banco se enfrenta a una serie de contradicciones
    entre sus objetivos de corto y mediano plazo. Un ejemplo de esto
    es el hecho que el banco debe "… elegir entre acciones de
    política que establecerían una mejor base para la
    estabilidad de los precios a más largo plazo, y así
    pues perspectivas de crecimiento a más largo plazo, y los
    efectos negativos de estas acciones de política sobre el
    crecimiento
    económico a corto plazo."

    Dichas inconsistencias serán descritas para el
    caso Colombiano, dentro de la nueva reglamentación para el
    Banco de la República, expedida por la ley 31 de
    1992.

    Previo a este desarrollo se retomaran aspectos que
    fueron relevantes en periodos anteriores: El banco de la
    República tenia como función primordial el manejo
    de la tasa de cambio -sin dejar de lado su objetivo
    básico, velar por el mantenimiento
    del poder
    adquisitivo de la moneda-, con el único criterio de evitar
    crisis en la
    balanza de pagos
    y estimular el crecimiento económico a través de
    las exportaciones.
    Desde 1967 y hasta 1991, el esquema de fijación de la tasa
    de cambio, se da por parte del banco de la República,
    apoyándose en la aplicación de un estricto control cambios y
    en la obligación de reintegrar al Emisor la totalidad de
    las divisas provenientes de las exportaciones de bienes y
    servicios y desembolsos de crédito externo. Adicionalmente
    a esto, se mantuvo un esquema de minidevaluaciones a lo que se le
    atribuye el éxito
    de política de diversificación de exportaciones y
    que el país no hubiere registrado durante los años
    ochenta una crisis en la balanza de pagos, al punto que no
    tuviera que reestructurar su deuda externa.
    Sin embargo, durante la bonanza cafetera (1984-1986), se presento
    una abrupta revaluación del tipo de
    cambio, que fue corregida acelerando el ritmo de
    minidevaluaciones, al igual que se da un severo ajuste fiscal lo que
    permitió incrementar el índice de la tasa de cambio
    real a niveles que se juzgaban como de equilibrio a
    largo plazo, lo que llevó a un fortalecimiento de las
    exportaciones y un aumento de las reservas internacionales; esta
    política de ajuste también tuvo repercusiones sobre
    el déficit fiscal que
    pasó de un 7% en 1984, a un equilibrio en 1986, sin traer
    consecuencias serias sobre la inflación.

    Ya en 1989 con la crisis cafetera y en 1990 con el
    proceso de apertura, el gobierno se ve
    obligado a aumentar la devaluación nominal y con esto aumentar el
    ITCR, con lo que las presiones inflacionarias no se hicieron
    esperar debido al aumento del nivel de reservas internacionales.
    Dichas circunstancias, unidas con el mandato constitucional de
    control de la
    inflación conllevaron a una reforma de las
    políticas macroeconómicas en 1991, luego de un
    intento fallido por esterilizar la monetización de las
    divisas mediante OMA’s. Estas reformas fueron transcritas
    al Banco de la República, mediante la ley 31 de 1992.
    En estas reformas introdujeron un ajuste de la tasa de cambio
    mediante el método de
    entregar contra el reintegro de divisas un certificado de cambio
    con vencimiento a un año, lo que efectivamente conlleva a
    esterilizar la monetización de Reservas internacionales, a
    disminuir el precio de la
    divisa y las tasas de
    interés internas. Las consecuencias últimas de
    dicha política, fue disminuir el ritmo de
    devaluación nominal que tenía el banco de la
    República y disminuir el diferencial entre las tasas de
    interés internas y externas. Por otra parte se incluyo en
    la determinación de la Tasa de Cambio, un elemento de
    mercado implícito en el descuento del certificado de
    cambio, lo que permite una disminución del índice
    de tasa de cambio real.

    Los objetivos de la política monetaria, cambiaria
    y crediticia del banco de la república, que presentan
    inconsistencias dentro del marco de la ley 31 de 1992
    son:

    • Art. 16, literal i: Disponer la intervención
      del Banco de la República en el mercado cambiario como
      comprador o vendedor de divisas, o la emisión y
      colocación de títulos representativos de las
      mismas. Igualmente, determinar la política de manejo de
      la tasa de cambio, de común acuerdo con el Ministro de
      Hacienda y Crédito Público.
    • Art. 16, literal j: Emitir concepto previo
      favorable para la monetización de las divisas originadas
      en el pago de los excedentes transitorios.
    • Art. 2: El Banco de la República a nombre del
      Estado velará por el mantenimiento de la capacidad
      adquisitiva de la moneda.
    • Mantener tasas de interés internas que
      desestimulen la entrada de capitales especulativos, a la vez
      que suministrar a la economía una cuantía
      suficiente de crédito para que sea posible la
      aceleración de la inversión.

    A partir de 1991 la nueva constitución promulga que el Banco central
    tome una serie de medidas conducentes a no permitir que variables como
    el déficit fiscal afecten el nivel de precios. A fin de
    esto el banco se compromete a sacrificar metas de tasa de cambio
    real e interés, dado que si el creciente déficit
    fiscal compromete la estabilidad de la moneda, el banco debe
    reacomodar sus políticas monetarias y cambiarias de modo
    que el ahorro privado
    se aumente.

    En un principio el fin primordial del banco fue frenar
    el proceso de elevación de las tasas de interés,
    mediante una política basada en el reconocimiento de que
    con una mayor movilidad de capitales, el dinero se
    vuelve una variable determinada básicamente por la
    demanda, lo que hacía que si las tasas de interés
    internas eran altas, por una parte implicaba una entrada de
    capitales especulativos y por otra parte si éstas eran
    mayores que las tasas de interés externas, aumentaba la
    demanda de créditos externos. En ambos casos se ejerce
    una presión
    revaluacionista. Para esto se adoptó una política
    de expansión monetaria al igual que una política de
    diminución de encajes. Esta política de
    expansión monetaria consiste en emitir, con el fin de
    comprar las divisas que están entrando por los conceptos
    anteriormente señalados. Dicha política entra en
    contraposición con su objetivo de control de agregados
    monetarios, debido a que la emisión aumenta la cantidad de
    dinero en
    circulación y los precios. El banco debe participar a fin
    de evitar que la tasa de cambio termine siendo plenamente
    determinada por el mercado y consecuentemente, sujeta a las
    fluctuaciones que ello implica en una economía con un
    sector externo fácilmente afectado por la volatilidad en
    los precios de algunos productos de exportación. Dado que
    el objetivo último del banco es mantener la estabilidad en
    el nivel de precios, el banco debe contraer la base monetaria, ya
    sea mediante aumento de los encajes, aumento de las OMA’s,
    aumento de los cupos de importación ó aumento de las tasas
    de interés. Esto ocasiona que el banco de la
    república emita pasivos remunerados para evitar que los
    agregados monetarios rebasen su límite; por lo que el
    banco incurre en costos financieros, que en repetidas ocasiones
    conllevan a una situación deficitaria por parte del banco
    conocida como "déficit cuasi-fiscal"

    Otra inconsistencia que encontramos entre funciones de
    la banca central es
    el control de los agregados monetarios, y el mantenimiento de un
    nivel bajo de las tasas de interés. Según la
    teoría
    monetaria, un aumento en la oferta monetaria, manteniendo la
    demanda constante implica una reducción de las tasas de
    interés, por lo que si el banco busca un control sobre el
    crecimiento de los medios de
    pago, con mucha dificultad logrará mantener un nivel bajo
    de tasas de interés, como se ha constatado en estos
    últimos años.

    La política monetaria de los últimos
    años ha estado basada en metas intermedias de agregados
    monetarios, escogiendo a M1 como la variable que más
    relación tiene con el ingreso nominal. Sin embargo no se
    han cumplido las metas con respecto a este, por problemas
    asociados a la esterilización y monetización de los
    enormes flujos de capitales recibidos en los 90’s. Durante
    1994-1995, el ajuste monetario hecho por el banco, efectivamente
    dio lugar a una sobre-reacción de las tasas de
    interés que tienden a adherirse a niveles distantes de su
    nivel de equilibrio durante un período largo de
    tiempo.

    El hecho de que el banco adopte estas medidas de
    intervención monetaria, las hace incompatibles con el
    objetivo de estabilidad de precios, ya que la contracción
    de los agregados induce a cambios en los precios del dinero y de
    divisas, lo que influye en los costos financieros y los de
    producción de las empresas, y a su vez en el nivel general
    de precios de la economía. Este instrumento de control
    tiene su respuesta a largo plazo.

    Un instrumento de acción inmediata y de impacto
    medible es el control de tasa a la vista, que sirve para suavizar
    las fluctuaciones de todas las tasas de interés y la tasa
    de cambio, al proveer o absorber temporalmente la liquidez
    requerida por los intermediarios y corregir así las fallas
    que pueda presentar la programación monetaria. Las otras tasas de
    interés se regularían más por el mercado y
    por las expectativas de los agentes.

    Esta descripción, permite visualizar el hecho de
    que al parecer, las inconsistencias entre objetivos se presenta
    más frecuentemente en los países en vías de
    desarrollo. En América
    Latina el cambio institucional reciente más importante
    que se ha presentado, ha sido la creación de una banca
    central independiente, en aras de disminuir la inconsistencia
    descrita anteriormente. Países como chile y
    Colombia tienen como objetivo principal preservar el valor de la
    moneda, México
    además de este se encarga del fortalecimiento de la
    orientación del desarrollo nacional, además de
    promover un sistema
    financiero sano y el adecuado funcionamiento del sistema de
    pagos. Venezuela
    también se preocupa por la fortaleza el sector financiero,
    apoyar la estabilidad monetaria y promover las finanzas
    públicas saludables, al igual que buscar un equilibrio
    económico y un ordenado desarrollo de la economía
    introduciendo el crecimiento económico como función
    adicional de la banca. Brasil por el
    contrario, mediante un consejo monetario nacional, define
    políticas para promover el desarrollo económico
    ajustando los medios de
    pagos a las necesidades reales de la economía. Las juntas
    Directivas de los bancos centrales
    independientes, poseen la dirección de la política monetaria;
    países como Brasil y Ecuador manejan
    la política monetaria por intermedio de un consejo o junta
    Monetaria.

    Respecto a la política Cambiaria el objetivo
    más generalizado es la regulación del sistema de
    cambios. Además países como Chile y
    Colombia tienen la facultad de ser los responsables de la
    formulación de la política de cambio. Argentina no
    tiene esta facultad, gracias a su ley de convertibilidad, que
    convierte a la tasa de cambio en un ancla.

    En cuanto a política crediticia, se encuentra un
    punto en común entre todos los estatutos de los nuevos
    bancos:
    limitar los préstamos al gobierno y
    prohibir el otorgamiento de créditos al sector
    privado.

    Dentro del grado de independencia
    en la que se encuentra el Banco de la República
    Colombiano, éste figura como el cuarto banco central de
    mayor independencia
    legal y dentro del 25% en términos de independencia
    efectiva.

    Los aspectos que se deben tener en cuenta para la
    evaluación de la independencia efectiva
    son:

    • Prioridad al control de la
      inflación.
    • Operación de la política monetaria y
      cambiaria.
    • Grado de restricción del banco a los
      créditos del gobierno.

     

     

    Autor:

    Luis Martinez
    lumaga[arroba]monteria.cetcol.net.co

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