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Dios y Universo (página 2)




Enviado por Ricardo P�rez



Partes: 1, 2

Es entonces que en "La cena de las cenizas" el pensamiento de
Bruno adquiere un adepto sobre el Universo y "el
infinito infinito". Con el apelativo del "amante de Dios" — y
bajo el nombre de "Teófilo" — discute sobre el sistema de
Copèrnico y sus explicaciones sobre "La Teoría
Heliocéntrica".

Bruno se propone en aquel momento a descentrar el Universo de
Copèrnico y, a pesar de ello, le considera como un
hombre
inteligente y superior a sus antecesores Tolomeo, Hiparco y
Eudoxo respectivamente sin dejar de exclamar
explícitamente: "sí el universo es infinito, este
no puede tener centro".

Como vemos, ésta primera tesis de Bruno
enviste directamente contra Copèrnico, y sus ideas nos
remontan inmediatamente a Egipto y a
concebir una igualdad
relativa entre "Dios y Universo". Pues, como Bruno ya dijo; nada
que sea infinito puede tener otro centro que el infinito mismo o
simplemente no puede tenerlo, de otro modo, o lo que es igual:
toda concepción religiosa de Dios en los tiempos de Bruno
resultase ser siempre una contradicción in adyecto
que arrastra consigo la Teoría Heliocéntrica de
Copèrnico y nos obliga a no creer que se pueda centrar el
Universo sobre el sol o la tierra.

Pero para Bruno el problema de descentrar el Universo es una
deficiencia que lo llevaría directamente a la hoguera y a
ser acusado de herejía por la inquisición.
Asumiendo ésta imposibilidad certera, Bruno aboga por la
existencia infinita de soles y mundos y por la imposibilidad de
simetría en el universo infinito. Por ello, ésta
penuria de simetría no admisible en él requiere del
predominio de lo finito sobre lo infinito y alcanza junto con
ello un aspecto meramente positivo [3].

De igual manera, el concepto de Dios
es para los tiempos del antiguo Egipto una asignación de
lo infinito, y lo encontramos dirigidos a seres y deidades; pero
no hallamos razones históricas para adjudicarle
algún tipo de simetría a su multiplicidad de Dioses
que implique con ello algo finito o acabado. Amón fue por
lo tanto considerado el Padre del Universo y Rey de los dioses,
Horus el Dios solar representado en la forma de halcón,
Isis, en el bajo imperio considerada la madre universal y
Nepthis, entre otros, un Dios de los actos funerales.

Con ello, ésta considerable razón egipcia de
concebir el mundo como una gran tabla flotante en el centro del
Universo orientó constantemente a explicar la esencia o
atmos del origen de la existencia misma, y no a determinar
o a finiquitar lo definido por algún tipo de concepto
cerrado que permitiera centrar el Universo sobre algún
tipo de simetría como ocurriese en la filosofía griega, sino creer que el
Universo infinito se podía entender bajo el concepto de
Dios, pues la esencia de todo radicaba no en el Universo mismo,
sino en el agua de
donde nacía el sol y la luna.

Como vemos, la simetría, la finitud y lo
céntrico se desvanecen en la concepción egipcia del
Universo que es igual a Dios por su infinitud, así la idea
de colocar jerárquicamente sobre un mismo eje a Dios,
Universo, tierra y
hombre solo es posible en la edad media, y
es frente a esto que Bruno reacciona enérgicamente
arriesgando su propia vida.

Sobre esta misma lógica
encontramos quizás el por qué Aristóteles distingue entre materia
terrestre, sublunar y astral. Mientras que en Bruno se sostiene
que no hay más que una sola clase de
materia y coincide en parte con lo antes dicho por Anaximandro de
Mileto (661- 546 a.C.) quien consideraba que el Universo estaba
hecho de una sola sustancia (apeiros).

El pasaje anterior nos sirve para conectar el pensamiento
egipcio y el pensamiento griego y reconocer sus fusiones
materializadas en sus filosofías, la cual se evidencia en
las concepciones de Tales de Mileto y
sus discípulos Anaximandro y Anaxìmenes.

Vemos como Dios es en Egipto un concepto utilizado para
designar la infinitud del Universo, y como se và
complejizando ésta noción bajo la racionalidad
política
griega de justificar cierta perfección que va más
allá de las infamias del hombre y adquiere poco a poco
niveles de misticidad frente a la incapacidad del conocimiento
para explicar el origen de la
vida.

Cappelletti advierte al respecto sobre otra de sus aristas y
nos dice que el meollo del asunto está cerca del
pensamiento de Spinoza y en la particularidad egipcia de
asignarle cierta substancia al origen de todo lo viviente
y a la naturaleza
sensible, la cual es llevada a Grecia por
Tales de Mileto y utilizada casi por todas las tendencias
filosófica, así que luego de consolidarse el
concepto de Dios como un ente evidentemente mágico,
se comienza a confundir lo político con lo religioso y se
asume tal concepto con ciertas particularidades de finitud,
simetría y verdad.

"… de que Dios es la verdadera substancia y
que sus obras constituyen, en realidad, los accidentes
de la misma"

Pero estas consecuencias entretejidas a lo largo del tiempo
terminan invirtiendo el orden de las cosas. De ésta
manera, siendo Dios el concepto que se utilizaba para asignarlo
al Universo se intercambian de tal manera que el Universo se
convierte en el concepto con que se designa a Dios. Vemos
entonces y Cappelletti lo dice: "el verdadero ser deja de ser la
sustancia singular para transformarse en materia y en forma
universal" (Pàg18).

Ahora con esta contraposiciòn entre lo inteligible y lo
sensible la idea se convierte en realidad y la realidad en idea;
pero que importancia puede tener esto dentro de nuestra tesis que
afirma igualdad entre "Dios y Universo", ¿acaso el
símbolo de igualdad no es bidirecional?

Pues no, y la respuesta es o parece ser contundente, ya que el
concepto adquiere o es deseable que adquiera en lo posible todas
aquellas características propia del objeto, y no que
obtenga vida propia y se modifique en su propia esencia
como un ente que se materializa de la nada.

Por todo esto Bruno ha de ser remitido inmediatamente al
pensamiento atomista de Heráclito y a conformar según
Cappelletti, una Teoría Panteísta (Pág. 19).
Las consecuencias por lo tanto nos remontan como ya
mencioné a lo pensadores materialistas de Grecia, pues tal
dificultad trae consigo grandes consecuencias políticas,
que a diferencia de las anteriores se presenta como
impostergables.

En Bruno sin embargo el concepto de Dios esta ligado al de
inteligencia
universal (logos), considera también que el
Universo es un alma
única o un todo animado porque el ser de su ser es Dios. Y
es en esa inteligencia divina y toda poderosa donde el concepto
de Dios se comienza a humanizar para dejar de ser un simple
ente y convertirse en un ser conciente.

Con lo dicho en el párrafo
anterior se complejizan las consecuencias de idealizar el
Universo y materializar a Dios; pero no conformes con esto,
además de darle identidad e
inteligencia es necesario dotarlo de inmortalidad, así, la
inmortalidad de la materia como contenido único de la
forma es también inmortal como Dios, que ahora es el
creador del Universo y de eso que todo lo llena.

Cappelletti se percata de todos estos atributos del nuevo Dios
de Bruno, pues frente a un ente con identidad, inmortal,
omnipresente y conciente no queda más remedio que
admitirlo como un ser superior, aunque esto no seas otra cosa
dentro de nuestra tesis que una confusión entre concepto y
materia.

"…si se tienen en cuenta los principios
establecidos hasta aquí, según los cuales no hay
entre el Universo y Dios una distinción real y, menos
aún, una separación. La forma del Universo y
también su materia no pueden perecer ni tener fin; lo
único que perece son los seres particulares…"

Con una concepción ya definida sobre el Universo como
substancia suprema, nos recuerda Heràclito que la materia
"fue, es y será" y que las formas son como en una de las
citas anteriores: "disposiciones accidentales de la materia";
pero no es la materia la que tiene a estas alturas vida propia,
sino que la tiene porque lleva en sus entrañas a Dios que
la dota de todas estas características.

Ahora bien, ¿cómo es posible que Dios dote de
todas estas características a el Universo?, ¿en que
forma lo hace?, pues resulta simple en el aforismo de Bruno quien
admite sustancia y forma de una manera Dialéctica,
así que ésta relación entre forma y
sustancia explica que Dios siendo el contenido dé forma al
Universo y a los seres vivos, pues todos estos están
hechos a su imagen y
semejanza.

"He aquí ha modo de resumen de estas últimas
tesis, las palabras mismas de Nolano; Si, pues, el
espíritu, el alma y la vida se encuentran en todas las
cosas y, según ciertos grados, llena toda las materia,
viene a ser ciertamente el verdadero acto y la verdadera forma
de todas las cosas. El alma del mundo es, por tanto, el
principio constitutivo del Universo y de aquello que en
él se contiene…" Pág. 21 Sobre el Infinito
Universo y los Mundos 1981.

Pero Bruno ha marchado lejos con el principio de infinitud,
consigue en el camino la Dialéctica y con ella la
tentación de unir lo finito con lo infinito en un solo
todo, a saber: ya existen suficientes consecuencias del
contenido. Todo hasta ahora parece andar sobre un solo eje e
inclusive no ser más que la propia Dialéctica de la
forma bajo un arreglo monista. Con ello, el resultado de lo
infinito o sus accidentes deben estar acordes, pues si Dios dota
a toda la materia de vida infinita, el hombre
hecho de su forma ha de ser infinito y lo es.

Vemos entonces que el hombre como resultado de ésta
Dialéctica entre forma y esencia adquiere ante la magnitud
y grandeza de Dios infinitas formas con un mismo contenido o
atmos que lo mueve, por ello, la infinitud de lo infinito
abarca no al Universo como afirmó Bruno, sino al Dios que
le da la vida y la existencia misma en infinita cualidad y
cantidad de formas que sólo un ser como Dios puede dotar,
ya que dentro de él mismo ha sido capaz de auto alienarse
para adorarse en sí, pues todo lo puede infinitamente.

La materia por ello no tiene una forma definida que la haga
sensible, ya que ella es externamente vacía y una
sola, y solo adquiere diferencias naturales en sus accidentes y
aún así, toda sus formas infinitas forman un todo
que todo lo llena, esas formas múltiples variadas o
cambiantes son sólo posible porque Dios es su contenido y
su alma. Oigámoslo de Bruno:

"No veis — exclama Teofilo — que lo que era semilla se
hace hierba, y de lo que era hierba surge la espiga; de lo que
era espiga se hace pan; del pan, quilo; del quilo sangre; de
ésta semilla, de ésta embrión; de
éste hombre, de éste cadáver; de
éste tierra; de ésta piedra u otra cosa, y
así sucesivamente hasta llegar a todas las formas
naturales"

Este único ser que confiere todos estos atributos
confiere con ello — en el pensamiento de Bruno — la
inteligencia suprema del que todo lo puede y todo lo hace
infinitamente ser. En sus efectos: si existe es obra de Dios y si
no se materializa o no se sensibiliza es a pesar de ello obra de
él, porque todo lo que es y lo que no es, "es"; ya que en
su Dialéctica cambiante, el todo infinito lo comprende en
uno de sus extremos que permanece abierto para dar posibilidad de
ser diferentemente e "infinitamente infinito". Oigámoslo
en palabras de Cappelletti que suele ser más
explicito:

"….cada uno de los seres que integran el Universo, no
son todo lo que pueden ser y, por consiguiente, la potencia
activa puede realizar en ellos innumerables cambios"
Pág. 24.

El concepto de Universo ayuda a entender a Dios en su
relación espacio temporal, así; como la materia
está en todas las partes y al mismo tiempo es un todo no
determinado, es decir: "infinitamente infinito" y abierto, no
puede estar en ninguna parte que no sea la suma de todas ellas.
Como vemos en estas líneas Bruno consigue con la
Dialéctica una explicación clásica y nos
dice: "si es todo lo que puede ser y posee todo lo que es capaz
de poseer, estará a un mismo tiempo por todas partes y en
todas".

El omnipresente está como afirma el mismo Bruno en
todas las partes que componen el todo. Corpóreo o
incorpóreo no hay distinción alguna. Por ello lo no
sensible contiene una especie de potencia pasiva que
sucesivamente será activa cuando tome su forma negativa.
Teniendo infinita cantidad de formas, puede en un momento no
tener ninguna específica y convertirse en todo, acaso:
¿no es esto un monismo?

Pero infiero y de seguro viene que
aquí todo ha de cambiar para poder ser
dialéctico, nada parece permanecer estático o
perenne en el espacio; pero sí en el tiempo ya que la
materia envejece en sus accidentes; pero su alma es eterna.
Empero, Bruno y realmente no lo entendemos, se contradice y
contrapone la posibilidad de ser el todo un ente en
constante movimiento,
donde sus parte se mueven estáticamente dentro de
él. Oigamos a Cappelletti nuevamente:

"Este uno es infinito y, en consecuencias, no puede moverse,
porque no tiene ya lugar a donde dirigirse "Pág. 29.

Si Dios es ya todo ¿cómo puede ser posible que
se visite a sí mismo?, vemos que aunque las partes se
cambien constantemente no hay nada que se quite o se ponga porque
todo son lo mismo, de igual manera: los cambios entre partes
están dentro del todo, y los cambios de las partes con el
todo no son más que cambios de su forma mas no de su
contenido, porque en definitiva; ningún cambio puede
ser inteligible si sensiblemente no existe otra parte totalmente
distinta, pues aquí; que todo parece posible
materialmente; no lo es inteligiblemente.

"Así el Universo es un uno inmóvil, que lo
comprende todo, que no admite alteridad ni mutación
alguna, que, por consiguiente, es todo cuanto puede ser y no
implica distinción entre acto y potencia". Pág.
29.

La revelación del movimiento dota en la
Dialéctica de Bruno diferencias bien definidas, así
que todo cambio no está orientado hacia otro ser sino a
otra forma de ser, de igual manera; la realidad es la suma de
múltiples determinaciones que comparadas entre si revelan
el movimiento o formas de estructuras,
pues esencialmente son las misma.

Dios cambia infinitamente de formas pero en esencia es siempre
el mismo. Abarca en sus consecuencias a todos los seres y sus
formas infinitas de ser y sus accidentes contiene todo su ser;
pero estos no todas sus formas infinitas de ser. Vemos entonces
como Dios es tanto en Bruno como en todos los jònicos, una
multiplicidad infinita de cosas concretas y de clases concretas
de cosas que comprende la unidad de lo diverso.

"He aquí, pues cómo todas las cosas
están en el Universo y el Universo está en todas
las cosas, nosotros en él, en nosotros, y todo converge
en una perfecta unidad" Pág. 31

Cappelletti indica que al partir Bruno de la infinitud del
Universo no da cabida a su Dios, entonces, si el Universo
está en todo ¿dónde habrá espacio
para él? Por ello es necesario introducirlo en calidad de
esencia dentro de éste para que sea su reflejo, y esto es
posible por una inversión entre lo sensible y lo
inteligible, necesario por demás para darle cabida a la
multiplicidad de seres que no son otra cosas que accidentes del
Universo, porque de lo contrario la consecuencia es el ateismo, y
Bruno no admite este principio.

Nuestra tesis sufre en consecuencia una revuelta interesante,
Bruno que comienza hablando del infinito Universo tiene ya en su
cabeza una inversión del concepto y la materia. Aun cuando
logra descentrar al Universo, no deja de concebir al Universo
como a un Dios, porque al fin de cuentas es hijo
de su propio tiempo:

"Puesto que Dios es infinito, también tiene que serlo
su obra." Giordano Bruno. (Pág. 37)

Como vemos, Bruno defiende la ideología del Dios que lo lleva a la
hoguera. Logra sin embargo desmontar la física
aristotélica y la Teoría Heliocéntrica de
Copérnico con tan solo introducir un "Universo
infinitamente infinito" y en consecuencias la posibilidad de
otros mundos; pero esta obra inacabada necesita ser continuada
por un pensamiento renovador que lo desmitifique, es irremediable
que Newton
enmiende sus errores y reconduzca sus aciertos.

Para lograr trascender la brillante mente de Giordano Bruno,
no bastará entonces con volver el concepto a la idea y el
Universo a la materia, es preciso algo más atrevido
aún… "es necesario sacar a Dios de nuestras
cabezas".

Citas

[1] Miguel de Castelnau era el embajador de Francia frente
a Inglaterra, en su
residencia Bruno escribió sus obras metafísicas
dedicadas a él y solía llamar a ese lugar "el
único refugio de las musas".

[2] Ángel J Cappelletti traduce su obra Del infinito
universo e mondi
y escribe tanto las notas como el
prólogo de de la edición
publicada por: Ediciones Orbis, S. A. 1981.

[3] Véase: García Bacca. "Historia Esquemática
de los Conceptos de Finito e Infinito". Ediciones de la Biblioteca de la
UCV/ Caracas. Colección las Ciencias /15.
1982, serie filosofía X, Pág. 5.

Bibliografía

Diccionario Enciclopédico Océano Uno, Grupo
Editorial Océano, S.A. 1996.

Diógenes de Laercio. "Vida de los mas ilustres filósofos griegos" Volumen I y II,
Editorial Iberia S.A. Orbis 1985.

Giordano Bruno, "Sobre el Universo infinito y los Mundos",
Ediciones Orbis S.A. Argentina 1981. Traducido por: Ángel
J Cappelletti.

John Maitland, "Tutankamòn y las maldiciones de los
faraones", Editorial Planeta, 2004.

José Martín Velasco, "introducción a la fenomenologìa de
la religión"
Ediciones Cristiandad, Madrid
1978.

Juan David García Bacca, "Historia Esquemática
de los Conceptos Finito e Infinito" Universidad
Central de Venezuela,
Colección las Ciencias/ 15, serie Filosofía X,
1982.

 

 

 

 

Autor:

Ricardo Pérez

Sociología UCV, Caracas Venezuela

Partes: 1, 2
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