- Caracteres
apáticos - Caracteres
sensibles - Caracteres
intelectuales - Caracteres
enérgicos - Caracteres
equilibrados - Caracteres
voluntarios - ¿Son
hereditarios los caracteres?
El carácter, es un algo que permanece
constante e invariable como un sello en el hombre. Es
el modo de obrar en las contingencias de la vida, con una norma
peculiar para cada individuo; y
que en las circunstancias difíciles y graves, que estima
como una cualidad preciosa, que dirige seguramente la conducta, sin
ceder ni doblegarse ante las exigencias que le puedan hacer
variar de derrotero su vida honesta y buena, formada en su
constante modo de ser. Este es un concepto vulgar
pero exacto y probado en demasía en la experiencia de los
hechos ejecutados por el hombre, en una
larga serie de años y experimentos.
Si el carácter se refiere a las determinaciones
voluntarias y a la vida activa y práctica en las diversas
relaciones del hombre con los miembros sociales, debe tener dos
propiedades predominantes, típicas por las cuales un
carácter, es un molde o una forma del modo de
proceder.
La primera propiedad es
la constancia de determinarse por motivos que se refieren a
determinados móviles siempre eficaces: la segunda es la
resistencia a
motivos que otras veces han predominado en la lucha con los otros
motivos preponderantes.
Al llegar el hombre a la madurez, todas sus pasiones
tienden a orientarse y equilibrarse definitivamente. Tal
orientación y tal equilibrio,
son debidos en primer lugar, a las influencias indicadas en las
leyes
generales del hábito; en segundo término, a la
reflexión que somete a la liberación de los
impulsos personalmente, y, finalmente a la experiencia de la vida
que, multiplicando los impulsos facilita su contrapeso, dentro de
la razón.
Resulta por consiguiente que las pasiones evolucionando
en el hombre, de homogéneas a heterogéneas y
predominando al principio en la espontaneidad, acaban por ser
sometidas habitualmente al discernimiento, para concurrir en los
movimientos de la libertad.
Este equilibrio final de las pasiones orientadas
preferentemente en el sentido de los actos del individuo, cuando
los hace habitual en estado de
razón, constituyen el carácter.
Como se ve, los caracteres deben coincidir con las
demás cualidades sintéticas del hombre: tipo
físico, temperamento, gusto y criterio. Y por lo general
los caracteres individuales se clasifican de acuerdo con el
elemento predominante de los mencionados, según que los
actos obedezcan a las predisposiciones, a las inclinaciones, a
los gustos o a los juicios intelectuales.
De ahí las tendencias llamadas aficiones y que
distinguen al ignorante del sabio, al inculto del
artista.
A pesar de esto, el carácter es aquel que
contribuye con el criterio en la razón humana, cuando obra
como energía habitual de la libertad, para realizar lo que
el discernimiento ha concebido, mediante el criterio
reflexivo.
El carácter, como calidad
individual, equivale al gobierno Racional
de las pasiones libre y reflexivo. Es decir, que se trata de una
fuerza
moderada y moderadora que al constituir los llamados grandes
caracteres, los aleja tanto del estímulo represivo, como
de espontaneidad excesiva de los impulsos y emociones que
concurren en cada pasión humana.
CARACTERES
APÁTICOS
Estos son sin sensaciones apreciables ni emociones
definidas; se subdividen en:
Pasivos, personas de energía débil
y de escasa inteligencia,
pero pasibles de pasiones depresivas, en forma de timidez,
pesimismo y desconfianza.
Activos, personas cuya sensibilidad se presenta
acompañada de energías irregulares, dando por
resultado la viveza, la confianza, el optimismo, la
pasión, pero con inconstancia.
Los Melancólicos, son victimas de
emociones, traducidas en abatimiento, reconcentración y
susceptibilidad excesiva, interviniendo en tales estados los
estímulos mentales de la imaginación.
Los Impulsivos, seres en quienes las emociones se
presentan acompañadas de impulsos bruscos,
enérgicos y variables,
dando lugar a entusiasmos, pasiones momentáneas y
ardientes o impulsos exaltativos.
Los Apasionados, en estos predomina una tendencia
particular que se torna en pasión exclusiva a la cual
atacan las demás manifestaciones
psicológicas.
CARACTERES
SENSIBLES
Son estos, aquellos en los que predominan ciertos
estados emocionales y se dividen en:
Pasivos, personas de energía débil
y de escasa inteligencia, pero pasivos de emociones depresivas en
forma de timidez, pesimismo y desconfianza.
Activos, cuya imaginación sensible se
presenta acompaña de energías irregulares, dando
por resultado la viveza, la confianza, el optimismo, la
pasión y la inconstancia.
Melancólicos, victimas de emociones
depresivas, traducidas en abatimiento, reconcentración y
susceptibilidad excesiva, interviniendo en tales estados los
estímulos mentales de la
imaginación.
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