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Estados africanos y transculturación (página 2)




Enviado por Alie Perez Veliz



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Los orígenes de Ghana se remontan al siglo IV, aunque
las primeras referencias escritas datan del VII, época en
la cual era un territorio rico y poderoso. La capital, Kumbi
Saleh, se fundó en el siglo IV por los bereberes, o los
soninké, o posiblemente por los mestizos de bereberes y
negros llamados sarakollés, antepasados del grupo
mandé.

Existían otras ciudades, pero Kumbi Saleh fue la
más próspera, situada a unos 300 kilómetros
del norte de Bamako, la actual capital de Malí. La
mayoría de la población negra y el rey eran animistas. En
el siglo XI, la ciudad comercial era musulmana y había
dispersos grupos cristianos
y judíos
que se habían establecido allí en épocas
anteriores.

La sucesión del rey seguía la línea
materna, pues el heredero era el hijo de la hermana. En el 790,
Kaya Magha Cissé, de una familia de los
rakollé, para vengar el asesinato de su padre, mató
al rey bereber, ocupó su lugar y fundó una
dinastía negra que duró tres siglos.

Ghana alcanzó el apogeo de su extensión, de su
riqueza y de su poderío
entre los siglos IX al XI gobernada por los cissé. Se
amplió al este, hasta la ciudad de Tombuctú,
Tumbuctú o Timbuctú, al oeste asta Segal, y al sur
hasta el río Baulé.

Ghana constituyó el primer enlace comercial entre el
mundo norafricano, y el sahariano, y el país de los
negros, como lo llamaban los árabes. El rey de Ghana
tenía el control del
acceso a las regiones auríferas, y realizaba el comercio con
los bereberes islamizados y con los centros del Sahara; en tanto
que los nómadas eran los tributarios de ambos.

Ghana proporcionaba polvo de oro, marfil y
pieles del Bambuk, en Guinea, además de hombres para
el trabajo
doméstico, mientras los segundos, armas y barras de
sal. El rey cobraba impuestos por el
tráfico comercial y fue el principal proveedor de oro del
mundo mediterráneo.

Ghana fue considerado en la época "El Dorado Negro".
Las riquezas auríferas eran tantas como para permitir que
los jefes de Ghana y luego de Malí calcularan sus rentas
en peso de oro.

Sin embargo, no todo era armonía, pues hasta el norte
no todo era armonía, pues hacia el norte, tuvo que luchar
sin cesar, con alternativas de éxitos y fracasos contra
los nómadas bereberes para mantener el control de las
rutas saharianas. Su declive comenzó en el siglo Xi,
cuando los almorávides conquistaron Marruecos y
extendieron su guerra santa
hacia el sur. Bajo la dirección de Abu Baker, la capital fue
tomada en 1077 después de 15 años de combates y
aunque permanecieron 11 años en ese territorio, lo
destruyeron todo, incluidas las rutas comerciales.

El soberano de Ghana debió aceptar el aislamiento y
pagar tributo, aunque la conversión no tuvo resultado
entre el grueso del campesinado.

Al producirse el asesinato de Abu Baker y las divisiones
internas del califato, el poderío de los
almorávides en la zona sudanesa se desvaneció. Si
bien Ghana recobró una "semi autonomía", apenas
pudo controlar los alrededores de la capital, mientras sus
antiguas tribus se independizaron.

En el 1203, el rey sosso, Sumanguru Kannté, dependiente
de Ghana, tomó la ciudad recién reconstruida. Esta
fue saqueada de nuevo en 1240, cuando el soberano mandé,
de Malí se apodero del antiguo Estado. A
partir de entonces quedó subordinada a Malí, pero
su rey conservó un título igual al de su
"señor", siguiendo el ejemplo de los "amos de la tierra" de
numerosas regiones del África
Negra o subsahariana.

El Estado de Malí

De esa forma nació un nuevo imperio, Malí,
controlado por los malinké keita, también
pertenecientes al grupo mandinga. Se extendía por la
franja que hoy ocupan Senegal, y Malí. Su período
de mayor influencia fue entre los siglos XIII al XVI.

La milenaria ciudad de Djenne o Yenné – Yenó fue
uno de los centros de Malí a tres kilómetros de la
actual Yenné, ubicada en una llanura de aluvión
fluvial, en el interior del río Níger. Es rica en
peces, y
ganado, y en ella se plantaban cereales, en especial arroz y
mijo. La abundante producción de alimentos
abastecía a la ciudad de Samkoré, ubicada en el
norte, con la que se comunicaba a través de una red fluvial navegable de
500 kilómetros de extensión. Además
contribuía a su esplendor el hecho de que la ruta de oro
pasara por estas dos ciudades antes de atravesar el Sahara y
llegar a África del Norte. Lugar de encuentro entre los
comerciantes árabes, los bereberes del norte y los
africanos del sur, se convirtió en un gran centro de
enseñanza del Islam, y se
conserva aún la gran mezquita, reconstruida en 1907
siguiemdo el estilo tradicional.

La ciudad de Yenné estaba protegida por una muralla de
dos kilómetros, con tres metros y sesenta
centímetros de ancho y cerca de cuatro metros de alto, las
casas de los aldeanos eran de forma circular, fabricadas de paja
y adobe.

A principios del
siglo XIV, la ciudad de Tombuctú pasó a formar
parte del Estado de Malí. Constituyó un centro
comercial de gran relevancia y el epicentro de la cultura
islámica, era terminal de las caravanas que
recorrían el Sahara y ligar desde el cual se canaliza la
actividad comercial desarrollada en el cause alto de
Níger. Los zonghai la conquistaron en 1468, tras lo cual
alcanzó su máximo esplendor como centro comercial y
religioso. Los mercaderes del norte de África viajaban a
Tombuctú para intercambiar sal y telas por oro y esclavos
negros. En la Mezquita Sankoré funcionaba una universidad cuyos
maestros se habían educado en las academias
islámicas más importantes del oriente
próximo.

El rey de Malí Allakoi Keita, se convirtió al
islamismo en contacto con los almorávides. Hizo la
peregrinación a la Meca y volvió con el
título de sultán en el 1050. el pequeño
reino despertó la codicia de sus vecinos por el control
del comercio del oro. En el 1230 fue conquistado por un jefe del
grupo sosso.

Sundiata, el único sobreviviente, organizó una
confederación de tribus de la étnia malinké,
su pueblo, y después de una guerra con los sosos
logró la victoria. Se dedicó a conquistar nuevos
territorios, incluido al imperio de Ghana. Al morir en 1255,
controlaba desde el Sahara hasta los bosques ecuatoriales,
actuales Senegal, Gambia, Guinea Bissau, Noetr de guinea, mitad
de Mauritania, sur de Argelia, y todo Malí.

El imperio Malí comenzó a resquebrajarse en el
siglo XV. Varios factores se concentraron: las agresiones
fulanis, tuareq, mossi, por el oeste, norte y sur respectivamente
y especialmente la de los songhai de Gao por el este; otros
elementos no menos importantes que dieron al trate con el reino
Malí fueron los conflictos
internos con la familia
real y el vínculo con los portugueses por el litoral
atlántico a partir de 1470.

El Estado de Songhai

El reino de Songhai, de origen bereber, se impuso en
Malí. Muy pronto la población fue asimilada por los
songhai, y se inició un proceso
mediante el cual el nuevo Estado amplió su influencia
hacia el sur y hacia las márgenes del río
Níger. La dinastía de los Díaoza
gobernó entre los siglos VII y XIV. El rey se
convirtió al Islam en el siglo XI e hizo de Gao su capital
a orillas del río, por donde cruzaba la ruta del comercio
transahariano.

En 1464 aconteció la conquista de
Tumbuctú y otras ciudades. Mohammed Turé, con el
título de Askia, el Grande (1493-1528), fundó una
nueva dinastía. Con él, el Estado de
Songhai extendió su autoridad a
otras zonas. Estableció un sistema regular
de impuestos, y remplazó el reclutamiento
en masa por un ejército profesional formado por esclavos
prisioneros de guerra. Hizo la peregrinación a la meca y
en 1497 obtuvo el título de califa. Llamó a los
letrados árabes anteriormente perseguidos y
restableció el florecimiento de las viejas ciudades de
Yenné y Tombuctú.

Songhai estuvo vinculado a la vieja ruta comercial del
comercio transahariano que iba de Trípoli a Gao a
través del valle fósil del Tilemsi. Pero las luchas
internas por la sucesión y otros factores exógenos
lo debilitaron hasta que el poder centralizado llegó a su
fin en 1528. en 1591 las principales ciudades fueron conquistadas
por tropas marroquíes al mando del eunuco español
Judar Pasa.

El Estado de Kanem-Bornú

El último Estado de esta zona fue Kanem-Bornú,
ubicado en la ruta caravanera de bilma, la cual se acercaba al
lago Chad.

Aproximadamente desde el siglo VIII se habían asentado
en la región grupos de pastores afines a los tibu,
nómadas autóctonos de las montañas del
Tibesti, los Kanuri, quienes dominaron la población local,
estableciendo una autocracia militar y crearon el reino de Kanen.
Convertidos al islamismo en el siglo XI, cultivaron estrechas
relaciones con el mundo árabe basadas en el tráfico
de esclavos.

En tanto que, posiblemente, hacia el siglo X, llegaron al otro
lado del lago, los sao, pueblo nilótico, que
estableció una confederación de tribus hacia el
sudoeste. La captura de esclavos llevó con frecuencia a
los kanuri al territorio sao, y finalmente terminaron por
conquistarlo. No obstante, en el siglo XII, fueron remplazados
por un gobierno musulman
del Kanem.

La prosperidad les permitió mantener un ejército
de 30 mil jinetes y enviar a los jóvenes de familias
notables a estudiar a la universidad de Al Azhar en el Cairo. La
civilización del Chad fue también conocida por su
producción artística y metalúrgica de alta
calidad. Se
hizo difícil el control de lagunas comunidades, lo que
obligó a la dinastía de los Saif a abandonar Kanem
y trasladar su capital a Bornu.

En el siglo XIX las invasiones fulani obligaron al soberano de
Bornu a pedir ayuda a Mahamad Al-Kanemi, quien detuvo a los
invasores, pero retuvo el poder para sí. Su hijo Omar
mantuvo esa dualidad de gobierno, que finalizó en 1846,
cuando hizo ejecutar al rey Ibrahim y puso fin a la milenaria
dinastía Saif.

En 1893, el sucesor de Omar fue depuesto por Rabah, un
guerrillero sudanés que extendió hacia el
Sudán las fronteras de Kanem-Bornú. Después
de varios añis de lucha contra los franceses, que
pretendían controlar el territorio, Rabah fue cercado y
derrotado. Su muerte
significó el fin de la resistencia a la
penetración colonialista francesa de finales del siglo
XIX.

Lo anterior demuestra que los grandes estados sudsaharianos
Ghana (700-1200), Malí (1200-1500), Songhai (1350-1600), y
Kanem-Bornú (800-1800) tuvieron un alto nivel de desarrollo
político y económico para su época,
conformándose como monarquías religiosas de
confesión musulmana, caracterizando su situación
económica como despotismos "Orientales", cuya esclavitud era
generalizada y recaía sobre la comunidad
campesina, un alto desarrollo del comercio y las
artesanías, fundamentalmente el trabajo con
oro y el tráfico de esclavos.

En África sudsahariana, en todas las etapas de su
desarrollo, los grupos humanos que allí se establecieron
tuvieron por base la propiedad
colectiva de la tierra por
derecho inalienable de la familia del primer ocupante. No
había propiedad privada. Todo era un bien común y
cultivaban sus parcelas en usufructo mediante el trabajo
colectivo. También se dieron verdaderos reinos en los
cuales el monarca, considerado de origen divino, ejercía
un poder "absoluto" , aunque había un consejo que
asesoraba al rey. A este nivel jerárquico, algunos
estudiosos lo han llamado "Monarquía Elemental".

LAS CIUDADES-ESTADO
YORUBAS: IFE, OYO, Y BENIN

En los siglos del X al XI, Ifé,- Ifé, oyó
y Benin fueron las principales Ciudades-Estado de una
confederación que extendió su influencia desde el
río Níger a una parte de la actual Ghana. Estas
tres ciudades fueron las protagonistas de la vida de la
región hasta finales del siglo XIX

Dahomey, aproximadamente lo que es hoy la
República de Benin, e Ilorín fueron otras de
las Ciudades-Estado o reinos importantes.

El primero se ubica en el contexto dominado por la cultura
yoruba de Ifé, donde los pueblos ewe, del mismo tronco
lingüístico, formaron en el siglo XVII dos reinos: El
de Hogbonu (Porto Novo) y el de Abomey, en el interior.

Los reyes fon, de adomey, extendieron su dominio al este y
al oeste de las actuales fronteras de Benin. Su poder
permitió romper la tutela de
Alafín, el jefe sagrado que residía en Oyó y
conquistar varias ciudades yorubas. Terminaron por convertirse en
traficantes de esclavos para América, desde el puerto de Ouidah.

Los yorubas vivían en ciudades amuralladas, muy
pobladas, y provistas de amplias avenidas.

La Ciudad-Estado de : Ifé,

Ifé-Ifé, aún considerada por los yorubas
como ciudad santa, estaba rodeada de siete colinas, se
fundó en el siglo XI, tras la unión de trece
comunidades y se mantuvo hasta su destrucción a mediados
del siglo XIX. Por constituir el principal centro de poder
espiritual, fue la sede del Oní, el jefe religiosos de los
Yoruba. El soberano temporal era el Alafin.

El poder del soberano no era absoluto, un consejo de ancianos
o notables podía decidir el fin de su mandato, por lo
general obligándolo al suicidio,
porque según las tradiciones, los gobernantes no
debían morir de muerte natural. Tenían un sistema
interno de administración urbana, por un consejo
designado por el Ogboni, grupo de hombres de la ciudad, y por un
jefe, el balí, a quien el Ogboni confiaba un mandato de
dos años. La sociedad
mantenía vestigios de la
organización clánica: solidaridad, de
grupo y control de las jerarquías.

La agricultura, y
el intercambio comercial desempeñó un importante
papel en la economía de Ifé.

La Ciudad-Estado de Oyó

La ciudad-Estado de Oyó fue fundada por los yorubas en
la selva al norte de Lagos, antigua capital de Nigeria, hoy
Abuja, en los siglos XI y XIII. El alafín se eligió
de entre el linaje fundador por el "Consejo de los Siete" que
representaba a las grandes familias, las cuales limitaban su
poder, incluso podían revocarlo.

En la etapa de su apogeo, Oyó llegó a controlar
un vasto territorio entre los ríos Volta y Níger
(1650-1750). Desarrolló una importante artesanía de
productos de
cuero y de
piel,
así como artículos confeccionados a partir de
cortezas de calabazas. El algodón
fue otra de sus producciones artesanales, sustentados sobre la
base de un gran desarrollo agrícola.

Hasta la década de 1830, la capital del estado fue la
Antigua Oyó (Katanga)donde aún tiene su residencia
el Alafín de Oyó.

La ciudad fue destruída en 1789 por guerras
intestinas. Con la trata de esclavos los jefes de Estado se
convierten en verdaderos autócratas, lo que trajo como
consecuencia la quiebra de la
cultura.

Las disputas internas continuaron y Oyó empezó a
perder el control de las rutas comerciales que conducían a
los esclavos hacia América. A inicios del siglo XIX fue
invadida desde el este por los fon de Dahomey, y los fulani
-haussa por el norte, perdiendo su autonomía.

La Ciudad-Estado de Benin

Benin fue la tercera Ciudad-Estado histórica de
África Occidental (fines del siglo XII-XIX). No
llegó a ser nunca muy extensa y en algunos momentos, la
autoridad del soberano apenas llegaba más allá de
la ciudad y sus alrededores.

Benin alcanzó gran desarrollo bajo la dirección
de su jefe Ewedo, quien gobernó a fines del siglo XII y,
sobre todo, con Eware, el Grande (1440-1480). La historia lo registra como un
excelente soldado y un buen religiosos. Extendió sus
tierras desde la ciudad de lago, fundada por el rey de Benin,
hasta la margen occidental del rió Níger.

Benin devino un próspero reino. Su hijo Ozalua, 1484,
tuvo los primeros contactos con los portugueses y su sucesor
profundizó está relación. El comercio
comprendía marfil, aceite de
palma y productos agrícolas. Desarrollaron mucho el
arte superando
incluso a la cultura sudanesa, la agricultura la cerámica el trabajo con el metal la
escultura, los bajorrelieves máscaras y esculturas de
barro cocido. Trabajaron el marfil, el cobre, el
latón y el bronce, con la técnica de la cera
perdida, que data del siglo XV.

Pero en la medida en que cambiaron las condiciones
históricas y se convirtieron en fuertes traficantes de
esclavos, disminuyó la producción interna y
decayó el arte. La prohibición de la esclavitud
perjudicó a los jefes y los obas se refugiaron en la
religión
Finalmente pasaron a control británico en el siglo XIX,
cuando en 1897. la ciudad fue tomada e incorporada a Nigeria.
Actualmente, el oba de Benin es asesor del gobierno
nigeriano.

Las ciudades Estado yoruba tenían las
características de los estados que aparecen en la
época de transición de la comunidad primitiva a la
sociedad dividida en clases, donde subsisten a la vez las viejas
estructuras de
la organización gentilicia y aparecen nuevos
aparatos de autoridad, los cuales van modificando sus
prerrogativas y complejizando sus funciones. En una
primera etapa de su desarrollo el poder era compartido entre el
Consejo de Ancianos y el Alafín, designado por este, y
había separación entre la autoridad religiosa y la
política.
El Oba por su parte actuaba como Sacerdote Supremo y guía
espiritual de todos los yorubas. Con el desarrollo de las
relaciones comerciales el poder de los alafines aumentó,
llegándose a convertir en una especie de monarca absoluto.
La expresión territorial de ese poder fue la
confederación de tribus, cuyos lazos de unión se
hacían débiles fuera de las fronteras de las
ciudades.

FEDERACIÓN TRIBAL
DE BACONGOS

A fines del siglo XIV, ya se habían formado varias
jefaturas o reinos con distintos grados de integración entre sí, y el principal
fue el reino bacongo de habla bantú, fundado en el siglo
XIII. Abarcaba desde el norte de Punta Negra hasta la
desembocadura del río Congo y Luanda, en la actual Angola.
Ese reino del Congo comprendía la extensión de
varios Estados actuales: La República del Congo, la
República Democrática del Congo y Angola.

Diversos autores estiman que a la llegada de los portugueses
los bantúes constituían una confederación de
tribus y no un verdadero Estado. Fundado por un guerrero llamado
Nimi o Lukani, el Manicongo, el señor o rey del Congo,
jefe de los bacongos. La capital era Mbanza, más tarde San
Salvador y hoy Mbanza Congo, en el noroeste de Angola. El rey
controlaba el comercio de marfil, de pieles, de esclavos y de
conchas, que se usaban como monedas. Tuvo mucha influencia y
mantuvo lazos con las diferentes jefaturas vecinas. Algunos le
pagaban tributo, arbitraba en sus querellas, los guiaba en el
comercio, recibía homenajes y, si era necesario, ayuda
militar.

Nzanga Nkuwu se convirtió al cristianismo
en 1489, y adoptó el nombre de Juan I. El poder
resultó cada vez más autocrático, al
introducirse el comercio de seres humanos, y se produjeron
disensiones religiosas por la conversión del rey, pues la
mayoría siguió venerando a sus dioses
tradicionales. El sexto Manicongo, cristianizado, tomó el
nombre de Alfonso cuando comenzó su reinado(1507-1541), y
constituyó el momento de clímax de la
europeización y cristianización para consolidar su
poder. Su sucesor intentó la ruptura con Portugal y la
reafricanización , con el apoyo popular, pero sin grandes
éxitos.

El resultado fue un paulatino debilitamiento del poder y la
disgregación en jefaturas independientes. La
hegemonía política del Congo pasó a uno de
los reinos, el Ndongo, hoy Angola, cuyo soberano era el Ngolo.
Portugal desempeñó un papel significativo en el
apoyo al Ngolo´ en detrimento de otros jefes, pues hacia el
1575 le resultaba fundamental el puerto angolano para el
tráfico negrero.

El complejo cuadro de África occidental apenas esbozado
permite conformar una pálida imagen de lo que
fue el conjunto multicultural introducido en Cuba a partir
del siglo XVI. De ese conjunto se destaca su economía y su
organización social que, aunque menos elaboradas que la de
sus contemporáneos europeos, ya habían rebasado los
niveles primitivos, como el de los aborígenes antillanos,
tanto en la agricultura como en las relaciones mercantiles, por
lo que habían desarrollado habilidades, fortalezas y
técnicas que le permitieron enfrentar, con
mucho más éxito
que los aborígenes, las condiciones extintivas a las que
fueron sometidos.

EL NEGRO: APROXIMACIONES
SOCIOCULTURALES

La cultura como complejidad total se asienta en la
multiplicidad humana, lo que le concede a la Antropología la característica de
ser una ciencia de la
totalidad cuya generalidad le permita abarcar diversas
especialidades, dimensiones y saberes. Las contribuciones del
eminente economista cubano Manuel Moreno Fraginals (1920-2000) en
su magna obra, El Ingenio: complejo económico
social cubano
se hace tangencial con esta
consideración inicial, específicamente en su
epígrafe titulado Trabajo y Sociedad, el
cual constituye un referente básico para todo estudio de
sociedad y cultura cubana vinculada a la diáspora de la plantación azucarera
cubana de los siglos XVIII y XIX en la que resalta una diversidad
de tratamientos con base en la africanidad como fenómeno
conformador de la nación.

Es nuestro propósito hacer converger estos
múltiples tratamientos desde variadas ópticas
antropológicas con aproximaciones al negro, más que
simple denominación acientíficamente racial, el
camino que permitiría al etnólogo cubano Fernando
Ortiz convertirse en exegeta por antonomasia de los fundamentos
sociológicos de nuestra cubanidad.

En carta escrita a
Fraginals el 6 de octubre de 1964, tras la lectura del
primer tomo de El Ingenio, el Comandante Ernesto Che Guevara le
expresaría:

"…no recuerdo haber leído un libro
latinoamericano en el cual se conjugara el riguroso método
marxista de análisis, la escrupulosidad
histórica y el apasionamiento, que lo torna
apasionante.

Si los otros tomos mantienen la misma calidad, no
tengo temor de augurarle que El Ingenio será un
clásico cubano".

Estos augurios serían corroborados en la riqueza con
que economía, sociedad y cultura en unidad
dialéctica se hacen referenciales para abordar variadas
temáticas vinculadas al negro ya sea, para un
antropología interesada en abordar la salud, la sexualidad, la
lingüística, lo físico, lo
étnico o lo económico mismo como expresión
de las múltiples áreas de aplicación de esta
ciencia.

En publicaciones recientes de la revista cubana
de antropología, "Catauro", se recogen en sendos
trabajos algunas citas y comentarios referenciales sobre aspectos
de interés
sociocultural para el
conocimiento más general de la africanidad vinculada a
la plantación esclavista, como tema central de la magna
obra del historiador y economista cubano.

El médico y especialista de segundo grado en
epidemiología, Enrique Balderraín Chaple publica
uno de sus trabajos bajo el titulo;"Medicina y
esclavitud",
en el que cita a Fraginals para referirse al
"vastísimo complejo de enfermedades" de las
esclavos bozales recién introducidos al país cuyos
aportes patológicos enriquecerían
dramáticamente el cuadro de enfermedades introducidas en
Cuba entre los siglos XVI y XVII.

En "Sexualidades disidentes en el siglo XIX en Cuba";
Abel Sierra Madero, historiador e investigador de la
Fundación Fernando Ortiz comenta sobre las
asimetrías numéricas porcentuales en la cantidad de
negras esclavas en relación con el sexo masculino
en las dotaciones lo que incidiría, en las conductas
homosexuales y en otras no consideradas tabúes en las
dotaciones de fines del siglo XVIII y principios del XIX.

Los grupos étnicos que nutren a la economía de
sustentación esclava, su riqueza de manifestaciones
culturales, residirían esencialmente en la estrategia
esclavista de compartimentación en correspondencia con la
diversidad lingüística, medio de garantizar la
incomunicabilidad necesaria que lo exceptuaría de
cualquier forma de resistencia u oposición de parte de
aquellos que garantizaban su reproducción. Ello estaría reforzado
por las variadas creencias, concepciones y actitudes
condicionadas por aquellas diferencias socioculturales que
matizarían el proceso de ruptura cultural esclavista.

La positiva secuela de las denominada por Fraginals
pureza étnica ante esta
compartimentación, aseguraría una pureza cultural.
En este sentido, a diferencia de otros enclaves de desarrollo
esclavista el caso cubano experimentaría una evolución particular cuyo sincretismo no
impediría la persistencia de variadas modalidades
religiosas como el Palo Monte o expresiones como el Tambor Yuca o
el Kinfuisi, todos de origen congo. Estas en su convergencia
hacia la cubanidad, la concederían al etnos cubano una
particularidad mucho más general como concepto
referencial para el abordaje antropológico de las etnias
en Cuba.

Esta pureza, en las diferentes imágenes
que se construirían por parte del dominador se
manifestaría en la prevalencía de estereotipos que
en los estudios más actuales de racismo en Cuba
revelan el trasfondo económico de sus orígenes.
Estas simplificaciones étnicas se manifestarían en
expresiones hacia los congos como…en todos los
vicios corrompidos
, o de su bajo rendimiento laboral o
intelectual por la irracionalidad de las horas o intensidad de
explotación. Otros se expresarían en conductas
sexuales surgidas del…mundo de represión, que
explotaba de mil formas…
que…no se
originaba en la sexualidad de africano, sino en las infrahumanas
condiciones de vida
. Las asimetrías
demográficas hombremujer en
detrimento de esta última ante el elevado precio y
rendimiento de los hombres, el régimen carcelario con
hacinamiento masculino, la moral
cristiana que imponía una ética
más económica que humana, la abstinencia impuesta
por las largas jornadas de trabajo que reducían las horas
para la satisfacción de necesidades biológicas
introducirían, entre otras causas, manifestaciones
sexuales distorsionadas tanto femeninas como masculinas que
introducirían otros estereotipos como el del negro,
prestos para todos los vicios, la mulata lujuriosa o la
inmoralidad natural de la negra. Una de estas distorsiones se
expresarían en manifestaciones prácticas de
homosexualidad, cuentos de
marcado erotismo que reforzarían la imagen del negro
violador o entregado a todo barbarismo sexual y la
incorporación de un léxico ocupacional de base
plantacionista que perdura hasta hoy como el de cuerazo
para referirse a la cópula o al coito o el de
manjarria o mandarria para denominar al órgano
reproductor masculino.

La perspectiva de género
desde la esclavitud concibe como punto de partida el mantenido
interés de los traficantes por el mercado de brazos
masculino y los costos de
reproducir lo que siempre seria considerado como un instrumento
deshumanizado. Sin embrago un grupo de factores incidiría
considerablemente para fines del siglo XIX, en su incremento
demográfico. Para Fraginals estos se resumirían
en:

  • El vegetativo o reproductivo.
  • Importativo o comercial.
  • Financiero.
  • Tecnológico y optimizador del trabajo.

El primero, introduciría el interés esclavista
por una estabilidad social de las dotaciones mediante la
búsqueda del matrimonio y la
creación de familias lo que favorecería la
producción, las conductas acordes con la moral
cristiana y la procreación lo que no cuajaría
dentro de un ambiente de
coacción económica en el que eran comunes la
violenta ruptura de las relaciones sociales de tipo familiar ya
sea mediante la venta de esclavos
con al consiguiente separación familiar. Esta
situación se traduciría en distorsiones como las
frecuentes poligamias o, en el caso de la crianza del los
criollitos o niños
esclavos sin la protección materna. De ahí que la
familia como construcción social se establece en
estrecha contraposición con la plantación como
organismo social deforme del que se derivan toda
una seria de yuxtaposiciones como: la educación desde
una institución informal, los llamados criolleros,
cuyas influencias estarían signadas por la simple crianza
que lo prepararía desde edades tempranas para el trabajo,
la fecundidad como recurso para abaratar los costos de
producción, o la denominada pobreza por
envejecimiento en la que muchos morían en la soledad.
Estas observaciones sociológicas refuerzan el concepto de
organismo social típicamente plantacionista como entidad
económica y sociocultural cuyos matices se extienden hacia
las deformidades actuales a las que hemos hecho referencia
vinculadas a las imágenes del negro y la negra en
Cuba.

Una particularidad propia de estas deformidades se
relacionaría con la medicina como campo de interés
antropológico. Los temas vinculados a la depreciación de la fecundidad serian de
interés en 1879 para la Sociedad Antropológica de
la Isla de Cuba, fundada el 26 de julio de 1877. Según
Fraginals, en estos debates participarían los pioneros de
la rama física
o biológica en Cuba. Los mismos versarían sobre
temas de género relacionados con la infecundidad de las
negras esclavas en al que se expondrían algunos criterios
racistas como los de José R. Montalvo vinculados a la
poligamia que estas practicaban como causas de esterilidad. Estas
más bien provenían de prácticas
anticonceptivas como el uso de papaya para la preparación
de pócimas anticonceptivas, la continuidad de los ritmos
de explotación y la inclusión del castigo corporal
en el período de gestación o de enfermedades como
el tétanos contraído por el uso del pabilo de la
yuca para atar el condón umbilical contenedor de bacilos
tetánicos. Mención particular merece las
prácticas de matricidio por parte de madres esclavas como
medio de emancipación prematura para quien nacería
bajo la negación de su condición humana.

Las enfermedades ocupacionales, más comunes dentro de
las dotaciones serían aquellas relacionadas con las
propias condiciones del ingenio. Las acciones
preventivas serían comunes como parte del tráfico
negrero en la que los mismos eran vacunados con el fin de evitar
las enfermedades más comunes que se desencadenaban durante
las largas travesías. Ello permitiría la importación de gérmenes
patológicos naturales del África. Montané y
Dardé sostendría algunos criterios
científicos sobre la refractareidad del negro ante
enfermedades como al fiebre amarilla.
Sin embargo, numerosas patologías se sumarían a las
diversas causas de muerte que se convertirán en
endémicas de la plantación. Una importante e
inestimable obra de valor
científico y documental la aportaría el
médico francés Henri Dumont cuyo nombre se
castellanizaría como José Enrique Dumont. En sus
servicios
prestados a varios ingenios estudiaría a fondo no solo las
enfermedades más comunes dentro de los negros sino todo el
tejido cultural y social que giraba en torno a estas
patologías. El resultado se reflejaría en el
trabajo, aun sin editar, Antropología comparada de
los negros esclavos
la que inauguraría los
estudios antropológicos y biométricos en Cuba. Otro
de sus méritos estaría en la redacción de un cuestionario
médico en lengua
lucumí.

Las limitaciones de personal
médico ante los frecuentes casos de enfermedades o
accidentes
ocupacionales harían a los dueños de ingenios
recurrir hasta las mismas negradas para atender los enfermos, ya
sea como curanderos o practicantes de sus propias formas de
atención procedentes del África.

Las catalogaciones realizadas dentro de las enfermedades y
dolencias ocupacionales más comunes incluían los
lisiados, paralíticos, enfermos de disentería,
cólera,
linfangitis, elefantiasis, diarreas,
llagas, ganglios. Comunes serían las niguas ante las
desprotección de las extremidades inferiores por el
trabajo en las plantaciones o las bubas como complejo de
enfermedades epidérmicas que incluían las llagas,
protuberancias o granos inflamados. Por la lógica
doble condición productiva del esclavo, el dueño no
podría aceptar la progresiva perdida de un recurso que
constituía su fuente fundamental de ganancia por lo que
este factor que incluiría entre otros, las sucesivas
sublevaciones esclavas, el incremento del precio del esclavo, la
contradicción de este con el desarrollo capitalista que
presionaba con la introducción de nuevas tecnología
relacionadas a la producción azucarera, la
introducción creciente de la inmigración blanca y de chinos culies
comenzaría a cimentar el proceso de crisis de la
esclavitud por lo que para la década del; 40 se
instauraría el llamado buen tratamiento .
Este se desarrollaría principalmente para el
período 1845-1868. Una importante trasformación se
produciría en lo demográfico con las modificaciones
porcentuales en las tasas de población femenina e infantil
con el arribo de 7 hembras por cada 10 varones y la
introducción de niños bozales de entre 7 y 12
años.

El incremento de la población femenina por la
introducción de negras procedentes de los núcleos
urbanos como las que se dedicaban a la servidumbre domestica
impondría un cambio en las
costumbres de vida. No obstante, la condición del buen
tratamiento más que una actitud de
filantropía militante estaría compulsada por un
interés de prolongar la vida activa por reposición
que en realidad experimentaría un decrecimiento para 1860
en la que el envejecimiento seria privilegio de unos pocos. En
realidad al decir del propio Fraginals el buen tratamiento seria
la aceptación del un mal tratamiento.

En verdad el buen tratamiento seria el resultado de lo antes
expuesto, o sea la caducidad o el colapso de una forma de
producción que ya estaría siendo minada por la
introducción de relaciones capitalistas como las
propuestas de concederle algún salario al
esclavo o el derecho de un autosostenimiento mediante la
cría de animales o la
siembra de pequeños cultivos. Ello incluiría la
compra por parte de los dueños de algunas de estas
producciones lo que manifestaría la introducción de
relaciones monetarias mercantiles como expresión de los
inicios de formas capitalistas dentro la esclavitud en una
economía de subdesarrollo.

Ello incidirá en modificaciones comportamentales ante
esta relativa capacidad adquisitiva como las concurrencias a
tabernas, adquisición de bienes y
prácticas lúdicas a las que el negro daría
un matiz particular. Estas posibilidades obligarían hacia
la creación de una oferta interna
para evitar las escapadas de los negros con la
implementación de tiendas en los ingenios y la
acuñación de monedas particulares de uso interno lo
que visiblemente, introduciría un tipo de relaciones
incompatibles con el régimen de esclavitad minando sus
bases, con la conformación de nuevos intereses.

La decadencia o crisis de la sociedad esclavista no
eliminaría las relaciones de explotación pero
significaría la conformación de nuevas relaciones
que se traducirían en trasformaciones de tipo
demográficas, de tradiciones, costumbres, modos de
percepción de la cambiante realidad, lo que
prefiguraría la consolidación del negro dentro del
fenómeno de la cubanidad o el criollismo ante la
disyuntiva de su incorporación a la independencia
o el mantenimiento
de su condición deshumanizada, de ahí que el buen
tratamiento, más que la visible disolución de la
esclavitud seria la inserción del un sujeto cultural en el
proceso de formación y consolidación de la nacionalidad
cubana.

CONCLUSIONES

  • Los tres macizos culturales de donde provenían los
    esclavos africanos traídos a Cuba, estados sudaneses,
    reinos yorubas, y bacongos, mostraban un elevado desarrollo
    económico, político, social, y cultural, para
    el siglo XV, fecha en la que comienza la trata negrera hacia la
    Isla.
  • Los pueblos sudaneses conocieron el monoteísmo en
    sus variantes de islamismo, cristianismo y judaísmo
    antes de la llegada europea.
  • Las invasiones externas, las divisiones internas, las
    guerras intertribales, el fin de la trata, y las misiones
    religiosas europeas, provocaron la crisis y
    desintegración de los reinos africanos.
  • Los negros africanos fueron asimilados a la modalidad de la
    producción esclavista, no por su fortaleza
    física, sino por el nivel de desarrollo de las fuerzas
    productivas de los conglomerados sociales de los que
    provenían, donde ya existían relaciones
    esclavistas de producción.
  • Las circunstancias en que se dio la trata, principalmente
    la masculina, crearon las condiciones para la
    conformación de un estereotipo moral africano.
  • El politeísmo fue la principal expresión
    religiosa de las culturas africanas que incidieron en la
    transculturación, mostrándose en
    las variantes de culto a los antepasados, adoración a
    las fuerzas de la naturaleza,
    y veneración a los jefes.
  • Las limitaciones de personal médico ante los
    frecuentes casos de enfermedades o accidentes ocupacionales
    harían a los dueños de ingenios recurrir hasta
    las mismas negradas para atender los enfermos, ya sea como
    curanderos o practicantes de sus propias formas de
    atención procedentes del África.

 

 

 

Autor:

Lic. Alie Pérez Véliz

Lic. Silfredo Rodríguez
Bassó

Lic. Olga L. Crespo Hdez

Partes: 1, 2
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