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Del estilo a la cultura política de los jóvenes (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

Ante un entramado de relaciones tradicionales y
contemporáneas que determinan contradictorios procesos de
interlocución de la juventud con
su entorno cultural y político, limitando los procesos de
participación; por lo que los jóvenes integrantes
del CMJ de Medellín trabajan en la búsqueda de
espacios que permitan avanzar hacia estadios mas
democráticos y de diálogo,
permitiendo mejorar la calidad de la
misma, máxime si dicha organización no es reconocida totalmente
por los y las jóvenes de la ciudad, debido al
desconocimiento que se tiene de ella como institución y de
las propuestas que allí se tejen.

En este informe se
plantea en primera instancia el objeto de investigación contextualizado desde la
participación política de
éstos jóvenes, vistos como individuos sociales que
necesitan de los otros para tomar decisiones e instrumentalizar
el poder y
día tras día, bien sean como gestores, trasmisores,
opositores o simples receptores de ideas que afectan lo
colectivo; los jóvenes se ven inmersos en una red que pugna por el
poder para hacer que sus convicciones, posturas e intereses
trasciendan al campo real donde se pueden materializar. Para ello
es necesario abordar los conceptos Joven y Cultura
Política
Juvenil, claves para la
investigación influyendo en la comprensión de
lo que aquí se quiere establecer; asumiendo al joven desde
todas aquellas manifestaciones culturales que lo llevan a
expresar otras miradas de la vida, que lo acercan a otros
grupos donde
ellos se sienten identificados y aceptados en su medio
social.

En tercer lugar, se encuentra el diseño
metodológico de la investigación, de tipo
cualitativo, que permite dar a los sujetos un tratamiento
reivindicativo y primordial, respetándolos en sus
manifestaciones sin condicionamientos para fines investigativos.
Son ellos quienes van a explicar los hechos a través de
los significados y de la comprensión que tengan con
respecto a éstos.

Por último, se visualizan los resultados obtenidos a
través de la triangulación y análisis de la información en un contexto concreto que
permite descifrar la expresión de sus sentimientos,
pensamientos y comportamientos de cada joven, centrándose
en las interacciones sociales que establecen con el entorno.

JUSTIFICACIÓN

Los jóvenes se constituyen en los depositarios de las
esperanzas de una sociedad, pero
se hace necesario comprender los mecanismos que instauran los
adultos para otorgarles confianza, la forma cómo el Estado los
tiene en cuenta y los incentiva, y la manera cómo ellos
responden a tal responsabilidad desde su preparación, su
compromiso y el deseo de destacarse.

Reflexionar sobre las diferentes actitudes que
manifiestan los jóvenes consejeros del CMJ de
Medellín y su implicación en la
configuración de cultura política, evidencia el
interés
por las cuestiones político-culturales, relacionadas con
formas democráticas de construcción de lo social a partir de la
identificación de competencias,
imaginarios, acciones,
vínculos y reacciones, muestra como un
grupo
especifico de jóvenes construye el entramado cultural de
lo político; sin reducir la competencia
política ciudadana a criterios globales generalizables o
designados por las instituciones,
que lo que hacen es determinar un "deber ser político"; se
debe reconocer al sujeto que desarrolla acciones y actitudes que
a raíz de la disertación sobre lo público
genera y construye conocimiento y
piensa en la transformación para beneficio colectivo.

Este estudio de aproximación cualitativa se inscribe en
un momento histórico y contextual, el CMJ como escenario
consultivo de participación juvenil, aportando desde
diferentes interpretaciones, orientaciones teóricas y
herramientas
metodológicas útiles para comprender las
dinámicas de interacción grupal y de diálogo
entre las lógicas político-culturales de actores
colectivos, los procesos simbólicos de renovación
de los vínculos y las identidades políticas,
los juegos
comunicativos e informativos inherentes a los procesos de
construcción de la hegemonía, la
estructuración del poder en la vida cotidiana y las
redefiniciones históricas que en distintas coyunturas
acarrean transformaciones en las formas dominantes de ver y de
concebir cultura política.

El trabajo
investigativo realizado muestra la importancia que los
jóvenes tienen para una sociedad como la de
Medellín, que por la variedad y gravedad de los problemas que
afronta día tras día, va quedando sumida en un
letargo e inercia, que se está convirtiendo en el mayor
obstáculo a la hora de propiciar cambios que son
necesarios, pero que nadie respalda y que, por ende, pierden
operatividad.

Es pertinente reconocer la manera de actuar y las expresiones
subjetivas desde el sentir de cada uno de los jóvenes que
conformaron durante el período 2004-2007 y los que hoy
integran el CMJ en Medellín, ya que ello da pautas de la
significación que para ellos tiene la política y
por ende identificar que se debe dar o que se puede mejorar para
promover la participación entre los sectores
jóvenes de la población.

A la profesión de Trabajo Social
específicamente, esta investigación le brinda
conocimientos y herramientas, que se convierten en pautas de
dirección a la hora de buscar un
acercamiento a la Juventud de la Ciudad, de descifrar
cuáles son los códigos con los que ellos se
movilizan consciente e inconscientemente en el campo de la
acción,
y particularmente la forma como visualizan e incorporan la
cultura política en sus vidas, aspecto que se vuelve de
suma importancia para el trabajo
social cuando se trata de concienciar a dicho sector para que se
involucre en el ejercicio de participar y hacerse actor con el
fin de intervenir en la realidad social para transformarla.

OBJETIVO GENERAL

Evidenciar las actitudes que los jóvenes integrantes
del Consejo Municipal de Juventud de Medellín, tienen en
relación con el rol político que
desempeñan.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

  • Identificar cuáles son las percepciones e ideas que
    tienen los jóvenes del CMJ Medellín con
    relación al papel que cumplen como representantes de la
    juventud de la ciudad.
  • Evidenciar los sentimientos que despierta en los
    jóvenes del CMJ el desempeño de su cargo como asesores de
    Juventud.
  • Mostrar que comportamientos asumen los jóvenes del
    CMJ en el ejercicio cotidiano de sus funciones.

PLANTEAMIENTO DEL
PROBLEMA

La Constitución Política de 1991
contempla como deber de los ciudadanos "participar en la vida
política, cívica y comunitaria del país" por
medio del voto como "mecanismo de participación", en el
caso de las consultas populares, sin embargo, se refleja una
escasa o nula participación de los ciudadanos en la
política y un desencantamiento del individuo
frente a lo público, frente a lo colectivo en lo
concerniente a la toma de
decisiones que a todos afecta.

Esta es una situación que se da en muchos
países, tanto desarrollados como subdesarrollados, pero
con efectos más agravantes en estos últimos, dadas
las condiciones económicas y sociales que marginalizan y
excluyen a las personas de las posibilidades que como seres
humanos deberían tener para vivir dignamente.

A pesar de que la
República de Colombia por
constitución se reconoce como un Estado Social
de Derecho, existe un desencantamiento hacia la
participación, producto de la
forma como tradicionalmente se ha hecho política,
institucionalizándola como un juego por el
poder en donde las mejores armas para vencer
son la corrupción, la manipulación y el
engaño, que dan como victorioso a un soberano elegido para
representar los intereses de una población, y que una vez
se ha posesionado como amo y señor, desconoce las
necesidades de quienes lo eligieron y se dedica a gobernar para
sí mismo y para los grupos económicos que lo
apoyaron.

Pero "la apatía no sólo proviene de la
visión tergiversada y reductora de confundir
política (escenario donde se configuran las relaciones de
poder) con lo político (carácter inherente de la forma como los
grupos humanos toman decisiones colectivas)", sino que
también proviene de condiciones sociales y
económicas que se han instaurado por medio de corrientes
ideológicas como el neoliberalismo, que restan fuerza a lo
colectivo con el ánimo de fortalecer lo particular, que
ofrecen un sentido de inmediatez tan arraigado que el futuro
sencillamente no importa, que dan un predominio tal a la cultura
de la imagen que lo que
no se muestra no se vende, y que definen el poder como un
artículo más que responde al juego de oferta y demanda.
Desde este contexto, la participación pierde importancia,
lo colectivo no interesa frente al afán de sobrevivir
individualmente en la competencia imperfecta [todos en
desigualdad de condiciones] impuesta por el mercado.

Por otra parte, con el neoliberalismo el Estado de
Bienestar- "Forma de organización que crearon los
países industrializados después de la Segunda Guerra
Mundial, estableciendo un conjunto de instituciones y
regulaciones para la protección de aquellos sectores de la
población que quedaban excluidos en razón de la
competencia propia del mercado, garantizando con ello la
protección de la comunidad como
una totalidad y el aseguramiento de las condiciones necesarias
para que se desempeñara de manera óptima la
economía moderna capitalista", tiende a
desaparecer con el desmonte gradual de su intervención en
la economía para que el mercado se regule por sí
mismo, dejando de lado su función
redistributiva que garantizaba, por lo menos, la existencia de
unas condiciones mínimas de bienestar para los más
pobres. Así las cosas, el Estado continúa
acaparando recursos por
medio de los impuestos y con
pequeñas intervenciones que solventan a las clases y
sectores desprotegidos de la sociedad, y olvida su función
de agente regulador que busca que el bien colectivo prime sobre
el individual.

"En la economía
mundial, los procesos de transformación
económica, espacial y social contemporáneo
establecen una estructura de
funcionamiento diferente, que implica redefiniciones no menos
significativas en las formas de operación y en los
escenarios locales, regionales, nacionales e internacionales,
hasta llegar a la esfera mundial. El reordenamiento propicia
nuevas articulaciones
que traen consigo procesos favorables, potencialidades, pero a su
vez son fuente de efectos negativos en diferentes direcciones y
en particular en economías y ciudades débiles que
no logran situarse en un lugar privilegiado del sistema global".
Es por esto que el Estado abandona entonces su función
paternalista de resolver los problemas de los ciudadanos,
argumentando que no puede sostener más los costos sociales,
ya que con ello lo que está generando son individuos
incapaces de asumir las riendas de su propio destino. En
conclusión el Neoliberalismo y la
globalización afirman la necesidad de que la lógica
y la dinámica de las instituciones del mercado
penetren y determinen todos los ámbitos de la vida social,
y además se conviertan en el eje determinante de la
organización social: al anular la esfera social se
provoca una desmotivación y apatía frente a lo
político.

Aquí aparece otro componente que ha tenido mucho
peso en la actitud
apática del ciudadano actual frente a la toma de
decisiones en el campo de lo colectivo: la educación. El
sistema
educativo tradicional prepara a los individuos para ser
simples receptores de información, puesto que en el
proceso de
aprendizaje,
el maestro es quien tenía el
conocimiento y la verdad dejando a un lado la
participación como construcción colectiva. En la
actualidad, "se resalta la evolución del papel tanto de la educación como de la
sociedad en relación con los procesos de
incorporación social de las nuevas generaciones en los
códigos culturales, que permiten que niños y
jóvenes adquieran las herramientas necesarias para ser
parte activa y productiva de sus comunidades". Así, en
Colombia, la educación se convierte en una prioridad, no
sólo por su papel en el desarrollo,
sino como forma de consolidar el sistema democrático al
promover una amplia participación de la ciudadanía y "considerando al joven como
potencialidad que se promueve y no como problema o riesgo que se
corrige".

Aunque de hecho se haya reconocido la responsabilidad de
la educación en la promoción de valores
ciudadanos que desarrollen la participación, y muchas
instituciones hayan incorporado el elemento democrático
como parte integrante de sus currículos, todavía
existe mucha distancia frente a lo que sería una democracia
participativa real que trascienda la representación; justo
allí donde se hace necesario el fortalecimiento de las
capacidades argumentativas expresadas a través del habla y
la escritura,
para dar a conocer las propias ideas y estar en condición
de defenderlas, respetando la opinión del otro, con las
posibilidades de disentir frente a lo que no se
comparta.

"Para incluir a los jóvenes en la
adopción
de decisiones también es preciso reconocer los cambios
ocurridos en las modalidades y estructuras de
los movimientos juveniles. En muchos países, los partidos
políticos tienen dificultades para atraer a miembros
jóvenes. En las campañas para alentar a los
jóvenes a votar se procura invertir la tendencia a un
menor interés de los jóvenes en la política.
La apatía respecto de la política y la falta de
interés en participar en organizaciones
tradicionales parece caracterizar a las generaciones
jóvenes de muchos países. Para muchos
jóvenes, el mundo de la política dista mucho de su
realidad cotidiana, de la escuela, el
esparcimiento y la necesidad de encontrar trabajo. Muchos no ven
una relación entre esas realidades y el efecto que la
política tiene en su vida diaria. Así mismo, muy
pocos políticos pueden decir que representan a su grupo de
edad en grupos democráticamente elegidos. Pese a que la
participación en asociaciones oficiales basadas en la
afiliación se considera un mecanismo fundamental para una
auténtica inclusión social, hay una diferencia
marcada entre los países con una sólida
tradición de organizaciones integradas por jóvenes
y los que no tienen estructuras de esa
índole".

La baja participación en elecciones y la baja
afiliación a partidos políticos no deben
interpretarse en el sentido de que los jóvenes no
estén interesados en el futuro político de sus
sociedades,
ejemplo de ello es que los jóvenes en América
Latina participan en movimientos sociales y están
sujetos a nuevas formas de asociatividad y de acción
política interpretando las nuevas aspiraciones de
diversidad y autonomía que expresan estos movimientos
ciudadanos.

Los movimientos juveniles permiten gestar una
ciudadanía plural, que pone de relieve
los valores
comunitarios, el sentido de responsabilidad pública, la
mutualidad y reciprocidad en las relaciones
humanas, la justicia
ecológica y de género, la
lucha contra las discriminaciones y la valoración de la
multiculturalidad e interculturalidad.

"Estos nuevos movimientos ciudadanos
replantean la política desde la práctica de actores
sociales locales, que pugnan por el mejoramiento de su calidad de
vida y se involucran en polémicas y disputas con
actores gubernamentales que poseen instituciones y mecanismos
mucho más poderosos. Sin embargo, es evidente que la
política convencional ha disminuido su credibilidad y es
inhábil para detener a este "re-encantamiento" de la
política ciudadana, que está siendo fuente de un
nuevo imaginario social y educativo, que moviliza a los
jóvenes, a las mujeres, a los movimientos
indígenas, a las asociaciones de consumidores, a los
ambientalistas y a los grupos de defensa de los derechos
humanos."

La juventud tiene que lidiar entonces con el doble
vínculo que significa, por un lado, ser individualista
[modelo
neoliberal] y, por el otro, asimilarse al grupo [movimiento
social]; aparece entonces el problema con el cual los
jóvenes se deben enfrentar, de cómo cumplir las
demandas de un compromiso individual por parte de las
organizaciones de masas (partidos políticos, sindicatos,
ciudades y comunas) con las exigencias de participación
directa y auto-organización.

"En ésta lógica también se promueve
procesos de exclusión
social, las oportunidades ofrecidas (poder de consumo,
satisfacción de las necesidades, acceso a los servicios
sociales, etc.) por el modelo económico no pueden ser
satisfechas por las vías de distribución de las riquezas y hacerse
extensivas a toda la sociedad. Por esto, surgen jóvenes
que se encuentran marginados de las oportunidades del sistema
(educación, salud, etc.). Esto produce
un sentimiento de desencanto con lo político y, por lo
tanto, de la participación política convencional
expresada en el voto. Los jóvenes ciudadanos expresan su
derecho de "no-opinión", a la vez que expresan su poca
confianza en el sistema
político como medio para lograr sus metas".

"La falta de "incentivos
colectivos" (causa común, proyecto
colectivo), produce que los jóvenes se incorporen con
éxito
al mercado, en búsqueda de la "autorrealización",
de la consecución del proyecto personal. Es en
el mercado donde los jóvenes (incluidos) encuentran
satisfacción más rápida a sus necesidades,
pues siendo éstas fugaces, deben ser satisfechas con
celeridad."

En este sentido, se puede decir que existen muchos
factores que inciden en la participación, pero hay un
elemento que cobra especial importancia pues, aunque muchas veces
no se hace consciente, principalmente por el desconocimiento que
se tiene, es el que marca la pauta a
la hora de explicar las actitudes políticas dicho
componente es: la Cultura Política.

La Cultura Política se ha convertido en el
referente frente al cual el individuo se ve como sujeto u objeto
en el escenario de las relaciones de poder que se van
estableciendo cotidianamente, sin necesidad de conformar un grupo
político o apoyar formalmente una candidatura, por tanto
la Cultura Política puede ser definida como: "El conjunto
de conocimientos, sentimientos, representaciones, imaginarios,
valores, costumbres, actitudes y comportamientos de determinados
grupos
sociales, partidos o movimientos políticos dominantes
o subalternos, con relación al funcionamiento de la
acción política en la sociedad, a la actividad de
las colectividades históricas, a las fuerzas de
oposición, a la relación con el antagonista
político, etc."

El ser humano, así como es un individuo social
también lo es político, necesita de los otros para
tomar decisiones e instrumentalizar el poder y día tras
día, bien sea como gestor, trasmisor, opositor o simple
receptor de ideas que afectan lo colectivo, se ve inmerso en una
red que pugna por
el poder para hacer que sus convicciones, posturas e intereses
trasciendan al campo real donde se pueden
materializar.

La Cultura Política es difícil de
reconocer en la vida común y corriente, porque se le
vincula con sistemas
democráticos que promueven la participación,
entonces, cuando éstos no se dan, como sucede en nuestra
realidad, se dice que no existe y que ella es precisamente lo que
le hace falta a la sociedad para que se puedan gestar los cambios
que requiere.

"No existe una cultura política única,
existen culturas políticas", y en tal sentido hay que
reconocer la diversidad para el estudio de dicho fenómeno.
Se debe partir del hecho de que el desconocimiento, la
confusión o la reducción de la noción de
Cultura Política, es un obstáculo grande a la hora
de explicar acertadamente fenómenos políticos como
el de la participación. No cabe duda que la
participación es un derecho fundamental que debe ser
reconocido como proceso, como resultado y como estrategia que
facilite el cumplimiento de los demás derechos, pero la falta de
oportunidad para tener acceso a dicha participación,
así como la falta de motivación reflejada en los inocuos
resultados del acontecer político, obstaculizan la
participación activa de los jóvenes en un
país que precisa de sus valiosos aportes y de su gran
imaginación.

Al respecto, Leslie Serna, autora mexicana del texto Globalización y Participación
Juvenil, expresa que "existen cuatro nuevas
características de la participación juvenil actual,
lo cual referencia el nuevo paradigma de
la participación: La novedad en las causas de
movilización, pues hoy muchos jóvenes están
preocupados por otras circunstancias del mundo, la defensa y la
protección del medio
ambiente, los derechos sexuales y reproductivos, los derechos
humanos, el pacifismo, entre otros asuntos globales que se
vivencia en lo particular". La priorización de la
acción inmediata, los y las jóvenes quieren cambios
y transformaciones aquí y ahora. Además existe un
pensamiento
más global, frente a procesos más generales del
mundo, pero se actúa en su entorno inmediato, frente a
interlocutores inmediatos, y en búsqueda de
reacción y transformación inmediata.

"En la organización y movimiento, existe una
reivindicación de la participación individual, pues
el sujeto ya no quiere solo ser parte de un gran movimiento o
proceso que lo invisibilice como sujeto, sino una
interacción con otros, por ende la participación
hoy se expresa en pequeños colectivos. Finalmente el
énfasis de horizontalidad en los procesos de
organización, los y las jóvenes les interesa
constituir nuevas formas estructurales de organización y
la discusión sobre la representación vertical
está siendo relegada por nuevas formas de tejer redes y vínculos de
formas más horizontales."

Estas atraviesan la formación de los y las
jóvenes y constituyen las posibilidades, opciones y
problemáticas diferenciadas en las formas como se agrupan,
participan y reconocen las juventudes; visibilizar tales
condiciones y particularidades, permitirá el
reconocimiento de la juventud como sujetos de derechos y actores
potenciales del desarrollo, del cambio social
y generacional.

"Desde la década de 1990, se inicia
nuevos procesos de orden mundial, que visibilizan la importancia
de generar marcos jurídicos y políticos que
reconozcan el potencial juvenil y viabilicen la garantía
del ejercicio del derecho a la participación social y
política de ésta población, como actor
estratégico en los procesos del desarrollo del
país."

La falta de participación de los jóvenes
en la política es una circunstancia muy preocupante,
máxime si ello se presenta en un país
democrático donde quien elige a sus gobernantes de manera
directa es el pueblo, lo que quiere decir que los ciudadanos que
están eligiendo actualmente no son los que van a estar
más tarde y, en ese orden de ideas, cuando los
jóvenes de hoy ya sean personas adultas, cabe preguntarse
cómo se evidenciará el proceso de elección
popular, si los jóvenes ya convertidos en adultos carecen
de conciencia
democrática, qué va hacer entonces la clase
política con unos potenciales electores que no creen en la
política ni en sus gobernantes.

Aunque se ve como un gran potencial el tejido social
juvenil que viene fortaleciéndose a partir de los procesos
de movilización ciudadana gestados, persiste aún
una baja visibilización de las prácticas y procesos
que la población juvenil aporta al desarrollo y
mejoramiento de las relaciones de convivencia. Las acciones,
esfuerzos e iniciativas juveniles siguen buscando espacios para
superar su condición de exclusión. "Existen muchas
y muy variadas organizaciones juveniles, pero carecen de
mecanismos fuertes y continuos de coordinación e interlocución con las
diferentes instancias estatales e institucionales de orden
municipal, subregional y departamental. Muchas de las expresiones
de participación juvenil en Antioquia, surgen como un
mecanismo de protección frente a la dinámica de
reclutamiento
de los grupos armados, como iniciativas de encuentro y
reconocimiento con sus grupos de pares, o como formas
legítimas que neutralizan la presión y
cooptación de algunos grupos y movimientos
políticos que tienen prácticas utilitarias,
especialmente en periodos y coyunturas electorales".

Por lo anterior, se precisa que uno de los
obstáculos por los que no hay participación juvenil
es el operar de los partidos políticos y de los candidatos
a diversos cargos de elección popular los que generan
distanciamiento de dicha población con la
política.

"Jóvenes y política
parecen ser dos temas que se repelen entre sí, sin
embargo, una nueva política en Colombia parece imposible
sin los jóvenes. Ellos insisten en no ser el futuro sino
el presente. No son la semilla sino el fruto de la historia y por eso la
apatía y el desinterés frente a la política.
La reflexión sobre el papel social de lo político
de los jóvenes es precaria, al menos como
preocupación compartida entre los jóvenes
organizados y en general en las fuerzas políticas del
momento. La ausencia de cultura política, incluso al
interior de organizaciones políticas que son intolerantes
y no tienen cultura de la participación, la
desinformación y en muchos casos el nivel académico
e intelectual de los jóvenes influye decisivamente en la
formación de su criterio político, para ser
selectivos y analíticos sobre la pluralidad de las ideas
que se manifiestan en un país. La educación actual
en su dinámica se ha asumido aislada de un contexto social
y por ende no brinda los elementos conceptuales, prácticos
y técnicos con los cuales el joven pueda actuar sobre su
medio para mostrarse en la perspectiva de ser un sujeto activo y
socialmente reconocido".

Dicha educación exige plantear algunas
características de nuestra modernidad
educativa donde se refleja la diversidad cultural y por ende se
puede hablar de construcción de ciudadanía en el
ámbito educacional. Ciudadanía en este caso
significa reconstrucción de las posibilidades de
participación de los jóvenes en el proceso de hacer
educación para la democracia; significa la posibilidad de
pensar tanto lo público de la educación como la
propia escuela
pública desde los distintos sectores ciudadanos,
incluyendo los populares; la creación de proyectos
educativos que sean procesados de manera explícita
valorando la ciudadanía de los jóvenes, sus
culturas, su pluralidad y sus desplazamientos
éticos.

Lo anterior, se puede visualizar en las propuestas que
se desarrollan desde el Estado como estrategia para fortalecer
las carencias que desde lo educativo se pueden encontrar, al
igual que las relaciones entre los entes públicos con la
ciudadanía para promover el desarrollo local y regional.
Un ejemplo claro de esto, se encuentra:

En el Plan
Estratégico para Antioquia "Planea 2002-2020", en su
línea estratégica: Reconstruir el Tejido Social,
plantea el fortalecimiento de la red de instituciones
públicas y privadas así como su relación con
la ciudadanía, el fortalecimiento de la información
y comunicación social como medio para
promover el desarrollo local y regional, estrategias de
pedagogía social que vinculen al sistema
educativo, los medios de
comunicación, las empresas y las
organizaciones gremiales y ciudadanas, orientadas a la
formación cívica y a la construcción de una
ética
civil, promoción y estímulo a la participación ciudadana, así como
las iniciativas de cooperación público- privadas. A
pesar de que esta estrategia se plantea para ser puesta en
marcha, la "baja formación sociopolítica juvenil,
la desconfianza que se cierne sobre las prácticas
políticas tradicionales y la deslegitimación de la
institucionalidad así como la baja significación
política que se imprime desde la escuela, la familia, el
grupo de pares, los medios de
comunicación, la iglesia, a los
actos de transformación juvenil, dificultan la
politización consciente de las prácticas juveniles;
a ello se suma, que los procesos de formación gestados
invisibilizan la potencialidad de la cultura y el arte como
vehículos de la transformación social y el
reconocimiento contextualizado de los mundos juveniles,
así como la historia de la acción política
juvenil gestada en el desarrollo del
Departamento".

La relación de los jóvenes con la
política puede ser entendida como una enorme crisis de la
política de las sociedades contemporáneas, por lo
que la no participación de los jóvenes en los
partidos y las actividades electorales es muestra clara del
rechazo de la juventud al modo como se está estructurando
lo político. "La falta de una "educación
cívica formal", que toque temas de la política
contingente y dé espacios dónde hablar de
política, nos muestra una sociedad despolitizada, pero que
manifiesta a su vez un interés en recuperar dichos
espacios, en función de una mejora real de la
situación social. La tensión se encuentra en que
las repercusiones que tiene el modelo neoliberal sobre la
sociedad capitalista y sus individuos, se expresa en un constante
vacío de los contenidos liberadores de este sentir que
subyace a la acción de los individuos. Si bien, los
jóvenes plantean ansias de cambios, las "reglas del
juego", las leyes del
mercado, la inmersión en el "sistema" no dan cabida al
"individuo ideológico", sino que al "sujeto inmediatista"
lo mantienen a raya de toda aspiración de transformaciones
sociales de base. Así, la idea de que los jóvenes
no plantean un "proyecto de país" se enmarca en la
dinámica que establece el neoliberalismo
hegemónico, sin oportunidades fácticas de
participación en la toma de decisiones
sociales".

Según el informe presentado en la
ejecución del proyecto "Consolidación de procesos
de participación en el Departamento de Antioquia" se
evidencia que del "92% de las organizaciones sociales activas,
muestran una amplia participación de la ciudadanía
en todos los ámbitos, especialmente en lo social,
representadas en su mayoría en los comités de
desastres y en el área de salud. Se resalta también
la alta vinculación de los y las jóvenes en los
espacios de desarrollo, principalmente a través de las
organizaciones de mujeres, organizaciones por la infancia,
grupos juveniles, organizaciones de comunidades negras, grupos de
scout y organizaciones cívicas", lo cual ha motivado a la
juventud hacia otras prácticas de vivir y asumir lo
político, en relación con las formas de habitar el
territorio, la expresión artística y las
agremiaciones (diferente a lo comunitario popular y lo
público institucional) que construyen en torno a intereses
y situaciones que los afectan.

A pesar de las cifras antes mencionadas, en la
actualidad se puede evidenciar que la apatía juvenil a
participar aún persiste, obedeciendo a una serie de
imaginarios y subjetividades producidos por la cultura, la
educación y la misma sociedad, que se ven reflejados en la
indiferencia a la hora de consultas populares. Dicha crisis
además, ha estado relacionada con procesos que se han
gestado de manera paulatina, pero que han modificado el horizonte
cultural de las sociedades que pasaron de tener como eje
transversal lo colectivo remplazándolo por lo particular.
Lo anterior es inherente a los jóvenes de la ciudad de
Medellín, reflejado en el Consejo Municipal de Juventud de
Medellín, puesto que "los estudios que se han hecho sobre
el CMJ, describen su operatividad, las fallas y aciertos que han
tenido, pero no revelan los códigos que subyacen tras la
actitud política de dichos jóvenes y que son
necesarios para comprender su escasa participación, falta
de compromiso y carencia de representatividad".

El problema radica en que dicho organismo ha desconocido
a los jóvenes de la ciudad, pues no se ha vinculado con
las organizaciones juveniles que son las depositarias y
trasmisoras de lo que ellos piensan y proponen frente a la
realidad, y desde este punto de vista carecen de legitimidad y
poder de representación, lo que les ha restado
credibilidad y les ha hecho merecedores de fuertes
críticas por parte de algunas ONG"s y
algunos sectores políticos que se han hecho veedores del
proceso. Por tal motivo lo que se quiere indagar en este trabajo
es ¿Cuáles son las actitudes que los jóvenes
que conforman el CMJ de Medellín tienen con
relación al rol político que
desempeñan?

REFERENTE
CONCEPTUAL

Con el fin de contextualizar la pregunta objeto de
investigación se hace necesario abordar dos conceptos
claves que influyen en la comprensión de lo que
aquí se quiere establecer. Estos dos conceptos son Joven y
Cultura Política Juvenil.

Conceptualizar la palabra joven implica aclarar y
diferenciar lo que se entiende por joven, juventud y juvenil,
pues estos términos se suelen emplear indistintamente para
hablar de jóvenes y se cae en imprecisiones que
distorsionan la especificidad de cada uno de ellos.

Se asume al joven desde todas aquellas manifestaciones
culturales que lo llevan a expresar otras miradas de la vida, que
lo acercan a otros grupos donde ellos se sienten identificados y
aceptados en su medio social. Desde este contexto la
definición joven se libera entonces de la edad (desde lo
biológico lo han enmarcado en una edad cronológica
entre los 14 y los 26 años para el caso colombiano) y se
le asocia "con lo moderno, lo fresco, lo espontáneo, y lo
informal"

Juvenil se refiere a todo lo que exprese las conductas y
comportamientos desde una perspectiva de lo joven y que
está asociado a una forma de ser, estar y expresarse en el
mundo: estilos de vida, moda, tatuajes,
grupos musicales, jerga "…lo juvenil se puede adquirir, da
lugar a actividades de reciclaje del
cuerpo y de imitación cultural, se ofrece como servicio en el
mercado"

El concepto de
juventud en Colombia a partir de la Ley Nº 375
del 4 de julio de 1997, articulo 4 define a la juventud como "el
cuerpo social dotado de una considerable influencia en el
presente y en el futuro de la sociedad, que pueda asumir
responsabilidades y funciones en el progreso de la comunidad
colombiana" Esto desde la perspectiva de una Política de
Juventud que busca que los jóvenes configuren una nueva
clase política, capaz de gestar los cambios que la
sociedad requiere, es decir, desde la visión adulta y
normativa de las políticas estatales le están
definiendo a los jóvenes del país cuál debe
ser su papel dentro de la sociedad. Aquí están
desconociendo que si bien al joven le gusta ser protagonista y
actor, no es en la esfera pública donde él desea
destacarse, pues como lo plantea Lipovetsky: "Narciso se ha
convertido en el símbolo de nuestro tiempo, ya que
la actitud narcisista se aprecia como tendencia en la
población general y se caracteriza por el deseo de ser
singular, con sensación de grandiosidad, necesidad de
admiración frecuentemente expresada en el deseo de
aparecer en los récord, y escasa capacidad de ser
empático con los demás". Esta actitud tal vez pueda
ser la razón para que el joven se haya alejado del
escenario público, en el cual se manifiesta lo
político y se haya refugiado en el ámbito privado
donde sólo lo convoca lo que le da placer a nivel
individual, perdiendo el sentimiento de pertenencia y apego con
la realidad social.

Desde una mirada cultural la condición de
juventud indica, en la sociedad actual, "…una manera
particular de estar en la vida: potencialidades, aspiraciones,
requisitos, modalidades éticas y estéticas,
lenguajes. La juventud, como etapa de la vida… comienza a
ser identificada como capa social que goza de ciertos
privilegios, como período de permisividad que media entre
la madurez biológica y la madurez social."

Para el caso particular que nos convoca, los
jóvenes del CMJ de Medellín, se sienten parte de
esa juventud que define la Ley de Juventud Nacional y a su vez,
para ellos ser joven no está restringido por la edad
biológica que define dicha etapa de la vida, sino que
joven es una forma de asumir la vida con el deseo de estar
siempre vigentes.

Esta caracterización es que los jóvenes se
distinguen por su heterogeneidad, y no existe una única
manera de abordarlos hay que tener presente su diversidad en
relación a los campos económico, político,
social y cultural en que se desenvuelven sus vidas, aunque
existan ciertas tendencias que le son comunes a la gran
mayoría: el ansia de figurar, la capacidad de interactuar
con las nuevas
tecnologías de una manera natural, ser el sector
poblacional más afectado por las políticas de
flexibilización laboral que ha
instaurado el Neoliberalismo, como lo plantea Francisco
Cortés Rodas en el ensayo
"Neoliberalismo, globalización y pobreza".

Para tratar particularmente el componente
político en la vida de los jóvenes, es necesario
apoyarse en los planteamientos de una de las autoras con
más trayectoria en el tema de jóvenes, la mexicana
Rossana Reguillo. Ella afirma que desde la década de los
80´s, los jóvenes manifiestan una tendencia a no
vincularse con las organizaciones tradicionales (partidos,
sindicatos, grupos de iglesia, clubes deportivos) porque no les
convoca las formas de poder que allí se establecen, ya que
lo que ellos buscan es, ante todo, alejar esa tendencia
autoritaria de los adultos y tener autogestión, que la
responsabilidad recaiga en ellos mismos y que no tengan que
acudir a la intermediación o dirección de adultos o
instituciones formales. Políticamente, según la
autora, los jóvenes pueden no tener muy claro lo que
quieren, pero si tienen certeza de lo que no quieren y hacen
evidente con sus comportamientos y actitudes la crisis de la
sociedad actual, permeada por una cultura globalizada. Ellos
construyen la política desde su "emotividad, la
experiencia de un tiempo circular, el privilegio de los
significantes por sobre los significados, por las
prácticas arraigadas en el ámbito local"

Los jóvenes han entrado a resignificar lo
político, y esa actitud de apatía y ausencia del
sistema político tradicional (partidos políticos,
Estado, gobierno), no
quiere decir que se hayan despolitizado en su vida cotidiana,
pues hay que entender que la política se manifiesta en el
proceso de relación de unos seres con otros, mediada por
el poder y la voluntad de expresarlo como medio para defender y
hacer prevalecer la autonomía personal sobre la colectiva.
Como están asumiendo los jóvenes lo político
es clave, ya que ellos conforman una de las tantas culturas
políticas que existen, culturas políticas que
varían por las tradiciones que las soportan y por los
actores que hacen parte de ellas.

Antes de mencionar lo que para efectos de esta
investigación se entenderá por cultura
política juvenil, es necesario mencionar las dos
perspectivas que han abordado la cultura política desde
sus inicios hasta nuestros días, y como se integró
en nuestro país y particularmente a la vida de los
jóvenes.

Existen dos perspectivas globales para estudiar la
cultura política: una más de análisis
político, de restricción del concepto a su
plano más estrictamente político (en rigor,
psicológico y político) y otra más
antropológica que se resiste a la reducción de la
cultura a sus planos y datos más
psicológicos y cuantificables, defendiendo un uso
más abierto, menos restrictivo temáticamente y
más cualitativo en términos del estudio y abordaje
de la cultura política utilizada (lo que no implica
necesariamente un rechazo al uso de métodos
cuantitativos).

Una de las tradiciones más difundidas en el
estudio de la cultura política es la de la cultura
cívica desarrollada en la investigación
politológica norteamericana desde los trabajos de
Almondor, Binghan Powel y Lucian Pye. Esta tradición de
estudio de la cultura política se gesta en los marcos de
la teoría
estructural – funcionalista de la modernización y de la
transición de las sociedades tradicionales a sociedades
modernas. Desde esta escuela, la cultura política es
definida como el patrón de actitudes individuales y de
orientación con respecto a la política para los
miembros de un sistema político. Es el aspecto subjetivo
que subyace en la acción política y le otorga
significados.

Tales orientaciones individuales incluyen diversos
componentes:

  1. Orientaciones cognitivas, conocimiento preciso -o no-
    de los objetos políticos y las creencias.
  2. Orientaciones afectivas, sentimientos de apego,
    compromisos, rechazos y otros similares, respecto de los
    objetos políticos.
  3. Orientaciones evaluativas, juicios y opiniones sobre
    los aspectos políticos que, por lo general, suponen la
    aplicación de determinados criterios de evaluación a los objetos y
    acontecimientos políticos.

Metodológicamente esta tradición que
investiga la cultura política intenta construir un
concepto operacionalizable, que pueda dar cuenta del
fenómeno en distintas sociedades y que pueda dar lugar a
trabajos de análisis de cultura política comparada
en distintos escenarios nacionales. El método
privilegiado de análisis consiste en las encuestas y
las escalas de actitud, con las cuales se intenta medir y
cuantificar el desarrollo o subdesarrollo
de la cultura política.

La antropología social hace una
aproximación sugestiva al concepto de cultura
política ha sido propuesta por los antropólogos
sociales Francisco Cruces y Ángel Díaz de Rada.
Ellos cuestionan la teoría de la cultura cívica por
el sentido universalista, occidentalista e institucionalista de
la cultura política. A partir de una sensibilidad
antropológica muy atenta a las articulaciones entre
política y vida cotidiana, y desde un interés por
los escenarios locales de la política, han mostrado como
los sentidos
acerca de la política, construidos desde los espacios
locales, no siempre van en la misma dirección de las
concepciones formales, institucionales, nacionalistas y
universalistas que presiden frecuentemente la formulación
y aplicación de las políticas públicas de
modernización, participación e integración política. La existencia
de sentidos prácticos, inmediatos, de la
organización de la convivencia que resultan básicos
en la definición de un nosotros colectivo, sugiere que las
soluciones
locales al problema de identidad y al
de la participación constituyen formas genuinas de cultura
política.

Otra aproximación interesante a la cultura
política desde la antropología social, la
constituyen los trabajos sobre redes sociales y la manera como
éstas se articulan con la cultura, constituyendo
simultáneamente un tejido de relaciones de poder. A partir
de las investigaciones
realizadas por Larissa, Adler Lomnitz se llegó al concepto
de Cultura Política entendida como la gramática de las relaciones de
dominación / subordinación / cooperación, es
decir, la gramática del control social,
del poder y su forma de expresarse; también define la
cultura política sobre la base de:

  1. La estructura de las redes sociales que tienen
    relación con el poder y depende de la dirección
    en la que se dan los intercambios: redes horizontales y redes
    verticales, de lo que se intercambia y de la
    articulación que se da entre las redes.
  2. La del sistema simbólico que refuerza y
    legitima esa estructura de redes e incluye manifestaciones
    tales como el discurso,
    los rituales políticos, el
    lenguaje, la arquitectura,
    los mitos de
    la cosmología política, los emblemas, el uso de
    tiempos y espacios, entre otros elementos que, a menudo, son
    constitutivos de la ideología nacionalista. "La cultura
    política así entendida sería un elemento
    central de lo que constituye la identidad
    nacional".

Se visualiza que la cultura política no ha tenido
un desarrollo lineal, sino que ha evolucionado paralela a los
cambios que ha sufrido la sociedad y que exigen nuevas teorías
que los incorporen, que sean capaz de dar cuenta de las nuevas
realidades a las que se enfrentan. La cultura política se
reconfigura constantemente y contrario a lo que busca el
Neoliberalismo de vincularla estrechamente con sistemas de
participación democrática donde prime la
posición de una mayoría sobre una minoría,
se ve como ésta en relación al sistema
político se ha centrado en la cultura de la imagen para
fines electorales y ya en la cotidianidad se ha trasladado del
espacio público al privado, por lo cual muchas veces
erróneamente se afirma que la crisis de la política
ha llevado a que no exista una cultura en torno a ella y que ello
es lo que le hace falta a la sociedad para transformarse,
desconociendo que en esa crisis si hay una cultura
política, que no es la que el sistema espera, pero que en
dicha medida la obliga a repensarse para que reaparezcan los
espacios en que pueda emerger el ciudadano que para Hannah Arendt
"es el sujeto que despliega prácticas y emite discursos en
la esfera pública"

La cultura política al igual que lo que ocurre
con la cultura es una construcción social que se incorpora
de manera natural en la cotidianidad de los sujetos, pero tras
ella subyace la imposición de la visión de una
mayoría sobre una minoría, ya que nunca va a haber
consensos ciento por ciento absolutos, en los que todos
estén de acuerdo o con los que todos se
identifiquen.

"La cultura política colombiana se ha movido en
torno a tres grandes rasgos centrales: el autoritarismo, el
clientelismo y el caudillismo, que
se han convertido en los pilares de las conductas
políticas de la mayoría de los
colombianos".

El autoritarismo como característica secular del
régimen político colombiano ha asumido diversas
formas: la represión directa del movimiento popular y de
las expresiones sociales y políticas por fuera y, en
ocasiones en contra del establecimiento, el diseño y la
implantación de políticas públicas que no
consultan los intereses de los diversos sectores de la
población, sino la voluntad y el capricho de los grupos de
poder económico y político; en fin, la
concentración de decisiones en el Ejecutivo y más
precisamente, en el Presidente de la República, reservando
un lugar secundario a las restantes ramas del poder
público y restando incidencia a otros actores del aparato
estatal (alcaldes y gobernadores).

El talante autoritario no es sólo de los
gobernantes y de quienes ejercen el poder político desde
el aparato estatal, sino también de la población,
que lo ha interiorizado hasta convertirlo en norma de
vida.

El clientelismo ha sido probablemente la impronta
más visible del sistema político colombiano, ha
logrado implantarse en la mente y en las conductas de los
gobernantes y del pueblo colombiano, especialmente en los
sectores más pobres de la población, gracias a
algunos de sus rasgos más importantes: en primer lugar, su
capacidad de incorporación de sectores excluidos al
sistema político. Se trata de una incorporación
parcial por la vía de las prebendas y no tanto del acceso
a la órbita de las decisiones públicas.

El clientelismo permite obtener a sus beneficiarios
bienes y
servicios
públicos y privados, a condición de que
permanezcan en una situación de subordinación con
respecto al intermediario político. Otro aspecto, es que
el clientelismo ha sido eficaz desde el punto de vista de la
solución, generalmente parcial, a problemas sentidos por
los sectores más necesitados de la ayuda estatal. No toca
las raíces de los problemas de la población, pero
logra aliviar situaciones de precariedad que afectan a sus
beneficiarios. Finalmente, el clientelismo es oportuno en tanto
responde con cierta agilidad a las demandas de la
población, sin esperar largos trámites
burocráticos o procesos de planificación que llevan tiempo.

Por último, el caudillismo se ha consolidado hoy
día, especialmente a raíz del fraccionamiento de
los partidos en los últimos quince años y como
consecuencia de nuevas corrientes de pensamiento que dan mayor
importancia a las personas y a su imagen mediática que a
las instituciones y las ideas en el funcionamiento de los
regímenes democráticos.

Para fines de los ochenta y comienzos de los noventa, se
comenzó a utilizar el término de Cultura
política en Colombia y se le asocio con un conjunto de
transformaciones que la política nacional
experimentó en estos años y entre los cuales se
encuentra: la pérdida de centralidad de la política
en la vida social, la crisis de los modelos
homogéneos de ciudadanía (liberales, conservadores
y de izquierda), el descubrimiento progresivo de nuevas
identidades socio-culturales (de género, sexuales,
juveniles, étnicas, medioambientales, étareas) que
reclaman el reconocimiento de su autonomía y especificidad
grupal, son colectivos relativamente inestables , provisionales,
unidos frente a problemas específicos en coyunturas muy
concretas… "saben lo que no quieren, pero son inseguros e
incoherentes respecto a sus concreciones
prácticas"

Surge la cultura política como un componente en
la vida de los jóvenes del país, que empiezan a
exigir espacios de participación política para
gestionar proyectos que los beneficien a ellos
específicamente como grupo social.

El Estado atendiendo dichas reclamaciones y bajo la
coyuntura de la Constitución del 91 en la cual se reconoce
el pluralismo que caracteriza la población colombiana,
crea instituciones como el Viceministerio de la Juventud y
Colombia Joven, acompañado de la Política de
Juventud y la Ley de Juventud. Desde los espacios que allí
se generan, los jóvenes comienzan a incursionar en el
campo de la política, buscando la participación y
articulando nuevas formas de manifestación política
no vinculadas a Instituciones formales ni normatizadas, sino que
desde su cotidianidad y relación con Pares, establecen
formas de agrupamiento en torno al campo de lo simbólico y
de lo que para ellos tiene significado, empleando los
códigos que subyacen en el lenguaje, la
música, la
moda, el consumo y las estéticas, para expresar
inconformidad y rebelión frente a lo que no les gusta de
la sociedad.

Este cambio se refleja por el espíritu
dinámico y flexible que acompaña a los
jóvenes en el proceso de construcción de su
identidad, la Cultura Política se convierte no en una
forma única, sino en una forma que presenta diversidad en
torno al carácter inherente de ellos, que son tan
cambiantes como el entorno mismo,. Para decir que es Cultura
Política para los jóvenes se debe partir del hecho
de que ello depende del joven mismo y del sentido que le
está dando a la Política en su vida.

Así para quienes están interesados en
dicha actividad y todavía creen en ella, la asocian con
ese componente democrático que hace falta en la vida
social para cambiar y transformar los hechos desde la
participación. Para quienes se muestran escépticos
o más que eso no les importa la política como
actividad, simplemente es un concepto vacío de contenido,
que asocian con el carácter instrumental de la democracia:
el voto, pero que a la hora de expresarlo con palabras
simplemente no existe, porque a ellos eso no les significa nada.
Aunque la cultura política no pueda ser explicada por
ellos verbalmente, con los hechos si están dando cuenta de
ella como una manera de aislarse de esa esfera pública,
que los excluye, rechaza e ignora y que como contravención
ellos se incluyen de otras formas para figurar en la sociedad:
desde la manifestación cultural en la cual son ellos
mismos y son reconocidos por ello, y que de alguna manera
están haciendo evidentes esas relaciones arbitrarias del
poder, en un campo en el que ellos lo detentan con especial
figuración: el cultural.

"La cultura política de la
mayoría de los jóvenes no se manifiesta en el
discurso hablado o escrito como tal, sino que ellos dan cuenta de
dicho fenómeno a través de sus comportamientos y
actitudes, con lo cual se están centrando en unos de los
tantos componentes que tiene la cultura política, que no
se reduce a éstos solamente, porque la cultura
política hace referencia a pautas consolidadas y
arraigadas, no a manifestaciones coyunturales y de momento que es
lo que se expresa a través de la actitud y los
comportamientos políticos". Esta afirmación se
apoya en una concepción de cultura política desde
un enfoque hermenéutico que tiene en cuenta la
subjetividad y que ésta muy relacionado con el referente
que se busca para comprender la cultura política de los
jóvenes: "Cultura política es el conjunto de
elementos que configuran la percepción
subjetiva que tiene una población respecto del poder…
Ese código
subjetivo que conforma la cultura política abarca desde
las creencias, convicciones y concepciones sobre la
situación de la vida política hasta los valores
relativos a los fines deseables de la misma, y las inclinaciones
y actitudes hacia el sistema político, o algunos de sus
actores, procesos o fenómenos políticos
específicos"

Otra definición que va en concordancia con las
antes presentadas, plantea como "la cultura política
involucra un número de orientaciones psicológicas
diferentes, incluyendo elementos de valor y
creencia más profundos sobre la forma en la cual se debe
estructurar la autoridad
política y relacionar con ella al individuo, así
como actitudes, sentimientos, y evaluaciones más
temporales y mutables concernientes al sistema
político"

Estas definiciones de alguna manera se presentan
más actuales y pertinentes para el contexto que en esta
investigación se quiere abordar y en ella cobran valor los
comportamientos y actitudes políticas como formas de
evidenciarla y de hacer perceptible el carácter subjetivo
que es inherente a ella.

"La cultura política juvenil se entendería
como las orientaciones y valoraciones que los jóvenes
reflejan frente al sistema político – definiéndolo
como cualquier pauta persistente de relaciones humanas que
implique, en grado significativo, poder, gobierno o autoridad-
cuando entran en interacción con alguno o todos sus
componentes (actores, instituciones y mecanismos de poder), y que
manifiestan a través del rol político que asumen, y
los comportamientos y actitudes que tienen en torno a
ellos"

Se hace pertinente definir que es actitud
política y comportamiento
político.

Sin entrar todavía en el campo de lo
político una "actitud es una disposición interna de
carácter aprendida y duradera que sostiene las respuestas
favorables o desfavorables del individuo hacia un objeto o clase
de objetos del mundo social; es el producto y el resumen de todas
las experiencias del individuo, directas o socialmente
mediatizadas, con dicho objeto o clase de objetos".

"La actitud está integrada por tres
dimensiones o componentes. El Cognoscitivo que tiene
relación con las percepciones, creencias, ideas u
opiniones que un individuo tiene sobre el objeto de la actitud.
Toda actitud implica una representación cognitiva de dicho
objeto, esto es un repertorio de convicciones y de datos,
más o menos amplio, independientemente de que sean
verdaderos o falsos. El componente emocional de la actitud se
refiere a los sentimientos, favorables o desfavorables, que
experimenta el sujeto con relación al objeto. El tercer
componente es el conductual, llamado componente activo que
predispone una acción congruente con los componentes
cognitivo y emocional. Hace referencia a actuar de un modo
determinado respecto al objeto de la actitud.

Las actitudes son algo que se da a través de la
experiencia vivencial del sujeto, no son innatas, sino que se
configuran a lo largo de la vida. Hay un consenso
académico alrededor de los factores que influyen en el
desarrollo de las actitudes:

  • Las necesidades personales. Los individuos
    desarrollan actitudes favorables hacia aquellos objetos y
    personas que satisfacen sus necesidades, en tanto que son los
    medios para
    alcanzarlos.
  • La información. El contenido de la
    información a la que se halla expuesto el individuo
    determina la actitud.
  • La pertenencia a grupos. Las actitudes tienen su
    origen en los grupos de los que se forma parte, en la medida en
    que crean vínculos de identidad.
  • La personalidad. Los individuos tienden a aceptar y
    desarrollar aquellas actitudes que se integran y son
    consistentes con sus necesidades e intereses."

Las actitudes tienen que ver con la capacidad mental de
introyectar las vivencias y reflejarlas en una disposición
de carácter anímico que a veces se visibiliza por
medio de las palabras y acciones y otras veces su
manifestación es tácita ya que está muy
asociada a un lenguaje simbólico que se hace visible a
través de la expresión corporal.

En cuanto al comportamiento es un concepto que se ha
teorizado desde los enfoques conductistas de la Psicología y para los
cuales la conducta de un
individuo, considerada en un espacio y tiempo determinados, "se
denomina "comportamiento" y la conducta se entiende como el modo
de ser del individuo y conjunto de acciones que lleva a cabo para
adaptarse a su entorno. La conducta es la respuesta a una
motivación en la que están
involucrados componentes psicológicos, fisiológicos
y de motricidad".

El comportamiento estaría referido entonces a la
forma de actuar ante una situación dada, que pone en
escena aspectos de la
personalidad del individuo y que está influenciado por
factores externos a él que se encuentran en el ambiente y la
cultura. El comportamiento es la conducta observable que se
materializa en hechos y que es claramente perceptible desde la
mirada del otro. La actitud en cambio para ser perceptible
requiere de un detonante, algo que la active pues siempre va a
ser la respuesta a una situación dada. La actitud
está condicionada en todo momento, el comportamiento
no.

Los comportamientos políticos varían de
acuerdo a la cultura política que cada individuo haya
incorporado a lo largo de su desarrollo
personal y de acuerdo al contexto político en que se
desenvuelva. Para el caso de los jóvenes del CMJ hay que
tener en cuenta que ellos poseen como referente el discurso
democrático que maneja la política colombiana, en
donde el comportamiento político está ligado al
ejercicio de la ciudadanía, entendiéndola como "una
actividad propia de la vida política en la que confluyen
por igual dos factores: voluntad política (como
disposición para saber ser obedecido, pero también
de saber obedecer y no necesariamente sólo como
búsqueda de poder) y conocimiento de la política
(como análisis racional tanto de las ideas como de las
acciones políticas)"

Esta definición comprende una visión
holística de la ciudadanía que bien entendida,
daría como resultado el ciudadano ejemplar. Sin embargo,
como lo plantea Giraldo, en la cotidianidad se observa "una clase
de ciudadanos que limitan su ejercicio al conocimiento y
análisis sobre la política sin participar en ella
porque no tienen voluntad de poder, restringiendo la
ciudadanía al derecho a elegir y ser elegidos,
limitándose a expresar su opinión política
en un voto que es impersonal y que no genera compromiso de
ninguna índole, muy en concordancia con esa tendencia
contemporánea de distanciar lo público de lo
privado, para no involucrarse con ese "otro" que genera demandas
y responsabilidades".

Está también el caso de los que tienen
mucha voluntad política- aquí si entendida como
búsqueda de poder, pero que descuidan el factor del
conocimiento y análisis de la política y aun
así, impulsados por esa voluntad llegan a adquirir gran
habilidad en la manipulación artesanal tanto de las
instituciones como de las actitudes políticas. Este es el
caso de los que también se denominan "clase
política" y que en realidad conforman un tipo de burocracia que
solo busca satisfacer sus propios intereses. Entre estos casos
extremos se da otro, el del ciudadano que reúne en un
grado óptimo y por igual los dos factores, concibe la
ciudadanía como ejercicio y participación en el
poder así sea para limitarlo.

Tanto las actitudes como los comportamientos de los
individuos han sido muy valorados para entender que aunque ellos
sean propios de cada persona se
visibilizan en la interacción que ellos establezcan con
otras personas, ya sea de manera dialéctica – en la cual
los sujetos que interactúan se afectan mutuamente- o en
forma aislada – donde no se establece comunicación pero cada uno está
allí poniendo de manifiesto su subjetividad -.

Desde un enfoque estructuralista actitudes y
comportamientos de los sujetos han sido considerados vitales para
el funcionamiento de la sociedad y por eso la tendencia ha sido
medirlos para determinar relaciones de causalidad directa con los
fenómenos sociales, estableciendo cuáles son los
más adecuados para fines de armonía social, y para
ello se han empleado con fines de medición escalas de actitud y test de
comportamiento.

Bajo el enfoque hermenéutico que está
vigente actualmente, actitudes y comportamientos son claves para
comprender y aprehender al sujeto en su integralidad como persona
dotada de razón y de albedrío para cambiar las
cosas a su favor. No se busca medirlas sino conocerlas para
comprenderlas.

Desde este último panorama y centrándonos
en lo político que es lo característico de esta
investigación y apoyándonos nuevamente en el
ensayo de
cultura política democrática de Jacqueline Peschard
Mariscal tenemos que:

"La actitud
política
es una
disposición mental, una inclinación organizada en
función de asuntos políticos particulares que
cambian a menudo.

Comportamiento político se refiere a
la conducta objetiva que de alguna manera es expresión
de la cultura política".

Es necesario aclarar que la cultura política no
se reduce a comportamientos y actitudes pero para el caso de los
jóvenes estos dos aspectos son lo más perceptible y
de alcance inmediato para identificar, ya que lo inherente en
ellos es la fugacidad del momento bajo la cual no se alcanzan a
configurar concepciones y convicciones perdurables a
través del tiempo que fundamentarían el rastreo de
una cultura política más identificable por su
consolidación en tendencias más definidas. En los
jóvenes dicha cultura está dada por el
vaivén, la inmediatez, la falta de claridad y
precisión propias de la incertidumbre juvenil, ligadas a
esa cultura de la imagen donde lo que no se ve no se puede
definir.

El "rol político" está configurado por los
comportamientos y actitudes y es por esto que se define primero
el rol como "el papel o función que desempeña una
persona en una acción o representación o grupo
social" y se retoma la definición de Política que
hace Aristóteles: "Es todo lo que hace
alusión a la esfera pública, a la vida del
individuo en sociedad". El rol político se entiende como
el papel que asume un individuo cuando está en
interacción con otros y pone de manifiesto las relaciones
de poder que entre ellos se establecen.

Se deben considerar tres componentes para el rol, dado
que no es lo mismo la realización afectiva del rol, la
vinculación afectiva y las obligaciones
consiguientes para uno mismo y para los demás. Estos tres
aspectos y su rechazo están siempre conexos. En esta
distinción se debe reconocer como lo señala Erice,
"la distancia rebasa la mera referencia a un marco normativo; se
debe a una nueva fuente de identificación; toda persona
está situada y se le requiere desde diferentes
vinculaciones; y si deja una identidad social lo hace en
función de otra, en la que participan tanto ella como la
sociedad". De aquí se puede decir que la distancia del rol
desempeña una función ambivalente: servirá
para la cohesión o para la destrucción de un
equipo. Con frecuencia se practica el distanciamiento con
respecto al rol oficial, como medio para facilitar la
cohesión del equipo.

"La adhesión total a un rol es la
excepción, no la regla general, dado que no se dejan de
lado los otros roles y por lo cual el sujeto recibe diversas
exigencias al momento de ejercer un rol determinado…, hay
una diferencia en lo que se espera que hagamos y lo que queremos
hacer; de aquí que, con la intención de mantener
una imagen estable, las personas actúan para sus
audiencias sociales, lo que resulta una
representación".

De lo anterior se deduce que el rol tiene que ver con la
identidad y con la representación, haciéndose
necesario clarificar uno y otro para comprender mejor el papel
que juega el rol como elemento cohesionador o de distanciamiento
dentro de los miembros de un grupo social.

"La identidad se entiende como la
sensación de seguir siendo lo mismo a través del
tiempo que se establece a partir del reconocimiento con uno mismo
y con el otro, es decir, a partir de la diferencia, en contraste
con el otro. En cada nivel la identidad se forma desde adentro,
desde lo que soy, y desde afuera desde lo que es el otro. Las
identidades cobran su significado a partir de diversas redes y de
su interacción"

Las identidades se establecen por medio de repetidos
actos de representación, es decir, de
identificación. Las diferencias que construye la identidad
tienen que ser marcadas, observadas o indicadas por unos sujetos
en la vida cotidiana. La identidad no es algo constante sino
aquello que se vuelve a establecer o reforzar con cada
identificación. Por este motivo surge la posibilidad de
cambio y de continuidad que la caracterizan. Se puede afirmar
entonces que la identidad es situacional, pues depende de
dónde se encuentre uno, con quién esté
hablando y por qué motivo lo haga.

Las identidades se van reforzando mediante la
repetición constante: las relaciones de poder que inciden
en las identificaciones implican que uno no puede "quitarse la
máscara" o colocarse otra libremente, pues si los otros
están de acuerdo, no es fácil evitar esa identidad,
que es atribuida y reiterada continuamente por los
demás.

En cuanto a la representación el teórico
político Carl Schmitt,
distingue dos tipos de representación: el primer tipo es
la representación basada en el principio de "estar en
lugar de…" o "actuar en nombre de alguien que está
ausente".

Esta idea proviene del derecho privado y se refiere a la
gestión
de intereses ajenos. En este caso se requiere de procedimientos
para determinar quiénes adquieren la autorización
de representar al pueblo y actuar en su nombre. El segundo tipo
de representación se funda en lo que él llama
identidad existencial entre gobernantes y gobernados, esto quiere
decir que los gobernantes representan al pueblo porque encarnan
su voluntad y su espíritu. Los gobernantes son, de acuerdo
con esta idea, partes representativas en las que se condensa la
totalidad homogeneizada del pueblo. Schmitt afirma que
sólo este segundo tipo de representación es
compatible con la democracia.

El rol político asume dos posiciones:
representativa e identitaria y de acuerdo a donde se ubique el
individuo manifestará tendencias a tener un papel
centralizador representativo o facilitador mediador con respeto a la
diversidad, que se relacionan respectivamente con los viejos y
nuevos paradigmas de
la participación juvenil que describe Serna y que explica
así: "En el viejo paradigma el individuo queda anulado en
pro de lo colectivo masificado, pierde la facultad de reafirmar
su individualidad y sólo puede relacionarse con sus
semejantes a través de la imitación de un modelo
que los homogeneiza. En el nuevo paradigma el respeto a la
diversidad y las individualidades se constituye en el centro de
las prácticas y el grupo es una mediación que debe
respetar la heterogeneidad. Las redes de jóvenes buscan
fungirse como facilitadoras creando coordinaciones transitorias y
no pretenden asumir una total representatividad".

Cuando hablamos de redes encontramos este concepto
ligado con el tejido social, es pertinente tenerlo presente
puesto que "implica el desarrollo de una sociedad civil
madura, con capacidad de formar organizaciones autónomas
con el objetivo de
proponer y defender causas sustentadas en el bien común y
realizar contrapeso ciudadano en la estructura
social, elemento indispensable del sistema
democrático…El tejido social está
constituido y afirma los valores de la participación y el
empoderamiento ciudadano, la organización y la
articulación, la democracia, la cultura y el capital
social… Otro componente preponderante para la
construcción de tejido social es el papel de la
institucionalidad pública, en la medida en que las
instituciones formales del Estado y sus reglas y procedimientos,
pueden ser consideradas como fuentes de
capital social, en la medida en que contribuyan a modificar
estructuras sociales, normas y
creencias compartidas, con base en la legitimidad y la
transparencia, elevando así el nivel de confianza y
credibilidad ciudadana y la actuación cívica,
factores que a su vez contribuyen al establecimiento de las redes
sociales".

Dependiendo de la posición que cada que cada
sujeto asuma dentro del rol político hará visibles
ciertas características que son rastreables en su quehacer
cotidiano y para el caso concreto de los jóvenes del CMJ
de Medellín, para quienes su función esta asignada
por ley como "organismo asesor y consultor del Alcalde en los
temas que tienen que ver con la juventud".

En este sentido, se podría decir que los posibles
roles asumidos por los jóvenes en el CMJ de
Medellín depende de una posición representativa o
mediadora y facilitadora. Si ellos se ubican en la
posición representativa se dedicaran a velar para que se
cumplan los programas
trazados en los Planes de Desarrollo juvenil, es decir,
serán receptores, transmisores y veedores de un proceso
mayoritariamente diseñado y ejecutado por adultos desde
una visión adulta que los ve y escucha pero no los
comprende; si se ubican en la posición facilitadora y
mediadora, crearán identidad entre los jóvenes que
dicen representar, de tal forma que tendrán garantizada la
acogida por parte de ellos y podrán ser gestores de un
plan de
Desarrollo juvenil concebido por los propios Jóvenes, lo
que les dará el carácter de personas innovadoras
que pueden liderar procesos de cambio para la
sociedad.

DISEÑO
METODOLÓGICO

El diseño de la investigación es de corte
cualitativo, por el tratamiento reivindicativo y primordial que
se le dará a los sujetos, de respetarlos y dejar que se
manifiesten abiertamente sin condicionamientos para fines
investigativos. Orientada bajo el paradigma interpretativo
reconoce y valora el papel que juegan los sujetos que hacen parte
del estudio, quienes son los que van a determinar los límites y
alcances de la investigación, ellos con su subjetividad
van a poner de manifiesto como están percibiendo la
realidad a partir de su vivencia. Son ellos quienes van a
explicar los hechos a través de los significados y de la
comprensión que tengan con respecto a
éstos.

El enfoque de la investigación que se
utilizó fue el hermenéutico ya que implica una
labor a través de la cual el investigador busca comprender
e interpretar un fenómeno o realidad en un contexto
concreto, además nos permite descifrar la expresión
de los sentimientos, pensamientos y comportamientos de cada
joven; centrándonos en las interacciones sociales que
dichos jóvenes establecen con el entorno (Marco legal que
los ciñe y orienta) y con otros sujetos, para este caso
jóvenes de la ciudad que pueden tener o no el mismo
interés en los asuntos políticos de quienes
participan en el CMJ, como también los jóvenes de
otras ciudades que comparten un interés por la
política. Desde la hermenéutica se hace énfasis en la
conceptualización, dirección y
transformación de las formas de actuación
política a partir del significado que dan a lo
político y a lo público, como también al
nivel de comprensión de la política en la sociedad
actual.

El enfoque hermenéutico permite desde el Trabajo
Social ver como los sujetos se desenvuelven dentro de un
contexto, saber que piensan, sienten, valoran, creen, buscando
conocer desde un análisis cualitativo con niveles de
estudio descriptivo para dar cuenta de un hecho comportamental
que se configura en el escenario político – público
y aplicarlo a la teoría sin acomodarlo ni encasillarlo a
la fuerza, sino conservando una rigurosidad analítica de
dicho fenómeno.

Se emplearon como técnicas
la observación (ver anexo 1) y la entrevista
a profundidad (ver anexo 2) con el objeto de develar lo que
están teniendo en cuenta los jóvenes del CMJ de
Medellín en su actuación política y como la
están percibiendo, interpretando y juzgando frente a ellos
mismos y frente a otros jóvenes de la misma ciudad o de
otras diferentes. Para la observación, se tendrá en
cuenta como referente a Olga Lucía Vélez y
María Eumelia Galeano en su libro Investigación Cualitativa Estado del Arte,
donde plantean que dicha técnica es una estrategia de la
investigación que posibilita obtener información
del comportamiento tal como ocurre y que de otra manera
sería imposible obtenerla; y sobre la entrevista a
profundidad como técnica cualitativa se tomará como
referente el aporte realizado por los autores Gregorio
Rodríguez, Javier Gil y Eduardo Jiménez en su libro
Metodología de la investigación, ya
que la conciben como "… uno de los medios para acceder al
conocimiento, las creencias, los rituales, la vida de esa
sociedad o cultura, obteniendo datos en el propio lenguaje de los
sujetos" ya que "en la entrevista en profundidad el entrevistador
desea obtener información sobre determinado problema y a
partir de él establecer una lista de temas, en
relación con los que se focaliza la entrevista, quedando
ésta a la libre discreción del entrevistador, quien
podrá sondear las razones y motivos, ayudar a establecer
determinado factor, etc., pero sin sujetarse a una estructura
formalizada de antemano".

Estas técnicas permiten una aproximación
compleja de los sujetos en acción, entendiendo por
compleja el que se asumirán en su integralidad (teniendo
en cuenta su particularidad y el contexto), lo que dará un
conocimiento amplio y profundo de la situación que
trasciende los hechos y se aleja de la inmediatez, con lo cual se
obtendrán conocimientos precisos y pertinentes frente al
tema abordado.

Para el análisis de los datos se elaboró
un esquema de clasificación que tendrá como eje
temático la "Cultura Política Juvenil" y como
categorías "actitudes políticas y rol
político". Dentro de la categoría actitud
política se tomarán como Eje de Análisis los
componentes de la actitud: lo cognitivo, lo emocional y lo
conductual. Dentro de la categoría rol político se
tomarán como Eje de Análisis los componentes que
configuran el rol: Realización política, pautas de
acción y obligaciones consigo mismo y con los
demás.

A partir de éstos ejes y categorías se
realizó un análisis que parte de un esquema de
codificación plasmado en una matriz de tipo
descriptivo que pretende identificar las relaciones entre las
categorías. Se identificarán los casos
típicos y atípicos de los testimonios, con el fin
de valorar las particularidades de cada sujeto, dando cabida a la
diferencia y a la voz de cada uno. Se dará cuenta de los
hallazgos, devolviéndolo a las personas que
participaron.

Dicha investigación se llevó a cabo en el
Consejo Municipal de Juventud de Medellín elegido para la
vigencia 2004 – 2007, validando los resultados obtenidos con los
nuevos integrantes elegidos para el período 2007 – 2010.
El estudio se realizó desde enero de 2004 hasta diciembre
de 2007 aproximadamente, y como espacios para interactuar con
dichos jóvenes se aprovecharon las Asambleas Juveniles en
las diferentes comunas de la Ciudad y principalmente se
asistió a la elección del CMJ de Medellín,
las cuales se llevaron a cabo el 7 de junio de 2007. Se continuo
con el ejercicio que se llevó a cabo durante los cursos de
Investigación I, II y III y en el cual se concluyó
finalmente que las vivencias y experiencias dentro del CMJ son
para los jóvenes un comienzo importante dentro de la
participación política, ya que consideran que
ésta es significativa en y para la vida en comunidad, ya
que si bien ellos están ahí, reconocidos por la ley
y representando a los jóvenes de la ciudad, sus acciones
en estos últimos meses no han ido más allá
de buscar su legitimidad y reconocimiento. Los consejeros son
conscientes de que para tener receptividad y proyección
entre los jóvenes de la ciudad, requieren de la
cooperación, trabajo y compromiso en red de instancias
como el estado, la familia y la
escuela.

Al igual se halló que las orientaciones y
valoraciones que los jóvenes reflejan frente al sistema
político cuando entran en interacción con sus
componentes (actores, instituciones y mecanismos de poder)
cambian de manera cíclica manifestándolo a
través del rol político que asumen, y los
comportamientos y actitudes que tienen en torno a ellos, pues su
comportamiento y forma de actuar pone en escena aspectos de la
personalidad del individuo influenciada por factores externos a
él que se encuentran en el ambiente y la cultura, y su
actitud para ser perceptible requiere de un detonante a la
situación dada.

Dentro del estudio se tuvieron en cuenta los
jóvenes que hacen parte del Consejo Municipal de Juventud
de Medellín, vistos en relación con otros
jóvenes de la ciudad, y con pares de otras ciudades del
país. Partiendo de la particularidad de cada joven
integrante del CMJ de Medellín, se muestran los
comportamientos y las actitudes que asumen como parte del rol que
desempeñan; se pretende inferir del conjunto de actitudes,
motivaciones, comportamientos y estilos, que aspectos son comunes
o generalizables, para identificar el rol político que
ellos tienen como grupo en la ciudad en dicha
organización.

ESQUEMA DE
CLASIFICACIÓN

IDENTIFICACIÓN DE RESULTADOS

Con las entrevistas
llevadas a un sistema categorial se puede decir que la
mayoría de los jóvenes coinciden en afirmar que el
CMJ es una escuela* enriquecedora no
sólo a nivel individual sino también grupal; en lo
individual por las relaciones
interpersonales con concejales, integrantes de grupos
juveniles, juntas de acción comunal, redes, asociaciones,
y la posibilidad de participar en situaciones de debate, toma
de decisiones, reuniones con otras entidades gubernamentales y no
gubernamentales, adquiriendo nuevas experiencias y vivencias en
su desempeño cotidiano como consejeros de la juventud,
permitiendo que se fortalezca su identidad y su
participación en la política. En lo grupal porque
se convierte en un mecanismo de democracia y participación
importante en la estructura política de la ciudad, del
departamento y la nación,
permitiendo que la política se convierta en un espacio de
la comunidad que suple sus intereses colectivos.

Partes: 1, 2, 3, 4
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