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Por una ética en la política en Nicaragua (página 2)



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Todo ser humano debe de buscar el Bien y ese bien puede ser el
Bien político, es decir procurar hacer el bien para
beneficio de la comunidad. Por
consiguiente la ética es
una forma de la política
. Este Bien hacia el
que todos deben aspirar, es buscar el bien común. Vivir
bien y obrar bien es sinónimo de vivir en paz y ser feliz.
Por lo tanto, el bien aquí se sitúa absolutamente
por encima de todos los fines particulares.

Históricamente no existe una ética, sino
varias éticas, las cuales emergen de fondos complejos que
llamaríamos las "costumbres", fundadas en la experiencia y
en el tiempo. La
ética temporal pese a ello no es algo natural, porque la
naturaleza no
se modifica con la costumbre, con el
"ethos", dice Aristóteles.

Tiene algo que ver con nuestros comportamientos
que tiene una radical referencia que es la justicia y
ella es además, la Justicia Política es
decir, aquélla que se realiza en el marco de la
polis, de la comunidad, la cual debería estar
constituida por personas libres e iguales. Si no existen estos
atributos no es posible la justicia política de los unos
respecto a los otros, sino la justicia en un cierto sentido y por
analogía. Algo similar acontece con la política y
la ética. No existe, históricamente una comunidad
plenamente libre y plenamente justa.

La desigualdad es una característica de la
sociedad
política actual, la cual por esto tiene un elemento
esencial de limitación que es la Ley. Esta a su
vez debe estar custodiada por los magistrados, por los hombres
"sabios y justos". La política debe ser entonces la
actividad humana, donde la sociabilidad y la permanente presencia
del otro, genere elementos constitutivos de una cultura
política en la democracia.

Ahora bien, en todo proceso de
democracia, triunfa el partido que en las elecciones logra una
mayoría de la masa votante. Triunfa el político que
es llamado a gobernar. Lo contrario sucede en un régimen
de facto, triunfa el caudillo que logra someter e imponerse sobre
los demás y por último se quiere convertir en
dictador y busca por cualquier medio prolongar su gobierno.

Obviamente que el poder
constituye la gran tentación de los políticos. Y
muchos han sido incitados y han caído en esa
tentación. Cuando se habla de poder es bueno saber de
qué poder estamos hablando. Siempre se ha hablado de que
el poder es muy peligroso y el poder total aún más
peligroso. Si bien es cierto que el poder es necesario para
gobernar, pero también es muy peligroso. Si en un modelo de
democracia el poder esta concentrado en una persona o en un
grupo,
entonces es muy peligroso para el pueblo.

También los partidos
políticos que están en la oposición,
buscan el poder porque este les permitirá realizar los
cambios que ellos necesitan. Obviamente, que la experiencia ha
sido lo contrario. Porque tan pronto se alcanza se advierte que,
aun en el poder, no se puede hacer todo lo que se quiere. Porque
nunca se tiene todo el poder, el poder adquirido es relativo
únicamente.

La historia de los
nicaragüenses esta plagada de sórdidas maquinaciones,
pactos, peculados, enriquecimientos ilícitos y otros
males. Es la lógica
inevitable de la política en busca del poder, en que el
fin justifica los medios y para
cuyo éxito
Maquiavelo
aconseja a su Príncipe "aprender a no ser bueno". Por eso
es que se afirma que "el poder tiende a corromper y el poder
absoluto tiende a corromperse absolutamente". Es aquí
donde se parte del supuesto que en la política solo
triunfan los que no tienen valores
éticos y morales.

El anhelo de poder, sumado con la avaricia o inmoderado
afán de enriquecimiento fácil, se convierten en los
principales factores de la corrupción que tanto daño le
ha hecho al pueblo nicaragüense y es siempre una amenaza
contra el Estado y la
sociedad. Por lo tanto es necesario que los mecanismos
políticos, administrativos y jurídicos contribuyan
a la separación de los poderes. Tomando la base de todo
ordenamiento democrático, que Montesquieu
propuso precisamente para que "el poder detenga el
poder".

Los riesgos de
corrupción
y de abuso del poder público solo podrán
erradicarse mediante un cambio
cultural sobre la naturaleza y fin de la política.
Mientras se crea, que la política es una actividad ajena a
la moral, y
que los valores
éticos no tienen aplicación en la política,
y que lo único importante es lograr ganar, conservar y
acrecentar el poder, fin cuyo logro justifica cualquier medio,
esos riesgos de corrupción y abuso mantendrán viva
su amenaza a la débil democracia nicaraguense.

Si, a la inversa admitimos que la política, en
cuanto forma de actividad humana, esta regida por la
ética, y que precisamente se ocupa de los actos humanos en
cuanto al bien o al mal que ellos entrañan, tendremos que
admitir que el fin de ella no es el poder sino el bien
común. Con respecto al poder, este no es más que un
medio a su servicio, y
que este medio es siempre limitado por la dignidad de la
persona humana, cuyos derechos esenciales debe no
solo respetar, sino también promover. Planteadas las cosas
en esta perspectiva, cambia el concepto de lo
que en política se entiende por verdadero
éxito.

Objetivamente, la razón nos dice que un gobierno
tiene éxito cuando su política y sus realizaciones
satisfacen las aspiraciones más sentidas de su pueblo, le
permiten vivir en paz, justicia, libertad y
bienestar y significan progreso, independencia
y prestigio para su Nación.

A fin de encontrar algunas orientaciones o directrices
partiendo de los principios y
criterios expuestos, es posible que se pueda dilucidar gran parte
de los cuestionamientos éticos que surgen con
relación al acontecer político. Tales como: el tema
de los medios legítimos para conquistar el poder
político y para retenerlo; el del uso inadecuado del
aparato estatal para fortalecer el poder político personal o
partidista; el de la corrupción; el del rol que juegan
los medios de
comunicación como instrumento de proselitismo, de
desprestigio a los adversarios y de tergiversación de la
verdad; el del respeto al honor
y dignidad de las personas; y el de la separación o los
límites
entre la vida pública y privada.

Esto tiene que ver con la inmunidad de funcionarios
públicos y su vida privada. Todas estas situaciones tienen
que ver con los valores éticos y morales, entre otros la
verdad, la justicia, la dignidad u honor de las personas y el
respeto a los derechos humanos
del otro, que por su naturaleza deben prevalecer.

Realidad socio-cultural
nicaragüense

Para tener una aproximación del análisis es importante considerar las
circunstancias propias de la realidad nicaragüense, que es
el reflejo de la realidad centroamericana. Nuestro
análisis se ha referido al tema de "la ética y la
política" en un sentido abstracto, en un plano meramente
conceptual, sin tomar en cuenta las circunstancias propias de la
realidad nicaragüense que es muy importante para el
análisis.

Por lo tanto, partimos que Nicaragua como país
latinoamericano es muy joven. Resultado de la mezcla de los
pueblos aborígenes y españoles europeos que
llegaron a partir del siglo XV, primero como conquistadores y
después como colonizadores e inmigrantes.

A partir del siglo XIX se le puso fin a los periodos de
conquista y
colonial, a través de las revoluciones de la
independencia, sin embargo han dejado así en nuestra
sociedad una fuerte huella de dominación como herencia
colonial. Las sociedades
latinoamericanas han sido y en gran medida siguen siendo
sociedades bastantes heterogéneas, marcadas por el signo
de la desigualdad en que conviven sus diversos estratos, niveles
o clases
sociales.

Por otro lado, a pesar de que nuestras constituciones
han proclamando solemnemente la igualdad ante
la ley, lo cierto es que esa igualdad sigue siendo una letra
muerta. En mayor o menor medida, en algunos países
latinoamericanos subsisten profundas asimetrías entre
sectores, los antiguos propietarios de la tierra o
sus sucesores, los cuadros militares superiores, los grandes y
medianos empresarios y los profesionales universitarios, por una
parte, y por otra los trabajadores asalariados, sean del campo,
de la minería,
de la industria, del
comercio o de
los servicios
domésticos.

En ambos estratos hay, naturalmente, sectores
diferentes; así como no es igual la situación ni
influencia de los grandes empresarios que la de los medianos y
pequeños. También difieren en el mundo laboral las
situaciones de los funcionarios del Estado, de los
profesionales, de los trabajadores de la industria y de la
banca, de los
campesinos, mineros y otros sectores como las trabajadoras de la
zona franca. En mayor o menor medida, en el curso del siglo
pasado ha ido consolidándose en nuestro país una
clase media
cada vez más numerosa. Sin embargo, es dramático el
hecho, al que parecemos acostumbrados, de que cerca del 65% de
nicaragüenses vivamos en extrema pobreza y, en
cierto modo, en la marginalidad,
mientras una elite minoritaria que exhiben niveles de existencia
muy pero muy parecida a los del mundo rico.

Esta realidad social de tan notorias desigualdades
tácitamente reconocidas como si fuera un fenómeno
natural es sorprendente. Nos preocupa el hecho de que en nuestra
cultura
popular prevalezca la creencia de que el poder y la riqueza dan
derechos que, justos o no, han de aceptarse como si fuese
natural. Solo así se explica la conformidad con que
nuestro país ha aceptado como si fuese algo natural, el
enriquecimiento de los funcionarios públicos, o sin ir tan
lejos, generalmente se les reconoce privilegios a las personas
que ejercen alguna autoridad y
aun a los que exhiben ciertos niveles de riqueza, se les da un
tratamiento diferente en relación a las leyes. El
estado de
derecho no se respeta, y como dice alguien por ahí, el
estado de derecho se les aplica a los enemigos y se les
interpreta a los amigos.

Nicaragua a pesar de la experiencia que ha tenido en la
participación ciudadana, hoy en día
se caracteriza por tener una débil y precariedad en esta
participación. Es un hecho evidente que en nuestro
país existen todavía sectores de la población que no se expresan ni participan
socialmente, no están organizados, ni tienen una adecuada
representación política.

A estos rasgos tradicionales de la realidad nicaraguense
y centroamericana debe agregarse, en los últimos
años, la implantación creciente de una cultura
económica que hace de la riqueza el valor o bien
más importante, por lo consiguientemente, convierte a su
búsqueda en la primordial tarea tanto de las naciones como
de los individuos. Cada día es más fuerte el peso
de la economía, tanto en la vida privada de las
personas como en la marcha de las sociedades. Y a medida que
nuestro país se va insertando en el proceso de globalización financiera y
económica, menor es su autonomía para defender el
interés
nacional mientras se torna mayor la concentración de la
riqueza más desigual es la distribución de los ingresos.

Los asombrosos progresos científicos y
tecnológicos de los últimos decenios han generado,
entre muchos otros efectos, como es el achicamiento del mundo,
cada vez mas convertido en "aldea global"-, cambios muy profundos
en las posibilidades de trabajo de la
gente; cada vez se necesitan mas trabajadores con alta
calificación, al día en las técnicas
modernas para producir o prestar servicios eficaces, y disminuye
la demanda de
trabajo no calificado. Lo que junto con generar desocupación en el ancho mundo de los
pobres que no han tenido posibilidades de estudiar y prepararse,
genera crecientes desigualdades en el nivel de las remuneraciones.

Paralelamente, el fenómeno de la
globalización reduce o disminuye la soberanía de las naciones, que cada vez
dependen más de su inserción en el mercado mundial.
Dentro de este, el papel de los países de la periferia o
mundo en desarrollo
tiende a reducirse al de proveedores de
materias primas muchas veces agotables y de mano de obra
barata.

Las decisiones, a menudo especulativas, de grupos
financieros internacionales, pueden sumir en graves crisis a
nuestros países, con el consiguiente empobrecimiento de
sus poblaciones. La publicidad
inherente al sistema,
destinada a estimular el mercado a través de los medios de
comunicación, estimula hábitos de consumismo
que terminan esclavizando a la gente y sumiéndola en un
mimetismo y en un endeudamiento.

Todo lo cual esta deshumanizando la vida de nuestras
sociedades, en que los seres humanos son cada vez más
esclavos de las cosas, más egoístas y centrados en
si mismos, menos solidarios y menos capaces de amar al
prójimo.

Algunos desafíos éticos
de la política nicaragüense

La calidad
ética de la política en nuestro país debe
ser revisada y buscar algunos criterios básicos para
cualquier esfuerzo que se proponga mejorar. Este desafío
antes que todo es un problema cultural, porque opera en la
conciencia
colectiva de nuestra sociedad. Se debe de erradicar ese concepto
de que el fin de la autoridad política es el poder, sino
que la política debe de verse como la búsqueda del
bien común. Por lo tanto, el poder no es el fin, sino un
medio, y por supuesto que no es el único. Se debe de
afirmar en la conciencia colectiva que la actividad
política es una forma de "servicio público" y no
como instrumento para lograr influencia o ventajas personales o
de su partido.

Se debe de inculcar en la conciencia colectiva los
conceptos de dignidad
que es un valor agregado y esencial de
todo ser humano. Además, se debe de ver a los gobernantes,
legisladores, jueces y demás servidores
públicos no como los amos y señores, sino como
servidores de la comunidad, no como mandamases titulares de un
poder arbitrario, si no como ciudadanos sirviendo a quienes los
eligieron.

Por supuesto que la moralización de la
política dependerá del reflejo de la moral
colectiva. Si nosotros como pueblo aceptamos que el poder es por
naturaleza arbitrario y se acepta como natural o lógico
que quienes lo ejercen abusen, se enriquezcan, favorezcan a sus
amigos o persigan a sus adversarios, no podrá esperarse
que la política sea ejemplo de moralidad. Por
lo tanto, uno de los desafíos más importe es elevar
la calidad ética de nuestra política. Trabajar
especialmente el excesivo individualismo, el consumismo
desenfrenado, y la tendencia al enriquecimiento ilícito y
al menosprecio del Estado como órgano del bien
común.

No se puede esperar una política con altos
valores éticos y calidad moral cuando en esta sociedad no
se cultivan estos valores. Por lo tanto, el poder judicial,
el legislativo, el ejecutivo y el electoral, se constituyen como
un elemento importante para mejorar la calidad moral de la
política. Además, la política, es el espejo
o reflejo de la respectiva sociedad. Y como toda actividad humana
está sujeta a la moral y a su calidad ética, la
política como una actividad ética también lo
esta.

El gran desafío moral de la vida política
nicaragüense consiste en crear condiciones que permitan a
los ciudadanos realizar su anhelo de vivir en paz. Paz entre las
personas; paz entre los partidos políticos y paz al
interior de la sociedad. Es claro que estas condiciones son muy
difíciles de alcanzar, pero no imposible.

Una
política que vive sin valores

Hoy en día se vive una política sin
valores, como dirían muchos, una política sucia.
Valores que muchas veces proclaman. Hay mucha hipocresía,
convencionalismo, falsedad, se vive una doble moral en la
sociedad política. Es imposible encontrar en nuestros
políticos a uno que diga la verdad. Imposible encontrar a
uno que tenga el coraje de decir lo que robará. Como
diría Eduardo Galeano en su libro "Patas
Arriba" "los que más votos
rinden son las artes de
teatro
". Las buenas
actuaciones de teatro. Las
máscaras bien elegidas. Los discursos de
los políticos solo cobran su verdadero sentido cuando se
les lee al revés.

Los valores que a menudo se proclaman, no se respetan en
la realidad. Funcionarios que no viven "en la verdad", Se
contentan con decir que trabajan por el pueblo, que se jactan por
exhibir excelentes cifras de crecimiento y estabilidad. Se ufanan
en la exhibición del progreso y la belleza de los barrios
ricos, de las grandes infraestructuras, de los lujosos edificios,
al mismo tiempo se tira una cortina de humo para que no se vean
los megos salarios,
exageradas pensiones y estipendios y a la miseria en que viven
los sectores marginales.

No es nada ético que un país como el
nuestro, importantes sectores de la población, no tienen
acceso a la salud, la educación, a una
vivienda digna y a un trabajo bien remunerado. No es nada
ético la desigualdad en la aplicación de la
justicia. Traigo este adagio, "la ley pareja no es dura". Sin
embargo, todos sabemos que en nuestro país la justicia no
es pareja, porque ante la ley no comparecen en igualdad de
condiciones los ricos y los pobres, a pesar que es un derecho
constitucional. No es nada ético que el salario de un
ministro tenga el equivalente de el salario de doscientos
maestros. Esta es, sin duda, una exigencia ética
fundamental a la sociedad política.

Estas reflexiones solo tienen la intención de
dimensionar la magnitud del desafío. Con ello recalcar que
el propósito es que la sociedad política
nicaragüense reflexione. Que la sociedad política
debe regirse por los valores de la ética, sin olvidar que
el peligro de corrupción es una amenaza latente.
Existirán muchos desafíos, sin embargo
también hacemos hincapié en resaltar la vigencia de
los valores éticos en todo el ámbito de la conducta humana,
de la cual dependerá la obtención del bien
común.

Necesitamos un sistema
político que sea práctico y ético a la
vez; sistema que ofrezca posibilidades de hacer una
política realista y práctica; que pueda alcanzar
objetivos
concretos, mejorar las relaciones con sus electores por ejemplo;
pero también debe ofrecer espacio suficiente para realizar
su trabajo reflejando los valores éticos que
tenemos.

La sociedad política debe ser abonada con los
valores, de la solidaridad y la
justicia y la búsqueda del bien común. Obviamente
que esto no podrá ser una realidad sino se integra la
primacía de la ética en la existencia del ser
humano y su búsqueda del bien, y este bien debe de estar
sobre toda necesidad u otro bien.-

Bibliografía

  1. Bobbio, Norberto, "El
    futuro de la democracia", en El futuro de la
    democracia, Fondo de Cultura Económica,
    México, 1986..
  2. Silva, Edwin, Educación en Valores y los
    Derechos Humanos, Instituto de Investigaciones
    y Acción Social, "Marthin Luther King"
    UPOLI, Managua Nicaragua, 2003.
  3. Deiros, Pablo Alberto, Los Evangélicos y el
    Poder Político en América
    Latina, Ensayos
    editados, Ediciones Nueva Creación. FTL, Buenos Aires
    Argentina, 1986,
  4. Maquiavelo, Nicolás, El
    Príncipe, Libros en
    red,
    1999.
  5. Galeano Eduardo, Patas Arriba: La Escuela del
    Mundo al revés, Montevideo, Uruguay,
    1998.
  6. Quintanilla, Centeno, Ivania, Aporte
    Historiográfico de la Obra: El
    Príncipe de Nicolás Maquiavelo, Ensayo sobre
    Historiografía, Escuela de Sociología e Historia, UENIC, Managua,
    Nicaragua, 2003.
  7. Diccionario de Política, Barcelona, Nueva
    colección Labor. 1970.
  8. Dahl, Robert, La democracia y sus
    críticos, Paidós, Barcelona,
    1992.
  9. Villoro, Luis, El poder y el valor: fundamentos de
    una ética política, Fondo de Cultura
    Económica – El Colegio Nacional, México,
    1997.
  10. Raíces y Ramas de las discusiones de la
    ética,

 

Anexo

Lea y responda las siguientes
preguntas:

  1. ¿Por qué se cree que la política
    y los políticos son malos?
  2. ¿De que tipo de ética se habla en el
    documento?
  3. ¿En que consiste el viejo debate entre
    la ética y la política?
  4. Sobre la política ¿Qué se dice
    de Maquiavelo?
  5. ¿Cómo se mide hoy el éxito en la
    política?
  6. ¿En que consiste la
    política?
  7. ¿Qué es lo que todo ser humano debe
    buscar?
  8. ¿Qué es la justicia
    política?
  9. ¿Qué diferencia existe entre un
    régimen democrático y un régimen de
    facto?
  10. ¿En que se constituye el poder en la
    política?
  11. ¿Cuál es la lógica que han
    seguido los políticos respecto a Maquiavelo?
  12. ¿Cuáles han sido los factores de
    corrupción en nuestros políticos?
  13. ¿En que consiste el ordenamiento
    democrático según Montesquieu?
  14. ¿Cómo se podrán erradicar los
    riesgos de corrupción?
  15. ¿Qué dice Maquiavelo de la
    política?
  16. ¿Cuándo un gobierno tiene
    éxito?
  17. ¿Cuáles son los cuestionamientos
    éticos en el acontecer político?
  18. ¿Explique un poco la realidad social de
    Nicaragua?
  19. ¿En que se caracteriza nuestra
    región?
  20. ¿Qué se dice de los grupos financieros
    internacionales?
  21. ¿En que consiste la deshumanización de
    la vida?
  22. Mencione algunos desafíos éticos de la
    política nicaraguense.
  23. ¿Qué no es ético del gobierno
    actual?
  24. Haga una valoración personal sobre este tema
    abordado.

 

 

Autor:

William U. Rodriguez Arce

Escuela de Sociología e Historia del Cristianismo

Partes: 1, 2
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