- Un mundo
desgarrado - El fin de las solidaridades
tradicionales - Las
nuevas solidaridades urbanas - Bibliografía
a. Un mundo
desgarrado
a.1. Breve aproximación
conceptual
Los cambios que las sociedades han
venido atravesando, de un tiempo a esta
parte, se han hecho más evidentes. En efecto, un contraste
sencillo del pasado con el presente nos puede dejar el sinsabor
de no saber donde se está parado exactamente, ya que los
elementos que conformaban nuestro mundo se diluyen o simplemente
ya no están. Alain Touraine (1997) denomina a este
fenómeno como; desocialización. Para
él vivimos una crisis mas
profunda que un acceso de miedo o desencanto; percibimos como, en
nosotros y a nuestro alrededor, se separan, se disocian por un
lado el universo de
las técnicas,
los mercados, los
signos, los
flujos, en los que estamos sumergidos, y, por el otro, el
universo
interior que cada vez con más frecuencia llamamos el de
nuestra identidad (Touraine 1997:27). Este fenómeno es
producido porque la idea de sociedad,
desbordada por las realidades económicas, se vuelve
entonces incapaz de unir la racionalización
económica o técnica y el individualismo moral
(32). Es decir; la caída de la sociedad, como modelo de
orden e integración, produce una crisis social
(34).
Las rupturas producto de
esta crisis no se focalizan en un solo lugar sino que se
dispersan a varios espacios bajo las premisas de la
desinstitucionalización y la desocialización. La
desinstitucionalización es entendida como el
debilitamiento o la desaparición de las normas
codificadas y protegidas por mecanismos legales, y más
simplemente la desaparición de los juicios de normalidad,
que se aplican a las conductas regidas por instituciones
(45). La desocialización, por su lado, es conceptualizado
como la desaparición de los roles, normas y valores
sociales mediante los cuales se construía el mundo vivido.
La desocialización es la consecuencia de la
desinstitucionalización de la economía, la política y la
religión (47-48). Digamos que mientras
la desinstitucionalización se manifiesta con claridad en
la figura de la familia
ausente y la escuela
desvinculada del alumno, la desocialización hace lo suyo
en la imagen de la
persona
desorientada y proclive a los extremos.
En resumidas cuentas el
planteamiento de Touraine nos indica que en la actualidad los
elementos encargados de la socialización están en una crisis
severa por la cual no pueden cumplir su papel de orientador y
constructor del individuo.
Este desgarramiento en el centro mismo de la sociedad, producido
por la
globalización, ha logrado descomponer la realidad del
individuo y lo ha ubicado en un panorama extraño en el
cual él mismo debe buscar su pertenencia y solidaridad.
Si bien todos los espacios de la sociedad son afectados,
es en la juventud donde
este desgarramiento de la sociedad se hace más visible.
Entendiendo a la categoría juventud como Moratoria social
y Culturas Juveniles podemos señalar a esta etapa como
fundamental en la formación del joven como actor social.
El joven para convertirse en actor social debe manifestar sus
propias características, diferenciadas de las organizaciones
tradicionales, y desarrollar, en función a
estas, acciones
colectivas. En efecto, acorde a esto la juventud se debe entender
como un momento de preparación (moratoria social) donde se
perfile los modos de pensar, sentir, percibir (culturas
juveniles) y esto para distinguirse de otros grupos.
Figura A.1
Debido a las características señaladas
líneas arriba es la juventud donde se siente más
los efectos del desgarramiento social, ya que la sociedad no
ofrece a este sector, los jóvenes, las herramientas
para desarrollar sus particularidades, más aun los
enfrenta a la uniformidad individualista de la cultura de
masas en un contexto de globalización. Sin embargo, en este
panorama los jóvenes han desarrollado diversas formas de
solidaridades con la finalidad de marcar y desarrollar sus
diferencias con respecto a los demás. No obstante estas
solidaridades han tomado formas distintas y extremas. La
aparición de estas solidaridades son el resultado de la
búsqueda, consiente e inconsciente, de los jóvenes
por defender y manifestar sus peculiaridades en un panorama
social que busca uniformizar no solo sus cuerpos, sino
también sus conciencias.
b. El fin de las
solidaridades tradicionales
La solidaridad es el conjunto de mecanismos que agrupa a
un cierto número de personas y los mantiene unidos durante
un tiempo indeterminado. Mecanismos tales como los símbolos, las formas de actuar, la
similitud cultural o la simple moda generan que
en un grupo de
personas aparezcan lasos de afectividad y deseos de vivir en
comunidad.
Si bien los rasgos señalados se mantienen en las
solidaridades actuales, cabe señalar que estos
pertenecieron básicamente a la modernidad.
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