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Ciudadanía y medios en América Latina: alcances y proyecciones (página 2)



Partes: 1, 2

A esta red de
relaciones se suma la cultura
conformando, según Jesús Martín-Barbero
(1998), un estratégico escenario que le exige a la
política
recuperar su dimensión simbólica "su capacidad de
representar el vínculo entre los ciudadanos, el
sentimiento de pertenencia a una comunidad"
para enfrentar la erosión
del orden colectivo. Por lo tanto, se teje una red de relaciones entre
comunicación, cultura y política
articuladas por el puente articulador de la
ciudadanía
.

En el caso de Bolivia, el
restablecimiento de la democracia, en
octubre de 1982, marcó el
inicio de un proceso de
cambio
orientado a crear las condiciones necesarias para la
edificación de una sociedad
justa, democrática y participativa, en el marco del
respeto a las
garantías constitucionales de las personas. Sin embargo,
luego de 22 años de vida democrática se constata
que la cultura política de la población se ha estancado e incluso
empobrecido debido a que se abandonó la
educación política sobre la base de los valores
democráticos: una tarea educativa ligada a incentivar el
sentimiento de pertenencia a la comunidad "en el marco del
diseño
de modelos de
sociedad y de Estado" y la
convicción de que la solución de los problemas del
país depende del protagonismo de las personas, es decir,
de la participación activa y comprometida en la esfera
pública
.

Ciudadanos
sí, pero ¡activos y
responsables!

Frente a este panorama, la diputada boliviana Susana
Peñaranda (2001) planteó la urgente necesidad de
trabajar desde todos los frentes en la constitución de una nueva cultura
política
, capaz de formar una ciudadanía plena que estimule la conciencia sobre
los derechos y
deberes que tienen los seres humanos y fortalezca el sentimiento
de pertenencia a la comunidad política, ahora debilitado
por la poca participación en el ámbito
público.

A decir de esta autora, la nueva cultura política debe
formar verdaderos ciudadanos, esto es, ciudadanos activos y
responsables.

Por lo tanto, se plantea el reto de encarar procesos
sociales de construcción y fortalecimiento de
ciudadanía
, o sea, responder a la interrogante sobre
cómo los sujetos de derecho se convierten en tales a
partir de prácticas sociales, sistemas
institucionales y representaciones culturales. En definitiva, un
proceso de gestación de las subjetividades individuales y
colectivas, de aprendizaje de
expectativas recíprocas y de definición de un
espacio de responsabilidad en relación con los
"otros", en general, y con el Estado o la
autoridad
pública ("otro privilegiado"), en particular:
¿qué derechos tengo?, ¿cómo las
instituciones
estatales los protegen y aseguran?, ¿cuáles son mis
responsabilidades (y las del otro hacia mí)?

Precisamente, como hace referencia Elizabeth Jelin (1996), el
desafío de la transición actual está en la
capacidad de combinar los cambios institucionales formales con la
creación y expansión de prácticas
democráticas y de una cultura de la ciudadanía en
la cotidianidad.

En esta línea, los medios de
comunicación masiva adquieren una importancia
creciente constituyéndose en escenario de debate
público y de construcción de verosimilitud del hecho
político y, asimismo, en actores del proceso
político: en la definición de la agenda
pública, en la influencia de líderes mediáticos en la formación de la
opinión
pública, en la fiscalización de los actos del
gobierno. Esta
doble cualidad de los medios se
explica por la pérdida de legitimidad y credibilidad de
los partidos
políticos en Latinoamérica y el debilitamiento de sus
funciones
típicas como mecanismos de expresión de las
demandas ciudadanas.

Empero, a pesar de que algunos medios "alternativos"
"especialmente, los de carácter comunitario, educativo y popular"
se han constituido en el ámbito de representación
simbólica donde diversos grupos de la
población por medio de la ocupación del espacio
público, expresan sus demandas e intereses, debaten los
asuntos públicos y se reconocen como miembros de una
comunidad, estos no pueden transformar estas demandas sociales
"tarea de representación institucional de la
política" en decisiones estatales (políticas
públicas).

Una mirada distinta a la
comunicación

En la formación de ciudadanía "o, mejor dicho,
de "ciudadanías" en plural haciendo referencia a la
diversidad étnica y cultural de los pueblos sud
americanos", es imprescindible comenzar a entender y asignarle un
lugar a la
comunicación como factor fundamental para el desarrollo o,
como han planteado algunos autores latinoamericanos desde la
década de los años "70, una comunicación
para el cambio social
de estructuras
injustas de vida para la mayor parte de la población.

Aquí se plantea, entonces, la construcción de
procesos de diálogo
privado y público a través del cual se pretende que
las personas "fundamentalmente los grupos marginados tanto
política como económicamente" decidan
quiénes son, qué quieren y cómo pueden
obtenerlo y, así, mejoren su calidad de
vida guiados por los principios de
tolerancia,
autodeterminación, equidad,
justicia
social y participación activa de todos.

Este enfoque propone una nueva agenda para la
comunicación en el marco del desarrollo, trasladando el
énfasis del proceso a los individuos y las comunidades
como agentes protagonistas de su propio cambio, hacia el apoyo al
diálogo y el debate sobre temas claves de interés
que afectan a determinados grupos, con miras a incorporar
adecuadamente información a los diálogos y
debates, en suma, hacia un modelo de
comunicación horizontal, persona-a-persona, de muchos-hacia-muchos, de la
gente-para-la-gente.

Por todo ello, la comunicación para el cambio social
nos permite reflexionar e intervenir estratégicamente
desde un eje fundamental: el derecho a la
información
, que no se reduce a permitir a las
personas saber lo que deberían pensar o hacer, sino que
otorga sentido a sus vidas y forma a sus aspiraciones. Es decir,
tomar el control de sus
propias vidas y ejercerlas con "poder".

Las personas adecuadamente informadas tienen los suficientes
argumentos para opinar sustentadamente, participar en la
definición e implementación de acciones de
carácter público que afectan directamente su
calidad de
vida, controlar socialmente a las autoridades que las representan
y sobre las que han depositado responsabilidades, debatir sobre
problemas comunes y tomar decisiones para su presente y futuro.
Todo esto es, sin duda, ¡ejercer su ciudadanía de
forma plena!

Ciudadanía latinoamericana

La construcción de ciudadanía, en
función
del fortalecimiento de los nóveles sistemas
democráticos en América
Latina, empieza a constituirse en un tema prioritario en el
ámbito estatal y en sectores no gubernamentales,
especialmente en los académicos, donde se carece de
reflexión científica que permita generar nuevos
conocimientos al respecto para explicar y comprender la
realidad.

Precisamente, a partir de la reflexión generada por el
Informe de
Desarrollo
Humano en Bolivia 2002 (PNUD) se considera que la
ciudadanía es donde se deben sintetizar los imperativos de
la democracia y del desarrollo, con un marcado referente de lucha
contra la pobreza.
Porque pobre, en su dimensión subjetiva, es también
aquel que no tiene ciudadanía, a quien sus derechos le
están siendo arrebatados por un sistema que no le
permite ser ciudadano y le niega la dignidad.

En Bolivia, esta exigencia de dignidad es
también una demanda de
justicia y equidad directamente relacionada con el
problema de la pobreza, ya que
los sectores excluidos reclaman "en el plano de la subjetividad"
ser respetados y tomados en cuenta para transformarse, con las
suficientes oportunidades sociales y políticas, en actores
que puedan configurar su propio destino en una relación de
mutua colaboración con los demás.

La democracia debe asumir responsablemente la tarea de
restituir la dignidad de los sectores sociales más
afectados, particularmente los pobres y excluidos y vulnerables,
expandiendo los espacios colectivos de deliberación
en los que se desplieguen y amplíen las capacidades de
decisión política
en torno a lo
público como una manifestación del ejercicio
ciudadano.

Ciudadanía comunicativa

Si tomamos en cuenta que la información que circula
públicamente proviene fundamentalmente de los medios,
entonces, podemos hablar de una ciudadanía que
también se construye a partir del consumo
cultural (apropiación y uso) de la oferta
mediática, y la que hemos definido con María Helena
Hermosilla (1995) como ciudadanía comunicativa.

En esta dirección, planteo un modelo
teórico de construcción de ciudadanía
comunicativa
(ver Gráfico No.1) sobre la base del
ejercicio pleno del derecho a la información, que
incorpora los siguientes elementos: formación de
opinión pública, participación ciudadana, control social y
deliberación pública, en el marco de
gestación de espacios públicos
democráticos.

En este proceso de constitución de la ciudadanía
comunicativa es nuclear la producción "por parte de periodistas
éticos y responsables" y el consumo de información
periodística porque se basa en el principio de
reducción de la incertidumbre o de la indeterminabilidad
con tendencia a cero, introduciendo certidumbre objetiva,
predictibilidad en un ambiente de
elección o evidencia que conlleva el fundamento del
asentimiento. Esta certeza, convencimiento o seguridad se
logra por medio del despliegue de las facultades del derecho a la
información que influyen sobre la persona en alguna forma
de conocimiento y
modifica o transforma su comportamiento
en un proceso de "maduración social", donde desarrolla las
virtualidades de la sociabilidad.

Sin embargo, a pesar de las múltiples posibilidades de
acceso a mayor cantidad y calidad de información y
oportunidades de difusión de visiones de mundo
diferenciadas "con sus aspiraciones, necesidades, experiencias y
análisis" que permiten las
tecnologías de la información y la
comunicación en esta "nueva" sociedad informacional de
principios de siglo, se percibe una profunda brecha informativa
entre los que tienen posibilidades reales de acceso,
aprovechamiento y uso, y los que han sido "¡y son!"
marginados y excluidos, continuando "sin voz" e "invisibles" ante
un mundo globalizado que parece avanzar sin ellos.

Gráfico 1 – Modelo Teórico de
Construcción de Ciudadanía Comunicativa

Fuente: Elaboración del autor.

A manera de
epílogo

Para la consolidación de la democracia en América
Latina es imperativo que los distintos grupos
sociales se asuman como ciudadanos, con capacidad para
convertirse "frente a la exclusión y discriminación en que viven" en sujetos
capaces de ejercer derechos y deberes, buscando la
participación activa en los espacios donde se toman
decisiones (vida pública) que afectan de manera directa su
vida cotidiana.

Vista desde este enfoque, la información como derecho
fundamental "reconocido en la Declaración Universal de
Derechos Humanos
de 1948" puede coadyuvar en la
formación y ejercicio activo y responsable de la
ciudadanía en el marco del desarrollo humano.

El modelo teórico de ciudadanía comunicativa
planteado en el presente ensayo,
establece que las personas asumen, por medio del consumo cultural
de la oferta informativa noticiosa, una competencia
política que coadyuva en la generación de esferas
públicas. Esto es, un conjunto específico de roles
sociales a través de los cuales los ciudadanos se
interesan sobre un hecho de interés público, forman
un juicio al respecto y lo expresan (opinión
pública), además de que toman decisiones,
fiscalizan y controlan, demandan y ejecutan todas aquellas
acciones que los lleven a defender intereses comunes en un
contexto deliberativo (participación ciudadana).

Fuentes

CALDERÓN, Fernando y LECHNER, Norbert

1998 Más allá del Estado, más
allá del mercado: la
democracia
, La Paz, Bolivia, Plural editores/CID, 88
págs.

HERMOSILLA, María Elena

  1. "La
    educación que viene de los medios: el aporte de los
    estudios de recepción" en aa.vv., Los medios, nuevas
    plazas para la democracia.
    1ª ed., Lima,
    Asociación de Comunicadores Sociales Calandria,
    págs. 179-186.

JELIN, Elizabeth

1996 "La construcción de la ciudadanía: entre la
solidaridad y la
responsabilidad", en Jelin, Elizabeth y Hershberg, Eric
(coordinadores), Construir la democracia: derechos humanos,
ciudadanía y sociedad en América Latina
,
1ª ed., Caracas, Nueva Sociedad, págs. 113-130.

MARTÍN-BARBERO, Jesús

PEÑARANDA DEL GRANADO, Susana

2001 "La necesidad de una nueva cultura política
ciudadana", La Razón, suplemento Ventana, 7 de
enero de 2001, pág. 2.

 

 

 

 

Autor:

Dr.(c) Carlos A. Camacho Azurduy

www.geocities.com/carcam2000

Partes: 1, 2
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