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Ética del Límite y Condición Humana: adjunción ideal para la toma de decisiones en la organización (página 2)



Partes: 1, 2

Donde la
personalidad, la espiritualidad y por ende todos aquellos
valores que
van más allá de lo material, intervengan con un
papel fundamental en la transformación universitaria, a
partir de las decisiones que tomen sus docentes libre
y responsablemente; capaces de compartir más allá
del mundo exterior que lo rodea, su proyecto de vida
sobre una base denormas de conducta y una
conciencia
ética
entrenada.

Gráfica 1

Mapa conceptual:
“Resplandor ético transformacional para
la
toma de
decisiones en las Organizaciones de
Educación
Superior”

En el nivel de la teoría,
Trias (2000), uno de los investigadores sobre esta
temática permite a la autora inferir que la complejidad
que caracteriza la vida del hombre, solo
puede ser entendida siempre y cuando éste se acoja a su
condición humana limitada y fronteriza, es decir,
“obra de tal manera que ajustes tu máxima de
conducta, o de acción,
a tu propia condición humana de habitante de la frontera” (p.16); de tal imperativo, es
necesario tener presente que, el límite es siempre un
concepto
resbaladizo y de doble filo. A su ética del limite o de
razón fronteriza, Trias, propone una reflexión
sobre nuestra propia condición (humana) que permite
esclarecer “eso que somos”, ya que en
última instancia la gran pregunta filosófica es la
que parece condensar todas las demás:
“¿Qué es el
hombre?”
(p.12).

Infiriendo sobre ese pensamiento,
la condición de límite y de frontera, entonces,
constituiría parte integral del hombre desde la
perspectiva de esta disertación; de tal manera que sea el
sustento de los procesos
decisionales del docente en el contexto de unas instituciones
de educación
superior.

A este respecto, el estilo del discurso en
este trabajo se
centra, según la gráfica 2, en presentar un tejido
reflexivo de ideas que sustenten un nuevo paradigma para
El Constructo Ética del Límite y
Condición Humana: adjunción ideal para la toma de
decisiones en la organización”,
el cual
se asienta en siete dimensiones:

1) Dimensión lógica
y toma de decisiones ética.

2) Dimensión condición humana y toma de
decisiones ética.

3) Dimensión prudencia y toma de decisiones
ética.

4) Dimensión imperfecta y toma de decisiones
ética.

5) Dimensión ética del limite y toma de
decisiones ética.

6) Dimensión valores y toma de decisiones
ética.

7) Dimensión transformación y toma de decisiones
ética.

Gráfica 2.

Constructo
“Ética del Límite y Condición Humana:
Adjunción Ideal para la Toma de Decisiones en las
organizaciones”

1.- Dimensión
lógica y toma de decisiones ética

Desde esta dimensión se percibe a la
institución universitaria como centro de producción y construcción del conocimiento;
espacios donde las decisiones de sus actores generalmente
están influenciadas por la parte lógica presente en
todo ser humano. Se utiliza, en la generalidad de las veces, el
coeficiente intelectual identificado con el cerebro
izquierdo; por lo que las decisiones suelen plantearse
racionales, mecanicistas; guiadas por el deber ser de lo que
constituye las normativas institucionales, que en la
mayoría de los casos hace inflexible los procesos
decisionales de la organización universitaria. La
dimensión lógica y las decisiones
éticas
se toma como punto de partida para incoar el
razonamiento del presente constructo, en virtud de la fuerza que
tiene sobre los actores de los centros universitarios, el
intelecto lógico. A tales efectos, es provechoso la
revisión documental.

En este particular, las concepciones teórica
asumidas sobre esta temática, permitirá en este
documento, presentar el nuevo significado que se le quiere dar a
las decisiones que se tomen en la institución
universitaria, agregando el componente sobre ética del
limite y condición humana, a la toma de decisiones del
docente como líder
académico universitario; quien asumirá la responsabilidad de promover la nueva
significación sobre toma de decisiones. Ya que, objetos y
hechos carecerían de significado por sí solo. El
significado en los procesos decisionales, pudiera decirse, se
organiza en función de
los principios y
creencias presentes en el docente y en el resto de las personas
que integran la comunidad
universitaria. Porque cada persona tiene su
propia interpretación del mundo, razón por
la cual, la condición de límite no hay que perderla
de vista para no invadir los espacios del otro y comprenderlo con
relación a su mundo. Trias propone “comprender eso
que somos a través de la idea de límite. Somos los
límites
del mundo” (p.12); por consiguiente, el quehacer diario de
un docente, de su convivencia; beneficia o perjudica al otro
dependiendo de la percepción
de su entorno y de su propio yo interior.

Desde esta perspectiva, el hombre en su propio horizonte
casi siempre andará en la búsqueda de la verdad
para sus decisiones éticas, una verdad que es posible
observar como una triple verdad: verdad Dios, verdad hombre y
verdad mundo. En el escenario universitario, el pensar en la
antropología de lo limitado marca frontera
situando al hombre a infinita distancia de lo prehumano y del
misterio de lo suprahumano; como al igual que en lo físico
y metafísico o teológico. Según este autor,
con “nuestras emociones,
pasiones y usos lingüísticos, dotamos de sentido y
significación al mundo de vida en que habitamos” (p.
12, 13).

Debido a la importancia significativa que tiene la
dimensión lógica para la toma de decisiones desde
la ética y la condición humana en el contexto
organizacional, se han seleccionado los siguientes
autores:

Etkin (1993) por ejemplo,
define la toma de decisiones como una actitud mental
que se desarrolla al mover una organización del estado actual
de la situación, a un estado previsto. La acción de
tomar decisiones entonces involucra un proceso de
comunicación identificado con el tipo de
negociación que mejor respuesta ofrezca,
originando una relación de compromiso para las partes
involucradas en el proceso. En tal sentido, una dimensión
lógica para llegar a decisiones éticas debe
considera en todo caso, que el decidir es una acción
netamente del ser humano, y en este particular, el uso
práctico de la razón “se abrirá en
experiencia” (p. 20).

Para seguir discurriendo sobre la dimensión
lógica Gelatt (1998) expresa,
que tomar decisiones requiere de tácticas para el orden y
el caos, haciendo uso de la flexibilidad y el equilibrio
para estar a tono con los cambios propios de un futuro incierto.
Flexibilidad para adaptarse a las diferentes exigencias del
entorno y equilibrio a fin de mantener una conducta correcta con
un mínimo de desviaciones. “necesitamos los
conocimientos y actitudes para
manejar tanto el orden como el caos” (p.1).

El autor propone para la toma de decisiones el proceso
del Dos por Cuatro, esto es: “dos
actitudes y cuatro factores las actitudes están
representadas por: aceptar como incierto el pasado, el presente y
el futuro, y ser positivo acerca de la incertidumbre; por su
parte los factores se identifican con: lo que desea, lo que sabe,
lo que cree y lo que hace. Combinando las actitudes con los
factores, logra cuatro principios que caracterizan a una persona
tomando decisiones. Estos son: concentrarse y ser flexible en lo
que se quiere; informarse y tener cautela con su información; ser objetivo y
optimista acerca de lo que cree, y por ultimo, ser
práctico e imaginativo” (p.6).

Con el uso apropiado de los factores, desde una
dimensión lógica el autor abre una ventana hacia la
toma de decisiones éticas, porque estos, son el reflejo de
la integridad de una persona, puesto que según Trias
(2000) “la ética se inspira nuclearmente en lo que
somos”

(p. 35).

Robbins (1999), expone un
criterio suficientemente aceptado sobre la toma de decisiones.
Señala que en toda decisión está presente lo
ético, aplicando tres razonamientos: 1) el utilitarismo,
las decisiones proporcionan bienestar, 2) los derechos, toda
decisión està sujeta a códigos éticos
y 3) la justicia, el
decidir amerita imponer reglas justa e imparciales. Cada uno de
estos tres criterios tiene sus ventajas y sus desventajas: el
utilitarismo, promueve la eficiencia y la
productividad,
a costa de los derechos de la persona; el uso los derechos
protegen al individuo,
pero crea un ambiente de
trabajo rígido, y por ultimo, la justicia, protege los
intereses de las minorías, alentando un sentido de
distinción entre los trabajadores (p. 118, 119). El
enfoque Robbins, también admite un tratamiento desde la
óptica
del límite y de la condición humana, pues, si se
reconocen los valores
que generalmente se identifican con la actividad
académica, el tomar decisiones en los centros
universitarios se convertiría en un ejercicio ético
transformacional.

De estos planteamientos surge la imperiosa necesidad de
darle un giro a la forma con que deciden los docentes
universitario, combinando lo racional con lo intuitivo y hasta
con lo operativo. En otras palabras, significa combinar
coeficiente intelectual-cerebro izquierdo (CI-CI), coeficiente
emocional-cerebro derecho (CE-CD) y
coeficiente operacional-cerebro central (CO-CC). En la
gráfica 2, se presenta este equilibrio para una toma de
decisiones éticas, en una dimensión
lógica.

Gráfica 2

Toma de decisiones éticas en una dimensión
lógica

Fuente: Volpato y De Gregori (2002) adaptación: la
autora

Sin embargo, como en la práctica no es
fácil presenciar tal equilibrio, es necesario plantearse
varios escenarios, como lo propone De Gregori y
Volpato (2003)
en su teoría cibernética social y proporcionalismo que
conforman el capital mental
triádico del cerebro en una persona decidiendo: 1) cuando
la tendencia es a utilizar el coeficiente intelectual-cerebro
izquierdo. En este caso la persona decide con funciones
mecánicas-analíticas, desde el deber ser,
utilizando nomás. 2) La persona decidiendo con el
coeficiente emocional-cerebro derecho, centrado en el ser, su
decidir se deja guiar por lo intuitivo-sintético y 3) La
persona que decide con funciones intempestivo-operativo,
utilizando su coeficiente operacional-cerebro central sin razonar
y considerar las consecuencias de la decisión.

Considerando la imperfección del ser,
¿cómo saber tomar una decisión
ética?, Chopra (1996) responde tal interrogante que sirve
de guía a quienes se interesan por el tema, él
autor señala que; “se siente paz y consuelo y
ninguna resistencia de
parte del universo. El
cuerpo experimenta una sensación de tranquilidad, te
sientes bien. Y cuando escoges el camino equivocado,
también lo sientes en forma de malestar
físico” (p.117.118).

La necesidad entonces, de reconciliar la esencia del ser
humano con las decisiones desde la dimensión lógica
en la
organización universitaria, hace presumir que las
acciones del
profesor,
obviamente no siempre se inspiran en la racionalidad y la
dependencia; en virtud de que la libertad que
éste tiene para decidir, lo lleva a optar por escoger,
aquella que responda con asertividad a
su forma de pensar y sentir, a sus metas y circunstancias. A
esto, se suma el hecho que cuando una persona decide, se somete a
procesos complejos, cargados de incertidumbre, ambigüedad,
indeterminación y duda. Por ello, la intuición, la
creatividad,
los sentimientos, las corazonadas y el respeto al ser
humano; serian los iconos que orientarían la toma de
decisiones éticas desde una dimensión
lógica.

2.-
Dimensión condición humana y toma de decisiones
ética

La dimensión de la condición humana y la
toma de decisiones ética desde la realidad del hombre en
su comunidad universitaria, podría ser explicada a
través de la comprensión de aspectos
filosóficos, debido a que el ser humano instruido y
educado es menos propenso a hacerse prisionero de las opiniones
de los demás. En la mente del hombre instruido, la
existencia propia del “ser” clarifica y reflexiona
acerca de sus propias capacidades, dando sentido y
significación a los símbolos para decidir; hecho manifiesto
mediante la exposición
y expresión en figuras y formas de comunicación. De
esta manera, el símbolo, es aquel concepto como expresa
Trias (2000), que permite “abrir la razón fronteriza
a la experiencia… También a través de
símbolos tenemos la posibilidad de formalizar y configurar
aspectos de nuestro mundo de vida”. (p. 13, 14)

La ética como filosofía del saber y actuar, reconcilia lo
etéreo con la condición humana para discernir y
explicar la toma de decisiones, confiriéndole irradiación de valores a fin de darle forma
y aliento al contenido, por ser una de las actividades de mayor
cotidianidad, que ejecuta el hombre desde el inicio de cada
amanecer.

Se tiene plena conciencia de que lo que se quiere
trasmitir, no es fácil escribirlo, trasmitirlo y
practicarlo; sin embargo, el interés
por el tema “Ética del Límite y
Condición Humana: adjunción ideal para la toma de
decisiones en las organizaciones de educación
superior”, impulsan a sobrepasar y entender los espacios
fronterizos invisibles que aclaran las ideas del ser humano, para
combinar la praxis con lo
trascendental.

Apremia entonces, la creación de una base
conceptual para construir un nuevo conocimiento dirigido a
rescatar la Dimensión Condición Humana para la Toma
de Decisiones Ética, que ofrezca respuestas en el logro de
una conciencia que permita distinguir cuándo se
está perjudicando o cuándo se está actuando
equilibradamente. Demostrando sensibilidad, ponderación y
sobre todo un profundo respeto por la libertad de criterios y
opiniones contrarias, activando el diálogo
para acordar la decisión que beneficie a las partes
involucradas.

No es una novedad que para hacerle frente a situaciones
macras como las señaladas, las organizaciones
deberán asirse a los cambios paradigmáticos, como
bien propone Drucker (1994), quien plantea como salida a la
crisis, la
gestión
del cambio,
implementando cuatro prácticas sistemáticas: mejora
continua de todo lo que hace, aprender a innovar en forma
sistemática, tener capacidad para tomar decisiones
aceptando el respeto por las diferencias y actualizar los
conocimientos cada cuatro o cinco años. La autora coincide
con el pensamiento del autor, y es por ello que se aborda el tema
de esta naturaleza
donde la condición humana, la innovación, el respeto y la
actualización de los conocimientos, son el eje para la
actuación del docente en el ambiente
universitario.

Siguiendo con esta misma línea de pensamiento,
Guédez (2001) recoge el ideal para las organizaciones en
el presente milenio:

“Sabemos que la historia de la humanidad se
ha apoyado sobre recursos
distintos para impulsar la sobrevivencia de la especie durante
los diferentes períodos de la historia. Se han conocido la
ola agrícola, la industrial, la tecnológica, la del
conocimiento y ahora se asoma la ola ética… la
ética surge así como el eje de conductas
individuales necesarias para que las organizaciones, los
países, las subregiones y el mundo asuman el compromiso de
sobrevivir, de convivir y de vivir”.
(p.34)

En este sentido una convivencia entre las personas para
actuar éticamente, significa fortalecer en función
del dialogo desde la
razón, el juicio y el concepto, la forma como el hombre
toma decisiones. El abordaje filosófico de la ética
del limite en la propuesta teórica de Trias (2000) sobre
la condición humana, es una salida que pudriera plantearse
a la organización universitaria para impulsar el
fortalecimiento y crecimiento de un ser humano limítrofe y
fronterizo, consciente de que no es un ser racional para creerse
un ser perfecto.

Desde los escenarios de acción del hombre como
tomador de decisiones, debe tenerse siempre presente que su
condición humana es limitada no obstante tiene la
capacidad de abrirse a la experiencia para elegir la mejor
decisión desde el ser de convivencia, regido por el
dialogo, las disidencias, las opiniones opuestas, los juicios de
valor y el
respeto a la libertad individual del otro. Una libertad como
expresa Gómez (2000) que debe ser producto del
respeto, sin que haya para ello ninguna causa o razón,
sino porque el hombre desde lo más intimo de su ser toma
la decisión de respetarse y respetar al otro. En palabras
del autor: “cuando te respeto porque simplemente yo decido
respetarte, me ubico en el plano humano, en el de la
ética” (p.30).

Esta transformación ética en una
organización de educación superior, tiene como
prioridad, implementar mecanismos para que su comunidad
universitaria vea en la condición humana el fin, para
obrar decidiendo con transparencia y coherencia entre lo que
piensa, lo que dice, lo que siente y la decisión que
finalmente tome. Es decir, deberá actuar con prudencia y
sabiduría del corazón
desde las propias fronteras del hombre como signo de identidad e
identificación ante su entorno inmediato, ante el
país y ante el mundo.

3.-
Dimensión prudencia y toma de decisiones
ética

Buscar un nuevo arte para vivir,
sin el protagonismo y el heroísmo al momento de la toma de
decisiones, debe ser una práctica fundamental de la
comunidad universitaria desde su condición humana como
actores principales de su organización, por cuanto la
eficacia en
sus metas estarían directamente relacionadas con la
discrecionalidad y la prudencia que son virtudes consideradas por
Aristóteles, como indispensables para el
buen juicio del hombre como tomador de decisiones. Con
pensamiento similar, Balaguer (1977) expresa que el sabio del
corazón será llamado prudente, considerado no como
pusilánime y falta de audacia, si no como el hábito
de actuar bien, clarificar el fin y buscar los medios para
alcanzarlos.

El docente universitario, sin ufanarse, puede lucir sus
cualidades, atributos, dotes y talentos en sus diferentes
escenarios académicos; dejándole a terceros las
opiniones calificativas que a bien tengan sobre su persona. Al
cultivar la virtud de la prudencia, el docente se hace más
audaz en el buen sentido de la palabra y menos insensato en su
diario actuar. Desde esta visión, el ser prudente no
significa el no equivocarse, sino más bien, rectificar
cuando comete algún error; asumiendo con responsabilidad
el riesgo por la
decisión tomada.

Santo Tomás de Aquino (Citado por Balaguer 1977)
señala que los tres actos más importantes de la
sabiduría son: pedir consejo, juzgar y decidir rectamente.
El cultivo de estas actitudes, encuentra en la virtud de la
prudencia el fundamento clave para reconocer las propias
limitaciones del ser humano.

Si bien es cierto que actuar con sabiduría,
implica un salto cualitativo en las decisiones prudentes que se
tomen, hay que considerar que ésta virtud, no es nada
fácil de asimilar por el hombre, debido al beneficio
material que casi siempre busca en todo lo que hace. Por ello, el
considerar las opiniones opuestas, el desafío de conocer
la propia identidad y conocer la identidad del otro; representan
esos límites que muchas veces no se deben dejar pasar por
alto, en bien del hombre y de su organización.
Condición que lo lleva a retrasar la decisión,
hasta completar todos los elementos de juicios que permitan para
cada situación que le presente el contexto inmediato y la
propia naturaleza; controlar los grados de duda, así como
minimizar los índices de discrepancia.

Aubenque (1999) haciendo una de las exposiciones
más sugerentes y atractivas sobre la ética de
Aristóteles, expresa que la prudencia es la síntesis
de todas las virtudes, es el buen juicio, el arte de la medida y
de la oportunidad en el obrar; implica valor, templanza, justicia
y sabiduría práctica. El decidir éticamente
en una dimensión prudente se entiende entonces, como la
forma de poner fronteras para que el ser humano no actúe
desde la contingencia, la precariedad y la imprevisibilidad; de
allí la importancia de medir su forma de comportarse,
enfrentarse al azar y aceptar el riesgo de
equivocarse.

Es como darle una respuesta a los limites de la
razón, que en no pocas oportunidades agobia al docente
para cumplir con las normas
preestablecidas por la organización; que sin ignorar la
existencia humana confía en el poder de la
inteligencia
del conocimiento y de la acción para decidir con
discrecionalidad, como la esencia significativa que le permite,
ser ponderado y comedido, antes de emitir un juicio o tomar
decisiones que en la generalidad de las veces influencian a las
personas positiva o negativamente. El autor enfoca hacia los
limites de la razón, asumidos por Aristóteles; que
sin ignorar los aspectos trágicos de existencia humana,
confía en el poder del conocimiento y de la acción
para superarlo.

De esta manera sumir con éxito y
ética las decisiones que se tomen en la institución
educativa, depende en gran parte de que sus educadores y sus
educandos sean prudentes, ponderados y discretos; sean objetivos, sin
dejarse llevar por el apasionamiento, inclinando la balanza hacia
la conveniencia de una u otra parte. Porque como señala
Guedez (2001) “…no somos libres para elegir lo
que nos pasa, sino libres para responder a lo nos
pasa… todas las conductas éticas son lucrativas,
mientras que todas las conductas antiéticas son
empobrecedoras” (p.23).

El significado de una practica ética para decidir
con prudencia, conlleva entonces, al cultivo de la paz y la
comprensión con un profundo respeto por la dignidad de
todos los que comparten el diario quehacer de la comunidad
universitaria, entre ellos sus docente y alumnos; quienes son los
que mayores interrelaciones positivas deben tener, para que su
actividad académica sea del disfrute por construir nuevos
conocimientos y elevar el nivel de formación
humano-espiritual del estudiante.

Significa por otra parte, fomentar escenarios de
acción en el ambiente universitario para decidir mediante
acuerdos, considerando la pluralidad, la diversidad, el respeto y
la innovación; para contribuir, a hacer más humano,
al propio ser humano, promoviendo un verdadero compromiso
personal,
profesional y organizacional.

La prudencia en las decisiones éticas que a bien
tenga asumir la comunidad universitaria, en la cual, sus docentes
como conductores y formadores de aquel joven que un día
espera ser un profesional exitoso, pero sobre todo un ser humano
capaz de contribuir con el desarrollo de
su familia, su
comunidad; se propone, como la dimensión que orienta la
adjunción ideal para la toma de decisiones ética,
teniendo presente que quienes deben asumir esta gran
responsabilidad, son seres humanos imperfectos, que buscan la
excelencia, superando los obstáculos que forman parte de
su diario quehacer académico.

4.-
Dimensión imperfecta y toma de decisiones
ética

Los errores que pudiera cometer el hombre no son
impedimento para lograr la excelencia, la superación y el
éxito; no deben ser tampoco predisposiciones para fallar
de nuevo, dejando que estos dominen su voluntad. En este dilema,
lógicamente él, casi siempre esta en
búsqueda de la perfección para decidir y actuar
buscando ser exitoso y excelente en todo lo que se propone. Es
por ello, que la perfección como expresa Peter (2002),
influencia la vida de las personas de una manera silenciosa e
imperceptible, “ la expresión alcanzar la
perfección… no es una aspiración sana. La
búsqueda de la perfección no ayuda a las personas a
vivir, a amar, a sonreír, a gozar, a perdonar. No ayuda ni
siquiera sufrir.” (p. 15)

Las acotaciones que hace el autor son como para mover el
piso de cualquier docente universitario que busca ser modelo
perfecto a seguir por su alumno; ya que como ser humano, en la
generalidad de las veces esta proceso de realización y de
transformación mediante cursos de perfeccionamiento y
crecimiento personal; para no fallar, o no equivocarse; pero
sobre todo para realizar mejor su actividad académica. La
búsqueda la perfección no significa el no
equivocares o no tener fracasos, pero par asumirlos sin fomentar
comportamientos pobres de escasa calidad ; Peter
propone la Terapia de la
Imperfección
como respuesta que
esclarece y devuelve al académico “ su verdad,
concibiéndolo como un ser, que tiene que cargar con el
peso de sus limites.” (p. 15)

En la búsqueda de un contexto donde poder
reflexionar acerca la terapia de la imperfección; la
institución universitaria es el ambiente propicio, ya que
sus profesores en la generalidad de las veces quieren vivir con
un estilo de vida
que los lleva a arreglar la realidad y a tener bajo control sus
sentimientos; y se enfrenta en no pocas oportunidades con
situaciones esencialmente limitadas, con sus defectos, con la
incertidumbre y la complejidad en que viven estas casas de
estudio; donde lo que tiene que fallar, fallara; el concepto de
la perfección se vuelve cada vez más vacío.
Etimológicamente, perfección según Peter
significa:

“aquello a lo cual nada falta… la noción
de perfección se convirtió en la medida de lo ideal
y de lo real en todos los aspectos. Todo quedo plasmado por la
idea de perfección… a través de este concepto la
mente puede absorber funciones fundamentales como por ejemplo,
esclarecer los aspectos formales de la problemática del
ser.”(p. 19, 20)

Pero la búsqueda de la perfección se
enfrente con una realidad esencialmente limitada y una existencia
inevitablemente defectuosa, generando una actitud y una conducta
de choque con la realidad y la vida misma. Un docente que tienda
al perfeccionismo, esta en la búsqueda de convertir el
desorden de la vida al orden que le dictan sus propios procesos
mentales; formulando frases como: si fuera perfecto, si fuera
estimado, si tuviera éxito, si fuera aceptado, si fuera
amado, si fuera profesionalmente exitoso. Esta dinámica producto de la imaginación,
casi siempre esta cargada de desconfianza y fragilidad hacia la
“fragilidad de la condición humana” (p.40).
Esta es una de las razones, que llevan al autor a proponer el
concepto de imperfección, identificado con todo aquello
que la razón lógica percibe como inadecuado,
deforme, limitado, finito o incompleto.

La realidad asumida con estos argumentos, coloca la toma
de decisiones de la comunidad universitaria en una línea
clara de distinción y separación entre la tendencia
a la excelencia como aspiración sana y legitima de quien
quiere desarrollarse, ser competitivo y productivo utilizando sus
propias potencialidades; y la perfección que tiene una
actitud neurótica, de fondo narcisista, que lo lleva al
autodesprecio cuando se equivoca. Desde esta óptica el
perfeccionismo es visto con una concepción
antagónica a la excelencia, manifiesto en un problema de
vectorialidad, es una confusión de fondo; caracterizada
por la imposibilidad de comprender que se pueden tomar decisiones
erradas. Es como si la persona desviara o moviera el vector de su
vida en dirección contraria a su propia naturaleza,
signada de incertidumbre y cambio.

Pero ¿ de qué manera el académico
universitario puede superar la complejidad y el caos de la
realidad reconociendo que es un ser imperfecto para afrontarlo?
¿De qué manera puede hacer que emerja a la
superficie su yo como ser humano capaz de autoconocerse y conocer
al otro (su alumno)?. Como perfeccionista que se mueve
hacía si mismo, hacia su propio “yo”,
ignorando su razón fronteriza y limítrofe para
interactuar con el contexto, no podría; sin embargo si
observa a su alrededor, para encontrar su yo interior y el y el
tú del otro, el grupo, las
cosas, los acontecimientos, el pasado, el presente, el futuro,
las deficiencias, el ideal y el valor, la alegría, el
sufrimiento, el deber por convicción, el amor,
la muerte y su
Dios; es un buen síntoma de la proyección de sus
sentimiento e intuición. Peter en la
Terapia de la
Imperfección
propone:

“… las implicaciones filosóficas y las
proyecciones ético-espirituales… sus raíces y al
mismo tiempo su
apertura… alude a una determinada visión del hombre
concebido como ser limitado, por otra, se reconocen las
exigencias ético-espirituales que derivan de esa misma
concepción… como en una parte de un conjunto más
amplio que abraza diversos niveles de reflexión, cada uno
con su propia función, pero integrados por el concepto del
limite en una única totalidad unitaria. (p. 7)

El reconocimiento de que el docente es un ser humano
asido a la imperfección, es un primer paso para no hacer
resistencia a los limites y debilidades que lo embargan. De
allí, la necesidad de considerar en las decisiones que
tome, las potencialidades taxativas de la sabiduría del
corazón y la prudencia para el éxito y la
excelencia. Esta dimensión de lo imperfecto, obliga a
poner frente a frente, al hombre con sus propias fronteras y sus
limites; en le pensar, en el sentir, en decir, en el decidir y en
el hacer; para no invadir los espacios del otro.

5.-
Dimensión ética del límite y toma de
decisiones ética

La dimensión ética del límite como
adjunción ideal para tomar decisiones en la
organización universitaria, representa reconocer en el
cuadro de docentes de la institución, los limites que
éste tiene, por su propia condición humana; para
lograr el engranaje de las fuerzas internas y externas que
afectan su cohesión para la toma de decisiones. El limite
es la primera reflexión que se imponer el hombre al
momento de decidir, bajo dos aspectos: como dato por la
información recibida y como experiencia en el dinamismo de
la propia acción., que casi siempre influye negativa o
positivamente en el otro. Trias (2000) expone el limite como una
filosofía “… es el ser
mismo
. Y es también el determinante radical del
concepto de inteligencia o razón que puede
formarse.” (p.21)

Esta exaltación del hombre como un ser
ontológicamente limitado, es su razón fronteriza
que lucha entre dos realidades que lo convierten en una
“ser” dinámico dentro de su existencia,
sellada por el limite en el conocer, comunicar, entender, amar y
perdonar; haciendo uso de sus propias facultades, actuaciones y
potencialidades limitadas por sus imperfecciones. Pero como muy
bien lo expresa el autor, es también
“…Asunción onto-lógica de
ser y razón limítrofe
es, justamente, la que hace posible la viabilidad de un uso
práctico, o ético, de esa misma
razón.” (p.21)

La ética del límite como dimensión
para decidir éticamente en una organización de
educación superior, desde la óptica expresada por
este autor, representa en un docente, estar consciente de sus
propias capacidades humanas y limitadas para asumir aquellos
valores que hacen a la persona más humanitaria, más
solidaria, más tolerante, más justa, más
transparente, más sensible con el otro; en fin significa
elegir, compartir, amar, intercambiar y admitir equivocaciones.
En resumen, para obrar decidiendo de tal manera que ajuste su
máxima conducta a su propia condición de habitante
de la tierra,
puesto que es la forma más firme y veraz de vivir la
felicidad que todo hombre desea, como una de las aspiraciones
más dignas del ser humano, la de vivir a plenitud. Un
significado que le trae un mayor compromiso, porque vivir en
plenitud; no es solo vivir satisfecho, sino estar a punto de
desbordar los limites de la propia existencia.

Todo límite se explica en el hecho que siempre es
una invitación a ser traspasado, transgredido o revocado.
“Pero el límite es, también, una
incitación a la superación, al exceso… se
producen siempre importantes fenómenos… todo pierde su
identidad pura y dura de carácter originario, agreste o
natural” (p.17). La noción de límite en
razón del reconocimiento de la propia condición
humana, ofrece una oportunidad mística y sensible en la
que se desarrolla y tiene prosperidad espiritual y material el
hombre. El límite es entonces la condición
fronteriza por medio de la cual se hace posible la vida en
convivencia.

La expresión “ser-en-el-limite” que
plantea el autor, es la síntesis de lo corpóreo y
lo espiritual, que representa la verdadera medida de las cosas.
“Y esa condición determina la relación con
todos los demás sujetos libres y personales” (p.97).
Esto significa, que el hombre es un ser relacional que se abre
desde dentro hacia fuera, entendiendo así, el porque la
toma de decisiones esta cargada de un alto componente emocional y
es en la sabiduría del corazón que éste,
trasciende su propia finitud, poniendo límites a su
comportamiento, conoce lo limitado y lo impulsa a
trascender en el mundo hacia la excelencia para tomar decisiones
consistentes, vivificantes y eficaces.

Es por ello, que abordar al docente en su
institución universitaria significa ubicarlo como un ser
en proceso de realización proyectado por su propia
razón, de esta manera mantiene en la generalidad de las
veces un constante movimiento de
fuga y huida de lo ordinario, tratando siempre de buscar
decisiones perfectibles alejándose de sus límites
para volar hacia la cima. En este vuelo, lo humano muchas veces
tiene sabor a desolación, pero también a
expectativas, sin embargo, en el límite de su propia
condición humana es capaz de obtener el gozo que le brinda
la felicidad para disfrutar la decisión tomada con
justicia y verdad respetando la dignidad del ser. De esta manera
responde a una profunda necesidad de racionalizar la indigencia
producida por el límite. Es pues como plantea
Trias;

… aquel ser que, en
razón de sus modos de responder a la proposición
ética, va adaptando y armonizando su conducta a aquel
lugar que constituye y que determina y define su propia
condición y naturaleza. Tal lugar es el límite. El
sujeto, en la medidas misma en que se adapta a ese lugar,
respondiendo del serque se le ofrece a
graves de la proposición ética, se constituye como
habitante del límite.” (p.109)

En una dimensión desde la ética del
límite para tomar decisiones desde la eticidad de sus
actores en la institución universitaria, entre ellas sus
docentes, podrían encontrar respuestas a sus acciones,
desencadenando verdaderos cambios desde esa fuerza interior
espiritual que el ser humano tiene para saber lo que puede y lo
que debe hacer, y lo que conduce inminentemente a lo que quiere
hacer, en bien propio y de su alumno con quien comparte el diario
quehacer institucional.

Esta nueva concepción de ética para
decidir, fomenta valores que interactúan con los hechos y
circunstancias de la vida, para conformar el sistema de
valores y significado; desde la propia esencia del hombre en
acción; su ser espiritual y su ser corpóreo en un
plano existencial, definidos por sus limites en le pensar, el
entender, el conocer y el actuar.

6.-
Dimensión valores y toma de decisiones
ética

La dimensión de los valores permite al
académico universitario actuar con una conciencia
ética, para ver e interpretar la realidad desde una
visión para decidir más trascendental; impregnada
de verdad, bien, unidad, tolerancia,
solidaridad y
justicia, demarcando los limites que dan luces para iluminar el
camino, advirtiendo si es necesario parar, retroceder, dar
preferencia o detenerse. Los valores se manifiestan con la
dimensión comunitaria de la persona y su significado
responde a la dimensión ética. Una ética que
se atenga según Trias (2000) “a las condiciones de
su posible realización a través de la
acción… que el ser humano permita”.(p.
35)

La unión entre la dimensión de los valores
y la ética, admite asumir con propiedad
cualquier decisión, por cuanto la influencia de un valor
transformado en significado desde la dimensión
ética del límite, provoca ajustes en los procesos
racionales, intuitivos e impulsivos; para adecuar el sistema
mental a las situaciones de cambio e incertidumbre que se
presenten al docente en su comunidad universitaria, mediante un
sistema de valores compartidos que conduzcan hacia el camino de
una toma de decisiones ética.

Pero es innegable, que un incontable numero de veces los
procesos racionales e impulsivos, dominan sobre los intuitivos.
Es por ello, que un educador del nivel superior, pero que
también es una persona, se deba plantear en la generalidad
de las veces valores trascendentes relacionados con la dignidad
de la persona humana para activar el diálogo y los
acuerdos que le permita decidir sobre la opción que mejor
responda con prudencia y sabiduría del corazón
.

En este dilema aparece la dimensión ética
del límite y la dimensión imperfecta desde la
propia condición humana limítrofe y fronteriza, en
medio de la cual se encuentra la razón que hace funcionar
la idea de lo lógico, y la intuición que hace
funcionar la idea de lo individual, para orientar el curso de las
decisiones desde la propia esencia del hombre. Trias (2000)
muestra dentro
de su teoría del limite como frontera del hombre que;
“ La libertad del sabio… de su voluntad a ese
orden del mundogobernado por su razona inminente,
… que es el pensamiento interno… no es ajeno al mundo… sino
que lo gobierna desde dentro de modo
hegemónico.” (p.146)

La intuición descubre entonces una cierta
transparencia, apertura y utilidad para
abordar aquellas decisiones turbulentas, asimétricas y en
permanente desequilibrio con la vida; mientras que la
razón percibe el ideal de una vida en positivo, mediante
una conducta simétrica, equilibrada y armoniosa que no
admita errores, obstáculos e imperfecciones. En esta
disyuntiva el hombre asume muchas veces una lucha constante entre
lo perfecto producto de la razón y la intuición que
le establece una especie de frontera, para vivir con sus errores;
perdonando y tolerando los defectos ajenos y los
propios.

Bajo la ética de los valores para decidir del
docente universitario, surge una intencionalidad con un contenido
moral asumido
por convicción y no por coacción, produciendo
objetivos claros de productividad y competitividad, con propiedades intrínsecas
que no deberían modificarse por las circunstancia
contingentes de incertidumbre y ansiedad propios de estos tiempos
de cambio acelerado y permanente. Se trata de elegir entre vicio
y virtud, entre el bien y el mal; expresados a través de
valores considerados como deseables y como camino para orientar
las decisiones que se tomen.

7.-
Dimensión transformación y toma de decisiones
ética

Transformación, cambio permanente, turbulencia
entre otros títulos; caracterizan el mundo en el cual
están inmersas las organizaciones, entre ellas las de
educación superior que tiene como imperiosa necesidad
poner en práctica mecanismos más humanos para la
toma de decisiones desde una perspectiva ético
transformacional. En tal sentido la observancia de reflexiones
profundas sobre su ser y su quehacer en el contexto
organizacional, las lleva a centrarse en el debate sobre
el papel trascendente de esta tipología de organizaciones
en el camino hacia la excelencia, la modernización y el
desarrollo sustentable de la sociedad, la
región, el país y el mundo. Para lograrlo
deberán inspirarse en principios y valores trascendentes
de equidad,
democracia,
justicia, y libertad; como fundamentos insustituibles de una
cultura de paz
y armonía, donde se respeten las diferencias políticas,
culturales, raciales y sobre todo las opiniones opuestas al
momento de decidir.

Las consideraciones expuestas, permiten evidenciar que
los procesos de crisis son vividos casi siempre por los que toman
decisiones, quienes deben enfilar sus principios, valores y
creencias para llegar a decisiones ético
transformacionales, que influencien todos los niveles del
contexto organizacional. En este particular, el punto de partida
serán sus docentes como lideres quienes desde la
dimensión ética y el liderazgo
transformacional, logren decidir apegados la respeto por la
dignidad de la persona humana.

A este respecto, Morgan (1996) explica que en la
actuación de los líderes un sin número de
veces existe una axiología que presenta el deber que lo
lleva a cumplir sus tareas, con una concepción ortodoxo de
fidelidad, producto de una imposición externa; contraria a
la ética, que logra acuerdos considerando las tareas con
una actitud espontánea y voluntaria, que se integren e
identifiquen para llegar a la toma de decisiones logrando una
participación libre y voluntaria mediante la
comunicación a través del dialogo y el saber de
convivencia.

Es indiscutible entonces, la aquiescencia del liderazgo
transformacional como la fuente de unidad y coherencia capaz de
equilibrar las tensiones conflictivas para asumir con conciencia
moral una toma de decisiones ético transformacional. Los
postulados a continuación permiten asumir algunas hipótesis para abordar la dimensión
de la transformación en la organización de
educación superior y la toma de decisiones.

Los docentes lideres en la organización de
educación superior deben fomentar procesos de
comunicación entre los actores centrados en el ser de
convivencia y la propia condición humana, como
símbolo de una toma de decisiones ético
transformacional.

Se hace necesario fomentar en una organización de
educación superior, escenarios donde se pueda escuchar al
interlocutor, permitiendo enriquecer y fortalecer la toma de
decisiones ético transformacional.

La organización de educación superior debe
abrir espacios de diálogo que permitan lograr acuerdos
sobre la base de la disidencia, la pluralidad, los juicios de
valor y las opiniones opuestas para tomar decisiones
etica.

Se requiere considerar el poder en la
organización de educación superior, no como un
acaparamiento de la verdad sino promoviendo escenarios de
acción para decidir desde la eticidad de sus
actores.

Por ultimo, se observa la necesidad de definir las bases
para propiciar valores trascendentes que puedan dar a la
organización de educación superior una sinceridad y
transparencia de vida en la toma de decisiones etica desde la
dimensión de la condicion humana limitada e imperfecta,
acorde con el liderazgo transformacional.

En el marco de estos postulados, el liderazgo debe
asumir una toma de decisión que considere en su
actuación normas y privilegios logrados mediante acuerdos,
no sólo por el cumplimiento del deber, sino del respeto a
las diferencias y a la libertad individual. El liderazgo
transformacional apoyado en valores trascendentes tiene esa
virtud, por cuanto permite propiciar el dialogo desde el ser. La
ética como expresa Cortina (1996) fundada en valores es la
fuerza capaz de orientar en función del diálogo y
los acuerdos, cual es el bien que está en juego. Los
acuerdos generan normas o códigos éticos, no es
dictar normas y después llegar a acuerdos, es acordar para
normar. Los acuerdos preceden, no suceden a las
normas.

Desde esta óptica, el docente como líder
transformacional es capaz de tomar decisiones desde una
dimensión ética y responsable, teniendo como eje de
acción; la dimensión de la condición humana,
la dimensión del limite, la dimensión de lo
imperfecto, la dimensión de los valores, la
dimensión de la transformación, las opiniones
opuestas, los juicios de valor, principios y creencias; para la
transformación de su institución universitaria; con
una alta moralidad y
como eje de renovación de la sociedad, en lo
político, social y económico. Un académico
que seria como el motor de
renovación que tiene un proyecto de vida con una misión y
una visión definida, dotado de cualidades para innovar y
destacarse en un mundo desequilibrado y cargado de incertidumbre.
Donde la condición humana limitada no solo
iría a satisfacer las necesidades y motivaciones materiales,
sino su propia realización, para cultivar valores
trascendentes de fraternidad, responsabilidad, tolerancia y
coherencia entre “lo que piensa, lo que dice, lo que siente
y la decisión que finalmente toma”.

Reflexiones finales dimensiones y
decisiones ética

Abordar
el
Constructo Ética del Límite y
Condición Humana: adjunción ideal para la toma de
decisiones en la organización,
representa
una tarea encomiable desde el punto de vista de las repercusiones
que un nuevo episteme construido bajo una nueva
significación de la dimensión ética puede
generar en, la educación y la
condición humana para decidir en las casas de estudios
superiores. Es partir de las dimensiones que respetan la
condición humana desde la ética del límite,
lo imperfecto, los valores y la transformación.
En este orden de categorías
dimensiónales, el docente es un hombre en constante
aprendizaje.
Ese hombre libre que valora la vida desde su propia razón
fronteriza, que sabe que a través de la coherencia entre
lo que piensa, lo que dice y la decisión que finalmente
toma es capaz de abrir caminos inimaginables hacia el ser de
convivencia.

Un ser humano que al convivir tiene la virtud de
contagiar, de desarrollar el espíritu de responsabilidad y
el sentido de fraternidad. Es capaz hasta de incentivar y dar
significado a la propia tarea y a la del otro. En este sentido la
educación universitaria en todos los niveles y programas
requiere que sus docentes, estudiantes, personal administrativo y
obrero; actúen y tomen decisiones desde su propia
condición humana limitada, fronteriza e imperfecta; como
lideres transformacionales, como lideres
éticos.

En la medida en que la educación como aprendizaje
constante y cotidiano de la vida del hombre, centre su
acción y su toma de decisiones en esos valores,
será capaz de lograr las transformaciones que necesita.
Una transformación que debe ocurrir desde dentro de cada
uno de los miembros de la comunidad educativa porque de lo
contrario no es posible que ningún cambio tenga
éxito.

La transformación ética de una
organización de educación superior solo
estaría realmente en proceso de realización, cuando
tenga seguridad de que
los nuevos valores han sido internalizados individualmente por
cada uno de sus miembros, mediante un comportamiento observable y
comprobable que se haga presente al momento de la toma
decisiones.

La educación en todos los currícula de sus
programas deberían acabar con esa ceguera interna que no
deja ver la propia espiritualidad del hombre. Las decisiones
tanto académicas como administrativas, no
convendrían seguir considerando solo las apariencias y
percepciones externas y materiales, para cumplir con normas
preestablecidas desde las instancias superiores. Sin darle
importancia a la dignidad de la persona humana, a su libertad y a
sus propios valores, a los juicios y opiniones
opuestas.

Con las fortaleza presentadas en esta disertación
sobre la “Ética del Límite y la
Condiciona Humana: adjunción ideal para la toma de
decisiones en la organización”;
se
estaría abriendo una nuevo camino hacia la
transformación y el éxito de la organización
de educación superior, decidiendo desde lo
ético-transformacional. Donde su comunidad universitaria
en constante aprendizaje, sea el dinamismo que caracterice a la
educación como centro de la vida del ser humano,
entregándose y dedicándose desinteresadamente,
permitiendo relaciones entre lo cambiante y lo permanente, y
entre las personas decidiendo desde su propia condición
human limitada y fronteriza.

El subsistema educación superior entonces, la
responsabilidad de fortalecer el crecimiento en valores
trascendentales de respeto a la libertad y la protección
de la vida. Ello solo seria posible, fomentando una
educación individual en contra de la
másificación, la ideologización y la
manipulación del ser humano. Distinguiendo varias fases:
el si mismo, el yo y la persona social. A la acción
educativa le corresponde promover y mostrar posibilidades,
ayudando a descubrir responsabilidades, tareas, servicios y
sobre todo sentido y significado a la actividad, a la toma de
decisiones y a las relaciones humanas; valorando siempre lo
cambiante, lo incierto, lo turbulento y lo imprevisible;
asumiendo como oportunidades el “Resplandor
Ético Transformacional para la Toma de
Decisiones
” aceptando la condición
humana limitada y fronteriza; sintetizada en el constructo
Ética del Límite y
Condición Humana: adjunción ideal para la toma de
decisiones en la
organización.”

 

 

Autora:

Lila de Nazaret Atencio de Pérez

Universidad del Zulia en Venezuela

Partes: 1, 2
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